"Los periodistas frívolos mienten pero todo el mundo sabe que mienten y nadie les hace caso, o casi nadie; en cambio, los periodistas serios mienten escudándose en la verdad, y por eso todo el mundo los cree. Y por eso sus mentiras hacen tanto daño."
El autor
Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) saltó a la fama literaria con "Soldados de Salamina" (2001); fama literaria que se convirtió en mediática cuando David Trueba llevó la novela a la pantalla al año siguiente en una película de mismo título. Tras esta narración motivada por un episodio sucedido al final de la guerra civil -un soldado republicano no disparó contra el falangista Rafael Sánchez Mazas dejándolo escapar- publicaría otras de temática bien distinta, entre las que están, además de "Las leyes de la frontera" publicada en 2012, "La velocidad de la luz" (2005), "Anatomía de un instante" (2009), y "El impostor" aparecida en 2015, tres años después de la que acabo de leer. Constituyen estas cuatro novelas un paréntesis en la temática guerracivilista que Cercas no volvería a tocar hasta el año 2017 con "El monarca de las sombras" reseñada por mí en este blog hace algo más de tres años [accede a la reseña aquí].
La novela
Javier Cercas a partir de la ya citada "Soldados de Salamina" inicia una serie de relatos que mezclan en sabia proporción elementos reales y otros ficticios; es lo que los narradores norteamericanos denominan con el neologismo "faction" formado por dos palabras: 'fact' (hechos) y 'fiction' (ficción). Entre nosotros este tipo de relatos se conoce como "novela testimonio", "novela de no-ficción", "relato real" y hasta "relato metaficcional". Aunque cada una de estas cuatro denominaciones tiene algunas características exclusivas, todas ellas se refieren a unas narraciones que mezclan la novela tradicional y el discurso testimonio consistente este último en introducir en la narración literaria informaciones surgidas de entrevistas realizadas a personajes para dar veracidad a la historia que se relata. Es, pues, un relato realizado a la manera periodística.
El párrafo anterior, quizás algo farragoso, considero que era necesario para entender adecuadamente "Las leyes de la frontera", novela en la que un personaje, del que no sabemos su nombre pero que bien podríamos identificar con el propio autor, realiza indagaciones para un libro que piensa escribir sobre un famoso delincuente juvenil de la segunda parte de la década de los años 70 e inicios de los 80 del siglo pasado. Las entrevistas las realiza en 2008, treinta años después de sucedidos los hechos principales en verano de 1978.
La acción transcurre en Gerona que en 1978 es una ciudad provinciana en la que cruzar el río Ter y el Onyar que la bañan era como si cruzase la frontera azul, la frontera entre el bien y el mal y entre la justicia y la injusticia. Cosa que si se para a pensarla tenía su parte de verdad, ¿no le parece? -le dice el abogado de éxito Ignacio Cañas (el Gafitas para los de la basca del Zarco) a su entrevistador.
