Carmen Forján desde el grupo de Facebook 'Tarro - Libros 2017' que administra propuso, coincidiendo con la festividad de San Valentín, la iniciativa "Libros directos al corazón". Consiste esta iniciativa en recomendar hoy un libro que nos haya emocionado por lo que fuera: la dureza o dulzura de su historia, la abnegación de los personajes, la presentación de un mundo que desaparece, el lenguaje utilizado... Cualquier aspecto que haga que ese libro nos parezca recomendable para otras personas.
Yo me apunté pronto a la iniciativa, pero la elección de un solo título no me ha resultado sencilla. Son muchos los libros que me han emocionado, muchos los libros que me gustaría recomendar..., pero las normas son las normas. Total que me puse a rebuscar en mi memoria y de ella entresaqué cinco candidatos. Vueltas a leer las reseñas que hice sobre ellos o las pestañas y anotaciones de aquellos que no pasaron al blog, he elegido el que a continuación os reseño. Se trata de una novela del escritor norteamericano Iván Doig del que, al volver a él con esta iniciativa, me entero que falleció el mes de abril del año 2015. Cuando leí por vez primera esta estupenda novela, febrero de 2012, tal suceso aún no había ocurrido y parecía que el escritor de Montana (USA) nacido en 1939 nos acompañaría durante bastantes más años de los que al final han sido. En fin, la vida es así. Sirva, pues, esta revisita a una de las dos novelas que en España se han publicado de las dieciséis que forman su Obra (el otro título también publicado en España por Libros del Asteroide es "Verano en English Greek") de sentido homenaje a este autor poco conocido en nuestro país.
A mí "Una temporada para silbar" me enamoró por la sentida muestra de afecto que su lectura da ante un mundo en desaparición: el de las escuelas rurales que van siendo cerradas en casi todos los países por resultar antieconómicas siendo sustituídas por concenttraciones escolares en poblaciones más grandes.
La reseña que a continuación reproduzco la publiqué en el blog el 14 de abril de 2012 cuando "El blog de Juan Carlos" daba sus primeros pasos en plan serio. He suprimido en esta reproducción algunos datos que sí que incluía en la original y que en mi opinión son una auténtica muestra de spoiler. Por entonces no controlaba debidamente la dosis que debía contener una reseña para incitar a la lectura sin estropear el deleite de la misma.
“Una temporada para silbar” es una agradable historia en la que no pasa nada más allá de lo normal en cualquier vida: hombre viudo [Oliver Milliron], para más inri agricultor, con tres niños a su cargo [Paul. Damon y Toby] toma a su servicio una ama de llaves [Rose Llewellyn] también viuda, quien en su solicitud de empleo explicitaba que no sabía cocinar, justamente lo que más necesitaría la familia que decide tomarla.
Yo me apunté pronto a la iniciativa, pero la elección de un solo título no me ha resultado sencilla. Son muchos los libros que me han emocionado, muchos los libros que me gustaría recomendar..., pero las normas son las normas. Total que me puse a rebuscar en mi memoria y de ella entresaqué cinco candidatos. Vueltas a leer las reseñas que hice sobre ellos o las pestañas y anotaciones de aquellos que no pasaron al blog, he elegido el que a continuación os reseño. Se trata de una novela del escritor norteamericano Iván Doig del que, al volver a él con esta iniciativa, me entero que falleció el mes de abril del año 2015. Cuando leí por vez primera esta estupenda novela, febrero de 2012, tal suceso aún no había ocurrido y parecía que el escritor de Montana (USA) nacido en 1939 nos acompañaría durante bastantes más años de los que al final han sido. En fin, la vida es así. Sirva, pues, esta revisita a una de las dos novelas que en España se han publicado de las dieciséis que forman su Obra (el otro título también publicado en España por Libros del Asteroide es "Verano en English Greek") de sentido homenaje a este autor poco conocido en nuestro país.
A mí "Una temporada para silbar" me enamoró por la sentida muestra de afecto que su lectura da ante un mundo en desaparición: el de las escuelas rurales que van siendo cerradas en casi todos los países por resultar antieconómicas siendo sustituídas por concenttraciones escolares en poblaciones más grandes.
La reseña que a continuación reproduzco la publiqué en el blog el 14 de abril de 2012 cuando "El blog de Juan Carlos" daba sus primeros pasos en plan serio. He suprimido en esta reproducción algunos datos que sí que incluía en la original y que en mi opinión son una auténtica muestra de spoiler. Por entonces no controlaba debidamente la dosis que debía contener una reseña para incitar a la lectura sin estropear el deleite de la misma.
oooOooo
“Una temporada para silbar” es una agradable historia en la que no pasa nada más allá de lo normal en cualquier vida: hombre viudo [Oliver Milliron], para más inri agricultor, con tres niños a su cargo [Paul. Damon y Toby] toma a su servicio una ama de llaves [Rose Llewellyn] también viuda, quien en su solicitud de empleo explicitaba que no sabía cocinar, justamente lo que más necesitaría la familia que decide tomarla.
