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19 abr 2016

"Limónov" de Emmanuel Carrère

Tenía muchas ganas de leer este relato, en el fondo una biografía novelada de Eduard Limónov, escritor ruso cofundador junto a Alexander Duguin del Partido Nacional Bolchevique ruso. Y tenía muchas ganas porque muchos amigos -incluso algunos, lectores poco entusiastas- me hablaban muy bien de esta novela.

Eduard Limónov, Savienko, nasbol, punk ruso

Me resistía algo a leerla pues pensaba que sería poco literaria dadas las voces que decían maravillas de ella. Sin embargo, escuchar alabanzas procedentes de otros sectores me hacían dudar de mi primera determinación. La casualidad, como tantas veces ocurre en la elección de lecturas, me puso hace unos meses en la FNAC ante "Una novela rusa" cuyo pequeño tamaño y asequible precio hizo que la adquiriese y al poco la leyese. Como, al reseñarla,  dejé ya  dicho en este blog, la manera novedosa, difícil y literaria, sí, muy literaria, que tiene Carrère de escribir provocó que a partir de ese momento me cayese del caballo y me convirtiese en admirador de su novelística.
     
"Limónov" es para mí la tercera novela que he leído de Emmanuel Carrère. Así, sin más prolegómenos, diré que, tras su lectura, mi admiración por el polifacético escritor francés no ha decaído ni una pizca; es más, si he de ser sincero, mi entusiasmo por su peculiar modo de escribir ha aumentado. Las otras dos obras leídas con inmenso placer por mí han sido: "Una novela rusa" del año 2007, con la que ésta de "Limónov" tiene no pocas correspondencias, y "El Reino" de 2015, su controvertida indagación sobre los orígenes de la Iglesia cristiana a partir de la muerte de Jesucristo. "Limónov" aparece en 2011. Dos años antes, en 2009, vio la luz "De vidas ajenas", una novela de no-ficción -como todas las otras aquí citadas- con la peculiaridad de que antes de darla a la imprenta la presentó a los personajes que en ella participaban a fin de que le aportasen o corrigiesen aquello que creyeran pertinente.

Si alguien ha leído "El Reino", recordará que en el prólogo de la misma, Emmanuel Carrère (EC) dice que lleva quince años sin escribir textos de ficción, que desde entonces cultiva la novela de no-ficción. Dice esto al inicio del libro en que abordará la historia del Cristianismo, cuyo hecho fundacional, la muerte y resurrección de su fundador Jesucristo, le parece algo totalmente producto de una imaginación semejante a la de Philip K. Dick, el escritor de ciencia ficción.  Curiosamente, en "Limónov", el autor norteamericano creador de "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" es citado en no pocas ocasiones, sobre todo cuando lo que se pretende es falsear la verdad mediante su negación o, incluso, su abolición.

Comentario de “Limónov” 

EC, por biografía familiar, siempre se ha interesado mucho por las vicisitudes de Rusia, en especial del período que va de la caída de la URSS a nuestros días. En esta novela, como suele ser rasgo de su estilo, toma a  un personaje importante, Eduard Limónov, con el que de manera directa o a través de conocimientos comunes ha tenido relación. Esta relación le sirve para dar noticia de él con un mínimo de certezas de cara al lector. Cuando la relación directa o a través de amigos comunes no es posible, EC, como intelectual que es, echa mano de los textos, bien de los producidos por Limónov en los que  éste da cuenta de sus andanzas ("El poeta ruso prefiere a los negrazos", "Diario de un fracasado", "El libro de los muertos", "El libro del agua", etc.) bien de lo que otros han escrito sobre este peculiar personaje de la intelligentsia marginal rusa.

¿Por qué le interesa Limónov a Carrère? Yo creo que le atrae su contumaz espíritu  independiente, su falta de inquebrantable adscripción ideológica, su peculiar relación con las mujeres (Anna, Elena, Natasha, Liza, Nastia, las jovencitas que siguen al líder maduro...), y sí, también con toda seguridad, su calidad literaria o al menos su manera de no circular por los carriles culturales de los consagrados  popes rusos: el poeta y premio Nobel Joseph Brodsky, el respetadísimo Boris Pasternak, el  testigo del gulag Solzhenitsyn, Mijail Bulgákov, Víktor Yeroféiev... y muchos otros nombres, algunos conocidos por nosotros en Occidente y la mayoría desconocidos por completo, al menos para mí.


