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17 may 2023

"El retrato de casada" de Maggie O'Farrell

«Recibirían a un varón con gran júbilo y alivio, lo sabe, pero entonces lo moldearían para un solo destino: ser duque. A una niña se le exigiría hacer lo mismo que ha hecho ella, desarraigarse de su familia y de su lugar de nacimiento para arraigar en otra parte en la que tendrá que aprender a medrar, a reproducirse, a hablar poco y hacer menos, a quedarse en sus habitaciones, y a cortarse el pelo, y a evitar las emociones, y a contener la estimulación y a someterse a todas las caricias nocturnas que le salgan al paso.»

El retrato de casada, Lucrecia de Médicis, Alfonso II d'Este
Acabo de finalizar El retrato de casada, la última novela de Maggie O'Farrell, que en España ha publicado, como todas las suyas, Libros del Asteroide en estupenda traducción de Concha Cardeñoso.

Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)
Florencia, mediados del siglo XVI. Lucrezia, tercera hija del gran duque Cosimo de’ Medici, es una niña callada y perspicaz, con un singular talento para el dibujo, que disfruta de su discreto y tranquilo lugar en el palazzo. Pero cuando muere su hermana Maria, justo antes de casarse con Alfonso d’Este, primogénito del duque de Ferrara, Lucrezia se convierte inesperadamente en el centro de atención: el duque se apresura a pedir su mano, y su padre a aceptarla. Poco después, con solo quince años, se traslada a la corte de Ferrara, donde es recibida con recelo. Su marido, doce años mayor, es un enigma: ¿es en realidad el hombre sensible y comprensivo que le pareció al principio o un déspota implacable al que todos temen? Lo único que está claro es lo que se espera de ella: que proporcione cuanto antes un heredero que asegure la continuidad del título.

Llegaba yo a la novela con muy altas expectativas. No era para menos después de haber disfrutado tanto con Hamnet en 2021 de la que hice una elogiosa, sentida y sincera reseña en este blog, que os invito a leer. La verdad es que El retrato de casada habiéndome gustado, me ha producido cierta desilusión. ¿Sí?, os preguntaréis; ¿por qué?, proseguiréis. Pues por varios motivos: el primero ya lo he anticipado: la historia del hijo de Shakespeare, la influencia del mismo en la obra cumbre del dramaturgo inglés, me había llenado tanto que la historia de Lucrecia Médicis, duquesa de Ferrara, no ha alcanzado en mi consideración la altura de la anterior. El segundo es que el estilo, la manera de presentar la historia, su estructura, la belleza del lenguaje empleado, son todos ellos muy hermosos y muy bellos pero para nada sorprendentes al ser muy semejantes a los presentes en Hamnet. En definitiva, diría que Maggie O'Farrell aprovecha en esta novela el tirón de su novela anterior, usa el fantástico oficio de novelista mostrado en ella y aprovecha la enorme documentación que sobre el siglo XVI hubo de recopilar y supo bien manejar. Tan sólo ha cambiado la ubicación: del Stratford inglés próximo a Londres pasa a la Florencia y Ferrara del mismo siglo. También en ambas el foco está puesto y protagonizado por una mujer.

Maggie O'Farrell se sube a la actual ola de la Historia vista desde el punto de vista de las mujeres y lo hace con gran acierto y conocimiento. El conocimiento deriva de su fabulosa documentación que, por si tuviera necesidad de aclarárnoslo -yo pienso sinceramente que no era preciso que lo hiciera- lo explicita en parte en la «Nota de la autora» que incluye tras el texto novelístico propiamente dicho; el acierto reside en la maestría que demuestra en el manejo de estos materiales. La historia de Lucrezia, casada por acuerdo de las dos familias -la de Médicis y la de Ferrara- y con enorme desacuerdo por su parte, la presenta la novelista desde la mentalidad actual. Visto así, es enormemente injusto todo lo que le sucede a esta mujer: ninguneada por sus propios padres y hermanos al ser la quinta hija del matrimonio formado por Cósimo I de Médicis y su esposa Eleonara, hija del Virrey de Nápoles; educada en la estricta vigilancia impuesta por su madre española; anuladas o escondidas sus innegables capacidades artísticas por el mero hecho de ser mujer; destinada por su condición a proporcionar descendencia, preferentemente varones, a su marido; encerrada por manifestar opiniones propias y contrariar al esposo; y siempre dispuesta a satisfacer los deseos de éste en cualquier momento. 

