18 dic 2025

Lo mejor para mí del año 2025 (libros, películas, espectáculos)

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De nuevo, un año más voy a establecer de entre la Literatura leída, el Cine visto y los Espectáculos a los que he asistido, mi particular ránking. Sigo el procedimiento de años pasados dando un color diferente a cada una de las tres categorías que señalo en el título: Lecturas, Películas y Espectáculos. Vamos allá.

Lecturas
Me doy cuenta de que cada año que pasa mi número de lecturas desciende. "Será cosa de la edad", me digo, echando mano de la canción de Modestia Aparte, grupo musical que muchos ni siquiera habrán oído nombrar. Cerca de 50 han sido los títulos que he leído. Veo que aproximadamente la mitad han sido de autores extranjeros y la otra mitad de escritores de lengua española. Ha salido así la cosa, equilibrada, pero no ha habido planificación alguna por mi parte. 

Como me ocurre siempre, tras hacer la selección nacional y extranjera, veo que bien podría haber elegido algún otro título porque..., en fin, también me gustó mucho. pero, bueno, es lo que tiene elegir, que siempre algo se queda fuera teniendo méritos más que suficientes para estar en lo alto. Me refiero a por ejemplo a Recursos inhumanos de Pierre Lemaitre que me encantó o La química para mosquitos de Aleksandra Lun, entre los extranjeros. Y entre los escritos en la lengua de aquí, de España, pues se quedaron en puertas siendo excelentes Tres muñecos de vudú de Ezequías Blanco o Donde fuimos invencibles de María Oruña; los dos y alguno más merecían subir al pódium, pero... 

¿Coincido en algún título con vosotros?


Autores que escriben en español





✔  "La península de las casas vacías" de David Uclés  

            ✔  "La casa de huéspedes" de Ana Lena Rivera


                     ✔  "Los nombres de Feliza" de Juan Gabriel Vásquez

✔  "Crisálida" de Fernando Navarro

                               ✔  "La pistola de mi padre" de Rafael Soler




Autores de lengua extranjera






✔  "Imposible decir adiós" de Han Kang 


                     
              ✔  "Una a una en la oscuridadde Deirdre Madden



  ✔  "Las gratitudes" de Delphine de Vigan



✔  "El quinteto de Nagasaki" de Aki Shimazaki

              

                                                ✔  "Niels Lyhne" de Jens Peter Jacobsen


                                                 

Películas...

Sirat de Oliver Laxe, Sorda  de Eva Libertad, Yi Yi de Edward YangAnora de Sean Baker, y Parthenope de Paolo Sorrentino.



Os diré que este año que se acerca a su final he visto muy buen cine tanto en formato LP (Películas) cuanto en formato SP (Series televisivas). Las Series tienen, cada vez más, una calidad indiscutible que viene avalada por los buenos directores, guionistas y productores comprometidos en estas realizaciones. Es por ello que he decidido ampliar mi selección hasta ellas colocándolas a la par que los filmes. Así pues, este año despacho mi particular ranking cinematográfico con cinco elecciones de unas y otras cinco de las otras. A ver qué os parece. 



...y Series

Adolescencia  (Netflix) de Philip BarantiniEl gatopardo   (Netflix) de Tom Shankland, Giuseppe Capotondi y Laura LuchettiPoquita fé  (Movistar) de Pepón Montero y Juan MaidagánAnatomía de un instante  (Movistar) de Alberto Rodríguez, y The Studio  (Apple tv) de Seth Rogen y Evan Goldberg.



Teatro y Espectáculos 
Como me sucedió el pasado año, tampoco éste he acudido mucho a las salas de teatro, algo que me recrimino por ser una de las actividades que más me han satisfecho siempre. Pero las obligaciones familiares a veces me impiden hacerlo y, además, la cartelera no me ha debido parecer dureante 2025 lo suficientemente atractiva como para buscar un hueco, que siempre si uno se esfuerza aparece. De otro lado, en el capítulo de excusas, aparecen otras actividades que también me resultan la mar de estimulantes: mi participación en el Taller del Bremen y en la tertulia más que palabras ... son las principales. Con todo y con eso destaco tres obras de teatro: dos que me agradaron mucho, La señorita de Trevélez de Carlos Arniches (en el madrileño Teatro Fernán Gómez) y La patética de Miguel del Arco (en el también madrileño Teatro Valle Inclán); y una tercera que no lo hizo tanto, El cuarto de atrás de Carmen Martín Gaite adaptada para el teatro por María Folguera y dirigida por Rakel Camacho que vi en el Teatro de la Abadía, también en Madrid, ciudad en la que resido. En otro apartado de cosas, el de la música, de mi irregular pero muy gustosa asistencia a conciertos en el Auditorio Nacional, destacaría por ejemplo el que en abril de este año que finaliza tuve ocasión de escuchar a la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE) bajo la dirección de Alondra de la Parra: la interpretación del Concierto para violín y Orquesta en Re menor de Robert Schumann y Petrushka de Igor Stravinski, dos composiciones que fueron de mi entero agrado.

 

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Nota: Pinchando en los títulos resaltados en color se puede enlazar con la reseña hecha en el blog.


🎶🎼¡¡Os deseo unas muy Felices Fiestas!!🎼🎶

11 dic 2025

Rafael Soler: La pistola de mi padre

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«La vida está llena de encrucijadas, caminos distintos, giros de guion que te obligan a decidir y pagar luego las consecuencias, o disfrutarlas. Porque vivir es decidir, aunque no quieras, que esa es otra, cuando es la vida quien decide por ti y apáñate, merluzo, que tiempo has tenido y la mano viene fuerte.»

Rafael Soler en La pistola de mi padre, su última novela, cuenta la relación entre los miembros de una familia: los Cortázar. Una familia formada por el padre, Aníbal "El Jefe", la madre, doña Rosario, y los dos hijos tenidos en común: Carlos, el mayor, divorciado de Esperanza con quien tuvo a las mellizas, e Isabel. Estos dos hijos tienen veleidades escritoras: Carlos quiere ser escritor, hacer por fin una novela aprovechando los episodios de su propia familia, e Isabel, que padece de bipolaridad, es una escritora secreta que en su "Diario", escrito por recomendación médica, hace gala de innovaciones y libertad creativa.

Como sinopsis poco más cabe decir de esta novela. Quizás, el mejor resumen y breve análisis crítico de la obra sea el que figura en la contraportada del libro realizado por el escritor Luis Landero quien, en palabras de Manuel Turégano Moratalla, es  «el mejor lector de Rafael Soler»:
«La pistola de mi padre es la historia de una familia contada por un narrador insólito. Pero los asombros que nos reserva su lectura no están solo en el decurso de la fábula sino en cada capítulo, en cada página y cabe decir que en cada línea. Su prosa creativa, plena de hallazgos expresivos, la esgrima verbal de los diálogos, la sorprendente variedad de recursos narrativos, la originalidad y fuerza de los personajes, el ritmo narrativo sostenido y vibrante, y el condimento de un humor que es también exclusivo de este escritor extraordinario, convierten La pistola de mi padre en una obra excepcional.»
Estamos ante una obra coral, una novela de personajes en la que cada uno, desde su posición, aborda la realidad social y familiar de ahora y de ayer. La familia Cortázar vive su cotidianidad, su normalidad, dentro del contexto español e internacional. Dicho contexto viene marcado por unas fechas esenciales:  11 de septiembre de 2001, atentado yihadista contra las Torres Gemelas neoyorquinas, marca el presente de la historia que se relata. Desde ese presente se cuenta la vida de esta familia con frecuentes vueltas atrás cuyas fechas esenciales son: 23 de febrero de 1981, intento de golpe de estado en España; 15 de junio de 1977, primeras elecciones democráticas tras la muerte de Franco; 21 de diciembre de 1959, día en que los Cortázar llegan a Madrid procedentes de Castellón coincidiendo con la visita que en idéntica fecha está realizando el presidente norteamericano Ike Eisenhower. 

