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24 mar 2017

Javier Cercas: "El monarca de las sombras"

21 comentarios:
"Claro que aquella democracia no era ni mucho menos perfecta, y que al final había poca gente que creía en ella y que respetaba las reglas, pero seguía siendo una democracia; así que la razón política la tenían los republicanos. Y punto. Pero también me irrita mucho la interpretación sectaria o religiosa o infantil de la guerra, según la cual la República era el paraíso terrenal y todos los republicanos fueron ángeles que no mataron a nadie y todos los franquistas demonios que no paraban de matar; es otra mentira…" (J. Cercas, "El monarca de las sombras")

Javier Cercas, Novela de no-ficción, Guerra Civil

Es curioso pero, desde que hace unos días manifesté que el tema de la Guerra Civil me había abrumado tanto durante una época que decidí abandonarlo, no hago más que leer novelas y ver obras de teatro centradas en esa época. Lo anterior me confirma en algo que en la vida diaria he comprobado cantidad de veces: basta que creas haber hecho, dicho o descubierto algo novedoso (por ejemplo esa calle que nadie conoce por la que evitas el habitual terible atasco) para que al poco sea conocido y practicado por todos. Así veo que está ocurriendo con la contextualización de creaciones literarias en la época 1936-1939, seguramente por haberse cumplido el año pasado el 80º aniversario de su estallido y ser todos conscientes de que en breve no quedarán supervivientes de la misma. 

Las creaciones literarias  siituadas en época guerracivilista y que he degustado con gran satisfacción han sido: la novela "Falcó" de Arturo Pérez-Reverte , la obra de teatro "La quinta del biberón" de Lluis Pasqualy "El monarca de las sombras" de Javier Cercas. De las dos primeras he hablado ya: de la obra de teatro, en este blog (leer reseña aquí) y de la novela en la Revista MoonMagazine (leer reseña aquí). De la última obra de Javier Cercas aún no he dicho nada y a ella dedico esta entrada.

Javier Cercas no había regresado al tema de la Guerra Civil española desde que publicara "Soldados de Salamina" el año 2001, una ficción en la que imaginaba la salvación del líder falangista Rafael Sánchez Mazas en un momento del final de la contienda gracias a que un soldado republicano decidió en uso de su libérrima voluntad no acabar con la vida del buscado falangista. La novela fue muy bien recibida y el cineasta David Trueba la llevó a la pantalla en 2002 con gran éxito de crítica y público. A raíz de este rodaje la amistad entre Cercas y Trueba se afianzó. También la propia escritura de la novela hizo que al escritor extremeño residente en Barcelona se le removiesen en su interior fantasmas domésticos que tenía agazapados allí desde hacía años. El principal de ellos, la existencia en la historia familiar de un héroe franquista, su tío abuelo Manuel Mena, muerto en la batalla del Ebro en septiembre de 1938. 

Confiesa Javier Cercas Mena en este relato de no ficción que llevaba mucho tiempo dudando si escribir o no sobre esta "vergonzosa" historia familiar. Precisamente la consideración de deshonrosa y el miedo al qué dirán y a si la imagen pública que él tiene se vería afectada, le hacía demorar lanzarse a la piscina de la redacción de esta historia. Pese a ello no había dejado de investigar sobre la figura de este lejano familiar natural de Ibahernando (Cáceres) de donde proceden sus dos ramas familiares. La primera fuente histórica de la que el novelista se sirvió en su investigación fue, naturalmente, su madre, si bien la mitificación del personaje que Blanca Mena tenía en su cabeza -Manuel Mena murió cuando Blanca, la madre de Cercas, era una niña de sólo 5 años- no le parecía muy de fiar; es por ello que decidió indagar en bibliotecas, archivos y hemerotecas buscando los restos documentales que del tío abuelo hubiesen quedado esparcidos por ahí en expedientes, actas y legajos civiles y militares.

De la investigación da cuenta el libro que tenemos en nuestras manos utilizando una 3ª persona que objetiva de tal manera lo alcanzado en el curso de la indagación que el propio escritor queda incluído en ella como una fuente externa más. Luego hay otra parte en estas averiguaciones más viva, participada y narrada en primera persona por el propio novelista, en la que éste dialoga con testigos directos e indirectos del personaje. Es, precisamente, en el curso de las entrevistas que mantiene con estas personas en Ibahernando fundamentalmente, pero también en otras localidades de la geografía española donde el "yo" de Javier Cercas reflexiona y va tomando la decisión de escribir la verdadera historia de Manuel Mena, no la que otras personas querrían escuchar. Pretende ser objetivo; por eso insiste en varias ocasiones en que este relato no lo hace desde la posición de literato como sí hiciera 15 años antes en "Soldados de Salamina".

Al primero que comunica sus dudas sobre si escribir o no esta historia es a David Trueba con quien desde el rodaje de la novela de 2001 mantiene regular comunicación. Le pide además que le acompañe desde Madrid a Ibahernando para filmar las entrevistas que piensa realizar allí a familiares suyos y al único compañero de escuela vivo de Manuel Mena, Antonio Ruiz Barrado, el 'Pelaor', cuyo padre "al comienzo de la contienda fue sacado a la fuerza de su casa por los franquistas y asesinado en los alrededores del pueblo". Durante el trayecto hasta el pueblo, Trueba le dice que no debe pensar en la recepción que tendrá su obra sino en si él siente la necesidad de escribirla o no. Además el realizador cinematográfico desmonta los miedos vergonzantes del escritor con quien dialoga:
"—¿Tú te sientes culpable por haber tenido un tío facha?
Ahora fui yo el que sonrió.
—Un tío no —puntualicé, un poco ebrio—. La familia al completo.
—No te jode: más o menos como la mitad de este país. ¿Te he contado alguna vez que mi padre también hizo la guerra con Franco? Y bien convencido que la hizo, el tío…" (pág. 33)
Manuel Mena, Ibahernando, "El monarca de las sombras"

