(Anü) "La vida consiste solo en eso: en suponer, en esperar, en sentir que su flujo en las venas es lo único que de verdad tenemos y que, cuando nos lo arrebaten, desapareceremos para siempre. [...] La vida era como una cadena en la que se sucedían interminablemente los eslabones. Las formas cambiaban, pero la vida era eterna. '¡La vida es Dios!', exclamó para sí, tapándose la boca casi al mismo tiempo, temerosa de que alguien la hubiera podido escuchar." (pág. 256)
Durante años el género de la novela histórica gozó de mis preferencias. Luego, como todo en esta vida, no sé por qué, la fui dejando un poco de lado casi sin saberlo. De vez en cuando intentaba volver a ella, pero los best sellers tipo 'Los pilares de la tierra', o los relatos de asunto egipcio como los escritos por Christian Jacq o de asunto griego como los firmados por Valerio Massimo Manfredi, y otros de esta especie nunca del todo consiguieron atrapar mi interés.
Cuando la editorial Carpe Noctem me envió información sobre una narración histórica que acababan de lanzar, leí con no excesivo interés la nota de prensa que acompañaba el correo. Sin embargo hubo algo que captó inmediatamente mi atención: la referencia explícita a que la ficción se apoyaba en la vida de Prisciliano, personaje misterioso donde los haya. Desde siempre la leyenda -o no tan leyenda- de que la tumba del apóstol que se venera en la catedral de Santiago de Compostela estuviere ocupada por este personaje herético, ha llamado vivamente mi atención. Hete aquí, pues, que Carpe Noctem ponía en mis manos una historia de ficción contextualizada en un momento histórico del que poco se sabe o al menos, poco sabía yo -el siglo IV después de Cristo- durante el cual se movió este personaje. Tenía pues que leerla. Así lo he hecho y su lectura me ha entretenido mucho que es lo que se debe pedir a la recreación de unos sucesos inmersos en las tinieblas legendarias de la historia.
El autor
Si el asunto que se novelaba llamaba poderosamente mi atención también me animó a la lectura de la novela los datos referidos al autor que se contaban en dicha nota de prensa. Por ella conocí que Alberto Gómez Vaquero es un hombre joven, castellanoleonés [para mí, ya un mérito compartido -permítaseme la broma-] (Valladolid, 1984), periodista desde 2006, profesor de Espagnol langue appliquée y Journalisme et civilization en la Universidad de Toulouse – Jean Jaurès, poeta ("Manual sobre cosas irreparables", ed. Poesía eres tú, 2011), autor de con ésta tres novelas ("Entre dioses y peones", ed. Amaniel, 2010; "Concerto Solli", ed. Carpe Noctem, 2014; y la que acabo de leer), traductor de, entre otros, el poeta Nick Flynn y de relatos de autores como Virginia Wolf, Joseph Conrad y F.S. Fitzgerald. Y por si todo esto fuera poco administrador de un blog en plena actividad llamado Libros para comentar
Es comprensible, creo, que con estos elementos, de autor y novela, en mi cabeza no pudiese hacer otra cosa que atacar la elegante edición que la editorial ha tenido la gentileza de hacerme llegar.
Sinopsis (proporcionada por la misma editorial)
En el año 378 d.C, mientras el Imperio romano se desmorona, una misteriosa congregación religiosa llega a un valle del Norte de Hispania. El líder de esta secta cristiana es conocido como el Doctor y su influencia en seguida se dejará notar en los habitantes del lugar; nobles como Aufidio, jóvenes como Anü o agricultores arruinados como Antonio se verán envueltos en la lucha que el poder creciente del Doctor y de sus fieles desata en la provincia.
Y es que el mensaje del Doctor —que pregona la pobreza y la relación directa con Dios— choca frontalmente con los intereses de una jerarquía eclesiástica que, ante la ruina de Roma y sus ejércitos, se ha convertido en el único poder estable en la mayor parte de Hispania.
Mi comentario
La novela se lee con gusto y facilidad pese a los muchos topónimos romanos y prerromanos que jalonan todo el texto y que dificultan en ciertos momentos la completa intelección de lo leído al no saber siempre situar en el mapa esas localidades antiguas. Y es que además no toda la acción sucede en la península ibérica sino que los personajes recorren el mapa europeo del uno al otro confín que diría el poeta romántico extremeño: 'Lutetia' (París), 'Lugdunum' (Lyon),'Leuconos' (Saint-Valery-sur-Somme, en Francia); 'Iliria' (territorio que hoy forma parte de Albania, Croacia, Serbia, Bosnia…); 'Massalua' (Marsella), 'Burdigala' (Burdeos); 'Poetovio' (Ptuj, en ELovenia); 'Aquileya' (en la zona italiana de Udine); 'Mediolanum' (Milán); 'Treverorum' (Tréveris); 'Londinium' (Londres); etc.
