Antes de nada explicaré cómo llegó "La gata" a mis manos. Alguien a quien le sobraban o no le cabían ya más libros en casa decidió dejar el ejemplar de la editorial Orbis que he leído en la mesa que la Biblioteca "Rafael Alberti", en mi barrio, tiene dispuesta para este menester. Es una sabia decisión la de la dirección de este establecimiento que sirve para que lectores desconocidos entre sí intercambien volúmenes que de otro modo acabarían simplemente reducidos a pasta de papel.
Colette fue hasta ayer mismo una de mis lecturas pendientes. La conocia, claro, por haberme topado con ella durante mis años universitarios y también por la aureola de escritora 'picante' que tenía entre los jóvenes que entonces éramos. Luego, no sé por qué, su nombre dejó de sonar y pasó a engrosar el limbo donde aguardan los grandes autores a que el soberano público vuelva a mirarlos, a leerlos, a valorarlos en lo que valen. Yo ahora, por azar, como ocurre tantas veces con tantas cosas en la vida, me he encontrado con ella, y he decidido, aprovechando la iniciativa "12 lecturas pendientes" puesta en marcha por Ana Bolox en su blog, solventar la primera de ellas. También esta novela será una de las que incluya en la III edición del Reto "Nos gustan los clásicos" propuesto por Francisco del blog "Un lector indiscreto".
La escritora
Sidonie-Gabrièlle Colette nace en 1873 en una pequeña localidad de la Borgoña francesa. A los 20 años se casa con el escritor libertino Henry Gauthier-Villars, quien pronto reconoce en ella cualidades para la escritura, por lo que la explota como ya hacía con otros "escritores negros" firmando como propias las narraciones que le animaba a escribir. Las primeras narraciones firmadas por ella son las que constituyen fundamentalmente la serie de las Claudine (1900-1903).
Colette abandonará a su marido harta de sus infidelidades y se unirá a una compañía de music-hall con la que desarrollará su faceta de artista teatral. En este ambiente de lberalidad descubre su bisexualidad teniendo varias amantes femeninas. La nómina de amantes es amplia y está constituida por nombres importantes de ambos sexos. Entre los que tienen relación con la literatura destacan la escritora Helène Picard, el escritor Jean Cocteau y Paul Valery. Se casa en segundas nupcias en 1911 aunque vuelve a divorciarse en 1923.
Tuvo una actividad multidisciplinar: Escribe narraciones en periódicos, colabora con el compositor Maurice Ravel, conoce adaptaciones teatrales de algunas de sus novelas, fue crítica teatral durante varios años, publicó libros memorialistas en los que reflejó los años más escandalosos de su juventud, fue lectora compulsiva muy conocedora de la literatura contemporánea (Alphonse Daudet, Kipling, Proust, Conrad...) y la anterior a ella (Balzac, Flaubert, Baudelaire, Poe, Leconte de Lisle, Verlaine...). Amante de la Naturaleza era lectora y coleccionista de libros de entomología, zoología, ocanografía...
Murió Colette en París el año 1954. Su fama era tal que, pese a que la Iglesia le negó funerales catolicos por su condición de atea, se le rindieron honores de Estado en unas pompas fúnebres que nunca más se le han vuelto a hacer a un escritor.
"La gata"
Esta novela vio la luz el año 1933. Un año antes habia aparecido publicada en una revista la primera entrega de una de sus obras más escandalosas, "Lo puro y lo impuro", una especie de biografía de la poetisa lesbiana inglesa Renée Vivien que ella había conocido personalmente. Fue tal el revuelo que esta primera parte suscitó entre los lectores que las protestas de éstos provocaron que no llegase a publicarse la segunda. Asi pues cuando "La gata" aparece la opinión de los lectores sobre la escritora estaba ya más que establecida. Colette era tenida por una buena autora que tocaba temas de la vida hasta entonces ocultos por ser considerados pertenecientes a la intimidad de las personas y estimar que los mismos eran más propios de publicaciones sicalípticas que otra cosa.
