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9 may 2019

Gómez de la Serna. "El caballero del hongo gris"

Greguerías, Vanguardias españolas, Ramonismo
Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888, - Buenos Aires, 1963) fue una vanguardia en sí mismo. Su novela "El caballero del hongo gris" es, de las 18 que escribió, la que toca el tema del mundo financiero satirizando su vana superficialidad y apariencia. La novela en cuestión aparece en 1928, momento en que las vanguardias artísticas están en plena ebullición. Concretamente en España es el momento en que los miembros de la denominada Generación del 27 vienen de realizar el homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla y en que los cafés son los lugares de reunión de jóvenes intelectuales que viven entusiasmados dentro del mundo artístico de la literatura, la música y la pintura. En estos cafés se organizan tertulias en torno a un maestro, un líder creador intelectual. Gómez de la Serna es el oficiante de algunos intelectuales que se reúnen en torno a él en el famoso Café de Pombo hoy desaparecido del que Gutiérrez Solana, partícipe en él, dejó reflejado en cuadro inmortal.  

En esta novela encontramos a Leonardo, un joven vividor, que decide comprarse un sombrero, en concreto un hongo gris, a fin de adoptar un aspecto de caballero respetable que le sirva para mejor ejecutar los timos, engaños y fraudes que practica. Además de su aspecto respetable, Leonardo tiene un criado de toda la vida llamdo Julio que a ojos de los demás reduplica la imagen de persona honorable de la que vive; y por si esto fuera poco, físicamente Leonardo es un hombre muy bien parecido que encandila a las mujeres. En definitiva estos dosson los  impulsos que mueven a este hombre: la conquista del sexo débil y hacerse con fuertes cantidades de dinero.

El dinero vendrá hacia él gracias al innegable ingenio que posee y que pone en práctica proyectando negocios de supuestas enormes ganancias que harán que inversionistas ajenos a él, convencidos por su labia y buenas maneras, le entreguen dinero a espuertas con el convencimiento de que se trata de negocios sin riesgo alguno y con considerables beneficios. En la novela vemos a este hombre proyectando zoos, de representante de coches de importación, promoviendo la denominada 'Gran Sociedad del Chimpancé' para que la ciencia experimente con ellos en los hospitales, creando consorcios bancarios de nombres extraños como el 'Consorcio bancario Técnico y de Comisiones', de manager de boxeadores, de importador de billetes falsos, e incluso promoviendo un negocio legal de intermediación en la importación de carne que, como no podía ser de otra manera, al ser legal no le seduce mucho y decide abandonarlo.

Novela intelectual española, Humor novecentista, Ramonismo
La novela es una novela cosmopolita como es propio del Novecentismo, movimiento al que por actitud y época se adscribe su autor. La historia que Gómez de la Serna presenta transcurre en diferentes e importantes ciudades europeas: Barcelona, París, Génova, Roma, Lisboa, Londres... La justificación para que Leonardo, bajo esta identidad o cualquiera de las que va adoptando en su deriva europea, pero siempre bajo ese hongo gris que parece protegerle de cualquier eventualidad, visite tal variedad de capitales europeas es la necesidad de huir de las distintas ciudades donde se encuentra a fin de evitar ser apresado por las fuerzas del Orden. Al motivo de la huida por los engaños económico-financieros practicados se viene a unir en ocasiones la perentoria necesidad de escapar de los brazos de alguna mujer que se está mostrando posesiva en exceso con él. 

Todo el relato está construido bajo la férula del Humor que lo impregna todo. Al innegable humor de corte surrealista viene a sumarse el manejo poético que Ramón daba con frecuencia al lenguaje. No se puede obviar que Gómez de la Serna durante la década anterior ha ido dando forma a su creación literaria más importante: la Greguería, que venía a ser la mezcla de una imagen literaria audaz (metáfora) con el añadido del humor. Estas greguerías le nacían a Gómez de la Serna de manera casi casi natural y, lógicamente, también entran y con mucha fuerza en sus narraciones. En ésta en la que satiriza el mundo financiero europeo, el Humor es esencial. Es un humor cargado de lenguaje  poético, en el que las greguerías muchas veces vienen a ser auténticos versículos.

