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29 ene 2018

Va de cine I. Woody Allen: "Wonder Wheel" y "Manhattan"

19 comentarios:
Este mes de enero, presto ya a finalizar, ha sido para mí un mes muy de cine; vamos, quiero decir que he tenido la oportunidad de ver una serie de películas que me han encantado. Al ser varias he decidido no hablar de todas en ellas en este post. Por eso titulo la entrada como Va de Cine I; de manera que otro día hablaré de los filmes que no aparezcan en ella. En esta ocasión me voy a referir a dos películas de Woody Allen con las que inauguré y cerré el mes: la primera semana vi "Wonder Wheel" y la última, "Manhattan".

En un próximo post, y siguiendo esta serie "Va de Cine" que hoy inauguro, comentaré "Tres anuncios en las afueras" la película de Martin McDonagh que, ¡seguro!, tendrá fuerte protagonismo en los próximos Premios Óscar; y también en ese mismo 'Va de Cine II' hablaré de una película que vi ayer mismo, "Pastoral americana", la primera incursión en la dirección del actor Ewan McCregor, que me ha dejado francamente impresionado, tanto que ya he echado mano de la novela de Philip Roth de la que es adaptación.
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"Wonder Wheel"

Woody Allen, Jim Belushi, Juno Temple, Justin Timberlake

A mí casi todo lo que ha salido de la cabeza de Woody Allen me gusta y me ha gustado. La última de sus películas (él suele -'solía' más bien me parece que tendremos que decir a partir de ahora- realizar uno o dos largometrajes por año) venía auspiciada, además de por él mismo -para mí ya suficiente-, por un magnífico plantel de actores entre los que destacan Kate Winslet, Justin Timberlake, Jim Belushi y Juno Temple. La historia que se cuenta en este filme bien podría haberla escrito Eugene O'Neill, Tennessee Williams o Arthur Miller, los grandes dramaturgos realistas americanos del siglo XX. Con esto quiero decir que como tantas otras realizaciones allenianas es muy teatral.

La acción transcurre en un Nueva York de los años 50. Las vidas de cuatro personajes se entrelazan en medio del bullicio del parque de atracciones de Coney Island: Ginny (Kate Winslet, soberbia como casi siempre en todo lo que toca. Gracias a ella la historia sube varios peldaños), es una ex actriz emocionalmente volátil que ahora trabaja como camarera; Humpty (Jim Belushi), operador de la famosa noria que da título al film, es el marido de Ginny y el padre de Carolina a quien no ve desde hace muchos años; Mickey (Justin Timberlake), el apuesto y joven socorrista que relata la historia, sueña con convertirse en escritor y será quien provoque el desenlace de la historia; y, por último, Carolina (Juno Temple, a quien yo sólo recordaba por el papel, siendo casi una niña, de hermana del personaje de Keira Knightley en "Expiación", película dirigida por Joe Wright en 2007), es la hija de Humpty; Carolina que se esconde de unos gangsters en el apartamento de su padre. En este relato hay pasión, violencia y traición.

En el fondo estamos ante una historia de fracasos humanos: fracaso en su matrimonio y como actriz el de Ginny que sueña con algún papel en una obra de O'Neill; fracaso como escritor de Mickey que se  ha de conformar con ser un ligón de playa; fracaso como hombre  y padre de Humpty que querría salir del alcoholismo; fracaso de Carolina, que huye de su pasado y choca con la cruda realidad que se vive en Coney Island donde está el tiovivo -una metáfora en el fondo- que gestiona su padre. El amor se alza como única esperanza en unos y otros. Pero, como suele ser habitual en Allen, el desamor, el engaño y la traición siempre están al acecho y acaban con esta ilusión que se revela falsa, egoísta, inútil e hipócrita.

Lo mejor del film sin duda alguna radica, por este orden, en la actuación de Kate Winslet, en el colorido tipo películas de los años 50 utilizado para la narración, en la perfecta ambientación dentro del bullicio propio de una feria de atracciones, en la música de jazz con la que como siempre Allen envuelve sus historias, y también en esa única espita de humor que hay en esta historia más que otras veces, triste; un humor localizado en ese niño pirómano, hijo de Ginny, que vive a su bola dada la escasa atención que le prestan los adultos.

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"Manhattan"

Vi "Wonder Wheel" en plena vorágine del fenómeno #MeToo en USA respondido desde Europa con el manifiesto encabezado por Caterine Deneuve. Entre alegatos y contraalegatos han ido saliendo a la palestra casos antiguos que se creían ya olvidados. Y entre estos paseos por el pasado de supuestos o ciertos abusos sexuales salió, cómo no, el de Woody Allen denunciado hace ya 25 años por su hija adoptiva Dylan Farrow quien dijo haber sufrido abusos sexuales de él cuando ella sólo contaba 7 años. Todo el escándalo surgió a raíz de la separación del cineasta de Mia Farrow, su pareja de entonces, quien había descubierto que Allen mantenía una relación con otra hija adoptiva de la Farrow, Soon-Yi Previn, que entonces contaba 19 años. En su momento todo quedó en agua de borrajas; pero, al rebufo del movimiento #MeToo, Dylan Farrow ha vuelto a la carga y no son pocas las actrices que habiendo trabajado en su día a las órdenes de Woody Allen han expuesto el asco que estos posibles abusos -que ellas dan por ciertos- les producen, razón por la que renuncian volver a estar a sus órdenes.

Woody Allen, Manhattan, abusos sexuales, Mia Farrow

En el revuelo mediático desencadenado por las denuncias contra Harvey Weinstein y otros influyentes miembros de la industria hollywoodense no pocos artículos han aparecido opinando sobre el asunto. Especialmente me llamó mucho la atención uno publicado el 31 de diciembre en Babelia, traducción del escrito originalmente en inglés por Claire Dederer quien al abordar la figura de Woody Allen y otros creadores se preguntaba si debíamos abominar de toda su obra de ficción a causa de su comportamiento real.

