Acabo de leer "Los perros duros no bailan", la última novela de Arturo Pérez Reverte. Como casi todo lo suyo, me ha gustado y en breve la reseñaré en este blog. Mirando mirando lo que del escritor cartagenero tenía comentado me he dado cuenta de que de la serie Falcó aquí, en "El blog de Juan Carlos" sólo tengo reseñada "Eva", la segunda entrega de la misma. ¡Andá!, me he dicho, ¿y la anterior? Tenía yo por seguro haber opinado sobre ella, pero ¿dónde? Al fin, he caído en la cuenta: Sí, en efecto, la reseñé hace poco más de un año, pero no aquí sino en la Revista MoonMagazine.
Aprovecho, pues, que el Pisuerga pasa por Valladolid, y para quienes no hayáis leído mi opinión sobre "Falcó" en esa interesantísima revista -casualmente ayer mismo MoonMagazine publicó un artículo mío sobre una dramatización de "El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad- aquí, a continuación, reproduzco la reseña que hice sobre la novela de Pérez Reverte tal y como salió publicada en la 'revista de los lunáticos' que le decimos quienes leemos y también colaboramos a ese magnífico proyecto de Txaro Cárdenas, su directora.
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Falcó, de Arturo Pérez Reverte. Narrativa en estado puro
(Rev. MoonMagazine 18, MARZO, 2017)
Con Falcó, Arturo Pérez Reverte vuelve a la narrativa pura en un thriller que te lleva en volandas a través de personajes y acción. Reseña de Juan Carlos Galán para Revista MoonMagazine.
Sobre Falcó
De Arturo Pérez Reverte, salvo la serie de Alatriste, curiosamente las novelas que le hicieron más popular, me gusta casi todo. Leí con sumo agrado sus primeras novelas (El húsar, El maestro de esgrima, La sombra del águila, La tabla de Flandes, El club Dumas…) así como su famoso Territorio comanche donde saldaba cuentas con sus 21 años de corresponsal de guerra de RTVE (1973-1994) que tanto le han marcado. Luego, como dice el poeta, lo fui odiando sin saberlo y en ello tuvo mucho que ver el espectacular éxito alcanzado con las aventuras del Capitán Alatriste y las versiones cinematográficas de algunas de sus novelas que, en mi opinión, no hacen justicia a sus originales. Por seguir con el símil poético, con Hombres buenos volví a creer en él. Y ahora, en mi opinión, ha regresado a su forma (“inocencia” dice el poeta, aunque tal sustantivo no le cuadra a Reverte) antigua o primera con esta novela, Falcó, que he leído de un tirón y que desde el inicio me atrapó completamente.
La acción de "Falcó" se sitúa en el otoño de 1936, unos seis meses después de haber estallado la Guerra Civil, un conflicto que se preveía corto y que por el contrario se alargaría durante tres años sirviendo de ensayo a las potencias europeas para lo que vendría inmediatamente después. Falcó es el nombre del protagonista de este relato: un ex-contrabandista de armas, fichado como espía por los servicios de inteligencia antes republicanos y ahora nacionales. Es un frío profesional en lo suyo, es decir, no participa emocionalmente en las acciones que prepara y ejecuta. «Para Falcó, palabras como patria, amor o futuro no tenían ningún sentido. Era un hombre del momento, entrenado para serlo. Un lobo en la sombra. Ávido y peligroso». En esta ocasión sus compañeros de acción son los hermanos Montero y Eva Rengel, quienes no logran entender su desapasionamiento en una acción que se enmarca en un conflicto en el que las pasiones tienen mucho que ver. Pero Lorenzo Falcó es un cínico que no participa para nada de la euforia que embarga a sus compañeros de misión:
«—¿De verdad crees que matar a alguien une a quienes lo matan?