La novela tiene dos partes. La primera sucede durante los meses de verano de 1978. Ignacio Cañas es un buen chico que en el Colegiode los Maristas donde estudia obtiene buenos resultados pero que sufre bullying por parte de Narciso Batista, un compañero hijo del presidente de la Diputación y jefe en la misma de su padre. El acoso y los abusos los sufre Ignacio en silencio pues contarlos a padres o educadores no es propio de un adolescente. Sin amigos, ese verano en los recreativos Vilaró conoce al Zarco y a Tere. Tere le parece guapísima y el Gafitas, apodo que le puso el Zarco a Ignacio nada más verle, se enamora perdidamente de ella. Es por ella por la que decide cruzar la frontera del río Ter y acudir a La Font, un bar en el barrio chino de Gerona, donde se reunía toda esta basca:
La novela tiene dos partes. La primera sucede durante los meses de verano de 1978. Ignacio Cañas es un buen chico que en el Colegiode los Maristas donde estudia obtiene buenos resultados pero que sufre bullying por parte de Narciso Batista, un compañero hijo del presidente de la Diputación y jefe en la misma de su padre. El acoso y los abusos los sufre Ignacio en silencio pues contarlos a padres o educadores no es propio de un adolescente. Sin amigos, ese verano en los recreativos Vilaró conoce al Zarco y a Tere. Tere le parece guapísima y el Gafitas, apodo que le puso el Zarco a Ignacio nada más verle, se enamora perdidamente de ella. Es por ella por la que decide cruzar la frontera del río Ter y acudir a La Font, un bar en el barrio chino de Gerona, donde se reunía toda esta basca:
"desde finales de los setenta hasta finales de los ochenta habían pululado por España centenares de bascas de chavales suburbiales y desarraigados como la del Zarco" (pág. 166)Se dedican estos chicos a desvalijar chalets vacíos, robar bolsos por el procedimiento del tirón y acto seguido vender lo robado y gastarse lo obtenido en porros y sexo. Nada le es suficiente al Zarco quien a sus secuaces (el Guille, el Gordo, el Tío, el Chino, el Drácula, Lina, Tere y el propio Gafitas) los va metiendo en negocios de más nivel llegando al robo a punta de pistola. Todo va in crescendo. Y todo lo que sube, también baja y eso lo sabían todos. El verano acabará así, volviendo el río Ter y Onyar a actuar de frontera metafórica, de separación entre barrios de charnegos y los otros más integrados en la cultura catalana: "a finales de los setenta la ciudad estaba rodeada por barrios de charnegos: Salt, Pont Major, Germans Sàbat, Vilarroja." Y digo frontera metafórica porque para el adolescente Cañas cruzar el río era como cruzar el Liang Shan Po de la serie televisiva "La frontera azul" que por esos años emitía la televisión en España. Allí -pensaba Cañas- uno o varios ciudadanos honrados hartos de las vejaciones infligidas por el tirano Kao Chiu se unían a los bandoleros honrados de Lin Chung y Hu San-Niang. En un proceso típicamente adolescente él se veía dentro de esa aventura
"¿para qué sirven las historias si no es para identificarse con ellas? Y sobre todo: ¿para qué le sirven a un adolescente?" (pág. 61)
Es, pues, la primera parte un auténtico relato de iniciación a la vida adulta por parte de Ignacio Cañas, el Gafitas. Pienso que Javier Cercas podría si lo hubiera deseado haber hecho una novela corta con lo narrado hasta aquí. Es perfecta.
En la segunda parte significativamente titulada "MÁS ACÁ" frente al "MÁS ALLÁ" de la primera, nos encontramos con la misma indagación para la realización de un libro sobre el Zarco, pero el centro del relato pasa a situarse en 1999, veinte años después de ese verano del 78. Ahora Cañas es un reputado abogado penalista gerundense al que de sopetón se le presentan en su despacho Tere, de la que en su fuero interno sigue aún enamorado, y María, una mujer que admira a Antonio Gamallo (auténtico nombre del Zarco). Ambas quieren que Cañas se haga cargo de la defensa de Antonio, como así será.
En esta segunda parte a los dos entrevistados de la primera, el propio Gafitas y el inspector Cuenca, que se encargó de la desarticulación de la banda del Zarco, se añade ahora Eduardo Requena, el director de la cárcel donde el delincuente se encuentra ingresado. Además de los testimonios de los tres, complementarios en ocasiones y dispares otras veces, la narración va integrando alusiones a libros aparecidos sobre este delincuente, así como a películas que la trayectoria delicuencial de este presidiario, famoso también por sus múltiples fugas, había suscitado.
Es en esta segunda parte donde las insinuaciones a las películas reales realizadas sobre delincuentes juveniles reales, el Vaquilla y el Torete, por el director José Antonio de la Loma -“Yo, el Vaquilla” (1985), “Perros callejeros” (1977), “Perros callejeros II” (1979), “Los últimos golpes del Vaquilla” (1980). También una novela suya: “El grito de la libertad” (1976)- son más que evidentes. La idea sostenida en estas producciones de que estos delincuentes que habían vivido en la cárcel más años que fuera de ella tenían auténtico miedo de la libertad es recurrente en el relato de Javier Cercas. En "Las leyes de la frontera" el director se llama Bermúdez a quien el Zarco odiaba pues pensaba que, con la saga del Zarco y con las demás películas de jóvenes quinquis protagonizadas por quinquis reales que la siguieron, Bermúdez había conquistado una fortuna y un prestigio de hombre de cine a su costa, y que encima lo había hecho presentándose como una especie de filántropo que solo pretendía redimirlo a él y a otros chavales como él; aseguraba que el altruismo católico de Bermúdez era hipócrita, un recurso estomagante para hacer propaganda de sus películas.
