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29 nov 2023

Desde aquel día. Novela de Graham Swift

16 comentarios:

«¿Y qué son estas cosas: el teatro, la poesía? Ilusiones, juguetes. No hace falta una bomba para destrozarlos. Sólo nos dicen lo que está en nuestro corazón. Sólo son espejos de nuestra alma perdida y deshonrada.»
✔«¡El momento en que comienza la representación! Ese momento mágico en que las luces se apagan y el telón tiembla; cuando lo fingido, lo ficticio, se convierte en lo real, y los espectadores, en sus filas oscuras, se convierten en fantasmas. Ese momento en que las cosas cobran vida.»

novelistas ingleses actuales, Graham Swift
Desde aquel día es una novela densa, intensa, muy incardinada en la cultura inglesa. Graham Swift, su autor, cuenta en ella la peripecia de un hombre de mediana edad (cincuenta y tantos años) que en la primera línea de la novela nos dice que acaba de volver de un intento de suicidio («Éstas -debo advertíroslo- son las palabras de un hombre muerto») Es a raíz de este regreso que nos vamos a ir enterando del universo que habitaba el personaje, Bill Undwin. Es él mismo el encargado de relatarnos en 22 capítulos la peripecia de su vida que le ha llevado a estar a punto de no regresar del otro lado.

En el momento en que se inicia el relato él es un estudioso humanista becado en una universidad inglesa en la que su jefe es un tal Potter al que Bill le ha mostrado unos cuadernos de un tal Matthew Pearson que han llegado hasta sus manos por vía familiar, siguiendo una ruta que en ese instante estamos aún por dilucidar. Luego, algo más tarde, conocemos que iban dentro del legado que su madre Silvia, cuando falleció le hizo llegar.

A partir de aquí, Bill irá mezclando en la novela que está escribiendo -precisamente la que tenemos ante nuestros ojos- estos cuadernos, una especie de Diario, con su peripecia personal: hijo de un militar, que en 1946 se suicidó, y de  Sylvie, una mujer actriz muy disfrutona de la vida, que al año o poco más de enviudar se casa con Sam, casi veinte años más joven que ella, de procedencia norteamericana y relacionado con la novedosa industria del plástico. Las relaciones entre Bill y su padrastro de quien procede su apellido no serán muy buenas y en un encuentro en París éste revelará a Bill el auténtico motivo por el que su padre se pegó un tiro.
«París me inculcó primero la idea de que el más elevado objetivo de la civilización es la perfección de lo inútil: bailarinas, charlas de café, óperas de Puccini, sonetos isabelinos, ropa interior de seda, perfumerie, pâtisserie, arañas, el murmullo mágico del momento en que se apagan las luces en una sala.»
En cuanto a la historia de Matthew Pearce, esta es interesante por demás. Transcurre en el siglo XIX: el personaje es un agrimensor que tuvo mucha importancia en el desarrollo del primero o uno de los primeros ferrocarriles ingleses; es un científico, un racionalista, aficionado a la paleontología. Matthew conocerá a quien será su esposa, Elizabeth, hija de un pastor metodista, de una manera un tanto azarosa. Durante unos años todo les va bien. Pero surgirán disensiones irreconciliables entre ambos hombres -el pastor y Matthew- a raíz de la teoría del Origen de las especies de Charles Darwin. Elizabeth se pondrá de parte del padre y, por ello, Matthew abandonará el hogar. Es importante también la relación entre Matthew y su propio padre, John Pearce, al que cuidará con abnegación al final de sus días, a pesar del mal trato que éste, alcohólico, le da.

En la historia principal Bill es hijo de George Rawlinson: A raíz de esto en la novela se nos cuenta el origen de dicho apellido que se remonta nada menos que a Walter Raleigh, aventurero histórico que combatió a los españoles, que hizo dinero en América y que al final de sus días se dedicó a la poesía. Se mezcla con todo lo dicho hasta aquí la figura de Hamlet de Shakespeare y de los personajes de esta tragedia, utilizados por el autor como referentes de los comportamientos de no pocos actuantes de la novela. Esto último, unido a los paralelismos entre las distantes historias de Matthew y Bill, contribuye no poco a componer una historia complicada y confusa en ocasiones. La complicación viene dada especialmente por la caída del texto durante varias páginas en reflexiones filosóficas y teológicas muy acordes con el pensamiento del siglo XIX. Concretamente a mí me ha llevado la lectura de esta parte de Desde aquel día  a recordar con frecuencia el pensamiento naturalista y trascendentalista  propio del escritor, filósofo y poeta norteamericano del XIX Ralph Waldo Emerson que tuve ocasión de conocer leyendo su obra titulada "Naturaleza". Esta lectura volví a recrearla en mi memoria cuando poco después leí la novela de Luis Landero, "El huerto de Emerson". [pinchando en cada uno de estos dos títulos se puede acceder a la reseña que en su día hice en el blog].

Desde aquel día, Últimos tragos, Last orders
Hay contenida en esta novela, la primera que he leído de este escritor inglés, Graham Swift, al que no tenía el gusto de conocer, mucha literatura. A la anterior referencia a Emerson, que acabo de señalar, se unen otras muchas referencias, evocaciones y/o intertextos literarios. El principal sin duda alguna es el de la tragedia de Shakespeare, Hamlet. Contribuye esta tragedia a la belleza, que sin duda existe en esta historia magníficamente contada, con metáforas alusivas a Hamlet en un claro paralelismo de la vida de Bill con la obra: él, Bill, sería Hamlet; su padre muerto, George Rawlinson, el espíritu de Hamlet; Sam, Polonio, asesino del padre; Sylvia, la reina que se casa con el asesino; Ruth, esposa de Bill, sería Ofelia; y las aguas en las que ésta perece las transforma en las cuartillas y papeles que Bill Undwin está escribiendo (¡¡este libro!!) y en los papeles de Pearce. Complicado, sin duda, pero cuando se logra desentrañar, el disfrute del lector y su valoración del mérito del novelista crecen exponencialmente.

Pero Graham Swift no queda satisfecho del todo con estas analogías y paralelismos literarios. Hay más. Así por ejemplo la pareja de enamorados, Bill y Ruth, los compara con Dido y Eneas, y ya más metido en el ámbito cultural anglo con los personajes Jill y Jack del cuento infantil de la norteamericana Louisa May Alcott. Dentro de estas referencias intertextuales no puedo dejar sin citar la que en mí se ha producido al leer la afición paleontológica de Mattew Pearce y la búsqueda de fósiles que realiza en las playas de Lyme Regis. Durante esta búsqueda se alude al ictiosaurio que allí mismo descubriera la paleontóloga Mary Anning. Hace como dos años que yo había tenido oportunidad de leer la novela histórica de Tracy Chevalier titulada Las huellas de la vida en la que se muestra la amistad profesional y posible relación afectivo amorosa entre las paleontólogas Mary Anning y Elizabeth Philpot durante los años veinte del siglo XIX en las playas de Lyme Regis. La intertextualidad en mi cabeza volvía a restallar con gran regocijo por mi parte. 

