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28 feb 2023

William Irish: "No quisiera estar en tus zapatos" y "Fue anoche" (A pares XXXIII)

7 comentarios:

«Quinn levantó los zapatos y los examinó con curiosidad, pero sus ojos inexpertos no hallaron en ellos ninguna diferencia a cuando los dejara debajo de su cama la noche anterior. Necesitaban una limpieza y decidió celebrar su vuelta haciéndolo.» ("No quisiera estar en tus zapatos", p. 15)

«Había resuelto el misterio secundario. Y dentro de ese misterio estaba la clave del otro, del misterio principal, como esas cajas de laca contenidas una dentro de otra hasta que pasando por varias se llega a la última.» ("Fue anoche", p. 135)

Los dos relatos largos que he leído vienen habitualmente contenidos en un solo volumen. El que he leído yo es el que en el ya lejano año de 2004 y con el número 17 de la Colección Serie Negra sacó el diario El País. Cada una de estas dos narraciones apenas llega a las 100 páginas, siendo más extensa la menos afamada pero no peor, la titulada Fue anoche.



No quisiera estar en tus zapatos

No quisiera estar en tus zapatos, William Irish, Cornell Woolrich
Novela corta aparecida en 1948 de William Irish, escritor norteamericano autor de interesantes novelas como La ventana indiscreta tan recordada por la película de Alfred Hitchcock. Precisamente la narración que acabo de leer tiene mucho de cinematográfica y según la iba leyendo me preguntaba si la historia no habría sido llevada también a la pantalla. Me propuse indagar al respecto y, ¡eh, voilá!, efectivamente encuentro que en 1948 conoció versión cinematográfica en la película del mismo título (en inglés, "I Wouldn't Be in Your Shoes") dirigida por William Nigh con guion de Steve Fisher en adaptación de la novela de Cornell Woolrich
 
A mí la historia me ha entretenido mucho. En síntesis se trata de dilucidar si Tom Quinn condenado a muerte por la muerte de un avaro vecino suyo que vivía en el barrio logrará evitar la pena capital. Todo está en su contra especialmente por culpa de las huellas dejadas por sus zapatos especiales para pies planos que él acababa de adquirir. La desaparición de los mismos durante una calurosa noche de verano, al ser arrojados por la ventana en un arrebato para ahuyentar a unos gatos en celo que impedían dormir a Tom y a su esposa Annie, junto a la misteriosa reaparición de los mismos a la mañana siguiente a la puerta de la casa del matrimonio es difícil de explicar. A las sospechas se unirá el hallazgo fortuito en la calle por parte de Tom de una cartera que contiene una fuerte cantidad de dinero. 


Annie, la mujer de Quinn, duda de la veracidad de las palabras de su marido respecto al dinero encontrado y le insta a devolverlo, algo a lo que él se niega. Para la policía la pista de los zapatos especiales hechos a mano es concluyente. Caso resuelto, se dicen. Sólo el inspector White duda de tanta facilidad. ¿Se salvará Tom Quinn de la pena capital a la que todo le conduce? Para saberlo hay que disfrutar con la tensión narrativa, el suspense, que William Irish imprime a esta novelita corta, casi mejor, a este relato corto extendido. Sólo diré para animar a su lectura que en Woolrich el azar es elemento determinante en muchos de sus relatos, y en este lo es claramente.

 



Fue anoche

Esta novela corta (1948) de William Irish está en la línea de la anterior que da título al libro que he leído de este escritor norteamericano del noir. Un autor que sabe dosificar al milímetro la tensión dramática, paseando la sospecha por unos u otros personajes muy al estilo de la reina del suspense Agatha Christie.

Fue anoche avanza un grado en el concepto del noir norteamericano al interiorizar en la vida de una pareja asediada por las deudas y los fracasos en ciertas compras y negocios. Precisamente esta situación es la que los lleva -especialmente al marido Gil- a ser sospechosos principales de la desaparición de un asentado industrial que en compañía de su secretario personal ha pasado un fin de semana en el rancho que el matrimonio se ve en la necesidad de alquilar por habitaciones.

Como es habitual en él, Irish recurre al azar para dar giros importantes a su narración. El azar en este caso es sorprender parcialmente una conversación entre dos particulares, despertarse a mitad de la noche y descubrir algo o cruzarse casualmente con un vehículo. Y junto al azar está el tratamiento del tiempo que en esta narración es determinante. Es el discurrir temporal lo que marca la sucesión de hechos acaecidos a lo largo de una semana, que es lo que dura la historia.

William Nigh, Cine negro norteamericano
Es un relato policial en el que Ward el agente encargado de investigar la misteriosa desaparición de Burroughs permanece en un segundo plano pero es en definitiva quien irá desvelando los datos importantes de la investigación. Junto a él en el papel de investigador encontramos a Jacqueline, la esposa de Gil, quien como en la esposa del relato anterior no está convencida del todo de la inocencia de su marido. Es ella la que de manera racional, tal y como se observa en la cita inicial, hace lógicas deducciones que la van posicionando ante el causante del delito. 

Me ha interesado mucho en esta novela corta la galería de personajes, algunos muy inspirados en la propia biografía del autor. Tenemos a Irene Robles, mujer cuyo matrimonio duró poco, sólo un día, algo menos que lo que el propio Woolrich permaneció casado. Quizás en Mistress Robles vierta Irish su rencor hacia la que fuera su mujer por pocas semanas:
«No era una mujer a la caza del hombre; era una mujer terriblemente temerosa de envejecer.»

Gil, siempre con problemas económicos, contiene en su personaje características propias del escritor. Y evidentemente Bud Arden, escritor en el dique seco, falto de inspiración por el momento y bebedor continuado («un barril sin fondo») se inspira claramente en el propio novelista que moriría víctima de su adicción a la bebida.

Los otros dos huéspedes del rancho de los Blaine, Carman y Marsh, son claramente candidatos a la culpabilidad e inocencia en el caso de la desaparición del señor Burroughs. Carman tiene un gran parecido con Corso, antiguo jefe de pistoleros desaparecido y según algunos muerto; en cuanto a Marsh, secretario personal de Homer Burroughs, su fidelidad al magnate es incuestionable. 

Como ocurre en tantas novelas policiales de la gran Agatha Christie dentro de este abanico de seres se esconde el causante de la inexplicable desaparición. El suspense, los giros argumentales, las falsas y acertadas deducciones hacen que la lectura de esta novela corta suponga un enorme disfrute. 



