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27 ene 2014

Tracy Letts - G. Vera: "Agosto: Condado de Osage" John Wells - Tracy Letts: "August: Osage county"

4 comentarios:
Gerardo Vera dirigió en España la obra de teatro "Agosto"
La semana pasada fui a ver la adaptación al cine de la obra "August: Osage county" del escritor norteamericano Tracy Letts (Tulsa, Oklahoma, 1965), ganador con este título del premio Pulitzer al mejor Drama del año 2008. El guión adaptado ha corrido de la mano del mismo Tracy Letts en estrecha colaboración con el director de la cinta John Wells.

Se da la curiosa circunstancia de que el montaje de la obra teatral pudimos verlo aquí, en el teatro Valle Inclán de Madrid, a finales del año 2011; fue dirigida magníficamente por Gerardo Vera en versión de Luis García Montero. Guardo en la memoria las excelentes actuaciones del elenco de actores que la interpretaron: Amparo Baró, Carmen Machi, Irene Escolar, Sonsoles Benedicto y otros. Fue una representación magnífica que aguanta, perfectamente, la comparación con lo visto en el cine. Y eso que poner juntos los nombres de los actores de uno y otro montaje da cierto vértigo. Pero allá vamos:

Meryl Streep (Amparo Baró) es Violet Weston
 Sam Shepard (Miguel Palenzuela) es Beverly Weston
♦ Margo Martindale (Sonsoles Benedictoes Mattie Fae Aiken, la hermana de Violet.
♦ Julia Roberts (Carmen Machi) es Barbara Fordham (hija de Beverly y Violet)  
 Julianne Nicholson (Alicia Borrachero) es Ivy Weston, (hija de Beverly y Violet).
 Ewan McGregor (Antonio Gil) es Bill Fordham, el marido de Bárbara.
 Abigail Breslin (Irene Escolar) es Jean Fordham, la hija de Bárbara y Bill. 
 Juliette Lewis (Clara Sanchis ) es Karen Weston (hija de Beverly y Violet)
 Dermot Mulroney (Gabriel Garbisu) es Steve Huberbrecht, el prometido de Karen 
 Chris Cooper (Abel Vitónes Charlie Aiken, el marido de Mattie Fae. 
♦ Benedict Cumberbatch (Markos Marín ) es Charles Aiken Jr, el hijo de Mattie y Charlie.
♦ Will Coffey (Chema Ruiz) es Deon Gilbeau, jefe de policía.
 Misty Upham (Marina Seresesky) es Johnna Monevata, el ama de llaves.
  
Pero hay que reconocer que aguantar no equivale a superar: la Violet que compone Meryl Streep es más brutal, más despiadada, más desolada que la que hizo Amparo Baró en un registro más enfadado, más gritón aunque igual de perverso. En cuanto al enfrentamiento Julia Roberrts vs Carmen Machi yo optaría por un empate, por una magnífica igualdad con goleada de ambas. A mí la Roberts me ha agradado, y mucho, pues en mi retina tenía sus frecuentes papeles almibarados de los que en esta ocasión se deshace con maestría para presentar a una hija de Violet que, a buen seguro, ocupará en breve el puesto que tanto recrimina a su madre. Esta Bárbara Fordham pasada por el tamiz de la española Carmen Machi dio un resultado excelente: creíble, enérgico, decidido. Irene Escolar compone un personaje habitual ya en ella que como no lo remedie la va a encasillar en el arquetipo de desabrida chica adolescente (muy cercana en el tiempo tengo su actuación en la obra "El cojo de Inishmaan" donde el tono que da a la chica que protagoniza es muy similar al de "Agosto"); desde luego, en mi opinión, Abigail Breslin la supera con creces a pesar de que su físico haga algo difícil de creer los 14 años de su personaje. 

Del resto diría que en líneas generales están a la par, aunque destacaría dos excepciones: la primera sería Alicia Borrachero quien  no resiste la comparación con el tierno e interiorizado personaje que en la pantalla realiza Julianne Nicholson; por contra, Chema Ruiz sí que puso en pie a un personaje difícil, el jefe de policía Deon Gilbeau que en la pantalla apenas si aparece al haber eliminado John Wells -en connivencia, imagino, con Tracy Letts- uno de los instantes más emotivos del drama, el reencuentro entre Bárbara este hombre, antigua relación adolescente, que ella no ha podido olvidar porque el amor siempre está ahí incluso para quienes en voz alta abominan de él.

Sinopsis:
 La familia Weston se reúne al morir el padre en extrañas circunstancias. Violet, la madre, padece un cáncer y está próxima a morir. El choque familiar es grande al reunirse todos en torno a la mesa tras el entierro del padre. Cada personaje lleva una vida muy distinta y Violet pasa revista a cada uno de ellos.

Personajes:
De los femeninos el fundamental es el de Violet, quien, si hablásemos en clave española, sería una auténtica Bernarda Alba: autoritaria y destructora de cuantas ilusiones albergan sus hijas, en especial  Ivy Weston. El choque con Bárbara, su hija mayor y según todos los indicios próxima matrona familiar, es gigantesco y no sólo moral o ético sino también físico: la pelea entre Violet (Meryl Streep / Amparo Baró) y Bárbara (Julia Roberts / Carmen Machi) es uno de los momentos cumbre del drama. Todas las hermanas han fracasado en su vida, quizás sólo Ivy guarda cierta ilusión en su interior, pero ya se encargarán su madre, su tía y Bárbara de echarla por tierra. Todas están solas, muy solas.




