Lecturas
Sirat de Oliver Laxe, Sorda de Eva Libertad, Yi Yi de Edward Yang, Anora de Sean Baker, y Parthenope de Paolo Sorrentino.
Sirat de Oliver Laxe, Sorda de Eva Libertad, Yi Yi de Edward Yang, Anora de Sean Baker, y Parthenope de Paolo Sorrentino.
«La vida está llena de encrucijadas, caminos distintos, giros de guion que te obligan a decidir y pagar luego las consecuencias, o disfrutarlas. Porque vivir es decidir, aunque no quieras, que esa es otra, cuando es la vida quien decide por ti y apáñate, merluzo, que tiempo has tenido y la mano viene fuerte.»
Rafael Soler en La pistola de mi padre, su última novela, cuenta la relación entre los miembros de una familia: los Cortázar. Una familia formada por el padre, Aníbal "El Jefe", la madre, doña Rosario, y los dos hijos tenidos en común: Carlos, el mayor, divorciado de Esperanza con quien tuvo a las mellizas, e Isabel. Estos dos hijos tienen veleidades escritoras: Carlos quiere ser escritor, hacer por fin una novela aprovechando los episodios de su propia familia, e Isabel, que padece de bipolaridad, es una escritora secreta que en su "Diario", escrito por recomendación médica, hace gala de innovaciones y libertad creativa.
«La pistola de mi padre es la historia de una familia contada por un narrador insólito. Pero los asombros que nos reserva su lectura no están solo en el decurso de la fábula sino en cada capítulo, en cada página y cabe decir que en cada línea. Su prosa creativa, plena de hallazgos expresivos, la esgrima verbal de los diálogos, la sorprendente variedad de recursos narrativos, la originalidad y fuerza de los personajes, el ritmo narrativo sostenido y vibrante, y el condimento de un humor que es también exclusivo de este escritor extraordinario, convierten La pistola de mi padre en una obra excepcional.»
«En aquellos años nuestros por los madriles, prohibido el juego pero no me cuente usted monsergas que aquí nos tiene a su servicio, tenía la ciudad esa pátina gris de las ciudades con poca esperanza, chuzos de sereno abriendo los portales, kioscos con la noticia del día en titulares de acarreo, reuniones en cafés para cambiar cuanto había por cambiar, que mucho era, discretos confidentes infiltrados para mejor salud del Régimen, que esa era la palabra, el Régimen a mayor gloria de don Francisco, todo termina algún día, mucha fuerza, confiemos.»
«Tres zangolotinos a por todas cuando que llega un tal Garrido, y a remar tocan.
La vida como apuesta, el riesgo de vivir sin causa. Siempre aparece un Garrido para giros de guion cuando estás en lo mejor. Porque siempre estamos sin saberlo en lo mejor de lo peor.
Anda, machote, cuéntanoslo sin esos trabalenguas tan tuyos que se van por las ramas.»
➢«Este texto lo ha escrito una cristiana española y protestante con una biblia protestante [...] Yo me deslizo vacua por las sendas del pecado y la misericordia.➢«Está bien escribir lo que te viene, así, sin pensarlo, y ya lo leerás más tarde a ver qué encuentras. Un caballo, por ejemplo. Que vaya si me gustaría ser caballo, y Palanganas con su cara de gilipollas, atiza, que no se lo esperaba pero es mi única verdad verdadera. [...] (Sábado 29 de noviembre, creo)»Directamente de las homilías católicas.Con la biblia de Matusalén.Biblia oficial de todos los teólogos católicos.He dicho Jerusalén. [...] (Noviembre de los metales. 1996)»➢«Donde esté quien todos sabemos pastoral, cn su pan se lo coma.Mi pan, no. Mi pan es el baile tetas de cristal, miradme, de monja puterío esclava.Hablo en serio. (Octubre de si te veo no me acuerdo. 1997)»
- El Cine. El autor muestra en La pistola de mi padre el aprecio y la influencia que en toda su obra tiene el Cine. Alusiones al séptimo arte vemos en Isabel cuando en su Diario se refiere a su padre con la frase del personaje Darth Vader de Star Wars («A mí me hizo mucho daño Dark Vader con eso de yo soy tu padre»), o cuando hablando de las Olimpiadas de Barcelona dice «les veo venir Blade Runner de lejos aunque disimulen con bombín, o en bicicleta. Barcelona estará llena de replicantes modelo 82, que es cuando salieron a la luz de las pantallas inocuas, y siguen.» Así mismo, en uno de los relatos ideados por Carlos, podemos leer en una especie de metaficción Cine-Literatura lo siguiente:
«Si fuese una película, plano general con zoom de los dos camaradas. Papá pegado al suelo, hasta que la cámara se acerca mostrándonos su rostro asustado.
[...]