Es tal el número actual de novelas que inciden en denunciar esta injusta condición de las mujeres en el pasado que como ocurre con cualquier otro exceso la mente del lector ya se bloquea y el beneficioso y legítimo efecto perseguido por tal revelación se pierde en gran medida. Al menos esa es la impresión que constantemente se imponía en mi interior durante los días que he dedicado a la lectura de El retrato de casada. Todo lo que se muestra relativo a las injusticias soportadas durante esa época por las  mujeres por el mero hecho de serlo lo conocía, lo sabía y desde hace tiempo tiene mi completo repudio. Pero, decía para mí, aparte de esto algo más tendrá que contener la novela. Y sí, algo más hay, pero todo ello bastante predecible y sabido: la doblez masculina (Alfonso d'Este es tierno sólo para el amor conducente a la procreación; muy cruel para todo lo demás, especialmente si el ansiado heredero no se anuncia siquiera); las dudas en Lucrezia, la esposa, ante tan taimado comportamiento; la sororidad producto del aislamiento en que se obligaba vivir a las mujeres; las envidias entre unas y otras a causa  del miedo a ser castigadas por el Duque (las hermanas Elisabetta y Nunciata entre ellas y hacia ella); los consejos de Eleonora, madre de Lucrezia, desatendiendo del todo sus peticiones de auxilio; el mecenazgo propio de las cortes renacentistas italianas que provocaban la adulación de los artistas allí cobijados (el Bastiniano, autor del retrato, y también el poeta Torcuato Tasso que se cita al hablar de la corte de Ferrara); etc.

Pero si todo es tan predecible, ¿cómo es posible que hayas aguantado y hayas completado la lectura?, me preguntaréis. Pues sencillamente porque el texto es de una gran hermosura, quizás un tanto recargado en ocasiones, pero bellísimo siempre. La estructura, la disposición de la historia, también me ha gustado en extremo: comienza en 1561, sabiéndose en peligro de muerte Lucrezia y manifestándolo de esa manera (monólogo interior sobre todo) que utiliza la escritora para escribiendo en tercera persona penetrar en la mente del personaje y mostrarlo bien a las claras: 
«Lucrezia agarra el borde del plato con los dedos. La certeza de que él pretende acabar con su vida es como una presencia a su lado, como si un ave rapaz de negro plumaje se hubiera posado en el brazo de la silla»
Sabiendo esto desde la página cuatro, todo el camino lector hasta culminar las cerca de 400 páginas de la obra se mantiene gracias al suspense, a la duda por conocer si verdaderamente esta muerte se producirá o no,  algo que no voy a decir aquí pues es uno de los alicientes del libro. Hasta llegar a su final la narración retrocede (analepsis) y avanza (prolepsis) en los capítulos situados en su mayoría en los años 1560 unos y en 1561 otros, pero también en años anteriores como en 1544, cuando se produce la concepción de Lucrezia por parte de Cósimo y Eleonora, pasando por 1554 año en que vemos cómo Lucrezia crece  dando muestras de su carácter independiente y de sus dotes artísticas, o 1557 cuando llega la petición de matrimonio por parte de la corte de Ferrara y Lucrezia logra esquivar la situación durante dos años gracias a las argucias de su aya Sofía. Dentro de los propios capítulos hay también movimientos espaciales gracias al recurso del contrapunto que en la novela se utiliza con frecuencia; dichos cambios simplemente se marcan mediante un espaciado mayor entre los párrafos que los contienen. 