Lógicamente al tener entre rejas al Zarco, la historia, además de en los esfuerzos jurídicos y añagazas mediáticas desplegadas por el bufete, cual si de una novela de John Grisham se tratase, para conseguir la puesta en libertad del preso, pasa a centrarse muy mucho en la relación amorosa Tere - Ignacio Cañas. Es una relación sin compromisos establecidos, libre, frase que se repiten una y otra vez ellos dos pero que como todo aquello que se repite tantas veces no lo es tanto.
Muchos asuntos y aspectos de la vida se tocan siquiera de pasada en esta interesante novela. Uno que me parece importante y que es frecuente en la narrativa del cacereño de nacimiento es ese casi constante querer hacerse perdonar sus orígenes no catalanes ante su público. En cierto modo podemos ver reflejado a Cercas en la familia de Ignacio Cañas que vivía en lo que hoy es el barrio de la Devesa y entonces no era nada o casi nada. Allí vivían familias que no eran de la ciudad pero que no se consideraban familias de charnegos y que en todo caso no querían saber nada de los charnegos auténticos o por lo menos de los charnegos pobres, los de Salt, Pont Maior, Germans Sàbat y Vilarroja. Además de pertenecer a la clase media, Cañas sabía hablar catalán y eso era signo diferenciador pues en la diglosia catalana el dominio del idioma es -o, al menos, era- claro mecanismo de poder, sello de integración, y marca de superioridad social.
En los treinta años que transcurren en el relato vemos la evolución de la sociedad catalana. Así Narciso Batista, hijo del falangista presidente de la Diputación de Gerona, pasará de ser el adolescente brutote y abusador a joven empresario modelo para el nacionalismo catalán en el poder, cosa que a su vez transformó al feroz españolista de mi adolescencia en un catalanista feroz (y al Narciso de entonces, en Narcís).
La historia que se cuenta aquí es el envés de la que el escritor de Ibahernando contó en "Anatomía de un instante". Si en la novela de 2009 narró la vida de los artífices de la transición centrándose en el instante en que Tejero entró al hemiciclo del Congreso disparando y sólo tres diputados permanecieron sentados en sus escaños (el presidente Suárez, el vicepresidente Gral Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo), en "Las leyes de la frontera" muestra la transición pero vista desde el lado de los desposeídos y dentro de éstos el mundo de la submarginalidad. Un ámbito donde las familias desestructuradas como la del Zarco eran moneda corriente: "¿Qué familia?, preguntó. No conocí a mi padre, a mi padrastro lo mataron hace años, mis hermanos están en la cárcel, mi madre bastante tiene con buscarse la vida. ¿A eso lo llamas tú una familia?" (pág. 109)
"Es un retrato de la ciudad durante el sitio que le montaron las tropas de Napoleón. Cuando lo leí, hace cuarenta años, me entusiasmó; aquello era la hostia: la tragedia total de la guerra, la grandeza de una ciudad entera en armas y defendida por una gente de hierro, el heroísmo del general Álvarez de Castro, un personaje de tamaño mitológico que se niega a entregar a los franceses la ciudad arruinada y muerta de hambre, y que Galdós pinta como el mayor patriota de su siglo." (pág. 23)Y cerca del final el mismo inspector Cuenca, ya jubilado, o sea, con la vida ya gastada, le da su opinión al narrador sobre la misma habida cuenta de que la ha vuelto a leer y ahora su opinión es muy distinta de la de antes
"Me pareció una mierda; más que una novela sobre la guerra me pareció una parodia de una novela sobre la guerra, una cosa cursi, truculenta y pretenciosa ambientada en una ciudad de cartón piedra donde solo vive gente de cartón piedra. Y en cuanto a Álvarez de Castro, dijo también el inspector Cuenca, francamente: es un personaje asqueroso, un psicópata capaz de sacrificar la vida de miles de personas para satisfacer su vanidad patriótica y no entregar a los franceses una ciudad vencida de antemano" (pág. 332)