Joseph Brodsky, Boris Pasternak, Solzhenitsyn, Bulgákov, Viktor Yeroféiev

La novela se inicia con un prólogo fechado en 2007, año en que Limónov fue entrevistado por EC para una revista de reportajes. En ese prólogo, Carrère confiesa la atracción intelectual que durante las dos semanas que lo frecuentó ejerció sobre él la figura de Limónov, razón por la cual decidió investigar sobre este personaje tan distinto a él, tan novelesco y al mismo tiempo tan real. Como suele ser costumbre en el autor francés, al escribir sobre Limónov en el fondo estará escribiendo sobre sí mismo; es más,  Eduard  Limónov  le resulta atractivo precisamente por lo distintos que son ambos. El propósito que tiene al escribir este relato lo deja claro desde el principio, no es tanto sorprender con las vicisitudes del personaje, cuyo recorrido vital expone en pocas líneas, cuanto utilizar la literatura como vía de conocimiento ("Soy consciente de que todo esto es complicado: escribo este libro para esclarecer este tipo de complicaciones.", pag. 279) que le permitirá en el fondo ahondar sobre sí mismo:
 "Vivo en un país tranquilo y decadente, donde la movilidad social es reducida. Nacido en una familia burguesa  del distrito XVI, me convertí en un 'bobo' del X. [...] Limónov, en cambio, fue un gamberro en Ucrania;  ídolo del  underground soviético; mendigo y después ayuda de cámara de un multimillonario en Manhattan; escritor de moda en París; soldado perdido en los Balcanes; y ahora, en el inmenso desmadre del poscomunismo, viejo jefe carismático de un partido de jóvenes desesperados [...] Pensé que su vida novelesca y peligrosa decía algo. No sólo sobre él, Limónov, sino sobre la historia de todos nosotros desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Algo, sí, pero ¿qué? Emprendo este libro para averiguarlo"  (pág. 20)
Limónov, Savienko,
La estética personal y del partido político remite al nazismo
Estamos, pues, en principio -y así lo he creído percibir en varias partes del libro-  ante un claro ejercicio de periodismo de investigación. Lo que sucede es que Carrère nos hace transitar de unos géneros a otros con suma facilidad y evita por todos los medios darnos certezas moviéndose con calculada ambigüedad en todos los terrenos y también, naturalmente, al abordar al propio Limónov como personaje: héroe o villano, seductor de bellas o seducido por ellas, fascista de nuevo cuño o demócrata sin fisuras, triunfador o derrotado en letras... E incluso el reportaje periodístico de investigacion que al iniciar iba a emprender, en declaraciones posteriores a la aparición de la novela afirmó haberlo sustituído por una auténtica narración novelesca movido por algo tan paradójico como la anécdota que Limónov le contó durante esa entrevista: los lavabos de la prisión de Sarátov donde acababa de pasar tres años eran los mismos que había visto en un hotel súper moderno de Nueva York diseñado por Philippe Starck. Nadie en esa prisión podía conocer ese hotel, y  ninguno de los huéspedes del hotel podían tener la menor idea de cómo era esa prisión. ¿Cuánta gente en el mundo ha tenido experiencias tan radicalmente distintas? Limónov estaba muy orgulloso de eso, algo muy natural. Y también muy lógico y natural fue para Carrère dar cuerpo literario a este personaje que él mismo califica de pícaro y a su través cubrir medio siglo de historia, el fin de la era soviética y el caos posterior.