Es precisamente la paleontología el motivo que el autor  utiliza para que el narrador pase a contar la historia del agrimensor inglés. Estando Bill embebido en la lectura de los papeles de Pearce, no acude en auxilio de Katherine, esposa de Michael Potter, su profesor jefe, cuando ésta se quiebra el tobillo buscando fósiles en la playa de Lyme Regis. Este nodo en ambas historias principales le sirve al narrador para, de modo muy propio del Cine, pasar a contar la historia sobre Matthew Pearce (1819-1869). El eslabón que Graham Swift utiliza para hacerlo es, además del de la mujer en la playa, el del hallazgo del ictiosaurio por el propio Pearce. La presentación que hace de este personaje mediante una descripción dinámica es cinematográfica por demás. La noche de juerga que vive Matthew junto a su joven compañero de viaje, poco antes de embarcar rumbo a América, y su reflexión, borracho, frente a la ventana del cuarto que ocupa en su posada es muy shakespeariano: "No somos quienes creemos ser, sólo somos personajes en una eterna y amoral mascarada..."
  
Desde aquel día comienza con una muerte fallida, con un regreso de ella tras haberla tocado levemente. En el interior de la narración la muerte abunda: el suicidio paterno y el de Ruth, la esposa de Bill a la que él tanto quería; la muerte natural de Silvia, la madre a la que Bill ama quizás de una manera algo exagerada; la muy posible muerte de Matthew Pearce; la del padre de éste, John Pearce; y en la vida representada en la tragedia de Shakespeare: Hamlet y Ofelia;  etc. 

Sir Walter Raleigh, piratas ingleses contra España
Tras su suicidio fallido, Bill ha sentido el deseo inmenso de escribir. ¿Busca la inmortalidad? No, él dice que ya estuvo allí y que ha regresado. Como Matthew con Darwin, él a través de su muerte no lograda ha vivido una revelación, ha visto que las personas, los seres vivos, se convierten en cosas. Pero no al revés. ¿O, quizás, sí? Sí así fuera puede ser que Ruth aún esté actuando y no haya muerto, que pueda volver.  Hay mucho azar en la vida. Somos una cosa u otra por mor del azar: Cómo Shakespeare llegó a ser poeta y no se convirtió  en otra cosa, en pastor de ovejas, por ejemplo;  cómo Darwin dejó la poesía y gracias a eso estudió y estableció su teoría sobre la evolución de las especies; y también cómo sir Walter Raleigh escribió tras una vida de aventura. Quizás todos buscaban la posteridad, la inmortalidad, vivir más allá de la muerte, trascender la finitud de la vida.  Y para llegar a ello, para lograr al menos acercarse un mínimo a esta inmortalidad, a esta trascendencia, sólo queda la poesía, la literatura, el arte teatral, pues sólo él es capaz de convertir cosas en personas y corregir el destino vital que conduce inexorablemente a convertir las personas en cosas.
«Amor romántico. Amor romántico. El primer beso nervioso en una noche húmeda, dentro de un taxi, a la Chica Número Tres. El último, al romper el alba, a la Reina de Egipto. "Ahora presume, muerte, tienes en tu poder una chica sin par".»
Formalmente Graham Swift se esmera en esta novela: Hace uso del paréntesis, las anticipaciones y otros artificios estilísticos; mezcla el francés con el inglés en un afán de mostrar elegancia, cultura, ternura, suavidad, delicadeza («Fausse naïveté»); se sirve de la letra cursiva para destacar algunas palabras especialmente relevantes en la narración: El, impidiera, sustitutas... Muy hermosa me ha parecido la manera que tiene de presentar la narración con cambio en la persona del narrador del 'yo' habitual al 'tú' y al 'él'. Y naturalmente, -ya lo he dicho anteriormente-, me ha encantado ese llevar la literatura de la mano que el escritor a lo largo de toda la narración practica.

En definitiva, Desde aquel día es una novela que me ha satisfecho, que me ha gustado y que, sí, también he de decirlo, me ha supuesto esfuerzo en algún momento. Quizás sea por ello una novela que en mi opinión pretende mucho más de lo que alcanza y que en ocasiones se pierde en meandros de confusas reflexiones cuando al final vemos que la historia bien podría reducirse a una serie de duelos por la muerte de seres queridos, de personas amadas, y al deseo de trascender la finitud de la vida. 

21 nov 2023

Ágota Kristóf: CLAUS y LUCAS

17 comentarios:

Leí esta novela hace ya bastantes años He vuelto a ella en varias ocasiones a causa de otras lecturas de la autora que he realizado. Así ocurrió en 2017 cuando leí su novela "La analfabeta" del año 2004 y también al leer en 2019 "Ayer", novela más autobiográfica aún que la anterior, que la escritora húngara había publicado en 2009. Cuando Agota Kristof murió en 2011 muchas de sus obras fueron editadas en nuestro país y en otros europeos en los que la escritora no era muy conocida hasta ese momento 

Agota Kristof
La autora denomina a esta obra “La trilogía”. Se trata de tres novelas que, aunque se pueden leer independientemente, cobran una significación total al realizarse de modo sucesivo. Las novelas llevan por título respectivamente: El gran cuaderno (1986), La prueba (1988) y La tercera mentira (1992), en total 444 páginas.

Tema: Necesidad de la imaginación para sobrellevar la vida. O  la necesidad de la cultura como refugio de la brutalidad de la existencia. También podría considerarse si no como tema, sí como importante subtema, el de la gestación de una narración. Otra posible formulación del tema podría ser: la verdad en el arte.

 Resumen: Durante la II guerra mundial un niño –o dos- son llevados por su madre a una localidad donde los cuidará su ‘abuela’. Estos dos seres son duramente recibidos y habrán de endurecerse ellos mismos si desean sobrevivir. Así crecerán, haciendo ejercicios que rozan el masoquismo: ejercicios de silencio, de golpearse sin gemir, etc. Esto les hará fuertes pero insensibles, aparentemente, al sufrimiento ajeno. Se convertirán en seres sin sentimientos, sin sentido de culpa, amorales…, pero al tiempo bondadosos y colaboradores con los demás aunque esa colaboración choque con los más elementales principios de la ética humana o de la moral natural. Todo lo que viven lo vierten en redacciones llenando cuadernos y cuadernos. Y todas estas redacciones son desnudas y frías, y están redactadas en presente de indicativo.

