En el número de agosto de la revista "emBLoGrium" apareció, con error tipográfico incluido en el título que aparecía en portada, un artículo mío con el epígrafe que encabeza esta entrada. Por si alguien no ha tenido oportunidad de leerlo y le interesase hacerlo lo reproduzco aquí en su totalidad. ¡Espero que os agrade!
Una de las últimas lecturas que he hecho ha sido “Una novela rusa” del francés Emmanuel
Carrère [vid. reseña en http://bit.ly/1gjHCOZ]. El
experimentado periodista y escritor francés escribe una biografía
ficcionalizada que plasma en un relato en el que se entrecruzan varias
historias con la peculiaridad de que pese a su aspecto ficticio todas ellas han
sido verdad. ¿Estamos ante una novela en el sentido clásico: “obra literaria que narra una acción
fingida en todo o en parte” (wikipedia dixit)?
Si se hace salvedad del término “fingido”, sí, ¿por qué no? Hay que
reconocer que cuando quien quiera que sea cuenta hechos vividos por él mismo y
los pone negro sobre blanco los elementos de la narración (lugar, tiempo,
narrador, personajes y acciones) deben ser tenidos en cuenta por el autor, quien
pese a haber sido el protagonista real de las acciones -de todas o de algunas-
se ve impelido a distanciarse de las mismas y comportarse igual que si los
sucedidos fuesen única y exclusivamente producto de su imaginación. Este tipo
de relatos se engloban bajo el rótulo de novelas de No-ficción o Nuevo Periodismo.
Truman Capote escribe su novela para una sociedad por aquel
entonces muy sensibilizada ante crímenes que consideraba gratuitos por
producirse sobre gentes honestas y muy queridas por todos. Todos los
estadounidenses cuando en 1966 aparece “A
sangre fría” tienen en su memoria el asesinato en 1963 del presidente John
F. Kennedy, así como en 1965 el del líder de la comunidad negra Malcom X; y
esto sin contar la oposición a todas las muertes gratuitas que el país llevaba soportando
por la guerra de Vietnam iniciada el año 1964.
Capote dinamitó la frontera que hasta ese momento existía entre Ficción (territorio exclusivo de la novela) y Realidad (territorio propio
del periodismo). De ahí la denominación de “Nuevo Periodismo” porque en él “realidad” y “ficción” se
transforman, y sus límites se hacen
difusos.
Nació pues así, la novela de no ficción, de la mano de Truman Capote
en Estados Unidos, y de Rodolfo Walsh en Argentina. Ambos autores se
sirven de los recursos literarios para narrar sucesos reales, basándose en
investigaciones periodísticas serias y elaboradas.
Otros representantes de esta corriente fueron los periodistas norteamericanos Tom
Wolfe (“La hoguera de las vanidades”),
Norman Mailer (“Los ejércitos de
la noche {La historia como novela; la Novela como historia}”), Gay
Talese (“Honrarás a tu padre” que
inspiró la exitosa serie de ‘Los Soprano’) y Hunter Thompson (“Miedo y asco en Las Vegas”).
Fuera de los Estados Unidos, y siguiendo en el continente
americano, el Nuevo Periodismo es la etiqueta que acoge además de a Roberto
Walsh (“Operación masacre”) a un
auténtico precursor de la corriente en los años 30, Roberto Arlt (“Aguafuertes”) y a autores más próximos a
nosotros como Tomás Eloy Martínez (“El vuelo de la reina” o “Purgatorio”, [ambas novelas reseñadas en este blog]),
Osvaldo Soriano (“No habrá más
pena ni olvido”), Miguel Bonasso (“El presidente que no fue”) o Roberto Bolaño (“La literatura nazi en América”).