David Trueba, que aparte de magnífico cineasta es novelista no menos bueno, le cuenta a Cercas un relato del escritor serbio, Danilo Kiš, titulado «Es glorioso morir por la patria». En él una madre engaña a su hijo, condenado al cadalso, diciéndole que le llegará el indulto, algo que no ocurre. La historia relatada viene a cuento de que el joven tío abuelo de Cercas se alistó voluntariamente cuando podía haber esquivado por motivos familiares el alistamiento. Además pidió ir a primera línea de fuego pues él era un joven idealista, falangista convencido, que soñaba con la gloria romántica del héroe que muere por su patria. Buscaba lo mismo que Aquiles en la "Ilíada", la muerte hermosa ('kalos thanatos'):
"—¿Se puede ser un joven noble y puro y al mismo tiempo luchar por una causa equivocada? [pregunta el escritor al cineasta]
—Se puede —contestó—. ¿Y sabes por qué?
—¿Por qué?—Porque no somos omniscientes. Porque no lo sabemos todo. Hace casi ochenta años de la guerra, y tú y yo tenemos más de cuarenta, así que para nosotros está chupado saber que la causa por la que murió Manuel Mena era injusta.
" (pág. 97)
La nobleza de Aquiles, la inocencia del chico del cuento de Danilo Kiš son argumentos asumidos por Javier Cercas quien hasta este momento había crecido siempre con los argumentos idealistas y míticos que su madre le había querido imbuir. Este choque de ideas es el que le decide a escribir la historia real sobre el personaje familiar. Desea el novelista presentar a la familia la realidad más o menos entrevista de lo que allí sucedió. Es una pretensión ciertamente difícil; en muchas ocasiones expone tal dificultad, aunque quizás sean los momentos próximos al desenlace de la vida del joven de 19 años que era su tío abuelo al morir los que requieren más esfuerzo:
"No sé cómo fue exactamente el ataque. Nadie lo sabe: no queda de él un solo testimonio escrito ni un solo superviviente capaz de contar lo que ocurrió; así que en este punto debería callarme, dejar de escribir, ceder la palabra al silencio. Claro que si yo fuera un literato y esto fuera una ficción podría fantasear sobre lo ocurrido, estaría autorizado a hacerlo.Todo esto podría imaginarlo. Pero no lo imaginaré o por lo menos fingiré que no lo imagino, porque ni esto es una ficción ni yo soy un literato, así que debo atenerme a la seguridad de los hechos." (pág. 110)
La novela le sirve a Cercas, pues, para reconciliarse con sus propios orígenes gracias a la inestimable ayuda de Trueba. Pero también le sirve para reivindicarse como habitante de Cataluña, comunidad autónoma donde vive desde hace 50 años lejos de Ibahernando (Cáceres, Extremadura), su localidad natal. A Cataluña se trasladaron sus padres en 1966 con sus cinco hijos buscando una vida mejor pues aunque en Ibahernando eran tenidos por acomodados al haber sido sus abuelos primero arredantarios y luego propietarios de las tierras arrendadas, la realidad era que esas tierras por las que en la lejana guerra la gente mató y se llenó de odio, en los años sesenta no daban para nada, y aunque el padre era veterinario el despoblamiento de la zona hizo que la vida allí fuese poco menos que imposible. En este sentido "El monarca de las sombras" le sirve a Javier Cercas para soltar amarras con esta pequeña localidad extremeña, Ibahernando, donde vivió sólo cuatro años, pero a la que su madre como el personaje Drogo de "El desierto de los tártaros", la novela de Dino Buzzati citada con frecuencia por Cercas, sueña todavía hoy con regresar ignorando que es un retorno imposible. A lo largo del relato se percibe de manera palmaria que la casa familiar que mantienen allí lo está sólo por razones sentimentales pues a los hijos de Cercas y al mismo Javier ya nada les ata a ese lugar dado que como se dice en la novela "Uno es de donde da su primer beso y de donde ve su primer western".

Desde el punto de vista estilístico es muy interesante la confesión que realiza el escritor sobre la forma que ha decidido dar a la narración. Durante la lectura de esta novela de no-ficción, el lector mentalmente va interpretando el porqué de los capítulos y secuencias narrados en 3ª persona frente a aquellos otros en los que opta por la 1ª. Pero por si estábamos errados es el propio autor, cerca ya del final del relato, quien lo aclara:
"Pensé que para contar la historia de Manuel Mena debía contar mi propia historia; o, dicho de otro modo, pensé que para escribir un libro sobre Manuel Mena debía desdoblarme: debía contar por un lado una historia, la historia de Manuel Mena, y contarla igual que la contaría un historiador, con el desapego y la distancia y el escrúpulo de veracidad de un historiador, ateniéndome a los hechos estrictos y desdeñando la leyenda y el fantaseo y la libertad del literato, como si yo no fuese quien soy sino otra persona; y, por otro lado, debía contar no una historia sino la historia de una historia, es decir, la historia de cómo y por qué llegué a contar la historia de Manuel Mena a pesar de que no quería contarla ni asumirla ni airearla, a pesar de que durante toda mi vida creí haberme hecho escritor precisamente para no escribir la historia de Manuel Mena."
 Que el novelista haya optado aquí por la no ficción no hace, para nada, menos literario al texto. "El monarca de las sombras" rezuma literatura por todos sus poros. El mismo título emana de la conversación que en la "Odisea" tiene Ulises con Aquiles cuando el primero lo visita en el reino de las sombras elogiando su comportamiento y Aquiles le responde:
No pretendas, Ulises preclaro, buscarme consuelos
de la muerte, que yo más querría ser siervo en el campo
de cualquier labrador sin caudal y de corta despensa
que reinar sobre todos los muertos que allá fenecieron
Exequias pintor griego, el azar,
Hay, como ya he dicho alusiones y referencias a Danilo Kiš , a la "Ilíada", al novelista Dino Buzzati; pero también sobrevuelan el texto Henry JamesEstá aquí, todos están aquí, ninguno de los muertos de esta mansión de los muertos murió. Nadie se ha ido. Nadie se va», pág 218), Hannah Arendt ("Hannah Arendt diría que no debería sentirme culpable, pero sí responsable", pág 33), el mismísimo Javier Cercas ("Fue en aquel preciso instante cuando comprendí que las novelas son como sueños o pesadillas que no se acaban nunca, sólo se transforman en otras pesadillas o sueños, y que yo había tenido la fortuna inverosímil de que al menos una de las mías acabara, porque aquél era el verdadero final de Soldados de Salamina.", pág. 78), las tres vidas de las que hablaba Jorge Manrique si bien con 'ciertas' variaciones ("no hay más vida que la vida de los vivos, que la vida precaria de la memoria no es vida inmortal sino apenas una leyenda efímera, un vacío sucedáneo de la vida, y que sólo la muerte es segura.", pág. 203), y hasta el genial y profundo Francisco de Quevedo resuena en la duda poética que surge de la frase que cierra el texto: "ni siquiera la muerte es segura.". Y es que en la vida -y en la muerte, claro, por qué no- todo, todo, es puro azar. Interpretar a posteriori es fácil; elegir, optar en el momento y acertar, es azaroso.

20 mar 2017

El poeta Ángel González en el Día de la Poesía

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"Aun sin ambiciones de transformar el mundo, con la más modesta pretensión de clarificarlo (o de borrarlo), la poesía confirma o modifica nuestra percepción de las cosas, lo que equivale, en cierto modo, a confirmar o modificar las cosas mismas"
(Ángel González, 1925-2008)


Todos los días es el Día de alguna cosa. Está claro que todos los días hay que dar algún aviso, algún aldabonazo, que sirva para rebullir la quietud del paso igual y sucesivo del tiempo. De manera muy tópica, muy convencional, alguien, no sé quién o quiénes, (el Google-que-todo-lo-sabe dice que fué la Unesco en 1999) decidieron que el 21 de marzo, -equinoccio de Primavera, tópico tema poético que lleva al amor, a cantar a la vida, a decir sugiriendo aquello que cuesta contar-, fuese una fecha en la que el Mundo se fijase en esta actividad humana que dentro de una sociedad materialista es un reducto de resistencia al mercantilismo y consumismo desenfrenados.

Yo quiero celebrar esta fecha a través de los poemas del ovetense Ángel González, un poeta que desde mis años universitarios me ha acompañado. Su obra "Palabra sobre palabra", que desde la edición de 1972 incluye "toda su poesía escrita hasta hoy" según reza el cintillo que acompaña a las sucesivas reediciones del volumen, la adquirí por entonces y siempre sus poemas han sido puerto en que he recalado con frecuencia. Curiosamente estas Navidades, de manera algo alambicada que no voy a explicar aquí, llegó a mis manos "Poemas", la primera antología hecha a partir de una selección hecha por el propio autor, publicada por vez primera en 1980, si bien la que tengo sobre la mesa es la 13ª edición de la misma aparecida en 2007, tan sólo un año antes del fallecimiento en Madrid del poeta que por entonces contaba con 82 años. 