Los personajes masculinos cubren un abanico amplio de caracteres: Steve Huberbrechtel chulo y engatusador de mujeres; Charlie Aiken, el marido paciente hasta el extremo que defenderá al hijo frente a los constantes desprecios de la madre; Charles Aiken Jr,, un auténtico 'Aspergen', machacado por su insensible madre, pero con esperanzas al descubrirse enamorado de Ivy WestonBill Fordham, el clásico marido divorciado que cumple con sus obligaciones familiares incluso cuando los afectos ya se han volatilizado;  Deon Gilbeau, el chico que no ha salido de la localidad y que ha conseguido un puesto mediocre pero que no ha caído en la pérdida de valores de los Watson, supuestos triunfadores; y por último Beverly Weston (Sam Shepard / Miguel Palenzuela), quien queda calificado en su breve pero importante papel en la frase que inicia la acción y que él dirige a la silenciosa india (Misty Upham / Marina Seresesky) que acaba de contratar para atender a su esposa enferma:
 "'La vida es demasiado larga'-dice T. S. Elliot-.  'Yo bebo y mi mujer toma pastillas. Ese es el acuerdo al que hemos llegado'”. 
La historia de Tracy Letts tiene todo el aroma con que yo asocio la gran literatura americana del siglo pasado: alcoholismo y drogadicción, pobreza moral, soledad, sexo, amor, traición y calor, muchísimo calor. Y esto desde Faulkner y sus novelas del sur pasando por John Steinbeck al que constantemente recordaba viendo la obra y/o la película por la ubicación del relato en Oklahoma; los personajes son por lo tanto 'okies' como los de Steinbeck en su novela "Las uvas de la ira", seres capaces de llegar a infringir daños terribles a los demás pues su tierra inhóspita y pobre los ha hecho demasiado duros (Julia Roberts manifiesta su desolación al contemplar las largas extensiones calcinadas por el sol por las que se mueve junto a su madre volviendo de enterrar al padre). Obviamente no se puede olvidar en esta corta excursión por los escritores americanos del XX a los dramaturgos Tennessee Williams, Arthur Miller, Edward Albee o Eugene O'Neill como antecedentes claros de este magnífico Tracy Letts.

Música:
La música es muy importante en el film. En la anécdota que se desarrolla vemos cómo los hippies (jóvenes eternos) están llegando al fin de sus días; y ello, no por lógico y entendible, deja de sorprendernos: jamás pensamos que los jóvenes de las flores, las drogas y el rock pudiesen consumirse somo cualesquiera otros. Pues sí, así es y así lo contemplamos en este film ayudados para percibirlo mejor por los magníficos temas musicales de Eric Clapton, Deep Purple o Billy Squier, a los que se une la banda sonora especialmente compuesta para el film por Gustavo Santaolalla (autor de BSO memorables como la de "Babel", "Brokeback Mountain o "Amores perros", entre otras muchas).
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Nota: [En la página de este blog "Música que me gusta escuchar" he colocado enlaces para poder escuchar algunos temas del film y de otras películas para las que Gustavo Santaolalla compuso en su día la banda sonora]









22 ene 2014

Emily Dickinson, Walt Whitman: Transcendentalismo norteamericano

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Por profesión y gusto hacia la poesía, muchas veces he tenido ocasión de leer los poemas de "Hojas de hierba" de Walt Whitman en la traducción de J. L. Borges. Sin embargo de los poemas de Emily Dickinson apenas si sabía algo más de lo que le dedican los libros de texto al abordar la poesía norteamericana del siglo XIX. Afortunadamente, desde hace no muchos años y merced a muchos y buenos lectores -ahora recuerdo a Manuel Hidalgo o a Muñoz Molina- su figura literaria ha ido alzándose entre quienes, al menos un poco, amamos la poesía. A la labor divulgativa de los lectores hay que sumar la proliferación de traducciones de los poemas de la norteamericana -citaré dos de ellas, ediciones bilingües además: "Poesías completas" en traducción de José Luis Rey , y "Emily Dickinson (poemas 1-600)" en traducción de Ana Mañeru Méndez y María-Milagros Rivera Garretas (estas dos traductoras tienen previsto presentar este año otro volumen con los 600 poemas siguientes, para completar la obra de la Dickinson en 2015 con la publicación del resto de su poemario en un volumen más)-.


Ambos escritores, Walt Whitman (1819-1892) y Emily Dickinson (1830-1886), abren la puerta a la contemporaneidad poética. El primero influirá mucho en poetas del siglo XX tanto americanos (Neruda es un buen ejemplo) como europeos (en España, en concreto, es fácil ver su sombra detrás de algunos poemas del Blas de Otero de Ancia). De Emily Dickinson cabe decir otro tanto (Juan Ramón Jiménez la admiraba y tradujo algunos de sus poemas) si bien su poesía nace más de su cotidianidad femenina y no alcanza jamás -más bien huye de ello intencionadamente-  el tono épico en que Whitman diluye su individualidad.
Pero creo que no es este el lugar ni el momento de hacer disquisiciones o embrolladas exégesis sobre este o aquel poema, la idea que subyace aquí o allá, si es mejor Emily que Walt...   Pienso que lo importante es presentar  algunos poemas de uno y otro que me gustan por algún motivo y compartirlos con quienes ya son degustadores antiguos de estos poetas incluidos en el movimiento del transcendentalismo americano; y si a otros resultan desconocidos, dárselos a conocer y así que estos grandes creadores ganen nuevos lectores.