—Hay ciertas cosas…
—No me jodas —Falcó encendió un cigarrillo—. Sé buen chico, anda. Haz tu guerra, salva a José Antonio y salva a España de la horda marxista, si puedes. Pero no me jodas»
Yo he creído adivinar en Lorenzo Falcó muchas características biográficas del hombre Arturo Pérez Reverte. En primer lugar la sangre fría y la comprensión profesional de cuantos seres se mueven en una guerra, y más si ésta se dirime entre hermanos, o sea, una Guerra Civil. También el necesario cinismo, solidez y distanciamiento emocionales que unas circunstancias como las que se muestran en la novela exigen. Para Falcó lo que para muchos es cinismo no es otra cosa que instinto de supervivencia que a él, parece, le ha funcionado bien hasta el momento. Por último, es evidente que el novelista conoce de primera mano los entornos bélicos como demuestran las escenas de intercambio de disparos entre facciones enemigas que aparecen en algún momento en el relato. Estas secuencias guerreras en las que se producen muertes, aparecen soldados heridos que aúllan de dolor, otros que huyen o rematan a moribundos siempre me han parecido de especial dificultad al correr el riesgo de caer en la falsedad, el ridículo o la inverosimilitud. Sin embargo, en las escenas bélicas de esta novela aparece el excelente corresponsal de guerra que Reverte fue unido al magnífico escritor que desde hace tiempo y actualmente es.
La novela consta de 14 capítulos y un epílogo. El primero presenta una escena que bien podrían haber firmado Patricia Highsmith o Raymond Chandler y que también muy bien podría haber filmado Alfred Hitchkock: el señalamiento, en un tren que discurre por el sur de Francia, de la víctima que un sicario ha de ejecutar. El ritmo y el suspense contenidos en esta secuencia son tremendos y sirven para meternos sin demora alguna en el thriller que vamos a degustar. Sólo con leer esta breve escena entran ganas de no parar de leer. Tras este inicio trepidante, cuya funcionalidad es la de marcarnos el oficio del personaje, la acción se muda a la “monumental y casta” Salamanca, ciudad en cuyo Palacio Episcopal está instalado el Cuartel General de la España sublevada. El autor presenta la vida en esta pacata ciudad castellana mostrando un perfecto conocimiento de sus enclaves (el Casino que ocupa un Palacio del siglo XVI, la hermosísima Plaza Mayor, el Palacio Episcopal, la Torre del Clavero…) y de las calles (la calle Consuelo, la calle Toro, la calle Zamora…) que albergaban los organismos que más protagonismo estaban teniendo durante el inicio de la contienda. Para un salmantino como yo, recorrer con Falcó mi ciudad en los aciagos días del otoño del 36 ha sido un placer indescriptible.
Pero la acción no queda encerrada en la retaguardia por cuyos hoteles y cafeterías (el Gran Hotel, el Café Novelty…) deambulaba un ejército de espías y militares de la más variada procedencia: «La clientela habitual se veía salpicada por uniformes de oficial de toda clase: regulares, legionarios, requetés, falangistas. Le sorprendieron algunos uniformes alemanes e italianos. Debían de haber llegado a Salamanca en los últimos días, pues era la primera vez que los veía allí». No, también la acción se traslada a la zona republicana, en especial a Cartagena —localidad que el novelista conoce perfectamente por ser donde él nació en 1951— y a Alicante, ciudad esta última donde suceden los episodios más vibrantes de todo el relato.
Pero la acción no queda encerrada en la retaguardia por cuyos hoteles y cafeterías (el Gran Hotel, el Café Novelty…) deambulaba un ejército de espías y militares de la más variada procedencia: «La clientela habitual se veía salpicada por uniformes de oficial de toda clase: regulares, legionarios, requetés, falangistas. Le sorprendieron algunos uniformes alemanes e italianos. Debían de haber llegado a Salamanca en los últimos días, pues era la primera vez que los veía allí». No, también la acción se traslada a la zona republicana, en especial a Cartagena —localidad que el novelista conoce perfectamente por ser donde él nació en 1951— y a Alicante, ciudad esta última donde suceden los episodios más vibrantes de todo el relato.
La aparición de estas localidades costeras le sirve al escritor para mostrar el gran amor que siente por el mundo del mar y la navegación. Esta pasión por el mar y las embarcaciones se percibe en el manejo que Pérez Reverte hace de términos náuticos que los mesetarios como yo desconocemos: «Un disparo desde tierra golpeó la madera de la regala cuando Falcó se impulsaba sobre ella, ayudado por unas manos que tiraban de su ropa empapada. El balazo levantó astillas que saltaron cerca de su cara. Se oyó una orden en alemán y los remos resonaron en los escálamos». Es bien sabido que cuando no escribe, el autor cartagenero dedica su tiempo de ocio a la navegación.
