«Furtivamente, Amy envolvió la grabación de Larry Barrow con pañuelos de papel y la escondió en el cajón inferior de la mesa, con su crema de manos, su crema facial, su pintalabios, sus polvos de tocador, su colorete, su perfume, su pintauñas, sus tijeras de manicura, su lima de uñas, su lima abrillantadora, su lápiz de ojos, sus pinzas, sus horquillas, sus pastillas de vitaminas, su aguja, su hilo, sus gotas para los ojos, su cepillo y su peine.» (“Sección Femenina”, sexto relato de la antología)
«Las mujeres sacudían la cabeza para dejarle claro a Jenny que sabían lo que costaba que un hombre se cuidara a sí mismo. Y los hombres miraban subrepticiamente a George para hacerle saber que conocían la desgracia de estar con una mujer que siempre te trataba como a un niño»
La crítica a la manera de vivir de sus conciudadanos es constante a lo largo de estas dieciséis narraciones breves. Una de ellas está referida a esa cierta adoración que en la tecnificada sociedad actual se tiene por lo artificial, por lo falso, por lo virtual. El amor a un robot se evidencia en "Jenny" y en "Besos a cien dólares", otro de los cuentos, en el que el hombre detenido e interrogado por haber agredido a un molesto compañero de trabajo que siempre estaba con revistas para adultos en la mano y que, ¡pesadísimo!, constantemente le interpelaba diciéndole que pagaría 100 dólares por besar a una de las chicas allí retratadas ligeras o completamente ausentes de ropa, responde a la pregunta «¿Qué anda mal en el mundo?» del detective que lo interroga diciendo: «Que todo el mundo presta atención a fotografías de cosas. Que nadie presta atención a las cosas en sí mismas»
El relato "Sección femenina" es uno de los que más me ha gustado. Lo protagoniza Amy, una chica que trabaja en una sección empresarial compuesta exclusivamente por mujeres cuya función es la de copiar a máquina las cintas grabadas por los colegas masculinos de la Compañía en las que ellos transcribían los comentarios de los clientes. Las mecanógrafas como Amy nunca veían las caras de los clientes ni de quienes grababan las cintas. Un día a una le llega a Amy una grabación en la que quien habla confiesa su decepción con su vida y su deseo de ponerla fin. Da la dirección donde ejecutará su plan aunque deja abierta la posibilidad a ser salvado si es que cualquiera de las chicas que lea esa grabación acude al edificio de la empresa donde dice que estará esa tarde. Y esa chica, Amy, la mujer del narrador en primera persona que está contando la historia, esconde esa cinta en su cajón lleno de adminículos femeninos para escucharla e intentar evitar que tal cosa suceda. Pero...
El relato es de lo más interesante al criticar la falta de humanidad existente en muchos ámbitos laborales; también es un relato revelador de la altura literaria del autor.
Se censura en el relato que da título a toda la antología, "Mientras los mortales duermen", la fiebre consumista que se produce durante las Navidades y la utilización que se hace de los sentimientos religiosos y familiares para incentivar más aún ese consumo, esos regalos casi obligatorios. La música navideña llega a resultar estomagante de tanto como se repite en los centros comerciales: «Esta noche ya lo hemos oído ocho veces. Venden las Navidades como si fueran cigarrillos, machacando y machacando con la misma frase una y otra vez. Estoy de Navidades hasta la coronilla»"Ruth" es un cuento que profundiza en las relaciones femeninas y en el sentimiento de 'propiedad' del fruto del amor. Concretamente estamos ante la reunión de dos mujeres: Ruth, joven embarazada de cuatro meses, que acude a visitar a la señora Faulkner, madre del padre de la criatura que lleva en su seno. ¿Cuál de las dos tiene más "derecho" sobre la criatura que está por llegar? Además de plantear este asunto en el relato se muestra la necesidad que los humanos tenemos de ayudarnos mutuamente pese a todo.