El artículo de la escritora francesa me dio qué pensar, pensamientos que plasmé en un post en mi otro blog "Reflexiones" el 10 de enero pasado [leerlo aquí]. En ese breve ensayo, entre los argumentos que ella daba en un sentido y en otro, al hablar del caso Woody Allen ejemplificaba especialmente con una de sus consideradas obras maestras, "Manhattan". Esto me llevó a revisitar la película que hiciera en 1979.

"Manhattan" es una auténtica confesión: ¿autobiográfica? En la película Isaac Davis (Woody Allen) es un neoyorquino de 42 años que tiene un trabajo que odia, una novia llamada Tracy (Mariel Hemingway) de 17 años a la que no ama y una ex esposa lesbiana, Jill (Meryl Streep), a la que desearía estrangular porque está escribiendo un libro en el que cuenta las intimidades de su matrimonio. Su mejor amigo, Yale (Michael Murphy), está casado con Emily (Anne Byrne) a quien engaña con Mary (Diane Keaton), una mujer sexy y snob de la que Isaac Davis se enamorará perdidamente. La idea de dejar a su novia, acostarse con Mary y abandonar su trabajo supone para él el comienzo de una nueva vida.

Mariel Hemingway, Michael Murphy, Diane Keaton, Meryl Streep
Todo en "Manhattan" evoca la vida real de Woody Allen: la separación de su primera mujer de la que tuvo un hijo; su cultura judía que aparece aquí como en todos sus filmes; su afición por el jazz y el clarinete: la melodía 'Rhapsody in blue' de George Gershwin es el papel celofán que usa para envolver el canto a Nueva York que es el filme; su amor por la ciudad de los rascacielos declarado desde la primera imagen de la película; el egoísmo que le mueve en el ámbito amoroso; incluso la edad de los personajes coincide con la de los actores en ese preciso momento; la ausencia de todo sentido moral respecto al sexo: aquí es donde radica el principal ataque actual a esta obra de arte que cuando salió en 1979 sólo recibió elogios y hoy -cuarenta años más tarde- es vista como un canto a la depredación sexual, un elogio del adulto que con su experiencia y labia seduce a una inocente adolescente que le sigue ciegamente en todo, sexo incluido naturalmente. Aunque las denuncias de Dylan se refieren a 1992 y "Manhattan" es 13 años anterior a ellas las impulsoras del #MeToo quieren ver en esta obra de creación un elogio machista del abusador, del depredador sexual. 

¿Es fundamentalmente "Manhattan" lo que denuncian algunas feministas norteamericanas? Pues no, naturalmente que no. Esta película es una auténtica obra de arte que vista cuarenta años después de su estreno conserva toda la fuerza y vitalidad artísticas de entonces. La belleza predomina en ella, una belleza conseguida con el blanco y negro en que fue rodada, con la hermosa música de Gershwin en que viaja envuelta la historia, con el magnífico buen hacer de todos los actores (pondría algunos 'peros' a Mariel Hemingway que se muestra algo fría y distante en el papel de adolescente apasionada que representa), con los brillantes diálogos construidos por Woody Allen, con esa teatralidad tan característica de la mayoría de sus filmes, con la inteligencia verbal contenida en el lenguaje utilizado, con ese humor tan elegante y al tiempo tan crítico y cáustico marca de la casa, con la iluminación utilizada en muchos de los planos que hace que sean auténticos cuadros, con el ritmo narrativo y visual utilizado, con esa preciosista imagen de la gran manzana que es todo el filme, con ese fuerte culturalismo (Scott Fitzgerald, Isaak Dinesen, Mahler...) que como si nada impregna todo el film realizado como tantos otros del director en clave dramática muy de corte teatral, con...


En fin, todo lo que diga de ella no son más que elogios. Por eso, respecto a la polémica (algunos llegan a calificarla de 'caza de brujas' desatada actualmente en Hollywood y otros espacios de creación artística) no puedo por menos que -para no repetirme aquí- remitiros a las consideraciones que tengo expuestas en "Reflexiones", mi otro blog. Ya me diréis qué opináis vosotros al respecto.

26 ene 2018

Mary Higgins Clark: "Negro como el mar"

17 comentarios:
Hay nombres de autores que, a pesar de verlos con frecuencia en los expositores de las librerías, en los kioskos de aeropuertos y/o estaciones de tren o autobús, jamás me he puesto a leer. Hay en ellos una especie de oculto aviso o desprenden un efluvio que parece decirme algo así como ¡evítame! La autora cuya obra reseño hoy pertenece a este numeroso grupo. Ni que decir tiene que me he llevado grandes -¡y afortunados!- desengaños con muchos de ellos, pero, penosamente, no ha sido así en esta ocasión.

La autora
Mary Higgins Clark, Danielle Stell, best-sellers
Mary Higgins Clark es una mujer de 90 años que debutó con gran éxito en el género del suspense  en 1974 con "¿Dónde están los niños?". Tenía entonces 47 años y hasta ese momento había realizado relatos radiofónicos de unos cuatro minutos de duración y se había iniciado en el terreno de la escritura propiamente dicha con un relato ficticio sobre la vida de 'George Washington' que había pasado sin pena ni gloria. 

Su primera novela de suspense tuvo un éxito fulgurante y desde ese momento se convirtió, en opinión de algunos críticos literarios, en la reina norteamericana del suspense. Según la Wikipedia 57 novelas -35 se dice en la solapa de la edición que he manejado- de suspense ha escrito antes de ésta que acabo de leer. Muchas de ellas han sido adaptadas al cine y/o la televisión pues el estilo de su escritura con breves capítulos en los que predomina el diálogo está próximo a la manera como se construyen las secuencias cinematográficas.


"Negro como el mar"


Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)
Deseando huir de la humillante escena del arresto de su prometido la víspera de su boda. Celia Kilbride, experta en joyas, acepta un puesto de trabajo en el transatlántico Queen Charlotte para escapar de la atención pública. Allí conoce a Lady Emily Haywood, de ochenta y seis años, dueña de un collar de esmeraldas de incalculable valor que desea donar a un museo tras el crucero.