Sinopsis (ofrecida por la propia editorial)
En esta obra de madurez Colette narra la historia de un triángulo amoroso formado por Camille, su marido Alain y la gata Saha, objeto de las mejores atenciones de Alain, pero rival de Camille. La autora construye una conciencia simbólica en la gata, que es también la piedra de toque de su personal literatura y un tesoro irrenunciable de la infancia que se resiste a desaparecer. La gata reúne lo ficticio, lo íntimo, lo real y lo pasional del amor, lo imaginario y lo autobiográfico, en un lenguaje directo y un tanto mordaz que nos introduce en el rico mundo sensitivo de Colette. Esta novela corta, fábula moderna sobre los celos, representa una poderosa crítica frente a las convenciones de la burguesía y un paso decisivo en el ideario de la mujer independiente
Mi opinión
Esta breve narración me ha parecido muy interesante tanto por el tipo de mujer moderna, abierta y liberal, que es el personaje de Camille, joven de 19 años, en contraste con el de Alain, un hombre de 24 años fuertemente atado pese a su edad a su madre, a la casa donde ha vivido desde su nacimiento y a todos los elementos y habitantes de ésta, entre los que está incluida en primer lugar la gata Saha.
Nada más iniciarse el relato estamos a poco más de una semana del matrimonio que han de contraer estos dos jóvenes: El es el chico de los Amparat-de-la-seda y ella la chica de las Secadoras-Malmert, “una muchachita que no es de nuestra esfera, decía madame Amparat-de-la-seda” (pág. 40). Pese a esta diferencia de clase la unión es conveniente para los Amparat dado el fortísimo ascenso e importancia que las clases medias innovadoras procedentes de extractos sociales históricamente más desfavorecidos están teniendo en el París del momento. A esta nueva clase pertenece la familia de Camille quien personifica en su manera de ser la fuerza imparable de un nuevo mundo que se abre paso. Frente a ella está un débil Alain que, pese al indudable atractivo de su primero novia y enseguida esposa, sólo es feliz en esa casona familiar decadente y vieja dominada por una madre castradora. Ni siquiera el buen sexo practicado con Camille es suficiente para mantenerle feliz a su lado. El parece estar más enamorado de su gata Saha, personaje que representa la falsedad y antigüedad de un mundo en descomposición.
La historia presenta a una joven mujer que lucha con naturalidad por conservar el amor de su joven esposo. Nada más casarse, a la espera de que les finalicen la casa que se están construyendo, la pareja vivirá en un apartamento que les presta Patrick, amigo de Alain, que está veraneando en las islas Baleares. Camille piensa que esta vida en común, lejos de la madre de Alain hará mucho bien a su matrimonio, pero no contaba con que entre ella y su marido se interpondrá Saha, la gata. Saha es para Alain más que un animal doméstico, es un ser al que ama por encima de todas las cosas, es un ser que lo mantiene encapsulado en una perpetua adolescencia de la que Camille querría sacarlo para llevar una vida totalmente normal. Es asi como ella empieza a sentir celos de la gata y Saha prácticamente también de ella. Entre ambas se desarrolla una guerra sorda -dos gatas en celo- que Alain adivinará y solucionará poniéndose del lado del ser que él más ama.
La anécdota no da para más. Lo mejor de esta novela corta es la manera como está contada. En primer lugar me ha sorprendido la profusa prosa de Colette: una escritura preciosista, muy colorista, cargada de adjetivación con la finalidad de provocar en el lector sensaciones complejas y muy variadas. La Naturaleza penetra con fuerza en el relato; y lo hace especialmente a través de Saha, la gata doméstica cuya felinidad simboliza la entrada de la Naturaleza exterior en el mundo civilizado y por lo tanto falso e hipócrita de la casa familiar. Colette provoca en el lector una emoción plástica grande, en parte derivada del léxico floral tan hermoso que ella utiliza: clemátides, vincapervinca, plúmulas del árbol-peluca… Al logro de esa belleza plástica se añade el empleo de sinestesias muy logradas: “una bandada de abejas encima de la hiedra en flor sostenía una nota de timbal grave”. También las personificaciones (prosopopeyas), el atinado empleo del monólogo interior -sobre todo en el personaje de Alain, siempre reticente con su joven esposa-, y algunas preciosistas alusiones culturalistas sobre todo por parte de Camille, contribuyen a esta belleza plástica y colorista que hay en esta novela corta.
La belleza cromática y sensual conseguida por Colette en su prosa relaciona claramente a la novelista con el parnasianismo de Leconte de Lisle, uno de los escritores franceses contemporáneos inmediatamente anterior que ella admiraba. Pero Colette no se queda sólo en el ritmo y la consecución del arte por el arte propios de esta corriente postromántica, ella ahonda más y hunde su prosa en el simbolismo de un Edgar Allan Poe o de su admirado Paul Verlaine quienes, postrománticos como los parnasianos, querían penetrar también en el lado oscuro de éste, en las correspondencias o correlaciones entre el mundo sensible y el espiritual, entre lo manifiesto y lo oculto. Colette aúna en su prosa -"La gata" es un claro ejemplo- esta dualidad estética. La sensualidad, el erotismo, presentes en Camille; y la espiritualidad, el thánatos, representados en Alain. Entre ambos, Saha, la gata -la 'chatte' en francés, término con el que en el lenguaje popular se hace referencia al órgano sexual femenino-. Es precisamente la chatte sobre lo que, en un atinado y preciso proceso de atracción--repulsión pivota esta novela corta.