Es el amor, su ausencia, su necesidad, elemento nuclear en muchos de los cuentos. Vonnegut tiene el acierto de acercarse a él desde ubicaciones muy diversas. Una es la que se ve en "Ruth"; otra, muy curiosa también, es la que se lee en "Fuera, vela efímera" donde una relación epistolar nacida a partir de una página de contactos de una revista deriva en el enamoramiento total de una mujer hacia el 'maravilloso' hombre que se cartea con ella pero que siempre elude cualquier manifestación física. Es un relato que revive el eterno tema de la Bella y la Bestia, de la importancia de la belleza interior frente a la derivada del aspecto físico.
Ya digo que la mayoría de los cuentos han sido de mi agrado por la enorme originalidad con que aborda Kurt Vonnegut los asuntos más diversos. En el cuento "Tango" toca de manera genial y con gran ironía la relación paterno-filial dentro de las clases altas de una localidad ficticia, Pisquontuit, habitada por doscientas familias muy ricas. La educación dada allí a los jóvenes cachorros totalmente separados de la clase de los sirvientes se quiebra merced a la música canalla del Tango, melodía que despierta en Robert, el hijo del potentado donde trabaja como criada Marie, la inquietud sobre su manera de estar en el mundo. Marie y quien en primera persona cuenta la historia, el tutor de Robert, harán evolucionar al chico, a cortar con sus miedos, a hacer que la relación con el padre vaya más allá de contemplar una película en completo silencio. A preguntas de su tutor sobre cómo fue su infancia, si fue feliz en ella o no, Robert le responde:
«—Pero no se puede afirmar que habláramos exactamente. El mayordomo venía a mi habitación e instalaba el proyector de cine. Después, mi padre subía y proyectaba una película de Mickey Mouse durante una hora. Nos limitábamos a sentarnos en la oscuridad mientras la película pasaba.
—¡Erais uña y carne! ¿Qué puso fin a esa borrachera emocional?»
Como se ve en la cita anterior el sentido del humor, la ironía, la crítica que subyace a esta confesión. es más que evidente. Y esta sensación está presente en muchos otros de los cuentos. Así por ejemplo se ve en "Sr. Z", un relato muy irónico, con muchos giros argumentales y estupendas roturas de cintura que con agrado sufre el lector. Me ha gustado mucho, hay en él de todo: gansters, mujer inteligente, estudiante de teología y criminología, palizas, amor...
En la relación entre los dos mundos, el de arriba y el de abajo, hay una narración -"Dinero habla"- en la que la barrera que la riqueza establece entre las personas vista en "Tango" ahora no permanece silenciosa sino que interviene activamente hablando en la mente de Ben, chico humilde que se siente atraído sinceramente por Rose, una chica que acaba de heredar doce millones de dólares. ¿Aceptará Rose a Ben sin pensar que su acercamiento es consecuencia de su riqueza? ¿Es amor auténtico lo que puede haber entre los dos? ¿Se censura a sí misma Rose por el mero hecho de haber pasado a ser poseedora de una inmensa fortuna? Dos frases extraídas de este cuento me parecen magníficas y muy esclarecedoras:
- «Usted tiene problemas, yo tengo problemas..., todo el mundo tiene problemas, tanto si tienen mucho dinero como un poco o nada en absoluto. Al final resulta que el amor, la amistad y hacer el bien son las cosas realmente importantes» -dice el Dinero en la cabeza de Ben.