El libro "Poemas", aparte de los versos elegidos por el propio poeta, tiene un interés añadido: la introducción redactada por el escritor que, con sinceridad y didáctica propia del profesor que fue en la Universidad de Nuevo México  en Albuquerque desde 1970 hasta su jubilación en 1995, desmenuza su labor poética desde la aparición en 1956 de su primer obra, "Áspero mundo", hasta, en la edición que yo manejo, "Deixis en fantasma" del año 1992.  

Entre esas dos fechas Angel González, en esa introducción habla de etapas y tendencias en su poesía: La primera etapa se inicia con poemas muy influidos por sus lecturas juveniles de Góngora, Juan Ramón, Machado, Lorca, Alberti..., poetas que le agradaban pero que nada tenían que ver con su propia experiencia vital; luego pasaría a entusiasmarse con los versos de poetas como César Vallejo, Juan de Leceta (seudónimo de Gabriel Celaya), Blas de Otero, José Hierro y otros que enlazan más con su propio contexto y que le introducen en una poesía existencial que pronto se haría social. Es lo que se ve en "Áspero mundo" donde hay poemas de ambos tipos:
[Poemas de corte existencial]
VOZ QUE SOLEDAD SONANDO

Voz que soledad sonando
por todo el ámbito asola,
de tan triste, de tan sola,
todo lo que va tocando.

Así es mi voz cuando digo
de tan solo, de tan triste
mi lamento, que persiste
bajo el cielo y sobre el trigo.

¿Qué es eso que va volando?
Sólo soledad sonando.

JARDÍN
¿Qué interroga
el girasol más alto sobre
las rosas?
¡Mudo
espanto del jazmín! Las ampulosas
dalias retuercen su violenta
envidia. Una begonia
extiende al sol la palma verde
de su mano. Viva, ojerosa
flor: el pensamiento.
Pero tú cortas
un clavel.
Los alhelíes
recobraron su aroma.
[Poema que tiende ya a lo social]
PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ

Para que yo me llame Ángel González
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...

En 1961 pasa de la tendencia socio-individualista percibida en "Para que yo me llame Ángel González" a una más histórica. Aparecen en su libro "Sin esperanza, con convencimiento" (1961) poemas que hablan de la guerra civil que, como otros poetas de su misma edad, vivió en su niñez. De ahí que estos poetas nacidos en la segunda parte de los años veinte sean agrupados bajo el rótulo de "niños de la guerra". Son poemas como el titulado "El campo de batalla":
Hoy voy a describir el campo
de batalla
tal como yo lo vi, una vez decidida
la suerte de los hombres que lucharon
muchos hasta morir,
otros
hasta seguir viviendo todavía.

No hubo elección:
murió quien pudo,
quien no pudo morir continuó andando,
los árboles nevaban lentos frutos;
era verano, invierno, todo un año
o más quizá, era la vida
entera
aquel enorme día de combate.

Por el Oeste el viento traía sangre,
por el Este la tierra era ceniza,
el Norte entero estaba
bloqueado
por alambradas secas y por gritos,
y únicamente el Sur,
tan sólo
el Sur,
se ofrecía ancho y libre a nuestros ojos.

Pero el Sur no existía:
ni agua, ni luz, ni sombra, ni ceniza
llenaban su oquedad, su hondo vacío:
el Sur era un inmenso precipicio,
un abismo sin fin de donde,
lentos,
los poderosos buitres ascendían.
Nadie escuchó la voz del capitán
Nadie enterró a los muertos.
Nadie dijo:
"dale a mi novia esto si la encuentras
un día"

Tan sólo alguien remató a un caballo
que, con el vientre abierto,
agonizante,
llenaba con su espanto el aire en sombra:
el aire que la noche amenazaba.

Quietos, pegados a la dura
tierra,
cogidos entre el pánico y la nada,
los hombres esperaban el momento
último,
sin oponerse ya,
sin rebeldía.

Algunos se murieron,
como dije,
y los demás, tendidos, derribados,
pegados a la tierra en paz al fin,
esperan
ya no sé qué
-quizá que alguien les diga:
"amigos, podéis iros, el combate..."

Entre tanto,
es verano otra vez,
y crece el trigo
en el que fue ancho campo de batalla.
A partir de este momento entra en su poesía el componente irónico, que será una de las señas de identidad del poeta asturiano. Pero también otros asuntos como el Amor o el tema del tiempo que tratado irónicamente estalla en "Ayer", otro poema de este libro:
Ayer fue miércoles toda la mañana.
Por la tarde cambió:
se puso casi lunes,
la tristeza invadió los corazones
y hubo un claro
movimiento de pánico hacia los
tranvías
que llevan los bañistas hasta el río.

A eso de las siete cruzó el cielo
una lenta avioneta, y ni los niños
la miraron.
Se desató
el frío,
alguien salió a la calle con sombrero,
ayer, y todo el día
fue igual,
ya veis
qué divertido,
ayer y siempre ayer y así hasta ahora,
continuamente andando por las calles
gente desconocida,
o bien dentro de casa merendando
pan y café con leche, ¡qué
alegría!

La noche vino pronto y se encendieron
amarillos cálidos faroles,
y nadie pudo
impedir que al final amaneciese
el día de hoy,
tan parecido
pero
¡tan diferente en luces y aroma!

Por eso mismo,
porque es como os digo
dejadme que os hable
de ayer, una vez más
de ayer: el día
incomparable que ya nadie nunca
volverá a ver jamás sobre la tierra.

Generación poética del 50, Poesía del Conocimiento, Poesía de la ExperienciaLos tres libros siguientes   inciden sobre los temas ya tratados en "Sin esperanza, con convencimiento": "Grado elemental" (1962) se centra más en temas políticos"Palabra sobre palabra" (1965) exclusivamente en asuntos amorosos; y en "Tratado de urbanismo" (1967) se funden la Historia con la historia individual del poeta. Este último libro, en opinión del poeta marca el final de una actitud -o etapa- y el nacimiento de otra que nace del convencimiento de la "inutilidad de todas las palabras" pues ellas no han conseguido el cambio, deseado con esperanza primero y entendido como imposible, después. El poema "PREÁMBULO A UN SILENCIO" es muy clarificador al respecto:
Porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas cosas
a veces uno se sienta tranquilamente a la sombra de un árbol
en verano
y se calla.

(? ¿Dije tranquilamente? falso, falso:
uno se sienta inquieto, haciendo extraños gestos,
pisoteando las hojas abatidas
por la furia de un otoño sombrío,
destrozando con los dedos el cartón inocente de una caja de fósforos,
mordiendo injustamente las uñas de esos dedos,
escupiendo en los charcos invernales,
golpeando con el puño cerrado la piel rugosa de las casas
que permanecen indiferentes al paso de la primavera
una primavera urbana que asoma con timidez los flecos
de sus cabellos verdes allá arriba,
detrás del zinc oscuro de los canalones,
levemente arraigada a la materia efímera de las tejas a
punto de ser de polvo.)

Eso es cierto, tan cierto
como que tengo un nombre con alas celestiales,
arcangélico nombre que a nada corresponde:
Ángel
me dicen
y yo me levanto
disciplinado y recto
con las alas mordidas
quiero decir: las uñas
y sonrío y me callo porque, en último extremo,
uno tiene conciencia
de la inutilidad de todas las palabras.
Los tres libros siguientes -"Breves acotaciones para una biografía" (1969), "Procedimientos narrativos" (1972) y "Muestra, corregida y aumentada, de algunos procedimientos narrativos y de lasa actitudes sentimentales que habitual,mente comportan" (1976) - completan esta segunda actitud del que en el momento de publicar por vez primera esta antología personal en 1980 Angel González entendía era su itinerario poético al que, afortunadamente para nosotros, aún faltaban más de 20 años para completarse.

