Exactamente no sé por qué llevaba una serie de años alejado de la literatura de Almudena Grandes, concretamente desde que publicó “Malena es un nombre de tango”. Quizás la sobreexposición pública de la escritora propició en mí una especie de hartazgo que me hizo reacio a leer sus libros. Afortunadamente la propuesta de "El club de los 1001 lectores" de debatir durante este mes de julio sobre su última novela, me ha hecho reencontrarme con su buen saber hacer, y estoy muy contento por ello.
Al leer “Los besos en el pan” no he podido por menos que
pensar en aquello que decía Carlos Bousoño sobre la existencia en el mundo de unas ideas o tendencias dominantes ('cosmovisión', lo llamaba él) que en todo, y también en literatura, se imponen en distintos momentos. Centrándome en concreto en esta novela es claro que su temática forma parte de esa última tendencia
narrativa española que ha venido en llamarse –al menos algunos así la denominan- “novela
de la crisis”. No puedo achacar a la casualidad que tres de mis últimas lecturas ( “La habitación oscura”, “Farándula” y ésta) aborden el mismo asunto o, al menos,
contextualicen sus tramas en estos años de dificultades y de recortes que
nuestro país y los de su entorno arrastran desde 2008.
Si bien las tres obras me han gustado, la que más ha
satisfecho mis expectativas literarias ha sido sin lugar a dudas la de Almudena Grandes;
luego colocaría la de Isaac Rosa; y en último lugar situaría, paradójicamente, a la que centra su historia en el mundo de una profesión literaria como es la teatral: la novela de la madrileña Marta
Sanz.
“Los besos en
el pan”
Lo primero que me ha llamado la atención de esta novela estructurada en tres partes -“Antes”, “Ahora” y “Después”- es el aspecto tan
cinematográfico que tiene. Se podría decir que las
partes I y III, de poca extensión ambas, están relatadas con la característica voz en off del narrador que suele
acompañar a las imágenes iniciales y finales de aquellas películas del
neorrealismo italiano que querían mostrar la vida real de una localidad, de un
país, tomando como crisol el barrio de una ciudad. Eso es lo que Almudena
Grandes hace en "Ahora", presentar en
36 secuencias o capítulos
divididos en otras más pequeñas (que por seguir el símil cinematográfico, podríamos
denominar 'planos-secuencia') la realidad actual de los habitantes de ese
pequeño barrio madrileño –curiosamente el barrio de Justicia, del distrito
Centro- que, como dice en el
apartado III bien podría ser cualquier lugar de Madrid:
"Aquí les despedimos, en este barrio de Madrid que es el suyo, distinto pero semejante a muchos otros barrios de ésta o de cualquier ciudad de España, con sus calles anchas y sus calles estrechas, sus casas buenas y sus casas peores, sus plazas, sus árboles, sus callejones, sus héroes, sus santos y sus crisis a cuestas." (pág. 223)Muy cinematográfica es la técnica utilizada consistente en ir presentando en estas secuencias, que en principio parecen no tener relación entre sí, la vida y problemas de diversos ciudadanos del barrio (auténtico personaje del relato) para, a través del zoom, pasar de lo individual a lo general y hacer confluir a todos en una manifestación contra el cierre del centro de salud. Allí están médicos, enfermeros, pacientes, policía... todos, absolutamente, todos.
Foto tomada del blog "El ojo de Poseidon" |
Estamos ante una novela coral. El verdadero personaje es Madrid, mejor dicho, el barrio madrileño de Justicia. Los vecinos que lo habitan están sufriendo en sus propias carnes las dentelladas de la crisis. Pese a ello, estos seres humanos viven lo que les ha tocado -¡no les queda otra!- con alegría y, sobre todo, con una inmensa solidaridad. Ante la indiferencia que detectan en la Administración han creado una asociación denominada “Vecinos contra la crisis” de la que da testimonio la atestada de alimentos caja de cartón que Amalia. la peluquera, ha colocado en su establecimiento a fin de que las clientas contribuyan con lo que puedan para aminorar las necesidades de los que peor lo están pasando. A mí este personaje colectivo, el tono social del relato, el realismo costumbrista que emana del barrio, así como la organización de la historia en secuencias -más bien capítulos no numerados- centradas en un personaje [Venancio, Diana Salgado, Adela, etc.] que a su vez se abren en otras secuencias menores que tocan a otros personajes relacionados con el que es el eje del capítulo: los nietos de Adela, Jose y Mariana; la mujer de Venancio, Pilar; la enfermera que asiste a Pilar, María; y así, me ha hecho recordar mucho "La Colmena" de Camilo José Cela, autor del que este año se conmemoran los 100 años de su nacimiento.