Son cinco los personajes de esta novela que intervienen activamente en la trama y uno que, ausente, condiciona o ha condicionado no poco la vida de la familia. El ausente es Roberto, el tío Roberto, hermano de Aníbal y cuñado de Rosario.

El Jefe, Aníbal o Atila como lo llama su mujer en ocasiones, es un personaje cautivador, un padre normal. Diría yo que es un buen padre que hace todo lo posible y hasta lo imposible por sacar adelante a su familia: abandonará Castellón y su profesión de vendedor de colchones por la costa mediterránea desde Castellón a Gerona para trasladarse a Madrid y abrir un bar, El Cafetal, siguiendo las locuras de su embaucador hermano Roberto. En un tiempo (la época del presidente Adolfo Suárez y la transición), Aníbal llegó a ser asesor de políticos a los que hacía discursos y cosas así.

Rosario es una madre abnegada, que desea que su hija Isabel retorne a la casa familiar de la que está ausente por haber sido ingresada una temporada en el frenopático. Entiende a su marido, a pesar de que la haya engañado alguna vez, lucha por que su hijo Carlos y su marido se reconcilien y dialoguen, que hablen. En secreto graba cintas donde vierte sus deseos y preocupaciones.

Carlos es un divorciado reciente. Su esposa Esperanza le echa en cara sus infidelidades y la escasa atención que hace a sus hijas mellizas. El desea hacerse escritor, pero lo más que ha escrito son relatos. Escribe bocetos de escritos aprovechando informaciones y sucesos familiares.

Isabel es la díscola de la familia. Sufre trastorno de bipolaridad que le hace estar desinhibida y soltar lo que de verdad opina. No tiene pudor alguno en ese sentido. En 2001, el presente desde el que se relata, está ya en una edad que le hace sentir que la maternidad pasó de largo. Me ha recordado mucho en su relación con Rosario y en sus manifestaciones por escrito al Leopoldo María Panero de la película "El desencanto" de Jaime Chávarri. Canta las verdades del barquero a todos. Isabel, Isabelita, es una «cuerda de atar», igual que lo eran Panocha, Pulga, Tomás, Coronel, Rocky y Carmina, los protagonistas de Necesito una isla grande, la novela inmediatamente anterior a La pistola de mi padre.

Tío Roberto aparece siempre citado en las partes narradas. Es un vividor, un embaucador, un canalla cautivador, que aparece y desaparece de la vida de los demás según a él le vaya en ella.

La historia que cuenta la novela se organiza en 31 capítulos que, salvo los dos o tres últimos, presentan la siguiente estructura: 
  • Diálogo vivo y directo entre personajes. Esta parte dialogada directa  ('esgrima verbal', la denomina Luis Landero) no presenta acotación narrativa alguna. Se desarrolla a lo largo de nueve horas del  día 11 de septiembre de 2001, desde el mediodía hasta el momento en que Aníbal va apagando las luces de la casa y deseando un buen descanso a su mujer e hijos. El 11-S, el día que de verdad dio comienzo el siglo XXI, es el fondo contextual de la historia narrada. 
  • Una parte narrativa contada por un "narrador insólito" landeroniano (el quinto personaje),  cuya identidad yo no desvelaré aquí, pues pienso que su descubrimiento por parte del lector es parte esencial del disfrute de esta novela. Quién sea este insólito narrador hace que, cual si se tratase de un domestic noir típico de la gran Agatha Christie, la mente de los lectores vaya adscribiendo y de seguido desechando posibles narradores. Sólo diré que este sorprendente relator forma parte de la familia desde hace unos sesenta años.
  • Las cintas de Rosario. La madre y esposa abnegada expone en ellas sus dudas ante la vida familiar, sus deseos ocultos, en definitiva... sus secretos más íntimos. 
  • El Diario de Isabel. Es realizado por Isabel, Isabelita, la hija del matrimonio que sufre periódicamente de episodios psiquiátricos que la llevan a pasar temporadas ingresada en el frenopático. Lo escribe como terapia por recomendación de los facultativos que la atienden. 
  • Los relatos de Carlos y lo que su preparación y realización conlleva: toma de notas para escritos posteriores, esbozo de guiones cinematográficos, borradores de relatos literarios, poemas... 
De gran interés y gran acierto me parece la manera utilizada por el novelista para transitar de unas a otras partes en estos capítulos. Lo hace al estilo del juego de las palabras encadenadas. Quiero decir que aprovecha la alusión a un hecho o a un personaje realizada al final de una para dar paso con ello a la siguiente. Así, dentro de su complejidad, el relato fluye de modo natural.


Sobre el estilo de Rafael Soler reconocible en esta novela poco puedo añadir a lo ya dicho por mí aquí en las reseñas de otros títulos suyos. Tanto los innovadores y sorprendentes procedimientos utilizados en las novelas anteriores a su entrada en pausa, o sea las escritas hasta 1985, cuanto en las que siguieron a El último gin-tonic, el libro con el que en 2018 el autor retornó en narrativa de su voluntario silencio literario, se encuentran en La pistola de mi padre. Señalaré algunos, pero remito a mis reseñas de sus anteriores novelas para entender mejor la maestría novelística de este valenciano radicado en Madrid. 
  • Hibridación y mezcla de géneros literarios: Rompe Soler con la dictadura de la norma señalada tradicionalmente para las narraciones. Así, en la novela, como ya he dicho al hablar de la estructura de los capítulos, mezcla sin solución de continuidad procedimientos discursivos: lo  dialógico, la narración, la descripción, la reflexión del ensayo, lo propio del teatro y también alguna que otra muestra estrófica poética. 
  • Libérrimo empleo de los signos de puntuación. Esta innovación, típica en sus primeras novelas, reaparece en La pistola de mi padre. Rafael Soler gusta de un lector activo, un lector que se esfuerce en la inteligibilidad de lo que tiene ante él constituyéndose en coautor de lo leído. Asimismo realiza muchas veces mezcla de planos discursivos y de temporalidades narrativas. Una muestra de estos procedimientos puede verse en esta cita:
«En aquellos años nuestros por los madriles, prohibido el juego pero no me cuente usted monsergas que aquí nos tiene a su servicio, tenía la ciudad esa pátina gris de las ciudades con poca esperanza, chuzos de sereno abriendo los portales, kioscos con la noticia del día en titulares de acarreo, reuniones en cafés para cambiar cuanto había por cambiar, que mucho era, discretos confidentes infiltrados para mejor salud del Régimen, que esa era la palabra, el Régimen a mayor gloria de don Francisco, todo termina algún día, mucha fuerza, confiemos.»
  • Metaliteratura. En esta novela el proceso de creación es muy visible en Carlos, alter ego de Rafael Soler. Sirva de muestra la cita siguiente, cuando realizando el esbozo de un futuro relato el personaje reflexiona sobre su propia manera de escribir:
«Tres zangolotinos a por todas cuando que llega un tal Garrido, y a remar tocan.
La vida como apuesta, el riesgo de vivir sin causa. Siempre aparece un Garrido para giros de guion cuando estás en lo mejor. Porque siempre estamos sin saberlo en lo mejor de lo peor.
Anda, machote, cuéntanoslo sin esos trabalenguas tan tuyos que se van por las ramas.
»
  • Procedimientos narrativos diversos. Como es habitual en él, Rafael Soler en sus novelas utiliza múltiples técnicas narrativas como el flujo de conciencia, el monólogo interior, la mezcla de planos discursivos, la mezcla de temporalidades narrativas, etc. Quizás sea el personaje de Isabel el que más innovaciones formales incorpore a través del Diario que le ha recomendado escribir el doctor Palanganas
➢«Está bien escribir lo que te viene, así, sin pensarlo,  y ya lo leerás más tarde a ver qué encuentras. Un caballo, por ejemplo. Que vaya si me gustaría ser caballo, y Palanganas con su cara de gilipollas, atiza, que no se lo esperaba pero es mi única verdad verdadera. [...] (Sábado 29 de noviembre, creo)»
«Este texto lo ha escrito una cristiana española y protestante con una biblia protestante [...]  Yo me deslizo vacua por las sendas del pecado y la misericordia.
Directamente de las homilías católicas. 
Con la biblia de Matusalén.
Biblia oficial de todos los teólogos católicos.
He dicho Jerusalén. [...] (Noviembre de los metales. 1996
«Donde esté quien todos sabemos pastoral, cn su pan se lo coma.
Mi pan, no. Mi pan es el baile tetas de cristal, miradme, de monja puterío esclava.
Hablo en serio. (Octubre de si te veo no me acuerdo. 1997)»
  • Culturalismo: Cine y Música.
  • El Cine.   El autor muestra en La pistola de mi padre el aprecio y la influencia que en toda su obra tiene el Cine. Alusiones al séptimo arte vemos en Isabel cuando en su Diario se refiere a su padre con la frase del personaje Darth Vader de Star Wars («A mí me hizo mucho daño Dark Vader con eso de yo soy tu padre»), o cuando hablando de las Olimpiadas de Barcelona dice «les veo venir Blade Runner de lejos aunque disimulen con bombín, o en bicicleta. Barcelona estará llena de replicantes modelo 82, que es cuando salieron a la luz de las pantallas inocuas, y siguen.» Así mismo, en uno de los relatos ideados por Carlos, podemos leer en una especie de metaficción Cine-Literatura lo siguiente:
«Si fuese una película, plano general con zoom de los dos camaradas. Papá pegado al suelo, hasta que la cámara se acerca mostrándonos su rostro asustado.
[...]
Si fuese una película, plano con zoom muy lento, que nos muestra a las dos cabezas acercándose, con mucho esfuerzo y mucha dificultad, pero acercándose»
 