Estos dos seres se separarán cuando al finalizar la guerra y quedar su país ocupado por un ejército extranjero, su localidad, fronteriza con un país libre, sea utilizada por uno de los dos para escapar del país mientras que el otro quedará en el interior esperando su vuelta. Esta espera constituye el segundo libro, La prueba. Está protagonizado por Lucas. Es destacable que este libro esté narrado en 3ª persona, mientras que el primero y el tercero lo están en 1ª y narrados ambos por Claus. Bueno, en la 2ª parte del 3º vuelve a un narrador externo y objetivo.

Es precisamente en el tercer libro, La tercera mentira, sobre todo en su 2º parte, donde se desvelan todos los enigmas que a lo largo de la obra se nos han ido presentando. Así conoceremos que Klaus será separado de su familia a los cuatro años y que pasará 5 años en un hospital con un hermano ¿inventado?; que al acabar la guerra irá a vivir con su madre pese al lamento de Sarah y Antonia; y que logrará escapar del país pasando a uno libre en el que le será asignado un tutor de nombre Peter N, el cual  está casado con una tal Clara. Estos nombres, pero transmutados en otra especie de seres son los que han ido apareciendo en los otros dos relatos-

Personajes: Los dos hermanos Claus y Lucas, Cara de Liebre, el Cura, el Asistente del Oficial, el Oficial, la Sirvienta, la Madre. Estos personajes son los más importantes en la primera novela. En la segunda, cuando Lucas tiene 20 años aparecen además de Lucas, Yasmine y su hijo Mathi, Clara (la bibliotecaria), el oficial de policía política Peter, Victor (el librero),  Thomas (el hombre enamorado de Clara).

Y en la tercera novela los ya citados.

 

Asuntos importantes tratados en la novela

Como ya he dicho el de la creación literaria me parece muy interesante. Y hay alusiones a él por todas partes. Así en la primera novela se lee:

«Importa poco si es cierto o falso. Lo esencial es la calumnia. A la gente le encanta el escándalo» que si bien está referido al asunto entre Cara de Liebre y el señor cura es de aplicación a la traslación literaria.

En la pág. 257 se lee: «Corrijo mucho, elimino, suprimo todo aquello que no es imprescindible». Y en 231 Lucas le dice a Peter: «Elimino muchas cosas, sólo conservo lo estrictamente necesario».

En otro momento podemos leer la razón terapéutica de la escritura: «Cuando tengas demasiado dolor, demasiado pesar, y si no quieres contárselo a nadie, escríbelo».

Y en 317: «Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida»

 

✔ Temática existencial: Hay frases por doquier donde queda reflejado el sentido de la existencia; quizás para mí la más fuerte e impactante sea una que aparece casi al final del relato

«La vida es de una futilidad total, que no tiene sentido, es una aberración, sufrimiento infinito, invento de un No-Dios cuya maldad rebasa la comprensión».(pág.  439)

Aunque ya antes, bastante antes en el relato, cuando Cara de Liebre aparece muerta, follada hasta la muerte por los soldados, leemos: «Y la muerte no viene. Cuando la llamas, nunca viene».

De hecho la Muerte es una constante en la novela. Hay momentos sublimes como la descripción de la madre muerta que se hace en la pág. 130. El niño Mathi que es muy intuitivo simbolizará en el árbol muerto del jardín a Yasmine, su madre, muerta.

 

✔ El Amor: En una obra tan dura, tan cargada de maldad, hay sin embargo momentos de gran entrega amorosa en todos los sentidos. Así el cuidado que Lucas pone en que al señor cura no le falte de nada; o el amor del niño Mathi hacia Lucas que hará que se suicide cuando observa que éste mira al hermano de Agnés que está enamorada de él. La relación con Peter y con Víctor. Y en la pág. 233 hay un diálogo entre Peter y Lucas en el que el primero le pregunta a Lucas si quiere a Clara, y éste responde: «No sé lo que significa esa palabra. Nadie lo sabe. Yo no me haría ese tipo de preguntas». Esta frase esconde toda la profundidad de la existencia humana.

Para finalizar este apartado sobre el amor no puedo dejar sin citar una frase muy hermosa y muy significativa cuando se habla sobre la muerte de Clara: «Clara estaba enferma de Thomas […] habrá muerto de Thomas».

 

✔ El sexo. Vivido sin ninguna sensación de culpabilidad y en completa libertad y liberalidad.

 

Ágota Kristóf, La analfabeta, Claus y Lucas
✔ El mundo de la política: He aquí otro asunto de vital importancia en esta obra. Los personajes son seres que sufren por lo que ellos no han elegido: las fronteras de su país se mueven, los ejércitos de uno y otro bando pasan por su territorio, se les impone el no poder salir de sus fronteras, son ocupados por un ejército invasor, etc.

El país en el que está sucediendo esto debe ser Hungría de donde es la novelista. Y el relato es, según confesión de la autora, un ajuste de cuentas con este país de donde ella salió en 1956 cuando fue invadido por los soviéticos…

Es fantástica la manera como el contexto, que impregna todo el relato y es el condicionante de muchos comportamientos, sin embargo, es tratado de manera algo tangencial pues siempre por encima de él está la vida de la gente. Esto creo que también es debido al estilo teatral de la novela.

 

✔ Intertextualidad. Durante su lectura me han sobrevenido otras lecturas a mi cabeza: percibo el tono de Kafka cuando Lucas llega por vez primera a la ciudad denominada K y su hermano le dice no reconocerle ni recordar nada de lo que le dice y le sugiere que se confunde con él

«He venido a por ti.

Ya sabes que no soy más que un sueño»

 Y me ha sonado bastante al Sandor Marai de “El último encuentro” cuando Klaus está esperando la llegada de Lucas a su casa tras 50 años de separación.

 

✔ El humor. A veces hay humor, ciertamente humor negro, como cuando Lucas engaña a los niños del hospital leyéndoles una cartas que según él estaban llenas de maldades por parte de sus padres, familiares y amigos.

 

 

La ESTRUCTURA y el ESTILO

Las dos primeras novelas tienen una estructura lineal. Y en la tercera, sobre todo en la 1ª parte, se da una estructura en contrapunto al presentar dos momentos vitales del personaje: la de sus 15 años en el extranjero, y la de sus 50 años en su país.