Este cambio de opinión sobre la resistencia de Gerona al asedio al que la sometió el Ejército francés durante siete meses durante el año 1809 es revelador del cambio de enfoque que una sociedad puede tener sobre su propia historia. El mismo Javier Cercas ha protagonizado no hace más que cinco o seis semanas una enconada discusión sobre la figura del novelista canario del que este año se conmemora el Centenario de su muerte. Al ninguneo al que el autor de "Las leyes de la frontera" literariamente lo redujo contestaron, airados, Antonio Muñoz Molina y Almudena Grandes entre otros [para quien le interese dejo aquí el enlace a esta sabrosa polémica]. Ni que decir tiene que yo me posiciono claramente a favor de los argumentos esgrimidos por la Grandes o por Muñoz Molina en su defensa. [Para seguir debidamente toda la polémica es preciso abrir todos los enlaces que aparecen].
Final
A mí la novela me ha gustado mucho. Que a uno algo le guste mucho no equivale a comulgar con ruedas de molino, evidentemente. Me ha gustado sobre todo porque el género híbrido al que pertenece el relato está muy bien construido; de las cuatro denominaciones con que al mismo se le nombra entre nosotros creo que el de 'novela metaficcional' le va como anillo al dedo pues en el fondo lo que vemos es una novela haciéndose, el autor nos hace entrar en la factoría de la ficción y deja a la vista los resortes del artefacto. Y eso me encanta. También me ha agradado ese mostrar la dificultad de encontrar la verdad. Todo en la novela es azaroso. ¿Ocurrió efectivamente así? ¿Tal personaje traicionó a tal otro? ¿Estaban enamorados ambos? La duda es central. No hay respuestas contundentes y exactas. El principio de incertidumbre todo lo rige.
La peripecia de este grupo de chicos, de esta basca, se acompaña de una serie de temas musicales muy populares en la época -años 70 y 80- tanto de artistas españoles como extranjeros: Las Grecas, Los Chichos, Andrés Calamaro, Los Amaya...; y entre los extranjeros Chet Baker, Dire Straits, Status Quo... Para quien decida leerla creo que escuchar algunas de estas canciones es buen ejercicio para ponerse en situación.
Y por último, decir que los derechos de la novela para hacer una película sobre ella los ha adquirido el productor Edmon Roch y este año o a más tardar en 2021 podremos ver la historia en imágenes.
¡Hola Juan Carlos! Me suena haber visto este libro por la biblio. Yo leí Soldados de salamina hace tiempo y me gustó mucho, recuerdo que me gustó la forma de escribir de Cercas. No he vuelto a leerle, más porque hay tanto donde elegir..., que por falta de ganas. Según te leía sobre la primera parte, me venían a la mente las pelis de El vaquilla y Perros callejeros, ya he visto que se alude a ellas en la segunda parte. Cierto que aunque nos guste mucho una novela no tenemos porqué comulgar con lo que se cuenta, ni con las ideas que aborda, de hecho a mí me gustan mucho las pelis y libros violentos, duros, gores y mi vida la quiero tranquilita, jeje
ResponderEliminarBesos
Cómo me entiendes, Marian. Así es, no porque algo guste nos tiene que agradar todo lo que contiene.
EliminarLa novela está muy bien y la manera de presentarla fantástica. Te gustará
Un beso
Leí la novela en 2013 para la tertulia del instituto y recuerdo que me gustó mucho. Creo que Cercas es un gran narrador y en esas novelas en que mezcla realidad y ficción borda las historias y las hace adictivas y de no poder soltarlas.