El escritor
pulp fiction, hard boiled, novela negra
William Irish
 es, junto al de George Hopley, uno de los seudónimos literarios utilizados por el escritor estadounidense Cornell Woolrich nacido en Nueva York el año 1903. Sus padres se divorciaron siendo él niño y Woolrich vivió y creció bajo el influjo de su madre. La literatura le atraía tanto que abandonó sus estudios superiores para dedicarse en cuerpo y alma a ella. Su matrimonio duró escasas semanas. Es autor de inquietantes novelas de serie negra como La ventana indiscreta llevada al cine por Alfred Hitchcock o La novia vestía de negro, que inspiró la película La sirena del Mississippi de François Truffaut

Se le conoció con el sobrenombre de El Rey del Suspense y, según José María Guelbenzu«ciertamente lo fue, el mejor escritor de suspense que ha habido nunca. Es autor de relatos y novelas maestras tales como No quisiera estar en tus zapatosLo que la noche revela, La novia vestía de negroMarihuana Me casé con un muerto, entre otras muchas. Era un hombre retraído, solitario, afectado de una relación amor-odio con su madre, que acabó viviendo en un hotel sus últimos años, alcoholizado, célebre y huraño».  Murió en 1968.

Nota
Este libro participa en los Retos siguientes: Autores de la A a la Z, con él relleno la letra I; y Nos gustan los clásicos.

 

23 feb 2023

Joseph CONRAD. El corazón de las tinieblas. Una revisita.

15 comentarios:
Gracias a mi muy buena amiga bloguera Lorena Álvarez González he vuelto a leer las opiniones que en el lejano año 2007 vertiera yo sobre la para mí obra cumbre de Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas. Resulta que el pasado día 20 de febrero Lorena en su blog literario El pájaro verde publicó una reseña magnífica sobre Lord Jim, novela que el lituano-polaco nacionalizado británico publicó en 1900, precisamente un año después de El corazón de las tinieblas. Fue leer el profundo y bien escrito comentario sobre la peripecia del joven marinero Jim y recordar la buena prosa que utiliza Joseph Conrad y que tanto he disfrutado en las obras que de él he leído, pero muy especialmente en su novela situada en el río Congo.
 
Antes de proseguir quiero advertir que las siguientes opiniones sobre El corazón de las tinieblas contienen varios spoilers, quiero decir, descubrimientos de la peripecia y por ello destrozos del gusto lector. Es por ello que todo aquello que pueda machacar el disfrute de la lectura lo oculto bajo color negro. Quienes deseen enterarse y no les importe que les destripen la historia que Joseph Conrad presenta en esta magnífica novela pueden, si así lo desean, descubrir las frases ocultas simplemente colocando el curso sobre el texto tapado para seleccionarlo; de esta manera el mismo quedará descubierto y permitirá ser leído. Espero que mi comentario os agrade.


Novela simbolista, novela modernista, novela filosófica

La novela se publicó en forma de libro independiente en 1902; tres años antes, en 1899, apareció por entregas en una revista literaria. Al autor –escritor de títulos como Lord Jim o El agente secreto– y al escenario donde transcurre –África– se le suele inscribir en el grupo de autores que gustan a los adolescentes por el carácter aventurero de sus historias. Sin embargo al leerlo se observa que, si bien los escenarios responden a ese esquema, las reflexiones de los personajes y del narrador son profundas y están llenas de contenido filosófico existencial con no pocas admoniciones de carácter moral.

En El corazón de las tinieblas se cuenta el rescate en la colonia belga de El Congo de Kurtz, un cualificado agente de la Compañía Real Belga encargada de la explotación del marfil y caucho congoleños. Quien debe conducir el vapor que ascienda el río Congo hasta dar con el agente comercial será Marlow, quien consiguió el empleo gracias a las influencias de una tía suya, lo que hará creer a otros personajes (el director, el fabricante de ladrillos, el ruso estrafalario…, los ‘peregrinos’ en sentido genérico) que alberga deseos de sustituir a algunos en el cargo que ocupan y que, evidentemente, les está enriqueciendo. Pero nada de esto es cierto; más bien, al contrario, Marlow, una vez realizado el trabajo en el vapor donde Kurtz morirá, decidirá completarlo entregando los papeles que el agente le pasó. Y estos papeles eran un informe para la Sociedad Internacional para la Supresión de las Costumbres Salvajes en el que Kurtz venía a concluir que la solución para lograr el objetivo “civilizador” sería el de matar a todos los negros, lo que, siendo casi cierto sobre el terreno, sin embargo era impresentable en Europa; y en el apartado privado, Marlow se encargará de dar con la novia de Kurtz a la que ocultará la relación –o relaciones–que el agente tuvo en el Congo con otras mujeres y le dirá que las últimas palabras de Kurtz fueron para ella, y no, las que pronunció en realidad: «¡El horror!, ¡el horror!».

La novela se articula en tres partes. En la I Marlow cuenta cómo logró el puesto de piloto del vapor que asciende el río Congo y cómo fue teniendo noticia del tal Kurtz según iba acercándose al lugar donde debía tomar posesión de su puesto de trabajo.

En II estamos en la Estación Central de la Cia. Aquí pasan dos meses mientras que el vapor es reparado y luego pasamos a la ascensión hasta la Estación donde Kurtz se encuentra. Marlow va dándonos cuenta del ambiente africano en que se encuentra: dos mundos, el de los negros y el de los blancos; en este sentido la vida de los caníbales porteadores negros que los acompañan y que son invisibles para los blancos –los ‘peregrinos’– que bien armados viajan junto a ellos. Aquí encuentra al ruso estrafalario que admiraba a Kurtz y que fue quien guio, con sus notas y leña en la cabaña abandonada del curso del río, a los expedicionarios hasta la meta. Todo esto le lleva a considerar que el mundo en el que se está introduciendo se remonta a la noche de los tiempos: 
«No entendíamos porque estábamos demasiado lejos y no podíamos recordar porque nuestro viaje atravesaba la noche de los tiempos, de aquellos tiempos que ya pasaron, que apenas han dejado huellas-y ningún recuerdo» (pág. 82). 
Y por último en III Marlow conocerá a Kurtz. Pero lo conocerá más a través del testimonio de los demás que del suyo propio porque Kurtz está muy enfermo y además no desea irse de allí. Allí ha sido tenido por un dios, aunque un dios salvaje y terrorífico, como indican los cráneos que coronan los palos de la empalizada que dirige hasta su choza-palacio. Los integrantes de la Compañía se encargarán de cargar en el vapor la ingente cantidad de marfil que Kurtz tenía atesorado no sin haber apartado una cierta cantidad para sí el corrupto director. Y Kurtz morirá en el trayecto hacia el puerto que le conduciría a Europa. Ya sólo le queda a Marlow entregar las cartas personales que el fallecido le diera para su novia, no sin antes haber forcejeado con los enviados del propio gobierno y/o Compañía que llegan a amenazarle si no les entrega toda la documentación que poseyera sobre el muerto.