  • La música. Existe la música popular que escucha Isabel a quien los Shadows le encantan y que casi casi pasan a ser unos personajes más en las partes donde ella interviene. Por otra parte la musicalidad es inherente a la prosa de Rafael Soler, algo lógico dada su condición de poeta. La cita anterior en la que los párrafos se inician con la misma secuencia sintagmática puede servir de ejemplo -mínimo, sin ninguna duda- de lo que señalo. Y no puedo obviar dentro del capítulo de la musicalidad y poeticidad, el gusto del autor por el vocabulario popular, los refranes y las frases proverbiales. Están por doquier: "salabre", "y vuelta la burra al trigo", "lo primero es antes", "la pera limonera", "se te ve el plumero ", "lo que no suma, resta", "la misma que viste y calza", "que no te enteras, Contreras", "me las piro vampiro"... Contribuyen estos paremias a inocular en el relato frescura y un evidente tono vivo y ameno que hace que La pistola de mi padre se lea con agrado y satisfacción.
  • Humor. Quiero finalizar esta reseña, que está siendo ya más larga de lo que conviene, con una referencia al humor que hay en la novela. Es un humor elegante, yo diría que natural; no radica en el chiste chocarrero o la expresión burda que busca la carcajada. No, para nada. El humor que hay en esta novela es sutil y podría decirse que envuelve toda la narración. En mi opinión el principal elemento que, tras finalizar la lectura, nos dibuja en los labios una sonrisa, es el deliberado ocultamiento y consiguiente suspense sobre quien sea el narrador; el autor no lo desvelará hasta casi el final del relato, a falta tan sólo de 20 ó 30 páginas. Este juego con los personajes y con el propio lector es inteligente y sin duda ingenioso. Luego estaría el humor derivado de los diálogos entre los miembros de esta familia; de puro normales y reconocibles que son ambos -los Cortázar y sus palabras- también nos hacen sonreír.
  • Rafael Soler y Luis Landero en febrero de este año en la SGAE en la presentación de La pistola de mi padre

    A mí, sin  lugar a dudas, lo que más gracia me ha hecho es un chiste privado, un guiño que hace Rafael a su propia vida real. Está el mismo situado en una nota que su alter ego, Carlos, realiza en el capítulo 26 de la novela al final de un escrito suyo que titula «Tratamiento de guion para un corto que merezca ese nombre». Allí podemos leer: «OJO: ¿Se venden armas en un mercadillo? Lucía dice que no. ¿Cambiar a tienda de anticuario?»

    Como lector seguidor de Rafael Soler entiendo que Lucía es una referencia directa, un deliberado homenaje, a su propia esposa Lucía. Además del toque emotivo y muy humano, lo que revela la cita es la manera que tiene el novelista de entreverar con sutileza y perfección la realidad con la ficción. Precisamente, el humor sirve muchas veces para dar ese salto, para romper esa línea roja, para demostrar que ficción  y realidad son caras de la misma moneda. 

    Finalizo ya
    Esta dualidad realidad - ficción y el tránsito que entre ellas se realiza hacia un lado y el otro es patente en la analogía que en La pistola de mi padre se establece entre la Historia y la historia familiar. Así tras una conversación entre Carlos y Aníbal a propósito de las elecciones habidas en España en 1986 y en las que El Jefe colaboró con el partido de Suárez, el narrador insólito reflexiona sobre la Historia y sus personajes reales (Alfredo Fraile, Chus Viana, Adolfo Suárez, Alfonso Guerra...) y los de la propia historia familiar de los Cortázar calificando a cada uno de los cuatro personajes de ficción (El Jefe, Rosario, Carlos e Isabel): 

    «La Historia es un bazar donde no siempre encuentras lo que buscas, por grande que sean necesidad y empeño. [...] La Historia, mal que bien, es asunto de vencedores, y su revisión tarea de vencidos cuando la oportunidad asoma.
    [...]
    Todos somos también el personaje que vestimos al salir de casa para no defraudar a los demás, y de personaje a personaje en el camino queda lo que realmente eres y nadie sabe»

    29 nov 2025

    "La casa de huéspedes", novela de Ana Lena Rivera

    21 comentarios:
    Mujeres novelistas españolas actuales

    Comencé a leer a Ana Lena Rivera en 2023. Lo hice gracias al regalo de la novela titulada Las herederas de la Singer que me hizo una muy buena amiga mía. A partir de ese momento tres novelas más he leído de esta escritora ovetense, y de todas ellas he dejado testimonio en este blog en forma de reseñas. Se pueden leer las mismas pinchando en los nombres de las novelas: Las herederas de la Singer, Lo que callan los muertos y La niña del sombrero azul. Debo añadir que si la primera novela me llegó gracias a una amiga muy querida, las dos últimas que la autora ha escrito y publicado con enorme éxito las he leído gracias a otra excelente amiga, Teresa Tena, que desde que en la tertulia  más que palabras... a la que ambos asistimos con regularidad mensual leyéramos Las herederas de la Singer se enamoró de tal modo de la literatura de esta asturiana que no hay novela de Ana Lena que ella deje pasar de largo. Y una vez que las lee me las pasa en préstamo. Muchas gracias, Teresa, por tu amistad.

    La casa de huéspedes, última novela de Ana Lena Rivera, la he leído con mucha rapidez. Con ésta, como ya he dicho, son cuatro las que me he echado al coleto. De ellas, tres de su última etapa y una de su primera época, cuando la escritora tocaba el 'domestic noir' y el suspense en la serie protagonizada por la investigadora Gracia San Sebastián de la que escribió tres títulos. La casa de huéspedes forma parte, con Las herederas de la Singer y La niña del sombrero azul, de la segunda etapa de su novelística centrada especialmente en historias protagonizadas por mujeres que se echan el mundo a sus espaldas con independencia del hombre al que por tradición y tradicionales condicionamientos socio-políticos venían estando atadas. Decididamente en las tres la novelista entra en un territorio en el que se mueve bien y con soltura: el femenino. Pero no 'femenino' en el sentido rosa o almibarado creado por la tendencia novelística adjetivada así o también llamada del corazón, sino 'femenino' entendido como mundo que gira en torno a mujeres empoderadas, señeras, independientes.