Al hablar del otro asunto que moviliza al personaje, la consecución de sexo, no se puede olvidar el momento en que se sitúa la acción y la consideración que en esos tiempos la sociedad tenía de la Mujer. Ramón muestra su ingeniosidad moviéndose dentro de esos parámetros que en esencia eran fundamentalmente machistas. Así frivoliza con esas 'mujeres modernas' que fumaban, iban solas o con amigas a cabarets nocturnos, no dependían de hombre alguno...[el concepto de 'mujer moderna' lo aborda Elena Fortún con muchísima claridad en su biografía novelada "Oculto sendero" reseñada por mí en este blog no hace mucho tiempo]  a las que él se acercaba
Estas conejas, con sus sedas que apenas visten de visillos sus cuerpos, son agradables, tienen la silueta de todas las mujeres que piden toda la vida por un amor, y, sin embargo, ellas no cuentan apenas una hora con la fidelidad de los hombres, pues como tienen que estar aquí hasta las 4 de la mañana, se les van antes los enamorados.” (101)
El humor que hay en el texto anterior a veces se tiñe de cierto sentimentalismo cuando viene a decirnos que todas las mujeres de esos cabarets nocturnos eran madres o Leonardo las veía como tales pues “todas ellas paseaban un niño por las mañanas”.

Los personajes, en especial las mujeres, son presentados con óptica muy machista, muy  de la época:
  • Aquella mujer de los ojos implorantes, gachones, [...] se había quedado viuda, y viuda porque su esposo se había suicidado por no poder sostener sus perfumes y quizá los volantes de seda bordada que movía con denguería excepcional, como si estuviese embarazada de mimo y de voluptuosidad” (dice sobre Aurora en la pág 23)
  • Con aquellos ojos entre risa y azules, tan grandes, no podría tener vejez [...]. Sus largos brazos al aire caían como dos largas cintas a ambos lados de su figura” (dice poéticamente sobre Alicia en pág.45)
El blog de Juan Carlos, Mujeres, Ramón Gómez de la Serna
A veces las mujeres no tienen individualidad propia, siendo englobadas en un colectivo como el de las cabareteras lisboetas. En uno de ellos, una de estas chicas, muy filósofa ella, le espeta la siguiente profunda reflexión  a este joven vividor, que le dará mucho de pensar: “Una noche es toda la vida... Lo que no es verdad es que muchas noches sean toda la vida.” (pág 81)

Según avanza la historia vemos a Leonardo evolucionar en su relación con las mujeres de manera cada vez más odiosa y aberrante llegando a decir el narrador respecto al comportamiento del joven con Gaby, una mujer que reeencuentra en su segunda visita a Roma que “Leonardo había sido desde joven el hombre al que quieren los perros, primera condición para que le quisieran las mujeres,” (pág 169)

Si así son las mujeres, los hombres entroncan con la tradición literaria española más arraigada: Son pícaros, son criado y amo (Leonardo y Julio González), están constantemente  aprendiendo y dándose mutuamente lecciones de vida (Leonardo y su secretario Valentín).  Esta última pareja es remedo de la de Quijote y Sancho. Así tenemos a Leonardo, enseñando a Valentín a vivir sin dar golpe; éste a su vez cual fiel Sancho no deja de lanzar serias advertencias a Leonardo al ver la frivolidad con la que actúa. Son Leonardo y Valentín, en efecto, como el caballero y su escudero. El caballero es idealista y el escudero tiene los pies en el suelo cuando a propósito de la velocidad le dice que sí, que tiene razón y “que así es como hay que adelantarse a lo que ha de sucedernos al fin.” A lo que Leonardo le inquiere:”¿Y qué es eso que ha de sucedernos al fin?” Y Valentín responde: “El morir” (123)

En el personaje de Leonardo, en cuyo fondo se esconde el ingenio creativo del propio autor, se atisba a un auténtico precursor, un anticipador de fenómenos que con los años llegarían y que hoy son una realidad en nuestro mundo:
  • Publicidad: “Hay que gastar más en propaganda [...] Todo consiste en la propaganda. ¡Propaganda! ¡Propaganda! ¡Propaganda!” (pág. 47)
  • Velocidad: “La velocidad lo es todo… ofrecer velocidad es alcanzar un éxito entre las gentes del mundo moderno… velocidad para poder triunfar, velocidad para arruinarse, velocidad para vender, velocidad para no pensar en nada. Así creo que la velocidad es la que cohesiona el mundo…” (pág. 123)
  • Nuevas energías: Su negocio 'Sol artificial’ premoniza la tecnificación actual: “Países encharcados y arroceros querían curarse de toda su humedad gracias a aquel sol artificial que iba a telefonear sus rayos merced a un nuevo sistema de ondas” (46)
  • El automóvil y los desastres que el mismo ocasionará se vislumbra en una reflexión sobre la velocidad y el automóvil digna de un Marinetti futurista. De premonitorio cabe calificar el anuncio de la catástrofe que el automóvil ocasionará “cuando se ponga en circulación un automóvil más de los que aguanta el mundo…”(pág. 122) .
 Con razón -pienso para mí- este hombre polifacético y trabajador incansable tenía fama de chiflado entre sus contemporáneos. Pero no, para nada lo era, pues como se ve el mundo ha confirmado prácticamente todo lo que él imaginaba.