ResponderEliminarLa polémica es curiosa. A mí me gusta mucho el Galdós de "Doña Perfecta", "Fortunata y Jacinta", "Marianela", "Tormento"..., pero el de los Episodios Nacionales, no tanto. De hecho, después de leer los cinco primeros me dejó de interesar. Y es curioso también porque Cercas, Muñoz Molina y Almudena Grandes, junto a Javier Marías, son posiblemente, mis autores españoles preferidos.
Una buena reseña que me ha recordado muchas cosas ya olvidadas de la novela.
Un beso.
Segú leía tu comentario pensaba exactamente eso que tú misma resaltas al final del mismo. Almudena Grandes está haciendo con "Episodios de una guerra interminable" una especie de secuela de los "Episodios nacionales" de Galdós. Sobre el porqué del cierto desprestigio de los Episodios creo que se debe especialmente a esa manera que tenemos de ser los españoles completamente en desacuerdo con lo que afirmen los otros y más si se da una unanimidad completa. Ya sabes el dicho: "No sé de lo que están hablando, pero me opongo". Y más si resulta que se habla de algo unitario cuando el discurso actual, el relato, lo ganan los centrífugos frente a los centrípetos. Y llevamos así desde al menos 1898.
EliminarCuídate mucho, Rosa, que por ahí anda un puñetero 'bichito' suelto.
Un beso
He leído unos cuantos libros del autor. Y, por cierto, es "Soldados de Salamina" el que menos me ha gustado. Por el contrario, "El impostor" y "Anatomía de un instante", los que más. Por lo que dices del libro que comentas (que no he leído) estarían cerca de estos últimos. Tuve la sensación de algo distinto, casi un género. Me lo echaré pronto a los ojos.
ResponderEliminarHola, Atticus:
EliminarLéete este libro y me dices. Creo que te gustará. Creo que la manera de escribir que inició en "Soldados de Salamina" la perfecciona y lleva a un muy alto novel en esta novela. Me gustará leer tu opinión.
Un fuerte abrazo
Lo que hace el confinamiento o más bien, las neuronas confinadas; nada más leer el título me he puesto a canturrear "Judas el miserable" de La Frontera, no tiene nada que ver pero ahí estoy cantando 🙄😅
ResponderEliminarDel autor creo que solamente he leído "Anatomía de un instante" pero fue un éxito total me encantó y no sé muy bien sí porque estoy en sí o por la narración, es de esas novelas que te atraen esféricamente, en su conjunto.
Tomo nota y sigo cantando 😂🥰💋
Estoy en sí, no, ya no sé ni dónde estoy 😂 pero lo que quería decir es: la historia en si.
EliminarPues precisamente, Yolanda, esta novela es -creo que lo digo en la reseña- es lo mismo que "Anatomía de un instante" pero visto desde el otro lado, el lado de los desposeídos, no de los que hacen la política sino los que la padecen, sufren , soportan, eluden, etc., etc.
EliminarNo recuerdo esa canción -tú eres mucho más joven- pero me voy a Spotify y la busco. Yo también quiero cantar: el confinamiento me descoloca las neuronas (ja, ja...)
Besos
Totalmente de acuerdo, no hay por qué estar de acuerdo con lo que pasa en el libro, ni compartir pensamientos o ideales sobre lo que aparece en la historia para que nos guste... uno de mis géneros favoritos es el terror, si estuviese de acuerdo, ojo jajajajaj no digo más!
ResponderEliminarTengo al autor pendiente, me gustaría empezar por sus Soldados, pero no me importaría acercarme con este tampoco. Lo anoto.
Besotes
Aunque "Soldados de Salamina" es su novela más conocida te diré que "Las leyes de la frontera" bien se merece comenzar por ella.
Eliminar[Me he pasado por tu blog y he comenzado a seguirte. No sé por qué aún no lo hacía]
Besos
Me alegra que te haya gustado. Yo no la veo de mi estilo. Ni me llama la trama ni el autor; leí "Soldados de Salamina" y la verdad es que no me gustó
ResponderEliminarBesos
Hola, Margarita:
EliminarPara gustos están los colores -reza el dicho-. Afortunadamente hay mucho donde escoger y afortunadamente no todo gusta a todos. Sería la mar de aburrido.