Pero sin lugar a dudas es el lenguaje lo mejor de esta novela. Un lenguaje lleno de imágenes y metáforas, de una precisión léxica extraordinaria. Como ya manifesté al hablar de Hamnet se nota que Concha Cardeñoso, la traductora, se esfuerza en la búsqueda del vocablo exacto, preciso, fiel a la frase y al contexto temporal. Es un vocabulario preciso y adecuado para la época que en un amplio porcentaje ya aparece en su novela anterior. Por ejemplo 'Carriola' (Cama baja o tarima con ruedas), 'tederos' (Pieza de hierro sobre la cual se ponen las teas para alumbrar), 'Balia' (Palabra italiana que significa 'nodriza'), 'Opalina' (De color entre blanco y azul con reflejos irisados), 'Dríadas' (Ninfas de los robles y de los arboles en general), 'Hastiales' (Parte superior triangular de un edificio donde reposan los dos tejados), 'evirati' (castrados), 'Vitela' (Piel de vaca satinada que sirve para pintar o escribir en ella), 'picazo' (De color blanco y negro mezclados de manera irregular [en las caballerías]), 'Uxoricidio' (Muerte causada a la mujer por su marido), etc.

Es un libro que se disfruta leyéndolo, que contiene una plasticidad en las frases que contagia y anima a seguir gozando con las palabras, frases y oraciones con las que Maggie O'Farrell describe el paisaje, a las personas, los edificios y sus estancias donde estas viven
«Lucrezia pasea con unos zapatos blandos y un vaporoso vestido amarillo. Lleva una cofia azul claro en la cabeza sobre la que caen con curiosidad unos suaves rayos de sol, que se le posan en la coronilla y en la frente como caricias de un animal domesticado
 El lenguaje, algo recargado a la hora de describir los espacios, sin embargo se adelgaza, se simplifica y pasa a la frase corta cuando describe la cotidianidad, el costumbrismo, la vida de los que habitan en palacio o en el exterior de éste
  • «Una formación de soldados desfila por el puente, tres filas de a dos, con la espada al hombro. Cruzan la plaza y desaparecen por una calle lateral. Un hombre de capa negra se acerca por el puente y el portero le franquea la entrada. Salen dos criadas con sendas cestas, en el centro de la plaza se separan y la más alta le dice algo a la otra, que hace un gesto de despedida con la mano.»
  • «Ve el ir y venir de los ferrareses, que cruzan la plaza hacia un lado, después hacia otro. Ve a los niños, que van de la mano de sus padres. Ve a una mujer que lleva una bala grande de tela a la espalda, a un hombre que hace rodar un barril empujándolo con los pies, descalzos y sucios, a una niña tirando de un perro atado con una cuerda, a dos hermanos cargados con haces de leña.»
Y naturalmente es el lenguaje el que nos sirve para penetrar en el interior de la protagonista y saber de sus dudas:
  • sobre las intenciones de su esposo
    • «Este hombre sin duda es distinto del que ordenó la muerte de Contrari. No pudo haber sido él. Este es su marido, que la ama, o eso parece; ese fue el gobernador de Ferrara. Son el mismo hombre; son hombres distintos, el mismo, pero diferentes.»  
y/o 
  • sobre lo que ella, quizás, debería de hacer como mujer que es
    • «A lo mejor todo se arregla. A lo mejor se ha equivocado con las intenciones de Alfonso. Podría concebir un hijo, podría darle un heredero, podría seguir siendo la duquesa. Podría.»