En España esta tendencia tiene una muy clara manifestación en la última novela de Antonio Muñoz Molina, “Como la sombra que se va”. Sin llegar a tan exhaustiva investigación como la que realiza el escritor jienense sobre el asesinato de Martin Luther King, escritores como Javier Cercas (“Soldados de Salamina”, “El impostor”), Enrique Vilá Matas (“Aire de Dylan”) o Javier Marías (“Así empieza lo malo” [también reseñada en este blog]) en mayor o menor medida también podrían englobarse dentro de la Novela de No-ficción especialmente por la importancia que en las mismas tiene lo metaficcional, lo puramente biográfico que rompe la divisoria realidad-ficción y por la indagación reflexiva que contienen y que lleva a estas novelas a pugnar por reventar sus límites de género e invadir en no pocas ocasiones el del ensayo.
En España esta tendencia tiene una muy clara manifestación en la última novela de Antonio Muñoz Molina, “Como la sombra que se va”. Sin llegar a tan exhaustiva investigación como la que realiza el escritor jienense sobre el asesinato de Martin Luther King, escritores como Javier Cercas (“Soldados de Salamina”, “El impostor”), Enrique Vilá Matas (“Aire de Dylan”) o Javier Marías (“Así empieza lo malo” [también reseñada en este blog]) en mayor o menor medida también podrían englobarse dentro de la Novela de No-ficción especialmente por la importancia que en las mismas tiene lo metaficcional, lo puramente biográfico que rompe la divisoria realidad-ficción y por la indagación reflexiva que contienen y que lleva a estas novelas a pugnar por reventar sus límites de género e invadir en no pocas ocasiones el del ensayo.
El Cine ha conocido -y conoce- un proceso muy semejante a éste presente en el denominado cine documental con todas las variantes que hoy día tiene el mismo: emocional/testimonial, narrativo, argumental, dramatizado… La misma novela que ha motivado este artículo, "Una novela rusa" de Emmanuel Carrère, contiene en su interior el proceso de realización de un film documental, “Retorno a Kotelnich”, en este caso un documental que engloba prácticamente todos los tipos anteriores. Realizadores tan reconocidos como Martin Scorsese (“Shine a light” sobre una gira de los Rolling Stone) o Michael Moore y su falso documental sobre los asesinatos del Instituto de secundaria de Columbine ( “Bowling for Columbine”) o Francesc Relea con su documental sobre Serrat y Sabina en su gira artística por el continente americano (“El símbolo y el cuate”) y muchos otros más han cultivado esta tendencia.
Del mismo modo la televisión se sirve de este tipo de
narración no ficcionalizada en muchas de las series de gran éxito que hoy
llenan sus parrillas. Como ejemplo basta con citar “Los Soprano”, sobre el mundo de la Mafia, inspirada en la obra
antes citada de Gay Talese o “Mad men”, creada y producida por Matthew Weiner, sobre el mundo de la publicidad en USA en la década de los sesenta, que, sin
serlo, algunos la vienen a considerar la gran novela americana.
Muy interesante tu entrada. Siempre me ha gustado mucho este tipo de novela que mezcla realidad y ficción. Leí muy joven " A sangre fría " y luego he leído varias de las que nombras. La de Carrére, la tengo en espera y caerá pronto. Por cierto, no sabía que Los Soprano, saliera de una novela de este estilo. Intentaré hacerme con ella pues la serie es fantástica,al igual que Mad men.
ResponderEliminarYo sobre este tipo de novela tengo sentimientos ambivalentes. Me gustan siempre y cuando no caigan en el exceso del personalismo, y esto desgraciadamente no siempre lo logran.
EliminarLa de Carrère te gustará, seguro. Es buena novela. Ahora acaba de publicar "El reino" y me apetece echarle un vistazo.
Un beso
Al leer el título pensé de inmediato en Carrère que toma por costumbre escribir a partir de su vida y de vidas ajenas, "De vidas ajenas" siendo el título español de "D'autres vies que la mienne", o sea otras vidas que la mía.
ResponderEliminarGracias por este artículo que da muchas otras referencias.