Un beso grande
¡Hola, Juan Carlos!
ResponderEliminarUna reseña muy especial que en sí misma una clase de literatura. Me interesa ver como este proyecto se traspasa a la cinematografía. Ojalá el año que viene pueda estar ya en los cines. Cabe decir que ahora mismo los rodajes están completamente detenidos y muchos proyectos han caído como los naipes de una baraja.
Gracias por tan buen análisis y por las referencias cinematográficas realizadas.
Abrazos y buen fin de semana.
Hola, Miguel:
EliminarHan sido tantos los años dedicados a la docencia de la lengua y la literatura que sin darme cuenta me salen más que reseñas explicaciones de libros. Intento contenerme, pero nada, chico, no hay manera (ja, ja...)
Será interesante ver la película cuando la hagan, sobre todo por ver cómo se aparta de las que en su día se hicieron del Vaquilla o del Torete. Me apetece ver lo que salga en imágenes de esta novela; me parece todo un reto.
Te envío un abrazo también a ti. Sobre el fin de semana, estoy pensando que me quedaré en casa (¡¡qué remedio!!)
Saludos cordiales
Sería un buen ejercicio leer la novela, para poder entender los que es metaficcional. Com siempre, un análisis profundo de la obra. De aquí salto a leer la polémica, porque tengo pendiente leer a Almudena Grandes y si estaría sabroso saber el tono con que defiende una idea.
ResponderEliminarHola, Fany:
EliminarPues creo que esta novela es un ejemplo clarísimo de "novela metaficcional", es decir, novela que dentro de su ficción habla de cómo se realiza por parte del escritor esa misma ficción. En Cine se ha visto mucho; un claro ejemplo es "La noche americana" de François Truffaut que ahora mismo recuerde.
La polémica es curiosa. Como digo en ella yo estoy del lado de Almudena Grandes y en contra absolutamente de Javier Cercas. Me parece injusto despreciar a Galdós cuando fue en su tiempo un hombre avanzado: conocedor de varios idiomas, viajero por la Europa del momento, y sobre todo narrador del pasado inmediato de España y del presente, en especial de Madrid donde vivió la mayor parte de su vida.
Un beso
Sobre el libro que presentas no voy a comentar pues no lo he leído y de momento casi que lo voy a dejar pasar, por eso que dices tú de saciedad literaria sobre la guerra civil. y es que ando algo saturado de ensayos sobre este periodo histórico de nuestra piel de toro.
ResponderEliminarSobre lo que sí entro al trapo es a causa del polémico enfrentamiento en lo que respecta a la obra de Galdós; al que tengo por muy lúcido y coherente escritor, y más con esos episodios nacionales de mis entretelas. Y es que entre el deporte nacional que nos apasiona y entretiene además que nos solivianta, se encuentra el de los enfrentamientos dialécticos aún sin saber de lo que se trata.
Ya lo hacían autores renombrados y conocidos por todos en el marco del siglo dorado. Quevedo, Góngora y Lope ya protagonizaban algunas agarradas literarias que nos dejaban auténticas perlas como utilizadas como armas y munición. Recuerdo por ejemplo esa de Quevedo contra Góngora:
«Yo te untaré mis obras con tocino, / porque no me las muerdas, Gongorilla» Mientras el dolido Góngora tachaba de borrachos al uno y al otro llamándolos "Quebebo" y "Lope de Beba".
En fin amigo, no deja de ser divertimento en este panorama nacional actual en el que los ignorantes buenistas denostan triunfos, conquistas, descubrimientos y logros españoles; las letras no lo iban a ser menos. todo puede ser tachado de patrioterismo barato, hasta los sentimientos de unidad.
Con la iglesia hemos topado querido Juan carlos.
Un abrazo.
Esta novela no trata de la guerra civil, la de "Soldados de Salamina" sí, pero las cuatro que la siguieron no, y ésta es la 3ª de ellas.
