«estoy convencido que mister Owen, por darle el nombre que él ha escogido, se encuentra en la isla, lo juraría por mi vida. Este hombre ha decidido castigar a ciertos individuos por faltas cometidas que escapan a la ley. No dispone de otros medios para su plan que el juntarse con sus invitados. Creo que mister Owen es uno de nosotros.» (pág. 100)
Como tenía el Reto "Nos gustan los clásicos" un poquito abandonado decidí darle un empujoncito. Leyendo blogs literarios que habitualmente visito vi que alguno reseñaba con frecuencia novelas de Agatha Christie. A mí la escritora inglesa siempre me ha gustado si bien la había dejado un poquito de lado como demuestra que en los diez años de existencia de "El blog de Juan Carlos" sólo haya reseñado uno de sus libros, "La muerte visita al dentista", y eso animado por la lectura de "El club de los martes" de Mario Escobar. ¿Querría esto decir que había renegado de la creadora de Miss Marple y de Hercules Poirot? No, por cierto, sólo que su lectura, quizás en mi fuero interno, se me debía de antojar algo infantil o adolescente dado que teniendo yo catorce o quince años leí algunos de sus muchos títulos ("Diez negritos", "Asesinato en el Orient Express", "Poirot en Egipto", "Un cadáver en la biblioteca", "Muerte en la vicaría", "Cinco cerditos"...) que junto a otros de Miguel Delibes lograron aficionarme a la lectura. Por esto estoy contento, porque gracias al Reto propuesto por Francisco de "Un lector indiscreto" y el empujón que me dio ver en el blog de Patricia Ayuste (Entre suspiros y un café) una reseña de "Diez negritos" me entraron unas ganas inmensas de volver a leer ese título que recordaba con gusto aunque no en su detalle.
La relectura de esta narración de la denominada Dama del Crimen me ha resultado de lo más agradable. Hay que ver qué bien construía las tramas esta Reina de la novela policíaca y detectivesca. Cómo se divertía haciendo referencias metaliterarias precisamente de la tendencia a la que pertenece la novela que tenemos en nuestras manos («Eso solamente ocurre en las novelas policíacas, que las gentes guardan su revólver hasta para dormir», le dice el comandante Blove al doctor Armstrong a propósito de la pistola que otro de los invitados a la isla del Negro, el aventurero Lombard lleva siempre consigo). Quizás -sólo por poner un levísimo "pero" a la gran autora- yo hubiera suprimido la un poco demasiado extensa aclaración final en la que la novelista no deja cabo suelto alguno. A mí -y creo que coinciden conmigo otros muchos lectores actuales- me gusta poder imaginar posibilidades variadas. Pero Agatha Christie no deja hacerlo. Pese a esto, le doy un diez a esta obra que, dentro de su estilo y desde su momento de publicación, el año 1939, es todo un clásico contemporáneo.
El asunto es bastante conocido por cualquier amante de la literatura de suspense y detectivesca. Diez personas sin relación entre sí reciben de un tal U.N. Owen misivas personalizadas en las que se les invita a pasar unos días de descanso en la isla del Negro. Tal isla es la versión ficticia de la real isla de Burgh, en el condado de Devon, al sudoeste de Inglaterra. El condado de Devon es al que pertenece la localidad de Torquay donde la escritora nació en septiembre de 1890. Todas las misivas tienen un algo de extrañeza pero el glamour que emana de ser invitados por los supuestos millonarios que han adquirido el islote y las referencias que en las cartas se hacen individualizadamente a personas o asuntos que los receptores reconocen les llevan a aceptar la invitación.