Gracias a ti por tu comentario, Catherine. Estoy viendo que Carrère cuenta con una legión de asiduos lectores. Sé que en "De vidas ajenas" el autor da una vuelta de tuerca más al género de la no-ficción al haber entregado previamente el manuscrito a quienes aparecen citados en él para que le diesen su aprobación. Pero aún no la he leído. Gracias por la aportación.
EliminarVaya! Un artículo muy interesante y que no hubiese leído si no lo compartes por aquí.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan Carlos.
Besos
Me alegra que te haya resultado interesante, Marina.
EliminarUn abrazo fuerte
Como no me gusta nada poner etiquetas aunque a veces son necesarias para situarnos y saber de qué estamos hablando, no me atrevo a pronunciarme sobre si el término de no ficción es el más correcto para referirnos a los libros que citas, pues en ellos hay ficción a pesar de fundamentarse en un hecho real. Muchas veces los mejores libros son los más difíciles de catalogar. En cualquier caso que nos ofrezcan buenos libros independientemente de su dosis de realidad y ficción.
ResponderEliminarUn artículo muy interesante.
Besos!!
En esto de las etiquetas, Lorena, coincido plenamente contigo. Y sí es interesante esa matización que haces sobre la ficción basada en un hecho real; de hecho el recuerdo de algo ocurrido ya tiene mucho de ficcional, ¿no crees? No recordamos igual algo ocurrido ayer que dentro de dos meses, que dentro de dos años... ¡y es el mismo suceso real!
EliminarUn abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué gran lección me has dado, Juan Carlos, cómo se nota que lo tuyo es la enseñanza.
ResponderEliminarDe tu artículo extraigo varias conclusiones, la principal que tengo que leer algo de Carrère pero ya.
En cuanto a novelar un hecho real o hacer cine documental me parece muy acertado (una buena historia real si se novela es más entretenida y un documental si se escenifica también). Sin embargo tengo ciertas reservas y ahondando en lo que cita 'El pájaro verde', hasta qué punto podemos tomar al pie de la letra todo lo que aparece en una novela de este tipo, dónde termina el hecho real y comienza la creatividad del autor.
Soy una aficionada a la novela histórica y muchos autores poco rigurosos, en cuanto que añaden más de su cosecha que de los libros de Historia, nos confunden y nos hacen creer que pasaron cosas que son fruto de su imaginación.
Un beso.
Hola Paloma:
EliminarEn mi opinión nada de lo que se lee en una obra que se define como de ficción -y la novela lo es, incluso ésta que empleando una contradicción inmensa se declara como de No-ficción- cabe tomarlo "al pie de la letra".
No hace muchos años asistí a unas conferencias sobre la literatura de Memorias o de Diarios; lo que saqué en claro de ellas -y así lo sostuvieron la mayor parte de los conferenciantes- es lo que le he dicho a Lorena de "El pájaro verde" en respuesta a su comentario: que el recuerdo y su plasmación por escrito entra directamente en el terreno de lo ficcional. Para la realidad "al pie de la letra" está la Historia, que es una disciplina distinta de la literatura. A veces entran en contacto en la denominada Novela histórica que mezcla elementos reales y ficticios, pero incluso en ésta lo único que podemos tildar de real es el marco y los nombres históricos de los personajes porque lo demás es pura ficción, que si es buena debe de ser "verosímil", pero nada más.
Un abrazo, Kirke
Enhorabuena por la entrada Juan Carlos pues has conseguido una entrada panorámica, en la que la amenidad no está reñida con el rigor sobre un tema sobre el que se ha escrito (y teorizado mucho) ¡Y eso sin contar que te adelantaste al Premio Nobel de Literatura de este año! ¿Información privilegiada? La lectura de tu texto me ha traído a la memoria algunas obras que siguen la línea que tú has trazado. En especial, el fantástico libro "La banda que escribía torcido" de Marc Weingarten (Libros del KO) pues hace una especie de paleontología buscando los orígenes del llamado "Nuevo Periodismo" y las personas que lo hicieron posible, ellos mismos personajes de novela.
