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21 mar 2020

Día de la Poesía, 21 / 3 /2020. Florilegio poético III: Las poesías de "más que palabras..." (continuación)

Día Muncial de la Poesía, 21 de marzo,

De nuevo, aunque en circunstancias muy distintas, llega el Día Mundial de la Poesía. Este año estamos inmersos en una lucha sin cuartel contra un enemigo silente, huidizo, traidor, el Covid-19. Jamás nos habíamos visto en otra igual. Es ahora cuando la Poesía con la profundidad a la que llega, a la que nos lleva, se hace, quizás más necesaria que nunca.
Como otras veces (en 2017 y en 2019) los poemas que incluyo en este post para celebrar el Día de la Poesía 2020 son los que mes a mes durante el pasado año los tertulianos de "más que palabras..." aportamos como guinda poética final a algunas de nuestras reuniones mensuales. ¡No todo va a ser prosa! Con esta entrega finalizo por ahora lo que he venido en llamar "Florilegio poético".
¡¡Feliz Día de la Poesía para todos!!


Septiembre  de 2018
Angel González
'Inventario de lugares propicios al amor'
(de “Tratado de Urbanismo”, 1967)


Son pocos.
La primavera está muy prestigiada, pero
Es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
Forma al interceder con los domingos
En algunas ciudades
Ya de por sí amarillas como plátanos
El invierno elimina muchos sitios:
Quicios de puertas orientadas al Norte,
Orillas de los ríos,
Bancos públicos.
Los contrafuertes exteriores
De las viejas iglesias
Dejan a veces huecos
Utilizables aunque caiga nieve.
Pero desengañémonos: las bajas
Temperaturas y los vientos húmedos
Lo dificultan todo.
Las ordenanzas, además, proscriben
La caricia (con exenciones
Para determinadas zonas epidérmicas
-sin interés alguno-
En niños, perros y otros animales)
Y el “no tocar, peligro de ignominia”
Puede leerse en miles de miradas.
¿A dónde huir, entonces?
Por todas partes ojos bizcos,
Córneas torturadas,
Implacables pupilas,
Retinas reticentes,
Vigilan, desconfían amenazan.
Queda quizá el recurso de andar solo,
De vaciar el alma de ternura
Y llenarla de hastío e indiferencia,
En este tiempo hostil, propicio al odio.

Ángela Figuera Aymerich
'JUGANDO'
(“Cuentos tontos para niños listos”)

-¿Redonda?
- La Luna.
-¿Y redondo?
- El Sol
-¿Redonda?
- La bola.
-¿Redondo?
- El balón
-¿Redonda?
- La fresa.
-¿Redondo?
- El fresón
-¿Redonda?
- La rosca.
-¿Redondo?
- El roscón
-¿Redonda?
- La lima.
-¿Redondo?
- El limón
-¿Redonda?
- La plaza.
-¿Redondo?
- El balcón
-¿Redonda?
- La torre.
-¿Redondo?
- El reloj
-¿Redonda?
- Tu cara.
-¿Redondo?
- Mi corazón
-Tu corazón no es redondo
-Tú ¿lo ves?
- ¡Claro que no! 
-Entonces, ¿cómo lo sabes?
-Porque sí.
- ¡Vaya razón!
-Es mío y sé que es redondo.

- Pues ya no juego.
- Ni yo.



Octubre de 2018
"VALGO"
(poema en prosa de la poeta norteamericana Nadine Stair publicado en 1978 dentro de su poemario "Instantes". Hay quienes se lo atribuyen a Jorge Luis Borges)
De tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar se me dibujó la sonrisa que tengo. Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. Me asombro tanto como es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo. Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía. Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que me pidieran ayuda. Trate siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome). Hago solo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran. Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido. Aprendí que en esta vida nada es seguro, solo la muerte… por eso disfruto el momento y lo que tengo. Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mi me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea. Que la verdadera amistad si existe, pero no es fácil encontrarla. Que quien te ama te lo demostrará siempre sin necesidad de que se lo pidas. Que ser fiel no es una obligación sino un verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti. Eso es vivir…La vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sin sabores… aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores pero no vivo pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables. Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón pero siempre hay alguien realmente a dispuesto a sanarlas con la ayuda de Dios. Camina de la mano de Dios, todo mejora siempre. Y no te esfuerces demasiado que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan. Lo mejor está por venir.