Respecto a la estructura narrativa, aunque fundamentalmente el relato es lineal, se produce alguna anticipación (flash-forward) como cuando el narrador habla del informe que Kurtz le entregó sobre los salvajes y el progreso dirigido a la Sociedad Internacional (…). Estas anticipaciones son factibles dada la estructura narrativa dual que viene a corroborar la dualidad del mundo. Así, hay dos narradores, el marinero que oyó la historia de Marlow y la cuenta, y la narración de la historia del propio Marlow. Esta dualidad narrativa permite al autor utilizar los diversos estilos narrativos: el directo, el indirecto, el indirecto libre, y así. 

También hay dos mundos, 
  • El de los blancos y el de los negros, que simbólicamente se intercambian sus colores pues si bien los primeros dicen guiarse y llevar a la negritud la luz del progreso, en realidad su inmersión en ese mundo recóndito lo harán a base de sumergir en el terror a los inocentes habitantes del lugar  a los que se engañarán de cualquier manera (los objetos que les entregan a cambio del marfil son baratijas sin valor alguno); 
  • Dos prometidas: la negra orgullosa que se acerca al vapor y la inocente europea que vive deliciosamente engañada y que será una víctima más del extraordinario Kurtz
  • Dos parcas que hilan a las puertas de los locales de la Compañía: 
«Había dos mujeres, una gorda y la otra delgada, sentadas en sillas de anea, tejiendo con lana negra» (pág. 21); 
  • Dos colores, el blanco y negro en los mapas.
En mi opinión lo más interesante de esta estructura está en:
  • la construcción a base de historias dentro de otras historias (estructura de cajas chinas)[en pág. 19 se cuenta la historia de la revuelta en que murió el capitán del vapor] 
  • El narrador en 1ª persona que cuenta según vive la historia y que enjuicia los comportamientos de los otros con quienes interactúa, unido al cierto suspense que conlleva la ascensión por el río y el desconocimiento de lo que podría suceder, remite o anuncia el tono de la novela negra de la que el mismo autor es representante cualificado con su “El agente secreto”.
  • El carácter elusivo de la narración. Conrad no se ceba en la denuncia: la pone, marca algunas piezas [los seis negros que caminan unidos por una cadena que parte de la argolla que cada uno lleva al cuello, los hambrientos y malnutridos caníbales que viajan con ellos en el vapor, la relación de Kurtz con la orgullosa negra, las atrocidades que debía cometer el ‘extraordinario agente’ en sus incursiones a por marfil y que quedan reducidas poéticamente a un «tenía muchos cartuchos».
  • Autores que escriben en un idioma distinto al suyo
    Novela
    que se puede considerar de tipo simbolista o modernista por el valor significativo trasladado que tienen algunos nombres y objetos. Así las mujeres a las puertas de los locales de la Cia tejen con lana negra, el mapa de África que hay en la Cia está teñido de color rojo, el color más abundante; cuanto más color blanco hay en los mapas más inocencia, y cuando la civilización llega todo se tiñe de negro.
  • La soledad es un elemento muy importante en el relato. La mayoría de los personajes van solos por el mundo, viven solos, y cuando, fruto de esta soledad, enloquecen como Kurtz o el ruso se elevan a la quintaesencia de la soledad, pues un loco es el ser más solo del mundo.
  • La fuerza plástica de la literatura
«¿Imaginan la historia que les estoy contando? ¿Ven algo? […] No, es imposible transmitir la sensación de vida […] su sutil y penetrante esencia. Es imposible. Vivimos igual que soñamos: solos.» (pág. 61).
  • El lenguaje utilizado refuerza la ambigüedad –dualidad– fantasmal en que todo el relato se mueve. El narrador Marlow muchas veces dice que se sentía como dentro de un sueño. Hay cierto onirismo. Pero sobre todo mucha poesía –y mucha filosofía [términos parejos]– encerrada en esas profundas reflexiones que el narrador hace a su auditorio entrando y saliendo a capricho de la historia que relata.
  • Sarcasmo. Creo que es lo que se esconde bajo algunas engoladas e irónicas frases: «esforzados europeos», «Kurtz, un agente excepcional», «métodos erróneos»… Es el lenguaje eufemístico de la política.
  • El romanticismo de la vida marinera típico de muchas obras de Joseph Conrad.

Para concluir
Novela densa, pero imprescindible. Nos pone en contacto con la auténtica realidad del ser humano que está compuesto también por una zona tenebrosa presente en cualquier persona aunque normalmente dominada, reprimida, pero que como un demonio puede saltar. Y si no, véanse las buenísimas intenciones que Kurtz, o el rey de Bélgica confesaban tener de ayudar y practicar la filantropía con los habitantes del Congo y cómo lo peor de ellos se desataba como una bestia escondida. No creo, por ello, –y coincido en esto con Vargas Llosa– que la novela haya que entenderla en un maniqueo enfrentamiento entre buenos (=los negros salvajes) y los malos (=los europeos y su civilización), sino en lo apuntado en esta conclusión.

16 feb 2023

Cristina Araújo Gámir. "Mira a esa chica"

20 comentarios:

« En mi opinión, ninguna de esas personas está haciendo nada de esto por mí. Solo quieren sacar tajada.
Paola frunce el gesto.
—Bueno..., a ver..., lo que quieren es... algo para las mujeres. Quieren justicia.
—Ya, qué bonito queda decirlo así, pero hasta ahora a nadie le había importado una mierda ser justo conmigo... Nadie me ha respaldado jamás.»

Violación en grupo, La manada, Ley del sólo sí es sí
El próximo miércoles 22 de febrero tendré la oportunidad de conocer en persona a Cristina Araújo Gámir, autora de Mira a esa chica, la novela que se alzó con el premio Tusquets de novela 2022 fallado durante el mes de septiembre pasado. La obra salió a la venta en octubre, el mes siguiente. Es la primera novela publicada por esta joven nacida en Madrid en 1980, licenciada en Filología Inglesa por la Universidad Complutense de Madrid, que desde el año 2011 vive en Frankfurt (Alemania).