Emily Dickinson


De ella siempre se ha resaltado el hecho de que en vida sólo publicó cinco poemas, y éstos sin su nombre. Además los últimos años de su vida los vivió recluida en su habitación. De su vida amorosa se le han señalado tanto atracciones masculinas como femeninas. Las primeras no llegaron a más por intervención paterna (su padre siempre estimó que sus pretendientes eran poca cosa para ella), razón por la que Emily se refugiaría en el mundo femenino que le rodeaba en su propia casa, en especial en su cuñada Susan Huntington de quien, se deduce al leer sus poemas, estuvo muy enamorada. Por último hay que reseñar que la sociedad en la que vive esta mujer es una sociedad rural, machista, de una religiosidad protestante muy acentuada en una Norteamérica que está unificándose (Guerra de Secesión) y preparándose para ser el Imperio que aún hoy es:


Poema 36:
Si yo muriera -
Y tú vivieras -
Y el tiempo siguiera fluyendo -
Y la mañana brillara -
Y el mediodía ardiera -
Como ha hecho habitualmente -
Si los Pájaros construyeran como antes
Y las Abejas fueran tan activas -
¡Una podría partir cuando quisiera
De la empresa de aquí abajo!
Es dulce saber que quedarán provisiones
Cuando yazgamos con las Margaritas -
Que el Comercio continuará -
Y los Negocios volarán igual de rápido -
¡Tranquiliza la marcha
Y mantiene el alma serena -
Que caballeros tan animados
Dirijan la agradable escena!

Poema 112:
[Enviado a Susan Huntington Dickinson]
El Triunfo lo consideran dulcísimo
Quienes nunca triunfaron.
Comprender un néctar
Requiere la necesidad más acuciante -
Ni uno de entre toda la Hueste púrpura
Que tomó hoy la bandera
Puede dar una definición tan Clara de la Victoria -
Como el derrotado - moribundo -
En cuyo Oído prohibido
Los lejanos compases del triunfo
Estallan agónicos y Claros -

Poema 197:
¡Jesús! ¡Que tu crucifijo                                   ¡Jesús! ¡Que tu segunda cara
Te permita calibrar                                           Te advierta en el Paraíso
El tamaño más pequeño!                                   De las nuestras! 

Poema 206:
Los más pequeños Ríos - dóciles a algún mar.
Mi Caspio - a ti.

Poema 389
¡Yo - Ir! Mi rostro deslumbrado
¡En lugar tan resplandeciente!                     Mi Fiesta, será
Yo - oír! Mi Oído extranjero                      Que Ella y Él - me recuerden -
¡Los sonidos de Bienvenida - ahí!               Mi Paraíso - la fama
Las y los Santos olvidan                             De que Ella y Él - pronuncien mi nombre -
Nuestros tímidos pies -



Walt Whitman


Frente al apocamiento y recogimiento interior que se percibe en Emily Dickinson su compatriota coetáneo, Walt Whitman, se presenta como un poeta vitalista, pleno de optimismo y fe en su Nación que en esos momentos está librando una importante guerra civil y abolicionista de la esclavitud; hombre cosmopolita que observa el inicial capitalismo rampante; y esencialmente un demócrata convencido del igualitarismo entre todos los seres humanos. "Hojas de hierba" es un entusiasta, sensual  y hasta brutal en ocasiones, canto a la alegría de vivir y sentirse henchido de vida que él disfruta sintiéndola y gozando de todo lo que el Mundo ofrece.
De los seis apartados -todos excelentes- que forman esta edición escojo algunos versos de la parte segunda, Canto de mí mismo:

Ser en cualquier forma, ¿qué es eso?
(Giramos y giramos para volver al mismo punto, todos nosotros, sin fin),
Si no hubiera nada más evolucionado que la almeja en su insensible valva, eso bastaría.
Mi valva no es insensible,
Tengo instantáneos conductores que recorren mi cuerpo, en el movimiento o en la inquietud,
Se apoderan de cada cosa y hacen que sin dolor entren en mí.
Me basta remover, apretar , sentir con los dedos para ser feliz.
Apenas puedo resistir el roce de mi cuerpo o el de otro.
[27 de Canto de mí mismo]

Creo que podría vivir con los animales, son tan secretos y tan plácidos,
Me detengo y me demoro mirándolos.
No se atormentan ni se quejan de su condición,
No se quedan despiertos toda la noche ni lamentan sus culpas,
No me abruman con discusiones de sus deberes para con Dios,
Ni uno solo está descontento, ni uno solo está dominado por la locura de tener cosas,
Ni uno solo se arrodilla ante otro, así fuera de su especie que vivió hace miles de años,
Ni uno solo es decente o desdichado en toda la faz de la tierra.
[32 de Canto de mí mismo]
[...]
Soy un aventurero, acampo junto a las fogatas en las avanzadas,
Echo al novio de la cama y me quedo con la novia,
La estrecho toda la noche contra mis muslos y mis labios.
[...]
Comprendo el ancho corazón de los héroes,
El coraje de hoy y de todos los tiempos,
Comprendo cómo el capitán vio los restos del vapor sin timón y la Muerte persiguiéndolos a través de la tormenta,
Cómo se afirmó y no retrocedió una pulgada, y cómo fue leal día y noche,
Y con grandes letras de tiza escribió en una tabla:
No se desalienten, no hemos de abandonarlos.
[...]
Todas estas cosas absorbo, me saben bien, me gustan y son mías,
Yo soy el hombre, yo padecí, yo estaba allí.
[33 de Canto de mí mismo]

