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21 nov 2023

Ágota Kristóf: CLAUS y LUCAS

17 comentarios:

Leí esta novela hace ya bastantes años He vuelto a ella en varias ocasiones a causa de otras lecturas de la autora que he realizado. Así ocurrió en 2017 cuando leí su novela "La analfabeta" del año 2004 y también al leer en 2019 "Ayer", novela más autobiográfica aún que la anterior, que la escritora húngara había publicado en 2009. Cuando Agota Kristof murió en 2011 muchas de sus obras fueron editadas en nuestro país y en otros europeos en los que la escritora no era muy conocida hasta ese momento 

Agota Kristof
La autora denomina a esta obra “La trilogía”. Se trata de tres novelas que, aunque se pueden leer independientemente, cobran una significación total al realizarse de modo sucesivo. Las novelas llevan por título respectivamente: El gran cuaderno (1986), La prueba (1988) y La tercera mentira (1992), en total 444 páginas.

Tema: Necesidad de la imaginación para sobrellevar la vida. O  la necesidad de la cultura como refugio de la brutalidad de la existencia. También podría considerarse si no como tema, sí como importante subtema, el de la gestación de una narración. Otra posible formulación del tema podría ser: la verdad en el arte.

 Resumen: Durante la II guerra mundial un niño –o dos- son llevados por su madre a una localidad donde los cuidará su ‘abuela’. Estos dos seres son duramente recibidos y habrán de endurecerse ellos mismos si desean sobrevivir. Así crecerán, haciendo ejercicios que rozan el masoquismo: ejercicios de silencio, de golpearse sin gemir, etc. Esto les hará fuertes pero insensibles, aparentemente, al sufrimiento ajeno. Se convertirán en seres sin sentimientos, sin sentido de culpa, amorales…, pero al tiempo bondadosos y colaboradores con los demás aunque esa colaboración choque con los más elementales principios de la ética humana o de la moral natural. Todo lo que viven lo vierten en redacciones llenando cuadernos y cuadernos. Y todas estas redacciones son desnudas y frías, y están redactadas en presente de indicativo.

Estos dos seres se separarán cuando al finalizar la guerra y quedar su país ocupado por un ejército extranjero, su localidad, fronteriza con un país libre, sea utilizada por uno de los dos para escapar del país mientras que el otro quedará en el interior esperando su vuelta. Esta espera constituye el segundo libro, La prueba. Está protagonizado por Lucas. Es destacable que este libro esté narrado en 3ª persona, mientras que el primero y el tercero lo están en 1ª y narrados ambos por Claus. Bueno, en la 2ª parte del 3º vuelve a un narrador externo y objetivo.

Es precisamente en el tercer libro, La tercera mentira, sobre todo en su 2º parte, donde se desvelan todos los enigmas que a lo largo de la obra se nos han ido presentando. Así conoceremos que Klaus será separado de su familia a los cuatro años y que pasará 5 años en un hospital con un hermano ¿inventado?; que al acabar la guerra irá a vivir con su madre pese al lamento de Sarah y Antonia; y que logrará escapar del país pasando a uno libre en el que le será asignado un tutor de nombre Peter N, el cual  está casado con una tal Clara. Estos nombres, pero transmutados en otra especie de seres son los que han ido apareciendo en los otros dos relatos-

Personajes: Los dos hermanos Claus y Lucas, Cara de Liebre, el Cura, el Asistente del Oficial, el Oficial, la Sirvienta, la Madre. Estos personajes son los más importantes en la primera novela. En la segunda, cuando Lucas tiene 20 años aparecen además de Lucas, Yasmine y su hijo Mathi, Clara (la bibliotecaria), el oficial de policía política Peter, Victor (el librero),  Thomas (el hombre enamorado de Clara).

Y en la tercera novela los ya citados.

 

Asuntos importantes tratados en la novela

Como ya he dicho el de la creación literaria me parece muy interesante. Y hay alusiones a él por todas partes. Así en la primera novela se lee:

«Importa poco si es cierto o falso. Lo esencial es la calumnia. A la gente le encanta el escándalo» que si bien está referido al asunto entre Cara de Liebre y el señor cura es de aplicación a la traslación literaria.

En la pág. 257 se lee: «Corrijo mucho, elimino, suprimo todo aquello que no es imprescindible». Y en 231 Lucas le dice a Peter: «Elimino muchas cosas, sólo conservo lo estrictamente necesario».

En otro momento podemos leer la razón terapéutica de la escritura: «Cuando tengas demasiado dolor, demasiado pesar, y si no quieres contárselo a nadie, escríbelo».

Y en 317: «Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida»

 

✔ Temática existencial: Hay frases por doquier donde queda reflejado el sentido de la existencia; quizás para mí la más fuerte e impactante sea una que aparece casi al final del relato

«La vida es de una futilidad total, que no tiene sentido, es una aberración, sufrimiento infinito, invento de un No-Dios cuya maldad rebasa la comprensión».(pág.  439)

Aunque ya antes, bastante antes en el relato, cuando Cara de Liebre aparece muerta, follada hasta la muerte por los soldados, leemos: «Y la muerte no viene. Cuando la llamas, nunca viene».

De hecho la Muerte es una constante en la novela. Hay momentos sublimes como la descripción de la madre muerta que se hace en la pág. 130. El niño Mathi que es muy intuitivo simbolizará en el árbol muerto del jardín a Yasmine, su madre, muerta.