La oportunidad de dialogar directamente con Cristina Araújo viene dada por la amabilidad que ella ha tenido al prestarse a acudir en persona a la tertulia más que palabras... de la que formo parte desde ni sé ya los años. En el blog de dicha tertulia daré cumplida cuenta de cuanto ese día en ella se diga, se comente, se puntualice por y sobre la autora y su obra. Por ahora aquí, en El blog de Juan Carlos, dejaré tan sólo un breve apunte sobre lo que la lectura de Mira a esa chica ha suscitado en mí. Evidentemente no cierro la puerta a posteriores añadidos, correcciones o rectificaciones derivadas del encuentro con la joven escritora madrileña.

Mi comentario
Mira a esa chica ficcionaliza una agresión sexual por parte de un grupo (una manada) de chicos. La historia no es -desgraciadamente- nada sorprendente dadas las noticias que desde que sucediera el episodio de la violación en Pamplona, el siete de julio de 2016, de una joven de dieciocho años por un grupo de cinco chicos se fueron sucediendo sobre este y otros casos similares protagonizados por los mismos autores u otros diferentes en otros lugares de España. 

Sí me ha sorprendido, y muy gratamente, el tratamiento que Cristina Araújo da al asunto de una violación grupal al ahondar sobre todo en la mente de Miriam, la chica que la ha sufrido; y también, pero algo menos, en la de otros personajes: los violadores (Alex, el Estudiante; el Chivo; el de la perilla; Kaplan), los compañeros y amigos de estudios (el guapo Jordan, el vecino Lukas, Tallie, Paola, Vix, etc.), el equipo de abogados del despacho del señor Kazatchkine, o Pattie Dougan, la madre soltera de Miriam.  

Es esencial, y está presentada a las mil maravillas, la introspección psicológica que la protagonista realiza. Tras el suceso, ella no hace más que dar vueltas en su cabeza al antes, el durante y el después de la agresión. A través de estas recurrencias mentales (flujo de conciencia, monólogo interior, soliloquio...) vamos conociendo la personalidad de Miri, conocida en el grupo de amigos del instituto como la Bufi, como la Gorda. Es una chica con una muy baja autoestima que no es del todo bien recibida por otras chicas mucho más guapas que ella (Paola, Tallie, Clara...) que la evitan a veces y más cuando ella les ha dicho que le gusta Jordan, el chico más agraciado por el que se postula, como candidata con más papeletas a su favor, la guapa Paola. Los chicos del instituto se ríen de Mirian y la provocan con bromas algunas muy subiditas de tono. Ella con tal de agradar y de no perder la integración con el grupo las consiente muchas veces e incluso llega a comportamientos de excesiva liberalidad que los confunde en ocasiones.

Estamos ante unos jóvenes adolescentes a punto de entrar en la mayoría de edad legal; es una edad caracterizada por la falta de certidumbres, de muchos complejos, de búsqueda de una autoestima satisfactoria, de afirmación identitaria frente a los otros, lo que muchas veces lleva a acciones poco planificadas y poco deseadas incluso por quien las realiza. El sexo, el alcohol, las drogas blandas forman parte del ocio y la diversión habitual a esa edad. Es la adolescencia una etapa vital caracterizada por el deseo de agradar a los otros, la necesidad de no ser apartado del grupo, la necesidad de ser aceptado. La protagonista, Miriam, es una joven típica en este sentido: con unos kilos de más, ella se siente fea y además es objeto de burlas y chanzas en el IES al que acude; incluso los considerados amigos, sus compañeros de clase y sus vecinos de domicilio, le hacen bromas y chanzas muy hirientes. Todo esto hará que se despierte en ella un deseo de agradar teñido de mucha sexualidad o de equívocos al respecto que le ocasionarán más de un disgusto.

Es una edad en la que, como acabo de decir, lo grupal, la aceptación en el grupo, la búsqueda de afectividad es constante. Esta necesidad de integración se prolonga también en la soledad del domicilio a través de las redes sociales, en especial del wasap, y ya en una búsqueda más erótica o sexual del Tinder. Es aquí donde las baladronerías de unos y de otros se encuentran en su salsa. Ella, Miriam, una chica solitaria y sin autoestima se exhibe en las redes, en especial en Tinder, como una mujer hipersexualizada, algo que en realidad no es. Y aquí se inicia su tragedia. Naturalmente no habría sucedido nada si al otro lado de la pantalla no se hubiese encontrado con Alex, un depredador que con artimañas sabe conducirla al matadero que fue la violación múltiple sufrida.

La familia (Pattie, la madre soltera de Miriam), las amigas (Vix, la guapa Paola, la bailarina Tallie...), los chicos de clase (el guapo Jordan, el vecino Lukas, etc.), las redes sociales para ligar (Tinder y los engaños que en personas poco avezadas y algo débiles como Miriam pueden llegar a hacer estragos), la manera de divertirse por los jóvenes, la sociedad hipersexualizada en la que vivimos... Todo esto y más aparece en esta novela que está muy bien contada con una narración alternante en 2ª y 3ª personas que hace que veamos el conflicto desde el interior del personaje y también desde fuera de éste. Es fundamental y muy destacable la narración en 2ª persona pues hace que como lectores nos metamos en la cabeza del personaje que constantemente se autoanaliza, se interroga, se riñe a sí misma. 
«te halaga que [Clara] se haya puesto a contarlo delante de ti. O quizá, bueno..., quizá es que le importas tan poco, te considera tan nada, que en realidad se la suda tanto que lo escuches como que no.»
Esta segunda persona siempre está referida a Miriam Dougan que desde la agresión está que no sabe cómo seguir viviendo, cómo superar la situación en la que, por los engaños sufridos, por el alcohol, por un cierto menosprecio histórico de sus auténticos amigos hacia ella, está inmersa.