En cuanto al estilo, éste es seco y desnudoVa a la cocina, prepara el fuego, pone a hervir el pollo con las verduras. Prepara la mesa y abre la botella de vino.»]. Es “impresionista” en la presentación de los personajes que nunca llegamos a conocer del todo y que en todo caso los conocemos por lo que hacen y no por lo que pueda decir el narrador, un narrador prácticamente desaparecido. Es más, cuando creemos ya tenerlos controlados, Agota Kristof da un “tour de force” y cambia nuestros postulados sumergiéndonos en la inquietud de la duda, en el no saber a qué atenernos.

Esta ausencia del narrador es muy interesante y confiere al relato un aspecto  muy teatral. Ella misma habla de que está muy influida por el teatro en su escritura. Es interesante relacionar este tipo de escritura con el que hiciera Unamuno en sus novelas nivolas. (y al respecto he encontrado en la Red una comunicación de don Miguel con un poeta húngaro)

Es una novela claramente impresionista por lo ya dicho de los personajes y por el simbolismo que aparece en algunos personajes como en el insomne Michael y su historia o en los mismos Klaus y Lucas.

Me han interesado mucho las elipsis o los resúmenes como el “post-scriptum” de la 2ª novela en el que clarifica la redacción de esta parte o el final de la 3ª novela en el que ata todos los cabos sueltos que quedaban, pero que al tiempo nos confunden por perturbar la intelección de la novela en general.

 

è En general he de decir que me ha parecido una muy buena novela, pero también de cierta dificultad. Tiene muchos lados, muchos aspectos, muchos elementos dignos de ser comentados.

__________________

Nota a esta reseña.

El núcleo central del texto escrito en esta reseña procede del resumen y comentario que para mi propio interés profesional realicé al finalizar la lectura de la novela. Al volver ahora a él he considerado interesante publicarlo. Para ello he procurado hacerlo digerible y cómodo de leer, pero no sé si lo habré conseguido. Perdón si así ha sido


Otras novelas de Ágota Kristóf reseñadas en este blog:



































14 nov 2023

Máximo Huerta. Premio Primavera de novela 2014. "La noche soñada"

13 comentarios:
«Cuando uno tiene doce años y se llama Justo, se siente obligado a subirse a las copas de los árboles, a caminar saltando piedras, a correr en la bici sin manos, a meterse al fondo en el mar, donde cubre, con ganas de nadar hasta el horizonte; cuando uno tiene doce años y se llama Justo, hay que obligarse a ser feliz porque es lo único que nos diferencia de los adultos en ese momento: que ellos ya tienen la sonrisa aprendida para las fotos.»

Máximo Huerta, escritores valencianos
Sinopsis
(proporcionada por editorial Planeta) 
En la víspera de San Juan de 1980, los habitantes de Calabella, en la Costa Brava, esperan a la mítica Ava Gardner, que va a inaugurar el cine de verano del pueblo. Todo el mundo está pendiente de la actriz, salvo Justo, el benjamín de la peculiar familia Brightman. En el día más mágico del año, el muchacho ha decidido que, en vez de pedir un deseo, va a hacer todo lo que esté en su mano por cambiar el destino de los suyos.La noche soñada es una historia sobre la búsqueda de la felicidad. De la mano de Máxim Huerta, el lector descubrirá que el viaje más arriesgado es el que se emprende hacia el amor, tantas veces doloroso e imposible, pero con el que nunca deberíamos dejar de soñar.

El escritor
Máximo Huerta (Utiel, Valencia, 26 de enero de 1971) es un novelista que ya antes de publicar su primera obra era muy conocido por el gran público. Él había sido desde 1999, y sigue siéndolo a día de hoy, colaborador, presentador, participante y/o invitado de diversos programas televisivos: informativos, magazines, e incluso series televisivas. Su primera novela, Que sea la última vez, vio la luz el año 2009 y a su difusión contribuyó, como es evidente, ser el novelista ya muy conocido por el público. 
 
El anterior dato biográfico hizo que hasta hoy mismo yo hubiera evitado su obra narrativa. Me ocurre con mucha frecuencia que evito los libros de personas tan mediáticas como el autor. A este alejamiento personal de sus libros vino a sumarse su fugaz paso -sólo siete días- por el Ministerio de Cultura el año 2018. Nombrado Ministro de Cultura el seis de junio de 2018, presentó la dimisión siete días después al salir a la luz unas deudas tributarias con Hacienda que había intentado esconder mediante procedimientos de ingeniería financiera. Total que hasta este momento, año 2023, nada había leído de este valenciano con el que, tras varias manifestaciones suyas que me han resultado divertidas, sinceras y ocurrentes, y en especial la apertura de una librería en la localidad valenciana de Buñol, aún no me había personalmente reconciliado (ja, ja).

Mi comentario
La noche soñada,  Premio Primavera de Novela en 2014, es lo primero que leo del autor. Y he de decir que no he salido mal parado. Sin ser una enorme novela, sí que me parece que el escritor utiliza la lengua con soltura y se mueve por la narrativa con agilidad. Se le lee con mucha facilidad. ¿Es una maravilla? Pues no me lo ha parecido. Pero sí que es una obra digna que sin duda merece, a falta de conocer las otras novelas a las que desbancó, que le dieran ese Premio.
 
Es una novela sobre el amor, sobre el desamor, el paso de la niñez a la adolescencia, la búsqueda del verdadero amor, la vejez, el maltrato, el alzhéimer, las ilusiones... Creo que, quizás, sean demasiados los palos que el autor toca en esta novela de 350 páginas. Este es uno de los peros que le pongo.

Máximo Huerta escribe bien, eso es evidente. Pero en mi opinión se reitera demasiado, es algo repetitivo. Presenta a un niño de doce años que a punto de ingresar en la adolescencia decide crecer, dejar atrás su complejo de Peter Pan, ayudar a su madre que es el ser al que más quiere. Diríase que más que complejo de Peter Pan, Justo, que así se llama el protagonista de esta narración, padece un edipazo terrible, complejo que su actuación ya de adulto me viene a confirmar.

Los personajes esenciales son el niño Justo (se juega con el significado del sustantivo común 'justo') y Teodora, su madre, que de manera algo ñoña, todo hay que decirlo, deja notas escritas a su hijo único para que las lea al levantarse a la mañana siguiente. Estas notas las firma en un alarde de ingenio (¡valga la ironía!) descomponiendo su nombre en un «Te adora». No sé, esta acción como que no la veo, vamos que no me parece dentro de la verosimilitud que exige un relato, especialmente por su excesiva reiteración. Este es otro de los peros que pongo a la novela.
 