    Si bien cada una de las tres novelas presenta historias distintas y diferentes, indudablemente hay en todas ellas elementos que permiten verlas como parte de una unidad: vida de las mujeres en España a lo largo de una época extensa que va desde los años 20 o más atrás incluso llegando hasta el momento actual; esa máquina de coser marca Singer que aparece en las tres; y por último algunos personajes que transitan por las tres narraciones, especialmente Aurora, la modista del asturiano pueblo minero Turón, la cual con sus creaciones contribuye a dar felicidad a varios personajes en todas ellas y mucho en esta última.

     Sinopsis de la novela (proporcionada por la propia editorial)
     Madrid, 1937. En el preciso instante en que una bomba cae sobre un edificio del centro de la ciudad, cerca de la Gran Vía, las vidas de dos jóvenes vecinas cambian para siempre.
    Elvira, cuyos padres regentan la casa de huéspedes ubicada en la tercera planta, se encuentra exiliada de la Guerra Civil en Francia en el momento de la explosión. Sin embargo, la desaparición del hogar al que tanto anhela regresar supondrá un punto y aparte en su destino.
    Ángela, la hija de los porteros de la finca, sí está presente cuando el lugar donde ambas han crecido salta por los aires. Es entonces cuando toma una decisión de consecuencias imprevisibles: coge en brazos al bebé de unos huéspedes que acaban de fallecer bajo los escombros y huye adoptando una falsa identidad.
    Nada hace pensar a Elvira y a Ángela que sus caminos volverán a cruzarse, ni que otra casa de huéspedes será el lugar de encuentro para una nueva generación de mujeres que, igual que ellas, deberán aprender a convertir el dolor en fuerza y a sobrevivir con la frágil esperanza de un futuro mejor.

    Al buscar la sinopsis anterior me sorprendo al leer la cifra de más de 250.000 ejemplares vendidos hasta el momento de la novela que se publicó el 9 de septiembre de este mismo años, 2025. Nada que ver con los 25.000 ejemplares que en 2023 rezaba el fajín de portada de la novela Las herederas de la Singer un año después de su lanzamiento. Como se ve la aceptación popular de la literatura de esta novelista asturiana radicada en Madrid ha crecido como la espuma y de manera fulgurante. Me alegro por ella.

    Cuando un producto literario se expande de la manera antes descrita es inevitable calificar el fenómeno como propio de un best seller. Naturalmente que sí, Ana Lena Rivera es una autora que vende mucho y cuyas novelas se leen muy, pero que muy bien. Cuando tal cosa ocurre hay quienes suelen decir que estamos (mejor sería decir, estaríamos) ante un mal producto, como si sólo los autores que no venden fueran buenos y quienes venden mucho, malos. Bueno, es un tema habitual que aflora de manera recurrente sobre todo con ocasión de certámenes muy mediáticos. Sí, todos conocemos el nombre de alguno de estos concursos literarios. Pero en el caso de nuestra autora no cabe atribuir su éxito a ocultas maniobras orquestales en la oscuridad —permitidme, Orchestral Manoeuvres in the Dark, utilizar el nombre de vuestro grupo musical—. Ella, Ana Lena, ha subido en las ventas por méritos propios, no por el impulso de alguna empresa televisiva o cosa semejante; esta ovetense, vecina de Las Rozas (Madrid) compatibilizó durante un tiempo su carrera profesional en el mundo de los RRHH de una importante multinacional con su pasión por la escritura. Tras diecisiete años de hacerlo, dada la buena aceptación que entre el público iban teniendo sus novelas, decidió dedicarse de lleno a la literatura. No se puede ni se debe penalizar el éxito y tampoco menoscabarlo. Sólo cabe enjuiciar el producto desde lo que es, una obra literaria. Vamos a ello,
    (a propósito de este eterno debate sobre los best-seller remito a lo que escribí en la reseña que hice sobre Las herederas de la Singer). 

    Como ya pude comprobar en sus novelas anteriores Ana Lena escribe bien, se la lee muy bien, capta la atención del lector desde el primer momento y sabe mantenerla  a lo largo de las más 500 páginas que ocupa la narración. 
    Es una narración organizada en dos momentos temporales. Marzo de 2025: Caridad, asiste a Marga que está agonizando en la cama de su domicilio. Caridad aguarda la llegada desde Londres, donde viven, de  Fer y Violeta, el hijo y la nieta de Marga; es posible que alcancen a ver con vida a su madre y abuela.  El otro momento es temporalmente mucho más amplio y surge de los recuerdos que invaden la cabeza de Caridad en esos instantes de atención a la moribunda y también —y principalmente— del libro que, por encargo de Marga, nos dice haber estado escribiendo durante los últimos años. En este libro explica a Fer y a Violeta la historia de Marga y de todo el entorno humano (familiar y vecinal) de la misma desde los años de la guerra civil cuando nació hasta el momento en que la dictadura acabó en 1975 atisbándose por fin la democracia. Los años que van del final de los setenta hasta marzo de 2025 ocupan mucha menor extensión, si bien son importantes para entender mejor la evolución de los personajes de esta obra que en gran medida es una novela coral.

    Uno de los aciertos de la autora es precisamente lo bien que sabe construir a sus personajes. Todos ellos tienen personalidad propia, todos ellos son verosímiles. La mayoría son mujeres y en gran medida los muestra por parejas. Así tenemos a Elvira y Angela, protagonistas principales de esta historia. La primera es hija de los dueños de la casa de huéspedes Casa Flora que sus padres tenían en la calle Montera de Madrid antes y durante la guerra civil, hasta ese día fatídico del año 1937 en que un obús lanzado por los nacionales segó la vida de no pocas personas que se encontraban en ese momento en el hostal. Sólo quedaron vivos quienes estaban fuera del local y Angela, la hija de los porteros de la finca, que como se dice en la sinopsis sólo pudo salvar de entre los escombros al bebé de una pareja de huéspedes asturianos que habían parado esa noche en el hostal. Este bebé es Margarita

    Elvira y Angela eran niñas amigas en el edificio de la pensión. La primera y su madre serán enviadas por el  padre a París para escapar de la guerra española. Allí ambas sufrirán, cuando los alemanes entren en París, vejaciones y peligros que les ocasionarán consecuencias terribles. La segunda, Ángela, escapará de Madrid con la bebé en sus brazos y se presentará en Oviedo, en la casa de los Acebedo, simulando ser la viuda del hijo fallecido en el hostal madrileño. Ellas desarrollarán, distantes la una de la otra, sus vidas distintas; sin embargo con el paso del tiempo ambas vendrán a coincidir en Oviedo donde en un momento dado sus hijas respectivas se relacionarán entre ellas y con otros personajes como Caridad, la joven amiga de Marga y de Fania, esta última hija de Elvira. Es Caridad quien está contando toda la historia.
    Ana Lena Rivera, Feminismo, novelas de mujeres para mujeres

    La vida de los miembros de cada una de estas parejas de personajes discurre en paralelo en el tiempo aunque separadas en el espacio. Así se comprueba, por ejemplo, en el caso de los noviazgos entre Luis (periodista comprometido políticamente frente al franquismo) y Elvira o la fuerte atracción que Ángela siente por Fernando (el abogado vecino de planta que le lleva sus asuntos legales). Saber cómo discurre cada una de estas relaciones es uno de los muchos acicates que impulsan a devorar las páginas de la novela. Es por ello que no cabe declararlo aquí.

    Literariamente, respecto a las otras dos novelas anteriores, creo que la autora en ésta ha mejorado mucho. Esta mejora quiero referirla sobre todo al hecho de que en ésta la novelista ha adelgazado el número de asuntos que directa o tangencialmente toca en sus relatos. En mis reseñas sobre Las herederas... y La niña... mostré mis reparos sobre esta superabundancia. No obstante, aunque en mi opinión mucho mejor manejados, reaparecen aquí los principales: Amor, Moda y Confección, Guerra Civil y sus consecuencias, Transición política, feminismo, machismo, homosexualidad, liberación de la mujer... Sí, efectivamente, todos los enunciados están, pero en esta ocasión tratados con más sutileza, encajados mucho mejor en la historia central. 