Si fuese una película, plano con zoom muy lento, que nos muestra a las dos cabezas acercándose, con mucho esfuerzo y mucha dificultad, pero acercándose»
La música. Existe la música popular que escucha Isabel a quien los Shadows le encantan y que casi casi pasan a ser unos personajes más en las partes donde ella interviene. Por otra parte la musicalidad es inherente a la prosa de Rafael Soler, algo lógico dada su condición de poeta. La cita anterior en la que los párrafos se inician con la misma secuencia sintagmática puede servir de ejemplo -mínimo, sin ninguna duda- de lo que señalo. Y no puedo obviar dentro del capítulo de la musicalidad y poeticidad, el gusto del autor por el vocabulario popular, los refranes y las frases proverbiales. Están por doquier: "salabre", "y vuelta la burra al trigo", "lo primero es antes", "la pera limonera", "se te ve el plumero ", "lo que no suma, resta", "la misma que viste y calza", "que no te enteras, Contreras", "me las piro vampiro"... Contribuyen estos paremias a inocular en el relato frescura y un evidente tono vivo y ameno que hace que La pistola de mi padre se lea con agrado y satisfacción.
Humor. Quiero finalizar esta reseña, que está siendo ya más larga de lo que conviene, con una referencia al humor que hay en la novela. Es un humor elegante, yo diría que natural; no radica en el chiste chocarrero o la expresión burda que busca la carcajada. No, para nada. El humor que hay en esta novela es sutil y podría decirse que envuelve toda la narración. En mi opinión el principal elemento que, tras finalizar la lectura, nos dibuja en los labios una sonrisa, es el deliberado ocultamiento y consiguiente suspense sobre quien sea el narrador; el autor no lo desvelará hasta casi el final del relato, a falta tan sólo de 20 ó 30 páginas. Este juego con los personajes y con el propio lector es inteligente y sin duda ingenioso. Luego estaría el humor derivado de los diálogos entre los miembros de esta familia; de puro normales y reconocibles que son ambos -los Cortázar y sus palabras- también nos hacen sonreír.
Rafael Soler y Luis Landero en febrero de este año en la SGAE en la presentación de La pistola de mi padre
A mí, sin lugar a dudas, lo que más gracia me ha hecho es un chiste privado, un guiño que hace Rafael a su propia vida real. Está el mismo situado en una nota que su alter ego, Carlos, realiza en el capítulo 26 de la novela al final de un escrito suyo que titula «Tratamiento de guion para un corto que merezca ese nombre». Allí podemos leer: «OJO: ¿Se venden armas en un mercadillo? Lucía dice que no. ¿Cambiar a tienda de anticuario?»Como lector seguidor de Rafael Soler entiendo que Lucía es una referencia directa, un deliberado homenaje, a su propia esposa Lucía. Además del toque emotivo y muy humano, lo que revela la cita es la manera que tiene el novelista de entreverar con sutileza y perfección la realidad con la ficción. Precisamente, el humor sirve muchas veces para dar ese salto, para romper esa línea roja, para demostrar que ficción y realidad son caras de la misma moneda.
Finalizo ya
Esta dualidad realidad - ficción y el tránsito que entre ellas se realiza hacia un lado y el otro es patente en la analogía que en La pistola de mi padre se establece entre la Historia y la historia familiar. Así tras una conversación entre Carlos y Aníbal a propósito de las elecciones habidas en España en 1986 y en las que El Jefe colaboró con el partido de Suárez, el narrador insólito reflexiona sobre la Historia y sus personajes reales (Alfredo Fraile, Chus Viana, Adolfo Suárez, Alfonso Guerra...) y los de la propia historia familiar de los Cortázar calificando a cada uno de los cuatro personajes de ficción (El Jefe, Rosario, Carlos e Isabel):
«La Historia es un bazar donde no siempre encuentras lo que buscas, por grande que sean necesidad y empeño. [...] La Historia, mal que bien, es asunto de vencedores, y su revisión tarea de vencidos cuando la oportunidad asoma.
[...]
Todos somos también el personaje que vestimos al salir de casa para no defraudar a los demás, y de personaje a personaje en el camino queda lo que realmente eres y nadie sabe»
[Luis a Elvira] «solía llevarle pasteles: unos carbayones de Camilo de Blas, unos bartolos de la confitería Asturias o unos bombones de Peñalba.»Otros productos citados son los «frixuelos» (crepes), las «casadielles» (postre asturiano de Navidad) y otros muchos más.
«Lo que sí es cierto es que es mal negocio enamorarse, hija, muy malo. Las mujeres tenemos que decidir con la cabeza, porque en esta sociedad, según con quién te cases, así será tu vida. Del matrimonio que hagas dependerá si eres señora o sirvienta, libre o esclava, feliz o desgraciada.»
«Igualito que Pilatos. Puedes lavarte las manos, pero eso no te eximirá de culpa. Dime, pues, ¿cómo se supone que deben sacar adelante a sus hijos las madres solteras? Si les impide trabajar, ¿qué pueden hacer? ¿Abandonarlos a la puerta de una iglesia para después tirarse a las vías del tren? ¿O que los den en adopción, como darán a nuestro futuro hijo? ¿Te das cuenta? Es horrible» [Margarita en conversación con su marido Fernando Acebedo].