A diferencia de las otras dos novelas citadas (la de Isaac
Rosa y la de Marta Sanz) los personajes aquí presentes, aunque representan una muy amplia variedad de tipos humanos que hay en la sociedad –la peluquera, la
profesora, la enfermera, el policía, la inspectora de policía, el dueño del
bar, el encargado del bar, el empleado de banca, el homosexual, el alcohólico, la limpiadora por horas, el profesional
cualificado, etc.-, sin embargo cada uno de ellos presenta desarrollo individual propio. Quizás la novelista se exceda algo en su afán por no dejar
fuera del marco de su narración ningún caso humano afectado o no por la crisis (niños cuyas madres no pueden alimentarlos
debidamente, lesbianas solidarias, transexuales, familias vergonzantes,
matrimonios que por la crisis han de arremangarse y apechugar en oficios
impensables para ellos años atrás, etc.).
Pero Almudena Grandes escribe tan bien, presenta a estos seres con una
sensibilidad y emotividad tan sinceras que el posible exceso se difumina en la
límpias aguas de la excelencia literaria.
Una' novela de la crisis'
Estamos ante una novela social, y por ello hay mucha crítica social que aparece, como todo en este relato, de una manera natural, sin estridencias, sin esa sensación tan desagradable que se percibe en otras manifestaciones de esta tendencia narrativa, en las que el autor parece decirse a sí mismo: ahora me toca meter el panfleto socio-político o la morcillita, ahora vuelvo a la historia ficticia, etc. No, en Almudena Grandes la denuncia socio-política discurre con llaneza y soltura. Así, vemos cómo la burbuja inmobiliaria vivida en España provocó la existencia de un ingente número de jóvenes sin formación con los que la crisis se ha cebado cruelmente:
Estamos ante una novela social, y por ello hay mucha crítica social que aparece, como todo en este relato, de una manera natural, sin estridencias, sin esa sensación tan desagradable que se percibe en otras manifestaciones de esta tendencia narrativa, en las que el autor parece decirse a sí mismo: ahora me toca meter el panfleto socio-político o la morcillita, ahora vuelvo a la historia ficticia, etc. No, en Almudena Grandes la denuncia socio-política discurre con llaneza y soltura. Así, vemos cómo la burbuja inmobiliaria vivida en España provocó la existencia de un ingente número de jóvenes sin formación con los que la crisis se ha cebado cruelmente:
"Jesús todavía no se lo cree, lo que pasa es que este chico [Toñi, el hijo de Braulio, el encargado del bar de Pascual] honrado, concienzudo, trabajador, no sabe sumar ni multiplicar con decimales. Ese es el saldo de la bonanza económica española, de los años de las vacas gordas, los pelotazos que arrancaron a tantos estudiantes de sus pupitres para ponerles entre las manos la manivela de una hormigonera." (pág. 118).
O también cómo es difícil encontrar salidas válidas a esta
crisis por parte de la izquierda dada la gran división existente en ella:
"En aquella época se llevan tal mal [Roberto y Marisa allá en la Facultad por el año 1981, concretamente el 23 de febrero de dicho año] como pueden llevarse dos izquierdistas españoles que militan en sectores opuestos del mismo partido, o sea, peor imposible." (pág. 111).