    También hay guiños a las dos novelas que la preceden, en especial a la que dio inicio a la serie. Así, pronto, aparece una máquina de coser Singer. Pero quizás la alusión principal venga dada por esa modista de la localidad minera asturiana de Turón llamada Aurora que confecciona el traje de comunión de Fania y el de boda de María Emilia, la hija de Carmen, a cuya fiesta de celebración acudió en compañía de su amiga Ramona. Más que un guiño, yo diría que es un claro homenaje a su primera novela y a las mujeres que como Aurora supieron salir adelante con trabajo y arte.  


    Como colofón de esta reseña y antes de colocar unas cuantas citas textuales que me parecen muy reveladoras diré nuevamente, a modo de conclusión, que La casa de huéspedes de Ana Lena Rivera es una novela que se lee muy bien, que entretiene mucho durante su lectura, en la que no cabe buscar grandes hallazgos estilísticos, pero sí mucha emotividad. Si algo maneja muy bien la autora son los resortes de la misma, sabiéndola presentar de modo excelente. Pienso que esta habilidad explica en gran medida su enorme éxito. La deriva más lógica para ésta y las dos novelas anteriores —me aventuro a decirlo— será verlas convertidas en serie televisiva a no tardar mucho. Es pura intuición personal mía que deseo se haga realidad para esta escritora exitosa.

     
    Algunos fragmentos de la novela que me parecen de especial interés:
    • El asturianismo de la autora queda patente en los paisajes urbanos y rurales de Oviedo y su Comunidad, así como en la antropología cultural fijada especialmente en lo culinario:
    [Luis a Elvira] «solía llevarle pasteles: unos carbayones de Camilo de Blas, unos bartolos de la confitería Asturias o unos bombones de Peñalba.»
    Otros productos citados son los «frixuelos» (crepes), las «casadielles» (postre asturiano de Navidad) y otros muchos más.
    • Consejos tradicionales dados por las madres a sus hijas especialmente durante los años de la dictadura franquista:
    «Lo que sí es cierto es que es mal negocio enamorarse, hija, muy malo. Las mujeres tenemos que decidir con la cabeza, porque en esta sociedad, según con quién te cases, así será tu vida. Del matrimonio que hagas dependerá si eres señora o sirvienta, libre o esclava, feliz o desgraciada.»
    • Mensajes y/o reflexiones moralizantes que a veces cuela la escritora a través de alguno de sus personajes:
     «Igualito que Pilatos. Puedes lavarte las manos, pero eso no te eximirá de culpa. Dime, pues, ¿cómo se supone que deben sacar adelante a sus hijos las madres solteras? Si les impide trabajar, ¿qué pueden hacer? ¿Abandonarlos a la puerta de una iglesia para después tirarse a las vías del tren? ¿O que los den en adopción, como darán a nuestro futuro hijo? ¿Te das cuenta? Es horrible» [Margarita en conversación con su marido Fernando Acebedo].
    • Muy interesante me parece el aspecto de lo que en el fondo el relato que cuenta Caridad es: una novela haciéndose. Se ve en varios momentos a lo largo de la misma, pero muy especialmente, casi al final, cuando Caridad, la narradora, confiesa: 
    «Escribir esta parte de la historia me costó semanas, y no por culpa de que, con la máquina de escribir de Luis, fuera muy lenta, que también, sino por lo muchísimo que lloré.
    Me hizo bien usarla, aunque tuve que redactarla varias veces. Me ha ocurrido con otras partes del relato, pues con la vieja olivetti, cada vez que he necesitado incluir un nuevo recuerdo, he tenido que reescribir el folio entero.
    »

    14 nov 2025

    "Una a una en la oscuridad". Novela de Deirdre Madden

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    «No soporto vivir en Irlanda del Norte. Todas esas chaladuras sobre lo estupenda que es la vida en un sitio pequeño y lo amable que es la gente. Me da vergüenza haberme dejado llevar por ese discurso; a otras personas las mataban como a papá y yo, mientras tanto, era una de esas que decían que Irlanda del Norte es mucho más que los tiroteos y las bombas.» (Sally Quinn)

    Deirdre Madden, conflicto irlandés
    Una a una en la oscuridad me ha gustado mucho y en esta entrada diré por qué. Antes de eso confieso que desconocía por completo la existencia de Deirdre Madden, autora irlandesa nacida en 1960 en Toomebridge, condado de Antrim [precisamente es Antrim el lugar donde transcurre lo más importante de esta novela], Irlanda del Norte. Mi desconocimiento no es sólo achacable a mi desidia, sino a que sólo hay dos novelas de la autora traducidas a nuestro idioma: una es la que acabo de leer, novela que la novelista publicó en su país en 1996; la otra se titula Los pájaros del bosque inocente y Madden la publicó en 1988.

    Una a una en la oscuridad es una magnífica manera de ver desde dentro el "conflicto" irlandés, la lucha entre protestantes (unionistas) y católicos (republicanos) en Irlanda del Norte a lo largo de los 25 años que duró el conflicto, desde 1969 hasta 1994, fecha en que el IRA depuso las armas y abrió el camino para el llamado 'Acuerdo de Viernes Santo' firmado entre unionistas y republicanos en 1998 . La novela, pues, se publica justamente en medio de ambas fechas: 1996.

    Aunque el asunto de la lucha armada entre protestantes y católicos es central en el relato, yo no diría que estamos ante una novela histórica. Pienso que estamos ante una cotidiana historia familiar centrada en tres hermanas que se reúnen en Antrim durante una semana. Estas tres mujeres son Cate, que vive en Londres y se dedica al mundo del periodismo que trata de la moda, de Helen, abogada en Belfast ocupada mayormente en causas de terrorismo político, y de Sally, la menor de las hermanas que es maestra en la misma escuela de monjas católicas donde ella y sus hermanas estudiaron. Estas tres mujeres hablan del hoy esperanzado que representa el embarazo de Cate al tiempo que reflexionan y evocan la vida pasada, insertada toda ella en ese concreto momento histórico y socio-político que fue el conflicto irlandés. 

    Literariamente me ha gustado e interesado mucho la figura del narrador. Es un narrador en 3ª que habla de la vida de estas tres hermanas (Sally, Cate y Helen) y de su madre (Emily) casada hasta que lo asesinaron con Charlie, un buen hombre que no militaba en ningún grupo terrorista, pero que sufrió, como tanta otra gente no implicada, el estar en el momento equivocado en el lugar equivocado. Concretamente, lo confundieron con Brian. su hermano, que sí militaba en el Sinn Fein o algún otro grupo pro-irlandés. Este narrador en 3ª persona cambia de vez en cuando a la generalizadora 2ª  identificándose, confundiéndose o permeándose así, él mismo, con el grupo social de los irlandeses republicanos.

    Linealmente, la historia que se cuenta dura sólo una semana, el tiempo que Cate y Helen están en Antrim junto a su hermana Sally, su madre Emily, y otros familiares y miembros de la comunidad (el tío Brian y su mujer Lucy, la hija Una, los vecinos que fueron compañeros de escuela, etc.). Como he dicho, durante esta semana, cada una de ellas -también la madre, el padre y hasta el tío Brian- rememora momentos del pasado que las fueron construyendo para hacerlas tal y como ahora son. Es a través de estas vueltas atrás en el pensamiento de unos y otros personajes que nos enteramos de lo sucedido realmente en el seno de las familias comunes de irlandeses del norte a lo largo de los 25 años, desde 1969 en que se marca el inicio del conflicto norirlandés hasta 1994 en que el IRA comunicó el abandono de las armas.

