Mi primera reseña de este 2019 va sobre un valor seguro: Stefan Zweig. Tras seis años de blog aún no había hecho ninguna de este grandísimo autor del siglo pasado. Ya era hora, pues. La literatura de este judío austriaco, muerto en 1942 por su propia mano y su inmenso sentido ético en Petrópolis (Brasil), reconcilia con el arte de la palabra si es que alguna duda sobre el mismo despiertan algunas producciones actuales.
El escritor
Es un escritor de obra abundante y variada. Escribió biografías, entre las que destacan la de "María Estuardo", "Fouché" o "María Antonieta". En teatro hizo sus pinitos con menos fortuna, si bien hay que destacar su autoría del libreto de la ópera de Richard Strauss, "La mujer silenciosa", escrita en pleno ascenso del nazismo en Alemania y Austria cuando él ya había sido señalado como 'no ario', pese a lo cual el compositor se negó a eliminar su nombre del programa de mano. Pero es la novela, con veintidós títulos, el género más cultivado por el escritor. Además, hoy son reconocidísimas su autobiografía titulada "El mundo de ayer" y sus obras de no ficción "Momentos estelares de la Humanidad" y "Brasil: Un país de futuro". Esta última obra, aparecida en 1941, está muy presente en el biopic cinematográfico que en 2016 dirigió Maria Schrader titulado "Stefan Zweig: 'Adiós a Europa'" ('Stefan Zweig: Farewell to Europe') en el que se muestran las dificultades que el escritor pasó en Europa por ser judío y el cobijo hospitalario que le dio Brasil, país en el que, paradójicamente, puso fin a sus días al estimar que el ascenso y triunfo del nazismo en el mundo era imparable.
La novela "Ardiente secreto"
Sinopsis
Como resumen del contenido de la narración, la editorial Acantilado que la publica coloca en la contraportada del libro una cita extraída de la propia novela que resume con nitidez el asunto que en ella se presenta:
Mi opinión sobre la novela«Se encontraba en esa edad decisiva en la que una mujer empieza a lamentar el hecho de haberse mantenido fiel a un marido al que al fin y al cabo nunca ha querido, y en la que el purpúreo crepúsculo de su belleza le concede una última y apremiante elección entre lo maternal y lo femenino. La vida, a la que hace tiempo parece que se le han dado ya todas las respuestas, se convierte una vez más en pregunta, por última vez tiembla la mágica aguja del deseo, oscilando entre la esperanza de una experiencia erótica y la resignación definitiva. Una mujer tiene entonces que decidir entre vivir su propio destino o el de sus hijos, entre comportarse como una mujer o como una madre. Y el barón, perspicaz en esas cuestiones, creyó notar en ella aquella peligrosa vacilación entre la pasión de vivir y el sacrificio.»
Me ha encantado. Es un fantástico relato en el que un niño, que desea ser visto como mayor, al intentar penetrar en los secretos de los adultos provoca un seísmo en la relación con su madre. El choque con Mathilde, la madre, cuando Edgard, que así se llama el adolescente de doce años, quiere impedir que ella culmine una aventura amorosa con un depredador, un 'cazador de mujeres', es muy grande.
Lo mejor de esta breve novela de prácticamente sólo tres personajes es observar la magnífica y profunda evolución psicológica de cada uno de ello: Edgard, Mathilde y el cazador de mujeres. Cada uno de ellos presenta una personalidad propia, cada uno de ellos en su relación con los otros dos actúa conforme a sus principios: Mathilde, como la mujer a la que su marido no atiende lo suficiente y que fantasea con posibles escapadas amorosas; el niño Edgard que busca en el hombre adulto que se hace pasar por su amigo lo que éste no es y vierte sobre él el desamparo y soledad que vive dentro de su acomodada familia; y el joven barón, cuya única finalidad en esta vida es divertirse, flirtear y conquistar mujeres.
Todo contado con la prosa exquisita, magnífica, de Stefan Zweig.
Contribuye a la inmensa satisfacción que me ha procurado esta lectura la traducción que presenta Acantilado debida a la mano de Berta Vías Mahou, novelista y ensayista además de traductora del alemán. Su don para la escritura que le ha merecido ya varios premios y el manejo del idioma que tiene esta madrileña nacida en 1961 hace que la lectura de la prosa de Stefan Zweig sea un auténtico placer.
En definitiva, una joyita, una preciosidad de novela que apareció en 1911 en plena eclosión de la teoría del psicoanálisis freudiano y que fue recibida con entusiasmo siendo reeditada en cuantos recopilatorios de lo mejor de la obra del escritor se hicieron desde entonces. Al respecto es inevitable relacionar el asunto que se plantea en el relato, el de la aventura extramatrimonial de la madre, con el que se desarrolla en otra interesantísima novela de Zweig, "Veinticuatro horas en la vida de una mujer", publicada dieciocho años más tarde, en 1929, lo que quiere decir que el tema de la infidelidad y su resolución le atraía mucho al autor.