La serie de preguntas que, a toro pasado, se hace la protagonista constituyen un auténtico manual de conducta, un prontuario de autoayuda que, si bien ella no siguió, es con el que ahora se autoflagela pesarosa por no haberlas respondido adecuadamente en su momento. Desde luego para los lectores es un auténtico protocolo destinado a prevenir un posible abuso sexual:
«preguntas que ella marea desde hace ya varias noches: ¿de qué los conoces?, ¿adónde vais?, ¿es tu novio?, ¿no te parece raro?, ¿no te parece que solo te quiere follar?, ¿adónde te llevan?, ¿y por qué fue tan seco en el coche?, ¿por qué te pidió tantas fotos desnuda?, ¿y por qué habla tanto de sexo, con esa obsesión?, ¿no es todo muy raro, no es todo tan tremendamente raro que casi deberías morirte de miedo?»
El lenguaje literario utilizado tiene momentos estelares que hacen que se disfrute mucho de la lectura. Hay detalles de altura literaria que me han gustado mucho. Por ejemplo la utilización de diversos géneros literarios (narrativo, dramático, poético...) y lenguajes (el jurídico, el periodístico, el coloquial de las redes sociales...) y en especial esas repeticiones paralelísticas que hacen virar, en momentos muy precisos, el lenguaje hacia la prosa poética 
«Porque es gratis.
Porque es anónimo.
Porque no hay consecuencias.
Porque te odian.
Y porque pueden.
Por eso.
»
Premio Tusquets de novela 2022
He saboreado más en esta novela lo bien que está escrita, la forma de contar, con esas rupturas constantes de la linealidad temporal yendo hacia adelante y hacia atrás; más incluso que la historia en sí misma, al ser demasiado reciente y conocido el suceso en que se inspira. Precisamente la conmoción social que la agresión sexual que se presenta ocasionó en España ha provocado reformas legislativas que están dando muchísimo que hablar en los últimos meses. Ciertamente por esto es una novela de grandísima actualidad. La idea del consentimiento está en el centro del debate social hoy, y también, claro, en el centro de la resolución de la trama de esta novela. Hay unas secuencias en las que Miriam, y también sus agresores, son interrogados por la autoridad judicial. Se dirime en esos interrogatorios la aceptación o no por parte de ella del encuentro sexual. Ahí radica el punto de inflexión sobre el que pivota la culpabilidad o no. Para lograr deslindar la agresión de lo meramente lúdico la protagonista deberá desembarazarse de sus propias inseguridades que le hacen en ocasiones minusvalorar lo sucedido, considerarlo banal, consentido, cuando no lo es de ninguna manera. 

Para finalizar
Una novela fantástica para debatir sobre el tema de las violaciones sufridas por mujeres a manos de lobos solitarios o de manadas. Fantástica, además, porque presenta la situación de manera equilibrada, sin maniqueísmos, sin decantarse de primeras por una u otra parte. Muestra a la agredida inmersa en un mar de contradicciones vitales, de inseguridades, que no justifican su sufrimiento pero que hacen pensar que quizás si se hubiese conducido de manera diferente pudiera haber evitado la situación, o no, claro; es esta falta de seguridades la que hace más que creíble el conflicto que muestra esta narración. Al tiempo presenta a los agresores -unos chicos normales, incluso brillantes- realizando un acto brutal, bárbaro, que ellos, inmersos en una mentalidad de superioridad machista y de cosificación de la mujer,  consideran meramente lúdico. Y precisamente aquí es donde radica el problema, en la anormalidad normalizada. Y en que todo coadyuva a ello.

Quiero cerrar esta reseña con una cita que me parece fundamental. En ella se refleja que a la tragedia del acto de una violación se añade el duradero sufrimiento posterior de la víctima:
«Pase lo que pase con la apelación... Me pregunto si conseguiré superar esto alguna vez... No me refiero al año que viene, ni a dentro de cinco o seis años, sino al futuro. Si viviré tranquila en mi propio piso, si tendré amigos, una familia y todo eso...»

10 feb 2023

Zygmunt Miloszewski: La mitad de la verdad (Un caso del fiscal Szacki 2)

10 comentarios:

«Los estereotipos que sustituían el pensamiento debían de estar grabados profundamente en la conciencia nacional para que, sesenta y cinco años después del Holocausto, sesenta y tres después del último pogromo y cuarenta después de que en 1968 se echara a los últimos supervivientes judíos, llegara ahora un pirado, que por su aspecto habría nacido en los años setenta, y se creyera lo del ritual de la sangre.»
[…]
«Nos van a crujir de lo lindo en cuanto salga a la luz que investigamos los círculos judíos para encontrar a un asesino. Nos tildarán de fascistas, de nazis; dirán que estamos llenos de prejuicios y de odio, que creemos en la leyenda de la sangre.»

'Los casos del fiscal Szacki', Zygmunt Miloszewski
Nada había leído de este escritor polaco, Zygmunt Miloszewski. Veo que la novela que he tenido en mis manos, "La mitad de la verdad", lleva el subtítulo de «un caso del fiscal Szacki 2» con lo que caigo en la cuenta de que estoy leyendo una novela que es la segunda entrega de una serie, concretamente la protagonizada por el fiscal Teodor Szacki. Al saberlo pensé que quizás no iba a controlar debidamente algún extremo del relato, pero para nada. Está visto que los novelistas que escriben series son sabedores de que los lectores, salvo los muy fans de este o aquel narrador, leemos libros sin prestar mucha atención a ese hecho. Por eso las novelas pueden leerse independientemente sin mayor problema. Concretamente al leer en esta segunda entrega que el fiscal protagonista está divorciado de Veronika con la que tuvo a su hija Hela, deduzco que, quizás, en la primera de la saga además del caso policíaco que se dirima allí aparecerá la vida algo tormentosa de Teodor con Veronika; hombre, mira tú por donde según que escribo estas líneas me invaden las ganas de leer el primero de la serie para ver la vida matrimonial de Teodor, algo que en esta segunda entrega sólo intuyo al comprobar la poca sintonía existente entre los miembros de la pareja.

En cuanto al asunto criminal del que en esta novela se encarga el fiscal Szacki, se trata de una serie de asesinatos, concretamente tres, que parecen tener entre ellos un móvil común: el odio legendario existente entre judíos y cristianos de la ciudad polaca de Sandomierz, en cuya catedral figuran una serie de grandes cuadros dieciochescos que relatan las atrocidades, todas ellas imaginarias, cometidas por los seguidores de David contra los cristianos a quienes robaban los niños para convertirlos en 'matzá' (pan ácimo). Es La mitad de la verdad  una novela negra que conviene leer con atención y cuya trama engancha a los lectores.