Colette, de quien se acaba de realizar en 2018 un biopic cinematográfico dirigido por Wash Westmoreland y protagonizado por Keira Knightley, (la película, que aún no he visto, se estrenó en España el pasado noviembre con una desigual repercusión) fue una feminista 'avant la lettre', que en su vida y obra se empeñó por manifestar la superioridad en muchos aspectos y circunstancias de la mujer sobre el hombre. "La gata" (la chatte) simboliza esta superioridad, ese miedo informe de muchos hombres a la mujer, al misterio de la mujer, a la sexualidad femenina, a su alegría, a su esplendor y belleza, en definitiva, a su libertad.
Algunas citas de la novela
- Adjetivación colorista: "La tarde de junio, cargada de luz, tardaba en inclinarse del lado de la noche. Unos vasos vacíos, encima de un velador de mimbre, que tenían los grandes zánganos rubios; más debajo de los árboles, salvo los pinos, se extendía una zona de impalpable humedad, promesa de frescura. Ni los rosados geranios que prodigaban su meridional perfume, ni las adormideras de fuego, sufrían del seco verano que se iniciaba."
- El monólogo interior: “Y tan abstraído estaba que omitió cortar por el atajo más corto entre Pontchartrain y el fielato de Versalles, y Camille en sueños, refunfuñó. “Bravo -aplaudió Alain-, buen reflejo... pequeños sentidos fieles y vigilantes. ¡Ah, qué deliciosa te encuentro! ¡Qué fácil es nuestra armonía cuando tú duermes y yo velo!”
- Preciosismo y plasticidad: “Tendió la espalda al manto de sol suave y entornó los ojos, desacostumbrados al haber de reverberación del césped, al cálido calor ascendente que lanzaban un apretado bloque de amarantos de carnosas crestas, un manojo de rojas salvias rodeadas de heliotropos.” (174)
- La preferencia por una gata (chatte): “Respiraba sobre su cuerpo el perfume único de la soledad, el áspero aroma felino de la hierbas y el boj en flor.” (129)
- La personificación (prosopopeya) es un recurso retórico frecuente: “La creciente luz revelaba en las terrazas, al borde de los balcones, en los patinillos donde languidecían los arbustos cautivos, el desorden de una noche calurosa, prendas olvidadas en una chaise longue de mimbre, vasos vacíos en un velador metálico, un par de sandalias. Alain detestaba el impudor de los pequeños alojamientos oprimidos por el estío, y de un salto volvía a su cama, pasando por una entreabierta puerta de la vidriera.”(133)
La descubrí en la Universidad, la fuimos leyendo y pasándonosla de unos a otros; era tan diferente a todo, tan especial, tan hermosa, esa prosa, la narración tan exquisita.
ResponderEliminarHe dicho muchas veces que tengo que comprármela pero mira, por unas cosas o por otras no lo he hecho aún.
Besitos cielo, me ha encantado reencontrarme con esta amiga.
La verdad es que es una autora que encanta al lector.
EliminarBesos
Curioso. Yo encontré esta novela en la biblioteca de mi madre estas Navidades, cuando estaba allí por las vacaciones. Comencé a leerla pero no llegaba a engancharme lo suficiente como para continuar leyendo. No soy de abandonar nada pero entre que en esos días no estás muy centrado en la lectura porque otras necesidades marcan tu tiempo y que cuando me ponía a leer era ya noche cerrada, acabé dejando el libro sobre la mesita de noche y nunca lo terminé... creo que no debía ser el momento porque lo que tú cuentas de ella me gusta, más que lo que yo estaba leyendo xD
ResponderEliminarVuelve a probar con ella .Es verdad que el momento en que se inicia una lectura influye mucho en su valoración.
EliminarBesos
Uy!!!
ResponderEliminarQué novela tan metafórica...
Yo lei hace poco Chéri, fue mi primer acercamiento y me gustó, aunque no tiene nada que ver con lo que cuentas aquí .. La trama es más normalita, aunque sí hay hay como una ambigüedad en los roles masculino - femenino...