Febrero de 2019


La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentágrama sin clave.

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!





Marzo de 2019

HUESOS COMO DARDOS
Elvira Daudet (“Cuadernos del delirio”)


En la casa de niebla en la que habito
La vida y sus asuntos
ocupan cada día menos sitio.
Todo lo llenas tu, cual okupa desatento
Con todo lo que amabas: las mujeres, el cine
Los libros subrayados.
A veces me tropiezo con tu fría mirada
que intenta confesarme algo que nunca supe
y quisiera comprender. Pero enseguida
regresa desdeñosa hacia la nada.
Y es inútil buscarte nuevamente
ordenando las ruinas del pasado
para saber quién fuiste, quien era yo a tus ojos
que esperabas de mí, cual fue mi culpa
si alguna vez me amaste.
¿Qué habías perdido, amor, o que buscabas
en el vientre más negro de la noche,
que hoy se que no encontraste
en tu vagar errante y sin destino?
No dejaste en tu huida un soplo de esperanza
Ni pan en la despensa. Solamente
afloró del naufragio la palabra
-herramienta para salvar el nido y los polluelos -
Y un saco de preguntas sin respuestas
Oxidados silencios,
Tan cobardes y amargos como lo fue tu fuga,
Antes de refugiarte vilmente en el vacío
y arrojarme a los ojos tus cenizas
y al corazón tus huesos como dardos.


Junio de 2019

Junio de 2019 marcó en la vida de la Tertulia "más que palabras..." un antes y un después: Hasta este momento nunca habíamos realizado una tertulia homenaje a un poeta, en esta ocasión de Federico García Lorca, de quien ese año se celebraba el Centenario de su llegada a la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1919. Todo el apartado que desde su implantación convenimos en llamar Rincón poético se centró ese día [Crónica completa de la Tertulia aquí] única y exclusivamente en nuestro gran poeta granadino con poemas recitados por su contemporánea Margarita Xirgú, y otros puestos en boca de la tertuliana Mercedes Sánchez o de quien esto escribe. Creo que no puede haber mejor homenaje a la Poesía que recordar, leer y/o escuchar estos bellos poemas lorquianos.
¿Y el 'después'? Bueno, el 'después' es que tras este castillo poético, tras esta mascletá poética, diríase que los tertulianos quedamos exhaustos y el Rincón poético ha pasado por ahora a dormitar esperando otro momento que lo desperece y vuelva a ocupar ese lugar, pequeño pero hermoso, dentro de nuestras reuniones literarias.

SAN GABRIEL –SEVILLA-

(Romancero Gitano)
A D. Agustín Viñuales

[Recita el poema Margarita Xirgú]


I

Un bello niño de junco,
anchos hombros, fino talle,
piel de nocturna manzana,
boca triste y ojos grandes,
nervio de plata caliente,
ronda la desierta calle.
Sus zapatos de charol
rompen las dalias del aire,
con los dos ritmos que cantan
breves lutos celestiales.
En la ribera del mar
no hay palma que se le iguale,
ni emperador coronado,
ni lucero caminante.
Cuando la cabeza inclina
sobre su pecho de jaspe,
la noche busca llanuras
porque quiere arrodillarse.
Las guitarras suenan solas
para San Gabriel Arcángel,
domador de palomillas
y enemigo de los sauces.
San Gabriel: El niño llora
en el vientre de su madre.
No olvides que los gitanos
te regalaron el traje.