Pero esencialmente Ramón Gómez de la Serna es un maestro en el manejo del idioma que con él se hace poesía, crece y evoluciona. Es creador de atrevidos neologismos como son los anglicismos presentados con fonética castellana ('polisman', 'jiut su') y hace uso de palabras poco utilizadas ('guluzmeando', 'hopalandas') en línea con movimientos literarios del momento como el modernismo que buscaban la sonoridad, la plasticidad idiomáticas.

De las palabras aisladas Ramón pasa a la frase atrevida, hermosa, poética, aguda, con esa punta de humor en ocasiones que sólo él sabía darle y que le nacía de manera casi natural. Me refiero a las Greguerías:
  • El 22 son los dos cisnes que llevan cada mes al mar…” (pág. 84), 
  • La alfombra es la bandera de los suelos” (pág. 94), 
  • Un carillón ponía andamiajes de notas al cielo” (pág. 107), 
  • Las flores del cabaret son las flores más tristes del mundo, son flores alcahuetas, que ni agradecidas ni pagadas…” (pág. 114)
  • Las corbatas eran melenas del armario” (pág. 170)
Todo lo referido a su estilo característico puede resumirse en la expresión lenguaje poético, el cual le sirve para conformar una novela intelectual de tono humorístico. Los ejemplos de esta prosa poética en la que en definitiva está realizada esta peculiar novela son abundantísimos. Sirvan los siguientes de pequeña muestra:
  • Los cálices de cristal recibieron el oporto y el madera como tisana de la medianoche para curar la carraspera de las gargantas desgañitadas.” (pág. 97)
  • su puro se iba consumiendo como una serpiente moribunda” (pág. 99) 
  • En Génova (cap. XXIX) Leonardo le propone a Valentín hacerse “representante de automóviles y así podré estar todo el día dedicado a la velocidad con los lentes de talco de picapedrero de las distancias” (pág. 121)
  • Los ojos azules de Alicia le sumergían como grutas azules llenas de negras focas de pensamientos rebeldes” (pág. 52)
Revista MoonMagazine, Novela humorística

Para finalizar
He leído esta novela de este escritor por dos motivos: el primero, por el buen sabor de boca que me dejó la visita a la recreación que de su despacho de trabajo existe en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid; visita de la que dejé constancia en una reseña que publiqué, hace cosa de año y medio, en la revista MoonMagazine [para leerla pinchar aquí]. La segunda motivación ha sido doble: cumplir con el reto propuesto por Ana Bolox, "Doce pendientes", y añadir un título más para ir avanzando en el Reto "Nos gustan los clásicos" propuesto por Francisco en su blog "Un lector indiscreto".

Además de haberme servido para ir cumpliendo con los retos dichos antes, esta lectura me ha parecido muy interesante desde el punto de vista de la Historia de nuestra Literatura, pero, en mi opinión, a la novela en cuestión se le notan los años. Creo que el humor de los escritores del primer tercio e incluso casi de la primera mitad del siglo pasado ha envejecido bastante. Ya no hace tanta gracia a los lectores actuales pese al empeño de muchas personas y alguno que otro grupo político por mantenerlos siempre en candelero -y en cartelera- como si el tiempo no pasase por ellos. ¿Son estas 'arrugas' demérito? En mi opinión, no. Pero sí, un problema para que nuevos lectores se acerquen a estos autores. Sin embargo yo sí que recomendaría su lectura a todos aquellos que gustan de escribir pues el manejo que hacen (Gómez de la Serna, Jardiel Poncela, Miguel Mihura, etc.) del instrumento lingüístico es impresionante. Son una auténtica escuela. Por esta razón están ahí.

16 comentarios:

  1. Pues yo me voy a apuntar este clásico, por dos motivos.
    El primero tu estupenda reseña que me ha presentado una obra que desconocía. Y el segundo motivo es que este escritor lo tengo muy reciente por una novela que leí hace unas semanas, "Las máscaras del héroe", donde se hace un repaso estupendo de todos aquellos escritores de principios del siglo XX y de los albores de la Guerra Civil, con sus cafés de tertulias y con sus dimes y diretes, donde Gómez de la Serna tiene un papel casi estelar.
    Gracias por tan completa y esclarecedora reseña.
    Un besote.

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    1. "Las máscaras del héroe" de Juan Manuel de Prada lo leí hace años y lo recuerdo con gusto. Gómez de la Serna tiene un libro titulado "Senos" y Juan Manuel de Prada al hilo de esta obra del vanguardista creador de las Greguerías tiene otra titulada "Coños". Está claro que a De Prada le gusta mucho Ramón.
      Un beso, Paloma

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  2. Lo recuerdo vagamente de clase, he ido haciendo memoria según te leía pero así y todo creo que ha llegado el momento de una relectura.

