Tom había muerto hacía más de un lustro, una muerte absurda, pensó el viejo Curtis abatido; como todas las muertes que llegan antes de tiempo, porque por entonces su amigo solo tenía sesenta y un años, y con esa edad uno espera poder vivir un poco más […]
«Hacerse viejo no sirve más que para recordar la tristeza», pensó Curtis mientras, tembloroso, se liaba un cigarrillo. (pág. 62)
La autora
De Ana Merino sabía ya, antes de leer este libro, algunas cosas. Por ejemplo, que es hija del escritor José María Merino, por lo que aunque nacida en Madrid está muy relacionada con la provincia de León de donde es natural su padre. León, es cosa bien sabida, es una auténtica nación de escritores (no, yo no participo de la peregrina idea de la Nación Leonesa en sentido político, pero no hago ascos a la literaria). Muchos son los leoneses que se han sentido tentados por el diablo de la literatura: Josefina Aldecoa, Jesús Torbado, Luis Mateo Díez, José María Merino, Jesús Fernández Santos nacido en Madrid pero de familia leonesa, la poeta Amparo Carballo Blanco y tantos otros.
Literariamente también sabía que Ana Merino cultiva fundamentalmente la poesía y que ya son al menos nueve los poemarios que han visto la luz. Wikipedia me sirve ahora mismo para conocer que ha escrito teatro y que le interesa mucho el mundo del cómic que ha estudiado en "El cómic hispánico" (2003), que indaga sobre el cómic en Iberoamérica, y en un ensayo de más alcance titulado "Diez ensayos para pensar el cómic" (2017). También es autora del texto de un cuento infantil ("Martina y los piojos", 2017) ilustrado por Axier Uzkudun. "El mapa de los afectos" es su segunda incursión en la narrativa; la primera fue una novela dirigida a un público juvenil titulada "El hombre de los dos corazones" aparecida en 2009.
De su vida personal y profesional sólo me interesa para reseñar esta novela, ganadora del Premio Nadal 2020, saber que en 2011 diseñó en la prestigiosa Universidad de Iowa el primer MFA de escritura en español. El Máster de escritura creativa de la Universidad de Iowa es uno de los más prestigiosos de todo Estados Unidos, habiendo sido esta Universidad la iniciadora en 1936 de los cursos de posgrado para escritores. Por las aulas del Writer's Workshop de esta institución pública, han pasado como alumnos o profesores, entre otros, John Irving, John Cheever, Kurt Vonnegut, Jane Smiley o Philip Roth.
Allí en Iowa conoció y se casaría con el también poeta y narrador Manuel Vilas. Y allí, aunque ya no dirigiendo el MFA de escritura en español, sigue viviendo. Según ella, y cuando se lee su novela así se constata, en estos 24 años que lleva en USA se ha americanizado muchísimo viviendo siempre en localidades rurales en las que las relaciones humanas son muy intensas.
"El mapa de los afectos"
Leyendo la novela entramos en la vida cotidiana de una localidad rural del medio oeste americano, en Iowa. Estamos en lo que se denomina la América profunda. Asistimos, en las 155 páginas que ocupa la historia distribuida en 22 capítulos con título más un epílogo, al discurrir diario de toda una Comunidad cuyos miembros con sus secretos y sus evidencias, sus pequeños deslices amorosos, sus menores y sus grandes vicios, se relacionan íntimamente unos con otros. En sentido amplio no hay un personaje protagonista claro pues en realidad toda la localidad es protagonista de la vida y las vidas de todos y cada uno de sus integrantes. Es, pues, una novela coral.
Muchos son los asuntos que se tocan en el relato; verdaderamente creo que quizás demasiados: la inmigración, la homofobia, el feminismo, el alzheimer, la hipocresía religiosa, el alcoholismo, la adolescencia, la guerra... y sobre todos ellos o, mejor dicho, envolviéndolos está el amor. Un amor que conoce distintas maneras de mostrarse: a través de la inocente mirada del niño Samuel enamorado platónicamente de la señorita Valeria, su maestra; personificado en la condición de amantes de Tom y Valeria; en los celos de Gina, la mujer de Greg; en la mera y sana amistad existente entre David y Greg, compañeros de trabajo; en el amor equivocado y felizmente resuelto entre Valeria y Paul; etc., etc. Dentro de este abanico de personajes hay algunos que en cierto sentido funcionan como hilos principales de este entramado: Valeria, Sam, Rita... Pero no se puede desdeñar la importancia que tiene el grupo de las mujeres. La verdad es que ellas son los personajes más abundantes y las hay de todas las clases y pelajes desde la educada y estudiada señorita Valeria hasta la estriper Emily pasando por una infinidad de tipos diversos: Rita, la granjera amante de los animales que en su casa de campo recoge gatos y galgos; Aurora, la ingeniera española 'desterrada' a la sección americana de la empresa; Irene, sobrina de la fallecida señora Claire a la que odiaba, cuyos sentimientos ha de ocultar ante los vecinos de ésta; Marcela Sánchez, la mexicana inmigrante objeto de todo tipo de abusos que soporta silenciosamente; las impostoras feministas que actúan con autoritarismo y desprecio; etc.