Y luego la novelista, que nunca ha ocultado sus simpatías por partidos o movimientos más a la izquierda del PSOE, lanza una acerada crítica a éstos cuando relata una conversación entre dos dirigentes de este partido, al que nunca nombra directamente, y leemos que dos de sus dirigentes a los que escucharon Roberto y Marisa ese 23-F decían: "¿Es verdad lo que me han contado, que estamos en la lista de un gobierno de concentración?" (pág. 114).
"En aquella época se llevan tal mal [Roberto y Marisa allá en la Facultad por el año 1981, concretamente el 23 de febrero de dicho año] como pueden llevarse dos izquierdistas españoles que militan en sectores opuestos del mismo partido, o sea, peor imposible." (pág. 111).
Y luego la novelista, que nunca ha ocultado sus simpatías por partidos o movimientos más a la izquierda del PSOE, lanza una acerada crítica a éstos cuando relata una conversación entre dos dirigentes de este partido, al que nunca nombra directamente, y leemos que dos de sus dirigentes a los que escucharon Roberto y Marisa ese 23-F decían: "¿Es verdad lo que me han contado, que estamos en la lista de un gobierno de concentración?" (pág. 114).
Lo mejor
Dos cosas me han gustado especialmente en esta novela. La
primera es el humor que en ocasiones introduce la autora a pesar de la dramática situación y los
palos que a estas familias -de clase
media casi todas- la crisis les va dando. Es el caso de la médico de la pública
Diana Salgado y de Pepe, su marido, quienes han visto sus sueldos reducidos y ven
peligrar sus puestos de trabajo, pero a quienes el amor les reconcilia con su
apretada vida:
"Nada tiene importancia después de una noche de sexo derrochador, meridional e irresponsable, como la que su marido y ella brindaron anoche a la directora del FMI y al gobernador del Banco de España mientras se compensaban mutuamente, él porque no hay cesta, ella porque le ha sentado fatal que no la haya" (pág. 91).
La segunda es la sensibilidad y profunda emotividad mostrada
en algunas secuencias como aquella en la que uno de los personajes se enfrenta en
solitario al diagnóstico de un bulto sospechoso:
“Ahora, cuando ha llegado el momento de elegir, se da cue nta de que las cosas buenas, las personas a las que ha querido, las que le han querido a él, los momentos y los lugares en los que ha sido feliz, la memoria de las risas, de los besos, la complicidad de sus amigos, la emoción del amor, el vértigo del sexo, ocupan la casi totalidad de su memoria." (pág. 177)Sin poderlo calificar de nada en concreto, sí creo poder afirmar que la novela presenta dn un elevado porcentaje una realidad, un sentir y unos comportamientos como muy femeninos. Mis amigas del grupo de lectura -la tertulia "Más que palabras..."- me dicen con frecuencia que hay obras que entienden mejor las mujeres que los hombres (lo decían, en concreto, hablando de "Americanah" de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie [leer reseña aquí]). No sé, no sé, les he dicho yo siempre. Pero leyendo este relato me lo estoy empezando a replantear: tintes para el pelo, uñas esmaltadas, cicatriz por haber parido con cesárea, hijos, marido, novios, obligaciones culinarias...
Lo peor
Lo que menos me ha agradado de esta novela es esa sensación de querer agotar el cupo de casos límite provocados por el descalabro económico mundial y su más que cuestionable solucionario. ¿Cómo es posible -me preguntaba en algún momento de la lectura- que tantas cosas penosas les ocurran a estos pocos personajes de este pequeño barrio? Pero como ya he dicho antes, esta pequeña tacha se deslíe en la fluidez y gracia de la prosa de la escritora.
Conclusión
Al igual que otras novelas de la crisis creo que Almudena Grandes pretende transmitir a los jóvenes que sufren más que ninguno en sus carnes la brutalidad de la crisis la idea que la generación de los padres y abuelos de éstos teníamos bien interiorizada: España nunca ha sido un país rico, y eso no podemos obviarlo. Los años de la burbuja han provocado un espejismo del que ahora estamos despertando. La fiesta se ha acabado.
