“No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre ¡qué humillación incomparable, qué vértigo! A todo padre le interesan los hijos que ha procreado (que ha permitido) en una mera confusión o felicidad; es natural que el mago temiera por el porvenir de aquel hijo, pensado entraña por entraña y rasgo por rasgo, en mil y una noches secretas.“ ( ‘Las ruinas circulares’)
Si algo bueno tiene el verano es la relajación que introduce en el día a día. Es verano y la indolencia, la falta de disciplina, la sana dejadez lo invade todo. También mis lecturas. ¿Qué tienen que ver los cuentos que Borges escribiera allá por los años 30 y 40 del pasado siglo con dos novelas del siglo XXI: "La fórmula preferida del profesor" de la japonesa Yoko Ogawa y "Soledad" de Carlos Bassas del Rey? Pues seguramente, nada y todo. Nada por pertenecer a universos mentales e intereses personales muy distantes, y todo porque sin la maestría borgiana pocos escritores podrían haber avanzado sin tropiezos, caídas o despeñamientos imposibles de corregir, por la angosta senda de la escritura. Es evidente que Borges marca en literatura un antes y un después.
Dejo para otro momento hablar de las dos novelas que acabo de citar. Creo que la narrativa del argentino universal bien se merece un post para él solo.
Ficciones
Diecisiete son los cuentos contenidos en el libro fruto de la unión de dos: "El jardín de senderos que se bifurcan" publicado en 1941 por vez primera, que contiene ocho cuentos; y "Artificios", aparecido en 1944, con seis relatos. A estos seis de "Artificios" en ediciones posteriores -años1952, 1953 y especialmente 1956- se sumarían tres más: "El fin", "La sexta del Fénix" y "El Sur", quedando pues la edición que he manejado de la editorial De bolsillo Contemporánea formada por un total de diecisiete narraciones distribuidas de la siguiente manera:
Primera parte: El jardín de senderos que se bifurcan
Prólogo
Parte Dos: Artificios
Prólogo
Primera parte: El jardín de senderos que se bifurcan
Prólogo
- Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (1940)
- El acercamiento a Al-Mu'tasim (1936, no incluido en la edición de 1941)
- Pierre Menard, autor del Quijote (1939)
- Las ruinas circulares (1940)
- La lotería en Babilonia (1941)
- Un examen de la obra de Herbert Quain (1941)
- La biblioteca de Babel (1941)
- El jardín de los senderos que se bifurcan (1941)
Parte Dos: Artificios
Prólogo
- Funes el memorioso (1942)
- La forma de la espada (1942)
- Tema del traidor y el héroe (1944)
- La muerte y la brújula (1942)
- El milagro secreto (1943)
- Tres versiones de Judas (1944)
- El fin (1953, solo 2ª edición)
- La Secta del Fénix (1952, solo 2da edición)
- El Sur (1953, solo 2ª edición)
Los prólogos están escritos por el mismísimo Jorge Luis Borges y en ellos realiza una especie de reseña de aquello que nos disponemos a leer. Era consciente el argentino de que la mayoría de sus historias eran fantásticas y en ello se regodea. La fantasía que siempre lo caracterizó introduce en la quimera a la propia literatura y a sus autores; así en 'La lotería en Babilonia' él mismo se viene a incluir en la reata de autores más que heterogéneos (Leucipo, Lasswitz, Lewis Carroll, Aristóteles...) responsables -dice- de la autoría de esta narración; aunque sin duda alguna de esta primera parte para mí los cuentos más sobresalientes -¡y fantásticos en todos los sentidos!- sean "Las ruinas circulares", al que pertenece la cita que encabeza esta entrada, y el titulado "Pierre Menard, autor del Quijote". En este último no he podido por menos que ver un clarísimo antecedente de la literatura de mi admirado Enrique Vila Matas e incluso de la de Roberto Bolaño. Me refiero especialmente a esa manera de transformar, transfigurar, hacer aparecer y desaparecer como si nada en el relato autores, obras, páginas y personajes que conviven de manera inexplicable en la mente del personaje central de este cuento quien reconoce nada más y nada menos que no quería componer otro Quijote -lo cual es fácil- sino el Quijote. Pretendía Menard no hacer una transcripción del original sino producir unas páginas que coincidieran palabra por palabra y línea por línea- con las de Miguel de Cervantes. ¡¡Cuánto me han hecho recordar las páginas y el asunto de este cuento a "Los detectives salvajes" de Bolaño o a novelas de Vila Matas como "Dublinesca" o "París no se acaba nunca"!!