 

✔ El Amor: En una obra tan dura, tan cargada de maldad, hay sin embargo momentos de gran entrega amorosa en todos los sentidos. Así el cuidado que Lucas pone en que al señor cura no le falte de nada; o el amor del niño Mathi hacia Lucas que hará que se suicide cuando observa que éste mira al hermano de Agnés que está enamorada de él. La relación con Peter y con Víctor. Y en la pág. 233 hay un diálogo entre Peter y Lucas en el que el primero le pregunta a Lucas si quiere a Clara, y éste responde: «No sé lo que significa esa palabra. Nadie lo sabe. Yo no me haría ese tipo de preguntas». Esta frase esconde toda la profundidad de la existencia humana.

Para finalizar este apartado sobre el amor no puedo dejar sin citar una frase muy hermosa y muy significativa cuando se habla sobre la muerte de Clara: «Clara estaba enferma de Thomas […] habrá muerto de Thomas».

 

✔ El sexo. Vivido sin ninguna sensación de culpabilidad y en completa libertad y liberalidad.

 

Ágota Kristóf, La analfabeta, Claus y Lucas
✔ El mundo de la política: He aquí otro asunto de vital importancia en esta obra. Los personajes son seres que sufren por lo que ellos no han elegido: las fronteras de su país se mueven, los ejércitos de uno y otro bando pasan por su territorio, se les impone el no poder salir de sus fronteras, son ocupados por un ejército invasor, etc.

El país en el que está sucediendo esto debe ser Hungría de donde es la novelista. Y el relato es, según confesión de la autora, un ajuste de cuentas con este país de donde ella salió en 1956 cuando fue invadido por los soviéticos…

Es fantástica la manera como el contexto, que impregna todo el relato y es el condicionante de muchos comportamientos, sin embargo, es tratado de manera algo tangencial pues siempre por encima de él está la vida de la gente. Esto creo que también es debido al estilo teatral de la novela.

 

✔ Intertextualidad. Durante su lectura me han sobrevenido otras lecturas a mi cabeza: percibo el tono de Kafka cuando Lucas llega por vez primera a la ciudad denominada K y su hermano le dice no reconocerle ni recordar nada de lo que le dice y le sugiere que se confunde con él

«He venido a por ti.

Ya sabes que no soy más que un sueño»

 Y me ha sonado bastante al Sandor Marai de “El último encuentro” cuando Klaus está esperando la llegada de Lucas a su casa tras 50 años de separación.

 

✔ El humor. A veces hay humor, ciertamente humor negro, como cuando Lucas engaña a los niños del hospital leyéndoles una cartas que según él estaban llenas de maldades por parte de sus padres, familiares y amigos.

 

 

La ESTRUCTURA y el ESTILO

Las dos primeras novelas tienen una estructura lineal. Y en la tercera, sobre todo en la 1ª parte, se da una estructura en contrapunto al presentar dos momentos vitales del personaje: la de sus 15 años en el extranjero, y la de sus 50 años en su país.

En cuanto al estilo, éste es seco y desnudoVa a la cocina, prepara el fuego, pone a hervir el pollo con las verduras. Prepara la mesa y abre la botella de vino.»]. Es “impresionista” en la presentación de los personajes que nunca llegamos a conocer del todo y que en todo caso los conocemos por lo que hacen y no por lo que pueda decir el narrador, un narrador prácticamente desaparecido. Es más, cuando creemos ya tenerlos controlados, Agota Kristof da un “tour de force” y cambia nuestros postulados sumergiéndonos en la inquietud de la duda, en el no saber a qué atenernos.

Esta ausencia del narrador es muy interesante y confiere al relato un aspecto  muy teatral. Ella misma habla de que está muy influida por el teatro en su escritura. Es interesante relacionar este tipo de escritura con el que hiciera Unamuno en sus novelas nivolas. (y al respecto he encontrado en la Red una comunicación de don Miguel con un poeta húngaro)

Es una novela claramente impresionista por lo ya dicho de los personajes y por el simbolismo que aparece en algunos personajes como en el insomne Michael y su historia o en los mismos Klaus y Lucas.

Me han interesado mucho las elipsis o los resúmenes como el “post-scriptum” de la 2ª novela en el que clarifica la redacción de esta parte o el final de la 3ª novela en el que ata todos los cabos sueltos que quedaban, pero que al tiempo nos confunden por perturbar la intelección de la novela en general.

 

è En general he de decir que me ha parecido una muy buena novela, pero también de cierta dificultad. Tiene muchos lados, muchos aspectos, muchos elementos dignos de ser comentados.

__________________

Nota a esta reseña.

El núcleo central del texto escrito en esta reseña procede del resumen y comentario que para mi propio interés profesional realicé al finalizar la lectura de la novela. Al volver ahora a él he considerado interesante publicarlo. Para ello he procurado hacerlo digerible y cómodo de leer, pero no sé si lo habré conseguido. Perdón si así ha sido


Otras novelas de Ágota Kristóf reseñadas en este blog:



































14 nov 2023

Máximo Huerta. Premio Primavera de novela 2014. "La noche soñada"

13 comentarios:
«Cuando uno tiene doce años y se llama Justo, se siente obligado a subirse a las copas de los árboles, a caminar saltando piedras, a correr en la bici sin manos, a meterse al fondo en el mar, donde cubre, con ganas de nadar hasta el horizonte; cuando uno tiene doce años y se llama Justo, hay que obligarse a ser feliz porque es lo único que nos diferencia de los adultos en ese momento: que ellos ya tienen la sonrisa aprendida para las fotos.»