Fuera de estos desplazamientos por Europa, el grueso de la novele acontece en Hispania. La acción se sitúa especialmente en 'Petavonium' que fue una ciudad romana formada a partir de la 'cannaba' del campamento de la Legio X Gemina en el valle de Vidriales, correspondiente a una zona ocupada por las actuales localidades de Santibáñez de Vidriales y su pedanía Rosinos de Vidriales, ambas de la provincia de Zamora; 'Ocellum Duri', un poblado vetón, origen de la Zamora de hoy; 'Labvia', en el término del Villasabariego leonés actual; 'Iulobriga', en Cantabria, en la zona de Retortillo; 'Vareia', hoy Varea, un barrio de Logroño; 'Pompaelo', hoy Pamplona; 'Tarraco', la actual Tarragona; y muchas otras localidade así.
Como he dicho la novela es histórica. Las historias de estos obispos, de los nobles y de simples campesinos como Antonio y Elvira están teniendo lugar en un momento concreto, el de la inminente disgregación del Imperio Romano incapaz ya de frenar los embates de los distintos pueblos bárbaros que pugnan en Britania (sajones, escotos y pictos), y en el Continente (alanos, burgundios, francos, vándalos...) por hacerse con tierras de este inmenso pueblo romano. En el relato vemos cómo el emperador Graciano coloca a Teodosio como emperador de la zona Oriental (el imperio romano de Oriente), quedando él en la Occidental. Junto a estos dos personajes históricos hay otro importantísimo que es Magno Máximo, amigo de joven de Teodosio con quien luchó en Britania contra los bárbaros y también amigo de Graciano que le nombró 'Comes' o 'Dux' de Britania. Pero Máximo quiere el poder absoluto y luchará contra Graciano al que arrebatará la corona de emperador de Occidente estableciéndose en Tréverorum (Tréveris). Quizás estos tres personajes sean lo más histórico que contiene esta narración.
Durante la lectura no hacía más que preguntarme a mí mismo la razón por la que el protagonista no aparecía con el nombre de Prisciliano, personaje real en cuya vida está inspirada la figura del Doctor. El motivo lo aclara el mismo novelista en un capítulo final que titula "Professio fidei o un breve comentario sobre esta novela y 'su historia'". En este, llamémoslo, epílogo Alberto Gómez Vaquero se justifica por adscribir su escrito al de 'novela histórica' cuando él mismo ve que en su relato hay más de novela que de historia. No obstante insiste en la calificación y tira de argumentario de autores como Croce, Manzoni, Walter Benjamin o el mismísimo Walter Scott para justificarse.
Sí, efectivamente, este relato es más ficción que otra cosa. Sólo hay un tapiz que sirve de fondo histórico, el de los tres emperadores con sus luchas intestinas y contra los bárbaros, sobre el que discurre la existencia de unos seres normales, que llevan su vida como pueden más o menos al margen de las decisiones de los poderosísimos. Como en todo, entre ellos hay clases: no es lo mismo la vida del rico Aufidio o de los obispos que la de los pobres que siguen al Doctor o la de aquellos otros que como Antonio y Elvira quieren ser hombres libres plenamente dignos y que trabajan como bestias para serlo. Junto a estos humildes, aunque por su origen no lo sea, está la hija de Aufidio, Anü, quien sufre lo derivado de su propia condición de mujer, razón por la que carece de iniciativa propia al estar siempre sometida al varón, sea su padre o su marido, Delfidio, a quien no ama. De todos los personajes que aparecen en la novela quizás sea éste, Anü, el que más incógnitas me ha dejado: ¿Por qué vomita constantemente incluso cuando, por lógica, ya no está embarazada? ¿Quién es el padre de su primer hijo, el pequeño Valerio? Lo que más me sorprende es que ella tampoco manifieste sorpresa, enfado o deseo por resolver estas incógnitas.