Interesante autora!! :)
Sí que es interesante, sí.
EliminarUn beso
Sí que es interesante, sí.
EliminarUn beso
Uys, pues no me sonaba de nada... Tomo buena nota que creo que me puede gustar. Y qué buena iniciativa la de tu biblioteca!
ResponderEliminarBesotes!!!
La iniciativa de la biblioteca me parece fantástica. Yo ya he llevado y me he he llevado más de un libro
EliminarBesos
Conozco a Colette de nombre de siempre, pero tampoco he leído nada de ella. Tal vez me anime y lea algo para Los Clásicos de "Nos gustan..." y de "Cabalgando..."
ResponderEliminarInteresante lo que cuentas de su vida y de su obra.
Un beso.
No reconozco la iniciativa "Cabalgando...", ¿de qué blog procede? Veo que con Colette estás igual que lo estaba yo hasta antes de ayer.
EliminarUn beso
Nunca ha leído a Colette, aunque me suena el nombre y asociado a esa escritura picante. Interesante historia la suya. Graias.
ResponderEliminarSaludos.
Un saludo cordial, Addison.
EliminarAbrazos
Pues mira por dónde que, tras leer tu pormenorizada crítica literaria, me da la impresión que esta obra me gustaría más vista (en el cine, se entiende) que leída.
ResponderEliminarComo siempre, alabo tu minuciosa exposición.
Un abrazo.
Yo también quiero ver la peli. La actriz me encanta y la figura de Colette tiene su aquel.
EliminarUn abrazo, Jose María
Se me olvidó decirte que hace unos días terminé de leer "Ardiente secreto", de Stefan Zweig y no solo no me defraudó, como dijiste en respuesta a mi comentario,sino que me gustó mucho. Ahora le tocará el turno a "Veinticuatro horas de la vida de una mujer", jeje.
EliminarOtro abrazo.
Hola, José María:
EliminarLeí "veinticuatro horas en la vida de una mujer" hace ya bastantes años, pero la sensación de haber sido una lectura muy gozosa aún la guardo. Stefan Zweig, como habrás podido comprobar, es único.
Saludos
No he leído nada de esta autora y no la conocíia hasta hace poco, casualemte tras ver el trailer de la película... He buscado en google algunas de sus novelas y hay más de una que me llama la atención, a ver si me animo con ella este año.
ResponderEliminarEs una escritora interesante. No sé qué os parecerá a los jóvenes actualmente porque su literatura es algo preciosista. Pero por probar creo que no se pierde nada.
EliminarBesos
Curiosa la forma que tienen de encontrarnos los libros.
ResponderEliminarPara mi es una autora totalmente desconocida, pero al ver la portada del libro me ha recordado a las ediciones de Corin Tellado.
Esta mujer tuvo que ser de armas tomar y muy peculiar con respecto al tiempo en el que le tocó vivir.
Como siempre agradezco tus reseñas que me muestran libros y autores que en tantos casos desconozco o pasan desapercibidos.
Y siento no poder visitarte todo lo que quisiera, son momentos de dispersión que no de olvido.
Un abrazo, amigo.
Hola, Francisco:
EliminarIgual que tú, yo tampoco te visito lo que quisiera, pero sé que tus relatos están ahí y me gusta leerlos.A ver si en una próxima quedada puedo veros porque es verdad que en os últimos encuentros que habéis tenido los del grupo bloguero no he podido asistir.
Colette es una novelista que se ha quedado en el pasado, pero en mi opinión tiene fuerza y muchas feministas de hoy debieran aprender de ella. En su época sí que tenía mérito serlo.
Un fuerte abrazo, Javier
Pues qué quieres que te diga, Jaun Carlos, esta novelita va de cabeza a mi lista de pendientes y subrayada para que no se quede eternamente postergada. Me apetece muchísimo por los temas que trata y porque me parece super original. También me has hecho sentir mucho interés por su autora. Y me encanta, por cierto, esa iniciativa de intercambio de lecturas entre lectores que facilita la biblioteca de tu barrio.
ResponderEliminarGracias por el descubrimiento.
Besos
Lo de la biblioteca está fenomenal porque las bibliotecas domésticas cuando desaparecen quienes las crearon van directas a la basura o a los libros de viejo. Por esto iniciativas como la que hace la biblioteca de mi barrio me parecen fenomenales. La autora, Colette, es interesante aunque su literatura es propia de su época, o sea, algo recargada, pero novelas cómo esta se leen muy bien. ya me dirás, Lorena
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