Máximo Huerta, escritores valencianos
Sinopsis
(proporcionada por editorial Planeta) 
En la víspera de San Juan de 1980, los habitantes de Calabella, en la Costa Brava, esperan a la mítica Ava Gardner, que va a inaugurar el cine de verano del pueblo. Todo el mundo está pendiente de la actriz, salvo Justo, el benjamín de la peculiar familia Brightman. En el día más mágico del año, el muchacho ha decidido que, en vez de pedir un deseo, va a hacer todo lo que esté en su mano por cambiar el destino de los suyos.La noche soñada es una historia sobre la búsqueda de la felicidad. De la mano de Máxim Huerta, el lector descubrirá que el viaje más arriesgado es el que se emprende hacia el amor, tantas veces doloroso e imposible, pero con el que nunca deberíamos dejar de soñar.

El escritor
Máximo Huerta (Utiel, Valencia, 26 de enero de 1971) es un novelista que ya antes de publicar su primera obra era muy conocido por el gran público. Él había sido desde 1999, y sigue siéndolo a día de hoy, colaborador, presentador, participante y/o invitado de diversos programas televisivos: informativos, magazines, e incluso series televisivas. Su primera novela, Que sea la última vez, vio la luz el año 2009 y a su difusión contribuyó, como es evidente, ser el novelista ya muy conocido por el público. 
 
El anterior dato biográfico hizo que hasta hoy mismo yo hubiera evitado su obra narrativa. Me ocurre con mucha frecuencia que evito los libros de personas tan mediáticas como el autor. A este alejamiento personal de sus libros vino a sumarse su fugaz paso -sólo siete días- por el Ministerio de Cultura el año 2018. Nombrado Ministro de Cultura el seis de junio de 2018, presentó la dimisión siete días después al salir a la luz unas deudas tributarias con Hacienda que había intentado esconder mediante procedimientos de ingeniería financiera. Total que hasta este momento, año 2023, nada había leído de este valenciano con el que, tras varias manifestaciones suyas que me han resultado divertidas, sinceras y ocurrentes, y en especial la apertura de una librería en la localidad valenciana de Buñol, aún no me había personalmente reconciliado (ja, ja).

Mi comentario
La noche soñada,  Premio Primavera de Novela en 2014, es lo primero que leo del autor. Y he de decir que no he salido mal parado. Sin ser una enorme novela, sí que me parece que el escritor utiliza la lengua con soltura y se mueve por la narrativa con agilidad. Se le lee con mucha facilidad. ¿Es una maravilla? Pues no me lo ha parecido. Pero sí que es una obra digna que sin duda merece, a falta de conocer las otras novelas a las que desbancó, que le dieran ese Premio.
 
Es una novela sobre el amor, sobre el desamor, el paso de la niñez a la adolescencia, la búsqueda del verdadero amor, la vejez, el maltrato, el alzhéimer, las ilusiones... Creo que, quizás, sean demasiados los palos que el autor toca en esta novela de 350 páginas. Este es uno de los peros que le pongo.

Máximo Huerta escribe bien, eso es evidente. Pero en mi opinión se reitera demasiado, es algo repetitivo. Presenta a un niño de doce años que a punto de ingresar en la adolescencia decide crecer, dejar atrás su complejo de Peter Pan, ayudar a su madre que es el ser al que más quiere. Diríase que más que complejo de Peter Pan, Justo, que así se llama el protagonista de esta narración, padece un edipazo terrible, complejo que su actuación ya de adulto me viene a confirmar.

Los personajes esenciales son el niño Justo (se juega con el significado del sustantivo común 'justo') y Teodora, su madre, que de manera algo ñoña, todo hay que decirlo, deja notas escritas a su hijo único para que las lea al levantarse a la mañana siguiente. Estas notas las firma en un alarde de ingenio (¡valga la ironía!) descomponiendo su nombre en un «Te adora». No sé, esta acción como que no la veo, vamos que no me parece dentro de la verosimilitud que exige un relato, especialmente por su excesiva reiteración. Este es otro de los peros que pongo a la novela.
 
La trama gira en torno a una fecha, la noche de San Juan de 1980. Desde el principio el narrador, que es el mismo Justo, anuncia que esa noche pensaba llevar a cabo su plan. El autor juega con el lector dilatando el momento de desvelar ese plan. En el ínterin se nos cuenta la vida de la familia de la que Justo forma parte: su padre irlandés, Thomas, que se asentó en Tossa del Mar al conocer y casarse con Teodora; su hermana Liz, la hija que Thomas aportó al matrimonio con Teodora. 

Teodora es el personaje más importante de la novela. Sobre ella gira todo el relato: tiene ocho hermanas a cual más variopinta (Isolina, Filomena, Ciriaca, Iluminada, Maravillas, Esperanza, Honorina, María Montaña y Visitación), es hija de un fotógrafo quien, a pesar de no haberlo conocido personalmente, marcará el futuro de Justo, fotógrafo afamado de una revista de viajes. También en el entorno de Teodora están Francesco y Sofía, hija de éste; ambos son italianos y serán esenciales en la evolución de Justo y de Teodora.