El título
MAggie O'Farrell, siglo XVI
A punto de dar por finalizada esta reseña caigo en la cuenta de que nada he dicho sobre el título de la novela, El retrato de casada. La verdad es que mucho no puedo decir sobre el mismo si es que -como así es- no quiero descubrir datos importantes que destrozarían el disfrute de la lectura. Sólo diré que entre nobles y aristócratas, en la época en que transcurre la novela, los jóvenes que iban a contraer matrimonio por acuerdo de sus respectivas familias conocían los rasgos físicos de él o de ella a través de retratos que se intercambiaban con la petición y/o la aceptación. A Alfonso d'Este el de soltera de Lucrezia le pareció que no le hacía justicia y encargó al pintor Bastiniano que estaba bajo su mecenazgo el retrato de casada de Lucrezia. El maestro envió a dos discípulos suyos -Maurizio y Jacopo- para que hiciesen esbozos y borradores de la duquesa. 
El retrato de casada y sus hacedores, junto a la afición y destreza demostrada por Lucrezia en la pintura, tienen una importante función en el desarrollo de la trama que se presenta. Así que hay que estar atentos a su realización. ¡Ah!, una cosa más. En un momento dado el duque mirando los esbozos que hacen Jacopo y Maurizio de Lucrezia que posa, ante una sonrisa de ésta exclama:
«Ahí está -murmura Alfonso, y las palabras llegan a los oídos de Lucrezia, que se encuentra en el lado opuesto, y le sonríe-: Mi primera duquesa -añade»
  

21 comentarios:

  1. Ah, querido amigo aún no me fui de tu blog y aparece otra reseña!!!
    Bravisimo!!! Tu ritmo y constancia es fatal.
    Estaba leyendo los Cómo y respuestas de otras entradas.
    Tendré presente esta También.
    Abrazo grande.

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  2. Hemos tenido la misma sensación, la de que a rebufo del éxito de Hamnet la autora se ha quedado en el siglo y ha pergeñado otra historia de muerte e injusticias hacia la mujer. No había yo pensado que pudiera utilizar la documentación que le sobró en su investigación para Hamnet. Hasta ahora siempre había escrito novelas ambientadas en época actual, como mucho se iba al momento de la Segunda Guerra Mundial, con tramas y problemas actuales.
    Usar el feminismo en una trama del siglo XVI queda tan extemporáneo como intentar juzgar aquella época con nuestros parámetros. Había una impunidad total para los hombres con respecto a "sus" mujeres y para los ricos con respecto a todo. No estaba bien, por supuesto, pero era algo tan asumido en aquellos momentos como lo era hasta no hace mucho dar una bofetada (o una paliza) al hijo rebelde. A nadie le parecía mal. De hecho tres mujeres del entorno de Lucrezia, que se sepa, murieron con mucha probabilidad a manos de sus maridos. Volvemos a lo que supone el anacronismo de tratar con el punto de vista de ahora lo que sucedía hace siglos. Sé que tú me entiendes, pero si alguien no lo hace y me trata de machista e incluso de psicópata asesina por estas palabras... de cada cual según sus capacidades.
    Tampoco me ha convencido del todo el final. Ya sé que es una novela y que hay muchas cosas que no se adaptan a la realidad ni tienen por qué hacerlo. La propia autora en esa nota final que mencionas, nos explicita algunas diferencias con la historia real, pero ese final del que no voy a hablar porque no debo...
    Y dicho todo esto, la he leído muy a gusto. La belleza de la prosa, a la que la traducción no es ajena; el interés de la historia, sea más o menos coincidente con la realidad; la precisión en las ambientaciones, tanto de exteriores como de interiores, de decorados o de ropajes, de comidas o de los entretenimientos que las acompañan, etc. Todo ello me la ha hecho muy agradable de leer.
    Un beso.

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    1. ¡Uf, Rosa, qué bien nos entendemos! Fíjate que según que mostraba mi sensación con la novela pensaba para mis adentros: "Ya verás, te van a decir de todo, por machista y tal y tal". No creo que lo sea, pero siempre los otros pueden juzgarte desde su punto de vista y considerar que sí, que lo eres (ja, ja...). Por eso cuando he leído tu magnífico comentario me he sentido respaldado debidamente. Pensamos lo mismo. Tú dices "extemporáneo" (justísimo término), yo iba a decir "anacronismo" por eso de salirse de época y llevar al XVI conceptos y actitudes del XXI, pero me contuve por eso de que muchas personas leerían la palabra y la identificarían con el significado actual de 'anacrónico', o sea, algo del pasado, viejo, fuera de lugar. Y no, claro, yo creo que el feminismo y su justa lucha no está para nada fuera de lugar nunca. Por eso me contuve. ¡Ay, la autocensura qué daño hace y cómo nos influye!
      Y sí, lo digo en la reseña, la manera de escribir, de presentar los ambientes, las personas, el detallismo, el vocabulario... Todo esto me la ha hecho muy agradable de leer, igual que a ti.