¿Qué destacaría yo en esta novela? En primer lugar, y así lo considera el mismo EC, la información que sobre la evolución de Rusia desde la época de Stalin hasta la de Putin se encuentra en ella. En segundo lugar, estaría la anécdota: la ascensión de un desclasado hacia las altas esferas del éxito artístico, la notoriedad política y la realización personal, sin dejarse arrastrar en ninguno de los tres ámbitos por la comodidad del camino trillado acogiéndose al padrinazgo de alguien ya encumbrado, sino manteniendo una independencia que a menudo jugará en su contra; luego vendrá su  caída.  Por último estaría la maestría literaria que su autor vuelve a demostrar en este relato y que en esencia se concreta en lo que sin lugar a dudas es ya propio de su estilo. Un estilo que, en el análisis que hice de la siguiente novela a ésta, "El Reino", y de la que provocó su interés por el personaje de Limónov y de Rusia en general, "Una novela rusa", comenté con cierta amplitud en las reseñas que tengo publicadas en este blog (leer los comentarios de estas dos novelas aquí {"Una novela rusa"} y aquí {"El Reino"}).

Por eso, dado que en las entradas dedicadas a esas dos novelas hice relación de algunos rasgos de estilo utilizados en ellas por Emmanuel Carrère, pienso que lo mejor ahora será mostrar a través de citas textuales cómo se reflejan aquí, en "Limónov",  algunas de las características propias de sus novelas de No-ficción.
[Antes de comenzar si alguien no supiera con exactitud qué sea esto de la 'No-ficción' puede leer una breve entrada que tengo dedicada en este blog a esta tendencia novelística. Pinchar aquí.]

  ü  Novela en construcción:
  • "Lo ideal sería contar el party en casa de los Liberman como el baile en el castillo de Vaubyessard en Madame Bovary, sin omitir una cucharilla ni una fuente de luz. No sé hacerlo, pero me gustaría."(pág. 92)
  • "Una de las primeras reacciones suscitadas por el proyecto de este libro fue la de mi amigo Pierre Wolkenstein, que casi se peleó conmigo porque yo me proponía escribir sobre un individuo que, siendo ruso y dirigente de una formación política digamos que dudosa, según él sólo podía ser antisemita." (pág. 55)
  ü  Literatura autorreferencial:
à A su propia obra: "No se lo reprocho: hice exactamente lo mismo cuando rodé una secuencia de mi película documental en la colonia para menores de Kotélnich, porque esperaba un espectáculo dantesco y me resigné de mala gana a que no lo fuera." (pág. 316)
à A su propia familia: "Según los historiadores más serios (Robert Conquest, Alec Nove, mi madre), los alemanes mataron a veinte millones de rusos durante cuatro años de guerra, y el propio gobierno mató a otros veinte millones durante los veinticinco años de gobierno de Stalin." (pág. 63)
  ü  Interactividad (el lector es parte esencial en el proceso constructivo):
  • "Al llegar a este punto, no estoy seguro de que al lector le apetezca realmente que le cuente como una epopeya apasionante los comienzos de un periodicucho y un partido neofascista. Yo tampoco estoy seguro de que me apetezca." (pág. 254)
  • "(«¡Qué tipo más repugnante!», piensa Steven, y yo pienso lo mismo, y sin duda tú también, lector. Sin embargo, pienso asimismo que si hubiera habido una posibilidad de salvar al pequeño, de preferencia algo difícil o peligroso, el primero que se habría aferrado a ello y habría combatido con toda su energía hubiera sido Eduard.)" (pág. 135)
  ü  Analogías y paralelismos:
à con Vladimir Putin: "Si uno repasa su vida, tiene la perturbadora sensación de que es un doble de Eduard. Nació diez años más tarde en el mismo tipo de familia: padre suboficial, madre ama de casa, un montón de gente hacinada en una habitación de kommunalka."
La Otra Rusia, Partido Nacional Bolchevique, 'nasbol', 'bobo'à con Carrère: "No se lo reprocho: hice exactamente lo mismo cuando rodé una secuencia de mi película documental en la colonia para menores de Kotélnich, porque esperaba un espectáculo dantesco y me resigné de mala gana a que no lo fuera." (pág. 316)

