22 sept 2025

"Memorias de Adriano" (A pares XLVI)

Novela y Teatro. Adaptaciones teatrales de novelas


El pasado domingo día 21 de este mes de septiembre tuve la enorme satisfacción de asistir en el teatro Marquina de Madrid a la adaptación escénica de Memorias de Adriano, la novela histórica de Marguerite Yourcenar que tanto éxito tuvo desde que se publicó en París el año 1951. 

En el Cuaderno de notas, que la autora añadió a la edición de 1974, ella misma explica el proceso de creación de la novela: cómo muy pronto, entre los 20 y 25 años de edad (1924 a 1929), concibió el libro, si bien en 1929 decidió quemar todo lo escrito. Durante años tuvo el proyecto en el olvido, aunque lo recuperó y abandonó varias veces entre 1934 y 1937 («En todo caso, yo era demasiado joven. Hay libros a los que no hay que atreverse hasta no haber cumplido los cuarenta años»), y se puso definitivamente con él en 1948. Durante estos años 'en blancoMarguerite Yourcenar  se documentó exhaustivamente. Fue en 1948, como digo, que decidió abordarlo con pasión, publicando el libro tres años más tarde.  

Novela histórica,
Yo leí la novela, ejemplo de la renovación de la novela histórica en el siglo XX, hará cosa de cuarenta años, en 1984 o así. Su recuerdo me ha acompañado siempre y mi afición a la novela histórica durante bastantes años debe no poco a la escritora francesa, nacida en Bélgica y luego nacionalizada estadounidense. Por eso, cuando el pasado mes de julio vi anunciada la puesta en escena de una adaptación de la novela, supe que la tendría que ver. Me llevaba al teatro el recuerdo de la novela, pero también la personalidad y buen hacer del actor que da cuerpo a Adriano, el barcelonés Lluis Homar. Desconocía cuando compré las entradas que la directora de la obra era Beatriz Jaén, persona que había también llevado a las tablas la novela "Nada" de Carmen Laforet, adaptación y puesta en escena que me había gustado muy poquito [leer reseña aquí] cuando la vi en diciembre de 2024. 

Qué bien que no siempre tengamos todos los datos en nuestro poder. Afortunadamente, estuve ayer en el Marquina y fui testigo de un grandísimo espectáculo. El texto es de una enorme calidad, eso lo sabía desde que leí la novela de la Yourcenar . Pero oír hablar al emperador Adriano por boca de Lluis Homar me llenó por completo. Lluis Homar no sólo dice el texto, Lluis Homar siente el texto, se emociona y transmite dicha emoción al patio de butacas. Un patio de butacas que finalizada la representación prorrumpió en aplausos sonoros y muy duraderos, que hicieron salir a saludar varias veces al actor y a los otros cinco que, admirablemente y como auténticos mimos, siempre en silencio, grácilmente evolucionan por la escena secundando sus acciones.  Los cinco (Cris Martinez, Álvar Nahuel, Marc Domingo, Xavi Casan y Ricard Boyle) estuvieron magníficos. De ellos quisiera destacar a Álvar Nahuel que representó al personaje de Antinoo con una estética, ritmo, belleza y agilidad tales que en mi opinión rompe la distancia que hay con el público al que magníficamente transmite la emotividad y sentimientos que requiere el momento de la definitiva separación de los amantes.

Imagen tomada del blog literario Lluvia en el mar

Quienes fuimos testigos del excelente espectáculo teatral aplaudimos, además de la labor actoral, la estupenda puesta en escena de Beatriz Jaén. Ideó la directora una escenografía en la que  la música, los efectos sonoros, un decorado minimalista en el que las imágenes videográficas replican, duplican e incluso triplican, lo que en persona y sobre el escenario realizan los actores. Una cámara de video en manos de unos u otros actores es testigo mudo de las confesiones de Adriano, hombre poderoso donde los hubiera, pero en definitiva, y de ahí la intemporalidad del mismo, un hombre. Juega la puesta en escena con la trasposición del emperador romano desde su mundo antiguo al nuestro actual en forma de presidente de una nación. Durante los 90 minutos de la representación se presenta en escena la idea de la comunicación a la Nación por parte de su Presidente de algo trascendental: su renuncia al cargo y el designio de su sucesor. Los focos, los micrófonos, los maquilladores, los asesores políticos, la cámara de video o televisión... constantemente están evolucionando alrededor de este hombre que en medio de esta vorágine recuerda su vida ahora que se siente al final de la misma.