En estos tres libros y los que le siguen y forman parte de esta edición de 1992 hay un marcado tono paródico  ("Oda a la noche" por ejemplo), de manipulación del lenguaje que es llevado hasta el chiste ("Eso era amor"), tratamiento poético (o antipoético, según se mire) muy del gusto del poeta, prestando incluso, en algunos poemas, más atención al contenido que a la forma ("Carta"), aunque sin perder jamás el nivel y exigencia poéticos como se percibe en "Pétalo a pétalo" o "Canción triste de amigo". He aquí esos poemas:
ODA A LA NOCHE

Noche estrellada en aceptable uso,
con pálidos reflejos y opacidad lustrosa,
vieja chistera inútil en los tiempos que corren
como escuálidos galgos sobre el mundo,
definitivamente eres un lujo
que ha pasado de moda.
Tras la fría superficie de las calles de luna,
el alcanfor del sueño conserva en el armario
de la ciudad oscura a los que duermen
y no te verán nunca.
Yo, sin embargo, te llevo en la cabeza,
vieja noche de copa,
y cuando vuelvo a casa sorteando
imprevisibles gatos y farolas,
te levanto en un gesto final ceremonioso
dedicado a tus brillos y a mi sombra,
y te dejo colgada allá en lo alto
—¡hasta mañana, noche!—,
negra, deshabitada, misteriosa.


ESO ERA AMOR

Le comenté:
–Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
–¿Te gustan solos o con rímel?
–Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.


"CARTA"

Amor mío:
el tiempo turbulento pasó por mi corazón,
igual que, durante una tormenta, un río pasa bajo un
puente:
rumoroso, incesante, lleva lejos
hojas y peces muertos,
fragmentos desteñidos del paisaje,
agonizantes restos de la vida.


Ahora,
todo ya aguas abajo
-luz distinta y silencio-,
quedan sólo los ecos de aquél fragor distante,
y tu imagen entera, inconmovible,
tercamente aferrada
-como la rama grande
que el viento desgajó de un viejo tronco-
a la borrosa orilla de mi vida.


PÉTALO A PÉTALO

Pétalo a pétalo, memorizó la rosa.

Pensó tanto en la rosa,
la aspiró tantas veces en su ensueño,
que cuando vio una rosa verdadera
le dijo,
desdeñoso,
volviéndole la espalda:

-mentirosa.


CANCIÓN TRISTE DE AMIGO

Si nuestro reino no fue de este mundo,
y sabemos de cierto que no hay otro,
dime lo que nos queda,
amigo,
dime lo que nos queda.

Ni siquiera deseos, ni siquiera esperanza;
un confuso montón de sueños negros,
eso es lo que nos queda,
amigo,
un confuso montón sólo de sueños.

Cada vez más pequeño.
Ya cabe en un pañuelo, igual que el llanto.
Pero cómo nos pesa,
amigo,
pero cómo nos pesa.

Más cuanto menos.
¡¡Feliz 21 de marzo, Día de la Poesía!!



18 mar 2017

"Festen" ("Celebración") deThomas Vinterberg. Versión y dirección de Magüi Mira

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En la sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán del CDN en Madrid se representa desde el pasado día 3 de marzo "Festen" de los daneses Thomas Vinterberg y Mogens Rukov según la adaptación teatral del también danés Bo Hr. Hansen. La puesta en escena corre de cuenta de Magüi Mira.

Teatro Valle Inclán, Movimiento Dogma, Magüi Mira

A Magüi Mira la admiro mucho desde que hace ya una pila de años (creo que fue en 1980 o 1981) la vi en el teatro María Guerrero dando voz y presencia al monólogo "La noche de Molly Bloom" escrito por quien era por entonces su marido, José Sanchis Sinisterra. El autor dramatizaba en este monólogo el último capítulo de la novela 'Ulises', de James Joyce en el que la mujer de Leopold Bloom reflexiona sobre el sexo, el matrimonio, las relaciones de pareja y el transcurso del tiempo.

Además de actriz magnífica, Magüi Mira ha sido, como en esta ocasión, directora teatral de no pocas obras: "¡Ay, Carmela!" de Sanchis Sinisterra en 2012; "Kathie y el hipopótamo" de Mario Vargas Llosa, "En el estanque dorado" de Ernest Thompson, y "Pluto" de Aristófanes en 2014; "El discurso del rey" del director de cine Tom Hooper a partir del guion escrito por David Seidler.en 2015; "César y Cleopatra" de Emilio Hernández en 2016; y ahora, en 2017,  "Festen".
Lars von Trier, Thomas Vinterberg, Magüi Mira
Cartel de la película

"Festen" es una adaptación al teatro de una historia creada por los daneses Thomas Vinterberg y Lars von Trier, fundadores del ya extinto movimiento fílmico vanguardista 'Dogma' (los postulados del movimiento pueden verse aquí) cuya primera manifestación fue la película "Festen" ("Celebración") dirigida por el mismísimo Thomas Vinterberg en 1998, film que fue muy bien recibido y que obtuvo el Premio del Jurado del Festival de Cannes. Dejando a un lado los presupuestos estéticos y de realización cinematográficos propios del movimiento Dogma que vistos hoy parecen más una chiquillada o un mero intento de reducir costes, la película danesa pone sobre el tapete un tema: el poder abusivo y corrupto dentro del ámbito familiar.

Tras asistir a la magnífica puesta en escena realizada por Magüi Mira que cuenta con un elenco sobresaliente de 10 actores todos ellos excelentes  -Carolina África, Roberto Álvarez, Carmen Conesa, Manu Cuevas, Karina Garantivá, Gabriel Garbisu, David Lorente, Jesús Noguero, Clara Sanchis, Isabelle Stoffel-, decidí ver la vieja película que un día ya muy lejano había contempado con sorpresa. El resultado fue que el tiempo, juez inexorable, se ha ensañado con la cinta mientras que la representación teatral, -desde el punto de vista temático y textual muy pegada a la obra escrita por Vinterberg-, destaca sobre ella por su frescor, su poesía y su autenticidad.

Muchos os preguntaréis de qué va la historia que se muestra sobre las tablas. No quisiera estropear la magia de la representación. Por ello me remitiré a lo que dice la propia Magüi Mira en el programa de mano: 
"Christian, después de años de ausencia, vuelve al hogar de sus padres con sus hermanos y familiares, a celebrar el 60 cumpleaños de su padre, el poderoso Helge. La cena en la que se celebra el feliz aniversario empieza con un discurso de Christian en el que denuncia el incesto al que su padre le ha sometido de niño, a él y a su hermana gemela muerta. Incredulidad general. Pero sus palabras atraviesan como una onda eléctrica el cuerpo de su familia. El secreto se rompe en pedazos. Aparecen las palabras en los silencios, los gritos del alma y los choques brutales y violentos. La familia trata de cerrar su herida que ahora sangra con sangre roja. Hay que asesinar al padre. Un texto de nuestro tiempo. Imprescindible. Intenso. Bello. Salvaje. Un análisis lúcido del fascismo latente en la sociedad clasista y patriarcal en la que vivimos. Festen no solo habla sobre el incesto y la pedofilia, es ante todo un texto que nos habla de la brutal cohesión de la hipocresía social." (Magüi Mira)
A esto añado yo: un lirismo visual pocas veces visto en teatro, el mundo del aquí y del allá poéticamente muy logrados, símbolos muy sugerentes, belleza plástica, música interpretada en directo en ciertos momentos de la representación por varios de los actores (Clara Sanchis y Carmen Conesa, piano; Jesús Noguero, acordeón), el vestuario de Lorenzo Caprile que contribuye a la belleza y simbolismo presentes en el drama, la música, la iluminación... y, sin lugar a dudas, ese escenario en el que aparece la mesa del salón comedor alrededor de la cual se sientan los miembros de esta familia de clase alta que son contemplados, con asombro, por los espectadores que, situados a izquierda y derecha de este salón y a distancia escasa de los propios actores, se convierten en partícipes del terrible ágape familiar que se desarrolla ante sus ojos y que casi pueden tocar.