  ü  Culturalismo (literario, musical, cinematográfico...):
  • "Y lo que temblaba en la voz era exactamente el horror del héroe en 'La invasión de los ladrones de cuerpos', la vieja película de ciencia ficción de los años cincuenta, cuando descubre que los seres humanos han sido reemplazados poco a poco por extraterrestres" (pág. 196)
  • "Eduard, ese Barry Lyndon soviético" (pág. 51)
  • "Rivalizábamos intercambiando títulos de cuentos y de películas y nombres de autores y, al llegar a Philip K. Dick, estuvimos de acuerdo: sus novelas, que describen con una intensidad aterradora la descomposición de la realidad y de las conciencias que la perciben, eran las únicas guías fiables para un viaje a la 'twilight zone' rumana. Una de ellas, 'La penúltima verdad', retrata a una humanidad que" [...] (pág. 198) {'twilight zone' es el título de un tema musical del grupo heavy Iron Maiden aparecido en marzo de 1982}
  • "Joseph 'es un genio, pero al estilo de T. S. Eliot o su amigo Wystan Auden, un genio de la antigua escuela'. Cuando lees sus versos es como si escucharas música clásica, Prokófiev o Britten, mientras que lo que escribe Édichka, este chico desalmado, recuerda más bien a Lou Reed: a walk on the wild side." (pág. 116)
  ü  Humor:
  • "En cada sesión del seminario, un participante lee sus poemas. Esta semana le toca a una tal Màshenka, vestida -cito a Eduard- con amplias vestimentas de color mierda, y que tiene una de esas caras apasionadas y melancólicas común a todas las poetisas que frecuentaron las Casas de la Cultura de la Unión Soviética. Sus versos riman con su físico, camuflan levemente la copia de Pasternak, son delicadamente líricos, totalmente previsibles. Si estuviese en el lugar de Tarkovski, Eduard le aconsejaría que se arrojara a las vías del metro, pero el maestro, paternalmente, se limita a ponerla en guardia contra las rimas demasiado perfectas." (pág. 69)
  • "La gira de los nacional-bolcheviques por Kazajstán, Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán duró dos meses. El jefe viajaba con ocho acompañantes, ocho tipos con pinta de paracaidistas a los que una serie de fotos, reproducidas en 'Anatomía del héroe', muestran al lado de representantes de las tropas rusas estacionadas allí. Estas fotos hicieron reír mucho a un amigo mío cuando se las enseñé una noche de borrachera. 'Basta', me dijo, 'son una simple banda de maricas. Fueron allí para follarse a sus anchas'. Yo también me reí, no lo había pensado. Sinceramente, no lo creo, pero ¿quién sabe?" (pág. 272)
  ü  Fuerte erotismo, sin rehuir el léxico salaz, coloquial, directo:
  • "Desde que la colonia ha despertado reina el desbarajuste a causa del equipo de televisión. Lo compone media docena de personas: el periodista, el realizador, el cámara, el técnico de sonido, los ayudantes, y entre ellos hay tres chicas. Chicas jóvenes, que como es verano llevan faldas cortas y camisetas ceñidas, chicas que huelen a perfume y bajo el perfume a mujer, a sobaco, a coño, chicas que enloquecen totalmente al rebaño de 'zeks' y que los sitúan en su sitio para la lista de la mañana, en el terraplén central." (pág. 316)
Las mujeres de Limónov, Anna, Natasha, Elena
  • "Empiezan a besarse, a acariciarse. El joven negro tiene la piel suave y, debajo de su ropa maloliente, un cuerpo musculoso, compacto, bastante semejante al suyo. [...] Eduard se agacha, se suelta el cinturón, impaciente por saber si es cierto lo que dicen de la verga de los negros. Es verdad: es más grande que la suya. Se la mete en la boca [...] Más tarde se baja el pantalón y los calzoncillos, hace el mismo gesto que hacía Elena para ofrecerle el culo y le dice a Chris: 'Fuck me' "[...] (pág. 109)
ü  El escritor se muestra cual es:
àConfiesa sus fuentes: "cuando uno lee 'El adolescente Savienko', el libro de donde extraigo las informaciones de este capítulo" (pág. 40).
àMuestra su falta de certezas absolutas: "Yo también me reí, no lo había pensado. Sinceramente, no lo creo, pero ¿quién sabe?" (pág. 273).
àMuestra sus fobias políticas: "La URSS vuelve: qué mal flipe. La URSS se hunde en el ridículo [...] Son títeres que definitivamente ya no asustan. Que en todo el mundo sólo han sido apoyados por Castro, Gadafi y Sadam Husein, los únicos fugitivos del círculo de los poetas muertos, pero también por nuestro presidente Mitterrand, el príncipe de las mentes sutiles, que llevaba el maquiavelismo hasta la estupidez" (pág. 220)