      Besos (esta vez más que otras, ja, ja)

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    2. Lo del feminismo no lo digo por algo que le reproche a la autora, sino por haber leído la palabra en algún artículo sobre la novela. La autora no cae en el error de poner personajes feministas en su obra, cosa que se agradece porque en pleno siglo XVI poner a alguien feminista es como poner a un defensor de los derechos LGTBI, algo extemporáneo. Quise hablar del tema en mi reseña (que publicaré en un par de días), pero ya se me fue de extensión.
      Un beso.

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  3. Siempre es admirable que los autores se enfrenten a novelas históricas a pesar del riesgo de cometer algún error o descontextualizar situaciones no comparables al mundo de hoy. La novela lo tiene todo para adaptarse al cine aunque no me gustaría estar en la piel del posible guionista je, je.
    Un abrazo, Juan Carlos.

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    1. Hola, Miguel:
      Los anacronismos son inevitables en cualquier ficción histórica. Pero una cosa es enjuiciar una época desde la actualidad pero siendo respetuosos con el momento que presenta y otra llevar nuestra contemporaneidad al pasado y verlo desde esa óptica. Además de inverosímil resulta bastante absurdo y bastante engañoso. O'Farrell no cae en el exceso en este terreno pero sí que se sale de época cuando presenta pensamientos y/o actitudes de algunos personajes olvidándose de que estamos en el siglo XVI, en la época de Maquiavelo y sus postulados para quien los problemas de la mujer eran inexistentes dado que ellas no eran otra cosa que instrumentos de reproducción y placer. Así estaba asumido por todos, incluidas ellas mismas. Otra cosa es, exagerando el símil, como colocar un reloj de pulsera a un gladiador en una película de romanos: totalmente fuera de lugar.
      En cine esta historia como la anterior de "Hamnet" sí que quedaría bien, pero estoy contigo; ¡pobre guionista!
      Un fuerte abrazo

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  4. No la he leído pero lo haré, hasta ahora he leído toda su obra y a diferencia de lo que a la gran mayoría le ha ocurrido, a mi "Hamnet" me parece su peor novela, me aburrí solemnemente. No obstante y a pesar de tu escrupulosa reseña en breve acometeré su lectura.
    Siento no comentar más, leo mucho el blog pero en silencio.
    Gracias y un saludo.

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    1. Te confieso que sólo he leído estas dos novelas, Hamnet y El retrato de casada, por lo que no puedo opinar sobre el resto de su obra. Pero ya me dejas intrigado, Jorge. A mí, como sabes bien, Hamnet me gustó mucho, pero guiado por tu opinión quiero leer alguna novela anterior para valorar debidamente a la escritora.
      Muchas gracias por leer mi blog y muchísimas más por en esta ocasión haber dejado tu opinión por escrito. Me encanta dialogar con lectores amantes de la buena literatura.
      Un fuerte abrazo, Jorge

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  5. Es el último libro que he comprado. Tengo ganas de hincarle el diente. Un beso.

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    1. Me encantará conocer tu opinión sobre esta novela cuando la leas. Sé de tu buen criterio, Lady.
      Un beso

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  6. No descarto leerla, aunque tampoco sé muy bien si lo haré. Al igual que a ti también me gustó Hamnet y esta otra novela me llama la atención precisamente por dar la impresión de que sigue el mismo estilo, aunque veo por lo que comentas que tal vez lo que hace la autora es estirar ese estilo. La verdad es que tengo sentimientos encontrados con esta escritora. Sin duda escribe muy bien y tiene recursos narrativos originales. Probablemente sea eso lo que nos mantiene pegados a sus páginas.
    Besos