La literatura actual -y nosotros, los lectores, claro- debería/-mos mirar con más frecuencia hacia atrás y encontrar en estos centroeuropeos del período de entreguerras el ejemplo a imitar. Stefan Zweig, como Joseph Roth, Robert Walser, Thomas Mann, Frank Kafka, Robert Musil… y tantos y tantos otros son la piedra de toque a la que hay que acudir para dar el valor debido a los escritos de hoy día.
Para finalizar
En estos días primeros de año en que todos nos ponemos objetivos y metas a alcanzar, por mi parte me propongo leer varios de los libros de este escritor dado que todos los suyos que hasta ahora he leído siempre me han proporcionado un inmenso placer. O sea que obligaciones así son las que yo desearía tener siempre.
Leí la novela hace unos años y me pareció sublime. Como todo lo que he leído del autor: su autobiografía, "El mundo de ayer", la biografía de María Estuardo, y unas cuantas de sus novelas.
ResponderEliminarRespecto a los autores de entreguerras que mencionas, he leído, por supuesto a Kafka en varias ocasiones; he intentado dos veces leer "La montaña mágica", pero se me resiste; mis mayred hazaña son haber leído los cuatro tomos de "El hombre sin atributos", de Robert Musil y, aunque no lo pones en tu lista, los siete de "En busca del tiempo perdido" de Proust. Para tomárselo con calma y disfrutarlo.
Un beso y que tu año lector siga siendo tan fructífero. No te he visto por el Tarro-libros 2019.
Hola, Rosa:
EliminarAhí me ganas por goleada porque de "En busca del tiempo perdido" de Proust sólo he leído los dos primeros (Por el camino de Swann' y 'A la sombra de las muchachas en flor'). Sin embargo de los otros nombres que cito, salvo Musil, sí que he leído obras; me agradó "La montaña mágica" de Thomas Mann y mucho más "Los Buddenbrock" del mismo escritor.
Es verdad que aún no me he pasado por Tarro-Libros 2019. Es más, aún no he abierto la hucha de 2018, y es que estas fechas le despistan a uno más de lo debido. A ver si mañana por la mañana procedo a hacer lo debido porque me encanta esa iniciativa que me da a conocer títulos desconocidos y leer pequeñas reseñas que de otro modo no lo haría.
¡Ah!, una cosa: ¿Mañana a las siete de la tarde seguimos estando convocados alrededor de "Atrapando la luz" de Sara Mañero?
Un beso y que los RRMM hayan sido pródigos contigo
¡¡Esto son palabras mayores!! Una obra maestra, una de mis favoritas del autor, y mira qué es difícil elegir.
ResponderEliminarTengo que releerla.
Besitos carinyet 💋💋💋
Una gozada, Yolanda.
EliminarUn beso real (de Reyes Magos)
Coincido contigo, es una verdadera maravilla y su protagonista es inolvidable. En cuanto al propio escritor, reconozco que me he leído todo lo que se ha editado en nuestro país y, si bien tengo mis favoritos entre sus novelas, no dejo de reconocer que las biografías son espectaculares. Y El mundo de ayer imprescindible
ResponderEliminarBesos
Zweig es mucho Zweig desde luego. Como digo en mi reseña es un alivio saber que autores de su talla están ahí esperándonos, y es que a veces nos perdemos en libros que no tienen un pase, y volver a lo seguro es una necesidad.
EliminarUn abrazo
Hola y feliz año!! Debo conocer al autor.que tantas loas le dedica todo el mundo y me gusta aprender!!
ResponderEliminarNo te arrepentirás, amiga mía. leer a Stefan Zweig es una auténtica gozada.
EliminarUn beso
Yo también tengo que volver a leer algo suyo... Es lo mejor cuando llevas una racha de lecturas regulares... :) ¡Un saludo!
ResponderEliminarExactamente, Sonia, eso es lo que quiero decir cuando hablo de él como un 'valor seguro'. Da gusto sentirse bien leyendo una historia interesante, con profundidad psicológica en los personajes y con una lengua tan bien escrita (aquí la traductora tiene una función muy importante. Y Berta Vias Mahou demuestra el dominio que tiene del castellano).
EliminarSaludos, Sonia,. Un beso
Hola, Juan Carlos. De Stefan Zweig solo he leído, por recomendación de la profesora de un taller de escritura creativa al que asistí hace años, una pequeña novela: "Mendel, el de los libros", y debo decir que me encantó. Desde entonces, he leído alguna reseña de otras de sus obras y la crítica siempre ha sido tan entusiasta como la tuya, por lo cual me propuse conocer mucho más a fondo este autor, si bien todavía no me había decidido por ninguna novela en particular. Tras leer esta reseña, lo acabo de decidir, y para que no vuelva a posponerlo, acabo de adquirir en Amazon este "Ardiente secreto", jeje.