Todo es extraño desde el inicio pero va ganando enteros según que pasan las páginas. En Devon les espera un tal Fred Narracott que ha sido encargado por mister Owen para trasladar a los invitados a la isla. Una vez en ella son recibidos por los Rogers, matrimonio contratado para atender a los recién llegados. La enorme sorpresa sobreviene cuando éstos les dicen que los Owen no están en la isla y que ni siquiera ellos los conocen pues han sido contratados en su nombre por una agencia de empleo. Algunos de los allí reunidos -los ocho invitados más el matrimonio Rogers- empiezan a cavilar y les sorprende que ninguno de ellos conociese personalmente al anfitrión. el señor U.N. Owen, juego de palabras que fonéticamente suena como el término 'unknow' ("desconocido"). El misterio sube en grados cuando en todas las lujosas habitaciones de cada uno de los huéspedes hay un cuadro que contiene la canción de cuna inglesa titulada "Diez negritos". Es una canción que hoy sería considerada políticamente incorrecta dado el racismo subyacente a la misma. En la tonadilla utilizada en su momento -¡imagino!- para adormecer a los niños van desapareciendo los negritos mortalmente (ahogado. ahorcado, muerto mientras dormía, cortado por un hacha, picado por una abeja, etc.) hasta no quedar ninguno («y no quedó ¡ninguno!») que son las palabras con que finaliza la canción.
Es algo misterioso que según pasan las horas y los días vayan muriendo los personajes siguiendo el orden de los procedimientos señalados en el texto:
«Diez negritos se fueron a cenar. Uno se ahogó y quedaron: Nueve.
Nueve negritos trasnocharon mucho. Uno no se despertó y quedaron: Ocho.
Ocho negritos viajaron por Devon. Uno se escapó y quedaron: Siete.
Siete negritos cortaron leña con un hacha. Uno se cortó en dos y quedaron: Seis.
Seis negritos jugaron con una colmena. A uno de ellos le picó una abeja y quedaron: Cinco.
Cinco negritos estudiaron derecho. Uno de ellos se doctoró y quedaron: Cuatro.
Cuatro negritos se hicieron a la mar. Un arenque rojo se tragó a uno y quedaron: Tres.
Tres negritos se pasearon por el zoo. Un oso los atacó y quedaron: Dos.
Dos negritos estaban sentados en el sol. Uno de ellos se quemó y quedó: Uno.
Un negrito se encontraba solo. Y se ahorcó, y no quedó ¡ninguno!»
Se añade a esto el que una colección de 10 figuritas de negros vaya perdiendo integrantes según que las muertes se van produciendo. ¿Quién es el asesino? ¿Cómo realiza los crímenes y elimina las figuritas? Hay suspense hasta el final, un final que sorprende por su originalidad y por -como suele ser marca de fábrica en la escritora inglesa- romper todas y cada una de las expectativas que los lectores hayan podido ir teniendo según han ido apareciendo cadáver aquellos en los que habían depositado sus sospechas.
Es la típica novela de suspense detectivesca desarrollada en un espacio cerrado (huis-clos) con lo que los candidatos al crimen son muy reducidos. La maestría de la autora es grande pues con estos escasos mimbres construye una historia en la que el perspectivismo de unos y de otros es esencial para ir avanzando en la indagación. Todo se complica cuando de los diez presentes en la isla, como dice la canción y llegó a titularse la primera edición aparecida en los Estados Unidos, «no quedó ¡ninguno!» (And Then There Were None). Quizás en USA se cambió el título para evitar la connotación racista contenida en la expresión 'negrito'; de hecho allí algunas de las ediciones sucesivas se titularon "Diez indiecitos" para evitar la palabra 'niggers', si bien con el tiempo se impuso la neutra y nada conflictiva expresión And Then There Were None.
Como curiosidad hay que decir que si bien la canción original en lengua inglesa contenía la expresión "little nigger" la misma se encuentra ya sustituida en las versiones infantiles actuales por la de "little soldier boys" a fin de no herir susceptibilidades; tampoco la expresión "little indians" ha soportado la presión de lo políticamente correcto quedando pronto fuera de uso como demuestra que sólo apareciese en la primera edición americana de la novela y no en las siguientes.
También como curiosidad hay que señalar el enorme éxito de la historia que ha sido llevada a las pantallas de Cine y TV en muchas ocasiones desde la película dirigida por René Clair en 1945 hasta la última, en 2015, la miniserie de tres capítulos que la cadena inglesa BBC One rodó con el título And Then There Were None para conmemorar el 125º aniversario del nacimiento de la exitosa escritora.
