Preparando la reseña de una novela de Heinrich Mann, hermano mayor del gran novelista alemán Thomas Mann, me he encontrado con la reseña que en el ya lejano mes de marzo de 2014 hice en este mismo blog de esta novela del que se alzase con el Premio Nobel de Literatura en 1929. En la justificación de la concesión del galardón realizada por el Jurado se consigna específicamente la aportación a la literatura universal de esta gran novela, la primera que él escribiera con tan sólo 25 años en 1901.
He creído que estaría bien volverla a visitar. Aquí os la dejo:
El
paralelismo que Mann establece entre el discurrir de Alemania y el de la
familia sirven para explicarse mutuamente (vid.nota al final). Aunque no será hasta 1871 con Von Bismarck que nacerá la denominada "Nueva Alemania", su advenimiento se adivinaba desde al
menos 1830 con la revolución liberal burguesa francesa. Sus ecos los
encontramos al inicio del relato en forma de la exigencia por parte de Gotthod
(hijo pródigo del patriarca Buddenbrook nacido fruto del amor hacia su primera
esposa que murió en el parto) de sus derechos sobre la herencia familiar. Este
Gotthod ha sido expulsado de la familia por haberse casado sin permiso paterno
con una mujer considerada de clase inferior. Será precisamente esta lucha entre
tono social y satisfacción personal uno de los muchos choques de contrarios que
se manifestarán en la novela y que
vendrán a explicar la decadencia de esta familia por no haber sabido adecuarse
al discurrir de los tiempos.
Los
contrarios que se enfrentan en este relato de Thomas Mann son entre otros los
siguientes:
- Protestantismo
vs Catolicismo. Presentado especialmente en la figura del divertido
disfrutador de la vida muniqués Permaneder, segundo esposo de Tony y repudiado
precisamente por su escasa ambición, algo que los protestantes de Lübeck no logran comprender:
"no se integraba en la vida y los acontecimientos de la ciudad de Múnich a pesar de que la rodease su aire: el aire de una gran ciudad, llena de artistas y de ciudadanos ociosos, un aire un tanto decadente" [pág. 383]"Un hombre que se retira a vivir de las rentas con la dote de su esposa, ¡por Dios! ¡Un hombre sin ambición, sin metas, sin ningún espíritu emprendedor!" [pág. 387]
Al igual
que tampoco comprenderán la entrega desinteresada a los demás de las monjas de
la caridad que los médicos les envían a sus casas protestantes.
- Ociosos
y Artistas vs seres prácticos y Comerciantes. Todo lo que no redunde en
beneficio monetario es considerado pérdida de tiempo. Así personajes como
Christian que ama el arte, la diversión,
la ociosidad del juego en el Casino y que huye del compromiso laboral, o
la misma Gerda Arnoldsen y su hijo Hanno que disfrutan con la práctica musical pero les
aburren inmensamente las cuentas inherentes a los negocios, serán tenidos por
auténticas rémoras y recibirán constantemente gritos y hasta insultos por parte
de los seres prácticos, los comerciantes:
"¡Si al menos hubiera podido reprimir y eliminar de su vida la música, aquella fuerza que alejaba al niño de la vida práctica" (pág. 544)
-Nobleza
vs Burguesía comercial. La época que se nos presenta es el tiempo de lo
emprendedores burgueses, aunque ellos aspiren a alcanzar el esplendor externo
que antaño rodeó a los nobles y que ahora han perdido totalmente aunque
mantengan el lustre cultural (por ejemplo el conde Eberhard Mölln, padre de Kai, el amigo de Hanno). Este choque es perceptible
en el matrimonio Gerda-Thomas:
"Conozco tu debilidad por la nobleza en general y por la nobleza de Mecklemburgo en particular, y por eso te pido que tengas paciencia si ves que uno de esos caballeros recibe una lección... En fin, ya sabes que, entre ellos, hay quienes no profesan demasiado respeto a los comerciantes a pesar de lo mucho que necesitan sus servicios; que hay quienes, a la hora de realizar tratos comerciales, marcan demasiado las distancias aferrándose a la superioridad," (pág. 478)
-Moral
burguesa vs Dignidad personal. Thomas Buddenbrook siempre echa en cara a su hermana
Tony que no considere la repercusión social que puedan tener sus decisiones
personales:
"¿Acaso en esta vida sólo es una vergüenza y un escándalo lo que se hace público y lo que sale a la luz? ¡Ay, no! ¡El escándalo que se guarda en secreto, que lo consume a uno en silencio y termina privándole de su dignidad es mucho peor!" (pág. 401)
-Arte
culto vs arte popular. Los Buddenbrook de siempre estuvieron negados para las
manifestaciones artísticas, en especial para la música. El senador Thomas la
veía como algo pernicioso que alejaba a las personas de los ideales prácticos.