Naturalmente la excelencia de la representación habría quedado reducida a mero trampantojo sin la solidez del texto de Marguerite Yourcenar. Lo que en el teatro es una próxima declaración televisiva es en la novela la escritura de una carta a quien pronto será su sucesor en el cargo: Marco Aurelio. Y mientras la escribe Adriano recuerda su vida y hazañas. Las partes del texto de la novela elegidas por la dramaturga Brenda Escobedo y la directora Beatriz Jaén sirven a las mil maravillas para sin traicionar en nada a la novela, entender la tragedia humana del personaje, su conflicto emocional, la profundidad filosófica de su pensamiento y su quehacer como emperador romano en busca de la paz. Si como he dicho antes sus conflictos íntimos, sus debilidades físicas, sus problemas familiares y sus ansías de poder trascienden al personaje y lo acercan hasta nosotros de manera increíble, la alusión que en un momento se hace (¡y también en la novela, no se vea en esto oportunismo alguno!) del papel que Adriano tuvo en su tiempo en la creación de una entidad política nueva a la que llamó Palestina sobre otra anterior y milenaria de nombre Judea, hace que la obra teatral penetre con fuerza inusitada en la rabiosa y terrible actualidad que todos los días contemplamos en las noticias. 

Imagen tomada del blog literario Lluvia en el mar

Tras ver a Lluis Homar en la figura de Adriano, nada más volver a casa, busqué la novela de Marguerite Yourcenar. La he hojeado y he repasado algunos fragmentos, algunas frases que subrayé en los lejanos días en que la leí. Esto daría pie para otra entrada en el blog. Me refiero al cambio que nuestro ser experimenta de un tiempo a otro. Me explico: al leer alguno de mis subrayados recordé la falta de información que entonces tenía sobre tantas cosas; si no ¿por qué habría yo resaltado ciertas frases? El tiempo, como decía el gran Quevedo, todo lo cambia y lo bazuca (siempre me gustó esta palabra contenida en su escatológico y metafísico poema La vida comienza en lágrimas y caca...). Lo que ha quedado como entonces es la enorme satisfacción que he experimentado al escuchar en el teatro y leer en la novela las reflexiones filosóficas, epicúreas unas y estoicas otras, de un hombre de 62 años que se ve ya al borde de la muerte («Empiezo a percibir el perfil de mi muerte»), que la sabe próxima aunque no inminente. Estoicamente va a afrontarla y ante la idea del suicidio para evitarse dolores decide no adelantarse a su destino: «Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos...»

He aquí algunas frases que se me quedaron clavadas tras oírselas en la representación al emperador Adriano, redivivo en la figura de Lluis Homar. Mi mala memoria me ha obligado a buscarlas en su literalidad en la novela de la Yourcenar :
  • «Te ahorro detalles que serían tan desagradables para ti como para mí, la
    Memorias de Adriano
    descripción del cuerpo de un hombre que está envejeciendo y está a punto de morir de un corazón hidrópico
    » 
  • «He formado un proyecto para contarte sobre mi vida. Por supuesto, el año pasado compuse un resumen oficial de mi carrera, al que mi secretario Flegón le dio su nombre. Conté tan pocas mentiras como fue posible; el respeto por el interés público y la decencia, sin embargo, me obligaron a modificar ciertos hechos.»
  • «Lo esencial es que el hombre investido de poder debe haber demostrado posteriormente que merece ejercerlo.»
  • «Humanitas, Libertas, Felicitas: esas nobles palabras que adornan las monedas de mi reinado no fueron de mi invención.»
  • «He sido dueño absoluto solo una vez en mi vida, y sobre un solo ser.»
  • «Aquiles a veces me parece el más grande de los hombres en su valentía, su fortaleza, su aprendizaje e inteligencia acompañados de habilidad corporal, y su ardiente amor por su joven compañero.»
  • «Me he dado cuenta de que el suicidio podría aparecer como un signo de indiferencia, o quizás de ingratitud, hacia el pequeño grupo de amigos devotos que me rodean; no deseo legarles la horrible imagen de un hombre atormentado por el dolor que no puede soportar una tortura más.»
Finalizo señalando la enorme trascendencia que en el mundo literario tiene la novela histórica de Marguerite Yourcenar, verdadera constructora de la misma en el sentido moderno. En el Cuaderno de Notas, al que me he referido al inicio, además de contar las vicisitudes que corrieron estas Memorias hasta que vieron la luz, reflexiona sobre lo que para ella es el género de la novela histórica:
  • «Reconstruir desde dentro lo que los arqueólogos del siglo XIX han hecho desde fuera»
  • «Retrato de una voz. Si decidí escribir estas Memorias de Adriano en primera persona, fue para evitar en lo posible cualquier intermediario, inclusive yo misma. Adriano podía hablar de su vida con más firmeza y más sutileza que yo.»
  • «En nuestra época, la novela histórica, o la que, por comodidad puede denominarse así debe desarrollarse en un tiempo recobrado, animado por la presencia de un mundo interior.» 
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Nota histórica:
Adriano fue emperador romano del 117 al 138 d.C. y es conocido como el tercero de los cinco buenos emperadores (Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio) que gobernaron con justicia.