Pero lo verdaderamente importante en Anü es que ella, además de mostrar "el limitado papel de la mujer a lo largo de la Historia", es el personaje que sirve de nexo de unión entre las dos clases sociales que aparecen en el libro: los ricos y los pobres. Y es que la novela es, amén de histórica con las observaciones señaladas y comentadas por el propio escritor, una novela política. También es el mismísimo Alberto Gómez Vaquero quien en ese epílogo aclara que, con las apropiaciones y las compras de tierras a los campesinos bajo condiciones leoninas de colonato para su explotación por parte de los ricos que se produjeron en esos años, haciendo una arriesgada trasposición temporal, él quería llamar la atención sobre el "cambio a peor de las situaciones materiales de la mayoría de las personas en Europa que me recordaba, con las obvias diferencias, al periodo de crisis que Europa comenzó en 2008" (pág. 322). Y sí, yo creo que lo consigue
En la novela se nos van presentando en contrapunto las dos esferas por las que discurre la Historia en cualquier época, tiempo y lugar: la de los que pasan a la Historia (en la novela, los poderes eclesiásticos y los emperadores romanos en sus luchas por el poder y contra los enemigos exteriores) y la de aquellos que haciéndola no pasan a los libros de Historia, o sea, en termininología unamuniana, la intrahistoria de la humanidad. Los dos ámbitos que se muestran en la novela me han interesado y me han agradado:
El de la Historia con mayúscula por darme a conocer elementos para mí desconocidos como la pérdida definitiva de Britania por parte del Imperio Romano, el nacimiento del Imperio Romano de Oriente (Bizancio) y su consolidación ante la inminente caída de Occidente a manos de los pueblos bárbaros que en el momento del relato están a sus puertas cuando no ya dentro del mismo. Así mismo me ha interesado saber de las múltiples herejías que en estos primeros siglos de existencia del Cristianismo existieron: donatismo, maniqueísmo, arrianismo, y la que aquí se fabula: priscilianismo. También me ha gustado conocer qué era un Concilio en esa época de la Alta Edad Media y cómo se convocaban en localidades cualesquiera (Nicea, Zaragoza, Astorga, Tréveris...).
Pero me he sentido atraído mucho más por aspectos referidos a la vida diaria de las personas. Así me parecen interesantísimas las informaciones que se dan sobre aspectos antropológicos de la vida en Hispania en este siglo IV: el parto, la petición de matrimonio, los protocolos de la boda
"Un día antes del enlace, como mandaba la tradición, Anü se había desdecho de todos los juguetes de su infancia y también de su bulla, un collar que se ponía al cuello a las niñas al inicio de su vida para protegerlas del mal de ojo.También me ha encantado leer esos términos latinos para designar mobiliario ('solium', asiento donde se coloca el obispo Agrestio; 'klinai': mueble para echarse a comer); cargos y oficios ('comes', cargo que ostenta Magno Máximum en Britania; 'lectiarii': portadores de la litera donde va una dignidad); separación de espacios ( 'limes', frontera); escritos oficiales ('rescripto': documento de obligado cumplimiento); y otros de este tenor.
Ya el día de la boda, se trenzó el cabello y puso sobre él un velo del color del azafrán y, sobre éste, una corona de mirto y otras flores. [...]
La casa estaba decorada con flores colgadas de puertas y ventanas. [...]
El banquete se dispuso en el patio -con mesas enormes en torno a las cuales se sentaron los hombres- y en el vestíbulo de la casa, donde comieron las mujeres. Los novios compartían mesa en el exterior, con su familia más próxima, como si fueran el puente entre aquellos dos mundos separados." (p. 168-9).
Es característica de esta novela, como ya he dicho, el gusto por fijarse en lo costumbrista y/o propio del pueblo, bien sea la realización de una boda, como he señalado antes, o incluso el atrezzo propio de los soldados que eran, al fin y al cabo, quienes soportaban con su fuerza y esfuerzo el Imperio:
"El terrateniente recibió en su patio a Mario, el tribuno que dirigía aquella cohorte de la que formaba parte casi un centenar de hombres mal vestidos y peor armados; con cota de escamas la mayoría, de malla algunos y sin cota el resto, llevando al cinto una lancea o espada larga, al brazo el escudo ovalado conocido como parma y sobre la protección un manto corto, en su caso de apariencia maltrecha, al que llamaban lacerna. Sólo unos pocos llevaban casco." (pág. 106)Final
En mi opinión Alberto Gómez Vaquero logra en esta novela cumplir todos sus propósitos. Escribe una auténtica novela histórica en la que aparecen todos sus elementos (históricos ciertos y de ficción) incluyendo la incursión en el anacronismo tan habitual en estos relatos que trasponen elementos propios del momento de escritura como cuando leemos que el hijo de Antonio es un vago y por eso su padre lo pone a trabajar con Aufidio, "encargo que el chaval cumplía a regañadientes, pero que le había servido a Antonio para sacarlo a diario en la cama sin que le valiera de excusa ningún dolor o enfermedad. " (pág. 273). También es una novela política al conseguir que esa trasposición de la crisis de la Europa romana sea homologable, salvando distancias de todo tipo, con la sufrida a partir de 2008. El autor confiesa que lo que quería era mostrar el "cambio a peor de las situaciones materiales de la mayoría de personas en Europa" cebándose este cambio en ambos momentos con las clases más humildes.