De ahí el inevitable choque con su esposa Gerda:
“El la entendía, entendía perfectamente lo que decía Gerda. Pero no podía suscribirlo porque él no lo sentía así, y seguía sin ver por qué aquellas melodías que lo conmovían o le alegraban el ánimo tenían que ser fútiles e inferiores y por qué otras piezas que se le antojaban caóticas y muy duras de escuchar poseían el más alto valor musical. Se sentía a las puertas de un templo en el que Gerda, con gesto implacable, le prohibía poner el pie...” (pág. 532).
mapa dialectal del llamado Bajo alemán |
“No trae usté' mu' buen aspecto, si me permite que se lo diga así; eso es culpa del aire de la ciudá', y de todas esas fiestas...” (pág. 122)
El estilo:
Thomas Mann recibió el Premio Nobel de Literatura el año 1929. En el razonamiento dado por la
Academia como justificación de la distinción se citaron varias de sus obras ("La montaña mágica", "Muerte en Venecia", "El payaso"...), y especialmente “Los Buddenbrook”. Los motivos, aparte del éxito popular obtenido por la misma, estribaban sin lugar a dudas en su personal estilo, que partiendo del realismo-naturalismo introducía un aire novedoso que hacía la lectura más ágil y dinámica. Para mí destacan especialmente algunos recursos:
Academia como justificación de la distinción se citaron varias de sus obras ("La montaña mágica", "Muerte en Venecia", "El payaso"...), y especialmente “Los Buddenbrook”. Los motivos, aparte del éxito popular obtenido por la misma, estribaban sin lugar a dudas en su personal estilo, que partiendo del realismo-naturalismo introducía un aire novedoso que hacía la lectura más ágil y dinámica. Para mí destacan especialmente algunos recursos:
-
La elisión. El novelista utiliza la elegante figura de la elisión en muchas ocasiones
dejando que el lector imagine lo no dicho al tiempo que le sirve como medio de
caracterización de personajes. Así cuando la consulesa Gerda le pide a su
marido un nuevo criado, éste se opone vivamente, pero tras unos párrafos al
final del capítulo escuetamente se nos dice que un día el cónsul llegó muy
contento a casa y se tomó la decisión de contratarlo. Sin duda alguna la mayor elegancia en el empleo de esta figura se da cuando elude comunicarnos el fallecimiento de Hanno y
páginas más adelante leemos que ya hacía seis semanas de su muerte.
-
Descripciones minuciosas. Quizás sea un rasgo propio del naturalismo la delectación que el autor
muestra al describir la agonía de algunos personajes y en especial la descripción
con todo lujo de detalles del tifus tumoral que Hanno padece. Pero en Thomas
Mann nada es gratuito; con esta morosidad descriptiva lo que está haciendo es
transmitirnos la idea nietzscheana de la relación entre enfermedad y
creatividad, de modo que al culminar una y otra el artista se diluirá, disolución
que expresa con un rotundo: “Y llegó”:
”Hanno se quedó un momento sentado, en silencio, con la barbilla apoyada en el pecho, las manos en el regazo. Luego se levantó y cerró la tapa del piano. Estaba muy pálido, las rodillas le temblaban sin fuerza y le ardían los ojos.” (pág. 783).
