Nota previa
Es curioso cómo vienen a unirse de manera se diría azarosa
las experiencias recientes que uno vive.
Al tiempo que acababa de leer esta enorme novela de Jane Austen vi en el
cine la última película de Christian Petzold, “Phoenix”, que ha recibido grandes
elogios por parte de la Crítica especializada. Esta misma Crítica para salvar
al excelente film de las opiniones adversas de algunos echa mano del término
creado por el poeta Samuel Taylor Coleridge de la suspensión de la incredulidad:
el pacto no escrito entre autor y receptor (lector / espectador) de “fe
poética” para que éste último pueda adentrarse en “las sombras de la
imaginación”. El inglés Coleridge decía lo anterior el año 1817 y la novela de la
Austen apareció en 1815, hace hoy 200 años; forman parte, pues, ambos creadores del
mismo universo y yo diría también que para aceptar las muchas virtudes que “Emma” tiene no podemos por
menos que profesar la “fe poética” que el autor de "Kubla Khan" reclama
para la obra artística.
Esta novela de Jane Austen la he leído dentro de la lectura conjunta de la misma que Carmen Forján del blog “Carmen y amig@s”
ha organizado para conmemorar el 200 aniversario de su publicación. Como Carmen es mujer ordenada ha montado el homenaje intentando abarcar los muchos aspectos que la novela tiene. De los que ella
estableció en su blog como posibles puntos de acercamiento a este relato (contexto
histórico, la personalidad
de Emma, su carácter,
su sexualidad, cuáles y
cómo aparecen reflejados en la novela los modos
y costumbres de la época, clases
sociales, la situación y
perspectivas de las mujeres en Emma,
una comparativa del texto y
sus varias adaptaciones al cine y a la TV, etc.) yo desde el principio me apunté al de las relaciones sociales.
Creo que es un aspecto capital del relato y en él voy a centrar mi comentario.
Las relaciones sociales en "Emma" de Jane Austen
Emma (Gwyneth Paltrow) "educa" a Harriet (Toni Collette) |
En mi opinión el asunto de las relaciones sociales se centra esencialmente en este personaje, Harriet, con el que la desocupada Emma de clase superior juega hasta el punto de llegar a hacerle dudar de su propia identidad. Ya he dicho que Harriet, aplicada alumna de Emma, debe rechazar a Martin pues por la clase a que éste pertenece no le sirve para su proyecto de ascenso social. Aspirar al vicario Elton es lo oportuno –le insiste Emma-, pero cuando éste, también por prejuicios de clase, se escandalice al conocer las pretensiones de la joven y la deje en el dique seco, ésta -inasequible al desaliento por lo que parece- pondrá sus miras en otro hombre de mayor categoría social aún que el vicario. Tan alto aspirará ya, que la misma Emma se dará cuenta de su error pues la humilde Harriet está nada menos que invadiendo su propio reducto clasista y ¡ah, claro, eso sí que no. Hasta ahí podíamos llegar!
En las excursiones se plasma el mundo de separado de amos y criados |
protagonista Emma de haber sido una gran estúpida.
Otra clase social que también habría que considerar es la de los profesionales como el doctor Perry, muy querido por todos, o el vicario Elton, bastante odiado más que por él por la estupidez de su esposa que con su afán de destacar por encima de todas las demás demuestra su no pertenencia, como nueva rica que es, a esta clase tranquila y consolidada desde hace años.
En “Emma” y en general en toda la Obra
de Jane Austen, este asunto de las clases sociales está muy relacionado con los
casamientos. La novela, una historia de mujeres, escrita por
una mujer y destinada a ser consumida por mujeres, centra toda la trama en
aquello que preocupaba esencialmente a las mujeres de clase alta en la época de
la Regencia: lograr un buen casamiento. La bondad del mismo venía determinada en
primer lugar por la equidad entre los contrayentes en los aspectos de dinero y
cultura que solían ir unidos al de clase; luego, en segundo lugar pero
ascendiendo en posiciones, estaría el amor, que es muy importante en el relato.
Prácticamente todos los enlaces lo serán por amor, algo muy novedoso y muy
liberador visto sobre todo desde el punto de vista de la mujer que
habitualmente y sólo por dinero debía aceptar enlaces ominosos. Pero eso sí, los enlaces interclasistas no
eran bien vistos aunque empiezan a ser admitidos siempre que sean de mujer
inferior pero honesta con hombre superior. Así lo vemos en el caso del enlace
entre Jane Fairfax, una maestrita
(categoría social de los profesionales con cultura), que casará con Frank Churchill, con dinero desde la
cuna. Por esto, sobre Jane Fairfax, personaje muy atractivo del relato,
comentará la narradora-autora “En cuanto a Jane Fairfax, por lo menos podía
desentenderse de sentir preocupación por ella. Su vida de penurias y de
desgracias había terminado… Pronto recuperaría la salud, sería feliz y
disfrutaría de una buena posición…”.
Y frente a este personaje estaría
la opositora a este enlace, la tía de Frank, de la que se dice: “Cuando
se casó con él [con el tío de Frank]
no era nadie, simplemente la hija de un
caballero; pero una vez se hubo convertido en una Churchill, sobrepasó a todos
los Churchill en altanería y en grandes pretensiones; pero en realidad puede
usted estar segura de que no es más que una advenediza.”