Además de las vicisitudes del estamento policial y de las dudas que la fiscalía de la ciudad tiene ante tan extraño caso, es muy interesante en la novela asistir a la vida privada de Teodor Szacki, un hombre exitoso entre las mujeres y que disfruta del sexo con prodigalidad. Me ha recordado a nuestro don Juan Tenorio en el sentido de que a Szacki todas las mujeres le atraen, sean éstas jueces, fiscales, abogadas o simples ciudadanas; lo mismo le ocurría a nuestro Tenorio quien, según dice en la relación que lee a don Luis Mejía, afirma: "yo a las cabañas bajé / yo a los palacios subí / yo los claustros escalé", o sea, no había mujer ante la que su afán depredador se detuviera. Esto me ha parecido de lo más interesante,

Me ha gustado mucho enterarme de las barbaridades que los judíos polacos sufrieron durante la ocupación del país por los alemanes. Y no sólo eso, sino la mala conciencia de los polacos ante lo hecho por cada uno de ellos durante el nazismo. Especialmente fue duro esto cuando, al acabar la guerra, volvieron al país los judíos polacos supervivientes dispuestos a recuperar sus posesiones que estaban ocupadas por polacos no judíos que se quedaron con ellas.
«una parte de los judíos ortodoxos regresaron tras la guerra, aunque no fueron recibidos con flores precisamente, aquí nadie los esperaba. Sus inmuebles habían sido repartidos, igual que los bienes que habían dejado para que se los guardaran.»
En cuanto a la estructura narrativa empleada cada uno de los catorce capítulos que forman la novela está introducido por una especie de prontuario de las efemérides que ese día [la cita es la del capítulo cuarto que se fecha el Sábado, 18 de abril de 2009] se producen en el mundo: 
«Para los católicos, séptimo día, penúltimo de la Octava de Pascua; para los cristianos ortodoxos, Sábado Santo; en todo el mundo judío, Sabbat. [...] En el exterior, el Parlamento de Somalia impone la ley islámica en todo el país; en Bulgaria se produce un pánico generalizado porque un conocido astrólogo presagia un terremoto; [...] El Arsenal juega con el Chelsea y cae en la semifinal de la copa inglesa. En Sandormierz, unos ladrones talan seis manzano y un ciruelo. [...] Primer día medianamente primaveral, cálido, soleado y sin lluvia.». 
Como se ve va de los aspectos más universales a los más particulares (la ciudad donde vive, el fútbol, la temperatura...).

Creo que Zygmunt Miloszewski de quien, como ya he dicho, nada había leído hasta ahora escribe muy bien. En especial he disfrutado con momentos de introspección y autoanálisis por parte del personaje protagonista que el escritor presenta utilizando el monólogo interior o una especie de soliloquio reflexivo muy interesante en el que el lector debe discernir adecuadamente al sujeto de cada una de las formas verbales empleadas:
«Espera, espera, hay que tachar a la amante; si Sobieraj y Wilczur había dicho la verdad, entonces era el hombre más enamorado del planeta. No, espera, no se puede tachar nada, esto es una ciudad pequeña, aquí todos se llevan a partir un piñón, a saber quién, qué y con qué intenciones le cuenta algo al fiscal.»
Es una novela negra que enlaza, mucho más que otras que ahora se están escribiendo, con el noir clásico. Y digo tal cosa porque subyace en los comportamientos y actitudes del personaje central un cierto machismo -ahormado en el humor, ciertamente- que hoy sería objeto de censura total por parte del pensamiento queer y woke tan en boga actualmente. Así me lo parece cuando Szacki denomina a su compañera, la fiscal Sobieraj, «chochín intachable» («Reconoció enseguida la melena pelirroja del «chochín intachable», la fiscal Sobieraj»). Pienso que con esto del pensamiento único que nos abruma, la novela negra con policías, fiscales y periodistas tan machistas y ofensivos hacia las mujeres corre serio peligro de desaparecer. 

Y lo anterior lo mantengo -y bien que lo lamento- a pesar de que esas alusiones, ciertamente en el límite de lo admisible, vengan muy bien empaquetadas en humor. La sociedad se ha vuelto -nos hemos vuelto- así de intransigente/s: 
«Las bomberas de Wrocław se quejan de que no se les permite ir a los operativos porque no hay vestuarios femeninos, cuando en realidad a ellas no les molesta usar vestuarios mixtos, y mucho menos a sus compañeros.»
Pero el humor no sólo toca estos comportamientos, pensamientos o actitudes considerados propios del hombre sino también otros aspectos o situaciones más neutros, más blancas:
«Fue el mayor éxito de la policía de Sandomierz desde que recuperaran la bicicleta robada del padre Mateusz» ["El padre Mateusz" es una serie televisiva rodada en la ciudad de Sandomierz de enorme éxito en Polonia a finales del XX e inicios del XXI]
Incluso llega el humor a las entrañas de lo metaliterario:
«Las versiones se diferenciaban por algunos matices, pero todas contestaban elegantemente a la pregunta «¿por qué?», de una forma digna de las novelas negras.»
Novela negra polaca, fiscal Teodor Szacki
Dos cosas más me han impactado y agradado mucho en esta novela. La primera es que, pese a ese halo a veces machista que se puede percibir en la historia narrada, las mujeres que Zygmunt Miloszewski presenta son mujeres libres, autónomas, soberanas, que deciden por sí mismas en todo, incluido, naturalmente, en el sexo. La segunda cosa es la enorme similitud que he creido percibir entre la manera de sentir y comportarse de los polacos y nosotros mismos, los españoles. Es evidente que la cultura católica de ambos países ha conformado una manera de estar en el mundo, de enfrentarse a los problemas casi casi idéntica. Véase si no es así en estas citas. La primera podría haber sido proferida perfectamente en la España de los años 40 del siglo pasado:
«Yo creo que aquella generación de antisemitas de posguerra educó a la siguiente generación, y esta a la siguiente. Personas que creían en lo del judeocomunismo, en la conspiración internacional judía, en lo de que dominan las finanzas del mundo entero.»
La siguiente cita es perfectamente adscribible a un español de hoy mismo:
«usted piensa según unos estereotipos políticamente correctos. Le han inculcado que el mejor ciudadano es el cosmopolita de izquierdas de memoria corta y que el patriotismo es una especie de hobby vergonzoso que está al mismo nivel que el catolicismo popular, la xenofobia y, por supuesto, el antisemitismo.»
Por último, esta tercera cita es un lugar común que constantemente se piensa, más que se pronuncia, en nuestro país a día de hoy, de ayer y casi casi desde los tiempos de Mariano José de Larra:
«Szacki comprobó con espanto que en provincias los periodistas eran aún más estúpidos que en Varsovia.»
En conclusión, La mitad de la verdad de Zygmunt Miloszewski es una buena novela, muy entretenida, que esconde informaciones relevantes y presenta comportamientos humanos muy bien perfilados y muy reconocibles. Es seguro que leeré más libros de este polaco nacido en Varsovia en 1976 especializado en el género de la novela negra. 