La novela se desarrolla en contrapunto temporal: Justo a los doce años en Tossa del Mar y Justo treinta años después especialmente en Roma a donde acude para saludar y felicitar en el cumpleaños a su madre, mujer ya de setenta y cinco años con la salud algo quebrada. No cabe decir mucho más para no destrozar el disfrute de la lectura. Sí que me gustaría destacar el papel cuasi de personaje que el autor concede a la ciudad italiana y en algún momento de la narración cómo no sólo los lleva a la par sino que hace que en la mente del personaje confluyan los dos momentos temporales (treinta años los separan) con sus respectivas localizaciones espaciales (Roma y Tossa del Mar): 
«Se abrió la puerta de la iglesia y vi cómo se cerraba la del bar del pueblo, la cruz a mi izquierda, el grifo de cerveza a mi derecha, el cartel de horarios de misas a un lado, los precios de las tapas y bocadillos al otro, la barra del bar con las vitrinas empañadas, el altar cubierto con el mantel de puntillas, la mujer que agarraba el rosario, la vecina que apretaba el monedero con las fotos de sus hijos, el olor a velas, el humo de los puros caliqueños, los bancos de madera, las sillas de aluminio y escay... Todo emergía a la vez, mezclado y ordenado en un caos de recuerdos infantiles.»
En el relato la música tiene también su papel. Al dar cabida a Italia y a dos personajes de esa nacionalidad, Francesco y Sofía, las óperas italianas, en especial Fedora de Umberto Giordano y La forza del destino de Verdi, ocupan un espacio grande. Personajes y asuntos de ambas óperas son utilizados como referentes para algunas de las metáforas utilizadas. Así Teodora es para Francesco Fedora Romazov, la viuda rica del libreto; y para Teodora, Francesco se convierte en el Conde Loris, el acaudalado terrateniente que la pretende:
✔«—Me llamo Teodora.
     —Da igual, mi querida vecina, desde hoy la llamaré Fedora. La princesa      Fedora Romazov.»
✔«Francesco había encontrado a su Fedora y mamá a su conde Loris, su Caruso.», dice el propio Justo, el narrador.
  Al estar relacionado el personaje de Francesco con el mundo de la música, su gran deseo es que su hija Sofía amase la gran música por encima de todo. Precisamente el autor utiliza diferentes tipos de música  para señalar la distancia generacional entre padres e hijos. Lo vemos cuando Francesco en conversación con Justo, que le ha preguntado por Sofía y la música, le dice:
«Yo insistiendo en Chopin, en Beethoven, en Vivaldi... en todos los maestros y ella escuchando a escondidas a Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan.... Jazz, Sofia es jazz.»

Máximo Huerta, La noche soñada
No puedo dejar sin destacar el color mediterráneo, ese azul impresionante, en que está envuelta la trama de la novela. La vida del niño a punto de pasar esa noche del 24 de junio a adolescente, a punto de dar ese paso de gigante, se desarrolla en Tossa del Mar donde la luz del sol y el azul del mar dan a la vida una tonalidad, una alegría y una vitalidad inusitadas. Según leía La noche soñada venían a mi memoria escenas de la serie Los Durrell que no hace mucho tuve oportunidad de ver por televisión. Es verdad que la adaptación de la "Trilogía de Corfú", las divertidas memorias del naturalista y zoólogo Gerald Durrell, donde narra sus años de infancia en el Mediterráneo junto a su peculiar familia tienen lugar en Grecia, pero no lo es menos que Máximo Huerta parece querer colorear su historia de niño con esos tonos y ese ambiente familiar a veces tan divertido:

✔«—¡Pero Teodora, si has pintado las macetas de color azul, qué preciosidad!
—Sí, entre Justo y yo. Y cuando acabemos con todas vamos a pintar las jambas de las puertas también de azul, como si fuera Grecia.
»

✔«Yo cogí mi bolsa de dulces y corrí con la bicicleta a toda pastilla por la calle Mayor hasta la salida de la gasolinera. Sin parar. Mi pueblo, a veces se me olvidaba, me parecía el pueblo más bonito de toda la Costa Brava. El mar era un azul turquesa resplandeciente y jugaba con las rocas y riscos creando pequeñas playas, mínimas, a veces de arena, otras de piedras, de difícil acceso, en las que uno imaginaba que aquellos veleros de señores ricos que extendían sus toallas en la cubierta eran barcos piratas que nos conquistaban. La costa hasta mi casa era rocosa y formaba muchos acantilados, algunos hasta más altos que el mío, pero en ninguno habitaba Sofia.»

En definitiva, puedo afirmar que este encuentro con Máximo Huerta a través de La noche soñada no me ha desagradado. Tampoco es que haya quedado henchido de placer; quiero decir que sí, que volveré al escritor, pero lo dejaré reposar, no salgo ahora mismo corriendo a por sus últimas novelas, que, por cierto son las siguientes:

  • Con el amor bastaba (2020)
  • Adiós, pequeño (2022), Premio Fernando Lara.



9 nov 2023

"La historia que había que contar" por Francisco Coronel

5 comentarios:

«Entre Carol y Javier, el médico del 600 y primera cita de Mia, surge una atracción que acaba en una primera salida a cenar. ¡Que casualidad! Carol pide a Mia que la acompañe en su primera salida llevando un amigo para ella. Esta vez, el idioma dio menos problemas y el nuevo acompañante, Fernando, se defendía mejor en ingles y Mia en español.» (Pág. 120)

El blog de Juan Carlos, Hungría, Francisco Coronel
Tras leer La historia que había que contar no he podido menos que recordar alguna de las veladas pasadas en compañía de Francisco Coronel, buen amigo, a quien conocí a raíz de las reseñas que hice a los dos libros que anteceden a éste, que acaba de publicar. En esas amenas reuniones, Francisco con su natural gracejo y desparpajo desgranaba anécdotas de todo tipo vividas por él y/o allegados a lo largo de los años. Se colaban entre ellas algunas situadas en Hungría, la patria de Ami, su mujer. Me interesó sobre manera lo que relató sobre la invasión de Hungría por los tanques soviéticos en 1956, las penalidades que muchos húngaros, unos más y otros menos, sufrieron para escapar del país y las vicisitudes que una vez fuera hubieron de afrontar para salir a flote. «Ahí hay, Francisco, una auténtica novela, que debías de escribir», recuerdo que le dije. Y parece que mi sugerencia dio sus frutos.