En el prólogo a 'Artificios', el libro que ocupa la segunda parte de "Ficciones", Borges declara que Shopenhauer, De Quincey, Stevenson, Mauthner; Shaw, Chesterton, Léon Bloy, forman el censo heterogéneo de los autores que continuamente releo. ¡Y se nota, vaya si se nota! Hago la exclamación no porque pretenciosamente yo quiera transmitir la falsa idea de que domino a estos siete autores -para nada, os lo aseguro- sino porque en la declaración borgiana creo ver una defensa cerrada de la lectura como lo esencial y principal del ejercicio literario. Hasta tal punto es así que el propio autor argentino reconvertido en el magnífico crítico literario que siempre fue, analizando uno de los cuentos incluidos en esta parte de la obra dice, como con dudas, que "En la fantasía cristológica titulada Tres versiones de Judas, creo percibir el remoto influjo del último" [se refiere a Léon Bloy]. ¡Se puede ser más sincero y analítico con lo que él mismo ha creado!
De los nueve cuentos incluidos en 'Artificios' me han gustado sobre los demás el ya citado de Tres versiones de Judas, El fin y Funes el memorioso. En "El fin" Jorge Luis Borges viene a poner un más que verosímil desenlace en prosa a la historia de Martín Fierro, poema narrativo escrito en verso octosílabo por el poeta argentino José Hernández en dos entregas: la primera en 1871 conocida como 'La ida' y en 1879, subtítulada 'La vuelta'. Así pues este cuento de Borges supondría el cierre definitivo de la historia del gaucho matrero, o sea, fuera de la ley, que era Martín Fierro quien tras desertar del ejército donde estuvo siete años recibiendo poco sueldo y muchas vejaciones al regresar a su casa halló a su mujer muerta y a sus dos hijos desaparecidos buscándose la vida como podían. Comienza aquí su vida de cimarrón que le llevará a frecuentar pulperías, a practicar el juego y a embriagarse en demasía. En una ocasión mata a un negro de cuya mujer él se burló cuando ambos querían entrar a un baile. Así se inició su carrera de asesino y de huido de la justicia. En 'La vuelta', aparecida siete años después de 'La ida', Martín Fierro parece reconciliarse con la sociedad argentina de la que se excluyó yéndose a vivir con los indios que lo acogieron. Ahora retorna a la civilización. Y Borges en "El fin" decide acabar con el personaje poniendo punto final a su peripecia vital a manos, lógicamente, de un negro justiciero vengador de aquel que siete años antes Martín Fierro matase.
El otro cuento interesantísimo y muy influyente en la literatura es el de Funes el memorioso, la historia de Ireneo Funes, un muchacho que entre otras muchas rarezas tenía la de saber siempre la hora. El narrador en primera que cuenta esta historia dice que coincidió con este ser sólo en tres ocasiones y siempre en Fray Bentos, ciudad de Uruguay, próxima a Montevideo. La primera vez le escuchó dar la hora exacta siempre que era requerido; tres años más tarde al volver a pasar por Fray Bentos y preguntar por él supo que lo había volteado un redomón en la estancia de San Francisco, y que había quedado tullido, sin esperanza. En esta segunda ocasión fue el mismo Funes quien al saber que el narrador era portador de libros en latín quiso contactar con él y en las dos ocasiones que lo hizo Funes le dijo que recordaba perfectamente el encuentro fugaz que tuvieron tres años atrás. En su último encuentro Ireneo le explica que a raíz del accidente tuvo conciencia de que su percepción y su memoria eran infalibles. Y le cuenta que ha ideado un sistema de numeración consistente en dar nombre diferente a cada número; también que percibía todas y cada una de las hojas de un árbol; que no comprendía que la palabra 'perro' incluyese a cualquier perro pues cada uno es distinto y merece por ello tener nombre individual que él siempre recordaba; también que había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín... Pero, quien cuenta la historia nos dice que pese a esto él cree que Funes no era muy capaz de pensar porque
"Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos"
Borges dice que este cuento es una larga metáfora sobre el insomnio. Y es que a Funes le era muy difícil dormir pues dormir es distraerse del mundo.