Pero el tercer día de travesía encuentran a Lady Emily muerta y el collar ha desaparecido. La lista de sospechosos no hace más que crecer. Celia se dispone a encontrar al asesino sin darse cuenta de que se ha puesto en peligro mortal antes de que el crucero llegue a su fin.
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 Mi opinión
Me he llevado una gran desilusión con esta novela de la "reina de la alta tensión" en palabras de The New Yorker que imagino harán referencia a otros títulos de la escritora pues éste tiene poquito de todo excepto de una cosa: previsibilidad. Y que una novela de misterio, como ésta es, sea previsible es sobre todo demérito.

Novelas de suspense, best-seller, Mala literatura El escenario es habitual en este tipo de relatos: un trasatlántico de lujo, el Queen Charlotte, que pretende emular en lujo y exclusividad al "Queen Elizabeth", al "Queen Mary" o, al "Titánic" que hace poco más de un siglo hizo la famosa y fallida travesía de Southampton a Nueva York, exactamente la contraria que el Queen Charlotte está iniciando en el momento en que comenzamos a leer la novela. Gregory Morrison es el armador de este lujoso transatlántico y lo que él desea es que el barco sea admirado por el placer que se desprende de él y no por sucesos siniestros que despierten una cierta semejanza, siquiera lejana con el 'Titánic' de infausto recuerdo. Pero basta que quieras que algo no ocurra para que todo te conduzca a ello. Y así a bordo del buque habrá de todo: hombres que caen al mar, asesinatos, robos...

Estamos ante una novela tipo las que construía Agatha Christie cuando recluía a sus personajes en un espacio cerrado donde sucedía un crimen. El asesino, en esas narraciones, estaba entre los asistentes a ese viaje ('Asesinato en el orient Exprés', 1934) o en esa isla a la que habían sido invitados ('Diez negritos', 1939). Al igual que en ese tipo de novelas de la novelista belga, Higgins Clark recluye a sus personajes en un espacio cerrado, una cárcel de oro en esta ocasión, un lujoso transatlántico. En él viaja una rica octogenaria, Lady Em, poseedora de una joya única, el collar de Cleopatra, reclamado por Egipto, que ella piensa donar a un museo norteamericano. Los asesores financieros de Lady Em, Mr. Roger Pearson  y su esposa Yvonne; su secretaria particular, Mrs. Brenda; Ted Cavannagh, interesado en que el collar vuelva a manos egipcias; la experta en gemología, Celia Kilbride; el capitán del barco; un misterioso agente de la Interpol que dice haber sido enviado por la Agencia para evitar que el famoso ladrón 'El hombre de las Mil caras' se haga con la joya; un experto en Shakespeare que ameniza el viaje dando conferencias sobre el bardo inglés; el matrimonio formado por Alvirah y Willy Meehan que, curiosos, investigan los sucesos... En fin, un universo de personajes que revolotean alrededor de la adinerada anciana y sobre los que recaen todas las sospechas cuando ésta aparezca asesinada.

El planteamiento anterior no está mal. Pero el proceso de realización, en mi opinión, falla con estrépito y no logra mantener mínimamente el interés del lector. ¿Por qué? Pues, sencillamente porque todo lo que sucede  es previsible: Son previsibles las posibles relaciones amorosa entre personajes; es más que previsible el principal sospechoso; previsible, en fin, es todo lo que sucede en el barco y que, naturalmente, no voy a decir aquí. Y no lo voy a decir porque la buena literatura se aprende también leyendo libros no tan buenos, novelas fallidas como ésta de la gran Mary Higgins Clark que, quizás por edad [he leído en las redes sociales que ella ya no escribe los libros que llevan su firma, ¡glups!] ya no maneja los resortes narrativos con la maestría de hace unos años cuando consiguió alzarse, entonces sí que sí, con el título de "la gran dama del thriller estadounidense".

De todo el relato me cuesta salvar alguna cosa. Y es que todo en él me parece fallido:
  • Los personajes son completamente `planos', y eso en una novela de personajes es grave por demás.
  • No hay alusión alguna a la concreta realidad social de los Estados Unidos de donde proceden los pasajeros.
  • La imagen que se nos transmite de la sociedad norteamericana es de un clasismo feroz con ignorancia total de cualquier otro estrato que no sea el de la clase alta; es más, con frecuencia se alude a lo desagradecida que es la clase trabajadora al no saber reconocer debidamente los esfuerzos de los ricos que los emplean y les pagan el sueldo: "Hace un tiempo, un cocinero que llevaba casi veinte años conmigo, a cuyos hijos pagué los estudios, empezó a hinchar mis facturas de comida y alcohol." [dice la rica Lady Em a Celia]
  • Las referencias culturales son pocas y muy manidas:
    • [Brenda] "pudo sentir los brazos de Ralphie alrededor de su cuerpo mientras empezaba a leer los tiernos pasajes del periplo de Jane Eyre de tragedia en tragedia hasta su reconciliación con el señor Rochester"
    • [Anna DeMille, divorciada hace ya quince años de su marido, y que ha ganado el viaje en un concurso radiofónico, piensa antes de bajar al comedor del Queen Charlotte] que "<>. Esa era su frase favorita de Scarlett O'Hara, su modelo de mujer".
    • A uno de los personajes se lo compara con un personaje de una tira cómica existente en USA desde los años 20: "Devon Michaelson, el Dick Tracy de la Interpol".
    • "Pronto estaremos todos en cubierta cantando el 'Nearer, my God, to there, nearer to there...', como en la película Titánic".
Final
Como aspecto positivo sólo destacaría el ritmo que el autor da al relato y que hace que la lectura resulte ágil y muy viva, pero también, muy poco satisfactoria pues no aporta nada al lector ni en el terreno de la intriga, ni en el del conocimiento, ni, por supuesto, en el propiamente literario.



20 ene 2018

Ernesto Caballero y Ron LaLá crean dos distopías muy plausibles.

6 comentarios:
Las distopías suelen presentar una sociedad futura desasosegante e indeseada, que se ve como posible y al tiempo penosa debido fundamentalmente al tono serio y pretendidamente profundo con que se presentan. Por esto cuando leí que dos de las obras de teatro de mayor éxito hoy en Madrid -"La autora de las meninas" de Ernesto Caballero y "Crimen y Telón" del grupo Ron LaLá- planteaban un futurible distópico me pensé muy mucho si ir a verlas.