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    1. Pues en mi opinión, Lorena, eso es precisamente lo que nos lleva a leerla: su estilo, la manera que tiene de narrar, su indudable originalidad. Lo que ocurre es que también, creo yo, en una narración el contenido, la historia que se presenta importa tanto o más que la manera de contarla. En esta novela la historia a mí no me ha llamado tanto.
      Un beso

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  7. Jo, Juan Carlos, que yo tengo a esta autora pendiente desde que empezaron a salir reseñas de Hammet y ahora vienes tú a añadir otro título más. Además, me gusta saber que la traducción está tan cuidada porque, a veces, chico favor hacen los traductores a las obras. En fin, que a ver si algún día de estos descubro a esta autora. Ganas no me faltan. Besos

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    1. Ja, ja..., Marisa. No sé cuántos miles de títulos nuevos aparecen anualmente, es imposible estar a todos. Cuando llegues a Maggie O'Farrell creo que no te va a disgustar; es más creo que te gustará. A mí -lo digo en la reseña- me parece bastante mejor Hamnet que El retrato de casada, pero para gusto están los colores.
      Un beso

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  8. Estoy como Marisa, que tengo a esta autora pendiente desde hace mucho, pero no he logrado hacerle hueco. Así que me tientas mucho con tu reseña. A ver si me animo y logro colarla entre tanto pendiente.
    Besotes!!!

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    1. Pues te diría lo mismo que a Marisa. Y me gustará mucho cuando leas a la autora leer tu opinión.
      Beso grande

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  9. Me la regalaron el día del libro, la persona que me lo regaló se lo había leído y le pareció un novelón. Ya te contaré cuando lo lea. Tardaré tengo un acumulado importante de libros pendientes.

    Siempre es un placer leerte, Juan Carlos.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Como literatura vista desde el plano formal es un muy buen libro. Tú que eres poeta lo degustarás y disfrutarás como merece. Desde el punto de vista de la historia que cuenta pues ahí me ha convencido mucho menos. Pero en líneas generales sí es una novela que pasa el corte, que merece ser leída, vamos.
      Un abrazo y un beso

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  10. Querido Juan Carlos, como la lluvia no me ha permitido llegar a la tertulia para comentar ésta, nuestra última lectura, lo hago por tu estupendo blog. He leído tu reseña y estoy totalmente de acuerdo contigo en que es una obra menor. Me ha decepcionado, quizá por tener como referente a Hamnet que me entusiasmó, y a veces me ha sobrepasado por la profusa descripción y el ritmo lento de su acción. Es una novela lineal, aunque la autora se empeñe en cambiar de espacio y alternar los tiempos; a veces me parecía leer documentación histórica bellamente tratada; destacaré su maravillosa, densa y poética prosa que me ha recordado tantas veces las descripciones minuciosas del realismo. Lenta, carente de intriga, tediosa a veces, no es la la novela que esperaba de esta autora. El final que plantea no acaba de convencer, pues el intento de desligarse de la historia real, no es creíble, más bien una solución cuentística con final feliz. Espero que hayáis disfrutado de la tertulia y espero ansiosa tu reseña. Un fuerte abrazo amigo

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    1. Hola, Cecilia:
      La Crónica parece que se demorará un poquito porque hay amable discusión en el chat de wasap sobre el título de nuestra próxima lectura. Entra en él y echa tu cuarto a espadas para decidir finalmente qué leeremos.
      Bueno, de acuerdo contigo, aunque yo no sería tan duro (ja, ja...). Escribe muy bien esta señora. Fíjate que a mí casi lo que más me ha gustado es ese final abierto en el que introduce en el lector la duda de si será cierto o no, si estará soñando o imaginando, si tal o si cual... En fin, vamos chica, que la he leído pero no es la novela que me esperaba. Tras un enorme éxito, mantener el listón donde lo dejaste es ciertamente complicado.
      Espero que no te mojases demasiado ayer. Nosotros acudiendo a La Perla nos calamos un poquitín, pero nada que no pudiera solucionar una buena cerveza y conversación con unas excelentes amigas.
      Un beso

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