Así como Jane Fairfax es el
personaje al que la clase alta representada en Emma se acerca con simpatía, Frank
Churchill, enamorado de Jane, es el joven, perteneciente por cuna a
esta clase, cuyas actitudes significan ya un principio de evolución para la
sociedad británica del momento, tan inmovilista siempre: “La verdad es que tal vez de orgullo tenía demasiado poco; su
indiferencia a mezclarse con personas de otra dase lindaba casi con la falta de
principios.”, se dice de él.
Citas muy significativas para entender las relaciones sociales
- Cuando Emma escucha de boca del Sr. Elton que ella le ha dado esperanzas no puede por menos que reflexionar para sí misma:
¡Eso significaba que creía que ambos eran iguales en posición social y en inteligencia! Que miraba por encima del hombro a su amiga, distinguiendo cuidadosamente entre las categorías sociales que estaban por debajo de la suya, y que era tan ciego para todo lo que estaba por encima de él como para imaginarse que poner los ojos en ella no era ningún atrevimiento excesivo… En fin, ¡era algo indignante!
- De manera parecida opina el Sr. Elton al enterarse de que la Srta. Smith aspiraba a casarse con él:
No creo que esté a mi altura; me parece que puedo aspirar a algo mejor. ¡No tengo porqué pensar que no voy a poder casarme con alguien de mi misma posición como para tener que dirigirme a la señorita Smith!
- También las diferencias sociales se plasman en las fiestas.
El elemento femenino de menos posición social, la señorita Bates, la señorita Fairfax y la señorita Smith, llegarían después de la cena;
- El choque ricos – pobres queda plasmado con claridad entre la estúpidez de la Sra. Elton y la claridad mental de la joven Jane Fairfax cuando ésta harta ya de las insinuaciones de la primera le dice:
Para mí no tendría objeto vivir entre ricos; creo que aún me sería más penoso; la comparación todavía me haría sufrir más.
- Sin duda bajo la obstinación de no realizar matrimonios desiguales lo que subyace es el deseo de mantener o mejor aún incrementar los patrimonios económicos. Así hay dos momentos en que Emma piensa sobre los posibles casamientos del Sr. Knightley con distinto parecer:
- Uno, cuando cree que lo podría hacer con Harriet
¡El señor Knightley no tiene que casarse! No querrás que el pequeño Henry no herede Donwell, ¿verdad? ¡Oh, no, no, Donwell tiene que ser para Henry!
- Y de manera muy distinta cuando la elegida será ella:
Es digno de notarse que Emma, al considerar ahora desde innumerables puntos de vista la posibilidad de vivir en Donwell Abbey, en ningún momento tuvo la sensación de perjudicar a su sobrino Henry, cuyos derechos como posible heredero tiempo atrás tanto la habían preocupado.
- Los matrimonios cuanto más iguales en nivel socio-económico mejor. Por eso cuando al final del relato, por fin, Harriet Smith dé el sí a Robert Martin, el Sr. Knightley con gran sentido del humor, habida cuenta de las altas aspiraciones de Harriet a lo largo de la novela, le dice a su futura esposa Emma:
La clase social de él podría ser un obstáculo… pero tiene usted que pensar que para su amiga eso no es un inconveniente;
- El clasismo y el machismo presentes en todo el relato, se dejan ver en esta reflexión que Emma se hace a sí misma ante su sospecha de que Harriet y el Sr. Knightley se hubieran enamorado:
"¿Sería la primera vez que un hombre de grandes prendas se sintiese atraído por una mujer muy inferior a él? ¿Sería la primera vez que alguien, quizá demasiado ocupado en sus negoscios para buscar por sí mismo, se dejase sducir por una muchacha interesada en agradarle? ¿Sería la primera vez que ocurría en el mundo algo esproporcionado, inconsistente, incongruente... y que un azar o unas circunstancias, como causas segundas, dirigiesen el destino humano? (pág. 436)
- También me parece de lo más interesante la afirmación que hace el joven Frank Churchill cuando es descubierto arreglando la montura de las gafas de la señorita Bates:
Los trabajadores de verdad supongo que están siempre callados; pero nosotros los caballeros que trabajamos por afición, cuando oímos una palabra…
Final
"Emma" de Jane Austen a pesar de tener ya 200 años goza de una salud envidiable como lo demuestran las múltiples adaptaciones al cine y a la televisión que la novela ha tenido; también se han hecho musicales basados en ella. Pero no creamos que es relato del que sólo gustan los mayores, también los más jóvenes se enganchan al mismo; si no ¿qué quiere decir el que "Emma" tenga ya hasta versión de video-juego para ordenador, tableta y/o smartphone? He de confesar que cuando he visto en Internet que se podía adquirir el juego a través de Google play me he quedado "ojiplático".
Me encantan tus entradas. Y me encanta Jane Auster. Una maravilla Juan Carlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Rita, tras haber leído tus preciosos poemas entiendo perfectamente que Jane Austen te encante: tocáis asuntos semejantes.
EliminarMe satisface que disfrutes leyendo mis entradas.
Un abrazo