[...]
Exijo aún más para el que maneja el mazo y el cincel con la camisa arremangada,
No me opongo a las revelaciones divinas; pienso que una voluta de humo o el vello de una mano son tan prodigiosas como ellas;
Los muchachos sobre los carros de incendio, con sus escaleras de cuerdas, no valen menos para mí que los dioses de las antiguas guerras,
[...]
Nadie ha soñado lo admirables que son la bosta y la inmundicia,
Lo sobrenatural no vale nada, con el tiempo yo también seré sobrenatural,
[...]
[41 de Canto de mí mismo]

[...]
Esta es la ciudad y yo soy uno de los cidadanos,
Todo lo que interesa a los demás, me interesa a mí: la política, las guerras, los mercados, los diarios, las escuelas,
El intendente y el concejo, los bancos, las tarifas, los vapores, las fábricas, los títulos, los fondos, los bienes inmuebles y muebles.
[...]
Conozco perfectamente bien mi egoísmo,
Sé que mis versos son omnívoros, pero he de seguir escribiéndolos,
Y te llevaré, quienquiera que seas, a mi nivel.
Este canto mío no es una rutina,
Está hecho de bruscas preguntas que llegan lejos y todo lo acercan;
Este libro impreso y encuadernado -¿y qué hay del impresor y del muchacho de la imprenta?
[42 de Canto de mí mismo]

Ha llegado la hora de explicarme, pongámonos de pie
Me despojo de lo conocido,
Lanzo conmigo a todos los hombres y a todas las mujeres a lo Desconocido.
El reloj indica el momento -¿pero qué indica la eternidad?
[...]
Antes de que yo naciera de mi madre, las generaciones me guiaron,
Mi embrión no durmió nunca, nada pudo oprimirlo.
[...]
Todas las fuerzas trabajaron  sin cesar para modelarme y deleitarme,
Y ahora estoy aquí, en este lugar,
Con mi alma robusta
[44 de Canto de mí mismo]

Me ha tocado en suerte, lo sé, lo mejor del tiempo y del espacio; nunca he sido medido y no seré medido jamás.
El viaje que emprendo es eterno (¡que todos me oigan!)
[...]
No tengo cátedra ni iglesia ni filosofía,
No llevo a ningún hombre a una mesa puesta, a la biblioteca, a la bolsa,
Pero a cada uno de vosotros, hombre o mujer. lo llevo a una cumbre,
Mi brazo izquierdo ciñe tu cintura, Mi derecha señala los continentes y el gran camino.
Ni yo ni ningún otro puede andar por ti ese camino,
Eres tú quien debe andarlo.
[46 de Canto de mí mismo]

Dije que el alma no es más que el cuerpo,
Y dije que el cuerpo no es más que el alma,
Y que nada, ni Dios, es más que uno mismo
[48 de Canto de mí mismo

El pasado y el presente se borran, los he colmado, los he agotado,
 Ahora me dispongo a colmar mi parte del futuro.
¡Tú, que me escuchas allá arriba! ¿Qué tienes que confiarme?
Mira mi cara mientras aspiro el olor de la tarde,
(Habla sinceramente, nadie nos oye, sólo nos queda un minuto.)
¿Me contradigo?
Muy bien, me contradigo,
(Soy amplio, contengo multitudes.)
Me dirijo a los que están cerca y espero en el umbral.
¿Quién ha concluido su tarea? ¿Quién concluirá más pronto la cena?
¿Quién quiere salir a pasear conmigo?
¿Hablarás antes que me vaya? ¿Y estás fallándome?
[51 de Canto de mí mismo]

15 ene 2014

Tomás Eloy Martínez: "Purgatorio"

12 comentarios:
"Purgatorio" (2008) es la última novela del autor argentino y la segunda que leo de él con sumo gusto. La anterior, "El  vuelo de la reina",  la leí dentro de la tertulia "Más que palabras" y, tras recibir un sinfín de parabienes de los integrantes de la misma, en el ya lejano mes de septiembre del año 2011 hice una reseña sobre ella en este mismo blog. Precisamente ha sido el recuerdo de tan grata y enriquecedora lectura lo que me ha empujado a hacer ésta.

Sinopsis:
"Purgatorio" es la historia de Emilia, mujer que recién casada ve cómo su marido, Simón Cardoso, es detenido por los soldados del puesto militar de Huacra en Tucumán (Argentina), una zona casi desértica al noroeste de Buenos Aires adonde los recién esposados han acudido a pasar su luna de miel mientras completan unos mapas.

Durante los siguientes 30 años esta mujer pasará un auténtico purgatorio (esta es una de las justificaciones del título) acudiendo a cuantos lugares quienquiera le diga haber visto a Simón (Caracas, Río de Janeiro, el sur o el norte de la Argentina, los Estados Unidos...).