Afortunadamente pudo más mi aprecio por el actual director del CDN y el grupo estudiantil [digo estudiantil por eso de que sus inicios fueron en el ambiente de jóvenes artistas del IES Ramiro de Maeztu de Madrid], pues de ambos siempre vi buenas creaciones y siempre salí muy satisfecho.
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"La autora de las Meninas" de Ernesto Caballero
Carmen Machi, Ernesto Caballero, "Las Meninas", Velázquez

Me llamaba mucho la atención este título porque, casi todo lo que hasta el momento había visto montado por  Ernesto Caballero: "Montenegro" en 2013 a partir de las 'Comedias Bárbaras' de Valle Inclán (¡brutal!) [leer reseña aquí], "Rinoceronte" de Ionesco en 2014 (¡espectacular!) [leer reseña aquí],  o "La vida de Galileo" de Bertold Brecht en 2016 (¡magistral!)  [leer reseña aquí], me habían encantado. De las escritas por él nada había visto hasta el momento, así que ésta era una buena oportunidad pues además de ser el director en esta ocasión era también el autor. ¡Miel sobre hojuelas! -me dije-. Si a esto unimos que la actriz era la gran Carmen Machi para que quería más. Era una oportunidad inmensa, qué importaba que fuese una distopía. Y acerté totalmente.

Sitúa la acción Ernesto Caballero en 2037, un futuro no muy lejano de nosotros por lo que muchos de los referentes de lo que allí sucede encuentran su origen en nuestro presente actual o el inmediato pasado. En síntesis el asunto es el siguiente: la crisis económica que ahoga a los países de lo que en el pasado fue Europa es tal que los partidos de la nueva política -en la obra el partido gobernante se denomina 'Puebloenpié'- deciden medidas drásticas como vender parte del patrimonio artístico a fin de poder pagar los asfixiantes intereses de la deuda que atenazan a España. Para no dejar vacías las paredes de los museos han aprobado un ambicioso plan de copias de los cuadros que cuelgan en ellas. Le ha llegado el turno a una de las obras maestras de la pintura española, "La familia de Felipe IV" más conocida por "Las Meninas", la cual puede sacar a España del hoyo económico en que se encuentra pues una petromonarquía quiere adquirirla para su Museo en pleno desierto. Para realizar esta copia el gobierno ha elegido a la mejor copista de cuadros que hay en España, la madre Sor Ángela (Carmen Machi), una afable monja que utiliza sus habilidades pictóricas para aportar dinero a su convento al igual que otras hermanas hacen dulces o bordan ropa.

"La autora de las Meninas", Metaarte, Crisis, Populismo Sor Ángela durante los días que debe estar en el Prado realizando la copia verá como en su interior empieza a surgir la tentación de la vanidad del creador. Su tentador es Adrián (Francisco Reyes), el apuesto vigilante nocturno con quien conversa mientras ella trabaja en la copia. Adrián, gran  conocedor del mundo del Arte y sus creadores, dialoga con la religiosa sobre estas cuestiones. Frente a Adrián, licenciado en Humanidades y de mente abierta, se encuentra Alicia (Mireia Aixalá), la directora del Museo del Prado, burócrata donde las haya que sin apenas tener conocimientos artísticos dirige tamaña institución siguiendo al dedillo las populistas consignas de su formación política.

Entre bromas y veras se desarrolla la función que sostienen sólo tres actores sobre un escenario minimalista que proyecta el famoso cuadro completo y por partes según interesa al desarrollo de la trama. Hay reflexiones muy serias sobre el Arte, la Política, la Religión, el Amor... adobadas en ocasiones con un humor fantástico que emana de los dobles sentidos con que a veces se pueden interpretar algunas de las frases que se cruzan Sor Ángela y Adrián, al fin y al cabo, un hombre y una mujer. La vis cómica consustancial a la actriz Carmen Machi sirve para que la Obra, seria en sus planteamientos, discurra por unos cauces amenos y nada pesados. El contraste entre las figuras del vigilante y la directora, totalmente opuestos, y la evolución interior de Sor Ángela, de mera monja artesana a creadora artística, están tan bien plasmados en el texto y ejecutados sobre las tablas que la obra es un exquisito ejercicio teatral del que yo y, por las sonrisas durante la función y los aplausos del final, el resto del público disfrutamos muchísimo. ¡¡Una gran representación, sí señor!!

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 "Crimen y Telón", creación colectiva de 'Ron La Lá'

En cuanto vi anunciada esta obra, decidí que tenía que verla. Desde que el año pasado por estas fechas viera "Cervantina" (leer reseña aquí), la anterior creación de esta agrupación, me hice adepto al grupo que desde sus inicios, allá por el año 1999, lleva realizados con éste ya 10 espectáculos en los que sus seis componentes de manera colectiva  efectúan el proceso de creación y la puesta en escena que siempre incorpora música en directo.


En "Crimen y Telón", como se advierte con claridad en el video anterior, estamos ante una realidad distópica de la que nos separan 20 años. Es curioso que ambas obras -la de Ernesto Caballero y la de Ron LaLá- sitúen ese futuro indeseado a 20 años vista. Es evidente que el verso del tango gardeliano 'que veinte años no es nada' ha cuajado como cifra redonda para situar una acción pasada o futura lejana, sí, pero no en exceso. Los 'ronraleros' adecúan sus creaciones al momento concreto de cada espacio y ciudad donde las representan. Aquí comenzamos por la fecha: estamos en 2038; de este modo se mantiene la mítica distancia temporal.

 Es "Crimen y Telón" una creación metaliteraria desde la cruz a la fecha que decíamos no hace tanto los que crecimos y nos educamos en tiempos no digitales; quiero decir, desde el título, que evoca con claridad la novela "Crimen y Castigo" de Dostoievski hasta su final, la resolución de dicho delito, siguiendo la manera de proceder de la novela negra tan del gusto de los lectores actualmente.