Final
Mucho más cabría comentar, señalar, reseñar, o puntualizar sobre esta novela y su personaje. Ambos son difíciles de aprehender en pocas palabras. Como Eduard, personaje huidizo, lábil y escurridizo, la obra literaria que lo contiene es poliédrica, tiene muchos ángulos y muchos lados en los que poner los ojos. Yo he preferido aquí hacer citas que sirvan de ejemplo del modo de escribir de Carrère. Pero sé que he dejado en el tintero todo lo referido a la evolución dura, dolorosa, por la que pasó Rusia desde Stalin hasta el actual Putin. No le he dedicado la atención debida porque pienso que es por muchos conocida, pero reconozco que es uno de los grandes alicientes de esta novela. En especial, esta no-ficción se centra en esos años tumultuosos durante los que un sistema político y económico de 70 años de existencia se transmuta en el opuesto de una manera salvaje y sin control. Al respecto no diré más, pero sí mostraré una cita extraída de esta novela que considero muy significativa:
"De los sesenta y cinco años de esperanza de vida en 1987, el ruso varón pasó a cincuenta y ocho en 1993." (pág. 225)
Creo que ya sólo este dato puede hacernos comprender algo mejor a tan contradictorio y variopinto personaje: Eduard Limónov.












19 comentarios:

  1. Hola Juan Carlos,
    gracias pour esta excelente reseña, y tan completa, es un gusto.
    Desde luego es un gran libro que ha escrito Emmanuel Carrère, ayudandose mucho, hay que decirlo, de los libros de Eduard Limonov.
    Yo tambien estuve "shockeado" cuando lei la novela, en el 2011, y me puse a buscar informacion sobre el verdadero Eduard Limonov.
    Descubri muchas cosas, que no siempre coinciden con el libro de Emmanuel Carrère.
    Por eso he hecho un blog muy completo sobre Eduard Limonov, TOUT SUR LIMONOV.
    Hay mucha informacion inedita :
    http://www.tout-sur-limonov.fr/
    Y la primera pagina en espanol :
    http://www.tout-sur-limonov.fr/222318806

    (perdona las faltas, pero soy francés)

    José-Dominique

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    1. Muchas gracias José-Dominique por tu comentario. Me pasaré por tu blog sobre Eduard Limonov y lo leeré con atención. También estoy convencido de que tiene que haber serias diferencias entre lo dicho por uno y por otro.

      Tu español es magnífico. Sólo cometes leves faltas de concordancia fácilmente superables.

      Un abrazo

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  2. Te ha quedado una reseña muy completa! A pesar de tu buena recomendación , no me la llevo, no me llama mucho y no soy muy de biografías... Pero gracias por que no la conocía!
    Besos

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    1. Hola Irunesa:

      Carrère tiene una forma de escribir, llamémosla, 'peculiar'. Yo diría que está entre el reportaje periodístico y la ficción propiamente dicha. El domingo pasado en EL PAIS SEMANAL apareció un reportaje sobre los millares de personas que se agolpan en Calais esperando poder pasar clandestinamente a Inglaterra. Creo que te podría servir de prueba para saber si te agrada o no su manera de escribir. Aunque, bueno, es evidente, que hay diferencias sustanciales respecto a sus novelas que son -en mi opinión, ciertamente- mucho mejores.

      Un abrazo

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  3. De este autor sólo he leído "El adversario" y me gustó bastante. Hace tiempo que quiero leer algo más, pero qué te voy a contar de lo que se quiere leer, se puede leer y se lee realmente.
    Esta reseña me animará a hacerlo porque este libro tiene muy buena pinta. Quizás pase por delante de "Una semana en la nieve" y "De vidas ajenas" que eran los que tenía más pendientes.
    Muy buena y completa reseña. Le ha hecho la "autopsia" al libro totalmente.
    Un beso.

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  4. Aunque la propuesta literaria de Carrere es interesante no me acaba de convencer esta novela. He leído varias reseñas y el personaje me parece demasiado sórdido. Supongo que en las antípodas del autor, de ahí su atracción o fascinación incluso. La reseña, como siempre, muy ilustrativa.
    Saludos.