Esta amplísima galería de personajes se despliega en la narración de una manera natural, nada forzada. Incluso diré que a veces la autora juega con el lector colocándole en una especie de 'in media res' frente a una situación ya cumplida de la que en principio éste desconoce todo. Es sólo prosiguiendo la lectura que se hace uno con el dominio del relato y logra ubicar debidamente cuantos elementos narrativos en él actúan. Es en ese momento cuando se produce la satisfacción que acompaña al buen lector. Y esto sucede así en prácticamente los 22 capítulos que forman el volumen. Unos capítulos que bien podrían leerse como relatos independientes unos de otros, como cuentos se diría, dada la estructura que la autora les da: inicio en mitad del asunto, una narración con entidad propia y una resolución que en la mayoría de los capítulos tiene un hálito poético innegable. Lo que con mucho acierto hace Ana Merino es que los actantes o actores de diferentes historias particulares lo sean también, aunque no siempre en el papel principal, de muchas otras que forman la novela. Así, de una manera muy natural, sin estridencias, sin forzar la máquina para nada, con la sencillez habitual con que se desarrolla la vida cotidiana en cualquier comunidad humana se despliega ante nosotros lo que esta novela es: un mosaico de la cotidianeidad de un grupo humano en el que lo que predomina sobre todo -y viene a justificar su existencia como grupo- es el buen rollito, las buenas vibraciones en las relaciones, la bondad..., por encima de la toxicidad, la maldad, los abusos y la hipocresía que aunque también existen en este colectivo (un pastor protestante abusador, una asesina, unas mujeres injustas con otra, etc.) no son los que prevalecen.
Mis expectativas ante esta novela, dada la cualidad de poeta aneja a la autora, eran las de encontrarme en ella un lenguaje anegado de poeticidad. No me lo ha parecido salvo en el cierre de algunos -la mayoría- de los capítulos:
- "El hijo de Maggie Curtis tragó saliva, miró a la señora Dolan con dulzura y pidió unas tortitas con arándanos y sirope de arce, como cuando de niño apenas intuía lo que era la tristeza. Ahora la sentía como una punzada de pedazos de uña azul celeste." (final del cap. 3)
- "Su padre está cautivo en un planeta extraño del que no puede escapar. Lleva mucho tiempo náufrago en una lejana galaxia de borracheras y abandono." (cap. 11)
- "Irene pensó que era el momento de irse y dejar que en aquella casa también brotaran las semillas de los mejores deseos y se quedara en el gesto de Dios que se inventó el mundo, antes de que las estrellas iluminaran la noche, mucho antes de que la humanidad poblara el planeta"." (pag. 100, cap. 15)
Me parecen también muy reseñables algunas frases, cargadas de pensamiento crítico, que la escritora esparce por el texto:
- "Diana P. mira a su madre y piensa en lo pisoteada que se siente por culpa de ese feminismo impostor que está adquiriendo poder político y utiliza el discurso de la igualdad para ocupar puestos por paridad, no por méritos." (p. 109)
- "A Aurora le molestaba tener que hablar mal de su país, pero consideró que Rita, la redentora de galgos, tenía que saber la verdad de lo que pasaba con ellos en España." (p. 134)
- "La aspiración burguesa de las apariencias combinada con la picaresca clásica del que quiere vivir sin trabajar o haciendo lo mínimo." (p- 75)
Es innegable que Ana Merino ha vertido en esta novela mucho de su vivencia personal. Su experiencia vital durante ya 24 años en tierras norteamericanas le han hecho penetrar con tino en la esencia de esta sociedad. Unas gentes que en general y predominantemente se mueven por la bondad y la buena relación de vecindad. Esto, ya lo he dicho antes, lo muestra la novelista en estos relatos que, como en "El diablo cojuelo" de Luis Vélez de Guevara que destapaba una noche los tejados de las casas de los madrileños, nos descubren la vida diaria de estos habitantes de la América profunda que ella conoce muy bien y que teniendo claros y oscuros como todos, en ellos predomina con mucho lo positivo sobre lo negativo, la parte bondadosa sobre la maligna o tóxica.