La novela es un thriller con tintes de novela negra que nos lleva en volandas, en suspenso, deseando ver en qué para la misión que el grupo humano comandado por Falcó está realizando en zona republicana. Pero al tiempo el mero acto de lectura es un disfrute por la cantidad de literatura que el académico esparce como sin querer por las cerca de 300 páginas que conforman la obra. Una literatura que se muestra al desgaire a través de sutiles intertextos que nos llevan a Miguel Hernández, «La muchacha tenía cierto parecido con su hermano. Aire de chica bien, alterado por vientos del pueblo»; al mexicano Amado Nervo, «Sólo dispongo de una vida, dijo. Un breve momento entre dos noches. Y el mundo es una aventura formidable que no estoy dispuesto a perderme»; o, forzando un poco la correspondencia, al mismísimo Miguel de Unamuno por aquel entonces recluido por orden del General Millán Astray en su propio domicilio, «El puente romano estaba desierto. Salamanca se alzaba al otro lado, monumental y casta»
El controvertido Arturo Pérez Reverte
El novelista disfruta en nuestro país, a partes iguales, de una legión de admiradores y otra de detractores. Ambos grupos, dejando a un lado su obra literaria, valoran o deploran las afirmaciones del escritor que unos califican de ensoberbecidas y otros de simplemente sinceras; no es bien vista o por el contrario es muy valorada su falta de adhesión a grupo alguno; e igualmente sorprende, negativamente a unos y positivamente a los otros, el menosprecio que muestra hacia lo políticamente correcto… Ejemplo de esto se puede ver en esta novela cuando el personaje de Eva Rengel explica a Falcó su elección de bando:
«Fueron intelectuales de café que me explicaban las leyes del materialismo histórico, la plusvalía y la dictadura del proletariado mientras intentaban acostarse conmigo antes de volver a mecerse, satisfechos, en brazos de su propia clase… Nada tenía en común con ellos, así que busqué a otros hombres y mujeres: los silenciosos. Los que actúan… Los que, entre otras cosas, dan caza a esos estúpidos teóricos que no renuncian, en el fondo, a ser pequeños burgueses con pretensiones»
Tras leer lo anterior seguro que algunos no habrán podido evitar que se dibuje en su rostro un mohín de disgustada sorpresa hacia este lenguaraz novelista. Y no digamos ya cuando otros saquen de contexto lo que Falcó piensa sobre lo que se les avecina a las mujeres que quedan en retaguardia esperando el incierto regreso de los hombres de su familia:
«Pensó éste en las recatadas señoras de la nueva y católica España de novena, misa y rosario. En las viudas de guerra y en las que tenían al novio o al marido en el frente; o en las que simplemente tenían hambre, hijos o familiares a los que alimentar, y la suerte de contar entre las piernas con algo que ofrecer: el recurso eterno de las mujeres en todas las miserias y todas las guerras, desde que el mundo tenía memoria»
También en este sentido la novela expone una idea muy presente en la mente del escritor que, precisamente, tuve oportunidad de escuchar directamente en la presentación que hizo de su novela anterior Hombres buenos, novela en la que aparece más tratada que en ésta. Me refiero a la de que entre los seres más odiosos y deleznables también existe una moral, un código de “honor”, una ética, el respeto a unas formas, a unas reglas. Lo vemos en este individuo, Falcó, un ser de poco fiar, capaz de venderte y venderse al mejor postor pero que tiene un código de conducta que comparte con sus iguales, o sea, con otros seres abominables como él:
«He servido a una monarquía y a una república, y no sé a quién serviré en el futuro. Este trabajo sería insoportable si no hubiera en él ciertas retorcidas reglas. Quizá no sean reglas convencionales, ni siquiera dignas, pero son las nuestras. Aunque la principal de todas sea, precisamente, la aparente ausencia de reglas […]»
Lo Mejor: El ritmo de la narración; el lenguaje asequible y creíble; la mezcla que realiza en el momento culmen del relato de los idealistas versos del “Cara al Sol” con la cruel realidad que una veintena de adeptos están sufriendo en sus propias carnes; la presentación del inframundo (sexo, drogas, tráfico de armas…) que se mueve bajo los grandes ideales que se movilizan en una guerra.