«Escribir esta parte de la historia me costó semanas, y no por culpa de que, con la máquina de escribir de Luis, fuera muy lenta, que también, sino por lo muchísimo que lloré.
Me hizo bien usarla, aunque tuve que redactarla varias veces. Me ha ocurrido con otras partes del relato, pues con la vieja olivetti, cada vez que he necesitado incluir un nuevo recuerdo, he tenido que reescribir el folio entero.»
«No soporto vivir en Irlanda del Norte. Todas esas chaladuras sobre lo estupenda que es la vida en un sitio pequeño y lo amable que es la gente. Me da vergüenza haberme dejado llevar por ese discurso; a otras personas las mataban como a papá y yo, mientras tanto, era una de esas que decían que Irlanda del Norte es mucho más que los tiroteos y las bombas.» (Sally Quinn)
Una a una en la oscuridad me ha gustado mucho y en esta entrada diré por qué. Antes de eso confieso que desconocía por completo la existencia de Deirdre Madden, autora irlandesa nacida en 1960 en Toomebridge, condado de Antrim [precisamente es Antrim el lugar donde transcurre lo más importante de esta novela], Irlanda del Norte. Mi desconocimiento no es sólo achacable a mi desidia, sino a que sólo hay dos novelas de la autora traducidas a nuestro idioma: una es la que acabo de leer, novela que la novelista publicó en su país en 1996; la otra se titula Los pájaros del bosque inocente y Madden la publicó en 1988.
«La jardinería le volvía soportable el tiempo porque la ligaba al ciclo de las estaciones, y de otro modo el tiempo habría sido una espantosa línea recta, un viaje despiadado y sin curvas a toda velocidad hacia la muerte.»
«Y, a pesar de todo esto, sabían que sus vidas, tan plenas en sí mismas, estaban descentradas en relación con la sociedad que se desplegaba más allá de aquellos prados y casas, un desfase que advertían con suma claridad cada mes de julio, cuando solían ir a la costa de Antrim a pasar el día y por el camino, atravesando Ballymena y Broughshane, les asaltaba la profusión de banderas británicas ondeando en las casas, y las banderolas rojas, blancas y azules que adornaban las calles. Los arcos orangistas que se extendían por las carreteras de los pueblos les parecían feos, y un poco siniestros también, con aquellos símbolos tan extraños: la escalera, el cuadrado y el compás, la estrella de cinco puntas. Sabían que no tenían que entender el significado de todas aquellas cosas, como sabían también, sin que nadie se lo confirmara, que el lema que exhibían los arcos, ¡BIENVENIDOS, HERMANOS!, no apelaba a la familia Quinn.»
«—Te he oído, gurriato. ¿Por qué escapas? Si no bajas te quedarás sin queso. ¡Baja, desconfiado, que no voy a hacerte nada!Me aferré con más fuerza a la rama. Me vi tentado por el queso, pues el ruido de mis tripas era más grande que mi miedo.»
«La Puerta del Sol era bulliciosa donde las hubiera. Por todas partes surgían tiendas como hongos y el aroma de los kioscos callejeros lo inundaba todo haciéndome cosquillas en la nariz. Olía a gallinejas, a chicharros, a churros, a mil y un aromas. Los vendedores ambulantes se triplicaban. No era raro encontrarlos en cualquier barrio, pero allí aumentaban a ojos vista. Los repartidores de periódicos anunciaban El Heraldo o La Tribuna. Sus voces se mezclaban con las de las aguadoras que, con sus botijos apostados a la cadera, ofrecían el trago a cinco céntimos. Altramuces, pipas, miel de la Alcarria. También había traperos, cacharreros reparando cacerolas a golpe de martillo y colchoneros pregonando su saber hacer. El sonido de la ocarina de los afiladores se alzaba por encima de aquel gentío dando voces.»
«En verdad era poco agraciado. Flaco, de ojos saltones, nariz enorme hasta el punto de parecer "un hombre a una nariz pegado", que hubiese dicho el padre Tomás parafraseando a Quevedo en sus pullas contra Góngora. No tardaría mucho en darme cuenta de que aquel apéndice tenía vida propia. "Las doce tribus de narices era".»
«—Dilo sin miedo, Anguila: antes de que me enchironaran. Pues vendía libros por entregas. Eran fascículos semanales o mensuales, dependiendo del cliente y sus posibles. Los títulos más populares eran La cieguecita, Genoveva de Bramante y Ángeles del Arroyo. También vendía novelas de a duro, del oeste y, sobre todo, de amor. A las chicas las vuelven locas las historias de amor. Los mozalbetes se decantaban por El conde de Montecristo. Las andanzas de Edmundo Dantés para llevar a cabo su venganza, les gustaban sobremanera.—Sí, a mí también me gustó mucho ese libro. Aunque prefiero a Julio Verne.—No me extraña, De la tierra a la luna, 20.000 leguas de viaje submarino… Son verdaderas joyas literarias.»