Álvaro Tato, Íñigo echevarría, Daniel Rovalher, "Cervantina"Comienza la función con el hallazgo de un cadáver colgando: el Teatro ha muerto. El detective Noir (Juan Cañas) tiene que descubrir al asesino antes que la Agencia Anti Arte dirigida con mano de hierro por el teniente Blanco (Íñigo Echevarría) desvele el secreto de su oscuro pasado. Noir y Blanco se oponen el uno al otro pero en el fondo se necesitan mutuamente pues ambos esconden secretos profundos que dadas las circunstancias a ambos conviene ocultar. ¿Quién mató a Teatro (Daniel Rovalher)? Blanco quiere encontrar a los culpables y enviarlos a los campos de concentración de Marte. Noir necesita hacerlo antes que él para así salvar el culo. Como buen detective que es ha de remontarse al origen de Teatro y su posterior evolución. A base de flash-backs Noir logrará repentizar a Teatro acompañado de Comedio (Miguel Magdalena) y Tragedio (Álvaro Tato) en Grecia donde ve a Edipo convertido en detective y creador de la emoción escénica. También allí ve a Teatro cual Ulises luchando contra las Sirenas (Cine y Televisión) que quiere llevarle a él y a los actores a su terreno. Como le ocurriera a Edipo, el Cine y la Televisión pueden haber matado al Teatro, su padre. Tras esta intensa ida al pasado Noir vuelve al momento actual y prosigue la investigación perseguido muy de cerca por Blanco que sospecha de él dada su oculta afición a la Poesía.

Sufre Noir de nuevo varios flash-backs que le hacen pasar por los grandes momentos del teatro universa: el teatro isabelino con Shakespeare, Marlowe, Johnson...; el teatro clásico francés de Racine, Corneille, Molière...; el teatro del Siglo de Oro español lleno de creadores con cuyos nombres entona el himno nacional actual ("Lope, Tirso, Moreto y Cervantes / Rojas y Alarcón, sor Juana y Calderón / Valle Inclán, Lorca, Zorrilla, Mayorga / Nieva y Arrabal..."). Y todo esto a un ritmo frenético, con gags que se suceden y se superponen unos a otros sin dar descanso al espectador que atónito asiste a esta demencial investigación, en realidad una increíble clase de literatura universal.

Metateatro, MetaliteraturaEs "Crimen y Telón" un ejercicio fantástico de teatro dentro del teatro. Si antes he dicho clase de literatura universal también hay que destacar la fantástica información que de los entresijos del propio teatro se realiza en este texto, responsabilidad exclusiva de Alvaro Tato. Por la escena corren los tecnicismos propios de este arte y de la parafernalia que lo constituye (el proscenio, la embocadura, el foro, el peine, luz cenital, luz estroboscópica...) hasta llegar al regidor, oficio que existe en el teatro pero que nadie sabe para qué sirve: "¿Qué es un regidor? Nadie lo sabe. Pero si algo va ma, la culpa es suya". Este gag con esta función me recordó la película "Shakespeare in love" del británico John Madden cuando ensayando "Romeo y Julieta" en medio de muchas dificultades y eventos sobrevenidos preguntaba Mr. Hugh Fennyman (Tom Wilkinson), el productor teatral, a Philip Henslowe (Geoffrey Rush), empresario teatral,  cómo creía que con esos problemas iba a salir adelante el espectáculo, y éste impertérrito respondía eso de "Nunca se sabe. Es un misterio".

Es "Crimen y Telón", una obra hilarante, llena de referencias al momento actual, con una información literaria espléndida, que mezcla con sabia dosificación el texto en prosa y en verso, la letra con la música, el pasado y el presente, la realidad y la ficción. Una obra que rompe la pared de cristal que separa el escenario del patio de butacas y que integra al espectador en el espectáculo que se desarrolla ante sus ojos y en el que él en muchos momentos participa directamente a instancias de los actores.
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Final
Dos obras, pues, que coinciden en muchas cosas como se ha visto: incluso coinciden en que las dos se representan en Madrid sólo hasta el próximo 28 de enero. Dos obras que nadie que guste del Teatro debería dejar pasar. Imagino que luego cada una por su lado saldrán de gira y visitarán muchas ciudades españolas. Cuando esto ocurra, de verdad no hay que perdérselas porque son teatro del bueno.

  • "La autora de las meninas" se representa en el Teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional.
  • "Crimen y Telón" lo hace en el Teatro Fernán Gómez del Centro Cultural de la Villa del Ayuntamiento de Madrid


16 ene 2018

Georges Simenon. "Los hermanos Rico"

18 comentarios:
"Eddie Rico, un comerciante frutero de origen siciliano y ahora establecido en Florida, es considerado por todos un buen esposo, un padre de familia ejemplar y un respetable hombre de negocios. Pero la bondad de este mundo de apariencias burguesas nunca es lo que parece ser...
Junto con sus dos hermanos menores -Gino y Tony-, Eddie forma parte de un grupo mafioso encargado de «proteger» una amplia red de negocios relacionados con el juego. Esta doble vida -de la que sólo tiene conocimiento la madre de los tres hermanos- se verá amenazada cuando Tony, que acaba de casarse, empiece a comportarse de manera extraña." (Sinopsis proporcionada por la editorial)

Inspector Maigret, "Los hermanos Rico"
Georges Simenon, no sé por qué, siempre fue un autor que no me atraía demasiado. Quizás fuera por sus muchas novelas adaptadas a la pantalla y también, sin duda alguna, porque el empacho de inspector Maigret provocado por las infinitas series televisivas basadas en el personaje me llevaba a asociar al autor con lecturas prescindibles. No sé, pensaba que sus novelas serían lentas, antiguas y tediosas. Sin haberlo leído creía que las atmósferas de sus novelas estarían en la línea de las de Agatha Christie y su detective Hércules Poirot. Pero, al menos con "Los hermanos Rico", me equivocaba de medio a medio.

La novela
Esta novelita del prolífico escritor belga en lengua francesa Georges Simenon (Lieja, 1903 - Lausana, 1989) se lee en un pis pas. Es breve (154 páginas); está estructurada en 8 capítulos que desarrollan linealmente una historia que transcurre en unos cuatro o cinco días; la acción es única; los personajes son pocos, bien delineados y con una complejidad psicológica marca de la casa; y está contada en tercera persona por un narrador que cede su protagonismo especialmente a Eddie, el mayor de los hermanos Rico que dan título a la narración.
 