"Por lo visto, ese nuevo feminismo consistía en hacer intercambiables a las mujeres. No importaban los méritos, la etiqueta de mujer era suficiente. El carnet de sexo femenino y amiga de la directora bastaba. Qué gran autoridad la de su nueva jefa. Qué valiente ese feminismo de amiguitas cantamañanas: se llenaban la boca con la palabra mujer. El nuevo feminismo era tan sectario como la política de partidos" (pág. 107)
Es cierto que esto que digo en el párrafo anterior son simplemente intuiciones mías sin comprobación empírica alguna (habría que preguntárselo directamente a Ana Merino y a saber si ella nos resolvería la duda), pero me parecen no del todo inverosímiles, aunque quizás inciertas completamente.
Para finalizar
Salvando las distancias, que en mi opinión son muchas, "El mapa de los afectos" me ha recordado un poco, en esa manera de estar construida a base de relatos cortos ensartados por dos o tres hilos temáticos que los cruzan, a Lucía Berlin y su "Manual para señoras de la limpieza" [lee mi reseña aquí]. Pero ya digo que son muchísimas las diferencias entre ambas en especial el innegable aliento poético constantemente presente en la norteamericana y que para mi sorpresa no he encontrado en la española.
Creo que es completamente auténtica la americanización que la escritora dice haber sufrido tras sus muchos años de estancia en los Estados Unidos. El tono y el ritmo de estos 22 capítulos están plenamente enraizados en la peculiar manera de narrar que se hace por aquellos lares. Un modo de construir y de hacer relatos que me agrada muchísimo. Lucía Berlin, Raymond Carver, John Cheever, Jonathan Franzen, Richard Ford... y tantos y tantos otros autores de ese país palpitan en la cotidianidad de esa comunidad del medio oeste americano que muestra Ana Merino en su primera novela para un público adulto. Su experiencia como profesora-directora de la Escuela de Escritura Creativa de la Universidad de Iowa con las innumerables lecturas que habrá tenido que realizar y asimilar para ello creo que se traslucen muy positivamente aquí.
Me gustará comprobar la calidad narradora de esta madrileña de raíces leonesas transmutada en estadounidense en próximas novelas que espero dé a conocer. Siempre la obra siguiente a la premiada y elogiada es la que marca el auténtico nivel del artista. ¿No lo veis vosotros también así?
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Nota: Esta novela fue la lectura de mayo de la Tertulia "más que palabras..."
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Nota: Esta novela fue la lectura de mayo de la Tertulia "más que palabras..."
A mí me ha gustado mucho la novela, la forma de relacionar las historias y los personajes y como está narrada ha sido una muy grata sorpresa.
ResponderEliminarBesos
Es una interesante novela con una manera de narrar no muy habitual por estos pagos.
EliminarUn beso
Durante mucho tiempo seguí de cerca a los autores leoneses. Recuerdo que Vázquez Montalbán, creo que fue en "El quinteto de Buenos Aires", aunque no estoy segura, bromeaba con los escritores leoneses. A los que mencionas yo añadiría Juan Pedro Aparicio, por hablar de novelistas, porque poetas hay unos cuantos también entre los que sobresale Gamoneda.
ResponderEliminarA José María Merino lo tengo muy leído, aunque hace bastante que no lo visito y no sabía que esta autora fuera su hija, a pesar de que tengo el libro apuntado desde que le dieron el Nadal. es un premio que aún me da garantías de calidad, aunque ha habido sus cosillas.
El que hables de su americanización y compares su narrativa con los autores que lo haces, me anima muchísimo a leerla, aunque lo de feelgood...
Hace años que no sigo a los nuevos autores de mi tierra, salvo a Ruy Vega al que reseño sus novelas de ciencia ficción que son muy interesantes y originales en la forma, pero sé que hay nuevas figuras escribiendo en mi provincia.
Un beso.
Hola, Rosa:
EliminarEntiendo perfectamente tus reticencias ante esa calificación que muchos dan a la novela de feel good por eso de primar lo bondadoso y cooperativo en una comunidad sobre lo maligno y egoista. No obstante diré para tu tranquilidad que la etiqueta 'feelgood' no he querido rehuirla por eso de que se la he visto a muchos cuando reseñan la novela, incluso hasta ella misma en una entrevista vino a insistir en esas características de bonhomía y buen rolli, o sea, lo feelgood.