 

3 feb 2023

El desierto de los tártaros. Dino Buzzati

18 comentarios:

«No le asaltó la más mínima sospecha de que aquella noche era muy triste para él, de que en aquellos peldaños, en aquella hora concreta, terminaba su juventud. De que al día siguiente, sin ninguna razón especial, ya no volvería al viejo sistema, ni al otro día, ni más adelante, ni nunca»

Durante meses la busqué por librerías y bibliotecas. Eran tantos quienes hablaban bien de ella que me picaba muchísimo la curiosidad. Pero nada, no la encontraba por ninguna parte. Sin embargo estas Navidades entré en La Central de Callao (Madrid) y allí me estaba esperando. No lo dudé un instante y me la regalé en ese preciso instante. Los RRMM me la habían colocado delante para satisfacer mi deseo.


He leído con gusto este libro y he experimentado con él lo que hacía tiempo no me sucedía y que para mí, cuando me ocurre,  es marchamo de calidad y buena literatura: una vez iniciada la novela, su lectura me llamaba desde que por la mañana abría los ojos. Y eso sólo me había sucedido en mi juventud con Vargas Llosa, García Márquez y algún otro de los grandes. Pues Dino Buzzati y su El desierto de los tártaros ha despertado en mí sensaciones tan gratas como las experimentadas muchos años atrás.


El desierto de los tártaros
Sinopsis
(tomada de la contraportada de la edición de Alianza Editorial)

La historia del oficial Giovanni Drogo, destinado a una fortaleza fronteriza sobre la que pende una amenaza aplazada e inconcreta, pero obsesivamente presente, se halla cargada de resonancias que la conectan con algunos de los más hondos problemas de la existencia, como la seguridad como valor contrapuesto a la libertad, la progresiva resignación ante el estrechamiento de las posibilidades vitales de realización, o la frustración de las expectativas de hechos excepcionales que cambien el sentido de la existencia.

Presenta el autor italiano en esta novela publicada el año 1940 cuestiones trascendentales en la vida del ser humano: el inexorable paso del tiempo, la soledad, el envejecimiento, la impotencia del hombre ante el mundo que se le antoja (la fecha de escritura es 1939) incomprensible, las ilusiones vanas y pocas veces realizadas, la insensata búsqueda de un sentido trascendente y épico a la existencia sacrificando en su difícil consecución aspectos más normales de la vida como el amor a una mujer, los hijos, la vida familiar...

La acción se sitúa en un tiempo inconcreto, en un país también inconcreto. Hay serias expectativas de que la guerra estalle y da la sensación de que nadie puede hacer nada por evitarla; por eso el teniente Drogo es destinado a una fortaleza situada en una zona avanzada para controlar los posibles movimientos del enemigo cuando estos se produzcan. La ilusión entre los militares allí desplazados es máxima, si se desata el conflicto estos hombres podrán demostrar su valor y comportarse con heroísmo. Por eso se vigila con afán cualquier acción de los enemigos por mínima o de poco valor que esta sea. Pero así, en medio de la rutina impuesta por la vida militar pasan los días, los meses, los años («Cuatro meses habían bastado para enviscarlo en el monótono ritmo del servicio»). El teniente Drogo llegó a la Fortaleza con el decidido propósito de a los cuatro meses pedir una baja médica y volver a la ciudad donde la vida es más agradable y donde posiblemente le aguarde María, la hermana de su amigo Francesco Vescovi; sin embargo, llegado el momento y como ya los más antiguos en la fortificación le advirtieron, va posponiendo la decisión de abandonar el destino militar.  El tiempo, el hábito, la rutina, un «presente perpetuo e interminable». Un tiempo que parece inagotable, pero que huye inexorable. Tres días o siete meses parecían haber transcurrido ayer mismo. 
 «Pero Drogo no lo sabía, no sospechaba que la partida le habría costado trabajo ni que la vida de la Fortaleza se tragara los días unos detrás de otros, todos semejantes, con velocidad vertiginosa. Ayer y anteayer eran iguales, no habría ya sabido distinguirlos; un hecho de tres días antes o de veinte acababa pareciéndole igualmente lejano. Así se desarrollaba, sin saberlo él, la huida del tiempo.»
En esta imposibilidad de marchar, de abandonar el asfixiante baluarte militar hay mucho de kafkiano. ¿Por qué, nos preguntamos, el Capitán Ortiz, con quien se encuentra Drogo en las primeras páginas camino de la Fortaleza no ha abandonado el bastión? E igual que Ortiz, Prosdocimo, el sastre del Regimiento, o el sargento Trunk o el mismísimo Coronel. Todos ellos  creen que van a irse pronto de esta Fortaleza, pero en la espera del ataque del enemigo se les van pasando los años. Todas sus expectativas inmediatas, hasta que lleguen acontecimientos espectaculares, las reducen al cumplimiento a rajatabla del Reglamento. Esta es la razón de su existencia. Tan es así que incluso un compañero de nombre Lazzari morirá a manos de su amigo Martelli, el Moreno, simplemente porque en el ejército prima la condición de soldado sobre la de persona y si Lazzari desconoce o ha olvidado la contraseña, las ordenanzas dicen que hay que disparar contra él. Y Martelli así lo hace.

La historia de Drogo y la Fortaleza donde este teniente sirve la cuenta un narrador en tercera persona, que es objetivo y que va relatando aquello que va viendo, sabiendo, comprobando: «Un oficial -de espaldas no se puede ver quién es, pero podría ser Giovanni Drogo- camina aburrido, en la mañana de primavera, por los vastos lavaderos de la tropa, desiertos a esas horas.»