Eddie vive desde hace quince años plácidamente en Santa Clara (Florida), una localidad situada en el golfo de México. Allí junto a Alice, su mujer, está criando a tres niñas preciosas. Sólo la más pequeña, Babe, les preocupa como padres pues a los tres años de edad aún no habla. La placidez de su existencia queda perturbada por una carta que le llega de Julia, su madre en la que ésta le dice que lleva tiempo sin ver a Tony, el pequeño de sus tres hijos, de quien le han comentado que se ha casado sin decírselo. También le dice que el mediano, Gino, pasó a verla para informarla de que se iba a California. Eddie nunca cuenta nada a Alice, ni siquiera cuando sus jefes Boston Phil y Sid Kubick lo citan en Miami para sonsacarle sobre su hermano Tony y encargarle que dé con él.
 
Los Rico son de origen siciliano y pertenecen a una de las familias mafiosas que viven a cuenta del juego de las máquinas tragaperras y de los garitos y casinos en los que se juega, se ven espectáculos subidos de tono y se practica la prostitución. Naturalmente todo esto con la connivencia de no pocos sheriffs y policías que hacen la vista gorda o que avisan de las redadas que periódicamente deben hacer para mantener una aparente imagen de orden y moralidad ante la comunidad. Eddie controla su zona como nadie gracias a que siempre siempre ha seguido la 'regla', es decir, jamás ha mentido a sus jefes, ni se ha opuesto a sus designios.
Novelas de Georges Simenon sin el inspector MaigretEn esta ocasión la cuestión es peliaguda para Eddie pues sus dos hermanos parecen haber sacado los pies del tiesto y la organización quiere localizarlos para evitar que puedan hablar y así no sufrir consecuencias indeseadas. La cuestión es ver qué hará el bueno de Eddie puesto en la tesitura de apoyar a su familia biológica o a la Familia gansteril. El brete en que se encuentra es duro desde luego. ¿Qué hará? Leyendo la novela nos enteramos y, ya digo, desde que nos ponemos a leerla no podemos dejar de hacerlo.

Muchas cosas me han encantado de "Los hermanos Rico". Dos me han sorprendido de manera especial: En primer lugar ese utilizar una carta para, a través de las evocaciones que su lectura produce en la mente del destinatario, informar sobre aspectos del pasado. Luego estaría la utilización de lo onírico (simbología y desrealidad inherentes a los sueños) para en un momento de la historia justificar, anticipar o hacernos entender el comportamiento de alguno de los personajes. Esto último me ha parecido simplemente soberbio. Y como no hay dos sin tres, añadiría el ritmo electrizante dado a los diálogos que surgen vivos, naturales, auténticos...

El autor
Como digo al principio del post, Simenon es el creador del famoso personaje del inspector Maigret, protagonista de 78 de sus 192 novelas. La verdad es que se es injusto con el autor belga cuando se le reduce a esto -el creador de Maigret-, pues de su prolífica obra, el resto, o sea, más de 100 novelas, no están protagonizadas por este personaje. A este segundo grupo pertenece la que he leído: Una novela que publicó en 1952 y que plantea un dilema moral muy interesante. Es increíble cómo el escritor logra transmitir y dar total verosimilitud a la peripecia de Eddie Rico y sus hermanos habida cuenta de la rapidez con la que escribía. Él mismo en declaraciones hechas a la prensa cuando fue elegido miembro de la Academia francesa declaró que cada una de las novelas de su famoso detective las imaginaba durante dos meses y las escribía en quince días. Tal facilidad e hiperactividad creadoras le hizo flaco favor pues en la consideración general siempre fue tenido por un escritor menor, algo que en mí tras leer esta novela ya ha cambiado.
Simenon en el cine y la televisión, Eddie Rico,

Lo que es innegable es la gran popularidad de sus creaciones literarias con Maigret a la cabeza, claro. Este éxito ha hecho que sus libros se estén editando continuamente (se cifra en unos 550 millones el número de libros vendidos por Georges Simenon desde que en 1929 publicó su  primera novela) y que muchos de ellos en innumerables ocasiones hayan conocido versión fílmica o televisiva. Ya en 1931 novelas suyas fueron llevadas al cine. En total, 50 películas se han realizado basadas en sus historias, entre ellas está "Los hermanos Rico" ("The brothers Rico") hecha película en 1957, protagonizada en los papeles principales por Richard Conte, Dianne Foster, Kathryn Grant, Larry Gates, ... y dirigida por Phil Karlson, un director no tan conocido como otros (Claude Chabrol, Jean Renoir, Bertrand Tavernier...) que también dirigieron filmes basadas en su Obra. Y lo mismo cabe decir del plantel de actores que en esta ocasión queda algo lejos de los Jean Gabin, Pierre Renoir o Charles Laughton que solemos asociar a las novelas del novelista en especial cuando queremos poner rostro a su famosos detective Maigret.
  
PD.- "Los hermanos Rico" la he leído durante este mes de enero de 2018 dentro del Mes de la Novela Negra organizado por Laky del blog "Libros que hay que leer"

12 ene 2018

César Pérez Gellida. "Memento mori", la 1ª de las 8

20 comentarios:
"Un mundo manejado por las grandes corporaciones, que son los padres de un sistema económico diseñado para poder dirigir los gobiernos de las potencias y esclavizar al resto de la población. Tú no eres más que un esclavo, pero no lo sabes. Alguien dijo que nadie está más perdidamente esclavizado que los que creen erróneamente ser libres." (Carapocha)
 
Erika Lopategui, Carapocha, Augusto Ledesma
 
Por fin he comenzado a poner orden en el universo Gellida. ¡Ah! ¿Pero estaba desordenado? No, claro que no. El desorden nacía en mí por no haber seguido el orden lector que el propio autor siguió en la escritura de esos ocho títulos que, por ahora, forman su obra narrativa. Sin embargo no estoy descontento conmigo mismo. Sólo ha habido un momento hará cosa de un mes en que mi desorden lector me importunó seriamente llegando a hacérseme prácticamente ininteligible aquello que tenía entre manos. Los que sigáis mi blog quizás lo recordéis; fue durante la lectura de "Konets", la última de sus novelas, que a punto estuve de abandonarla por no entenderla al faltarme elementos que César Pérez Gellida había presentado en novelas anteriores, concretamente en "Khimera", cuya lectura -me dijo, amablemente el propio autor- es necesaria si es que se quiere entender y disfrutar de "Konets".
 