Creo que te gustará comprobar si es que coincides con mi idea de que el estilo de la literatura norteamericana se vislumbra en esta novela.
De los escritores leoneses que citas sí conozco a Juan Pedro Aparicio, pero de Ruy Vega no he leído nada. Sí que es curioso que una provincia (grande y espaciosa desde luego) haya dado tanto fruto literario.
Un beso
¡Hola, Juan Carlos!
ResponderEliminarEn mi opinión la segunda novela de cualquier autor es la prueba de fuego. Más aún si el primer libro fue exitoso. Por otro lado las novelas ambientadas en la América profunda -las pelis también- me encantan.
Anotada queda.
Abrazos y gracias por una reseña tan bien cuidada.
Muchas gracias por tu comentario y tus palabras, Miguel. A ver si en la siguiente novela se corrobora como digna ganadora de este Premio Nadal siempre prestigioso. Espero que sí, pero...
EliminarUn abrazo
Fíjate, me tocó en un sorteo y me moría de ganas por leerla, pero la dejé "para otro momento" y ahí sigue 😖
ResponderEliminarTengo que empezar a intercalar lecturas entre Clásicos o se me acumularán demasiadas 🙄
Un beso.
Hola, Yolanda:
EliminarEs que últimamente te veo muy echada en brazos de los clásicos, sí (ja, ja...). Te diré que se lee en un pis pas.
Un beso
Que abarcara tantos temas me echaba al principio un poco para atrás pero al final has logrado que sienta curiosidad por esta novela.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues a ver qué te parece, Margari.
EliminarBesos
Me sorprendió mucho esta novela. Debo confesar que cuando fue premiada no llamó mi atención y prácticamente la descarté, pero finalmente llegó a mí por sorpresa y una persona, de cuyo criterio me fío con los ojos cerrados, me dijo "es de las tuyas". Y así fue.
ResponderEliminarBesos.
Es que cuando alguien de quien te fías mucho mucho te dice lo que esa persona te dijo a ti es evidente que hay que ir rápido a por ese libro porque sabes que vas sobre seguro. Tener alrededor física o virtualmente buenos consejer@s siempre es muy conveniente.
EliminarA propósito, ¿hiciste reseña de ella? Daré una vuelta por tu blog por si ha sido que sí.
Un beso
Hola Juan Carlos, soy Marybel del blog Anonyma Veneciana (https://anonimaveneciana.blogspot.com/) y es la primera vez que visito tu blog.
ResponderEliminarNo he leído tu propuesta, pero me ha gustado como has reseñado la entrada. Fluido y claro.
Gracias por la recomendación.
Un saludo
Hola, Marybel:
EliminarMe encanta que te haya gustado la reseña y la manera de hacerla. Espero verte más a menudo por aquí. Yo ahora me pasaré por tu blog "Anonyma Veneciana".
Saludos
Me parece mentira que en tan pocas páginas pueda la autora desarrollar la vida y costumbres de toda una comunidad con tan variopintos personajes. Si además su forma de escribir es casi poética y filosófica pués ya me quedo pasmado del todo. La tengo en cuenta, aunque la vida y las formas de los americanos la verdad es que siempre me descoloca.
ResponderEliminarUn abrazo, Juan Carlos.
Quizás la manera que tiene de mostrar la vida cotidiana de toda una comunidad a base de calas diversas sea de los aspectos más destacables de la novela. Luego ya vendría el ambiente plácido que logra comunicar y esas reflexiones o dardos que de vez en cuando lanza de manera en mi opinión muy atinada.
EliminarUn fuerte abrazo, Javier
¡Hola! Desde el primer momento me ha llamado la atención la novela y eso que no soy mucho de leer Premios, aunque he de reconocer que siempre he pensado que el Nadal era otra historia. Me ha encantado también conoccer más a la autora, que aunque ya había oído hablar de ella, no sabía muchas de las cosas que nos cuentas (desconocía que era la mujer de Vilas)
ResponderEliminar¡Genial tu reseña!!!
Besos!
¿Y que era hija de José María Merino? eso también fue una sorpresa para mí. Bueno cuando la leas me dices qué te parece. En el grupo de lectura en que participo la comentaremos el próximo lunes. A ver qué dicen las compis.