    Los personajes están perfectamente desarrollados. Todos ellos son creíbles y los vemos evolucionar desde su tierna niñez, en el caso de las hermanas, a la madurez en que en ese momento están. Pero no solo nos quedamos en las hermanas, también conocemos la niñez de sus padres,  Emily y Charlie, de sus hermanos Brian y Peter, aunque menos, e incluso la vida y carácter de algunos otros. Y es que están las abuelas: Kate, por parte de padre y Kelly  por parte de la madre; la primera, activa y movida vs la segunda, más pejiguera y siempre protestona. El papel de la iglesia (el cura joven que consuela a Emily, y las monjas del colegio al que asisten las hermanas, en especial Helen) tienen también su importancia en el contexto socio político de la comunidad y en el personal de las niñas. Estas monjas son sor Philomena (proirlandesa) y sor Benedict (más neutral).

    Como digo al inicio, a mí Una a una en la oscuridad me ha gustado mucho. Me ha parecido de una enorme frescura. Deirdre Madden escribe de manera fluida, transita desde lo particular de la vida de cada personaje a lo más general y propio de la Comunidad norirlandesa con naturalidad pasmosa. Los problemas familiares que a veces, en especial a Emily, se le antojan irresolubles son análogos en su capacidad de solución al conflicto político que durante esos 25 años tuvo asolada a Irlanda del Norte. Todo en realidad es fútil, todo tiene remedio, nada es imposible, si entre todos ponemos de nuestra parte.

    Leyendo a Madden no he podido por menos que rememorar a Edna O'Brien y su Las chicas de campo, trilogía reseñada por mí en este blog hace ya tiempo en dos entradas sucesivas [entrada I y entrada II]. Efectivamente el ruralismo propio del condado de Antrim, la necesidad de salir de allí y evolucionar que siente Cate, y al tiempo la atracción que lleva a Helen a pasar en la localidad cada fin de semana abandonando Belfast donde trabaja, o el anclaje de Sally a la escuela a la que ella y sus hermanas acudieron de niñas no para continuar la cadena antigua sino como elemento rompedor de la misma, me han llevado a evocar a Edna O'Brien. Pero he de decir que Deirdre Madden me ha interesado mucho más que la O'Brien. Y esto se debe a que el tema del terrorismo político es algo que también aquí, en España, hemos sufrido durante décadas en el caso del País Vasco. Es por ello que también ha sido "Patria", la novela de Fernando Aramburu, la que en algún momento me ha venido a la cabeza, especialmente cuando Charlie es asesinado por unos jóvenes de la misma localidad donde vive y con los que es seguro ha tenido amigable contacto en bailes y festejos a lo largo de los años. ¡Cómo la ideología política puede emponzoñar las relaciones humanas amables y cotidianas!

    La historia que se cuenta se distribuye a lo largo de catorce capítulos que siguen una secuencia, una clara ordenación estructural que es la siguiente: los capítulos impares van titulados con el nombre del día de la semana, comenzando en el 1 con el Sábado, día en que Cate llegó a Antrim procedente de Londres para finalizar el 13 con el día Viernes. Los pares, por su parte, aparecen sólo con el número desnudo salvo el 14, último de la novela, que se intitula 'Viernes noche'. El motivo organizativo es esencialmente el del momento temporal en que suceden los hechos relatados en unos y otros: los impares se centran más en el tiempo de esa semana, mientras que los pares tienen lugar fundamentalmente en el pasado evocado o recordado. Esto no es óbice para que en estos capítulos, tanto impares como pares, haya leves entradas en el tiempo pasado o vueltas al momento presente, aunque lo central en unos y otros sea la información de lo sucedido en el momento actual -los impares- y la evocación del pasado más o menos lejano, en los pares. Esto es lo que explica que el 14º esté titulado, al transcurrir todo él en ese tiempo del Viernes noche.

    El asunto "tiempo", pues, como se ve, es importante en la novela. Muchas son las referencias y reflexiones que en ella se hacen al mismo. Una, no menor, es la distinta percepción que se tiene de esta dimensión en el campo y en la ciudad. En el mundo rural, donde nacieron y al que regresan las hermanas Quinn, la vida está marcada por el predecible e inexorable paso de las estaciones. En la ciudad el tiempo adquiere la condición de 'continuum' que en verdad tiene, al no existir claros cortes naturales que sirvan para marcar diferencias en él. Quizás por esto, Emily, aunque no viva en la ciudad, al verse mayor y viuda, se vuelca en la jardinería, para así acercarse más a esa secuencia, a ese paso pautado  que delata la evolución de las plantas a lo largo del tiempo.
    «La jardinería le volvía soportable el tiempo porque la ligaba al ciclo de las estaciones, y de otro modo el tiempo habría sido una espantosa línea recta, un viaje despiadado y sin curvas a toda velocidad hacia la muerte.»
    literatura irlandesa actual
    El otro asunto esencial es el del sentimiento de pertenencia. La familia Quinn vive en su terruño a plena satisfacción. Salvo el tío Brian y algún otro son más o menos ajenos a los problemas políticos, los cuales interfieren en su apacible vida familiar. Así, Cate cuando niña, o sea, cuando aún era Kate, se sintió muy molesta  cuando en abril de 1969 la renuncia de Terence O'Neill como líder del partido y primer ministro para Irlanda del Norte interfirió con el parto de la gata Tigger que ese mismo día tuvo una camada de seis criaturitas. Se ve así cómo el contexto socio-político va invadiendo la esfera privada de personas y familias, las cuales van adquiriendo conciencia de quiénes son y a qué facción pertenecen con hechos simples como cuando, en el verano, salen de la localidad y topan con símbolos, colores y banderas que no forman parte de su identidad.
    «Y, a pesar de todo esto, sabían que sus vidas, tan plenas en sí mismas, estaban descentradas en relación con la sociedad que se desplegaba más allá de aquellos prados y casas, un desfase que advertían con suma claridad cada mes de julio, cuando solían ir a la costa de Antrim a pasar el día y por el camino, atravesando Ballymena y Broughshane, les asaltaba la profusión de banderas británicas ondeando en las casas, y las banderolas rojas, blancas y azules que adornaban las calles. Los arcos orangistas que se extendían por las carreteras de los pueblos les parecían feos, y un poco siniestros también, con aquellos símbolos tan extraños: la escalera, el cuadrado y el compás, la estrella de cinco puntas. Sabían que  no tenían que entender el significado de todas aquellas cosas, como sabían también, sin que nadie se lo confirmara, que el lema que exhibían los arcos, ¡BIENVENIDOS, HERMANOS!, no apelaba a la familia Quinn.»

    5 nov 2025

    Arturo Barea e Hiromi Kawakami (A pares XLVII)

    10 comentarios:
    Como ya me ha ocurrido otras veces el "A pares" que presento está formado por dos libros muy distintos entre sí, que leí hace ya dos o tres meses y que por causas diversas se quedaron sin ser reseñados. No siempre es fácil acompasar el ritmo lector con el escritural de las reseñas. Con frecuencia hay lecturas que habiéndome resultado gratas ni siquiera aparecen mencionadas en el blog. Para evitar tal cosa nació hace ya muchos años esta sección. En esta ocasión simplemente señalo dos o tres notas de cada una de las dos novelas: Del autor pacense Arturo Barea, la primera entrega de La forja de un rebelde titulada La forja; y de la japonesa Hiromi Kawakami la primera novela con la que en España fue conocida en 2003 titulada El cielo es azul, la tierra blanca.