Rose llega a la pequeña localidad de Montana (Marías Coulee) acompañada por su hermano Morris Morgan quien, cuando la maestra del pueblo [Srta. Trend] se fugue con el predicador, se hará cargo de la escuela unitaria. Morris es un sabelotodo que encandila a los niños y también a los mayores. Entre las muchas cosas que les enseña está la astronomía, pues no en balde estamos en 1910 y el cometa Halley está a punto de llegar. Con tal motivo prepararán “la noche del Cometa”, una jornada en la que homenajearán a tan ilustre visitante. La actuación “armónica” (concierto a base de armónicas) tendrá lugar ante los ojos del inspector educativo que emitirá un informe sobre la escuela, el maestro y especialmente sobre Paul, un niño de altas capacidades.
Todo discurre plácidamente durante ese curso de 1909-1910: Paul, el narrador del relato, -y ahora en 1957 inspector escolar encargado de dar la noticia de la supresión de las escuelas unitarias-, recibe clases particulares de latín fuera del horario escolar; su hermano Damon es un fan de los deportes y colecciona recortes de noticias deportivas; el menor de la familia, Toby, es un niño que adora a Rose; George y Rae son vecinos y cuñados de Oliver; etc. Y así hasta que surge el amor entre Rose y Oliver, quienes deciden casarse. Paul descubrirá que Rose esconde un secreto que no ha confesado a nadie. Todos (Paul, Morris y Rose) deciden guardar silencio para que la felicidad entre Oliver y Rose pueda mantenerse. Sólo Morris, cuñado de Rose, abandonará Marías Coulee. Y Rose por fin entrará en la cocina.
Como se ve, todos han de renunciar a algo: Morris a Rose con la que tuvo más que amor fraterno, Rose a su independencia culinaria y Paul a lo que su condición de hijo hasta ahora le había exigido respecto a su padre: no ocultarle nada.
La novela en sí remitiéndonos exclusivamente al ámbito literario es un homenaje al escritor norteamericano Mark Twain que nació con el Cometa y murió 74 años después con la siguiente venida de Halley en 1910.
Lo mejor: Se lee muy bien, con facilidad. Es más crónica costumbrista que otra cosa al mostrar la vida rural de la América profunda a inicios del siglo XX.
Lo tengo apuntado y con tu reseña me lo has recordado, besotes
ResponderEliminarEs una curiosa lectura, Susana.
EliminarArdua tarea la de pasar 345 páginas si la trama se resuelve en menos. De momento te agradezco la reseña a una obra que desconocía, pero creo que leerla será otro cantar.
ResponderEliminarEsta propuesta de Carmen Forján ya la he visto también materializada en el blog de nuestra amiga común Rosa.De vez en cuando es bueno rescatar libros del olvido.
Un abrazo Juan Carlos.
Un abrazo
Es un cuadro costumbrista de la América de hace años muy interesante. Además habla de educación y ese tema a mí me llama mucho.
EliminarUn abrazo, Francisco
Lo tengo sin leer, puede que ahora me anime algo más.
ResponderEliminarMe encanta esta iniciativa de Carmen.
Un beso.
Yolanda.
Anímate,Yolanda. Creo que te gustará leerlo.
EliminarBesos
No conocía ni la obra ni el autor, pero tú sabes lo que me gusta la literatura norteamericana por lo que me lo apunto ya mismo.
ResponderEliminarMuchas gracias y un besazo.
Ja, ja..., lo sabía, Rosa, lo sabía. Ya me dirás.
EliminarUn beso fuerte
Pues parece un libro que debe de gustar a pesar de que se resuelve pronto, Lo anotaré.Pero ya tengo una buena lista. Este año ya llevo mas de 5 libros comprado, pero estoy en el 1º de Relatos de nuestro compañero Josep Penades. es que leo mucho por aquí y el libro sólo lo leo cuando voy a la cama. Un abrazo
ResponderEliminarEs cierto que hay que poner orden en el asunto yo Internet. A mí también me ocurre que tanto leer buenas recomendaciones me quita tiempo de lectura directa de las mismas. Bueno, poco a poco, los buenos libros de las listas de espera al final salen a flote y los leemos, ¿no?
EliminarSaludos
Hola, me gusta tu propuesta. Ya sólo el título me parece tentador, me da la impresión de ser una lectura agradable, relajada. Otro para la lista, hoy acabo con la libreta...
ResponderEliminarAbrazos.
Muy muy agradable de leer, Mer Mer.
EliminarUn abrazo
Muy difícil escoger uno que te haya emocionado, porque hay tantos que tocan ¿verdad?
ResponderEliminarMe ha parecido muy interesante tu propuesta y me he dado cuenta de que desconocía del todo al autor y al libro, pero sí lo he apuntado porque también apetecen este tipo de lecturas más relajadas y agradables.
Un beso
Así es, Conxita. No todo lo que uno lee debe ser trascendente y profundo. La literatura es también entretenimiento y esta novelita de Iván Doig encaja perfectamente en ello.
EliminarBesos
Ay, esas primeras reseñas, no viene mal revisarlas pero también es verdad que se les tiene un cariño especial.
ResponderEliminarEl libro no lo conocía pero me ha llamado la atención.
Besos
Sí, así es en efecto, Lorena.
EliminarUn beso
Anda, pues no había oído hablar de este título y suena bien lo que cuentas. Interesante recomendación.
ResponderEliminarUn besin