Nunca lo olvidaré. Conocí el buen saber hacer de Miguel del Arco viendo el montaje de "Veraneantes", la obra que presentó en el madrileño teatro de La Abadía partiendo de la homónima de Máximo Gorki. Ese día descubrí a dos monstruos teatrales: uno, el estupendo hombre de teatro; el segundo, la actriz Bárbara Lennie, bella y magnífica sobre las tablas. Corría el año 2011 y salí de la sala con la certeza de haber asistido a algo nuevo, distinto.
Desde entonces siempre estoy atento a espectáculos en los que aparezcan los nombres de este director y de esta actriz que junto a otros (Israel Elejalde, Manuela Paso, Mirian Montilla, etc.) actuaron en esa función. Por eso cuando vi que en El Pavón -Teatro Kamikaze se reponía "La función por hacer" para conmemorar el décimo aniversario de su estreno, y que la misma era dirigida como lo fue entonces por Miguel del Arco, así como que el elenco teatral era el mismo de hace una década, decidí ir a verla. La pena, en mi ideación mítico-fanática, vino dada cuando sentado ya en el patio de butacas debidamente preparado para esta función leo en el programa de mano que desde el día 3 de julio Teresa Hurtado de Ory y Nuria García se incorporan al elenco en sustitución de Bárbara Lennie y Miriam Montilla respectivamente. ¡Vaya por Dios, -me digo-, no voy a poder ver a la Lennie! Pero la desilusión se trocó en plena satisfacción al ver que Teresa Hurtado de Ory borda el papel correspondiente a la Lennie quien no sé, por no haberla visto actuar, cómo lo haría pero Hurtado de Ory desde luego está que se sale; y otro tanto puedo decir de la magnífica actuación de Nuria García en sustitución de Miriam Montilla. Está fantástica.
Pero vamos a la obra en sí. Realizan Miguel del Arco y Aitor Tejada una libre adaptación de la obra de Luigi Pirandello "Seis personajes en busca de autor" estrenada por el dramaturgo italiano en Roma el año 1921. Pirandello presenta una profunda reflexión sobre el hecho teatral y el acto de creación literaria. Seis 'ideas de personajes' se presentan en un teatro donde se está representando una función en busca de alguien -un autor- que quiera darles corporeidad en un texto. Al igual que en Pirandello, pero actualizado a nuestra momento actual, unos personajes: dos Hermanos (Israel Elejalde, el Mayor; y Raúl Prieto, el Menor), la Mujer del Hermano Menor (Teresa Hurtado de Ory), y una Madre, esposa del Hermano Mayor (Manuela Paso) que lleva en sus brazos lo que parece ser un Niño pequeño, irrumpen en la función que se está representando en el Teatro donde nos encontramos los espectadores. La función que interrumpen trata de una pelea de pareja con ribetes cómicos entre dos personajes -el Actor (Cristóbal Suárez) y la Actriz (Nuria García)- que discuten sobre la plasmación de la realidad en la obra artística, en este caso, en un cuadro. La obrita parece entretenida y durante unos buenos 8 ó 10 minutos consigue captar toda nuestra atención. Por eso cuando los personajes intrusos la interrumpen la sorpresa es grande para el público; sorpresa a la que contribuyen de manera genial los dos actores que protagonizaban en escena un acalorado debate sobre el retrato que él había hecho de ella.
Pirandello estrenó "Seis personajes en busca de autor" en un momento de fuerte efervescencia artística y política en toda Europa: la época de las Vanguardias. El futurismo, el dadaísmo, el fascismo... están durante las primeras décadas del siglo XX poniendo en cuestión todo cuanto se tenía por sólido hasta ese momento en la sociedad. El mundo del teatro y el de la creación artística, no es ajeno a tal conmoción. Ante la vista del público se produce la génesis de la ideación autoral pero dándole la vuelta a la misma cual si de un calcetín se tratara: no es el autor quien conforma los personajes, sino que éstos, como si fuesen entes preexistentes al propio artista, buscan un autor que les de materialidad escritural. Lógicamente se ponen en relación dos niveles distintos del hecho teatral: la creación de los asuntos y la escenificación de los mismos. Estas almas en pena que vagan deseando encontrar a alguien que les permita concretarse sobre el papel colisionan con aquellos que deberán darles corporeidad sobre las tablas: los actores. Personajes y actores porfían sobre quiénes de ellos son más reales, más auténticos, tienen más realidad, son menos ficticios. De esta diatriba por lógica parecen dar más convincentes razones los personajes dado que lo que cada uno de ellos simboliza, porta o significa es inmutable a lo largo del tiempo, mientras que los actores como seres humanos que son resultan cambiantes siendo su realidad efímera y fugaz.
Que dos dimensiones tan dispares -personajes y actores, o lo que es lo mismo, ficción y realidad- entren en contacto y se interpelen mutuamente pertenece por derecho propio al terreno del absurdo, algo que las vanguardias artísticas de los años veinte estaban explorando con ahínco. El momento en que asistimos al espectáculo de Kamikaze Producciones dista mucho de cuando Pirandello estrenó su obra hace, prácticamente, un siglo ya, aunque a pesar del abultado número de años transcurridos, la eficacia del planteamiento teatral permanece intacta. Durante el siglo XX los espectadores de teatro nos hemos habituado a muchos efectos y técnicas teatrales encaminados a renovar el siempre eterno asunto del moribundo y paradójicamente inmortal teatro. Lo increíble de esta adaptación realizada por Aitor Tejada y Miguel del Arco es que logra sorprendernos absoluta y completamente.