    Besitos cielo 💋💋💋

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    1. ¡Ay, Yolanda, no va a haber tiempo para tanta relectura! Hablo por mí, naturalmente.
      Un beso

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  3. Me recuerdas que no he leído nada de este autor... Y esta obra ni la conocía. Tomo buena nota.
    Besotes!!!

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    1. La verdad es que llevaba en mi biblioteca desde ni sé cuándo. Creo que incluso viene de cuando vivía en casa de mis padres. Nunca la había leído, quizás porque en el mismo ,lugar había otra suya titulada "La Nardo" que sí había leído y no debió de gustarme mucho porque no repetí con otras novelas del autor. Hasta ésta .
      Y es que a Gómez de la Serna se le recuerda sobre todo por sus 'greguerías', que como digo en la reseña dejó esparcidas por doquier. En esta novela hay muchas también.
      Un beso, Margari

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  4. Recuerdo haberlo leído hace muchísimos años y no he vuelto a leer nada más de este escritor. Y me has hecho pensar en esa recomendación para aquellos a los que nos gusta escribir, entiendo que son virtuosos del lenguaje y del manejo de los recursos literarios para seducir al lector.
    Como siempre una instructiva entrada.
    Besos

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    1. Son escritores que disfrutan estrujando el idioma y sacando de él mucho más de lo que los demás solemos encontrar. De ahí el humor que practicaron, dado que el Humor es fundamentalmente lingüístico (el doble sentido, la desubicación contextual, la confusión intencionada....); el chiste, la gracia, surge de un buen manejo del lenguaje. Es en este sentido en el que me he atrevido a recomendar la lectura de estos autores a los que gustáis de escribir. Pero siempre -también lo advierto en mi reseña- hay que tener en cuenta que el paso del tiempo ha desactivado mucho del sentido humorístico que antes se escondía en esos juegos idiomáticos.
      Un beso grande, Conxita

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  5. Pues yo tampoco he leído nada del autor, habrá que ponerle remedio, en algún momento.
    Un beso ;)

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    1. Un clásico. Tiene casi 100 años. A ver qué te parece.
      Besos

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  6. Solo he leído un pequeño librito de greguerías, hace ya muchos años. Creo, como tú que aunque estén un poco perjudicados por el aso del tiempo, estos autores son imprescindibles para el que escribe o para el que quiere conocer un poco de nuestra literatura. Y además, el tiempo no ha sido capaz de destruir su humor. Lo que yo me he reído leyendo a Poncela (por ejemplo "Eloisa está debajo de un almendro") o a Mihura (y su "Melocotón en almíbar") no tiene precio.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa:
      Estoy de acuerdo contigo. Yo también me he reído mucho -y lo sigo haciendo-con Enrique Jardiel poncela y Mihura. Pero ya cuando daba clase (en los últimos años) fui viendo que a los chicos no les enrollaba mucho este tipo de humor. Bueno, me decía yo, ya se sabe como son estos chicos, están en otras historias, no se centran, lo toman como cosa de estudio y...; sin embargo ya la cosa me comenzó a escamar más y más cuando personas de mi edad y formación semejante (quizás, no intereses) al salir de ver una representación de "Tres sombreros de copa" me dicen que maldita la gracia que tiene la obra, que les ha parecido un coñazo y otras lindezas por el estilo. Y todo esto me lo dicen a mí que me ha partido el pecho con Dionisio, Paula, don Rosario, el negro Bubby y el resto de personajes. Me doy cuenta de que el humor inteligente, de tipo surrealista, que practican este tipo de autores no es bien entendido y/o recibido hoy día. Quizás, pienso, porque mucha gente no sabe -por falta de práctica, seguramente-, interpretar la comicidad escondida en unas frases inteligentes quedándose en el sentido literal, sin alcanzar a ver el doble sentido, la pirueta mental escondida bajo esa superficie. Una penita, vamos.
      A propósito leo hoy en prensa que en pocos días reponen en el CDN "Tres sombreros de copa". Me gustará leer las crónicas y los blogs por ver cuál es su recepción. Ojalá que mi percepción sea equivocada.
      Un beso

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  7. Querido Juan Carlos, Hoy Me quito el sombrero y, con tu permiso, me gustaría compartir esta entrada en las redes
    Besos

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    1. Como comprenderás, querida amiga, no podría sentirme más orgulloso. Muchas gracias por tus palabras y por compartir.
      Un beso

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  8. Hola!
    No soy de clásicos, y si bien es interesante la época, no termina de convencerme para leer .3.
    Igual, genial que lo hayas disfrutado :) y siempre es un gusto leer no solo la reseña, sino conocer un poco más el contexto y al autor.
    Saludos!

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