Se puede ver en el teatro Valle-Inclán de Madrid hasta el próximo día 9 de abril. 

13 mar 2017

Carson McCullers: "La balada del café triste"

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La escritora
relato norteamericano, escritores americanos del Sur, "La balada del café triste"Carson McCullers es una georgiana (USA) nacida en Columbus el pasado 19 de febrero hizo exactamente 100 años. Su vida no fue un camino de rosas, pues padeció un auténtico calvario físico a raíz de unas fiebres reumáticas mal diagnosticadas que le hicieron pasar por un sinfín de operaciones que la llevarían a vivir sus seis últimos años sentada en una silla de ruedas. Murió en 1967. Antes, en 1945, se casó con Reeves McCullers, su novio desde 1940, que acababa de regresar herido del desembarco de Normandía. Reeves cayó en una profundísima depresión que le llevó, al fin y a la postre, a enfilar el camino del suicidio el 19 de noviembre de 1953 en un hotel de París, poco antes de ser abandonado por Carson a la que había propuesto un pacto suicida.  

La peripecia vital de Lula Carson Smith, su nombre de soltera, unida a su contexto familiar (hija del propietario de una plantación de algodón y nieta de un héroe del bando confederado en la Guerra de Secesión norteamericana) explican muchos de los temas presentes en su obra narrativa, entre los que destaca, por encima de otros, el del aislamiento espiritual de los inadaptados y marginados del Sur de los Estados Unidos.

"La balada del café triste"
Es un cuento, un relato largo o una novela corta, según se quiera denominar, que publicó por vez primera el año 1943 junto a otros relatos suyos en un volumen así titulado en el que  iba incluído.

Carson McCullers, cuentistas americanosEstamos en una localidad de su Georgia natal, Society City, cuya única vida la constiuye la fabrica de hilaturas de algodón donde trabaja la mayoría de la población que habita unas casas humildes de dos habitaciones. Entre estos seres de vida anodina destaca miss Amelia Evans, mujer rica, adinerada, de fuerte carácter, que vive en un edificio que recibió en herencia de su padre en cuyos bajos existe un almacen de piensos, guano, comestibles y tabaco; además, esta mujer despacha botellas del whisky que fabrica en una destilería a las afueras del pueblo aunque no permite que lo beban en su almacen. Su riqueza le ha hecho ser deseada por más de un hombre aunque quien se llevó el gato al agua fue el guapetón Marvin Macy con quien Amelia conoció el amor casándose con él a los 19 años pero a quien no aguantó más de diez días. Antes de despedirlo de su lado con cajas destempladas ella hizo que su fugaz marido le firmase la cesión de todos sus bienes.

Así están las cosas cuando un buen día llega al pueblo un hombre jorobado, Lymon Willis, que asegura, como tantos otros ya habían hecho antes, que es primo lejano de miss Amelia. Contra todo pronóstico y ante la sorpresa de todos los habitantes del pueblo que, aparte de su trabajo, sólo se ocupan en observarse unos a otros, ella lo acoge en su casa, le cede uno de los dos dormitorios y al poco de su estancia allí Amelia abrirá en el almacén un café que dará alegría y vida a la mortecina localidad. El alma de ese café no es otro que este jorobado. Con los años regresa al pueblo quien fue -y aún lo es- su marido, y con el tiempo en el triángulo constituído por Amelia, Lymon y el propio Marvin estallarán las tensiones y mudas tiranteces que existían desde el minuto uno.
"En primer lugar, el amor es una experiencia común a dos personas. Pero el hecho de ser una experiencia común no quiere decir que sea una experiencia similar para las dos partes afectadas. Hay el amante y hay el amado, y cada uno de ellos proviene de regiones distintas. Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante. No hay amante que no se dé cuenta de esto, con mayor o menor claridad; en el fondo, sabe que su amor es un amor solitario."
Todo lo que sucede entre estas tres personas es observado silenciosamente por los habitantes de Society City, unos seres que prácticamente no salen del pueblo que les vio nacer en toda su vida. El ambiente social, el calor impenitente, alguna nevada sorpresiva, la sofocante y enrarecida vivencia en el çambito doméstico de la relación entre padres e hijos, la segregación racial, la tirantez emocional entre los personajes, la seguridad de que algo inevitablemente tiene que suceder, incluso la brutalidad en las relaciones interpersonales... envuelven la historia que se nos narra. Una historia que evoluciona por caminos diríanse ya marcados contra los que es imposible revolverse. Faulkner y un realismo mágico avant la lettre se adivinan en la irrespirable atmósfera social de ese lugar que asfixia a todos y de la que sólo se puede salir violentamente. Todos lo saben y nadie podrá evitarlo.

Eudora Welty, McCullers, feminismo, novelas del SurLa historia la cuenta un narrador externo que la presenta con ribetes de leyenda.  El inicio de la novela es justamente el desenlace de la misma. Lo que hay entre medias es un inmenso flash back que viene a explicarnos el porqué de ese edificio más grande que los demás que hay "en el centro mismo del pueblo, cerrado con tablones clavados y que se inclina a la derecha que parece que va a derrumbarse de un momento a otro." La ruina de ese edificio y la de su posible legendario habitante es lo que este narrador nos cuenta al modo de un juglar que nos pide permiso, tranquilidad, nos avisa de una demora, nos adelanta una información, etc., a la manera como, tradicionalmente y en la plaza del pueblo, solían hacer los contadores de historias o cuentacuentos.
Muchas cosas destacan en este hermoso relato. La principal, en mi opinión, es la fuerza integradora y desintegradora del amor, incluso la cuestión de saber qué es ello. Muy interesante en mi opinión es la galería de personajes arquetípicos que habitan en Society City: el vago y hermoso Marvin Macy, el adivino Marlie Ryan, el judío 'matacristos' Morris Finestein, el reverendo T. M. Willin, y otros tantos más que "exceptuando al reverendo Willin, como ya hemos dicho, todos se parecen mucho; todos han pasado algún buen rato en su vida; todos han sufrido o han llorado por algo; casi todos son personas tratables si no están exasperados". En definitiva, son la gente, el pueblo que surge de un medio concreto: el Sur inhóspito donde habitan. Y este rasgo de enraizamiento telúrico tan faulkneriano se refuerza con esa única carretera, la que conduce a Forks Falls, que podría ser la vía para escapar de este encarcelamiento opresivo y que significativamente es donde trabaja una cuerda de presos formada por doce mortales, siete negros y cinco blancos que cantan "en una intrincada mezcla de tristeza y gozo. La música va creciendo hasta que al fin parece que el sonido no proviene de los doce hombres encadenados, sino de la tierra misma o del ancho firmamento".