EliminarUn beso
¡Hola de nuevo! No, eso también lo desconocía. Creo que solo sabía que había ganado el Premio, porque cuando llegó la novela a la biblio todo el mundo quería leerla, creo que el Nadal atrae mucho a la gente, yo diría que más que otros Premios más conocidos.
EliminarSi al final me decido, seguro sabrás de mi
Hola Juan Carlos.
ResponderEliminarLa verdad es que he visto mucho esta novela pero no me había llamado la atención. Ahora tras leer tu opinión y saber que a Inés también le ha gustado, la pongo entre posibles compras.
Un besazo.
Bueno, ya sólo por ser un Nadal puede merecer ser leída, aunque no sea la mejor novela de todos los tiempos desde luego. Creo que gusta siempre que no se busque la excelencia, claro.
EliminarBesos, amiga
Juan Carlos qué buenísima reseña has hecho. Has sido capaz de desmigar el relato con mucha maestría. A mí me gustó esta novela, y me costó mucho hablar de ella, quizá por todos esos temas que mencionas. Sí me encantó el retrato de ese ambiente rural, opresivo,... Y tienes mucha razón cuando dices que hay mucha poesía, que ha volcado mucho de su experiencia vital, tanto es así que, parece que incluso ha volcado su visión de la enfermedad. Ana Merino sufre de epilepsia y si te fijas, en la novela hay mucha enfermedad, al menos, a mí me lo pareció. Eso le dije cuando la entrevisté y mira lo que contestó. http://www.lecturapolis.com/2020/02/ana-merino-creo-mucho-en-la-literatura.html Un saludo.
ResponderEliminarHola, Marisa:
EliminarGracias por lo que dices sobre mi reseña. No sabía nada de su enfermedad y durante la lectura de la novela no he caído en el asunto de la epilepsia que comentas, es por eso que corro a leer la entrevista que le hiciste en "Lecturapolis".
Un beso
A mí al principio no me llamó nada la atención. Luego empezaron a salir reseñas positivas y me surgió la duda. Ahora mismo, sinceramente, no sé qué hacer. Probablemente, ante la duda la deje pasar pero si cae en mis manos... ¿quién sabe?
ResponderEliminarBesos
Hola, Margarita:
EliminarQué quieres que te diga, amiga mía. Siendo sincero sí que me parece galardón excesivo haber ganado el Premio Nadal. En la tertulia de amigos donde la comentamos esta misma semana esa concesión nos llevó a estimar el poco valor que entre los lectores hoy tienen estos premios en su día tan prestigiosos. Nos pareció que estaba finalizada con mucha rapidez y que por eso había flecos sin el debido cierre.
Tu decisión es perfecta, leerla si cae n tus manos pero no ir corriendo a buscarla. Cuando caiga en tus manos te diré que la puedes leer en poco más de 3 horas. Es cortita.
Besos
reseña en la que señalas perfectamente el contenido y la forma de la novela de Ana Merino pero creo que te has contagiado del buenísimo de la misma, ya que casi todas las historias acaban bien y hasta los asesinatos quedan en el limbo de la inconcreción sin resolver, ni juzgar. La novela me parece un producto sin demasiada elaboración, realizada con prisas, sin un estudio profundo de los personajes. Los grandes autores que mencionan creo que describen una América más realista y no tan rosa. Pero tienes razón en que habrá que esperar a su siguiente novela para ver qué camino tomar si narrativa. Enhorabuena por la reseña y un fuerte abrazo
ResponderEliminarHola, Cecilia:
EliminarCreo que ya comentamos en la tertulia que en una Comunidad no todo es claro y diáfano, que en ella hay gente de todos los pelajes. En mi opinión que la Justicia no caiga sobre la asesina de ¿Lilian? no es mayor problema habida cuenta la composición de la novela a base de cuentos ensartados. En un cuento lo que se da es un flash, un fogonazo de una situación, y se deja ahí. Es por eso que yo considero que no son capítulos de algo más grande sino simplemente estampas de una Comunidad en las que al ser una localidad pequeña muchos personajes intervienen en unas y en otras, pero no hay un hilo argumental de planteamiento, nudo y desenlace.
Desde luego estoy contigo en que la piedra de toque de su valía como escritora de novelas se verá en su siguiente obra, si es que algún día la escribe. Yo creo que ella es más de regate corto, de intuiciones expresadas de manera sintética. Y para eso la Poesía y el Cuento son mejores recipientes.
Gracias por dejar tu comentario.
Un beso