Estructura:
La novela se articula en cinco extensos capítulos con títulos referidos  a versos del "Purgatorio" de Dante. Esta extensa segunda parte de la "Divina Comedia" sirve de fondo y soporte a la anécdota que se relata, pues Emilia en vida y Simón en su forzada desaparición por los militares abandonan la dimensión temporal que es propia a los seres vivos, pasando ella a quedar fijada en ese día de abril de 1976 y él a la dimensión que es propia de aquellos que esperan en el limbo la purgación de sus actos. Emilia dice al narrador: "La iglesia católica creía que el purgatorio era la purificación que necesitan las almas imperfectas para entrar en el paraíso. [...] El purgatorio es una espera de la que no se conoce el fin" (pág. 67); de aquí se pasa a la alegoría de las siete terrazas con que Dante lo presenta en su poema inmortal, cuando el narrador reflexiona sobre la incesante búsqueda de Simón por Emilia: "Cuando salió a buscarlo no imaginaba que las terrazas de su purgatorio iban a ser tantas" (pág. 181) y también "la carta que la decidió a salir en su busca y subir las siete terrazas de su purgatorio amoroso" (pág. 209). Aunque quizás toda la peripecia vital de esta mujer esté contenida en el verso del Dante que ya casi al final de la novela el narrador encuentra entre los papeles de ella: "Quel color che l'inferno mi nascose. [...] 'Aquel color que me escondía el infierno" (pág. 194).

No existe, como es habitual en este escritor, linealidad discursiva alguna. El reencuentro Emilia - Simón abre la narración y, aunque el tiempo de esta unión  apenas alcanzará unos días de duración, mientras transcurren estos, en constantes vueltas hacia atrás (flash back) y hacia adelante (flash forward), el autor nos mostrará la vida de la Argentina durante esos 30 años de purgatorio, demorándose, como es lógico, en el período de la Junta Militar (los comandantes de los tres ejércitos que la presidieron durante los siete años que duró, en especial Videla conocido como la Anguila por su extremada delgadez; el mundial de fútbol de 1978; la  guerra de las Malvinas; la visita a Buenos Aires de unos jovencísimos reyes de España...) para luego despachar con la técnica del resumen en una sola página lo que vino después (Alfonsín, Menen, corralito, etc.). En este marco histórico es en el que Emilia, hija de un todopoderoso del régimen, el doctor Dupuy, se desenvuelve: su matrimonio con Simón, su trabajo de cartógrafa en el Automovil Club, sus idas y venidas por el país y fuera de él en busca de su marido desaparecido y como modo de escapar del control paterno, la enfermedad de su madre Ethel, la utilización que de ambas hace su padre...

Toda la historia nos la cuenta un narrador en tercera y en primera persona. En tercera cuando lo que se muestra es la novela que éste está escribiendo a partir de la historia de Emilia, y en primera cuando él mismo está dentro del relato como personaje que habla y conoce la historia que Emilia directamente le narra.

OTROS TEMAS y ASUNTOS INTERESANTES TOCADOS EN LA NOVELA.
Además del de los desaparecidos, asunto principal, muchos otros surgen a partir de éste:

Ernesto Sábato investigó las desapariciones argentinas
La anulación del tiempo. Quizás sea este uno de los más interesantes dada la profundidad filosófica que entraña. Tomás Eloy Martínez (TEM) lo presenta a partir del concepto de 'desaparecido' que empleaba la Junta militar argentina para negar el acto criminal  cometido por el Estado. En el relato asistimos a una vuelta de tuerca del término cuando Emilia tras 30 años de acaecido el suceso "vuelve a reencontrarse con Simón" que, naturalmente, no ha envejecido un ápice; le ha sucedido lo mismo que a los hijos y nietos de esas abuelas y madres de Plaza de Mayo que año tras año siguen portando la foto del joven  o del niño aquel que les sustrajeron. Es lo mismo que sucede a los enfermos de alzheimer, que ven arrebatado el tiempo y se ven confinados a vivir un presente eterno, "un mediodía eterno" en palabras de Nietzsche o Shopenhauer (pág. 97).  No tener conciencia del paso del tiempo, vivir en una eterna juventud, aunque pudiera parecer una situación envidiable es, sin embargo, una penosísima condena, pues si existe algún constituyente esencial a la vida éste es el tiempo, su discurrir; si nos lo arrebatan, como les sucedió a las madres de Plaza de Mayo y a Emilia en el relato, nos anulan como seres humanos reduciéndonos a vivir un simulacro de existencia.  Este profundo asunto que el novelista presenta en esta novela lo ejemplifica mediante la contraposición  Heráclito - Parménides:
"Simón y Emilia creían ser el uno-para-siempre de Parménides, el ser que jamás iba a desplazarse de sí mismo hacia el pasado ni hacia otra parte, pero nada es nunca como se espera, nada es tan siquiera lo que parece que es" (pág. 79). Y en otro lugar el narrador que refería lo anterior hablando de sí  mismo dice: "Por aquella época vivía yo en Caracas y aprendía en Parménides que el no ser nunca es no ser a medias, lo que no es no lo es por completo, leía menos a Heráclito porque ya Borges lo había agotado, leía otra vez a Canetti y a Nabokov y a Kafka" (pág. 210)
La historia reciente de Argentina. Lo que siguió al asunto terrible de los desaparecidos lo
despacha en apenas una página. Es historia real
y al novelista sobre todo le importa el relato ficcional:
"Mientras tanto la Argentina se lanzó a la reconquista de las islas Malvinas, perdió la guerra, la dictadura militar se hundió en su podredumbre y Raúl Alfonsín ganó las primeras elecciones de la democracia  [...] llevó a juicio al Almirante, a la Anguila y a sus cómplices más visibles; la Anguila pasó los días del juicio leyendo o fingiendo leer la Imitación de Cristo del agustino
Tomás de Kempis, y tres revueltas militares amenazaron con sepultar la democracia,  y Alfonsín se tuvo que retirar del gobierno antes de tiempo acosado por la implacable inflación y porque los pobres niños que hundían las manos en la basura en busca de su pan eran ya tantos que llovían como polen sobre las calles, y luego lo reemplazó Carlos Menem, que perdonó los crímenes militares, vendió los pocos bienes que le quedaban a la Argentina, invocó el nombre de los pobres en vano, y dejó impunes los atentados contra la embajada de Israel" •
Mundial de Fútbol de 1978
 Dentro de la historia de la Argentina cabe señalar -y así se ve en la novela- la importancia alcanzada por la mendacidad, la mentira, elevada a la categoría de verdad por el oficialismo. El espantoso período de las desapariciones en Argentina curiosamente viene a coincidir en el tiempo con el múltiple avistamiento de ovnis en todo el mundo; avistamientos que en la Argentina se duplican por docenas y de los que se hacen eco hasta la extenuación todos los medios oficialistas. Junto a estas abduciones por extraterrestres de las que tanto se hablaba por el Régimen se dan las frecuentes apariciones de la Virgen con sus resignados mensajes a la población.
"Sobre las desapariciones de estos años siguen oyéndose historias que erizan hasta los latidos del corazón. Algunas revistas [...]  cuentan  con el lenguaje entre hipócrita y cómplice de entonces, el extravío de personas que viajaban en sus veleros por el Río de la Plata y se marchaban dejando la embarcación al garete [...] Acá no queda nada, no hay naninguno eran expresiones que se repetían en las radios y en los programas de televisión. Todavía se oyen y se leen.
Otros símbolos menos resistentes de aquella época se han desvanecido. Las naves extraterrestres que iluminaban las cuatro orillas de los cielos jamás volvieron. Del templo de Nuestra Señora de Esteco no sobreviven ni las ruinas"  (pág. 86)
Fuerte culturalismo. Igual que realizara en "El vuelo de la reina", TEM llena el relato de alusiones culturales:

a) Referencias literarias.
La principal es la que justifica el título, el "Purgatorio" de Dante Alighieri. Pero hay más, muchas referidas a la cultura argentina (Borges, Cortázar,  Macedonio Fernández...), y otras a la cultura universal (Swedenborg, Kafka, Somerset Maugham, Gonzalo Rojas, Proust, Philip Roth, etc.).

b) Referencias cinematográficas.
Abundan tanto en nombres (Ettore Scola, Hitchcock, Clint Eastwood, etc.) cuanto en técnicas:  "Dos de ellos lo levantaron sin esfuerzo y lo lanzaron contra la pared. Emilia vio caer a su marido en cámara lenta" (pág. 42) dice el narrador visualizando en el recuerdo de Emilia la detención y tortura de Simón.

c) Referencias musicales.
Dentro de este culturalismo cabe incluir múltiples alusiones musicales referidas tanto  a la cultura contemporánea,  en especial a la música pop (Frankie Valli y su tema"Can't take my eyes off you",  Keith Jarrett, los Beach Boys o el tema "Michelle" de los Beatles; pero también grupos argentinos de música ligera y sus temas más populares (por ejemplo “Muchacha ojos de papel”, “Ana no duerme”, “Plegaria para un niño dormido” de la banda de rock "Almendra"). En ocasiones -muy pocas- se alude a la música culta ("la sublime Misa en Do menor de Mozart"). [algunos de estos temas pueden escucharse en este mismo blog en la página "Música que me gusta escuchar"]

d) Referencias filosóficas.
Dejo para el final por haberme ya referido a ellas la importancia que en el asunto esencial del relato tiene la filosofía, con referencias explícitas a los filósofos de la Antigüedad Parménides y Heráclito, y también a filósofos más contemporáneos como Nietzsche y Shopenhauer.

Literatura por encima de todo:
Dentro del propio hacer literario de TEM en "Purgatorio" se puede señalar:

a) Posmodernismo: la novela que leemos es la misma novela que está haciéndose.

b) Fuerte metaforización. Además de la polisemia inherente al término "purgatorio", el autor carga ciertos términos y elementos, como los mapas, de valores sémicos trasladados. Estos mapas serán en el relato metáfora polisémica pues significan: 1)  la casi imposible tarea de trasladar la realidad -el territorio y en el caso del escritor los sucedidos en ese territorio- al papel; 2) la dificultad de explorar el interior del ser humano al carecer de mapas fiables que permitan internarse en él; 3) el endiablado y proceloso territorio de la literatura de la que el autor se alimenta; y así.