La mayoría de las características teatrales que durante las tres primeras décadas del siglo XX buscaban mejorar el acartonado teatro tradicional están presentes en esta obra dirigida por Miguel del Arco:
La mayoría de las características teatrales que durante las tres primeras décadas del siglo XX buscaban mejorar el acartonado teatro tradicional están presentes en esta obra dirigida por Miguel del Arco:
- El distanciamiento o ruptura del encantamiento teatral a fin de que el espectador sea consciente de que la función a la que asiste no es un mero pasatiempo.
- La conversión en escenario de toda la Sala incluido el espacio que ocupan los espectadores, con lo que el público pasa a ser partícipe del propio espectáculo, con lo se produce más que una ruptura una voladura de la cuarta pared.
- Teatro desnudo: Un escenario vacío de decorado a fin de que sean las ideas puestas en escena lo importante y no queden ocultas bajo el mismo. He de decir aquí que durante gran parte de la representación venía a mi cabeza la figura de nuestro gran Miguel de Unamuno que ya había planteado el mismo asunto de la obra de Pirandello tanto en su narrativa -su novela "Niebla" (1907) es ejemplo bien visible en ese personaje, Augusto Pérez, que se rebela contra su creador, a quien va a visitar a la ciudad de Salamanca donde el escritor realmente vivía-, como en teatro donde acuñó la expresión de 'teatro desnudo' -'La difunta' (1909) o 'Sombras de sueño' (1926) son títulos característicos-.
- Gran importancia del lenguaje coloquial concediendo a los silencios y a las frases inconclusas una muy elevada significación: en "La función por hacer" esta característica es muy visible en la parte final de la obra cuando el Hermano Menor explica su actuación. Raúl Prieto, el actor que hace este personaje, está soberbio en este momento, subiendo un peldaño su ya memorable actuar hasta entonces.
- El perspectivismo. Me gustó muchísimo ver cómo cada uno de los personajes de "La función por hacer" está dotado de individualidad propia. A tal efecto vemos cómo cada uno de ellos vive la realidad desde su foco particular. Paradigmático en la obra es el distinto punto de vista que sobre un mismo hecho que no pienso revelar tienen el personaje de la Madre y el del Hermano Menor.
- La identificación del actor con el personaje, tal y como predicaba Constatin Stanislavski, es uno de los elementos importantes de la obra: las actrices Nuria Garcia y Teresa Hurtado de Ory protagonizan un divertido, crítico e importante momento teatral en este sentido. Son dos actrices formidables que transmiten veracidad en todo momento del espectáculo.
- El teatro dentro del teatro. Si algo define de manera definitiva esta obra ello es la mostración en la misma de la construcción teatral, de los elementos que constituyen una obra, de la verosimilitud obligada, de la distancia entre la representación y lo representado: al respecto es de una claridad meridiana los diálogos que mantienen a veces desabridos pero siempre interesantes entre los actores Israel Elejalde como Hermano Mayor y Cristóbal Suárez, el Actor que en el juego de espejos en que se convierte este complejo espectáculo adopta por momentos la función de Director escénico colisionando por ello no pocas veces con el sentir -su realidad constante- de los personajes erráticos en busca de un autor.
... y un sinfín de características más que sólo se pueden degustar como se debe asistiendo a esta representación sublime, magnífica, con la que Miguel del Arco dio en 2009 el salto definitivo a la dirección teatral. Este espectáculo del que esta reposición conmemora el décimo aniversario tiene el mismo elenco que lo estrenó y que cosechó siete Premios Max en 2011: mejor espectáculo, mejor dirección escénica para Miguel del Arco, mejor actriz para Bárbara Lennie, mejor actor de reparto para Raúl Prieto, mejor actriz de reparto para Manuela Paso, mejor producción para Kamikaze Teatro y mejor adaptación de obra teatral para del Arco y Tejada-. Y lo más importante, en cualquier caso, es que aquel montaje acabó convirtiéndose en el germen de un proyecto escénico mucho más grande: El Pavón Teatro Kamikaze -impulsado por del Arco, Tejada, Jordi Buxó e Israel Elejalde-, que recibió el Premio Nacional de Teatro 2017.
La Obra estará en cartel hasta el próximo día 26 de julio. Al tratarse de una reposición, ignoro si emprenderán gira por ciudades españolas. La verdad es que el éxito de público lo tendrían asegurado.
La Obra estará en cartel hasta el próximo día 26 de julio. Al tratarse de una reposición, ignoro si emprenderán gira por ciudades españolas. La verdad es que el éxito de público lo tendrían asegurado.
Recomiendo ver esta representación a cualquiera que ame el teatro. Es una maravilla, un espectáculo como hay pocos. Si tuviera que darle una calificación, es evidente que le daría un diez.
Hola!lamentablemente es imposible ir a verla por una cuestión de geografias😅pero aprendimos un montón viéndolas con tus ojos. Y tus explicaciones.Brillante!!
ResponderEliminarSois encantadoras, queridas búhas. Espero que os haya servido el post al menos para haceros una idea del pedazo espectáculo que pone en pie Miguel del Arco. Y desde luego si tenéis oportunidad de verlo alguna vez por allá no dudéis en acudir.
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