- «Al ver a la doncella cautiva, al recordar su propio cautiverio, Ben comprendió al fin que el dinero era un dragón gigante, con mil millones de dólares como cabeza y un penique en la punta de la cola»
Para finalizar quisiera destacar la irreverencia -auténtica muestra de su ironía- mostrada por el escritor ante el mundo del Arte. ¿Es el Arte una farsa? ¿Quién es farsante en ese mundo? Estas y otras cuestiones muy sabrosas siempre en torno a este campo las plantea Kurt Vonnegut con su maestría habitual en el relato que cierra la antología, en "Los farsantes". En éste dos pintores, Lazarro y Stedman, residentes en la misma urbanización conocen distinta suerte profesional. Uno (Stedman) es exitoso en ventas con cuadros figurativos de corte tradicional, aunque en opinión de los críticos su pintura no vale nada; el otro (Lazarro) practica un arte abstracto muy apreciado por la crítica especializada que no encuentra recepción adecuada entre el público. Sus respectivas esposas los azuzan para que cada uno de ellos haga un cuadro en una noche en el estilo del otro; al día siguiente los mostrarán y será el propio público quien juzgará si han sido capaces o no, de realizarlo. Quien lo consiga demostrará que el arte del imitado no vale nada, está carente de alma, y quien no lo logre hará visible la imposibilidad de imitar al auténtico artista. No sigo contando más. Sólo diré que el resultado es muy sabroso y de gran calado.
Nada he dicho de las simpáticas ilustraciones que acompañan a estas narraciones intercaladas entre uno y otro relatos. Son dibujos hechos a plumilla, de trazo firme, tipo cómic; diríase que son repentizaciones. o sea, que no están muy meditadas, que surgen con espontaneidad de la mano y pluma del autor. Muchas son caricaturas de sí mismo con las que solía firmar sus libros. Transmiten a través del dibujo el tono irónico y satírico presente en muchos de sus relatos.
Evidentemente volveré a Kurt Vonnegut. Un gran escritor, un gran creador, un sutil analista de la sociedad actual, de las personas de hoy día, con sus contradicciones e inseguridades que son, paradójicamente, las que nos hacen creíbles, de auténtica carne y hueso. Y todo envuelto en un tono irónico y un humor que desarma al más pintado. Me ha parecido que el escritor es representación clara de la alta literatura estadounidense que brilló con fuerza durante la segunda mitad del siglo XX y a cuyos principales creadores el alcohol y las drogas se llevaron por delante. Los asuntos que toca, el estilo que imprime a sus cuentos, la ubicación de las anécdotas, las profesiones de sus protagonistas (empleados medios, personas del mundo de la cultura, ex-soldados como lo fue él mismo, profesores...), y especialmente la inflexión de la voz narradora, logran que estos escritos sean fácilmente identificables como propios de la literatura contemporánea norteamericana que surgió a partir de la generación beat de la que sin duda alguna Kurt Vonnegut es cualificado representante. Los relatos contenidos en "Mientras los mortales duermen" son buen ejemplo de la manera de escribir del novelista de Indianápolis. Una lectura, pues, muy recomendable.
Hace poco leí una reseña sobre Matadero cinco, una de esas eternas pendientes que, por su carácter de ciencia ficción, no he llegado a leer nunca. Tal vez sus relatos me gusten más.
ResponderEliminarUn beso.
Creo que los 16 relatos son muy atractivos. Seguro que te gustarán, Rosa.
EliminarBesos
Me lo apunto. Muy interesante la reseña, Juan Carlos, siempre es un placer venir a tu casa a leerte.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo con todo lo que cuenta Vonnegut, sobre todo lo de las Navidades.
Un abrazo enorme.
La verdad es que Kurt Vonnegut, al menos en estos relatos, no da puntada sin hilo. A la crítica sobre el consumismo navideño se unen un sinfín de censuras más que han quedado fuera de esta reseña: al militarismo, a las contradicciones propias de las personas, a la adicción al trabajo, a la explotación empresarial, etc., etc.
EliminarAl ser relatos se leen muy bien. Los cuentos en este sentido tienen una cierta relación con la manera de acercarse a la Poesía: con morosidad, con tranquilidad, degustando y no dándose atracones. Creo, Rita, que te gustarán.
Un beso
Del autor he leído " Matadero número 5". NO me agradó tanto como para repetir. Creo, que esta vez no me lo llevo. Un beso.
ResponderEliminarYo no he leído "Matadero 5", así que no puedo opinar. Quizás te agradaran más los relatos que las narraciones extensas. Si pruebas con alguna, ya me dices.