_____________________________
Nota:
La novela la he leído utilizando el préstamo online de las bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid. Es la primera vez que lo hago y esta modalidad me ha parecido magnífica. Además, creo, que el sistema de préstamo online contribuirá mucho a rebajar el pirateo de e-books, tal y como sostengo en el post "El libro, ¿en papel o en e-book?" [leer aquí]
Lo que menos me ha agradado de esta novela es esa sensación de querer agotar el cupo de casos límite provocados por el descalabro económico mundial y su más que cuestionable solucionario. ¿Cómo es posible -me preguntaba en algún momento de la lectura- que tantas cosas penosas les ocurran a estos pocos personajes de este pequeño barrio? Pero como ya he dicho antes, esta pequeña tacha se deslíe en la fluidez y gracia de la prosa de la escritora.
Conclusión
Al igual que otras novelas de la crisis creo que Almudena Grandes pretende transmitir a los jóvenes que sufren más que ninguno en sus carnes la brutalidad de la crisis la idea que la generación de los padres y abuelos de éstos teníamos bien interiorizada: España nunca ha sido un país rico, y eso no podemos obviarlo. Los años de la burbuja han provocado un espejismo del que ahora estamos despertando. La fiesta se ha acabado.
"No es que seamos pobres. Es que nunca hemos sido ricos. [...] Así que, lo siento en el alma, cariño, pero se acabó la fiesta." (pág. 162)Es el mismo mensaje, pero situado aquí en el contexto de una pareja de clase media, -el matrimonio formado por Begoña y Fernando que tienen unos hijos a los que quieren-, que formula Isaac Rosa en "La habitación oscura" y también Marta Sanz en "Farándula".
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Nota:
La novela la he leído utilizando el préstamo online de las bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid. Es la primera vez que lo hago y esta modalidad me ha parecido magnífica. Además, creo, que el sistema de préstamo online contribuirá mucho a rebajar el pirateo de e-books, tal y como sostengo en el post "El libro, ¿en papel o en e-book?" [leer aquí]
La tengo pendiente, también toda la serie de una guerra interminable. Los libros que he leído de Almudena siempre me han gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso ;)
Después de haber leído éste es fácil que me anime con su serie de la guerra interminable.
EliminarBesos
Hola,que buenas las recomendaciones que haces para sabercque haces .
ResponderEliminarUn saludo cariñoso Inma
Muchas gracias, Inma, por tus palabras y por pasarte por el blog.
EliminarBesos
Este no me animo, lo que sí estoy deseando que se publique un nuevo libro de los Episodios que ya hace mucho que leí el último.
ResponderEliminarBesos
Yo no he leído ninguno de los Episodios. Creo que me animaré con alguno pues no leo más que alabanzas de la susodicha serie.
EliminarUn beso, Inés
Excelente revisión amigo Juan. Saludos desde Venezuela!
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras y por pasarte por el blog, amigo Andrés.
EliminarSaludos
Barbara tu reseña como siempre. este lo tengo apuntado y adquirido desde hace tiempo, con este empujoncito creo que estará entre los próximos.
ResponderEliminarGracias Juan Carlos.
Muchas gracias, Francisco J., por ese fantástico adjetivo que aplicas a mi reseña. Viniendo de ti, que manejas como nadie el idioma en tus magníficos escritos, cobra para mí un alto valor.
EliminarUn abrazo
La primera vez que leí algo de Grandes fue "Las tres bodas de Manolita" y quedé absolutamente maravillada. Para el reto serendipia tengo otra novela suya pendiente, y espero ponerme con ella antes de que termine el año. Confieso que esta que reseñas tan bien no me llama demasiado la atención. Un saludo desde el blog Acabo de Leer.
ResponderEliminarHola Alejandra:
EliminarPaso con frecuencia por "Acabo de leer" y de vez en cuando te dejo algún que otro comentario. Me encanta que mi reseña te haya gustado.
Sobre Almudena Grandes, esta novela que no es la mejor de su carrera -¡seguro!-, sin embargo me ha servido para reencontrarme con esta magnífica escritora madrileña. Y estoy muy contento por ello
Un beso
Muy buena la reseña Juan Carlos.