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    1. Desde luego el personaje es peculiar: muy contradictorio, como digo. Lo que sí tiene mucho interés en la novela es ver cómo evolucionó Rusia desde Gorbachov a hoy mismo. Y se comprende al personaje -su sordidez, como tú bien dices- al ver que es semejante a muchos otros compatriotas suyos, en especial, a Putin, con quien se puede decir que en gran medida tiene unas vivencias paralelas.
      Un abrazo

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  5. No es el título que más me llame la atención de Carrère. Solo he leído suyo "Una semana en la nieve" y pensaba continuar con "El adversario" pero siempre me encuentro con recomendaciones de este libro. A ver al final qué decido.
    Un abrazo

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    1. Hola Lorena:
      ¿Sabes por qué hay tantos seguidores a este libro de Carrère? Yo creo que es porque -entre otros muchos aspectos a condiferar- da una visión de la historia reciente de Rusia que muchos ignorábamos o no acabábamos de creer del todo. Luego está el innegable hecho de su actualidad y ya sabes que la mesa de obras más o menos recientes tira mucho.

      Besos

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  6. En esta ocasión no lo veo para mi, pero me has convencido de leer al autor. No me he estrenado y creo que estoy tardando. Una estupenda reseña.
    Besos

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    1. Aunque Carrère cueste un poquito al principio, luego da muchas satisfacciones.

      Un beso

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  7. Hola!
    Completísima reseña. No me la apunto de momento, quizás más adelante. Por cierto, gracias por pasarte por mi blog, yo también me quedo por aquí.
    Besos!

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    1. Muchas gracias a ti, Alicia. Fue muy bonito lo que le dijoste allí a Rocío.

      Y me gusta que te quedes por aquí.

      Un beso

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    2. Muy buena tu reseña. He leido varias, a la vez que estoy leyendo el libro, y la tuya es de las mejores. Limónov, un personaje casi tan asqueroso como el seudomédico de El adversario (que ya debe estar en la calle) solo que sin la posibilidad de haber podido mandar su ansiado pelotón de fusilamientos.

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    3. Agradezco mucho la valoración que haces de mi reseña, Juan.
      Querrás creer que aún no he leído "El adversario". No tengo remedio. Con esta actualidad (¡penosa actualidad!, por cierto) que está cobrando Rusia no tardaré mucho en darle una oportunidad a este Carrère que según la mayoría de sus lectores es si no la mejor una de sus mejores novelas.

      Un abrazo

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  8. Vuelvo a una de las reseñas que me despertó el interés por saber si L iba más allá del número de ventas.

    Lo compré hace un par de meses por impulso y por pendiente, porque iba buscando otro libro que estaba descatalogado y jamás pensé en que viviríamos una guerra en Ucrania que le daría una lectura así.


    Es mi segundo Carrère y no será el último ;)

    Gracias

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    1. Ojalá que cese la actualidad de este escritor por este penoso motivo. Pero que siga por la calidad del autor haya o no guerra en los confines de Europa.

      Un muy cordial saludo

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  9. Vuelvo a pasarme por aquí a leer tu reseña (a releerla, en realidad; hay que ver cómo pasa el tiempo) y ha comentarte que he terminado Limónov hace un par de días. Qué maravilla de libro, qué bien escribe Carrère y qué magníficamente fusiona la vida de Eduard Limónov con el contexto histórico en el que la misma se desarrolló. Tenía pendiente volver a leer al escritor francés y, aunque este libro en concreto me lo habían recomendado mucho, tampoco era el que más me llamaba la atención del autor. Fue tu entrada reciente sobre el escritor al hilo de la guerra de Ucrania y de un reportaje publicado en El País en el que mencionabas este libro lo que me animó a leerlo. Me ha encantado, así que en realidad a lo que me he pasado es a agradecértelo, Juan Carlos.
    Besos

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    1. Y yo te lo agradezco mucho más, Lorena. Me encanta que mis sensaciones sobre Limónov hayan coincidido bastante con las tuyas. Desde luego es un libro muy bueno y Carrère escribe que te mueres, ¿Verdad?
      Un beso

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