Lo peor: Poca cosa, quizás una cierta falta de verosimilitud cuando algunos personajes son liberados inexplicablemente. Pese a que luego se aclara el motivo de estas puestas en libertad, tal motivo en el contexto de una guerra muy cruenta resulta difícil de admitir.
Datos del libro
Autor: ARTURO PÉREZ REVERTE
Título: “FALCÓ”
Nº de páginas: 296 páginas.
Encuadernación: Tapa dura
Editorial: Alfaguara. (octubre de 2016)
Lengua: CASTELLANO
ISBN-13: 978-84-204-1968-8
Precio:
En papel: 18,90€
Ebook: 9,49€
Autor: ARTURO PÉREZ REVERTE
Título: “FALCÓ”
Nº de páginas: 296 páginas.
Encuadernación: Tapa dura
Editorial: Alfaguara. (octubre de 2016)
Lengua: CASTELLANO
ISBN-13: 978-84-204-1968-8
Precio:
En papel: 18,90€
Ebook: 9,49€
A mi me encantó, y es que yo soy muy Reverte, da igual lo que digan de él, lo que él mismo haga que digan, a mi me encanta y creo que ha llegado a ese punto en que puede decir y hacer lo que le de la gana sin tener que rendir ante nadie, así de claro.
ResponderEliminarMuy buena reseña cielo.
Besitos.
Así es en efecto, amiga Yolanda. Pienso igual que tú respecto al autor. Y respecto a la novela, nada puedo añadir a lo ya dicho en la reseña. Me gustó mucho.
EliminarUn beso
No soy fan de Reverte. Tiene novelas que me han encantado, como El maestro de esgrima, La tabla de Flandes y su Alatriste, y novelas que no he podido terminar, como La piel del tambor. Hace tiempo que no leo nada suyo. Y me has picado ahora con esta novela.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues, Margari, si te gustó la serie Alatriste te aseguro que te gustará Falcó porque es un Alatriste aggiornato, o sea, actualizado.
EliminarOtro besote para ti
Pues no sé, no sé... Que me tiene cabreada que no quiera seguir con esa serie...
EliminarYo también he leído casi todo de este escritor donde la serie Alatriste, con sus altibajos, está en los puestos más elevados, al contrario de lo que te ha pasado a ti.
ResponderEliminarSin embargo, Falcó, no está entre mis preferidas, me resultó demasiado corta, como si fuera (y lo es) un episodio de una serie larga donde no se cuenta demasiado porque hay que dejarlo para más adelante.
Desde luego, la puesta en escena es impecable y marca de la casa, pero me dejó un regusto a argumento poco trabajado. Tengo Eva en la estantería pero me da pereza ponerme con ella.
Para gustos, los colores.
Un besote.
Hola, Paloma:
EliminarPues exactamente a mí con Alatriste me ocurrió lo mismo que te está sucediendo a ti con la serie Falcó, que leí algo de su primera novela y como no me satisfizo me enemisté con ella y las siguientes. Y es que como bien dices para gustos están los colores.
Besos
Todo un personaje, que tiene novelas muy buenas. Sin duda, una reseña trabajada. Igual me animo, porque no es santo d emi devoción en primera instancia.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias
Con los escritores los lectores también pasamos por nuestras épocas. Me sucedió a mí con Pérez Reverte como digo en la reseña y con otros muchos; ahora mismo que recuerde me sucedió con Almudena Grandes a la que después de amarla, literariamente hablando, pasé a una etapa en que la rehuía y casi odiaba, sin embargo dese hace dos o tres lecturas de ella nos hemos reconciliado y ahora la amo como nunca. Ja, ja..., así es la vida, ¿no?
EliminarUn beso y gracias por tus amables palabras
hola! tintes de trhiller con novela negra, es geniallll! Reverte nos gusta y mucho "Hombres buenos" es fantastico, asi que este no lo perderemos, gracias! saludosbuhos, todo un placer leerte.
ResponderEliminarCasi todo lo suyo es digno de ser leído. Es un escritor ameno e independiente, que no debe nada a nadie y eso por estos lares no se perdona.