ResponderEliminarMe alegra, pues, haber visitado tu blog, cosa que repetiré con frecuencia.
Un abrazo.
Hola, José María:
EliminarEspero que mi recomendación no te defraude. Estoy casi seguro de que no. Yo he leído cosas dispersas de Zweig, ademas de esta novelita. Recuerdo con gusto la que tú señalas, "Mendel, el de los libros" y también "Veinticuatro horas en la vida de una mujer", esta última me atrevo también a recomendártela vivamente.
Y me alegra mucho que digas que te pasarás por aquí con frecuencia. Yo, de hecho, te sigo ya desde hace tiempo en tu blog "Cuaderno de bitácora".
Un abrazo
Una joya, como bien indicas. Leer a Zweig siempre es un placer. POr suerte, aún me quedan novelas suyas por leer. Aunque tampoco me importaría releer. Es lo que tienen los buenos escritores.
ResponderEliminarBesotes!!!
A mí me quedan aún bastantes novelas suyas por leer y este año quiero que sea mi año Zweig, ¡qué bien suena, je, jé! Pero releerlo pienso que aún debe ser mejor porque superada la intriga argumental al releer se encuentran valores literarios más profundos, ocultos.
EliminarBesotes también para ti, Margari
Zweig es una debilidad personal, accedí a él por medio del cine, tras visionar "Carta de una desconocida". Una destacada novela la que traes hoy sin duda. Hace años que la leí y me está apeteciendo releerla. Gracias.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Addison:
Eliminar¡Uy! Acabas de recordarme esta novelta, "Carta a una desconocida", que como tú leí tras ver la película de mismo título. Buff, fantástico análisis psicológico de los personajes. Semejante tratamiento de la psique de los intervinientes en el relato que la que realiza en "Ardiente secreto". Igual que tú piensas releer la que hoy reseño, tu alusión a "Carta de una desconocida" me ha metido en el cuerpo unas terribles ganas de dejar todo y ponerme con el librito ya. En fin, intentaré sosegarme.
Un fuerte abrazo
Ya te comenté que Zweig es un escritor con el que he disfrutado mucho. Para mi es un buen conocedor de la psique y eso lo transmite en sus personajes, bien trabajados y creíbles, de los que llegan.
ResponderEliminarUn beso
Hola, Conxita:
EliminarPienso que es de los autores de esa época que mejor supo aplicar en el desarrollo de los personajes las teorías del psicoanálisis freudiano que estaban arrasando el mundo intelectual europeo por entonces. La relación entre el niño Edgard y Mathilde, su madre, es clara muestra de esa unión edípica, ese enamoramiento que acontece al niño respecto a su madre y que para bien desarrollarse su persona debe de superar, algo que en la novela se realiza a la perfección.
Un beso fuerte, amiga
Me encanta Zweig, lo descubrí con Carta de una desconocida y me encandiló. Todo lo que he leído de él me gustó, salvo Memorias de un europeo que no he conseguido terminar, se me atravesó y hasta hoy.
ResponderEliminarEsta novela que traes me la apunto y la pongo en la parrilla de salida.
Gracias por recordarnos lo bueno que es Zweig.
Un beso.
P.D. Madre mía, en tu reseña nos hablas hasta de la traductora de la novela. ¡Qué nivel!
Hola, Paloma:
EliminarSe me había pasado contestarte. Ja, ja... Hablo de la traductora porque en un autor que cuida tanto el lenguaje la labor de traducción es esencial, y en esta novela el castellano es francamente muy bueno; es por eso que me refiero a ella.
Un beso
Me uno a tu propósito para Año Nuevo, todo lo que he leído de este autor (que no ha sido mucho, pero muy bueno) ha sido magnífico y siempre digo que quiero leer más pero al final siempre se me pasa, de hecho tengo en mi lista de deseo un libro con sus novelas que sacó Acantilado hace unos años. En fin, este libro me gusta mucho y quiero leerlo. Un saludo.
ResponderEliminarTe gustará, Alejandra, ya verás.
EliminarPerdona que no te haya contestado antes, pero se me había pasado hacerlo.
Saludos
Con este relato descubrí a Zweig hace bastantes años. Cada año me gusta leer alguna obra de ese gran maestro y quizás sea hora de releer "Ardiente secreto". Es increíble lo mucho que transmite y los múltiples temas que toca en unas pocas páginas.
ResponderEliminarBesos
Yo quiero leer desde hace tiempo su "Novela de ajedrez". Voy a ver si no se me pasa.
EliminarUn beso, Marga