Tampoco se puede obviar en un relato que trata sobre el Cristianismo en estos siglos primeros la mixtificación con que se vivían los elementos de la joven religión que en muchos de sus practicantes convivía con los dioses paganos (Magno Máximo ofrecía sacrificios a Mitra tras sus victorias y al tiempo perseguía las desviaciones del credo cristiano). En este sentido también el novelista consigue mostrar la hipocresía de muchos de los practicantes de cualquier religión. Por otra parte la práctica herética que era el priscilianismo, salvando de nuevo todas las distancias, es una especie de protestantismo avant la lettre, proto-protestantismo lo denomina el propio autor, por "su defensa del estudio individual de las escrituras como modo de acceder a Dios".
Sorteo de un ejemplar de la novela
Personalmente la lectura de "El pecado" me ha hecho reencontrarme con la novela histórica que tenía muy abandonada. Por todo lo expresado en esta reseña además de por la hermosa edición bajo la que la editorial Carpe Noctem la presenta, y por último por estar el blog a punto de alcanzar la cifra de las 700.000 visitas, en un próximo post voy a sortear un ejemplar de la novela entre todos aquellos que quieran participar en el mismo. Las bases de este Sorteo las podéis consultar en la entrada específica dedicada al Sorteo (pinchad aquí). ¡Suerte para todos!
No conocía esta novela. Me gusta mucho leer sobre esta época y veo que está aquí muy bien tratada, así que tomo buena nota. Estaré pendiente al sorteo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es difícil que la conocieras porque ha salido este mes de mayo. La publica Carpe Noctem una editorial pequeña que cuida mucho las ediciones de sus libros. Pásate por el Sorteo
EliminarUn beso
Es verdad que ahora yo también leo menos novela histórica que hace unos años pero me gusta de vez en cuando adentrarme en alguna. No se la época romana la que más me atrae pero eso no significa que luego no disfrute enormemente de una lectura ambientada en ese momento.
ResponderEliminarEs cierto que hay momentos en que ciertos géneros están más de moda que otros. Ahora aun manteniéndose en el gusto de los lectores, la Novela Histórica tiene menos lectores que la Negra o incluso que la Autoficción. Por eso está bien retomarla de 'cuando en vez' (ja, ja...) y si además se sitúa la historia en un momento no muy novelado pues mejor que mejor, ¿no te parece?
EliminarBesos
Una joya de novela, me apetece ponerme con histórica también. Un abrazo
ResponderEliminarFenomenal. Espero que te agrade.
EliminarUn abrazo
Como tú, hace tiempo que dejé de interesarme por las novelas históricas. Por una buena que leía, había varias que tenía que abandonar. Desistí. Tampoco me atrae esta demasiado, aunque la reseña que le has hecho es magnífica, pero ese tiempo en que sucede, no me resulta nada atractivo.
ResponderEliminarJo, 700000 visitas, menudo éxito. Muchas felicidades. En breve, llegas al millón.
Un beso.
Te entiendo a la perfección, Rosa. Lo de las 700.000 visitas no está mal pero hasta el millón (ja, ja) no dices tú nada, aunque también es cierto que ahora -y lo mismo te sucederá a ti- el blog recibe más visitas que hace unos años. Yo creo que en eso influye mucho el que ahora tenga más reseñas que antes por lo que en los buscadores aparecerá en más ocasiones, ¿no te parece?
EliminarLo del Sorteo lo he hecho por lo de la Feria del Libro, la sugerencia de la editorial y personalmente porque quería probarme con el asunto del cuestionario online y cuestiones informáticas de este tipo. Espero que salga bien la cosa.
Buen y caluroso finde. Muchos besos
Muy interesante Juan Carlos, un beso.
ResponderEliminarMe alegro de que te lo haya parecido, Isabel
EliminarUn beso