La trama gira en torno a una fecha, la noche de San Juan de 1980. Desde el principio el narrador, que es el mismo Justo, anuncia que esa noche pensaba llevar a cabo su plan. El autor juega con el lector dilatando el momento de desvelar ese plan. En el ínterin se nos cuenta la vida de la familia de la que Justo forma parte: su padre irlandés, Thomas, que se asentó en Tossa del Mar al conocer y casarse con Teodora; su hermana Liz, la hija que Thomas aportó al matrimonio con Teodora. 

Teodora es el personaje más importante de la novela. Sobre ella gira todo el relato: tiene ocho hermanas a cual más variopinta (Isolina, Filomena, Ciriaca, Iluminada, Maravillas, Esperanza, Honorina, María Montaña y Visitación), es hija de un fotógrafo quien, a pesar de no haberlo conocido personalmente, marcará el futuro de Justo, fotógrafo afamado de una revista de viajes. También en el entorno de Teodora están Francesco y Sofía, hija de éste; ambos son italianos y serán esenciales en la evolución de Justo y de Teodora.

La novela se desarrolla en contrapunto temporal: Justo a los doce años en Tossa del Mar y Justo treinta años después especialmente en Roma a donde acude para saludar y felicitar en el cumpleaños a su madre, mujer ya de setenta y cinco años con la salud algo quebrada. No cabe decir mucho más para no destrozar el disfrute de la lectura. Sí que me gustaría destacar el papel cuasi de personaje que el autor concede a la ciudad italiana y en algún momento de la narración cómo no sólo los lleva a la par sino que hace que en la mente del personaje confluyan los dos momentos temporales (treinta años los separan) con sus respectivas localizaciones espaciales (Roma y Tossa del Mar): 
«Se abrió la puerta de la iglesia y vi cómo se cerraba la del bar del pueblo, la cruz a mi izquierda, el grifo de cerveza a mi derecha, el cartel de horarios de misas a un lado, los precios de las tapas y bocadillos al otro, la barra del bar con las vitrinas empañadas, el altar cubierto con el mantel de puntillas, la mujer que agarraba el rosario, la vecina que apretaba el monedero con las fotos de sus hijos, el olor a velas, el humo de los puros caliqueños, los bancos de madera, las sillas de aluminio y escay... Todo emergía a la vez, mezclado y ordenado en un caos de recuerdos infantiles.»
En el relato la música tiene también su papel. Al dar cabida a Italia y a dos personajes de esa nacionalidad, Francesco y Sofía, las óperas italianas, en especial Fedora de Umberto Giordano y La forza del destino de Verdi, ocupan un espacio grande. Personajes y asuntos de ambas óperas son utilizados como referentes para algunas de las metáforas utilizadas. Así Teodora es para Francesco Fedora Romazov, la viuda rica del libreto; y para Teodora, Francesco se convierte en el Conde Loris, el acaudalado terrateniente que la pretende:
✔«—Me llamo Teodora.
     —Da igual, mi querida vecina, desde hoy la llamaré Fedora. La princesa      Fedora Romazov.»
✔«Francesco había encontrado a su Fedora y mamá a su conde Loris, su Caruso.», dice el propio Justo, el narrador.
  Al estar relacionado el personaje de Francesco con el mundo de la música, su gran deseo es que su hija Sofía amase la gran música por encima de todo. Precisamente el autor utiliza diferentes tipos de música  para señalar la distancia generacional entre padres e hijos. Lo vemos cuando Francesco en conversación con Justo, que le ha preguntado por Sofía y la música, le dice:
«Yo insistiendo en Chopin, en Beethoven, en Vivaldi... en todos los maestros y ella escuchando a escondidas a Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan.... Jazz, Sofia es jazz.»

Máximo Huerta, La noche soñada
No puedo dejar sin destacar el color mediterráneo, ese azul impresionante, en que está envuelta la trama de la novela. La vida del niño a punto de pasar esa noche del 24 de junio a adolescente, a punto de dar ese paso de gigante, se desarrolla en Tossa del Mar donde la luz del sol y el azul del mar dan a la vida una tonalidad, una alegría y una vitalidad inusitadas. Según leía La noche soñada venían a mi memoria escenas de la serie Los Durrell que no hace mucho tuve oportunidad de ver por televisión. Es verdad que la adaptación de la "Trilogía de Corfú", las divertidas memorias del naturalista y zoólogo Gerald Durrell, donde narra sus años de infancia en el Mediterráneo junto a su peculiar familia tienen lugar en Grecia, pero no lo es menos que Máximo Huerta parece querer colorear su historia de niño con esos tonos y ese ambiente familiar a veces tan divertido:

✔«—¡Pero Teodora, si has pintado las macetas de color azul, qué preciosidad!
—Sí, entre Justo y yo. Y cuando acabemos con todas vamos a pintar las jambas de las puertas también de azul, como si fuera Grecia.
»

✔«Yo cogí mi bolsa de dulces y corrí con la bicicleta a toda pastilla por la calle Mayor hasta la salida de la gasolinera. Sin parar. Mi pueblo, a veces se me olvidaba, me parecía el pueblo más bonito de toda la Costa Brava. El mar era un azul turquesa resplandeciente y jugaba con las rocas y riscos creando pequeñas playas, mínimas, a veces de arena, otras de piedras, de difícil acceso, en las que uno imaginaba que aquellos veleros de señores ricos que extendían sus toallas en la cubierta eran barcos piratas que nos conquistaban. La costa hasta mi casa era rocosa y formaba muchos acantilados, algunos hasta más altos que el mío, pero en ninguno habitaba Sofia.»

En definitiva, puedo afirmar que este encuentro con Máximo Huerta a través de La noche soñada no me ha desagradado. Tampoco es que haya quedado henchido de placer; quiero decir que sí, que volveré al escritor, pero lo dejaré reposar, no salgo ahora mismo corriendo a por sus últimas novelas, que, por cierto son las siguientes:

  • Con el amor bastaba (2020)
  • Adiós, pequeño (2022), Premio Fernando Lara.