-
Anticipaciones. Los hechos fundamentales de la familia se escriben en un Cuaderno que va
pasando de padres a hijos en el que se pueden leer los nombres, las aportaciones
principales e ideas esenciales que han hecho que la saga Buddenbrook iniciada
en el lejanísimo siglo XVI hubiera llegado hasta el presente. Destacaré dos
anticipaciones esenciales para el decurso narrativo:
o
«Hijo mío, atiende con placer tus negocios durante el día, pero emprende
sólo los que te permitan dormir tranquilo durante la noche». (pág. 188). Esta frase reaparece en muchos momentos como un mantra siempre
respetado. Cuando los Buddenbrook la olviden, las cosas comenzarán a torcerse.
o —Dos capitanes al timón, mala cosa... Seguro que, entre los dos, echan el
negocio a perder —dijo el cónsul Kröger— (pág. 265). La
frase aparece cuando al frente de la empresa, por expreso deseo del fallecido Jean
Buddenbrook, muy religioso, queden su hijo Thomas y Marcus, el apoderado de la
empresa.
Otras anticipaciones se dan
cuando Thomas finaliza la construcción de su nueva casa como aviso de la
decadencia que se le avecina:
"Llevo varios días pensando en un refrán turco que leí en alguna parte: «Cuando uno acaba de construir su casa, le llega la muerte».Sé que a menudo los signos externos, visibles y tangibles, y los símbolos de la felicidad y el éxito aparecen cuando, en realidad, todo eso comienza a decaer...; es más, no aparecen hasta entonces." (p. 450).
-
El narrador. Es un narrador omnisciente que
emite juicios, pero que se adelgaza en ocasiones mimetizándose con el
personajes a través de variaciones a la hora de utilizar el discurso citado, en
especial mediante un uso peculiar de los tiempos verbales:
“—Dé gracias a Dios, mi querido amigo, ha faltado bien poco para... El cónsul no se atrevió a preguntar para qué había faltado bien poco. La mera idea de que aquella criatura diminuta, anhelada en vano durante tanto tiempo y que había venido al mundo de forma tan extrañamente silenciosa, hubiera podido sufrir la misma suerte que la segunda hijita de Antonie le horroriza.” (pág. 413).
-
Uso frecuente del presente
actual con valor atemporal. Para detener el discurrir
temporal, en las descripciones echa mano de este tiempo verbal con lo que
consigue, además de paralizar el tiempo, dar al texto un ritmo muy vivaz:
“¿Qué sucede? ¡El cónsul Peter Döhlmann hace su entrada acompañado por la orquesta del Stadttheater! ¡Ya viene por la escalera, agitando un paquete de programas en la mano con gesto triunfal!” (pág. 511)
Reproducción del
lenguaje propio de las clases populares. Utiliza
dialectalismos populares con voluntad de estilo, pero también como medio de caracterizar
personajes e incluso como recurso humorístico jugando con el lector en un
momento álgido del relato al elidir la expresión que su marido le dijera al
haber sido descubierto con otra mujer, expresión que ha sido determinante en la
decisión tomada por Tony de abandonar a su segundo marido: “-¡Vete
al diablo, cerda come-basuras”, pero escrito en bávaro en el original con
lo que el expectante lector se queda con un palmo de narices sin saberla.
