He leído esta novela de Fulgencio Argüelles, Premio Café Gijón de Novela 2003, por recomendación de mi amiga, y excelente lectora, Eugenia Ruiz. El autor me era un completo desconocido (¡mejor, -me dije- así conozco algo diferente!). Puesto a leerla, desde el primer momento me atrapó por... todo: por la historia que contaba, por el momento histórico en que la situaba, por la manera de presentarla, por el magnífico léxico que utilizaba, por… Para mí ha supuesto una entrada de aire fresco en la novela que se está haciendo en España.
Palacio de Figaredo en Mieres que inspira el relato |
Al acabar de leerla quise saber algo más sobre el autor. Resulta que Fulgencio Argüelles es un psicólogo asturiano de 60 años, especializado en psicología del trabajo y de las organizaciones. Con esta preparación no me ha extrañado nada saber que es concejal socialista en el Ayuntamiento de Mieres, lugar donde pasó infancia y juventud. Argüelles, además, trabaja su asturianeidad, esto es, ama tanto a su tierra que todo lo que ha escrito lo ha situado en ella, llegando incluso a utilizar como lengua en algunos de sus cuentos el bable o 'asturianu' (el libro de relatos “Seronda” lo hizo en este antiquísimo dialecto del latín que acérrimos asturianos como Fulgencio califican de “llingua”). También la novela que comentamos sucede en tierra asturiana durante el período anterior e inmediatamente posterior a la Revolución de Asturias del año 34.
Sinopsis (proporcionada por la propia
editorial “El acantilado”)
Un día de septiembre de 1927, Nalo entró a trabajar en el palacio azul de los ingenieros belgas como aprendiz de jardinero. Las primaveras y las revoluciones llegaron al palacio antes que a ningún otro lugar e iniciaron al joven en la amistad y el amor, en la comprensión y el análisis. Fulgencio Argüelles, a través de un narrador certero que observa con ternura, nos acerca a los avatares personales e históricos de quienes vivieron y trabajaron en el palacio azul, y conforma un mundo particular que trasciende a lo universal.