9 nov 2023

"La historia que había que contar" por Francisco Coronel

7 comentarios:

«Entre Carol y Javier, el médico del 600 y primera cita de Mia, surge una atracción que acaba en una primera salida a cenar. ¡Que casualidad! Carol pide a Mia que la acompañe en su primera salida llevando un amigo para ella. Esta vez, el idioma dio menos problemas y el nuevo acompañante, Fernando, se defendía mejor en ingles y Mia en español.» (Pág. 120)

El blog de Juan Carlos, Hungría, Francisco Coronel
Tras leer La historia que había que contar no he podido menos que recordar alguna de las veladas pasadas en compañía de Francisco Coronel, buen amigo, a quien conocí a raíz de las reseñas que hice a los dos libros que anteceden a éste, que acaba de publicar. En esas amenas reuniones, Francisco con su natural gracejo y desparpajo desgranaba anécdotas de todo tipo vividas por él y/o allegados a lo largo de los años. Se colaban entre ellas algunas situadas en Hungría, la patria de Ami, su mujer. Me interesó sobre manera lo que relató sobre la invasión de Hungría por los tanques soviéticos en 1956, las penalidades que muchos húngaros, unos más y otros menos, sufrieron para escapar del país y las vicisitudes que una vez fuera hubieron de afrontar para salir a flote. «Ahí hay, Francisco, una auténtica novela, que debías de escribir», recuerdo que le dije. Y parece que mi sugerencia dio sus frutos.

¿Qué historia es ésta que, según reza el título del libro, Francisco Coronel dice que tenía necesidad de contar? Ato cabos y entiendo que para él era imperioso dar forma, conformar en una unidad clara y con sentido toda una serie de hechos más o menos curiosos y peculiares conocidos en sus visitas a Hungría, país al que está muy unido entre otros motivos porque su mujer es aquincense, o sea, nacida en Budapest. Son las múltiples amistades húngaras que a lo largo de su vida ha cosechado las que, unas por aquí, otras por allí, le han ido contando historias, aconteceres, sucedidos, que desde luego, como se ve por esta publicación, no han caído en saco roto. Para Coronel resultaba imperioso, pues, tras haber escrito un libro sobre sus experiencias médicas (Las experiencias de un médico para todo) y otro sobre sus pinitos musicales (Medicina & Rock 'n Roll), contar en forma de novela todo lo que sobre Hungría bullía en su memoria.

Círculo Rojo, la editorial en la que el autor ha publicado esta historia húngara, resume el contenido del libro en estos términos:
La historia que había que contar es una novela basada en hechos reales, sobre una familia húngara residente en Budapest en los tiempos del dominio soviético y la revuelta de 1956, con la entrada masiva de los tanques rusos. Se trata de una familia noble con una posición de alto nivel, con el cabeza de familia como Director General de Bosques y Minería del país, a pesar de sus ideas anticomunistas. Interviene en la revolución del 56 y es detenido y enviado a Siberia. Su mujer y su hija tratan de salir de Hungría a través de Austria y, cuando él escapa del tren donde le llevan a Siberia y vuelve a Budapest, los tres miembros de la familia lo vuelven a intentar, logrando salir del país. Lo hacen emigrando a Estados Unidos, transportados por el mismísimo vicepresidente Richard Nixon en su avión. Viven en USA varios años con múltiples peripecias, acabando la hija estudiando en España y visitando, ya como mujer, la todavía Hungría comunista. Sus padres regresan a Budapest tras la caída del muro de Berlín y la vuelta de Hungría a la democracia. Es una novela con importantes referencias históricas y cargada de valores humanos, que será muy entretenida para el posible lector.

A esta sinopsis yo añadiría -y así lo señalo en el prólogo que he tenido el gusto de escribir a la novela-  que La historia que había que contar es también en cierta manera un anecdotario. Con acierto Francisco Coronel ha sabido entreverar, atribuyéndoselas a los seres de ficción salidos de su pluma, algunas de esas historietas y anécdotas que a lo largo de su vida le han contado o ha conocido y vivido personalmente. Del universo de personajes son la hija de los Bartok y sus padres, Pal y Mária, sobre quienes recae el peso de la narración; y de los tres es Mia la que protagoniza en mayor número las principales y curiosas vicisitudes. 

Aunque en los primeros capítulos, como es lógico, la obra se centra en el papel del cabeza de familia en Budapest, sus problemas allí y cómo logra resolverlos, en los 15 últimos (el libro distribuye su contenido en 29) es la hija de Pal y de Mária, es decir, Babszi, Mia o Mária Tereza, que de las tres maneras es denominada, sobre quien, como digo, pivota la narración: la niña Babszi de 11 años de edad y su vida escolar en Omaha apenas llegados a los Estados Unidos; la vida universitaria de la joven; su estancia primera en España como estudiante; su trabajo como educadora de adolescentes difíciles en Omaha; de nuevo en España; una visita de Mia a Budapest en 1968; el noviazgo de ella con un chico médico; etc. 

La historia que había que contar, Juan Carlos Galán, El blog de Juan Carlos
¿Podría decirse que esta novela es fundamentalmente una colección de anécdotas? Decididamente, no. La novela es mucho más que eso, pues además de narrar curiosidades y sucedidos a unos y otros protagonistas del relato, la narración contiene información fidedigna sobre la historia reciente de Europa, desde la derrota de las potencias del Eje en 1945 hasta hoy mismo, pasando por la caída de la URSS en 1989, que cambió el mundo. Asimismo, la novela de Francisco Coronel no esquiva la critica social y política. Ésta es clara en el caso del sistema comunista en Hungría y la URSS, pero también se evidencia en el caso americano respecto al racismo allí existente, especialmente durante las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado. También la hay referida a España, aunque en tono menos áspero, más amable, pero no por ello menos firme. Me refiero, por ejemplo, a la censura moral y de costumbres practicada en nuestro país en los 60 y sufrida por el personaje de Mia cuando al poco de llegar a España, en una playa alicantina una pareja de guardias civiles las obligaron, a ella y a su amiga Carol, a cubrirse el cuerpo dado que el bikini parecíales a los agentes demasiado atrevido.

En definitiva, esta obra confirma a Francisco Coronel como lo que literariamente es: un buen, animado y entretenido relator. Si en sus dos libros anteriores centraba la narración en curiosidades, anécdotas o episodios protagonizados por sí mismo o por personas de su entorno, bien en el ejercicio de su profesión médica, bien en la práctica de su hobby musical, en esta su tercera publicación da el salto de las meras historietas, de las sencillas anécdotas, a una narración más cumplida, a una auténtica historia novelesca. No otra cosa es La historia que había que contar.
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AVISO:
El próximo día 30 de noviembre La historia que había que contar será presentada por su autor, Francisco Coronel, en la Biblioteca Leon Tolstoi de Las Rozas a las 19:00 horas. Acompañará al autor en dicho acto quien esto escribe, Juan Carlos Galán, prologuista de la novela.
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Del autor y en este mismo blog:




"Las experiencias de un médico para todo"






elblogdejcgc, El blog de Juan Carlos


 
"Medicina & Rock 'n Roll"                      

                









6 nov 2023

Películas vistas en lo que va de 2023 (A pares XL, 2ª 1/2)

14 comentarios:
Como lo prometido es deuda y al final de la primera entrega de este A pares XL comprometí la entrega de la segunda, aquí la coloco. A ultimísima hora incorporo una película que ayer mismo tuve oportunidad de ver en una sala madrileña. Quizás esta intromisión, afortunada pero intromisión, haya desbaratado la condición de número par de este A pares, pero creo que vale la pena. Sea como fuere, de número par o impar, deseo que esta entrada peliculera sea de vuestro agrado.