¿Qué historia es ésta que, según reza el título del libro, Francisco Coronel dice que tenía necesidad de contar? Ato cabos y entiendo que para él era imperioso dar forma, conformar en una unidad clara y con sentido toda una serie de hechos más o menos curiosos y peculiares conocidos en sus visitas a Hungría, país al que está muy unido entre otros motivos porque su mujer es aquincense, o sea, nacida en Budapest. Son las múltiples amistades húngaras que a lo largo de su vida ha cosechado las que, unas por aquí, otras por allí, le han ido contando historias, aconteceres, sucedidos, que desde luego, como se ve por esta publicación, no han caído en saco roto. Para Coronel resultaba imperioso, pues, tras haber escrito un libro sobre sus experiencias médicas (Las experiencias de un médico para todo) y otro sobre sus pinitos musicales (Medicina & Rock 'n Roll), contar en forma de novela todo lo que sobre Hungría bullía en su memoria.

Círculo Rojo, la editorial en la que el autor ha publicado esta historia húngara, resume el contenido del libro en estos términos:
La historia que había que contar es una novela basada en hechos reales, sobre una familia húngara residente en Budapest en los tiempos del dominio soviético y la revuelta de 1956, con la entrada masiva de los tanques rusos. Se trata de una familia noble con una posición de alto nivel, con el cabeza de familia como Director General de Bosques y Minería del país, a pesar de sus ideas anticomunistas. Interviene en la revolución del 56 y es detenido y enviado a Siberia. Su mujer y su hija tratan de salir de Hungría a través de Austria y, cuando él escapa del tren donde le llevan a Siberia y vuelve a Budapest, los tres miembros de la familia lo vuelven a intentar, logrando salir del país. Lo hacen emigrando a Estados Unidos, transportados por el mismísimo vicepresidente Richard Nixon en su avión. Viven en USA varios años con múltiples peripecias, acabando la hija estudiando en España y visitando, ya como mujer, la todavía Hungría comunista. Sus padres regresan a Budapest tras la caída del muro de Berlín y la vuelta de Hungría a la democracia. Es una novela con importantes referencias históricas y cargada de valores humanos, que será muy entretenida para el posible lector.

A esta sinopsis yo añadiría -y así lo señalo en el prólogo que he tenido el gusto de escribir a la novela-  que La historia que había que contar es también en cierta manera un anecdotario. Con acierto Francisco Coronel ha sabido entreverar, atribuyéndoselas a los seres de ficción salidos de su pluma, algunas de esas historietas y anécdotas que a lo largo de su vida le han contado o ha conocido y vivido personalmente. Del universo de personajes son la hija de los Bartok y sus padres, Pal y Mária, sobre quienes recae el peso de la narración; y de los tres es Mia la que protagoniza en mayor número las principales y curiosas vicisitudes. 

Aunque en los primeros capítulos, como es lógico, la obra se centra en el papel del cabeza de familia en Budapest, sus problemas allí y cómo logra resolverlos, en los 15 últimos (el libro distribuye su contenido en 29) es la hija de Pal y de Mária, es decir, Babszi, Mia o Mária Tereza, que de las tres maneras es denominada, sobre quien, como digo, pivota la narración: la niña Babszi de 11 años de edad y su vida escolar en Omaha apenas llegados a los Estados Unidos; la vida universitaria de la joven; su estancia primera en España como estudiante; su trabajo como educadora de adolescentes difíciles en Omaha; de nuevo en España; una visita de Mia a Budapest en 1968; el noviazgo de ella con un chico médico; etc. 

La historia que había que contar, Juan Carlos Galán, El blog de Juan Carlos
¿Podría decirse que esta novela es fundamentalmente una colección de anécdotas? Decididamente, no. La novela es mucho más que eso, pues además de narrar curiosidades y sucedidos a unos y otros protagonistas del relato, la narración contiene información fidedigna sobre la historia reciente de Europa, desde la derrota de las potencias del Eje en 1945 hasta hoy mismo, pasando por la caída de la URSS en 1989, que cambió el mundo. Asimismo, la novela de Francisco Coronel no esquiva la critica social y política. Ésta es clara en el caso del sistema comunista en Hungría y la URSS, pero también se evidencia en el caso americano respecto al racismo allí existente, especialmente durante las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado. También la hay referida a España, aunque en tono menos áspero, más amable, pero no por ello menos firme. Me refiero, por ejemplo, a la censura moral y de costumbres practicada en nuestro país en los 60 y sufrida por el personaje de Mia cuando al poco de llegar a España, en una playa alicantina una pareja de guardias civiles las obligaron, a ella y a su amiga Carol, a cubrirse el cuerpo dado que el bikini parecíales a los agentes demasiado atrevido.