c) Realismo mágico o alucinatorio. En muchos momentos percibimos un tono propio de cierta literatura hispanoamericana, aunque no especialmente la argentina, que introduce el relato dentro de una realidad mágica o alucinatoria que en este caso cuadra a la perfección con el estado mental del personaje protagonista ("Lo busco aun antes de haberlo conocido", pág. 67).

d) Intertextualidad. Amén del poema del Dante, hay otros importantes intertextos como el referido al cuento de Kafka "El artista del hambre", "La educación sentimental" de Flaubert", "Cumbres borrascosas" de Emily Brontë, e incluso de la leyenda de Mary Ellis, enamorada del teniente Clay, que de ella misma decía ser "el hombre que amaba" (pág. 63)
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Nota:
Tomás Eloy Martínez falleció el 31 de enero de 2010 en Buenos Aires a causa de un tumor cerebral provocado por un cáncer que sufrió durante años. Vivió 75 años. 




8 ene 2014

Martin McDonagh: “El cojo de Inishmaan”

No hay comentarios:
Martin McDonagh (26 de marzo de 1970, Camberwell, Londres) es un dramaturgo y realizador angloirlandés, conocido por sus piezas teatrales de gran brutalidad y estilo cinematográfico. Se considera que cultiva una vertiente extrema del teatro de la crueldad, conocida como In-yer-face (“en tu cara”), que destaca el aspecto violento y grotesco de las obras para captar la atención del espectador.
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En Madrid se está representando actualmente su obra “El cojo de Inishmaan” (“The Cripple of Inishmaan”, 1997) , primera pieza de su segunda trilogía irlandesa, “The Aran Islands Trilogy”. Ambientada en las islas de Arán, frente a la costa de Galway, se completa con “The Lieutenant of Inishmore” (2001) y “The Banshees of Inisheer” (esta última nunca editada porque McDonagh consideró que no era suficientemente buena). “The Cripple of Inishmaan” se estrenó en el Royal Nabonal Theatre de Londres en 1997 y “The Lieutenant of Inishmore” en la Royal Shakespeare Company de Londres en 2001.
La obra se representa hasta el 26 de enero en el Teatro Español y pasará después al Teatro Infanta Isabel también en Madrid.

En esta obra asistimos a la crueldad con que la sociedad rural irlandesa de 1934 trata a un tullido, Billy ‘el Cojo’, diana de burlas y humillaciones sin fin. Billy vive con dos mujeres (Marisa Paredes y Terele Pávez) que lo acogieron de muy pequeño al quedar huérfano de sus padres. Él las quiere pero desea realizar su vida; y ve en la llegada a las islas del realizador norteamericano  Robert  Flaherty para realizar un documental (Man    of    Aran,    1934) la ocasión para hacerlo. Se trasladará con los del cine a Hollywood y allá se dará cuenta, viviendo en la indigencia, que son más importantes los afectos que el dinero y más cuando éste no llega pues será rechazado en el casting actoral por un joven rubio y sin taras que, al contrario que él, sí  sabe actuar.

Heredero de la corriente del teatro de la crueldad de Antonin Artaud, estética creada por el escritor francés en 1938, McDonagh conduce la historia con tono amable pese a la brutalidad de las palabras y acciones en que, en ese extremo occidental de la pobre y mísera Irlanda, viven los seres humanos, y logra en muchos momentos que el espectador ría, sonría, e incluso llegue a la abierta carcajada. Todo parece ir bien hasta que, como con frecuencia ocurre, cuando todos los escollos y problemas por fin han sido superados, la realidad, la cruel realidad, la vida en definitiva, reaparece con sus más afilados colmillos. Y el espectador, de repente, se reencuentra, con la risa congelada en su cara, con el mundo real que le rodea. Sí, esto es Teatro de la Crueldad con mayúsculas.

De la puesta en escena sólo decir que con la disculpa del documental que se está rodando se abusa un poco de las proyecciones y que la presentación de la obra es al más clásico estilo hollywoodense con fotografías gigantescas de los rostros de los  personajes principales. Por lo demás, la música celta que en sordina suena durante toda la función y los tonos grises que acompañan varias de las escenas (especialmente las que discurren en la playa junto al mar) dan a la representación el ambiente irlandés y marinero propio de esas islas. 

En cuanto a los actores, el plantel es magnífico y todos están a la altura. Las dos tías adoptivas, Kate y Eileen (Marisa Paredes y Terele Pávez), en mi opinión están soberbias y son las que, junto a un fantástico Enric Benavent en el papel del cucharón  Jonhypateenmike, en definitiva sostienen con sus diálogos en clave de humor el tinglado teatral. Del resto hay que destacar por encima de todos al joven Ferrán Vilajosana que compone un muy creible Billy; credibilidad que no desprende el personaje de Helen (Irene Escolar) al no casar su delicadeza real femenina con la brutalidad en todos los sentidos que contiene su personaje.

El cojo de InishmaanLa obra dura dos horas. Es una obra de las denominadas de texto y no aburre al espectador gracias a los giros argumentales, muchos de ellos inesperados, que el dramaturgo introduce en varias ocasiones. Estas variaciones sirven para dar a la representación el tono de comedia que se pretende. Al salir somos conscientes de haber asistido a una comedia, sí, pero de humor negro.