EliminarUn beso
Más de un lustro has hecho tú esperar a Kurt Vonnegut y tranquilamente podría hacer otro tanto que llevo haciendo yo esperar a Raymond Carver. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo. El caso es que ahora no me queda más remedio que apuntar también a Vonnegut entre los autores con los que tengo pendiente estrenarme. Solo espero no hacer esperar a ambos mucho más.
ResponderEliminarLa ciencia ficción no suele tirarme mucho, pero, no sé por qué, me llama más la atención en relatos que en novela. Veo además que el autor trata temas dispares pero se me antojan todos muy interesantes. Apuntado queda, como he dicho.
Besos
Hola, Lorena:
EliminarEn estos relatos sólo hay ciencia ficción y muy de soslayo en ese primer relato que comento en la reseña titulado "Jenny". El resto, podría decirse, son relatos que suceden en el nivel de la realidad cotidiana. Así que, al menos en esta lectura, por la cuestión de la Ciencia Ficción no debes de preocuparte.
En cuanto al tiempo y la velocidad con que pasan las cosas, qué quieres que te diga hoy cuando ayer mismo estuve en el entierro de un querido familiar. Es en esos momentos cuando echando la vista atrás se da uno cuenta del mucho tiempo transcurrido desde que hicimos tal cosa, visitamos a tal persona, viajamos a tal sitio... En fin, Lorena, eso es la Vida, el puro discurrir... ¡y que dure!
Un beso grande
Crítica social, afilada ironía, humor negro, etc, al servicio de un escritor talentoso y original; el resultado solo puede ser brillante.
ResponderEliminarEl género del relato, que me encanta, tiene extraordinarios exponentes en ambas Américas; del Norte al Sur.
Siempre tengo en la mira a Vonnegut, ahora más si cabe, con tu reseña tan atrayente, Juan Carlos.
Un abrazo!
Esos tres sintagmas nominales con que inicias tu comentario resumen a la perfección el talento de Vonnegut.
EliminarLos libros de relatos a mí me agrada leerlos y no tanto reseñarlos pues es difícil y algo complejo ir hilando y viendo cómo un tema aparece en varios para luego extraer alguna conclusión que los unifique en algún sentido. En fin, me parece más sencillo comentar una novela o una narración extensa, aunque me encanta la intensidad que desprenden muchos relatos.
Te agradezco, Paco, tus palabras sobre mi reseña. Eres una persona amable y muy generosa en tus apreciaciones.
Un fuerte abrazo
Hola, Juan Carlos. No conocía a este autor y, aunque en principio la ciencia ficcion no es lo mío, lo que cuentas en la reseña y los comentarios me parece muy interesante así que lo tengo en cuenta. Mil gracias por la visita a mi blog y estaré pendiente de tus impresiones sobre Tracy Chevalier y George Eliot. También yo te sigo ya. Besos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Marta. La reseña de "El molino del Floss" la haré próximamente. Nos leemos.
EliminarUn beso
Me gusta mucho lo que cuentas sobre la ironía y el sentido del humor como crítica, tan necesarios para tratar temas duros y complicados de abordar.
ResponderEliminarUltimamente me encuentro a Vonnegut hasta en la sopa, mi hija me recomendo "Cuna de gato", así que te mando a ti también esta recomendación para el siguiente libro de este autor.
Tendré que hacerle un hueco y me parece muy atractivo este libro de cuentos que reseñas hoy.
Un placer leerte Juan Carlos. Besos
Recojo con gusto la recomendación de tu hija. La verdad es que la manera de escribir de este Vonnegut tiene tirón. A ver qué te pafrecen estos relatos.
EliminarUn beso
Mientras te leía estaba intentando recordar de qué me sonaba Vonnegut, aparte de cuando lo mencionaste en otra entrada de hace semanas... Y claro, ya he caído en lo de "Matadero 5", que no lo he leído pero sí vi hace tiempo una película basada en la novela.
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