Quedan fuera de este post muchísimos elementos importantes que hacen que esta novela de Mann sea un auténtico clásico. No es posible hablar aquí de todos ellos, pero no me resisto a citar al menos dos para mí fundamentales: Uno es la serie de ideas filosóficas que como papel celofán envuelven la historia. Son las ideas de los filósofos alemanes que pusieron las bases para la evolución del mundo en ese siglo XIX: el primero es Kant, luego Schopenhauer y el fundamental Nietzsche. A este último lo vemos revolotear en torno a los ataques que algunos personajes (en especial el señor Edmund Pfühl, organista de la Marienkirche y profesor de música de Hanno) realizan a la música de Wagner de la que Mann era gran admirador [se puede acceder a algunos temas de compositores citados en el relato entrando en la página de este mismo blog: Música que me gusta escuchar]; también cuando se refiere a la fuerte relación existente entre creatividad artística y carácter enfermizo; y fundamentalmente en la necesidad que existe de conciliar los contrarios si no queremos que todo se venga abajo. Precisamente esta no conciliación de opuestos, que sí se daba en la mente abierta y equilibrada del patriarca Buddenbrook que abre el el relato, será la que se lleve por delante a esta familia.
Schopenhauer es el autor de la obra -"El mundo como voluntad y representación"- que lee Thomas cuando ha entrado en la fase de decadencia total y sus pensamientos se van hacia la muerte y la de la empresa familiar al no existir en su hijo Hanno un continuador de la misma
" ¿Que dónde estaré, cuando esté muerto? ¡Pero si está más claro que el sol y es tremendamente sencillo! Estaré en todos aquellos que, desde el comienzo y hasta el fin de los tiempos, hayan dicho, digan y vayan a decir: YO; pero, sobre todo, en los que lo digan con más plenitud, fuerza y alegría..." (pág. 685)
"Agobiado con mil bagatelas cotidianas que su cabeza luchaba por solucionar y mantener en orden, no tenía la suficiente fuerza de voluntad para conseguir repartir su tiempo con racionalidad y provecho." (pág. 688)
Para cerrar sólo señalaré las alusiones que aparecen en la obra acerca de los recursos de los poderosos y que hoy tienen una actualidad tremenda. Me refiero al desfalco cometido por el marido de Erika Gürlich, Hugo Weinschenk, el que fuera director
de la Aseguradora contra Incendios, por el que fue a la cárcel pero para el que se moverán todos los hilos posibles a fin de conseguir un indulto; indulto que se le concederá. Vamos, igualito, igualito que en nuestros días por estos lares. Por algo esta novela es un clásico con todas las letras: nada en ella es inactual; toda ella nos sigue dando avisos y enseñanzas.
_________________________________(nota )
La
historia particular de los Buddenbrook (la anécdota) discurre a la par de la de
Alemania (marco) como se ve en el siguiente cuadro:
- 1835:
inauguración de la nueva casa familiar
- 1838 (14
de abril): nace Clara, la hija menor del patriarca.
- 1842:
Thomas ingresa como aprendiz en la empresa familiar
- 1846
(principios del año): Tony se casa con el señor Grünlich
ALEMANIA
1848: Revolución liberal burguesa. Se inicia la creación de la Nueva Alemania.
- 1850
(mes de enero): Crisis matrimonial del matrimonio Grünlich
- 1851:
Christian marcha a Valparaíso
- 1855
(segunda semana del mes de septiembre): muere Johann Buddenbrook, el patriarca.
- 1856:
vuelve Christian del extranjero. Se casan Thomas y Gerda.
- 1857:
Tony marcha a Munich y conoce al
cervecero Permaneder
- 1859
(finales): Tony abandona el hogar marital.
- 1861:
Nace Hanno, hijo de Thomas y Gerda.
- 1863:
Thomas está en la cresta de la ola: es senador y decide construirse una casa
señera.
ALEMANIA,
década de los años 60: guerra de los
ducados en el 64, guerra de las siete semanas en el 66
-1868:
Erika Gürlich tiene una niña, Elizabeth.
-1869:
Hanno tiene 8 años.
ALEMANIA
1870: Guerra franco-prusiana. 1871: Von Bismarck crea la "Nueva
Alemania" en torno a Prusia.
- 1872:
Desmantelamiento de la casa de la consulesa Buddenbrook.