En conclusión, una lectura gozosa, una muestra literaria de altísimo nivel. Muy, pero que muy, recomendable. Los lectores afectos a Carson McCullers consideran esta narración la mejor de las suyas junto a otra -dicen magnífica- que yo aún no he leído titulada "El corazón es un cazador solitario" de 1940.


10 mar 2017

... y tres: "A grandes males" de César Pérez Gellida

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Erika Lopategui y Ólafur Olafsson han llegado a Buenos Aires siguiendo el rastro de la única persona que puede ayudarlos a destapar la organización criminal que se esconde tras la Hermandad de los Hombres Puros. Encontrar el Cartapacio de Minos, un misterioso documento que contiene la identidad de los integrantes de la cúpula de esta organización, es su única meta. Pero no solo ellos lo buscan... Pronto descubrirán que una cara conocida está más cerca de lo que a ellos les gustaría. (sinopsis facilitada por la editorial)

César Pérez gellida, "A grandes males"

“A grandes males” cierra la trilogía denominada “Refranes, canciones y rastros de sangre” cuyas dos primeras entregas son “Sarna con gusto” y “Cuchillo de palo”, que ya reseñé en este blog (pinchando en los títulos de cada una de las novelas se puede acceder a la reseña respectiva). De las tres “A grandes males” es, con diferencia, la que más me ha costado leer. El motivo no es otro que el paso a primer plano de la trama  de la Congregación de los Hombres Puros, asociación que ya aparecía en las novelas anteriores aunque relegada a un lugar secundario, si bien su papel en “Cuchillo de Palo” ya fue mayor que en “Sarna con gusto”. Yo ya lo declaré en mis comentarios sobre estas dos novelas: ‘la trama de los denominados Hombres Puros, no me agrada mucho pues tiene un tufillo mistérico-gótico tipo Código da Vinci, que se me hace difícil de soportar’. Es evidente que habrá lectores a los que este juego gótico-mistérico  lleno de arcanos y simbolismos apoyados en la interpretación de los versos de la “Divina Comedia” de Dante gustará, pero a mí, decididamente, no. Y no me gusta porque para sostener en pie el edificio interpretativo y que el suspense del thriller no se pierda, el autor se ve impelido a dar una información prolija y sobreabundante sobre el Poema de Dante relacionándolo de aquella manera con la organización de rito masónico la Congregación de los Hombres Puros para aclarar la personalidad real de quienes se ocultan bajo los títulos de guardianes, arcángeles, custodios, centinelas… que se distribuyen las obligaciones y encargos de esta organización criminal.

Si en la novela anterior, el vallisoletano César Pérez Gellida prestó atención a los nombres secretos de estas personas así como a los ritos ocultos practicados, en ésta plantea un trabajo de investigación, la búsqueda del Cartapacio de Minos (¡cómo me ha recordado esta búsqueda a Indiana Jones y su “En busca del arca perdida”!), siguiendo la interpretación simbólica que el dantista Alcides Edgardo Bujalesky, a quien al final de la novela anterior dimos por desaparecido en las aguas del río Misiones en las Cataratas del Iguazú. Es una interpretación que toma los versos del ilustre poeta florentino y los aplica de manera muy retorcida y forzada a la investigación que él lleva a cabo junto a personajes ya conocidos por su activa participación en los relatos anteriores: Erika Lopategui, Ramiro Sancho, Ólafur Olafsson, el policía nigeriano inspector general de la Interpol Makila… Semejante exégesis del Poema pero con finalidad completamente diferente llevan a efecto los antagonistas de nuestros héroes algunos ya con protagonismo en las otras dos novelas: Robert J. Michelson, por ejemplo, que se esconde bajo la advocación de “Flegias” que ya tuvo su abuelo Matthews, y que ahora aspira al cargo de Gran Maestre de la Congregación de los Hombres Puros; o Vlade Ilic, el terrible arcángel "Miguel", que acostumbrado a obedecer e insensible al dolor de los otros hará todo cuanto Corteza de Roble, el Gran Maestre, le encargue. También son personajes importantes en el relato Adla, la negra albina de la tribu datoga cuya felinidad le es utilísima para la función del vengador arcángel "Gabriel" ejecutada bajo la advocación de “La estatua de mármol”. Ya sólo este personaje es un claro ejemplo de la confusión a la que el lector se ve abocado durante la lectura al referirse a él indistintamente en masculino o femenino así como llamarle simplemente ‘estatua’, ‘Gabriel’ o ‘Adla’; o sea, un lío.
Florencia, Dante y la Masonería, la Fede SanctaHay otra serie de personajes, nuevos en su mayoría, que no representan problema alguno para el lector. Son: Telmo, el encargado del mantenimiento del Palacio Barolo de Buenos Aires; Mario Palanti, arquitecto responsable del diseño y construcción del Palacio Barolo; Luis Barolo, empresario que encargó la construcción del Palacio que lleva su nombre; y otros como “Ciacco” o el Conde Colli  di Felizziano ‘Flegias’ que con el arquitecto y el empresario cubren la parte del relato que transcurre en la década de los años 20 momento en el que se realiza la construcción del Palacio.


Tiempo y Lugar
Hay en la novela dos historias en contrapunto temporal: la que sucede en el momento actual, año 2013, que protagonizan Erika, Ólafur, Robert J. Michelson, Ramiro Sancho, Bujalesky y Telmo; y la que nos retrotrae a los felices años veinte y primeros de los treinta cuando en Buenos Aires se está construyendo el Palacio Barolo, se produce el crack financiero del 29 y en Italia Mussolini ha alcanzado el poder máximo que nada bueno augura para los años siguientes. Ambas historias se desarrollan en la Argentina si bien en tres espacios diferentes: comienza en Misiones, en las cataratas del Iguazú,  donde acabó “Cuchillo de palo”; se desarrolla fundamentalmente en Buenos Aires capital federal donde se encuentra el Palacio Barolo; y tiene una deriva patagónica hacia la zona de la Antártida centrándose en el Lago Argentino donde se encuentra el glaciar Perito Moreno.

La acción que sucede en el Perito Moreno es sin duda alguna la más trepidante y de resultado más impredecible de toda la novela. Participan en ésta activamente los principales actores del relato: Robert J.Michelson, Ramiro Sancho, Erika Lopategui y Adla. Su escenario, el imponente glaciar, es magnífico y, ciertamente, la aventura sobre él desarrollada es positivamente sorprendente. Pérez Gellida resuelve los hechos que aquí tienen lugar con soltura y mano diestra.

Humor
La acción desarrollada en Buenos Aires tiene como finalidad la búsqueda del Cartapacio de Minos por parte de Alcides Edgardo Bujalesky y Telmo, auténticos remedos de don Quijote y Sancho Panza, de quienes depende el grueso de las aclaraciones interpretativas de lo que esconde la obra de Dante. Dada la evidente pesadez y embrollamiento cierto de las mismas, el novelista hace que estos dos personajes sean los encargados de sortear, a través del humor, los peligros que corre el relato el cual evolucionará de un modo que no pienso revelar. Es Bujalesky (Buja) un personaje peculiar, un sabio despistado, que en sus extensos –y, en muchos momentos, pesados- parlamentos sobre los misterios contenidos en la “Divina Comedia” y su cotejo y búsqueda en los elementos arquitectónicos del Palacio Barolo, hace uso de un peculiar sentido del humor. Así cuando el vigilante del Palacio le advierte del peligro que corren en el curso de su investigación de ser descubiertos por alguno de los trabajadores de las muchas oficinas que hay en el Palacio, éste le dice con gracejo argentino: “No laburan de día, como para laburar de noche. ¡Ni en pedo! No seas conchudo, Telmito, hacé el favor”. El humor, pues, cumple en esta narración la importante función de dar pequeños respiros al lector.