Nota práctica:
Memorias de Adriano se representa en el Teatro Marquina de Madrid desde el día 19 de este mes de septiembre y estará en cartel hasta el próximo día 10 de octubre. Si podéis, no os la perdáis.
Antes de llegar a Madrid se estrenó en el Festival de Teatro Clásico de Mérida de este año. Y tras Madrid, creo que giran por varias ciudades españolas.


17 comentarios:

  1. Tu entrada sobre la adaptación teatral de Memorias de Adriano es un verdadero regalo para quienes amamos la literatura y el teatro. La forma en que describes tu experiencia en el Teatro Marquina, con esa mezcla de entusiasmo, nostalgia y admiración, me ha llegado al corazón. Se siente el cariño que tienes por la novela de Marguerite Yourcenar y cómo esta obra ha resonado contigo a lo largo de los años, desde aquella primera lectura en 1984 hasta este reencuentro escénico. Me ha encantado cómo destacas el talento de Lluis Homar, que no solo interpreta a Adriano, sino que, como dices, siente el texto y lo transmite con una intensidad que llena el patio de butacas. Tu descripción de su actuación, junto con el trabajo impecable de los demás actores, como Álvar Nahuel en el papel de Antinoo, hace que uno desee haber estado allí para aplaudir con la misma emoción que cuentas. Además, la sorpresa de disfrutar la dirección de Beatriz Jaén, a pesar de tus reservas iniciales, refleja esa magia del teatro que a veces nos sorprende cuando menos lo esperamos. La conexión que haces entre la novela y la actualidad, especialmente con la mención de Palestina y Judea, es un recordatorio poderoso de cómo las grandes obras trascienden el tiempo y se entrelazan con nuestras realidades. También me ha parecido muy especial esa reflexión personal sobre cómo cambiamos con el tiempo, al releer tus subrayados de antaño y descubrir cómo el paso de los años transforma nuestra perspectiva. Esa cita de Quevedo, con su toque escatológico y poético es un broche perfecto.
    Un fuerte abrazo, Juan Carlos.

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    1. Madre mía, Miguel, haces una síntesis de mi entrada que sin duda alguna la mejora. Muchísimas gracias por tus amabilísimas palabras.
      Un abrazo

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  2. Este libro y su lectura conecta con mis años jóvenes, pues como tú lo leí luminosamente en los años ochenta un par de veces. Y tienes razón en que las lecturas entonces y ahora son diferentes pues ahora somos próximos a la edad de Adriano cuando entonces lo éramos más a la edad de Antinoo. Recuerdo vivamente fragmentos del libro. La última vez que lo leí en 1984 estaba en Sumatra y recuerdo que iba en un autobús lleno hasta los topes como es habitual allí y me intentaba aislar leyendo aquello de 'Así tu vida despertaba en mí el deseo de la vida, como tu muerte despierta en mí el deseo de la muerte'. Creo que era algo así. En aquellos años leí varios libros de la Youcernar como Opus Nigrum, Alexis o el tratado del inútil combate, Cuentos orientales... Era una de mis escritoras más estimadas y siento que en cierta manera haya pasado al olvido. Memorias de Adriano me marcó profundamente y todavía no lo he olvidado, como ves. Un abrazo.

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    1. Madre mía, Joselu, en Sumatra. ¿Cómo es que llegaste a parar o pasar por allí? Qué vida tan llena de experiencias viajeras has tenido, amigo.
      En cuanto a la Yourcenar coincido en tu estimación hacia ella. Yo también por los años 80 leí "Opus nigrum" y aún guardo la impresión que me `rodujo en mi memoria. Es una autora que sin duda me marcó.
      La frase que citas es preciosa como muchas (casi todas) de esa enorme novela.
      Sobre la adaptación teatral, si tienes oportunidad de verla no te la pierdas. En mi opinión lo merece. Disfrutarás un montón con el buen actor que es Lluis Homar y con los fantásticos textos de Marguerite Yourcenar.
      Un fuerte abrazo

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  3. Por favor, qué MARAVILLA de comentario. Dan ganas de volver a leer la obra y de salir disparado hacia Madrid para asistir a la representación. Tus palabras rezuman sabiduría y buen gusto. Moil gracias, en nombre de la literatura.

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    1. Seguro que la pasarán por muchas otras ciudades. De hecho dentro de nada he visto que la anuncian en el teatro Arriaga de Bilbao. Deduzco por ello que parará en muchos sitios.
      Es una inmersión en la literatura de lo más gozoso y agradable, Rubén

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  4. Me has puesto los dientes largos con la obra de teatro. Porque el libro claro que lo conozco. No sé si lo he leído. A ver si me explico: nunca lo he cogido para leerlo como una novela, pero lo tengo destrozado de las veces que lo he abierto y he leído al azar. Tanto es así que compré otro ejemplar en tapa dura. Una maravilla. Espero ver la otra. Es un lujo leerte.