En definitiva, esta obra confirma a Francisco Coronel como lo que literariamente es: un buen, animado y entretenido relator. Si en sus dos libros anteriores centraba la narración en curiosidades, anécdotas o episodios protagonizados por sí mismo o por personas de su entorno, bien en el ejercicio de su profesión médica, bien en la práctica de su hobby musical, en esta su tercera publicación da el salto de las meras historietas, de las sencillas anécdotas, a una narración más cumplida, a una auténtica historia novelesca. No otra cosa es La historia que había que contar.
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AVISO:
El próximo día 30 de noviembre La historia que había que contar será presentada por su autor, Francisco Coronel, en la Biblioteca Leon Tolstoi de Las Rozas a las 19:00 horas. Acompañará al autor en dicho acto quien esto escribe, Juan Carlos Galán, prologuista de la novela.
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Del autor y en este mismo blog:




"Las experiencias de un médico para todo"






elblogdejcgc, El blog de Juan Carlos


 
"Medicina & Rock 'n Roll"                      

                









6 nov 2023

Películas vistas en lo que va de 2023 (A pares XL, 2ª 1/2)

14 comentarios:
Como lo prometido es deuda y al final de la primera entrega de este A pares XL comprometí la entrega de la segunda, aquí la coloco. A ultimísima hora incorporo una película que ayer mismo tuve oportunidad de ver en una sala madrileña. Quizás esta intromisión, afortunada pero intromisión, haya desbaratado la condición de número par de este A pares, pero creo que vale la pena. Sea como fuere, de número par o impar, deseo que esta entrada peliculera sea de vuestro agrado.


Collage creado con los carteles anunciadores de las películas citadas en esta entrada 

Por, más o menos, su debido orden, las películas que he visto son las siguientes:

Mi vida con Amanda de Mikhaël Hers, que he visto en Filmin, es una película del año 2018 que me gustó mucho. En ella, un joven despreocupado de 20 años (Vincent Lacoste), se ve de pronto abocado a máximas responsabilidades de hombre adulto al tener que hacerse cargo de Amanda (Isaure Multrier), su sobrina de siete años, huérfana por la repentina muerte de su madre. Película emotiva, sensible, delicada, afectiva. Se ve muy bien. 
 
La ballena de Darren Aronofsky (M+). Llegué a esta película gracias al Oscar que su actor protagonista, Brendan Fraser, merecidamente obtuvo en la última edición de los mismos. Venía además avalada por un montón de nominaciones a grandes premios más (los Bafta, el Festival de Venecia, los Globos de Oro...). En ella un profesor que imparte, de modo online, clases de inglés y que padece de obesidad mórbida se lanza de manera suicida y decidida a su autodestrucción. Hay momentos en el film en que la historia decae algo al entrar en situaciones no muy verosímiles, pero en general el nivel se mantiene alto y la historia es interesante.

Siete mesas de billar francés de Gracia Querejeta es una película de 2007 que ganó dos Goya en la edición de ese año. La he visto en Movistar+ que en la época de los Premios Goya abre una sección en su plataforma de distintas pelis que en ediciones anteriores triunfaron en los mismos. Destacan en esta película las actrices Maribel Verdú y Amparo Baró cuyos trabajos se premio con un Goya, respectivamente. Historia creíble, realista, familiar, verosímil, muy bien conducida por la directora.

El triángulo de la tristeza de Ruben Östlund (M+) es una película sueca que me sorprendió. Muchas nominaciones y algunos premios obtenidos en los años 2022 y 2023. La verdad es que la peli se lo merece. El capitán del yate de lujo donde homenajean con un crucero a los triunfadores (modelos e influencers) del mundo de la moda se niega a participar en este culto al dinero. De esto va la historia. Y resulta entretenida, la verdad sea dicha.

El suplente de Diego Lerman (Netflix) va de enseñanza. Como casi siempre el profe (muchas  veces es la profe; esta vez aquí, no) lo es de literatura. Y como casi siempre en películas que tocan el mundo de los liceos, colegios o institutos de marginación social (drogas, racismo, maltrato...). Y así es también aquí. Es una película que entretiene, pero que cuando escribo estas notas he tenido que ir a internet para recordarla porque se olvida con facilidad. Todo lo contrario que la que la sigue en esta recopilación.

Oppenheimer de Christopher Nolan es de las pocas que he visto, ¡y disfrutado muchísimo!, en Sala. Me echaba para atrás su largo metraje, esas tres horas me parecían de entrada interminables. Sin embargo en la oscuridad de la sala, envuelto en el magnífico sonido que me rodeaba por todas partes, y con esas imágenes en color o en blanco y negro cuando entraba el film en apartados más históricos y de corte documental sobre el caso, todo eso me encantó e hizo que al acabar dijese para mí que tampoco había sido tan extensa. Muy buena película, con una magnífica actuación de los intérpretes que consiguen que una historia que en principio pudiera parecer árida y aburrida se lleve con mucho agrado. No sé si cuando la vea en alguna plataforma televisiva me resultará igual de agradable. El Cine mejor en los cines.

Compruebo, al ir dando cuerpo a esta relación, que la mayoría de títulos los he visto en Movistar+. A los ya comentados debo añadir Los Fabelman de Steven Spielberg (M+), The quiet girl de Colm Bairéad (M+), La maternal de Pilar Palomero (M+) y Como Dios manda de Paz Jiménez (M+). 

La dirigida por Spielberg, o sea, Los Fabelman, un biopic sobre el despertar de su vocación por el arte de hacer películas, la disfruté un montón. El tono cálido que da al color, para así evocar mejor esos años cincuenta y sesenta del siglo pasado durante los que se desarrolla el film, me pareció muy apropiado. Y la historia del niño judío al que su madre alienta en su afición por el Cine, una historia excelente. Spielberg, para mí, es un mago del cinematógrafo.
 