Jorge Luis Borges fue escritor de cuentos, ensayos y poemas. Nunca escribió largas narraciones. Consideraba desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario. Como se ve, en Borges anidaba sobre todo un ensayista, un crítico y en la literatura de creación, consecuente con su declaración anterior, un hacedor de poemas y/o cuentos. No es este el lugar para explicarlo, pero de todos es sabido que estos dos géneros literarios se hallan íntima y profundamente relacionados entre sí.
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Nota: "Ficciones" de Jorge Luis Borges es uno de los clásicos imprescindibles de la literatura universal. En consecuencia es uno de los títulos que incluyo en la lista de libros leídos y participantes en la IVª edición del Reto "Nos gustan los clásicos" promovido por Francisco del blog "Un lector indiscreto"
He leído "Los detectives salvajes" y alguna novela más de Bolaño. También he leído "Dublinesca" y varias cosas de Vila-Matas, pero ¡aún no he tenido el placer con Borges!
ResponderEliminarImagino que eso que mencionas de que no haya escrito novelas (largas narraciones) me ha disuadido de leer sus relatos. Suelo preferir el original a los resúmenes que decía el autor. Puede que ahora que me voy dejando cautivar por el género, sea momento de intentarlo e igual lo hago con "Ficciones".
Un beso.
Pues seguro que te sorprenderán estas narraciones de Borges. A mí desde luego lo han conseguido. No son cuentos al estilo acostumbrado sino que hay en ellos un toque personal muy característico. Conste que a mí algunos no me han parecido de lectura fácil, pero luego tras haberlos leído dos o tres veces te da cuenta de la enorme calidad que en sí encierran.
EliminarUn beso
Borges era uno de los favoritos de Bolaño, y sin duda uno de sus maestros. Imagino que Vila-Matas lo tendrá también cerca. Ambos son mis escritores de cabecera, y sin embargo no he leído bien a Borges a pesar de que tengo en casa “Ficciones”, “Historia universal de la infamia”,”El Aleph” y “El informe de Brodie”. Digo que no lo he leído bien porque he leído relatos de aquí y de allá, pero sin terminar ninguno de los libros. “Pierre Menard, autor del Quijote” lo leí y efectivamente, ahí está el futuro Vila-Matas. También recuerdo el Aleph como un relato impresionante. De los ensayos he leído algo y de su poesía nada. En fin, habrá que leer más Borges.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, tocayo:
EliminarAl leerte creía estar viéndome a mí mismo. También a mí Borges es un autor que me ha costado -¡y me cuesta!- mucho leer con cierta continuidad porque su profundidad exige una atención suma. No es un autor corriente desde luego; sus relatos pese a estar escritos hace 80 o más años rezuman una sensación de novedad muy grande, novedad que se acompaña por eso mismo de cierta dificultad. Pero si se logra leerlo al meditar sobre lo leído se da cuenta uno de que ahí está un genio de la literatura.
Yo he tenido en mis manos alguno de sus ensayos que he simplemente leído por encima y alguno de sus poemas he leído, pero poco más. Pienso como tú que Borges se merece mayor atención desde luego.
Gracias por tu comentario, amigo. Un abrazo
Está la literatura y luego está Borges. Borges es aparte, no es un estilo, sino más: un género. A mí me gusta más el Borges de los cuentos que el de la poesía. Y "Ficiones" es una cumbre. Por lo tanto, lectura eterna.
ResponderEliminarLa verdad es que es así: por un lado Borges y luego ya todos los demás. Tu afirmación me ha llevado a Gómez de la Serna y las Vanguardias: por un lado las vanguardias y sus cultivadores, por otro lado el propio Ramón hacedor de una vanguardia propia, el Ramonismo. Y al leer a Borges se comprueba, ¡vaya si se comprueba!
EliminarUn abrazo
Me gusta mucho la poesía de Borges y aunque no he leído cantidades o libros enteros me gusta.
ResponderEliminarGracias por tu reseña
Saludosbuhos
Yo de Borges además de este libro "Ficciones" sólo he leído "El aleph" y algunos -pocos- poemas y ensayos sueltos. Siempre me ha parecido un autor difícil, complicado, de mucha calidad pero ante el que me siento siempre en un escalón inferior. Cuando logro colocarme a su altura -de inteligibilidad, se entiende- el disfrute es enorme; pero no siempre logro que tal cosa suceda.
EliminarUn beso