    Arturo Barea: La forja

    La forja de un rebelde, La Forja, Arturo Barea
    En primer lugar confieso, respecto a Arturo Barea que aunque por mi dedicación profesional de años sabía de su gran importancia y valor literario de su obra, sin embargo completamente no había leído ninguna de las novelas que componen su trilogía La forja de un rebelde
    En 2020 leí con mucho gusto Telefónica, novela que escribiera la que fuera su esposa, la austriaca Ilsa Kulcsar que había llegado como voluntaria a España en 1936. Cuando Ilsa llegó a Madrid en plena guerra civil ella estaba casada con Leopold Kulcsar. El apellido de su primer marido lo combinaría con el de Arturo Barea manteniéndolo en la forma Barea-Kulcsar hasta su fallecimiento en 1970. Al llegar a España Ilsa fue destinada al edificio de la Telefónica donde en el Servicio de censura de prensa extranjera conoció a Arturo Barea. Ambos se enamoraron y en 1938 se casaron. Pues bien, como digo en la reseña que escribí en este blog sobre la novela, Telefónica me agradó mucho y ha sido este recuerdo el que me ha llevado a tomar en mis manos la primera novela de las tres (La forja, La ruta y La llama) que componen la trilogía La forja de un rebelde que el escritor español, nacido en Badajoz en 1897 y fallecido en Farington (Inglaterra) en 1957, escribió, ya en el exilio inglés, durante los años que van de 1941 a 1944.

    Arturo Barea en La forja presenta de manera realista cómo se fue formando en él el espíritu combativo de clase. La novela es totalmente autobiográfica. El protagonista no es otro que él mismo, Arturo Barea, un niño hijo de una lavandera del Manzanares que al quedarse viuda se ve en la necesidad de repartir a sus hijos por las casas de familiares más pudientes que ella. A Arturo le tocará en suerte la casa de sus tíos José y Baldomera, gente de posibles que, al no haber tenido hijos y estar ansiosos por tener uno, acogerán a Arturo como propio y le darán todo lo necesario para subsistir adecuadamente y tener una educación satisfactoria, que de otra manera jamás habría podido alcanzar.
     
    La forja de un rebelde, Guerra Civil española
    La novela tiene un tono costumbrista muy valioso. El inteligente niño corre por las calles próximas a su casa en el barrio madrileño de Palacio: la plaza de Ramales, Plaza de Oriente, Plaza de la Armería, calle de Vergara, calle de Requena y muchas otras donde habitaban tipos y se desarrollaban oficios típicos del Madrid de inicios del siglo XX. La forja finaliza con el estallido en Europa de la primera guerra mundial.

    La novela actualmente se lee muy bien y con gusto. Me ha recordado mucho a Galdós y a Mesonero Romanos. Es evidente que continuaré con las otras dos entregas que configuran esta trilogía considerada por muchos críticos como uno de los diez mejores libros escritos en España después de la Guerra Civil


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    Hiromi Kawakami: "El cielo es azul, la tierra blanca"

    El segundo libro de este A pares es El cielo es azul, la tierra blanca, novela que la escritora japonesa Hiromi Kawakami publicó el año 2001.

    Yo de Kawakami había leído con enorme satisfacción El señor Nakano y las mujeres escrita en 2005 (leer reseña aquí). Al leer ahora El cielo es azul, la tierra blanca he percibido la distancia que existe entre ambas narraciones. Quiero decir que me ha dado la impresión de que la prosa en este libro no fluía de esa manera dulce y suave que me había seducido en El señor Nakano y las mujeres. Esto no quiere decir que no me haya gustado la novela, Sí que me ha gustado y mucho, pero a la hora de calificarla se me hace difícil no compararla con la de 2005 a la que pondría un 5 sobre 6, mientras que a ésta no le daría más de un 4 sobre 5.

    Es, como suele ser normal en la novelista, una historia de amor. Pero una historia de amor peculiar que surge en un medio cotidiano entre dos personas que por lógica no se verían envueltas en una situación semejante. Estamos ante una mujer de unos treinta y pocos años y el profesor de literatura que tuvo durante sus años de estudiante en el instituto. Al principio la relación es puramente casual y viene dada por sus encuentros en una taberna a la que ambos acuden a beber. Los dos son grandes bebedores de sake. Poco a poco y de manera imperceptible la relación casual pasa a ser buscada por uno y otra. Si bien no lo confiesan, es evidente que de manera imperceptible ambos se están enamorando mutuamente. Pero hay inconvenientes para ello y uno, no menor, es la diferencia de edad y la inexorable realidad de que la vida será por lógica muy corta para uno, el viejo profesor, frente a la de la antigua alumna.

    Novelistas japoneses actuales
    En el mundo cotidiano en el que esta historia de amor nace y se desarrolla la comida, la cocina y la confección de ciertos platos japoneses es importante. 

    Novela muy poética. Novela que hace un recorrido por algunos poetas japoneses. Novela que a veces se expresa en forma de haikus. Es un libro en el que la literatura citada y evocada ocupa un lugar de privilegio.

    _________________
    Nota final: Ambas novelas merecen ser leídas y sirven para pasar un buen rato al tiempo que con cada una de ellas se aprenden no pocas cosas la mar de interesantes. Vamos, que con ellas, como con tantos buenos libros se logra hacer realidad la máxima horaciana del 'enseñar deleitando' debidamente mutada  en 'aprender deleitando(se)'. Enseñanza y aprendizaje siempre unidos, naturalmente.






    17 oct 2025

    "La piel del invierno". La última novela publicada por Luisa Ferro

    8 comentarios:
    Luisa Ferro, novelistas españolas actuales
    He leído de Luisa Ferro las tres novelas anteriores a ésta, su bilogía Donde mueren los ladrones de Jade (2022) [reseñada en este blog] formada por "El pozo de las luciérnagas" y "La sanadora del emperador", y El Círculo del Alba (2016) [reseñada en este blog]. Sólo me faltaría por leer la primera que publicó, Alcander (2014).
    En cada una de ellas aborda temas distintos, diferentes. Así, leo que Alcander es una novela fantástica que trata de luchas entre razas inmortales por el dominio de las escalas de las especies y la supremacía de unos clanes sobre otros. Ya digo que no la he leído y la verdad es que a mí las novelas de fantasía tipo El señor de los anillos y demás no me atraen demasiado. Lo que sí sé es que las otras dos publicaciones de Luisa Ferro anteriores a La piel del invierno (2025), El Círculo del Alba y la bilogía Donde mueren los ladrones de Jade presentan asuntos muy distintos: Una investigación policial y detectivesca desarrollada en los primeros años del siglo XX, en la primera; y la vida de las mujeres en la China de los mongoles de Kublai Kan (siglo XIII) durante la dinastía Song, en la segunda. Las dos son novelas históricas, pero situadas en períodos bien diferentes. A mí los novelistas que saben variar de época, de asuntos y de tramas como hace Luisa Ferro en sus distintos libros me merecen mucho más respeto que aquellos que constantemente hablan de lo mismo sin salirse nunca de su zona de confort, que se dice habitualmente. 

    La piel del invierno sigue la pauta de las anteriores y también aborda un asunto distinto, novedoso en la narrativa de la escritora: el mundo de los bajos fondos, de la picaresca en el Madrid de la década de los años 40 del siglo pasado. La historia es trepidante. Leyéndola conoceremos los orígenes oscuros de varios personajes, descubriremos varias identidades confusas, muchas amistades complicadas, abundantes mujeres liberadas en lo intimo y presas socialmente por su estigmatizado oficio, algún policía corrupto así como algún sacerdote comprensivo con las debilidades humanas en un momento histórico tan complicado, variados trúhanes y embaucadores al modo Robin Hood...; y también, claro que sí, veremos corretear por las casi seiscientas páginas de esta novela a malos malísimos. Una novela que pese a su extensión atrapa desde las primeras páginas, se lee con mucho gusto y enorme facilidad sin hacerse nunca pesada.

    La narración está puesta en boca de un niño sacado de la inclusa en 1939 si bien el centro de la trama se sitúa en 1947 cuando tal niño ronda los 14 o 15 años. La edad del narrador cuando relata los sucedidos es ya de 21 años. En el fondo, pues, estamos ante una novela de iniciación, un bildungsroman en el que Anguila, el niño sacado a los ocho años de la inclusa por Julio, crece y se entera de lo que es el mundo estando al servicio de varios "amos", que diría Lázaro de Tormes. Y es que, en definitiva eso es lo que es este Anguila, un muchacho que va entendiendo el mundo a base de coscorrones, sorpresas y experiencias diversas: desengaño en el amor, valoración de la amistad, descubrimiento de lo que verdaderamente es un padre y lo que no lo es, etc., etc. 

