Ayer vi por televisión "En la playa de Chesil", la versión cinematográfica de la novela de Ian McEwan, "Chesil Beach". Es curioso ver en imágenes lo que antes imaginamos en nuestra mente a través sólo de la palabra escrita. Lo primero que me ha sorprendido al abrir mi fichero de lecturas es comprobar -una vez más, ¡dios!- que el tiempo vuela (casi 12 años las separaban). Resulta que mientras en mi cabeza conservaba, creía yo, clara y nítida la historia de amor habida entre Edward y Florence, al ver la película dirigida con habilidad por Dominic Cooke me he dicho: ¿es esta la misma historia que leí en papel?
La verdad es que en lo esencial, una noche de bodas totalmente desafortunada entre dos jóvenes de extracción social muy distinta, vírgenes ambos de relaciones sexuales, la película concuerda bien con lo que yo recordaba:
Edward (Billy Howle) y Florence (Saoirse Ronan) están profundamente enamorados y se han casado. En su penosa noche de bodas a través de varios flash-backs conocemos a sus familias: los Mayhew y los Ponting, respectivamente. Lionel (Adrian Scarborough), el padre de Edward, es director de escuela y está plenamente entregado a su familia dado el estado de su esposa, Marjorie (Anne-Marie Duff), la madre, que sufre daño cerebral desde que Edward tenía 4 años; el grupo familiar se completa con las hermanas gemelas de Edward. Del lado de Florence está Geoffrey (Samuel West), su padre, siempre preocupado por sus negocios y por su barco de recreo; en cuanto a la madre, Violet (Emily Watson), ésta sólo se preocupa por sus clases en la Universidad; y por último está Ruth (Bebe Cave), la hermana adolescente de Florence.
Ambos, pues, proceden de dos familias muy diferentes, de extracción social muy diversa. Edward es un chico de clase media que vive los problemas de los chicos de su época -1962- referidos a sexo, aficiones musicales (jazz, rock…) y que tiene como aspiraciones tras sus estudios de Historia en la Universidad de Oxford (Inglaterra) ser profesor y escribir biografías sobre personajes históricos que no alcanzaron gran notoriedad en la historia pese a haber contribuido decisivamente al protagonismo de los héroes.
Florence, por su parte, pertenece a una clase alta inglesa con grandes apetencias culturales (la música clásica es lo que la mueve); parece vivir un tanto al margen de las pulsiones vitales de su época, sobre todo las referidas al sexo, su auténtico problema.
La estructura novelística es simple. Sólo cinco capítulos que van alternando el presente y el pasado hasta el 5 en el que todo se precipita y ambos tiempos se combinan más rápido. [Las citas en color azul que coloco a continuación van referidas a las frases con que se inician los respectivos capítulos. En color rojo las frases que cierran la novela]
1.
El capítulo apenas si dura una hora (lo que dura el noticiario de las 10 de la noche). Sirve este noticiario para contextualizar la historia: estamos en 1962 (Kennedy, Vietnam, Harold MacMilland en Gran Bretaña…). Es la noche de bodas de Edward y Florence. Se abre la novela con una advertencia-marco enunciada por el propio narrador-autor que en cierto sentido ya adelanta lo que puede acontecer:
"Eran jóvenes, instruidos y vírgenes aquella noche, la de su boda, y vivían en un tiempo en que la conversación sobre dificultades sexuales era claramente imposible. Pero nunca es fácil."2.
"¿Cómo se habían conocido y por qué eran aquellos amantes tan tímidos e inocentes en una era moderna?"Sabremos que se conocieron en Oxford donde estudiaron, él Historia, y ella Violín en el Conservatorio. Por formación y gustos son antagónicos: Él, más vital y popular: alcohol, alguna pelea a la salida del pub, deseos reprimidos (se masturba diariamente, bebe…), lo único cultural en su vida cotidiana es la música popular (jazz y blues: Chuck Berry, John Mayall, Brian Knigth…)
Todo esto lo conocemos en el breve lapso de tiempo que va del final del capítulo 1 donde el escritor ha dejado en suspenso el acercamiento de los dos jóvenes esposos al dormitorio donde se halla el tálamo conyugal.
3.