Collage creado con los carteles anunciadores de las películas citadas en esta entrada 

Por, más o menos, su debido orden, las películas que he visto son las siguientes:

Mi vida con Amanda de Mikhaël Hers, que he visto en Filmin, es una película del año 2018 que me gustó mucho. En ella, un joven despreocupado de 20 años (Vincent Lacoste), se ve de pronto abocado a máximas responsabilidades de hombre adulto al tener que hacerse cargo de Amanda (Isaure Multrier), su sobrina de siete años, huérfana por la repentina muerte de su madre. Película emotiva, sensible, delicada, afectiva. Se ve muy bien. 
 
La ballena de Darren Aronofsky (M+). Llegué a esta película gracias al Oscar que su actor protagonista, Brendan Fraser, merecidamente obtuvo en la última edición de los mismos. Venía además avalada por un montón de nominaciones a grandes premios más (los Bafta, el Festival de Venecia, los Globos de Oro...). En ella un profesor que imparte, de modo online, clases de inglés y que padece de obesidad mórbida se lanza de manera suicida y decidida a su autodestrucción. Hay momentos en el film en que la historia decae algo al entrar en situaciones no muy verosímiles, pero en general el nivel se mantiene alto y la historia es interesante.

Siete mesas de billar francés de Gracia Querejeta es una película de 2007 que ganó dos Goya en la edición de ese año. La he visto en Movistar+ que en la época de los Premios Goya abre una sección en su plataforma de distintas pelis que en ediciones anteriores triunfaron en los mismos. Destacan en esta película las actrices Maribel Verdú y Amparo Baró cuyos trabajos se premio con un Goya, respectivamente. Historia creíble, realista, familiar, verosímil, muy bien conducida por la directora.

El triángulo de la tristeza de Ruben Östlund (M+) es una película sueca que me sorprendió. Muchas nominaciones y algunos premios obtenidos en los años 2022 y 2023. La verdad es que la peli se lo merece. El capitán del yate de lujo donde homenajean con un crucero a los triunfadores (modelos e influencers) del mundo de la moda se niega a participar en este culto al dinero. De esto va la historia. Y resulta entretenida, la verdad sea dicha.

El suplente de Diego Lerman (Netflix) va de enseñanza. Como casi siempre el profe (muchas  veces es la profe; esta vez aquí, no) lo es de literatura. Y como casi siempre en películas que tocan el mundo de los liceos, colegios o institutos de marginación social (drogas, racismo, maltrato...). Y así es también aquí. Es una película que entretiene, pero que cuando escribo estas notas he tenido que ir a internet para recordarla porque se olvida con facilidad. Todo lo contrario que la que la sigue en esta recopilación.

Oppenheimer de Christopher Nolan es de las pocas que he visto, ¡y disfrutado muchísimo!, en Sala. Me echaba para atrás su largo metraje, esas tres horas me parecían de entrada interminables. Sin embargo en la oscuridad de la sala, envuelto en el magnífico sonido que me rodeaba por todas partes, y con esas imágenes en color o en blanco y negro cuando entraba el film en apartados más históricos y de corte documental sobre el caso, todo eso me encantó e hizo que al acabar dijese para mí que tampoco había sido tan extensa. Muy buena película, con una magnífica actuación de los intérpretes que consiguen que una historia que en principio pudiera parecer árida y aburrida se lleve con mucho agrado. No sé si cuando la vea en alguna plataforma televisiva me resultará igual de agradable. El Cine mejor en los cines.

Compruebo, al ir dando cuerpo a esta relación, que la mayoría de títulos los he visto en Movistar+. A los ya comentados debo añadir Los Fabelman de Steven Spielberg (M+), The quiet girl de Colm Bairéad (M+), La maternal de Pilar Palomero (M+) y Como Dios manda de Paz Jiménez (M+). 

La dirigida por Spielberg, o sea, Los Fabelman, un biopic sobre el despertar de su vocación por el arte de hacer películas, la disfruté un montón. El tono cálido que da al color, para así evocar mejor esos años cincuenta y sesenta del siglo pasado durante los que se desarrolla el film, me pareció muy apropiado. Y la historia del niño judío al que su madre alienta en su afición por el Cine, una historia excelente. Spielberg, para mí, es un mago del cinematógrafo.
 
De las otras tres la que más me agradó y recuerdo es The quiet girl de Colm Bairéad. Es una cinta que por la manera delicada de utilizar las imágenes, la música y los silencios quizás hoy no sea del agrado de aquellos espectadores habituados a la rapidez, los cambios veloces de escenario, la música estridente y la evitación de secuencias en las que los personajes queden en silencio o sean escuetos en el hablar. A mí, personalmente me gustó por el suave lirismo logrado a través de la fotografía y la música. No cae -y esto me parece importante resaltarlo- en el sentimentalismo facilón y eso creo que no era sencillo. El final tiene mucho de conmovedor y deja con ganas de comentar con quien o quienes nos hayan acompañado en la visualización.

En cuanto a las otras dos películas españolas vistas en Movistar+, de La maternal de Pilar Palomero ya comenté algo en la primera entrega de este A pares nº XL por lo que aquí no diré más. La última, que he visto hace nada a pesar de que al principio me resistía a hacerlo, ha sido Como Dios manda de Paz Jiménez. Este film me ha sorprendido y tengo que reconocer que dentro de su simplicidad plantea asuntos muy vivos actualmente en nuestra sociedad (machismo, feminismo, respeto a la diversidad identitaria, utilización de lenguaje inclusivo...). Pero los plantea no para seguir al pie de la letra el dictado de lo políticamente correcto, sino que los cuestiona a través del personaje muy bien interpretado por el monologuista Leo Harlem. Su personaje irá evolucionando desde una posición muy conservadora y negacionista de todo hasta otra más abierta y racional. Precisamente la racionalidad es algo que los compañeros del funcionario que representa el cómico adquirirán gracias a éste, reconociendo de esta manera la ausencia de la misma en muchos de los planteamientos y lugares comunes que al principio, por ese afán igualitario, identitario y de corrección política, demostraban no tener. Se ve bien, tiene algún toque cómico interesante y hace crítica de nuestra sociedad actual pero se cuida mucho de no hacer sangre, de no molestar a nadie. Aceptable.