    Que Anguila, el narrador en primera persona, es émulo de Lázaro de Tormes y de la novela que narra sus andanzas, se percibe en el personaje que siente hambre y que escapa y no quiere escapar de Julio a quien considera su amo 
    «—Te he oído, gurriato. ¿Por qué escapas? Si no bajas te quedarás sin queso. ¡Baja, desconfiado, que no voy a hacerte nada!
    Me aferré con más fuerza a la rama. Me vi tentado por el queso, pues el ruido de mis tripas era más grande que mi miedo.»
    El personaje protagonista es claramente un pícaro, un pillo, que sabe buscarse la vida con estos seres que lo han tomado a su cargo y cuyas vidas y problemillas iremos descubriendo según vaya discurriendo la historia. 
    En cuanto al espacio donde este discurrir sucede, éste es Madrid.  Luisa Ferro ya había situado El Círculo del Alba, su segunda novela, en Madrid. Y ahora lo vuelve a hacer aunque una treintena de años después. El ambiente y los lugares matritenses los pinta la autora con maestría. Y digo matritense con toda la intención, por eso de querer significar la fuerte y noble emulación del costumbrismo literario del XIX que he percibido en muchos momentos.
    «La Puerta del Sol era bulliciosa donde las hubiera. Por todas partes surgían tiendas como hongos y el aroma de los kioscos callejeros lo inundaba todo haciéndome cosquillas en la nariz. Olía a gallinejas, a chicharros, a churros, a mil y un aromas. Los vendedores ambulantes se triplicaban. No era raro encontrarlos en cualquier barrio, pero allí aumentaban a ojos vista. Los repartidores de periódicos anunciaban El Heraldo o La Tribuna. Sus voces se mezclaban con las de las aguadoras que, con sus botijos apostados a la cadera, ofrecían el trago a cinco céntimos. Altramuces, pipas, miel de la Alcarria. También había traperos, cacharreros reparando cacerolas a golpe de martillo y colchoneros pregonando su saber hacer. El sonido de la ocarina de los afiladores se alzaba por encima de aquel gentío dando voces.»
    Y si así realiza las descripciones de los espacios públicos, cuando se detiene en el rostro o en la figura de alguno de los personajes, las cualidades y conocimientos literarios de la novelista aparecen y en alguna ocasión, como en la descripción que hace de la cara de Manuel, compañero hospiciano de Julio y en el relato acompañante de Anguila en el burdel que regenta madame Crusoe, es evidente la legítima emulación del estilo quevedesco. 
    «En verdad era poco agraciado. Flaco, de ojos saltones, nariz enorme hasta el punto de parecer "un hombre a una nariz pegado", que hubiese dicho el padre Tomás parafraseando a Quevedo en sus pullas contra Góngora. No tardaría mucho en darme cuenta de que aquel apéndice tenía vida propia. "Las doce tribus de narices era".»
    De la historia que se relata todo me ha gustado. De nuevo me ha sorprendido lo bien que Luisa Ferro realiza las escenas de acción. También me ha encantado la manera que tiene de ir introduciendo los personajes, que son muchos, según va avanzando la historia. Diríase que la anécdota va ampliándose, haciéndose más y más compleja según que pasan las páginas; pero no hay tal cosa, se trata de una mera sensación de aparente confusión que al poco viene  a serenarse y a integrarse en la placidez de la historia que estamos leyendo. Esta manera de proceder me ha interesado mucho.

    Todos los personajes tienen vida y personalidad propias. Destacan, además de los que tienen papel central en el desarrollo de la historia de investigación y suspense (Inspector Ramírez, el médico Aniceto Cárdenas, Julio, el irlandés, Hahn, el cura Tomás, Paulino Albiol...), todas y cada de las mujeres y chicas que viven o tienen mucha relación con el lupanar (Lorenza, Josefina, Epifanía, Elisa, Violeta, Rosario, madame Crusoe...). Cada una de ellas lleva a sus espaldas una mochila, una vida, que las condiciona en el presente y les anuncia su futuro.  Anguila, que es el eje central de la novela va construyendo su propia vida y personalidad, a raíz del contacto con cada uno de ellos y de ellas. Todos le aportan elementos que le servirán, por acción u omisión, en su paso de la niñez, cuando lo vemos salir del hospicio con sólo ocho años, a su etapa de muchacho adolescente de catorce o quince, cuando tienen lugar los hechos principales que se narran, hasta llegar a la plena edad adulta de los veintiuno que dice tener al final de la novela, en un epílogo en el que además de atar alguno que otro cabo suelto nos enteramos del porqué del título de la novela. 

    La trama de la novela se desarrolla de manera lineal sin saltos hacia atrás ni hacia adelante. Es de lectura sencilla. La única complicación viene dada, como ya he dejado dicho antes al referirme a los personajes, por la aparición o desaparición de alguno o algunos que tuvieron papel relevante en el pasado; pero dicha confusión se irá aclarando según vayan sucediendo los acontecimientos.  

    Me ha gustado mucho el vocabulario puesto por la autora en boca de algunos personajes en momentos puntuales. Es un conjunto de términos extraídos la mayoría del caló, también del argot delincuencial, pero siempre vocablos muy, muy populares. Son palabras y expresiones como 'cheira' (navaja), 'salir de naja' (marcharse), 'lumias' (prostitutas), 'mangelo a ochí' (estar matando a alguien), 'baladro' (grito o alarido espantoso), 'gumia' (agonías), 'avizor' (centinela, vigía), 'roro' (hombre atractivo), 'bilbaína de hierro' (cocina económica de chapa), 'pillar una del quince' (pillar algo en cantidad excesiva), 'estar rilado' (estar agotado), 'chirona' (cárcel)etc. 

    También es habitual en la novela que la autora eche mano de referencias culturales populares. Tal se ve, por ejemplo, en la conversación que mantienen Manuel y Anguila cuando el muchacho pregunta a éste, que acaba de salir de cárcel, a qué se dedicaba antes de entrar en prisión. 
    «—Dilo sin miedo, Anguila: antes de que me enchironaran. Pues vendía libros por entregas. Eran fascículos semanales o mensuales, dependiendo del cliente y sus posibles. Los títulos más populares eran La cieguecita, Genoveva de Bramante y Ángeles del Arroyo. También vendía novelas de a duro, del oeste y, sobre todo, de amor. A las chicas las vuelven locas las historias de amor. Los mozalbetes se decantaban por El conde de Montecristo. Las andanzas de Edmundo Dantés para llevar a cabo su venganza, les gustaban sobremanera. 
    —Sí, a mí también me gustó mucho ese libro. Aunque prefiero a Julio Verne. 
    —No me extraña, De la tierra a la luna, 20.000 leguas de viaje submarino… Son verdaderas joyas literarias.»
    Cine y Literatura, Ciene en la Literatura
     Y de igual manera se utilizan referentes culturalistas para metaforizar acciones o personas. Un ejemplo sería la manera que tiene de describir la mirada torva del Chepa, pandillero enemigo de Anguila («Al llegar a la altura del Chepa me miró con la hondura de Don Ameche en El diablo dijo no») haciendo uso del actor de la película de Ernst Lubitsch del año 1943 que sería muy popular en el tiempo en que se sitúa la narración.

    No quiero extenderme más. Sólo quisiera señalar, ya para finalizar, dos puntos anecdóticos que han llamado mi atención según leía con sumo agrado La piel del invierno. El primero es el peculiar y personal empleo que en ocasiones hace la escritora de los signos de puntuación, en especial del punto y coma. El segundo es uno o dos anacronismos, muy habituales en estas novelas tan inmersas en un momento histórico, que he creído detectar en el relato. Pero por lo demás, queridos amigos, todo bien. Una novela muy recomendable para aquellos que quieran pasar un buen rato al tiempo que aprender e informarse  sobre las difíciles condiciones de vida en España durante la década de los años 40 del siglo XX.