Debo de agradecer a una entusiasta gellidista, Laky / Margarita Gautier del blog "Libros que hay que leer", por haberme incitado a leer todo Gellida. He cedido a su incitación aprovechando el Mes de la Novela Negra que desde su blog ha convocado para este enero y que yo, incondicional del género, he decidido seguir.
 
También cuando realizaba la entrada para "Konets", la última entrega de la octología que acabo de leer, y que "Memento mori" inauguraba, leí que la plataforma Movistar+ estaba rodando, o a punto de iniciar, una serie televisiva a partir de este relato que junto a "Dies irae" y "Consumatum est" forman la trilogía titulada "Versos, canciones y trocitos de carne". Pensé: 'Hombre si una empresa como Telefónica pone los ojos sobre un autor y su producto éste debe de ser ameno, interesante y adictivo. No creo que Movistar+ vaya a arriesgar dinero en algo fallido.'
 
Lo primero que debo aclarar a aquellos que aún no hayan sido abducidos por el universo Gellida es que las dos trilogías admiten ser leídas independientemente la una de la otra. Y otro tanto cabe decir de la bilogía distópica formada por los dos títulos de los que hablo en el primer párrafo de este post. Sí, en efecto, admiten lectura independiente pero conviene ser disciplinados y no alterar el orden lector dentro de cada una de las tres producciones (las dos trilogías y la bilogía). Y, naturalmente, pese a lo que acabo de decir -¡y que mantengo!- el disfrute máximo se alcanza cuando se sigue el orden que el autor ha dado a sus ocho novelas. Y si no, preguntádselo a Laky, gellidista confesa como tantos y tantos otros.
 "Versos, canciones y trocitos de carne", Pérez GellidaYo, por mi parte, y dado que el mal ya estaba hecho, os he de decir que he disfrutado mucho con esta primera de la serie a pesar de conocer ya el futuro de no pocos de los personajes que en ella aparecen. Habrá quiénes digan: '¡pues vaya gracia, si en un thriller ya se conocen cosas que sucederán, la historia pierde interés!'. Sí y no. Si me quedo en lo puramente anecdótico como que sí, pero también es verdad que con esta novela he acabado de comprender aspectos que se me hacían algo cuesta arriba por faltarme alguno que otro dato. En este sentido he disfrutado al poder dar sentido a todo.
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La novela
 
Sinopsis
Septiembre de 2010. Aquella mañana de domingo nada le hacía presagiar al inspector de homicidios de Valladolid Ramiro San­cho que acababa de dar comienzo una pesadilla que lo dejaría marcado para el resto de sus días.
La investigación del asesinato de una joven ecuatoria­na a la que le han mutilado los párpados y cuyo cuer­po han encontrado unos versos amenazantes, ocupa las primeras páginas de esta novela negra narrada con un dinámico y atrevido lenguaje cinematográfico. Sin embargo, el autor nos arrastra por un camino inespe­rado al describir los hechos desde la perspectiva del propio asesino: un sociópata narcisista influenciado por la música más actual y por las grandes obras de la literatura universal.
La evolución frenética de los acontecimientos desem­boca en la intervención de uno de los especialistas más reconocidos en el comportamiento de los ase­sinos en serie. Este complejo triángulo emocional, unido a la intriga que envuelve al siniestro cómplice del asesino, hace que Memento mori se convierta en un profundo thriller de acción con banda sonora que atrapará.

 
Mi comentario
Dado que esta reseña es la cuarta o quinta que realizo de novelas de este autor y que todas ellas forman parte de una octología no voy a demorarme mucho en aspectos que o bien ya he comentado en reseñas anteriores [aquí os dejo por orden los títulos enlazados a mis reseñas de las otras novelas de Gellida que he leído: Trilogía "Refranes, Canciones y Rastros de sangre":  "Sarna con gusto", "Cuchillo de palo", "A grandes males... "; Bilogía distópica formada por los títulos "Khimera" y "Konets" que al haberlas leído juntas las reseñé también juntas] o bien no conviene dar muchas explicaciones sobre algunos personajes o hechos a fin de no echar por tierra el disfrute de esta novela y de las siguientes a futuros lectores. 
 
Al haber leído "Memento mori" después de la resolución de toda la historia he sido consciente de lo que Gellida advierte en la Nota de autor que acompaña a "Konets", su última entrega, donde confiesa que su  método de creación literaria no contempla el desarrollo argumental a largo plazo. Leyendo esta primera entrega de tan extensa serie se ve con claridad que el autor vallisoletano no tenía in mente un desarrollo tan largo y con una deriva tan curiosa como la que toma el relato a partir de "Sarna con gusto", quinta en orden de aparición. No desvelo nada al futuro lector de estas novelas si digo que en "Memento mori" no hay ninguna alusión a la Congregación de los Hombres Puros, línea argumental que crea y desarrolla a lo largo de toda la segunda trilogía. El mismo Gellida en una entrevista a propósito de la salida al mercado de "Cuchillo de palo" hablaba de ello.
 
 
A mí personalmente, como digo en las reseñas de "Cuchillo de palo" y "A grandes males..." esta segunda línea argumental no me agrada mucho pues entra en un territorio mistérico, gótico, que lleva al autor a hacer excesivas aclaraciones, relaciones entre nomenclaturas simbólicas, etc. que -hablo por mí, naturalmente- perturba el placer de lectura. Por eso "Memento mori" e intuyo que los otros dos títulos que forman esta Primera trilogía y que todavía no he leído, al carecer de esta segunda línea argumental, es por ahora la novela que más me ha gustado de todas las leídas de Pérez Gellida.
 