EliminarBesos, amigas
Yo con esta novela volví a encontrarme con el Reverte que me gustaba, tengo pendiente Eva, a ver si la leo.
ResponderEliminarBesos
Hola, Aylavella:
EliminarYo también estuve de morros con Arturo (ja, ja...) Pero Falcó me reconcilió con él; bueno Falcó y "Hombres buenos". "Eva" también me gustó aunque ya no me sorprendió tanto como la primera de la serie, quizás porque el camino ya estaba hecho, pero es buena también.
Un beso
Tengo pendiente "Eva". Falcó me gustó mucho, pero me gustó suponiendo que iba a formar parte de una serie porque ella por sí sola se me quedaba un poco escasa.
ResponderEliminarEs cierto que con esta serie vuelve a sus inicios y a su Alatriste (que a mí sí me gustó, aunque creo que la alargó en exceso y me deben de quedar una o dos entregas de las últimas). Falcó es Alatriste, en 1936. Es el típico héroe de novela, Lagardére, D'Artagnan, héroes con todas las letras. Y Alatriste.
Un beso. Me ha encantado releer la reseña que ya había leído en MoonMagazine.
Suscribo punto por punto todas tus palabras, Rosa. Y es que Pérez reverte es un grandísimo conocedor de la gran novela realista del XIX como demostró en "El club Dumas", de ahí que conozca como nadie los resortes de estos héroes de papel y clave todas sus características más algunas tomadas de los detectives de la novela negra en este cínico que es Falcó.
EliminarUn beso
Soy de los que le siguen y le leen. Desde luego es un personaje controvertido por eso de no tener pelos en la lengua. Muchas veces es capaz de decir lo que otros solo pensamos. por eso mismo se gana enemigos a espuertas. Es capaz de describir la cruda realidad de las miserias humanas con ese toque de ternura escasa que a veces externaliza como sin querer.
ResponderEliminarMe he leído todo lo suyo, hasta sus artículos periodísticos.
Un abrazo y agradecido por tu reseña.
Pues lo mismo me sucede a mí con él, salvo que yo no me he leído todo lo suyo. Pero he disfrutado y disfruto con muchas de sus novelas y cuando caen en mis manos leo con gusto sus artículos periodísticos. Me enfada la inquina que algunas personas y medios periodísticos le tienen sólo porque dice lo que piensa y se aparta de lo que algunos consideran permisible y no permisible. Está visto que ser un intelectual independiente como es él en España no se perdona.
EliminarMi agradecimiento a ti, Javier, por este comentario. Un abrazo
Fantástica novela de Pérez Reverte. Un autor del que se agradece su controversia, la autoridad de quien manifiesta su opinión sin miedo al que dirán. Pero un tipo al que hay que escuchar. Saludos!!
ResponderEliminarY que lo digas, David. Yo tuve la oportunidad de escucharle en Buenos Aires hace ya unos años durante la presentación de su novela "Hombres buenos" y me encantó escucharle. Es un hombre independiente y que dice verdades, sus verdades, que son tanto o más respetables que las de los demás. Y las dice en voz alta sin importarle si caen bien o mal. Eso no es frecuente y se agradece que alguien mantenga su independencia ajena a correcciones políticas impuestas por unos o por otros.
EliminarUn abrazo
Hace tiempo que no leo nada de Pérez Reverte, pero he leído unas cuantas novelas suyas (incluida la serie de Alatriste, que es estupenda) y siempre lo he pasado en grande. Narrador por los cuatro costados, como bien dices. Quiero leer "Hombres buenos". Tal vez más adelante me anime con "Falcó".
ResponderEliminarUn abrazo
Está claro que yo voy a tener que recoger velas y leerme, al menos en parte, la serie de Alatriste porque no leo más que elogios y además ahora estoy reconciliado con el novelista.
EliminarEn cuanto a ti, amigo Juan Carlos, te recomiendo la lectura de "Hombres buenos" pues ahí Pérez Reverte demuestra su mucha sabiduría sobre la Francia del XIX. Y es ahí, en esa Francia y en esos novelistas decimonónicos en los que se inspira para construir a héroes como este Falcó, aunque la dosis de cinismo que tiene éste sea bastante mayor que la de los que crearon los Dumas por ejemplo.
Un saludo