Igualmente la obra ha subido a las tablas en muchas ocasiones. Comenzó su ascenso bien pronto, ya en 1943, siendo ella misma quien realizaría la adaptación teatral. En esta el final mortal de los personajes lo sustituyó por un final más amable. El último de los vivos en vez de morir se casará. Quizás la narradora echó unas risas sobre el matrimonio que a ella misma no le fue demasiado bien dada la infidelidad de su primer marido que ocasionaría el divorcio del matrimonio. Pese a esto Agatha mantuvo el apellido de casada y eso que en 1930, dos años después de haberse divorciado, volvería a casarse, matrimonio feliz durante muchos años. En todo el mundo ha habido muchas representaciones de la obra teatral de la novelista reconvertida en dramaturga. Aquí, en España, ya en 1958 se representó con enorme éxito en versión y dirección de José Luis Alonso. Y últimamente, en 2001 y en 2014, volvió a los teatros dirigida en ambas ocasiones por Ricard Reguant. Éxito inmenso siempre, no tanto como el de "La ratonera", claro, que lleva representándose en Londres desde el año de 1952. Tan sólo "La ratonera" (The Mousetrap) ha dejado de representarse a partir de marzo de 2020 por culpa de la pandemia del Coronavirus, pero es seguro que pronto volverá a las tablas.
Final
He leído la novela en la mítica colección de la editorial Molino que tantos recuerdos me trae de mi lejana adolescencia. Me envicié con la lectura -¡bendito vicio, ¡vive dios!- gracias en parte, como ya he dicho antes, a las novelas de Agatha Christie de esta editorial que leía cuando me las regalaban o cuando iba a la biblioteca de la Caja de Ahorros de mi ciudad y las sacaba para leerlas en casa. Disfrutaba muchísimo entonces y ahora he vuelto a disfrutar mucho releyéndola y recordando esos dichosos años de vacaciones inmensas e inacabables.
Nota
Como ya he señalado en esta entrada, "Diez negritos" de Agatha Christie es la cuarta novela que leo para ir avanzando en la realización del Reto "Nos gustan los clásicos, Vª edición" propuesto por el blog de Francisco, 'Un lector indiscreto'.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Vive Dios! y ¿voto a bríos! añado yo a la bendita lectura y a la adorada dama del misterio que tanta afición inyecto en las venas de los adolescentes que fuimos un día. Ella nos demostró que el crimen perfecto no existía; pero que sí había infinidad de maneras de matar usando tan solo la imaginación.
ResponderEliminareste título que nos traes lo he leído al menos tres veces y quién sabe si a causa de tu sinopsis no volveré a cogerlo por banda.
¡Bendita la lectura y los clásicos! Nos ha convertido en yonkis con tanto mono como vicio por los mismos.
Un abrazo.
Ja, ja, ja..., así es en efecto, amigo Javier. Agatha Christie es lo que se dice una "mala" influencia para aquellos que ven la lectura como una pérdida de tiempo. ¡Ojalá todos los adolescentes cayeran en sus "perniciosas" garras y no en las de las pantallitas que los tienen abducidos.
EliminarUn fuerte abrazo
¡Hola Juan Carlos!
ResponderEliminarcreo que me leí todas (igual todas, todas no, pero casi todas) las novelas de la autora hace mucho tiempo, de adolescente que me dio por ahí, las disfrutaba mucho. Pero no es que quedara saturada, sino que ya nunca me apeteció volver a ellas, pero solo porque no soy de relecturas (me da la sensación de que con tanto por leer y tanto nuevo por descubrir, estoy perdiendo el tiempo, es algo subjetivo, cosas mías, porque en realidad no opino que las relecturas de los demás sean pérdidas de tiempo, sino una manera de volver a disfrutar mucho con algo)
En fin, que me enrollo...
"Diez negritos" es una maravilla de novela y me alegra que la hayas disfrutado
Besos
Hola, Marian:
EliminarYo, la verdad sea dicha, tampoco soy mucho de relecturas, o mejor diría que es ahora cuando estoy empezando a releer con más frecuencia (¿los años? Pues, quizás, no te digo yo que no). De todas maneras cierto es que las obras importantes sí que se admiten volver a ellas con frecuencia; siempre se descubre algo nuevo que en una primera lectura quedó escondido o sin ser visto. Por otra parte los años transcurridos entre una lectura y otra cambian al lector y la recepción de la obra también se ve modificada. Prueba a hacerlo con alguna novela que leyeras hace tiempo, verás cómo la entiendes de manera distinta.