EliminarMuy buenas las citas que haces sobre lo que Góngora escribía de Quevedo y Lope, tachándolos de borrachos. La polémica sobre Galdós entre Cercas y Muñoz Molina no llega a estos extremos, claro, pero es sabrosa desde luego. Y totalmente de acuerdo con tu apreciación final respecto al nacionalismo patriotero que modifica hasta la consideración y valoración de las obras literarias. En fin, esto pasa, querido amigo, esto pasa.
Un fuerte abrazo
El comentario lo hice pensando en Soldados de Salamina y por eso no se entiende lo de la guerra civil que comento. Un lapsus de un servidor, pues tu reseña es bien clara.
EliminarEn realidad lo de los delincuentes comunes como el Vaquilla y el torete, época que viví en primera persona igual que la del Rafa y el Chicle, tampoco lo justifico como meritorio. Soy de los que piensan que estos no merecen ni libro ni película alguna, se les justifican en muchos casos los delitos cometidos y la injusta justicia para con ellos (Pobrecitos incomprendidos)... Algo así como realzar como héroes a los bandoleros de Sierra Morena, a los piratas del Caribe y a los butroneros, tironeros y atracadores de farmacias y joyerías.
Otro abrazo.
También me gustó, es una novela con infinidad de elementos interesantes. De hecho, es varias novelas en una. Me quedo con la primera parte, eso sí. La adaptación cinematográfica no va a ser fácil y si se hace bien, será otra "Soldados de Salamina". Ojalá, porque creo que "Las leyes de la frontera" ha pasado más desapercibida que otras de sus obras y no es peor.
ResponderEliminarMe alegro que vaya todo bien, Juan Carlos.
Un abrazo.
Hola, Gerardo:
EliminarSí, gracias a Dios todo por ahora va bien. Esperemos que la cosa no se tuerza.
A mí también la primera parte me parece redonda. En segunda se nota ya más la entrada de los asuntos sociopolíticos de la actualidad que quieras que no modifican la percepción de todo y que da la sensación de que Javier Cercas tiene siempre muy en cuenta.
La adaptación al cine será compleja si se quiere ser fiel al relato escrito, desde luego.
Un fuerte abrazo
De Javier Cercas solo he leído, y de eso hace muuuchos años, Soldados de Salamina, y recuerdo que me gustó mucho, Desde entonces no he vuelto a abrir un libro suyo. Y por nada en particular, simplemente por olvido, supongo. Cuando publicó El impostor, mi entonces profesora de escritura creativa nos dijo que, con esta obra, Cercas la había decepcionado mucho. Ello debió influirme negativamnete para dejar a este autor arrinconado de nuevo en mi memoria. Pero una vez leída esta reseña, me apetece volver a acercarme a él y a su obra, y creo que esta novela sería de mi agrado. Ver cómo afecta el discurrir del tiempo sobre la vida y mentalidad de los protagonistas me resulta muy interesante, como hilarate me resulta el cambio radical de opinión del inspector Cuenca sobre Gerona, la obra de Pérez Galdós, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Josep:
EliminarYo "El impostor" no lo he leído y eso que sé que va sobre un individuo que se hacía pasar por liberado de los campos de exterminio nazis habiendo llegado incluso a presidir una asociación antiguos presos de estos campos. Desde luego el asunto parece interesante en sí mismo, pero al no haberla leído nada puedo decir. También te diré que "Las leyes de la frontera" es la novela que llevamos el grupo de lectura para este mes de abril (estamos estudiando a ver si podemos hacerla online. Yo creo que sí, pero en el grupo hay algunos cibertorpes irrecuperables así que...). Quería alguno leer "Terra alta", la última suya ganadora del Planeta este año pero yo les dije que había leído en blogs no muy buenas críticas sobre la misma; fue por eso que hemos leído ésta, y la verdad es que a mí me ha gustado mucho.
A Galdós se le ataca mucho en este centenario de su muerte sólo por haber escrito los "Episodios nacionales" cuyo adjetivo calificativo ya es entre nosotros -como dijo aquel- 'concepto discutido y discutible'. En fin, "España y yo somos así, señora".