"Cuando Florence llegó al dormitorio, soltó la mano de Edward y, apoyándose en uno de los postes de roble que sostenían el dosel de la cama, se encorvó primero hacia la derecha y después hacia la izquierda, inclinando un hombro con gracia cada vez, a fin de quitarse los zapatos."Ella intenta sobreponerse a la aversión que le supone realizar el acto sexual. Pero todo va a ser en balde pues la torpeza de ambos es evidente: la frigidez en ella la congela; la urgencia en él lo acelera, precipita, atropella y abrevia. Asco y desilusión se unen en Florence ante lo sucedido.
4.
“En el año breve que transcurrió entre el encuentro con Florence en St. Giles y la boda en St. Mary, a menos de ochocientos metros, Edward fue un huésped frecuente de una noche en la amplia mansión victoriana al lado de Banbury Road.”Este capítulo explicita bien a las claras la enorme distancia social entre ambas familias y, pese a ello, el profundo amor que se profesan los jóvenes.
5.
“Le vio acercarse caminando por la playa, una forma que al principio sólo era una mancha añil contra los guijarros que se oscurecían, y que a veces parecía inmóvil, contornos que destellabana y se disolvían, y otras veces súbitamente más próxima, como una pieza de ajedrez adelantada unas cuantas casillas hacia ella.”
En esta última parte se nos informa a un ritmo algo atropellado del discurrir de la vida de ambos tras el fiasco de la noche de bodas. El foco está puesto en Edward que sigue a través de los diarios la exitosa carrera musical de la señorita Florence Ponting a quien nunca querrá ver en directo porque desea conservar en su memoria el momento de la separación cuando ella “no había querido saber que al huír de él, convencida en su congoja de que estaba a punto de perderle, nunca le había amado más, o con menos esperanza, y que el sonido de su voz habría sido una liberación para ella, y habría vuelto. Pero él guardo un frío y ofendido silencio en el atardecer del verano y observó la premura con que ella recorría la orilla y cómo las olitas que rompían acallaban el sonido del avance trabajoso de Florence hasta que sólo fue un punto borroso y decreciente contra la inmensa vía recta de guijarros relucientes a la luz pálida.”
Todo lo dicho hasta aquí queda bien reflejado en el film. Pero, no sé a santo de qué, quizás como una concesión al gran público que desea historias cerradas que concluyan completamente sin dejar opción a imaginar qué habría pasado si..., el propio novelista en mi opinión yerra en su condición de guionista del film añadiendo una lacrimógena asistencia de Edward a un concierto ofrecido por el cuarteto musical liderado por Florence. Ambos ya sexagenarios, como pone de manifiesto la fecha sobreimpresa de 2005 y un maquillaje atroz que se ve falso hasta el extremo, lloran copiosamente cuando desde la distinta altura que supone el escenario y el patio de butacas -metáfora de la social que siempre existió entre ellos- se descubren y no pueden evitar las lágrimas pues en el fondo se han seguido amando y los prejuicios, la desinformación represora de unos años terribles los han abocado a perder una vida que podría haber sido bien distinta para ambos. En mi opinión, excesivo y ramplón este final.
Pese a esto la película se ve estupendamente y se disfruta la historia desgraciada de estos dos inexpertos jóvenes. Destaca especialmente la interpretación de ella, Saoirse Ronan, que compone una Florence de lo más creíble en sus dudas, sus apremios, sus ascos, sus melindres, sus contradicciones de jovencita enamorada que exactamente no sabe lo que quiere. También Billy Howle se mete a la perfección en el personaje del muchacho brutote y poco cultivado al que un poco más de sensibilidad y algo menos de estúpido orgullo habría salvado toda una vida de amor. El resto del elenco está también formidable: Adrian Scarborough en el padre de Edward, esforzado como pocos para sacar adelante a su mujer interpretada por Anne-Marie Duff quien transmite verdad cuando la vemos metida en ese mundo de práctica y conocimiento pictórico al que Marjorie reduce toda su existencia; y también la interpretación que realiza Samuel West de Geoffrey, el odioso padre de Florence sólo preocupado por lo suyo y que disfruta humillando de cualquier modo a su futuro yerno.
En conclusión, una buena película que pese a contar entre sus guionistas al propio novelista no llega a la altura de belleza y de matices que Ian McEwan transmite en su novela corta "Chesil beach". Tras conocer la historia de estos dos enamorados en ambos soportes, me quedo indudablemente con el original, o sea, con esa joyita que es una novela que no alcanza las 200 páginas.