Y no, no te enrollas, es más me ha encantado poner intercambiar contigo estos razonamientos sobre la pertinencia o no de las relecturas.
Besazos
Para mí también Agatha Christie es una autora de adolescencia. la leí sobre todo entre los doce y los dieciséis años y Diez negritos la leí y la tengo en la misma editorial Molino. Bueno, todas las leí en esa editorial. Esta siempre ha sido mi favorita de la autora. Tiene una trama muy original y sorprendente que luego ha sido muy imitada con desigual resultado.
ResponderEliminarHace poco he visto una serie (creo que fue en la última temporada de Fargo) en la que un policía cantaba esa canción de los diez indiecitos.
Un beso.
Los clásicos trascienden el hábitat donde se generaron. Por eso no me extraña que la canción de los "Diez indiecitos (negritos o soldaditos)" aparezca en otras creaciones artísticas pues al final, los textos completos o parte de ellos, se convierten en elementos propiedad de todos, incluso de aquellos que no han leído la novela.
EliminarDesde luego esta escritora y algunos otros sirven para hacer lectores. Ya sólo eso es un meritazo, ¿no te parece?
Un beso
La de veces que he leído este libro, Juan Carlos... Qué buenos veranos me ha hecho pasar Christie. Me encanta ver que sus libros siguen asomando a los blogs. Tu reseña, como siempre, es tan completa, que dan ganas de volver a leerlo. Una maravilla. Besos
ResponderEliminarEs cierto, Marisa, que la Dama del Crimen no pasa de moda y que sigue apreciendo en los blogs literarios. Pienso que en su género le sucede lo mismo que a Jane Austen en el suyo: siempre tienen -y tendrán- adeptos, lectores que disfrutan con sus relatos. En el caso de la Christie hay que reconocer que sus historias han trascendido del exclusivo campo de la literatura escrita a la representada e incluso al campo del Cine y de la televisión
EliminarSiempre tan amable con tus palabras, Marisa.
Un beso
La primera vez que leí este libro fue en verano, en vacaciones, en casa de mi abuela, alguien me lo prestó, yo era una adolescente y me quedé fascinada por la historia y la forma de narrarla.
ResponderEliminarDesde entonces la habré leído una media docena de veces más, no por ello deja de gustarme o dejo de descubrir cosas nuevas en la narrativa.
Le tengo un cariño muy especial a esta novela.
Fantástica reseña Juan Carlos 💋💋💋
¡Es verdad! Totalmente de acuerdo, Yolanda, contigo. Pese a leerlo varias veces siempre es una lectura fresca y siempre se descubre algo nuevo en ella.
EliminarComo le digo a Rosa es impresionante la cantidad de lectores que esta inglesa ha conseguido crear. Ya sólo por eso yo le estoy muy agradecido.
Un beso fuerte, amiga, y muchas gracias por tu siempre amable comentario
Sin duda, mi novela preferida de la autora. La he leído varias veces, he visto adaptaciones en el cine y en el teatro. ¡Me encanta!
ResponderEliminarBesos
Clásicos como esta novela son una gozada leerlos.
EliminarBesos
Esta novela es una de las joyas de la literatura, creo que ese final fue, en su día, un bombazo. Algunos autores han recurrido a esa misma táctica pero ya no es lo mismo porque Agatha fue la primera, y la única.
ResponderEliminarGracias por traer este clásico al blog.
Un beso.
Los genios como Agatha Christie son quienes abren nuevos caminos. El final sorprendente, inesperado e inteligente que la autora da a esta novela marcó una època en la literatura desde luego.
EliminarUn beso, Paloma
La he leído hace poco y la verdad que me ha mantenido muy entretenida leyendo hasta que no quedó ni uno de esos diez invitados del desconocido señor Owen. La premisa de partida puede que hoy no parezca muy original pero eso da muestra de la influencia que ha tenido Agatha Christie en el entretenimiento y cultura de los años y décadas posteriores. Es interesante también la historia paralela a esta novela, es decir, la de su título y la de la cancioncilla de los diez negritos y lo políticamente o no correcto.