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Nota: Como director de cine Martin McDonagh ganó el Oscar al mejor cortometraje de 2006 con  Six Shooter. Su primer largometraje, In Bruges (Escondidos en Brujas), abrió el Festival de Sundance en enero de 2009, ganó el premio BAFTA al mejor guion, fue nominado al Oscar en la misma categoría y Colin Farrell se llevó el Globo de Oro al mejor actor de comedia. Más tarde volvió a trabajar con Colin Farrell en la película Seven Psychopaths (Siete sicópatas) estrenada en 2012, con Woody Harrelson, Sam Rockwell y Christopher Walken.

2 ene 2014

Las “Comedias bárbaras” de Valle–Inclán: MONTENEGRO

2 comentarios:

Fue una buena decisión inaugurar el año 2014 acudiendo con los amigos a ver la versión que Ernesto Caballero ha hecho de las “Comedias bárbaras(‘Romance de Lobos’, ‘Águila de blasón’ y ‘Cara de plata’) y que ha titulado “Montenegro” por ser D. Juan Manuel Montenegro y sus vástagos los personajes crueles y despóticos de un mundo galaico que, aunque situado en la segunda mitad el XIX, es el resultado de más de 300 años de inmovilismo,  por lo que Valle los presenta como un residuo del pasado que se resiste a desaparecer.

Comedias BárbarasSi bien Valle es conocido sobre todo por su creación estética del “esperpento”, las Comedias bárbaras pertenecen a otra etapa anterior, la mítica, de estética simbolista por lo que las habituales alusiones del autor a los personajes públicos de la segunda mitad del XIX, tan frecuentes en su fase del esperpento, prácticamente desaparecen en estas tres obras. Tan sólo en “Cara de plata”, título de la tercera de sus Comedias y nombre del único hijo presentado con humanidad, don Miguel de Montenegro, aparece brevemente una partida de requetés carlistas en la que este personaje se integra. Es la única alusión a la contemporaneidad pretérita y primera de su autor dado que Valle nace en 1866 y la última guerra carlista se desarrolló entre 1872 y 1876. A Valle el carlismo siempre le atrajo y se vinculó con personajes próximos a él aunque según pasaron los años su adhesión fue más estética que ideológica. Al decir de algunos de sus estudiosos “el carlismo como fuerza minoritaria y radical era para Valle, al igual que para otros el anarquismo, la fórmula que le permitía manifestar nítidamente su desacuerdo con la política vigente y con su propia sociedad.” 

En mi opinión, al desaparecer del texto la broza del presente o del pasado inmediato, las Comedias ganan en profundidad y universalidad. Las acciones de esos personajes altivos que cosifican a sus servidores utilizando sus cuerpos para su satisfacción y cuyo único auténtico quehacer en la vida es la de saciar sus instintos con la comida, el vino o el sexo hace que los veamos en una dimensión bestial y animalizadora que trasciende cualquier límite geográfico. Quedaría la esperanza de que la religión cumpliera la función para la que nació (ligar al hombre con unos más altos destinos), pero  –como diría algún contemporáneo de don Ramón o él mismo quizás- ¡quiá!, sus monjes y sacerdotes viven, más aún si cabe que el rebaño, enfangados en la inmundicia que debían limpiar.  Tampoco hay que olvidar la rapiña, la inhumanidad, el latrocinio, incluso el parricidio, en que caen estos Montenegro. Hasta tal punto es esto que el cacique D. Juan Manuel llega a convertirse casi en un rey Lear que se ve zaherido, golpeado, vejado e insultado por los lobeznos que ha amamantado: una auténtica jauría.

La dureza que se muestra en los comportamientos anteriores sólo se ve suavizada, –¡un poco tan sólo!-, por el amor que Cara de Plata siente por Sabelita y que no llega a disfrutar al decidir el bárbaro de su padre que la joven merece más y ese más, naturalmente, no es otro sino él. Frente a este amor de sexo y pasión estaría el que el mismo D. Juan Manuel profesa a su venerable esposa Dª María. Como se ve Valle Inclán hace gala de su atracción por una sociedad machista y tradicionalista que a la mujer sólo la quiere para procrear o para que el hombre la goce.

Director del CDN, Ernesto Caballero,
En cuanto a la puesta en escena y la representación propiamente dicha, ver “Montenegro” es una auténtica gozada. La calidad estética que consiguen los actores mediante sus movimientos simulando ser perros, caballos o mascarones de proa es asombrosa; la trabajada iluminación sirve para transformar la escena en mar tempestuoso, campo o interior de choza o palacio según convenga; la música en directo subraya los momentos precisos y acompaña con dulzura las melodiosas cantigas galaicas con las que los humildes se deleitan; y así todo.

Destacar negativamente a algún actor es cometido imposible. Por lo contrario sobresalen todos, aunque Ramón Barea en su papel de D. Juan Manuel está soberbio y se eleva unos metros sobre los demás. Este actor junto a Yolanda Ulloa en el papel de Dª María, Janfri Topera en el del criado bufón Don Galán y Juan Carlos Talavera en el del Capellán son los de mayor edad del elenco; los demás disfrutan todos de una envidiable juventud, tanto ellas como ellos, y todos sacan sus papeles (pues son varios los que han de desempeñar) airosamente adelante.

Dada mi profesión, si hubiera de calificar el espectáculo, le pondría un 10. Si la habéis visto, ¿qué nota le pondríais vosotros?