¡Hola Juan Carlos! He leído la novela y he visto la película. Me gustaron mucho ambos, el problema es que no pude compararlos porque el libro lo leí hace muchísimos años y mi recuerdo sobre él es difuso (aunque recordaba más o menos el argumento y que me encanta cómo estaba escrito, porque para mi McEwan es un crack). Fíjate que no me di cuenta de que el final no es el mismo, esa escena final en la que se vuelven a ver en el concierto
ResponderEliminarBesos
Hola, Marian:
EliminarPues precisamente fue esa escena final la que me impulsó a volver a leer la novela (se lee en un pis pas, verdaderamente) porque yo me decía a mí mismo: ¿Pero pasó esto o es que el mucho tiempo transcurrido me ha borrado este final de mi cabeza? Luego, claro, resultó que el mismo McEwan había ideado un final más ¿'redondo'? para la peli . Pero, bueno, eso no hace peor la película, sólko que Ian McEwan escritor es mucho McEwan y leyéndole se disfruta más que viendo sus historias en imágenes o, al menos, es lo que me ocurre a mí.
Un beso
Yo también he visto la película hace unos días, pero no he leído el libro (sí otros de McEwan) por lo que no puedo comparar. Me ha resultado curioso lo que comentas del final. Y sin saberlo tampoco me convenció mucho, me pareció un pegote. Pero el resto de la película me gustó mucho.
ResponderEliminarEn general es muy difícil una fiel adaptación cinematográfica, aún así algunas están bien conseguidas. Aunque como leer el libro no hay nada.
Un abrazo
Cierto, cierto, es difícil que una buena novela supere el placer conseguido en el lector cuando éste vea su adaptación cinematográfica. De siempre he oído el mantra que dice "Malas novelas hacen buenas películas; y buenas novelas hacen malas películas". Ciertamente no es éste el caso en esta ocasión, pero veo que estás conmigo en que esos lagrimones surcando esas caras envejecidas casi con cartón piedra son una penita.
EliminarYo también admiro a McEwan. Al respecto ahora recuerdo su "Expiación", otra joyita.
Un abrazo
Leí el libro hace muchos años para la tertulia del instituto, pero no sabía que hubiera una película. Me apresuro a anotarla porque Ian McEwzn es un escritor que me gusta mucho, "Chesil Beach", una de sus mejores novelas y ver una versión en cine me apetece mucho.
ResponderEliminarEs una pena que en la película McEwan no se haya atrevido con el final abierto de la novela. hay mucha gente que le tienen miedo a los finales abiertos y me imagino que por una cuestión de taquilla ha podido tener presiones de la productora. Una lástima. A veces un mal final estropea una buena historia.
Un beso.
Hola, Rosa:
EliminarNo diría yo que ese final... ¡patético! estropee la historia plasmada en la película pero sí es cierto que pone de manifiesto la idea de la industria del Cine de que el espectador es tonto y hay que dárselo todo bien cerradito.
Te recomiendo que la veas porque la actuación de ella, de Saoirse Ronan, en el papel de Florence es fantástica. Ya sólo eso justifica ver esta hermosa y penosa historia de amor que podría haber sido otra cosa pero... ya se sabe a veces... las cosas se tuercen y....
Un beso
No he leído ni la novela ni vista la película. McEwan es de mis eternos pendientes. Estoy tardando mucho, ¿verdad? Así que tomo buena nota, primero, de la novela. Luego ya vendrá la peli.
ResponderEliminarBesotes!!!
El orden es lo mismo, Margari, pero no te pierdas a McEwan, uno de los grandes.
EliminarBesos
¡Hola cielo! la novela me parece fabulosa, fue un disfrute absoluto y se ve tan rápido que de hecho la leí dos veces 😉 lo juro, la película no la he visto aunque no me atrajo en un principio y no me digas porqué, ahora tras leerte si alguna vez la ponen en la tele...😉
ResponderEliminarBesitos cielo 💋💋💋
La peli está en las plataformas que ahora abundan. Yo la vi en Movistar+.
EliminarUn beso
En primer lugar, no conocía la obra de McEwan, y la acabo de comprar online ahora mismo.
ResponderEliminarSi me encaja, desde luego, veré la película de su adaptación.
Gracias por darme ambos a conocer.
Besos.
Pues, Esther, seguro que te gustará. Otra buena novela de Ian McEwan que también tiene versión cinematográfica es "Expiación". Es muy buena. En el film el papel principal creo recordar que lo hace Keira Knigthley, y también participa en el reparto Saoirse Ronan.