Quizás su empleo está más justificado para mostrar la relación amorosa que se inicia entre la inspectora Sara Robles y el comisario Ramiro Sancho, quien cuando ésta en la Comisaría vallisoletana le hace consultas profesionales apenas si se entera de lo que le dice pues “tenía la cabeza más ocupada en su cuerpo que en el Cuerpo”. Es, en efecto, en la comisaria de Delicias, en Valladolid, donde aparece el humor entre los compañeros de profesión policia: “Siempre es mejor un polvo que un rapapolvo”, “Mira esos dos tíos de ahí: -¿El de la barba que está en el chasis y el de la sonrisa ‘vengopajeadodecasa’?


Un canto a la Argentina en general y a Buenos Aires en particular
Desde hace ya algún tiempo Gellida reside en Buenos Aires. Según confiesa él mismo al final de la novela han sido principalmente las historias que sobre la nación, la capital y el Palacio Barolo le han contado allá las que le impulsaron a realizar esta novela final de la trilogía que abandona totalmente el suelo español. Aunque tiene algunas pequeñas acciones situadas en otras partes del globo (Shanghái, Londres, Chicago, la selva africana…) el grueso de la narración suced en Argentina: Misiones, El Calafate, el Perito Moreno…, y, sobre todo, la ciudad de Buenos Aires. Un Buenos Aires en el que aparecen lugares señeros como la Catedral, la Casa Rosada, el Palacio Barolo, el Cabildo, el cementerio de La Recoleta, la Bombonera, la calle Corrientes, Avellaneda con sus dos famosos equipos de fútbol, la Villa 31…

Palacio Barolo, Palacio Salvo, Masones en Argentina y Uruguay
Los Palacios Barolo en Buenos Aires (izda) y Salvo en
Montevideo (dcha) querían ser las Torres de Hércules del
Río de la Plata
En la novela se gace un buen repaso histórico del país a través de presidentes, militares y personalidades como Yrigoyen, Bartolomé Mitre, el General De las Heras, Domingo Faustino Sarmiento, etc. que al ponerlos en relación con la masonería obliga al novelista, a través de uno de sus personajes, Bujalesky, a  hacer aclaraciones y distinciones entre la auténtica Masonería y otras sociedades ocultistas como la Congregación de los Hombres Puros claramente delictiva. Así, en un momento en que Buja explica a Erika su teoría sobre el origen de la nación Argentina y la pertenencia de muchos de sus primeros presidentes a la Masonería le aclara: “Pero tenés que entender algo: la masonería no es perniciosa ‘da per sé’, lo realmente… maligno –define- son las personas que, en un momento dado, adoptan unas prácticas pseudo masónicas para ocultar sus verdaderos intereses, que nada tienen que ver con la búsqueda de la razón, lo filantrópico y lo humanístico.” En esta novela Pérez gellida realiza una mezcla ficción-realidad muy interesante, aunque como se ve el escritor no quiere que el lector mezcle churras con merinas.

Léxico y/o vocabulario
La manera de hablar y expresarse de los habitantes de estos lugares argentinos por donde discurre el relato es digno de ser señalado. Principalmente son los argentinos Bujalesky, Telmo o el ex-comisario de la policía de la provincia de Misiones, Carlos Alfredo Ramírez, quienes más términos propios del país emplean. Son expresiones como:  ‘petisito forro de mierda’, ‘la concha de la lora’, ‘bandas de chorros que se matan a diario’, ‘romperse el bocho’, ‘bancarme’, ‘quilombo’… A veces asistimos a parlamentos llenos de expresiones propias del lunfardo argentino, jerga propia de delincuentes: 
Escuchame, boludo –dice recortando la distancia con él-. Estáis en nuestra vereda, entrasteis de arriba sin poner un mango. No me gusta que me tomen de logi, ¿entendés? Aflojen un sope y estamos todos piola, ¿está claro?”.
Pérez Gellida siente una gran atracción, también en esta novela, por los tecnicismos científicos. Ejemplos como ‘epidermodisplasia verruciforme, ‘firewalls infranqueables, wrappers intransitables, ‘Inmediatamente los nervios nociceptores detectan el daño severo producido en el tejido y emiten una alarma proporcional a la herida que se transmite por la médula espinal hasta el lóbulo parietal a través de la red periférica’…

Música y Literatura
Frente a sus otras dos novelas de la serie, en ésta me ha parecido ver un menor número de referencias literarias, seguramente debido a que la exégesis alegórica practicada sobre la “Divina Comedia” le haya parecido al escritor más que suficiente (¡a mí también me lo parece, sin duda!). Lo mismo cabe decir de las alusiones a temas musicales, algo muy característico especialmente en “Sarna con gusto” cuyos títulos servían de encabezamiento a los diferentes capítulos. En “A grandes males”, salvo alguna puntual alusión a Depeche Mode ("Should be higher"), a Standstill y poco más, el tema 'Música' se solventa rotulando los capítulos con los títulos de los temas musicales que continuamente canta Bujalesky y que dice fueron compuestos por su fallecido hijo Néstor. No he investigado mucho el asunto pero creo que son temas totalmente ficticios y quizás sea por ello que el autor incorpora, bien en el capítulo así titulado o bien al final en lo que denomina “Banda sonora”, la letra de estos supuestos temas. ¿Son supuestos, son auténticos? Sinceramente, no lo sé.

Final
He leído en alguna reseña sobre otras novelas de esta trilogía que Pérez Gellida es un poco 'tramposo', que oculta datos al lector. Yo discrepo un poco de esa opinión, creo que lo que hace es graduar la información que ofrece para darla a conocer en el momento oportuno. Eso no me parece mal y más cuando el narrador es un narrador en 3ª que todo lo sabe: [Ramírez] "podría darles la dirección de la casa de Avellaneda en la que Buja vivió de joven, adonde se trasladó su hijo Néstor cuando murió laabuela; pero no lo hace". 

Con esta novela, aunque me haya costado algo más, me ha sucedido lo mismo que con la anterior. Por momentos me daba la impresión de que el autor se caía con todo el equipo (los simbolismos, la exégesis de los dantistas, la Congregación con sus etiquetas y grados de guardianes, custodios, arcángeles y tal) para en un momento dado (en esta novela cuando la historia se traslada al Perito Moreno) verle remontar con nuevos bríos y dejarnos -al menos a mí- con un buen sabor de boca, aunque también deseoso de que en próximas novelas regrese el Gellida más negro que entreví en "Sarna con gusto" y  que, según sus lectores, está muy presente en la trilogía anterior con la que el autor se dio a conocer e hizo nacer el denominado 'estilo Gellida'.
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Datos prácticos


Título: A grandes males (Refranes, canciones y rastros de sangre 3)
Autor: César Pérez Gellida
Editorial: SUMA de letras. Grupo editorial Penguin Random House
Fecha de publicación: 9 de marzo de 2017
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN9788491291114
Páginas: 688
PVP: papel: 18'90€; e-book: 9'99€

3 mar 2017

La Guerra Civil sigue dando juego

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Sí, debo confesarlo, he tenido una época lectora y teatral en la que estaba hastiado de la Guerra Civil. Hubo un tiempo en que me parecía que todas las novelas y todas las representaciones teatrales apetecibles iban de esto. Llegó un momento en que decidí darme un respiro temático; luego me pareció que los creadores exploraban otras torrenteras; me repuse, olvidé mi cansancio antiguo y poco a poco retorné a esta temática sin fastidio, aunque tampoco con inmoderado deseo

Esta semana he tenido ocasión de volver al tema de la Guerra Civil Española tanto narrativa como teatralmente. Narrativamente, he leído con gusto "Falcó" del académico Arturo Pérez Reverte, una novela que comento en la revista MoonMagazine. Sólo diré aquí que la trama sucede durante los primeros meses -cuatro o cinco- de la guerra, o sea en 1936. Teatralmente, he disfrutado muchísimo con el espectáculo titulado "In memoriam. La quinta del biberón", escrito y dirigido por Lluis Pasqual.La acción de esta obra se desarrolla durante los últimos meses de esa cruenta guerra, centrándose sobre todo en la decisiva batalla del Ebro a la que fueron llevados, sin apenas preparación militar, jóvenes de 17 y 18 años.