II

Anunciación de los Reyes,
bien lunada y mal vestida,
abre la puerta al lucero
que por la calle venía.
El Arcángel San Gabriel,
entre azucena y sonrisa,
biznieto de la Giralda,
se acercaba de visita.
En su chaleco bordado
grillos ocultos palpitan.
Las estrellas de la noche
se volvieron campanillas.
San Gabriel: Aquí me tienes
con tres clavos de alegría.
Tu fulgor abre jazmines
sobre mi cara encendida.
Dios te salve, Anunciación.
Morena de maravilla.
Tendrás un niño más bello
que los tallos de la brisa.
¡Ay, San Gabriel de mis ojos!
!Gabrielillo de mi vida!,
Para sentarte yo sueño
un sillón de clavellinas.
Dios te salve, Anunciación,
bien lunada y mal vestida.
Tu niño tendrá en el pecho
un lunar y tres heridas.
¡Ay, San Gabriel que reluces!
¡Gabrielillo de mi vidal!
En el fondo de mis pechos
ya nace la leche tibia.
Dios te salve, Anunciación.
Madre de cien dinastías.
Áridos lucen tus ojos,
paisajes de caballista.
El niño canta en el seno
de Anunciación sorprendida.
Tres balas de almendra verde
tiemblan en su vocecita.
Ya San Gabriel en el aire
por una escala subía.
Las estrellas de la noche
se volvieron siemprevivas.




Romancero gitano, Granada, Generación del 27







Federico García Lorca, Residencia de Estudiantes

Romance de la Guardia Civil

(Romancero Gitano)
A Juan Guerrero, cónsul general de la poesía
[Recita el poema Margarita Xirgú]


Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capas relucen
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.

¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas, banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas se conserva.
¡Oh ciudad de los gitanos!
Ciudad de dolor y almizcle,
con las torres de canela.

Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas.
Un caballo malherido
llamaba a todas las puertas.
Gallos de vidrio cantaban
por Jerez de la Frontera.
El viento, vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche,
noche, que noche nochera.

La Virgen y San José
perdieron sus castañuelas,
y buscan a los gitanos
para ver si las encuentran.
La Virgen viene vestida
con un traje de alcaldesa,
de papel de chocolate
con los collares de almendras.
San José mueve los brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de Persia.
La media luna soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.

¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas, banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene la benemérita
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar,
sin peines para sus crenchas.

Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo se les antoja
una vitrina de espuelas.

La ciudad, libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entraron a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de moneda.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando detrás fugaces
remolinos de tijeras.

En el portal de Belén
los gitanos se congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero la guardia civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborios
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.

Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas;
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la tierra,
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.

¡Oh ciudad de los gitanos!
La guardia civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.

¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.


➤ Poemas pertenecientes a la década de los años veinte

Romance sonámbulo

(Romancero Gitano , 1928)

A Gloria Giner y Fernando de los Ríos

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando
desde los puertos de Cabra.

Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.

Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿ No veis la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?

Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.

Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡Dejadme subir!, dejadme
hasta las altas barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas. Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?

¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe,
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña

Canción del mariquita

(“Canciones” 1921 – 1924)


El mariquita se peina
en su peinador de seda.

Los vecinos se sonríen
en sus ventanas postreras.

El mariquita organiza
los bucles de su cabeza.

Por los patios gritan loros,
surtidores de planetas.

El mariquita se adorna
con un jazmín sinvergüenza.

La tarde se pone extraña
de peines y enredaderas.

El escándalo temblaba
rayado como una cebra.

¡Los mariquitas del Sur
cantan en las azoteas!


LUCÍA MARTÍNEZ - EROS CON BASTÓN


(“Canciones” 1921 – 1924)




Lucía Martínez.
Umbría de seda roja.

Tus muslos como la tarde
van de la luz a la sombra.
Los azabaches recónditos
oscurecen tus magnolias.

Aquí estoy, Lucía Martínez.
Vengo a consumir tu boca
y a arrastrarle del cabello
en madrugada de conchas.

Porque quiero, y porque puedo.
Umbría de seda roja.






Romance del Emplazado 

(Romancero Gitano)

A Emilio Aladrén

[Recita el poema Margarita Xirgú]





¡Mi soledad sin descanso!
Ojos chicos de mi cuerpo
y grandes de mi caballo,
no se cierran por la noche
ni miran al otro lado,
donde se aleja tranquilo
un sueño de trece barcos.
Sino que, limpios y duros
escuderos desvelados,
mis ojos miran un norte
de metales y peñascos,
donde mi cuerpo sin venas
consulta naipes helados.

*

Los densos bueyes del agua
embisten a los muchachos
que se bañan en las lunas
de sus cuernos ondulados.
Y los martillos cantaban
sobre los yunques sonámbulos
, el insomnio del jinete
y el insomnio del caballo.