De las otras tres la que más me agradó y recuerdo es The quiet girl de Colm Bairéad. Es una cinta que por la manera delicada de utilizar las imágenes, la música y los silencios quizás hoy no sea del agrado de aquellos espectadores habituados a la rapidez, los cambios veloces de escenario, la música estridente y la evitación de secuencias en las que los personajes queden en silencio o sean escuetos en el hablar. A mí, personalmente me gustó por el suave lirismo logrado a través de la fotografía y la música. No cae -y esto me parece importante resaltarlo- en el sentimentalismo facilón y eso creo que no era sencillo. El final tiene mucho de conmovedor y deja con ganas de comentar con quien o quienes nos hayan acompañado en la visualización.

En cuanto a las otras dos películas españolas vistas en Movistar+, de La maternal de Pilar Palomero ya comenté algo en la primera entrega de este A pares nº XL por lo que aquí no diré más. La última, que he visto hace nada a pesar de que al principio me resistía a hacerlo, ha sido Como Dios manda de Paz Jiménez. Este film me ha sorprendido y tengo que reconocer que dentro de su simplicidad plantea asuntos muy vivos actualmente en nuestra sociedad (machismo, feminismo, respeto a la diversidad identitaria, utilización de lenguaje inclusivo...). Pero los plantea no para seguir al pie de la letra el dictado de lo políticamente correcto, sino que los cuestiona a través del personaje muy bien interpretado por el monologuista Leo Harlem. Su personaje irá evolucionando desde una posición muy conservadora y negacionista de todo hasta otra más abierta y racional. Precisamente la racionalidad es algo que los compañeros del funcionario que representa el cómico adquirirán gracias a éste, reconociendo de esta manera la ausencia de la misma en muchos de los planteamientos y lugares comunes que al principio, por ese afán igualitario, identitario y de corrección política, demostraban no tener. Se ve bien, tiene algún toque cómico interesante y hace crítica de nuestra sociedad actual pero se cuida mucho de no hacer sangre, de no molestar a nadie. Aceptable.

Antes, cuando plataformas televisivas no había más que dos o tres, uno podía aspirar a pasearse por las mismas sin menospreciar a ninguna. Pero en los últimos tiempos, éstas han crecido y se han reproducido como setas y donde sólo había dos o tres, ahora hay más de una decena. Es imposible abarcar todas, así que ante la subida de cuotas de unas y de otras decidí hace unos meses no renovar alguna suscripción; así lo he hecho con la de Amazon Prime, cuya cuota de suscripción pegó un fuerte subidón y a la que echando la vista atrás tampoco había visitado tanto. Pocos días antes de finalizar mi suscripción vi en ella una película que es de las que más me han gustado este año. 

La película a la que me refiero en el párrafo anterior se titula The son de Florian Zeller, una película ciertamente perturbadora que plantea un asunto duro y vidrioso: el de un hijo difícil cuyos padres están divorciados; el muchacho vive con la madre y un día decide dejarla y pedirle al padre que lo acoja. El padre y su pareja actual acaban de tener un bebé, pero deciden acoger al muchacho en casa.  Ahí comenzarán una serie de problemas que harán tambalearse a la pareja que hasta ese momento tan bien se llevaba. 
Lo acaecido a Rodolfo Sancho con su hijo Daniel Sancho, acusado de asesinato premeditado en Indonesia, me ha hecho recordar mucho a The son. La diferencia esencial, claro, es que Hugh Jackman es padre en una ficción y Rodolfo Sancho es padre en el mundo real. Para intentar acercarse un poquito al infierno que estará viviendo el padre de Daniel Sancho y cómo este asunto estará trastornando la placidez de su vida en pareja, ver The son puede ser un ejercicio acertado. 

Por último y como ya sabéis, de todas las plataformas de streaming la española Filmin es la que más me agrada. En ella es donde he visto dos películas que me han gustado bastante. La primera, El fin del romance de Neil Jordan, es la adaptación de la novela "El final del affaire" de Graham Greene. La he visto gracias a la excelente reseña que de la novela hizo hace pocos meses mi buena amiga Rosa del blog Cuéntame una historia (leer la reseña de Rosa aquí). En dicha reseña mi amiga entre otras muchas cosas decía que existía versión cinematográfica de la novela con actores de la talla de Julianne Moore o Ralph Fiennes; con tales mimbres era imposible que yo no me lanzase a buscar el film y verlo. Me ha gustado mucho. Esta peli ya tiene unos añitos, pues su director la realizó en 1999. Cuenta el final de una relación extramatrimonial -una aventura- ocurrida  entre una mujer casada y un novelista al que conoce en una fiesta dada precisamente por el marido, un aburrido funcionario estatal. El caso es que durante un bombardeo alemán una bomba cae sobre la casa del novelista y sorprende a los amantes en la cama. Es una película que sin duda recomiendo a cualquiera que quiera verla.

Y cierro esta segunda entrega de Películas vistas en lo que va de 2023 con Lola vers la mer de Laurent Michelis, film que como ya he dicho he visto en Filmin. La temática es la de la transexualidad. A mí, personalmente, la proliferación actual de cintas que tocan este asunto y otros de identidad sexual, en general me cansan ya un poquito. Tienen que estar muy bien presentadas para que no me parezcan un mero aprovechar el tirón y subirse al tren sin más. Lola vers la mer es una película que creo que toca este asunto con elegancia, mucha verdad y aceptable verosimilitud. Especialmente me parece interesante el choque entre Philip, el padre, y su hijo que, nacido Lionel, está en tránsito hacia Lola, es decir, está en proceso de transexualidad. El padre (Benoît Magimel) intenta que Lionel/Lola (Mya Bollaers) no acuda al funeral de la madre cuando ésta fallece. Pero Lionel, ahora ya prácticamente Lola, se presenta en la casa y decide acompañar a su padre a esparcir las cenizas de la madre y esposa al mar del Norte donde el matrimonio tenía una casa y donde la familia cuando Lionel era niño fue muy feliz. Es en el curso de este viaje que padre e hijo se irán conociendo mejor y aceptándose mutuamente. Muy interesante película, muy bien realizada. Muy recomendable.