- 1873: El
marido de Erika preso por corrupción de caudales públicos obtiene un indulto.
- 1874: El
senador Buddenbrook sospecha vivamente de la fidelidad de su esposa Gerda.
Muere Thomas
- 1877:
Muere el joven Hanno
Es imperdonable que no haya leído esta obra de Thomas Mann. Hace bastantes años leí La Montaña Mágica y Muerte en Venecia y ambas novelas me entusiasmaron. Al poco adquirí Los Buddenbrook y quedó a la espera de ser leída. Creo que debe haber estado durmiendo el sueño de los justos durante más de una década. Cada vez que la veía en la estantería me decía que sería la siguiente, pero ha ido pasando el tiempo y he ido dando prioridad a las nuevas adquisiciones. Si no es por tu estupenda reseña, habría seguido así. Me propongo lerla en cuanto termine mi lectura actual, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Entiendo, Josep Mª, que La Montaña Mágica y Muerte en Venecia te entusiasmaran porque son magníficas. Y estoy seguro que Los Buddenbrook te gustará tanto o más porque es una historia familiar muy bien contada y muy bien imbricada con la historia de Alemania.
EliminarUn fuerte abrazo
Hoy está siendo un día maravilloso, la verdad es que estoy inmensamente feliz en la blogosfera, ¿qué está pasando hoy que estoy viendo unos libros maravillosos, que hace tiempo leí pero que me están entrando unas ganas locas de releer? Es lo bueno de los de las comparecencias que te da tiempo a leer y releer.
ResponderEliminarComo te he dicho la leí hace mucho y estoy refrescando mi memoria con tu reseña, por eso creo que ha llegado el momento de una relectura.
Besitos 💋💋💋
Los clásicos, Yolanda, siempre emocionan."Los Buddenbrook" es un clasicazo, un libro bárbaro, es una historia que cada vez que uno la lee le descubre nuevos valores. Es impresionante y una gozada volverla a leer.
EliminarUn beso
Del autor leí hace años Muerte en Venecia, que me gustaría releer. Pero ahora me tientas con esta novela y me parece que caerá antes que esa relectura.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues yo que tú pospondría la relectura de Muerte en Venecia y haría la de "Los Buddenbrook". No te arrepentirás.
EliminarUn beso
La leí hace tantos años que casi ni me acuerdo, pero me has dejado con ganas de releerla. Besinos.
ResponderEliminarHay que volver a ella, es una gozada por todo.
EliminarBesos
He leído "Los Buddenbrook" y "Muerte en Venecia", pero, aunque lo he intentado dos veces, he sido incapaz de leer "La montaña mágica". Todos esos enfermos de tuberculosis en el sanatorio de montaña es más de lo que puedo tomarme con calma. Ataca mis peores mañas hipocondríacas.
ResponderEliminarLas novelas de Thomas Mann no son fáciles de leer. Como bien dices, están trufadas de Filosofía y de Música. Si bien no tengo nada contra la primera, la segunda me resulta mucho más difícil y me interesa menos. En "La montaña..." todo esto está más visible que en las otras dos novelas que he leído.
Menuda reseña, amigo. Es más bien toda una clase sobre Thomas Mann. Se podría hablar mucho más de la novela y del autor, pero con lo dicho ya hay para poder decir que se les conoce un poco más.
Un beso.
Hola, Rosa:
EliminarYo leí "La Montaña mágica" hace ya bastantes años, mucho antes que "Los Buddenbrook" y guardo de ella un buen recuerdo. No pude concluir "Doktor Faustus", leí con agrado tras haber visto la película "Muerte en Venecia" e incluso cuando empezaba lo de los ebooks me bajé de una web argentina "José y sus hermanos", sobre la historia bíblica, y se leía con una gran facilidad. Pero de todos ellos "Los Buddenbrook" es la que más me ha gustado.