ResponderEliminarPara mi, Almudena Grandes es una de mis escritoras favoritas y algunos de sus libros me parecen auténticas maravillas, de esos libros que se paladean lentamente, recreándose en aquello que nos dibuja con sus letras o así a mi me lo parece.
Aún no me he puesto con esta última novela de la que había leído críticas dispares sobre ella, se le achaca a un exceso de personajes a los que les pasa de todo como bien dices Juan Carlos y también un exceso de páginas. Y eso me hacía dudar a la hora de leerlo aunque sabía que acabaría leyéndola, como siempre y después de tu reseña, lo tengo claro, me ha gustado mucho la manera en que lo has contado.
También me ha parecido muy interesante esa modalidad de préstamo virtual que nos cuentas, ¿funciona bien? Yo hice una prueba en Barcelona y no me acabó de convencer porque era pesado el sistema , aunque ahora me han comentado que funciona mejor.
Un saludo
Hola Conxita:
EliminarSobre el exceso de personajes creo que es lo apropiado al tratarse de un protagonista colectivo y estar ante una novela coral.
Me agrada que te haya gustado mi manera de reseñar esta novela.
Y sobre el préstamo online, como te digo es la primera vez que lo practico y mi satisfacción es total. Tiene una duración de 21 días y al llegar al final del tiempo simplemente el libro desaparece de la tableta. ¡Me ha encantado!
Un abrazo
Soy una admiradora declarada de Almudena Grandes, creo que he leído casi toda su obra y nunca me ha defraudado. Por otros foros se dice que esta no es su mejor novela, pero si tiene la mitad de la calidad que la caracteriza creo que merecerá la pena. Además, tu fantástico análisis me anima a hacerlo. De hecho con ella me voy a poner ahora mismo, no te digo más.
ResponderEliminarSi no has seguido la estela literaria de esta escritora te recomendaría "El corazón helado" y cualquier libro de la serie "Episodios de una guerra interminable", son todos muy buenos.
Gracias por tu análisis y tu opinión sobre esta lectura, que ahora se convertirá en la mía.
Un beso, Juan Carlos.
Yo tras esta lectura volveré a Almudena Grandes como el hijo pródigo que equivocadamente la abandonó (ja, ja...). Tomo nota de tu recomendación para seguir con esta autora.
EliminarUn beso
Muy buena reseña Juan Carlos. Yo la leí hace meses y tengo la reseña en mi blog. Como digo allí y he comentado en "El Club de los 1001 lectores", el fallo que le encuentro es el hecho de que sea demasiado optimista con el comportamiento de las personas. Yo creo que hay más egoísmo y mucha menos solidaridad.
ResponderEliminarUn abrazo.
En el exceso de bondad coincido contigo, Rosa. No obstante hay una corriente por ahí que se manifiesta de muchos modos llamada "buenismo" que está muy en boga.
EliminarMe pararé por tu blog y te leeré atentamente pues tu opinión es muy importante para mí.
Un beso
Llevabas sin leer a Almudena Grandes desde "Malena es un nombre de tango" y ese es precisamente el único título suyo que yo he leído. La verdad es que me gustó mucho, así que ni yo misma entiendo por qué no he vuelto a repetir con la autora.
ResponderEliminarEn cuanto a "Los besos en el pan", vengo leyendo varias reseñas de ella y creo que la tuya es de las más positivas. Casi todas coinciden en que a pesar de que les ha gustado no es de sus mejores novelas. Yo, de momento, entre mi interminable lista de pendientes y el poquito tiempo que tengo ahora mismo para leer, creo que seguiré haciendo esperar a esta escritora.
Besos
A lo mejor te pasó lo mismo que a mí, que su exposición pública ocultó su parcela literaria y casi sin darte cuenta la diste de lado. Es sólo una posible explicación que al menos a mí me ha servido, y no sé si a ti también.