EliminarUn beso
Me dejó fascinada la novela. Es muy corta; sin embargo, es más que suficiente para contar un desencuentro que debió ser un encuentro, dos personas que se quieren pero no han sabido ingeniárselas bien. Y a partir de ahí se desarrolla la vida, una vida que pudo ser de un modo y fue de otro.
ResponderEliminarLa película me gustó, me atrapó, tiene el aire que esperaba. Y a mí no me estorba la última escena que no aparece en el libro, aunque sea algo moña. Pero será que me estoy haciendo un sentimental...
Tu primer párrafo describe a la perfección ("una vida que pudo ser de un modo y fue de otro") lo que es esta magnñifica novela de McEwan.
EliminarPara mí la escena final de la película es bastante pegote, ¡y mira que soy de lágrima fácil!, pero se ve muy claramente que es impostada.
Un abrazo
He leído el libro, ya hace tiempo, y ahora me has dejado con ganas de ver la película.
ResponderEliminarBesos.
Pues, amiga mía, la cosa es fácil porque la peli está en las plataformas. Vas a disfrutarlas, ya verás que sí.
EliminarUn beso
Está claro que la novela es mucho mejor que la película, como suele ser habitual aunque siempre hay excepciones. Me apunto el libro y la peli la dejo pasar. Gracias por la información.
ResponderEliminarP.D. Si andaré con la cabeza mal que cuando leí el nombre del autor me vino a la mente, en un cortocircuito de mis neuronas en mal estado, el nombre de otro Ian con Mc en su apellido, Ian McGregor, el actor. A lo que me dije, "no sabía yo que este hombre también escribía novelas y encima bien". Luego mi cerebro volvió a funcionar y me di cuenta del tremendo lapsus. Estoy fatal.
Ja, ja, ja..., Paloma, yo creo que estos despistes son debidos al Día que hoy se celebra, ¿no? Pues, fíjate que yo creo que la película te gustaría también. Es mejor la novela, sin duda, pero la peli se ve con agrado.
EliminarUn beso
Salvo honrosas excepciones (pues muchas, si no todas, las reglas tienen su excepción), la novela suele superar en calidad a su versión cinematográfica, aunque también cabe preguntarse si esa impresión no es, en realidad, algo subjetivo. Leemos una novela e imaginamos a los personajes, les ponemos cara y voz, y cuando vemos la película comprobamos que en la pantalla no son quienes habíamos imaginado. ¿No podría eso influir un poco? En mi caso, el ejemplo más claro de ello fue "Los puentes de Madison". La imagen de un Klint Eastwood un poco apergaminado no me cuadraba para nada con el (supuestamente) apuesto, aunque maduro, fotógrafo del National Geographic. En cambio, aunque también sea una excepción, También me ha ocurrido lo contrario en "Palmeras en la nieve", de Luz Gabás, y fue porque vi antes la versión cinematográfica. Las bellísimas imágenes de la (supuestamente) Guinea Española, y la más que correcta interpretaciñon de todos sus protagonistas, me satisfizo más que la larga y tediosa (para mí) novela.
ResponderEliminarEn el caso de "Chesil Beach" no sabría qué decisión tomar, pues las imágenes del trailer me han seducido. Dejaré que sea el azar quien decida, en función de qué versión me llega antes, jeje.
Un abrazo.
Tienes razón en que suele ganar la partida la primera versión que conozcamos de la historia, ya sea en palabras o en imágenes. También estoy contigo en que por regla general la novela suele superar a la película, pero como bien ilustras con la novela de Luz Gabás te diré que hay un dicho por ahí que reza: "malas novelas hacen buenas películas y a la inversa". No siempre se cumple,no; pero muchas veces, sí.
EliminarUn fuerte abrazo
NO he leído el libro pero sí que he visto la película (en el cine). Me pareció aburridísima y mi marido se quería morir jajaja.
ResponderEliminarBesos
Quizás la situación que plantea -dos jóvenes torpísimos en su noche de boda- sea algo difícil de entender en el siglo XXI, pero si tenemos en cuenta el puritanismo norteamericano existente en los años 60 con su represión y demonización del sexo es posible que el asunto que se plantea sea más aceptable. No obnstante sí es cierto que la película es algo lenta y es que, Laky, los chicos son lentitos, torpes, inexpertos y un montón de cosas más.
EliminarCreo que quizás la novela te gustaría más. Y si no es "Chesil Beach" prueba con "Expiación" de la que también hay película.
Un beso