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8 nov 2016

Poesía: goce vital

Si algo alienta y alimenta la vida, ello son los libros. Dentro de esta inmensa categoría yo destacaría por encima de los de cualquier otra clase, los de poesía.

Celebración sobre Poesía,

La Poesía es el celofán que envuelve en su delicado y transparente papel plastificado, todo lo que consideramos de mayor valor, pero que, sorprendentemente, escondemos y hasta ninguneamos.  ¿Qué es ese ‘todo’, qué es ello? ¡Ah, amigo mío, para alcanzar a entenderlo precisamente está la Poesía! Si ya supiéramos en qué consiste lo inasible, la emoción intangible y la suspensión inefable… ¿a qué perder nuestro escaso tiempo en leer las errantes aproximaciones a ello que proporcionan los poemas?

Yo, -por propia experiencia-, os aseguro que entrar en el territorio de la Poesía, penetrar el poema, sumergirse en sus versos buceando hasta desentrañar el más profundo sentido, bajar hasta la zona abisal para a continuación apenas tocado el oscuro fondo con la punta del pie golpearlo  con fuerza a fin de emerger en la confianza de no perder el oculto sentido entrevisto, es ocupación deliciosa de puro placentera. Cierto es que a veces el  significado se resiste o va y viene hasta nuestra lucidez iluminando u oscureciendo la precisa comprensión, pero cuando se aprehende, cuando se le doma y uno se asienta sobre él, la Poesía –la Reina sin oposición alguna de la Literatura-, su lectura, su memorización, repentización y posterior declamación, constituye uno de los grandes placeres que puede deparar la Vida. Seamos hedonistas,  ¿por qué desperdiciar este goce?
Poesía, Reflexión literaria, Acción poética, Juan Carlos Galán
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Nota: El post anterior se puede leer también junto con otros en el último número de la revista Emblogrium



17 comentarios:

  1. Cierto. La poesía no tiene objetivo marcado, ni trama en sí, es puro gozo

    Un saludo

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  2. Primero me encanta la frase. y segundo a veces echo de menos un poco más de poesía en los blogs y en la vida diaria.

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    1. Sí, Fesaro, es cierto, la Poesía no moviliza a muchos lectores y eso se nota en los blogs.
      Saludos

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  3. Me encantaría saber disfrutar de la poesía, pero no lo consigo. Un beso ,)

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    1. Es como todo, dejarse abducir, dejarse llevar, disfrutar del sonido y el concepto que envuelve. Pero si no se logra, no hay que preocuparse, se deja y se toma otro género.
      Besos

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  4. Una herramienta para expresar lo inexpresable. Cierto que falta poesía en la vida prosaica y cruel de puro real. Faltan sueños y quimeras. Ilusiones y utopías.
    Un abrazo Juan Carlos.

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    1. "Y todos cuantos vagan / de ti me van mil gracias refiriendo / y todos más me llagan / y déjane muriendo / un no sé qué que quedan balbuciendo" Puff, bestial, ¿no? Es San Juan de la Cruz que sabe expresar lo inexpresable (lo inefable), en este caso el sentimiento del amor hacia lo que sea, en el caso del poeta abulense, Dios.
      Un abrazo

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  5. Yo, sinceramente, disfruto más y mejor con la novela. La poesía no acaba de llenarme. Cuando un poema me gusta, lo leo hasta la saciedad, hasta aprendérmelo de memoria, pero, en general, no me acaba de convencer.
    Para mí la reina de la literatura es la novela. Siento disentir.
    Un beso.

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    1. Son géneros distintos que se disfrutan también de manera diferente. A mí me gustan ambos y la novela me encanta especialmente cuando el escritor envuelve la historia que narra en ese celofán, siempre que no caiga en la cursilería, claro.
      Un beso, Rosa

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  6. Algunos creen que la poesía es el caviar de la literatura. No, en absoluto: es el pan. No hay que avergonzarse si a uno no le gusta (a mí no me gustan Brown, Coelho y tantos otros, qué le vamos a hacer). A no ser por razones profesionales, se lee para disfrutar. Y no todos los poetas lo consiguen o no todos los lectores lo conseguimos. Creo que la clave es que aparezca esa magia sutil: debes notar que el autor ha escrito para ti, en la poesía hay que sumergirse, no puede verse desde fuera, debe hablar al corazón, a nuestro corazón. Será, supongo, un género minoritario, pues bueno, pero que tampoco suscite temor ni reverencias inmerecidas.

    Yo noto que García Montero escribe para mí. Y también Benjamín Prado. Lo hacía Neruda cuando yo era más joven. Siempre lo ha hecho Aleixandre. Y -lo siento, puretas- García Lorca sólo me ha emocionado (y hasta sacudido) en "Poeta en Nueva York.

    Leed a Elvira Sastre. Por favor.

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    1. Qué comentario más bonito, Atticus. Lo suscribo punto por punto, salvo quizás -por eso de poner un 'pero', je, je- en lo de Lorca.
      Me apunto a Elvira Sastre de quien no he leído nada. Gracias por la recomendación.
      Un abrazo

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  7. Ahora mismo estoy dando un paseo por el valle de Las Batuecas (sur de Salamanca) donde hay un monasterio de Carnelitas descalzos. Los muros exteriores del mismo están adornados con placas donde hay estrofas del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz. Os puedo asegurar el 'puro goce' que experimenté al leer los versos en la soledad, silencio y profusa vegetación del lugar... Auténticamente difícil de explicar con palabras, necesitaría de un poeta y, desgraciadamente, no lo soy.
    Un saludo a todos

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  8. Con qué gran sensibilidad poética has definido la poesía. Se nota que lees mucha y que te empapas de ella.
    Me quito el sombrero, Juan Carlos.
    Un beso.

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    1. ¡Qué amiga tan estupenda eres, Paloma! No puedo menos que agradecer el inmerecido elogio que me dedicas. Como diría alguien: Muchas, muchas,muchas, graaaciiaass!
      Un besazo

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  9. Me ha encantado tu post, Juan Carlos. A mí me gusta la poesía pero, como bien dices, a veces no es fácil "bajar a la zona abismal" y sumergirse en lo que el/la poeta quiso decir. Por explicarme mejor: en la novela, al pan, pan y al vino, vino; en cambio, en la poesía, a veces se emplea el término "pan" queriendo hablar de "vino".
    Bueno, tú eres muy listo y yo sé que me entenderás ;-)
    ¡Muchos besos!

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    1. Claro que te entiendo, Chelo, porque te explicas con mucha claridad. Y coincido contigo en que la poesía cuando te llega adentro lo que más agrada es leerla una y otra vez hasta casi, casi memorizarla. Cosa que, evidentemente, no ocurre con la novela donde hay menos sugerencia y todo está muy clarito.
      Un beso fuerte

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