ResponderEliminarBesos
Es alucinante cómo la "corrección" actúa como elemento represor en infinidad de campos. En este caso en el título de una novela y en el contenido de una canción de cuna. Hoy día sería impensable crear una melodía o una historia con ese título. Bueno, hoy día hay muchas cosas 'prohibidas'; mejor dicho hoy todo está permitido pero no se puede hacer. Es la gran paradoja. Somos completamente libres -nos dicen- pero estamos muy vigilados
EliminarUn beso
¡Hola!
ResponderEliminarAdoro a Agatha Christie, tengo la colección Molino completa, y tengo todas sus ovelas en otras ediciones diferentes, soy más que fan, fanática, jejeje.
Empecé a leer sus obras con unos 12 años, aunque mucho antes mi madre me contaba esas historias a la hora de comer, y nunca me he desenganchado. Siempre estoy releyendo algo suyo, que combino con mi lectura habitual. Ahora estoy con "Sangre en la piscina".
Gracias por la reseña de mi autora de cabecera y feliz día.
La verdad es que la Dama del Crimen es una gran autora. Creo que sus publicaciones -me voy a wikipedia a comprobarlo- andan por la setentena, concretamente 66 novelas policiales además de obras de teatro, seis novelas románticas, historias cortas, dos autobiografías, dos libros de poesía y un libro infantil. Una autora bien prolífica.
EliminarComo tú, y según leo en los comentarios tantos otros, fue durante la adolescencia cuando me enamoré de su literatura y me aficioné a la lectura. Nunca le estaré tan agradecida a la Christie por ello, ¡muchas gracias, Agatha!
Disfruta con ella, Marigem
Besos
Es mi libro favorito de la autora ❤
ResponderEliminarHola, Kinga. Gracias por tu comentario.
EliminarUn saludo
Creo que me aficioné a las novelas de Agatha Christie un verano, porque la colección completa estaba en casa de mi padre, aunque no eran como las tuyas de la editorial Molino. Y creo además que precisamente este título fue el primero que leí de ella; luego siguieron todas las demás, que devoré porque me gustaban tanto que no podía parar. Efectivamente, cuánta razón tienes al decir de la lectura que es un "bendito vicio".
ResponderEliminarCreo que ese 'no poder parar' de leer el libro de Agatha Christie que se tiene en las manos es una de los principales efectos de su literatura. Las adicciones nunca son buenas, salvo ésta, naturalmente, incluso me atrevo a decir aunque nos convirtiéramos en Quijotes. ¡Ya querríamos que nos ocurriera algo semejante! Ja, ja...
EliminarMadre mía Juan Carlos has ido a dar con una de mis autoras favoritas, con ella me inicié en la novela negra y por su culpa soy adicta a ella. Mi madre que era una gran lectora, tenía toda la colección que yo empecé a devorar con apenas 11 años, tenía esa misma colección de tu foto. Me ha traído muy buenos recuerdos. Agatha Christie me parece que era capaz de escribir sencillo (con lo difícil que es eso) y con unas tramas magnificas que no han perdido nada en el tiempo. Todas son magnificas y 10 negritos es la prueba de ello. Gracias por acercarla.
ResponderEliminarSiempre es un gran placer leerte.
Un abrazo enorme, Juan Carlos.
Qué gran verdad dices, Rita. Escribir sencillo es muy difícil. Lo fácil es colocar las frases de cualquier modo sin trabajarlas, sin escoger los vocablos adecuados y más pertinentes. Hay quienes se tienen -o equivocadamente se les tiene- por inteligentes dada la dificultad de su escritura. Mentira gorda. Decía Unamuno, creo recordar, que escribe claro quien piensa y concibe claro, y pienso que eso es una verdad como un templo. La oscuridad en la escritura revela una mente poco clara, poco ordenada. Agatha es de una gran claridad y por eso desde nuestra adolescencia nos ha captado a la mayoría de quienes nos acercamos a ella con esa corta edad.
EliminarOtro muy grande para ti, Rita.