Esta primavera y los cuatro años transcurridos desde que Drogo llegara a la Fortaleza le deciden a por fin abandonar el destino y volver a la ciudad donde irá a ver al General para que le cambie de destino. La vuelta a la vida civil anterior le va a desilusionar: ya no encuentra en María la gracia y jovialidad de cuatro años atrás; un enorme desencanto se apropia de él cuando llega a la casa familiar; pero lo más fuerte es que el propio General del que depende su futuro le comunica la imposibilidad de su traslado dado que todos los posibles ya han sido cubiertos por sus propios compañeros que, marrulleros, se la han jugado escondiéndole los cambios que iba a haber en la Fortaleza. Drogo aprende en carne propia el  sentido real del tan elogiado compañerismo militar: cada uno se ha movido por su propio interés
«Drogo comprendió que había hecho el papel de un imbécil, comprendió que sus compañeros se la habían jugado, que el general debía de tener una impresión muy mediocre de él y que no había ya nada que hacer.»
Sólo queda ya, para poder sobrellevar este cruel destino, que suceda lo que todos llevan años esperando, que llegue, por fin, la confrontación con el enemigo. Pero cualquier movimiento avistado en forma de figuras negras y luces es considerado por la autoridad militar como intrascendente. Nadie piensa que vaya a pasar nada, incluso llega una ordenanza prohibiendo el uso de catalejos propios debiendo usar los muy arcaicos del ejército, proscribiendo así mismo difundir rumores sobre movimientos del enemigo. La orden en cuestión tardó el Estado Mayor dos años en transmitirla, algo que se antoja claramente kafkiano. ¿No será que pese a hablar continuamente de heroísmo, deseo de entrar en combate y demás, los militares tienen miedo?

La verdad es que esta novela toca aspectos muy profundos y trascendentales del ser humano. Junto al ya señalado del paso inexorable del tiempo, aparece la idea existencial, tan arraigada en los años 40 y 50 del siglo pasado, de 'el hombre, un ser abocado a la muerte'. Esta espera, este temor, impide al individuo disfrutar del momento, de la vida, del presente. Ser un ser para la muerte es idea que plasmó en 1938 Jean Paul Sartre en su obra La náusea y en 1942 Albert Camus en El extranjero. Con estas dos obras es evidente que El desierto de los tártaros tiene paralelismos muy evidentes. Las tres obras ahondan en la idea del existencialismo que en 1927 plasmara Martin Heidegger en su obra Ser y tiempo.

La novela tiene, junto a este evidente componente existencial y junto a la también clarísima influencia de Frank Kafka, mucho de surrealista. En ocasiones parece como que el joven Drogo o cualquiera de los compañeros que llevan en ese Puesto avanzado muchos años estuvieran inmersos en un universo onírico, en un mundo de sueños. En este sentido El desierto de los tártaros recuerda en cierta manera La montaña mágica de Thomas Mann. En ambos relatos el universo vital de Castorp y los otros enfermos de la novela de Mann es similar al de la Fortaleza donde pasan las horas, los días, las semanas, los meses y los años el regimiento en el el que sirve Drogo. Son Hans Castorp y Giovanni Drogo dos seres semejantes: los dos se debaten en las contradicciones 'muerte-vida' y 'enfermedad-salud'. En ambas novelas al final parece que la ocasión heroica -el enfrentamiento con el ejército enemigo- se presenta: en La montaña mágica en el alistamiento de Castorp en el ejército alemán para luchar contra Francia y en El desierto de los tártaros, de manera mucho más cruel, en una guerra anunciada e ignorada y esperada al mismo tiempo durante décadas. No viene al caso hablar más aquí de lo que sucede, basta con leer íntegramente esta hermosa y profunda novela de Dino Buzzati para enterarse.

Lo de novela profunda creo haberlo dejado claro a lo largo de esta reseña; en cuanto a la belleza que encierra, diré que, además de la derivada de la propia historia, ésta reposa en el lenguaje empleado, un lenguaje cargado de poeticidad
«Entre tanto el tiempo corría, su latido silencioso mide cada vez más precipitado la vida, no podemos parar ni un instante, ni siquiera para una ojeada hacia atrás. "¡Párate! ¡Párate!", quisiéramos gritar, pero comprendemos que es inútil. Todo huye, los hombres, las estaciones, las nubes; y de nada sirve agarrarse a las piedras, resistir en lo alto de un escollo; los dedos cansados se abren, los brazos se aflojan inertes, nos arrastra de nuevo el río, que parece lento, pero jamás se para.»
Si es hermosa la referencia a la huída del tiempo, no lo es menos cuando el autor se refiere a la soledad en la que en definitiva el ser humano vive 
«Drogo se dio cuenta de que los hombres por mucho que se quisieran, siempre permanecen alejados; si uno sufre, el dolor es completamente suyo, ningún otro puede tomar para sí ni una minima parte; si uno sufre, no por eso los otros sufren daño, aunque el amor sea grande, y eso provoca la soledad en la vida.»
Y también sobre cómo el hombre no percibe que la vida, el tiempo, se le escapa, huye
«Así Drogo sube una vez más el valle de la Fortaleza y tiene quince años menos de vida. Por desgracia, no se siente cambiado en gran cosa, el tiempo ha huido tan velozmente que el ánimo no ha conseguido envejecer.»

La novela se cierra circularmente. Al inicio de ella un joven teniente Drogo se encuentra, camino de la Fortaleza, con el Capitán Ortiz que le cuenta un poco la vida en el Regimiento y le aconseja pedir un cambio de destino en cuanto pueda no vaya a ser que le suceda lo que a él. Y en uno de los capítulos finales el ya Capitán Drogo en uno de sus viajes a la Fortaleza desde el pueblo donde ha pasado unos días de permiso topa con un jovencísimo teniente Moro que, muy ilusionado, va camino del Regimiento donde ha sido destinado. Han pasado veinte años. 


Para finalizar
Novela existencial
He disfrutado mucho leyendo a Dino Buzzati (Belluno, 1906 - Milán, 1972), un periodista del Corriere della sera que pese al enorme nivel literario de sus novelas y relatos nunca se consideró escritor sino siempre un periodista que a veces escribía ficciones. Sin embargo El desierto de los tártaros es una novela impresionante que ya sólo por sí sola encumbra al autor y lo sitúa entre lo mejor del siglo pasado. Un clásico con todas las letras, un autor imprescindible de la literatura universal. 

Considero muy recomendable la lectura de esta novela. Ahora bien, aviso para navegantes: Abstenerse lectores que busquen enganches rápidos, giros inesperados, y que desdeñen la buena literatura expresada en hermosas descripciones físicas y de carácter. 

Para aquellos que se resistan a la buena literatura, pero deseen conocer los intríngulis de la historia de  El desierto de los tártaros, les diré que existe versión fílmica de la novela realizada el año 1976 por el director italiano Valerio Zurini. No la he visto, pero estoy casi seguro de que la novela le dará varias vueltas; pero no debe de ser mala: Filmaffinity le da un 6'5 sobre 10 de calificación.

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Nota
Incluyo esta novela en el Reto Nos gustan los clásicos y en el de Escritores de la A a la Z