En cuanto a la reseña, la misma tiene ya 5 años, o sea, yo tenía más facultades que ahora mismo (ja, ja...). No sé si hoy sería capaz de encontrar tanta cosa en ellas aunque tenerlas las tiene, que conste.
Besos
Es una reseña llena de información útil para prepararse para leerla. Me apunto la novela, a pesar de haber revelado tanto no me molesta en lo absoluto. A mí los clásicos me atraen muchísimo. Más si tienen ese tinte filosófico y cómo quedan secuelas de ese pensamiento en nuestra actualidad.
ResponderEliminarPor ejemplo, desestimar el arte como profesión lo vemos seguido en las escuelas que otorgan pocas horas a esta enseñanza y desenvolvimiento, en comparación con las ciencias y la tecnología que son obligatorias y de prioridad. Aunque más tarde se topen con carreras universitarias o conservatorios relacionados a pintura, canto, baile, etc; muchos niños y adolescentes son objeto de intensas campañas de disuasión por sus propios padres, amigos y maestros.
Hola, Fany:
EliminarLeer a Thomas Mann es un gusto ya en el propio acto de leer. Si he revelado más de lo debido se debe a que es una reseña que hice hace cinco años y en ese momento no tenía yo muy claro la funcionalidad de las mismas, algo que hoy sí que lo sé con claridad: incitar a la lectura sin revelar mucho de su contenido.
Léete la novela, que aunque es algo extensa es muy buena y seguro que la lees con ganas.
Un beso
Parece un libro maravilloso <3
ResponderEliminarLo es, lo es. Ya verás como sí
EliminarBienvenida al blog
¡Olé, menuda reseñaza! Leí "Los Buddenbrook" hace años y le hice reseña en el blog, por eso he pasado para leerte. Me ha gustado especialmente los recursos estilísticos que señalas y es cierto que aunque esté adscrito al naturalismo, lo cierto es que tiene esas peculiaridades que lo hacen único. Fíjate que estoy releyendo "Mujercitas" y me he acordado de "Los Buddenbrook" por esa voluntad cronista, no solo de una familia, sino de una sociedad entera, de un país. Saludos y enhorabuena por la excelente reseña.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mónica, por tus palabras. Con lo de "Mujercitas" cuya reseña llevo viendo aparecer con frecuencia en blogs que visito me has picado. Como españolito que ha recibido la educación que se daba en una época jamás esta novela de Louisa May Alcott ha pasado por mi cabeza como posible lectura; sin embargo esta reflexión que haces sobre la voluntad cronista de la misma semejante a la que se hace en "Los Buddenbrook" me lleva a querer leerla. Y la leeré, seguro.
EliminarBueno, Serendipia, me pasaré por tu blog para leer tu reseña sobre esta novela, seguro que coincidimos en muchas cosas.
Un beso
Hola leí hace años la montaña mágica y tengo un grato recuerdoa pero con esta no sé si me animaría chao
ResponderEliminarPues yo te aseguro que te gustaría más que "La Montaña...", al menos a mí es lo que me sucedió.
EliminarUn beso
Este novelón lo leí hace años, ni siquiera tenía el blog por lo que no está reseñado. Fue sin duda una lectura fantástica.
ResponderEliminarBesos.
No me extraña nada, Manuela, que te encantara. A mí también me lo pareció. Es una maravilla.
EliminarBesos
Tengo muchas ganas de leer al autor, a ver con cuál empiezo =)
ResponderEliminarBesotes
Esta creo que te gustará, aunque es algo voluminosa.
EliminarBesos
Hace unos días acabé esta novela, y vengo a tu blog sabiendo que encontraría una reseña magnifica. Me ha encantado tu reseña y el libro. Thomas Mann me encanta y me gustaría seguir leyéndole. He leído ya La montaña mágica, Muerte en Venecia y este. Ya veremos con qué continuo. ¿Alguna sugerencia? Un abrazo
ResponderEliminar