ResponderEliminarAdemás, como sabes, una de mis debilidades es Emmanuel Carrère quien -en mi opinión- se consagró como maestro de la novela de no ficción en "Limonov" que narra literariamente la fascinante vida -con diálogos interiores incluidos- de Eduard Limonov, un personaje casi inverosímil que ha tenido siete vidas, como si de un gato se tratara.
Por otra parte, en relación con "Columbine" de Michael Moore recuerdo haber visto la película "Elephant" de Gus Van Sant -Palma de Oro de Cannes 2003- que imagina cómo fue el día de los asesinos, con algunas escenas que se te clavan en la retina.
Finalmente, yo creo que la serie que mejor relata la realidad norteamericana -y tendría méritos para ser la Gran Novela Americana- es The Wire en la que las diferentes capas de Baltimore se van mezclando de una manera fascinante: los policías, los políticos, los traficantes, los camellos que trabajan en las esquinas de Baltimore Oeste, los trabajadores del puerto,... En especial, la gente se quedó impactada con la Cuarta Temporada en la que David Simon -el creador- intenta responder a la siguiente pregunta ¿Qué está ocurriendo en nuestras escuelas para que estos chavales acaben vendiendo droga en las esquinas cuando no enganchados a ella? Creo que tuvo bastante repercusión en la sociedad norteamericana y, de hecho, les llevó a una reflexión sobre el tema. Muy muy recomendable.
Como siempre, Juan Carlos, un placer leerte por tu escritura y por tu erudicción!
Muchas gracias; David, por tus amables palabras. Tomo nota de tus recomendaciones. En especial tomo nota de The Wire, serie que no he visto pero de la que he oído hablar mucho. Desde luego a mí, como digo en el post "Mad men" me ha encantado (he visto las siete temporadas sin cansancio) y desde entonces por más que busco por Movistar+ Series no encuentro ninguna de mi agrado. Bueno, sí, vi "Borgen", pero vista la primera temporada vistas las demás porque el esquema que utiliza es muy repetitivo en todos sus episodios. Miraré, a ver si la empresa de Alierta tiene a "The Wire".
EliminarPor más que releo la entrada no veo en ella ninguna alusión al Premio Nobel de Literatura. ¿O sí? Ya no sé qué decir pues empiezo a desconfiar de mi cabeza; es lo que tiene cumplir años.
Yo como te dije en otro momento acabo de leer "El Reino" de Carrère y no me ha disgustado. Acabo de hacer una entrada sobre esta novela y allí digo que tengo que leer "Limonov" porque todos habláis muy bien de ella.
Ya en otro orden de cosas, sé que estás lejos de España. Lo sé por amigos comunes. Espero que las cosas por allá te vayan divinamente.
Un abrazo
Excelente entrada, Juan Carlos. Citas títulos que no encuadraba en este Nuevo Periodismo. En realidad, novelar es ficcionar y en la medida en que uno toque la realidad se está alejando del canon. Yo, que siempre me decanto por el estilo, he de confesar que de entrada, no soy muy fan del género, pero si está taaaan bien escrito como "A sangre fría", lo disfruto tanto como una novela que me hable de Macondo. Un saludo y repito mi enhorabuena por tu estupenda entrada.
ResponderEliminarHola, de nuevo:
EliminarLa verdad es que la distancia entre ficción y realidad es mínima. Ahora no recuerdo quién lo decía, pero estoy con la idea que dice que todo cuanto se pone por escrito, por muy vivido que haya sido por quien lo hace, se convierte en ficción. Que la única realidad, vamos, es la de aquí y ahora; el resto, pasado o futuro, recordado o anticipado, ingresa en la dimensión de la ficcionalidad. Bueno, por aquí es por donde se mueven los cultivadores de la autoficción, la novela confesional, la no-ficción, el Nuevo Periodismo y tal. Y sí, te diré que yo si está bien escrito, como lo está A sangre fría, lo disfruto tanto o más que la pura invención, lo puramente imaginativo. Estoy contigo en que lo esencial en literatura es siempre el estilo.
Un fuerte abrazo, amigo