Estos dos productos literarios -Falcó y La quinta del biberón- al igual que se sitúan temporalmente al principio, la novela, y al final, la obra dramática, del tiempo que duró el conflicto, se ubican: uno, la narración de Pérez Reverte, en zona nacional; y el otro, "In memoriam", en zona republicana,  



"In memoriam. La quinta del biberón"

Teatre Lliure, Lluis Pasqual, Guerra Civil españolaLluis Pasqual es un reconocidísimo hombre de teatro. Ha dirigido muchos y muy buenos espectáculos teatrales caracterizados por sus magníficas puestas en escena ("El público", de Federico García Lorca; "La Tempestad", de William Shakespeare; "Esperando a Godot" de Samuel Beckett; "La casa de Bernarda Alba" de Federico García Lorca; etc.). Aunque ha desarrollado su actividad teatral en muchos lugares -París, Buenos Aires, Bilbao, el CDN de Madrid...- el centro de la misma ha sido Barcelona, ciudad en la que en 1976 fundó el Teatre Lliure que codirigió de 1998 a 2000 y desde 2011 dirige.

La temporada 2013- 2014 conoció el nacimiento en el seno del Teatre Lliure de La Kompanya Lliure, algo así como los jóvenes del Lliure, o sea, una agrupación formada por  actores que están empezando a foguearse en las tablas. Los de esta temporada debutan poniendo en escena este texto escrito y dirigido por Lluis Pasqual.

Estamos en abril de 1938 cuando se produce un reclutamiento en la España republicana de los nacidos en 1920 y 1921. Son jóvenes, casi niños, que por su poca edad fueron denominados "La quinta del biberón" por la ministra Federica Montseny. Aunque la leva fue realizada en todo el territorio nacional controlado por la República, Lluis Pasqual la presenta como algo circunscrito a la zona catalana. Se diría, contemplando la representación, que sólo hubieran sido catalanes quienes defendieron la lealtad republicana y el resto no. Es cierto que la obra nace de testimonios de algunos supervivientes catalanes de estas compañías y destacamentos, pero 'biberones' los hubo en toda la España de la República; y que participasen en la batalla del Ebro -núcleo temático de la representación- también, si bien por proximidad un porcentaje elevado de ellos eran nacidos en tierras catalanas. Creo que en pro de la Verdad, el autor y director de esta magnífica representación debiera haber procurado no incurrir en esta ¿calculada? ambigüedad.

La dureza de la guerra, el trato inhumano que reciben los soldados bisoños de sus mandos, la falta de medios militares a esa altura de la contienda, la manipulación propagandística, la indisciplina y luchas partidistas en el propio seno del ejército republicano, el acorralamiento que las potencias europeas imponen a la República al exigirle que las Brigadas Internacionales abandonasen la contienda, el miedo a morir, la 'amistad' con el enemigo con quien se comparten juegos y tabaco, el exilio, los campos de concentración, los trabajos forzados... Todo esto y más se muestra durante la hora y media sin interrupción que dura la representación.

En escena constantemente un grupo de 8 musicos (violines, chelo y clave) más una voz que entona temas serios y populares del momento. Ellos sirven, junto a las proyecciones cinematográficas reales de la época, para contextualizar debidamente el relato que vemos dicho y representado por 6 actores muy jóvenes y muy capaces: Joan Amargós, Enric Auquer, Quim Àvila, Eduardo Lloveras, Lluís Marqués y Joan Solé. La unión entre personajes y música viene dada por el 'Réquiem' de Monteverdi utilizado como asunto dramático en la representación.

Muy interesante es el uso del bilingüismo en la obra. Hay momentos en que los seis actores hablan castellano aunque con un timbre deliberadamente catalanizado, seguramente para querer significar la procedencia de estos chicos de la Cataluña rural y profunda en la que por entonces muchos de ellos no conocían más idioma que el materno, nunca  habían viajado fuera de su pueblo, jamás habían visto el mar o la gran ciudad a pesar de haber nacido algunos a no más de ocho kilómetros de distancia de ellos... En otros momentos la lengua de intercambio es la catalana apareciendo la traducción castellana en subtítulos proyectados en la pantalla. El empleo de ambas lenguas es correcto y tiene funcionalidad dramática, Con todo, al final de la obra me pareció algo excesivo identificar, a través del idioma, a los vencidos con toda Cataluña presentada así, indirectamente, como víctima propiciatoria de la España vencedora como si no hubiesen sido vencidos también los republicanos de otras muy extensas zonas españolas. Quizás, pienso, sea esto un tributo al momento histórico que actualmente vivimos. Pero aunque así fuere me parece de todo punto injustificado e injusto para el resto de componentes de esa Quinta del biberón que se homenajea en esta representación.

"La quinta del biberón" de Lluis Pasqual, Teatre Lliure, "La quinta del biberó"
"In Memoriam" CDN (foto de Ros Ribas)
Lluis Pasqual hace un uso magnífico en la obra que ha escrito y montado de la técnica del distanciamiento con: rupturas del encantamiento teatral, abolición de la dimensión temporal uniendo el momento actual desde los 96 años de uno de los participantes al de su evocación en 1938, proyecciones cinematográficas que cumplen también el papel de decorado, montaje en escena de la tramoya teatral por los propios actores, mezcla del relato con la dramatización, pidiendo la participación y posicionamiento emotivo al espectador, etc. También marca distancias ideológicas claras cuando habla de catalanes franquistas, catalanes republicanos y catalanes sin adscripción alguna; cuando critica la incompetencia de los mandos, así como los fusilamientos arbitrarios y caprichosos; cuando cita el tacticismo de los dirigentes políticos (Manuel Azaña, Juan Negrín y algo menos Lluis Companys...) que utilizaron a estos chiquillos dentro de la estrategia del "Resistir" para ver si así el comienzo de la Segunda Guerra Mundial que estaba en ciernes  producía el apoyo decidido de Inglaterra y Francia a la causa republicana que se desmoronaba; etc.

Dejando de lado, pues, los aspectos un tanto subliminales que he señalado, "In Memoriam. La quinta del biberón" es un espectáculo teatral en toda regla que merece la pena ver. En Madrid está en el Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional hasta el próximo 12 de marzo. De nuevo tengo que lamentar que actores magníficos junto a puestas en escena excelentes permanezcan en cartel la raquítica cifra de 19 días. ¿Por qué?, me pregunto. ¿Es que no se quiere que se vea la realización teatral de otras zonas de España? ¿Es que  queremos sólo cubrir el expediente? No estaría mal que alguien respondiese alguna de estas preguntas.