Un muy fuerte abrazo, amigo
Soldados de Salamina me gustó pero sin mucho entusiasmo, tengo que admitirlo. Así que no sé si me voy a animar con alguno más. Esta novela tiene muchas cosas interesantes, pero prefiero no elevar mis expectativas después de la experiencia. Por cierto, también me posiciono al lado de Muñoz Molina y Almudena Grandes. A mi Galdós que no me lo toquen!
ResponderEliminarBesotes!!!
Coincido plenamente contigo. Me gusta esa defensa numantina de don Benito y a ella me uno al grito común de "¡¡A mi Galdós que no me lo toquen!!".
EliminarUn beso
No sé si me gustaría esta novela, pero gracias por la información. Besos.
ResponderEliminarYo tampoco lo sé, claro. Te recomiendo probar a ver.
EliminarUn beso
Hola Juanca
ResponderEliminarGracias por tus bellas palabras
Te cuento: No leo romances o libros desde hace mucho tiempo. Miro Netflix
Investigo, adoro la letras las amo , y escribo locuras que salen de mí, a contramano
El vivir el momento que vivimos, me ha dejado sin palabras, y si bien fui fuerte en el principio me he gastado.
Como se gasta la vida a diario si no le ponemos especias...
Me fascina como reseñas .
Le deseo lo mejor a mi madre patria que es la tuya .
'Y Pa' lante como dicen los cubanos por aca
Pa lante querido compañero
Mil abrazos
Muchísimas gracias por tus palabras, amiga Mucha. Lo mismo te deseo yo a ti, ¡¡P'alante que no hay otra, amiga!!
EliminarUn fuerte abrazo
Te he leído con mucho gusto, Juan Carlos. Parece una novela ambiciosa que toca muchos temas y muchos registros pero que consigue darle solvencia y cohesión a todos ellos y salir más que airosa. Tomo buena nota de ella.
ResponderEliminarBesos
Yo creo que es de las más logradas suyas, pero no he leído todas, así que no puedo concluir nada.
EliminarPienso que te gustará. Ya me dirás cuando la leas.
Un beso
Lo leí en su momento y no creas que me entusiasmó a pesar de que iba muy predispuesta ya que Soldados de Salamina me había gustado muchísimo. Mi sensación fue de que había demasiados temas metidos en la novela y además, no todos desarrollados por igual.
ResponderEliminarBesos
Hola, Inés:
Eliminarestoy en parte de acuerdo contigo. Siempre que leo a Cercas me da un poco esa sensación de abundancia excesiva de asuntos. No obstante creo que en esta novela logra un equilibrio en mi opinión muy aceptable.
Muchos besos
hola! Creo que ya te lo comente anteriormente , es un placer enorme el leerte y disfrutar, casi casi sentadita y con un cafe tus entradas donde aprendo, disfruto y conozco titulos impensados de buscar, gracias eres un bazar de maravillas, Abrazosbuhos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras, querida amiga.
EliminarUn beso
No llegué a leer "Soldados de salamina", aunque sí vi la película hace la tira pero no me entusiasmó demasiado; lo que no es raro, porque ya sabemos que por lo general el libro siempre en mejor que la película... Este libro que nos traes hoy sí que lo leí, y además con tu reseña me has hecho viajar porque lo leí precisamente mientras estaba en Grecia visitando a una amiga. Lo que me recuerda que a pesar de que la historia me gustó bastante, sobre todo por aquello de la "mezcla" de dos historias en una, o eso me pareció, nunca escribí la reseña. Qué desastre...
ResponderEliminarHola, Espe:
Eliminar¿Desastre por no haber reseñado una lectura? Nada, mujer, a mí me pasa muchísimo. Lo importante es el disfrute que proporciona una lectura, luego reseñarla o no ya es harina de otro costal. Si por algo gusta leer una reseña de un libro leído hace tiempo es por volver a revivir los momentos habidos durante su lectura. Por eso me encanta que mi reseña te haya permitido volver a "viajar" por Grecia … ¡y más en tiempos de confinamiento por coronavirus!
Un beso