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    1. La verdad es que este libro, como tú has hecho, se puede leer abriéndolo al azar pues cualquiera de sus páginas destila sabiduría, filosofía y belleza literaria. Con razón Adriano nombró como su sucesor, con el personaje breve de Antonino Pio, a Marco Aurelio, emperador filósofo alto representante del estoicismo. Imagino que habrás leído sus "Meditaciones". A mí las Memorias de Adriano me las recuerdan (y en el teatro las recordé) mucho.
      Un abrazo

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    2. He leído a Marco Aurelio y a los otros estoicos más conocidos. De hecho, creo que esa psicología barata "positiva" bebe del estoicismo sin citarlo y manoseándolo hasta hacerlo irreconocible. Yo también tuve la sensación de que leía filosofía estoica.

      Veré la obra. En cuanto pueda.

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  5. Confieso que el libro aún no lo he leído. De mis eternos pendientes. Por tus palabras, debo de sacarlo de esa lista pronto. Pero es que además me has dejado con unas ganas de ver esta obra, de disfrutar del texto y de esa increíble actuación del gran Lluis Homar. Y sí, cuando retomamos lecturas que leímos hace años, nos damos cuenta de cuánto hemos crecido y no me refiero sólo a la edad.
    Ha sido todo un placer leerte.
    Besotes!!!

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    1. Yo te recomendaría de mano ver la obra y luego, claro, pasar por la novela. Creo que igual que mis reflexiones y pensamientos de hace 40 años no son igual a los de ahora, el gusto lector de hace 40 años quizás haya evolucionado. Ahora parece que buscamos más lecturas livianas, menos profundas... Es por eso que yo que tú seguiría el orden que te señalo.
      Un beso

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  6. Leí la novela hace muchísimos años y recuerdo muy poco de ella. Ese cambio a la actualidad y el convetit a Adriano en u presidente de una nación parece una buena idea para que el público siente más cercana la obra. Lluís Homar es un actor que me gusta mucho y verlo enfrentarse a lo que imagino una especie de monólogo, tiene que ser muy espectacular.
    Un beso.

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    1. Es un monólogo pero con una 'corografía' en torno que hace bellísima la obra. Lo recordado, reflexionado y verbalizado por Adriano (Lluis Homar) es contextualizado a través de sus movimientos corporales por los cinco actores que lo acompañan en escena. Original y muy bien realizado todo. Aplausos y aplausos. Ya te digo, Rosa, si pasa por Santander o por León y estás en la ciudad que sea te recomiendo verla. Creo que disfrutarás.
      Un beso

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  7. ¡Ojalá venga la representen en Sevilla! La novela tampoco la he leído, pero sí que he oído hablar de ella. Has descrito estupendamente la puesta en escena de la obra de teatro. Me parece muy original la actuación de esos mimos mientras habla Adriano. Por cierto, todo un reto para Lluis Homar abordar ese personaje y enfrentarse solo ante el público.
    Abrazos!

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    1. En una crítica publicada en el periódico digital "El Confidencial" achacaban a la puesta en escena como defecto precisamente esos cinco seres que pululan alrededor del protagonista durante la mayor parte de la función. A mí me pareció una buena opción hacerlo, pero estoy con la crítica de teatro de ese periódico cuando afirma que el escenario del Teatro Marquina no tiene la necesaria amplitud para ejecutar esta puesta en escena correctamente. Sí, estoy de acuerdo: a veces como puede verse en una de las fotos que incluyo en la entrada los cinco m imos apenas si dejaban ver a Lluis Homar.
      Pero te sigo recomendando que la veas si tienes oportunidad. Lluis Homar, en mi opinión, lo borda.
      Un abrazo

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  8. La lectura de Memorias de Adriano es imprescindible, y además hay que realizarla con tranquilidad porque cada frase encierra un mensaje profundo. Un texto que trasciende el tiempo y las épocas.
    Atractiva la propuesta de escenificar algo que, a priori, parece difícil, pero que, por tu reseña, ha tenido un buen resultado.
    Homar como Adriano casi ya es una apuesta a caballo ganador.
    Un beso.

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    1. Como digo en la respuesta al comentario anterior hay a quienes el montaje y la puesta en escena no ha gustado demasiado. Yo pienso que es porque no conocían lo suficiente la novela de la Yourcenar. A mí sí me gustó, aunque opino que el escenario del Marquina no se presta para hacer evolucionar al tiempo a seis actores más tres o cuatro proyecciones de video. Pero entiendo que cuando se haya presentado en Mérida este verano pasado habrá resultado espectacular.
      Un beso grande, Paloma

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