EliminarEn cuanto a esta novela y la idea de que no es de las mejores suyas, entiendo que debe ser verdad, pero los que como tú y yo nos quedamos en "Malena..." no tenemos criterio suficiente para hacer afirmaciones así de tajantes, ¿no crees?
Lo del tiempo es terrible, te entiendo perfectamente. Los días debieran tener un extra de horas para aquellos a quienes nos gusta leer, ¿verdad? (ja, ja...)
Un beso, Lorena
Vengo de pasarme por tu blog. Me ha gustado y te sigo a partir de este momento. Un abrazo, Katrina.
ResponderEliminarYa son varias las reseñas positivas que leo de este libro y en los otros comentarios, veo que tiene màs opciones de calidad. Seguro que este mismo año leo algo suyo, la crìtica social siempre me resulta atractiva.
ResponderEliminarHola Leslie:
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Te diré que prácticamente todo en Almudena Grandes es de calidad. Creó que por su extensión y asunto esta última novela podrá ser de tu agrado.
Un abrazo
Disculpa que hasta la fecha no haya leído tu interesante reseña, la falta de tiempo…
ResponderEliminarMe gusta la comparación con el neorrealismo italiano, guardo tan buenos recuerdos de aquellas películas y de aquellos años, en fín…
Me atrevo a recomendarte, si es que tienes intención de abordar las tres novelas publicadas hasta la fecha, de los Episodios de una guerra interminable, que antes leas El corazón helado, en mi opinión, una novela magnífica y además precursora de la idea de los episodios.
Saludos
No te preocupes, José A., si sabré yo lo que es no encontrar un momento libre para leer con sosiego...
EliminarTomo tu recomendación de "El corazón helado" pues ya me la han recomendado otros buenos lectores como tú. Sólo me asustan de esta novela sus muchas páginas -¡casi mil!-que entran en colisión con el, ¡de nuevo!, escaso tiempo. La lectura de Kawabata, por contraste con "El corazón helado", que hago en estos momentos es deliciosa a la par de breve.
Un abrazo
Me gusta mucho como escribe Almudena Grandes, para mi el mejor "El corazón helado".
ResponderEliminarEste nuevo libro me apetece leerlo, por ella y por la temática.
Un abrazo
Si has leído los comentarios anteriores verás que en el título de la mejor novela de Almudena Grandes coincidís todos. "Los besos en el pan" no debe de alcanzar la excelencia de "El corazón helado" pero toca un tema -el de la crisis y sus consecuencias humanas- tan actual que no deja insensible a nadie. Te gustará, ¡seguro!
EliminarUn beso
A ver si apruebo el examen
ResponderEliminarNo sé a qué te refieres, Raúl, pero indudablemente yo también deseo que pases con bien ese trago
EliminarSaludos
Hola Juan Carlos, la leí estos días. Me gusta mucho Almudena Grandes pero creo que esta obra es algo inferior a la serie de los episodios. Leyéndola, he sentido que estaba mirando una bola de cristal, observando lo que se avecina. Me ha gustado tu reseña y me ha llamado la atención el humor que has encontrado. Fíjate que yo no lo he advertido. Cosas que ocurren entre los lectores. Me quedo por aquí que me gustan tus lecturas. Un saludo.
ResponderEliminarComo muy bien dices en la reseña que le dedicas en tu blog en esta novela también entrecruzamiento de unas historias con otras a fin de crear ese paño que muestra el estado de una sociedad en un momento dado, pero el nivel que alcanza en los "Episodios..." es muy superior al que aquí practica. Es verdad que en una historia triste encontrar algo de humor es extraño, pero no me dirás, Marisa, que no tiene su aquel que Diana y pepe le dediquen a la directora del FMI -Christine Lagarde debía de ser por entonces- esa noche de sexo derrochador en medio de tanta escasez. Bueno, no sé, es algo como muy popular, ¿no te parece?
EliminarMe encanta que te quedes por aquí. Yo desde hace tiempo ya te seguía pues creo que hay cierta coincidencia en gustos lectores y me agrada tu manera de reseñar.
Besos