"Dies irae", "Consumatum est", Ramiro Sancho
"Memento mori" es un auténtico thriller, una novela negra con los ingredientes clásicos de la misma: policías corruptos, denuncia socio-política, bajos fondos, cosmopolitismo, erotismo, asesinatos, organización criminal, consumo desaforado de alcohol y tabaco, drogas... Naturalmente no estamos en los años 30 cuando Raymond Chandler y Dashiell Hammett triunfaban con sus magníficos relatos; estamos en el siglo XXI, una época en la que la informática, los smartphones, las redes sociales y en general todo lo que depende y/o surge de Internet como la música que nos acompaña a todas partes tiene una importancia capital en nuestras vidas. Y también en la novela: Augusto Ledesma, protagonista de la misma, es un perfecto conocedor de los entresijos del diseño gráfico por ordenador, vive la mayor parte del tiempo en el ciberespacio y se relaciona con otros que gustan de hackear sistemas de seguridad que se venden como inaccesibles, es un asesino que hace uso del comercio online y que sabe borrar los rastros que sus actividades en la Red dejan. Su antagonista, el inspector Ramiro Sancho, también sabe el momento cronológico que está viviendo, aunque por edad -unos diez o doce años mayor que Augusto Ledesma- la informática no esté en el centro de sus preferencias. Un tercer personaje importantísimo es Armando Lopategui, 'Carapocha', psicólogo criminalista, ex agente del KGB y de la Stasi.
 
Con los mimbres anteriores y el universo de personajes que rodean a cada uno de los tres vértices de esta historia (los compañeros policías de la comisaría vallisoletana de Delicias; los familiares y los amigos informáticos de nombre falso de Augusto Ledesma; y las relaciones familiares y amistosas de Carapocha) teje César Pérez Gellida una novela negra, un vertiginoso thriller policíaco, que sucede en seis meses: del 30 de octubre de 2010 al 22 de marzo de 2011. Como la novela vio la luz en 2013 podemos decir que el tiempo en que se escribe viene a coincidir aproximadamente con el momento en que transcurre la historia. de ahí las referencias puntuales a suceso socio-políticos de esos años (Guardiola, Xavi, Messi...) algunos muy locales como las manifestaciones machistas del alcalde de Valladolid: "El comentario de De la Riva puede que haya sido desafortunado y que se considere un error político, pero las reacciones en los medios afines al Gobierno han sido desmedidas con el único propósito de desacreditarle políticamente". Esta cercanía y concreción localista tan explícita, en mi opinión, no es muy acertada por parte del autor, dado que así el escrito pierde universalidad.
 
Lo que si es evidente es que desde esta primera novela el estilo Gellida está prácticamente ya conformado. Un estilo en el que la música tiene un papel esencial. Los capítulos se intitulan con versos sacados de temas musicales de Bunbury. Naturalmente tal hallazgo me habría sido imposible hacerlo a no ser que fuese fan incondicional del cantante zaragozano, cosa que no soy evidentemente. Es el mismo Gellida quien en la Nota de Autor que incluye al final de la novela  dice textualmente: "Aprovecho estas últimas líneas para pedir sinceras disculpas a Enrique Bunbury por extraer de sus canciones los títulos con los que están nombrados estos capítulos". Y es que "Memento mori" es un "libro con banda sonora", dice el autor allí mismo, y algo antes nos deja el listado de los 21 temas que la forman. Estos 21 temas se pueden escuchar en la propia página del autor [pinchar aquí]. Es tan musical esta novela que no resisto la tentación de incluir en el post cuatro o cinco de sus temas, naturalmente los que a mí más me gustan de dicha lista


 
El humor es otra característica gellidiana y en esta novela aparece en varias ocasiones. Especialmente es significativa su presencia en la relación cordial y amistosa que se establece entre Armando Lopategui y Sancho cuando el primero critica  el excesivo empleo de refranes que hace el inspector, cual si de la pareja don Quijote-Sancho se tratase.
 
También ya en esta novela está presente el gusto por el empleo en algunos momentos de un vocabulario técnico especializado. Fundamentalmente se da este empleo en el ámbito de la medicina ("el mecanismo de la muerte fue anoxia anóxica. La leve cianosis facial y la equimosis puntiforme que se aprecia en el rostro no dejan lugar a dudas."), del fumador de puros ("un habano de calibre mediano pero de buen cepo, una vitola de galera entre la corona y el robusto") y con muchísima más frecuencia del ámbito informático en el que los anglicismos destacan sobremanera ('newby', 'lammer', 'hacking', 'troyano', 'cracker', etc.)
 
Visitas literarias, Valladolid, Pérez GellidaEl cosmopolitismo característico de la novela negra clásica también se percibe en ésta. Pero es la localización del suceso en una ciudad pequeña, incluso provinciana como es Valladolid lo que dota a la novela de una originalidad más que interesante. Que aparezcan localidades castellano leonesas como la geografía urbana de Pucela [por cierto, según estoy escribiendo esta reseña me entero de que el Ayuntamiento de la capital castellano-leonesa ha montado una Ruta guiada teatralizada por la ciudad siguiendo los pasos de de los personajes de este relato. Se inaugura el próximo 20 de enero y por ahora está previsto ofrecerla hasta el día 18 de marzo] o algunos pueblos zamoranos no impide que el relato especialmente en boca de Carapocha nos haga viajar a los Balcanes, Moscú, Berlín, Sudáfrica, Nueva York y otras ciudades que en futuras entregas de la serie tendrán una mayor participación.

Es una novela que contiene abundantes referencias culturales y metaliterarias dentro de ella. Son alusiones en general al alcance de la mayoría de los lectores (La 'Ilíada', el 'Ulises' de James Joyce, la 'Metamorfosis' de Kafka, 'Moby Dick' de Melville...). Sólo al final del relato se citan otros autores menos populares (Italo Svevo, Umberto Saba...) quizás como un anticipo del mayor nivel que tendrán próximas entregas.

Final
La facilidad para el lector del culturalismo (literario, musical, fílmico...) unido al endiablado ritmo de la narración y a los giros en la misma tan característicos en el autor, explica el indudable éxito de estas novelas de César Pérez Gellida, uno de los recientes escritores de best sellers español.