Antes, cuando plataformas televisivas no había más que dos o tres, uno podía aspirar a pasearse por las mismas sin menospreciar a ninguna. Pero en los últimos tiempos, éstas han crecido y se han reproducido como setas y donde sólo había dos o tres, ahora hay más de una decena. Es imposible abarcar todas, así que ante la subida de cuotas de unas y de otras decidí hace unos meses no renovar alguna suscripción; así lo he hecho con la de Amazon Prime, cuya cuota de suscripción pegó un fuerte subidón y a la que echando la vista atrás tampoco había visitado tanto. Pocos días antes de finalizar mi suscripción vi en ella una película que es de las que más me han gustado este año. 

La película a la que me refiero en el párrafo anterior se titula The son de Florian Zeller, una película ciertamente perturbadora que plantea un asunto duro y vidrioso: el de un hijo difícil cuyos padres están divorciados; el muchacho vive con la madre y un día decide dejarla y pedirle al padre que lo acoja. El padre y su pareja actual acaban de tener un bebé, pero deciden acoger al muchacho en casa.  Ahí comenzarán una serie de problemas que harán tambalearse a la pareja que hasta ese momento tan bien se llevaba. 
Lo acaecido a Rodolfo Sancho con su hijo Daniel Sancho, acusado de asesinato premeditado en Indonesia, me ha hecho recordar mucho a The son. La diferencia esencial, claro, es que Hugh Jackman es padre en una ficción y Rodolfo Sancho es padre en el mundo real. Para intentar acercarse un poquito al infierno que estará viviendo el padre de Daniel Sancho y cómo este asunto estará trastornando la placidez de su vida en pareja, ver The son puede ser un ejercicio acertado. 

Por último y como ya sabéis, de todas las plataformas de streaming la española Filmin es la que más me agrada. En ella es donde he visto dos películas que me han gustado bastante. La primera, El fin del romance de Neil Jordan, es la adaptación de la novela "El final del affaire" de Graham Greene. La he visto gracias a la excelente reseña que de la novela hizo hace pocos meses mi buena amiga Rosa del blog Cuéntame una historia (leer la reseña de Rosa aquí). En dicha reseña mi amiga entre otras muchas cosas decía que existía versión cinematográfica de la novela con actores de la talla de Julianne Moore o Ralph Fiennes; con tales mimbres era imposible que yo no me lanzase a buscar el film y verlo. Me ha gustado mucho. Esta peli ya tiene unos añitos, pues su director la realizó en 1999. Cuenta el final de una relación extramatrimonial -una aventura- ocurrida  entre una mujer casada y un novelista al que conoce en una fiesta dada precisamente por el marido, un aburrido funcionario estatal. El caso es que durante un bombardeo alemán una bomba cae sobre la casa del novelista y sorprende a los amantes en la cama. Es una película que sin duda recomiendo a cualquiera que quiera verla.

Y cierro esta segunda entrega de Películas vistas en lo que va de 2023 con Lola vers la mer de Laurent Michelis, film que como ya he dicho he visto en Filmin. La temática es la de la transexualidad. A mí, personalmente, la proliferación actual de cintas que tocan este asunto y otros de identidad sexual, en general me cansan ya un poquito. Tienen que estar muy bien presentadas para que no me parezcan un mero aprovechar el tirón y subirse al tren sin más. Lola vers la mer es una película que creo que toca este asunto con elegancia, mucha verdad y aceptable verosimilitud. Especialmente me parece interesante el choque entre Philip, el padre, y su hijo que, nacido Lionel, está en tránsito hacia Lola, es decir, está en proceso de transexualidad. El padre (Benoît Magimel) intenta que Lionel/Lola (Mya Bollaers) no acuda al funeral de la madre cuando ésta fallece. Pero Lionel, ahora ya prácticamente Lola, se presenta en la casa y decide acompañar a su padre a esparcir las cenizas de la madre y esposa al mar del Norte donde el matrimonio tenía una casa y donde la familia cuando Lionel era niño fue muy feliz. Es en el curso de este viaje que padre e hijo se irán conociendo mejor y aceptándose mutuamente. Muy interesante película, muy bien realizada. Muy recomendable.

Los asesinos de la luna
de Martin Scorsese es la película que se ha colado de rondón en esta entrada. La acabo de ver ahora mismo en una buena sala de cine y podría decir que aún me siento metido en la historia que plantea. Es, desde luego, una película de mucho metraje, quizás demasiado: 206 minutos. En mi opinión la historia de cómo los blancos urdieron añagazas legales y asesinatos para hacerse con la herencia de los Osage, tribu india paupérrima hasta que en las tierras de su reserva manó el petróleo que los hizo millonarios, podría haberse contado con la misma contundencia eludiendo dos o tres asesinatos con sus consiguientes persecuciones e investigaciones policiales. Pero con todo y con eso a mí la película me ha satisfecho plenamente, pese a haber mirado el reloj a las dos horas y media o así, momento en que se me hizo un poco reiterativa; sin embargo enseguida retomó el vuelo hasta su final que me parece ciertamente un soberbio homenaje a la industria del entretenimiento de los años 20  del siglo pasado en que se sitúa la historia: las narraciones radiofónicas con sonido orquestal  y efectos especiales en directo que acompañaban a la voz de los locutores que ante el micrófono de la emisora decían sus papeles. ¡Fantástico!

Los actores que sostienen la historia lo hacen de manera impecable. El central de la historia es Robert de Niro en el papel de William Hale, auténtico 'padrino' de su familia que se hace con la amistad de los Osage a los que sin que ellos sean conscientes va diezmando para irse quedando con sus posesiones; fundamental es el sobrino de este Bill Hale, Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio) que sigue los dictados de su tío aunque su sincero amor a Mollie (Lily Gladstone), su mujer india, le hará dudar en ocasiones de la aparente bondad del capo de la familia. El resto de actores está fantástico tanto en su caracterización física (¡enorme y espectacular!) cuanto en su siempre creíble actuación.  

De las que por ahora he visto durante este 2023, Los asesinos de la luna es la tercera película de esta temporada -las otras dos son Los Fabelman y Oppenheimer- rodadas por tres grandes del Cine norteamericano: Martin Scorsese, Steven Spielberg y Christopher Nolan.

¡¡Viva el Cine!!