*

El veinticinco de junio
le dijeron a el Amargo:
Ya puedes cortar si gustas
las adelfas de tu patio.
Pinta una cruz en la puerta
y pon tu nombre debajo,
porque cicutas y ortigas
nacerán en tu costado,
y agujas de cal mojada
te morderán los zapatos.

*

Será de noche, en lo oscuro,
por los montes imantados,
donde los bueyes del agua
beben los juncos soñando.
Pide luces y campanas.
Aprende a cruzar las manos,
y gusta los aires fríos
de metales y peñascos.
Porque dentro de dos meses
yacerás amortajado.

*

Espadón de nebulosa
mueve en el aire Santiago.
Grave silencio, de espalda,
manaba el cielo combado.

*

El veinticinco de junio
abrió sus ojos Amargo,
y el veinticinco de agosto
se tendió para cerrarlos.
Hombres bajaban la calle
para ver al emplazado,
que fijaba sobre el muro
su soledad con descanso.
Y la sábana impecable,
de duro acento romano,
daba equilibrio a la muerte
con las rectas de sus paños.


Sonetos del Amor Oscuro


➤ Poemas de los años treinta


LA COGIDA Y LA MUERTE

(“Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías”, 1935)
[recita Mercedes Sánchez]


A las cinco de la tarde.

Eran las cinco en punto de la tarde.

Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.

Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.

Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.

Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.

Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.

Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.

Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.

Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.

En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.

¡Y el toro, solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.

Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,

cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,

la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

A las cinco en punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.

Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.

El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.

El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.

A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.

Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,

y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!


SONETO DE LA GUIRNALDA DE ROSAS  

("Sonetos del amor oscuro", 1936)

¡Esa guirnalda! ¡pronto! ¡que me muero!
¡Teje deprisa! ¡canta! ¡gime! ¡canta!
que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez y mil la luz de enero.

Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta,
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.

Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados.
Bebe en muslo de miel sangre vertida.

Pero ¡pronto! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.


El poeta pide a su amor que le escriba 

(“Sonetos del amor oscuro”, 1936)
[recita Mercedes Sánchez]



Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
Ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura






SONETO DE LA DULCE QUEJA

("Sonetos del amor oscuro", 1936)
[recitado cantado por Pablo Guerrero]



Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.


6 comentarios:

  1. Con poesía, mi querido amigo, las desgracias lo son menos; no soy poeta ni lo pretendo, pero he tenido la suerte de no quedar mal en algunos certámenes, de lo que me siento muy orgullosa sobre todo porque como he dicho, no soy poeta.

    Mil besos 💋💋💋

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  2. Qué maravilla es tener poemas a manos en esos tiempos de quebranto... Conocía algunos, no todos. Me encanta desde siempre el de Ángel González. Gracias.

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    Respuestas
    1. Sí, efectivamente, en tiempos aciagos la Poesía se convierte en último reducto.
      Bienvenido al blog. Gracias por tu comentario.
      Saludos

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  3. Menudo homenaje le has hecho a la poesía en el día que el mundo le dedica.
    En mi tertulia literaria, hace ya unos años, también le dedicamos su espacio a la poesía, pero nosotros lo hacíamos al comienzo. Cada vez, un tertuliano se encargaba de preparar un poeta que presentaba y leía al comienzo de la tertulia. Recuerdo que yo preparé un espacio dedicado a Julio Llamazares. Un compañero, ya muerto por desgracia, le dedicó el suyo a Ángel González.
    Un beso.

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    Respuestas
    1. En momentos de calamidad sólo queda agarrarse a la Poesía. ¿Para qué sirve la Poesía?, le preguntaba un chico a su profesor (que era José María Pou) en la obra de teatro "Los chicos de Historia". Y el profesor le respondía: En momentos determinados de tu vida lo sabrás porque te ayudará. Y yo creo que es verdad porque la Poesía conecta con lo profundo de la vida y del ser humano.
      Todos los poetas del post son interesantes; el mejor, sin duda, García Lorca. Y ya escuchar algunos de sus poemas en la voz de la mítica Margarita Xirgú es ya para nota, ¿no?
      Un beso

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