Los asesinos de la luna
de Martin Scorsese es la película que se ha colado de rondón en esta entrada. La acabo de ver ahora mismo en una buena sala de cine y podría decir que aún me siento metido en la historia que plantea. Es, desde luego, una película de mucho metraje, quizás demasiado: 206 minutos. En mi opinión la historia de cómo los blancos urdieron añagazas legales y asesinatos para hacerse con la herencia de los Osage, tribu india paupérrima hasta que en las tierras de su reserva manó el petróleo que los hizo millonarios, podría haberse contado con la misma contundencia eludiendo dos o tres asesinatos con sus consiguientes persecuciones e investigaciones policiales. Pero con todo y con eso a mí la película me ha satisfecho plenamente, pese a haber mirado el reloj a las dos horas y media o así, momento en que se me hizo un poco reiterativa; sin embargo enseguida retomó el vuelo hasta su final que me parece ciertamente un soberbio homenaje a la industria del entretenimiento de los años 20  del siglo pasado en que se sitúa la historia: las narraciones radiofónicas con sonido orquestal  y efectos especiales en directo que acompañaban a la voz de los locutores que ante el micrófono de la emisora decían sus papeles. ¡Fantástico!

Los actores que sostienen la historia lo hacen de manera impecable. El central de la historia es Robert de Niro en el papel de William Hale, auténtico 'padrino' de su familia que se hace con la amistad de los Osage a los que sin que ellos sean conscientes va diezmando para irse quedando con sus posesiones; fundamental es el sobrino de este Bill Hale, Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio) que sigue los dictados de su tío aunque su sincero amor a Mollie (Lily Gladstone), su mujer india, le hará dudar en ocasiones de la aparente bondad del capo de la familia. El resto de actores está fantástico tanto en su caracterización física (¡enorme y espectacular!) cuanto en su siempre creíble actuación.  

De las que por ahora he visto durante este 2023, Los asesinos de la luna es la tercera película de esta temporada -las otras dos son Los Fabelman y Oppenheimer- rodadas por tres grandes del Cine norteamericano: Martin Scorsese, Steven Spielberg y Christopher Nolan.

¡¡Viva el Cine!!

25 oct 2023

Presentación del Decamerón del siglo XXI en Café Comercial (Madrid)

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El lunes 27 de noviembre algunos de los miembros del Colectivo Literario Bremen presentaremos la colección de relatos Decamerón del siglo XXI en el Café Comercial de Madrid. El evento entra a formar parte de la actividad Lunes Literarios que Café Comercial realiza de manera habitual dicho día de la semana a las 19 horas. El escritor Rafael Soler, alma de estos Lunes Literarios, será quien abrirá el acto dando a continuación la palabra a los miembros del Colectivo Literario Bremen que hablarán de dicha formación: sus actividades, publicaciones y en especial de este Decamerón del siglo XXI

¡¡Nos vemos el lunes 27 de noviembre a las 19:00 horas en Café Comercial!!

21 oct 2023

Antonio Orejudo: Un momento de descanso

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✔«Cifuentes admiraba a aquellos físicos y neurobiólogos aficionados a la literatura y capaces de mantener una conversación de cierta profundidad sobre (pongamos por caso) los fundamentos del arte contemporáneo. ¿Qué colega suyo en el Departamento de Spanish podía decir siquiera cuáles eran los principios generales de la física cuántica?
✔«Al final comprendí que obsesionarse con distinguir nítidamente entre realidad e imaginación era un error operativo y conceptual que además conducía a la neurosis. Entendí que era más razonable —y también más exacto— considerar que la imaginación es un sexto sentido, tan fidedigno o engañoso como los demás.»

Antonio Orejudo, Un momento de descanso
Sinopsis
(proporcionada por la propia editorial)
Como un fantasma del pasado, Arturo Cifuentes reaparece un día en la vida del narrador Antonio Orejudo. Cifuentes es un viejo amigo de la facultad, con el que Orejudo compartió casa en Nueva York, cuando ambos encontraron sus primeros trabajos en Estados Unidos, y al que suponía ya establecido en aquel país. Han pasado diecisiete años desde la última vez que se vieron, Cifuentes se ha divorciado y ha regresado a España para ocupar un puesto en la facultad donde estudiaron. Y tiene mucho que contar: las relaciones con su hijo adolescente, la crisis de su matrimonio, su infausta peripecia profesional y, sobre todo, su desencanto profundo con las humanidades. El narrador, que recapitula también sus experiencias determinantes de aquellos años, no sospecha, sin embargo, que su viejo amigo quiere proponerle algo de más calado, que les afecta a ambos: desenmascarar a los farsantes, descubrir las raíces de una vieja y permanente conspiración.

Un momento de descanso se estructura en tres partes. Primera, 'Aparece un fantasma', relata el encuentro de Antonio Orejudo con Arturo Cifuentes y la puesta al día de la vida de éste durante los 17 años que estuvieron separados. El propio Arturo le ha buscado porque desea que Orejudo escriba una novela denunciando la impostura del que fuera su benefactor, Augusto DesmoinesSegunda, 'El nacimiento de un escritor', cuenta la vida de Orejudo en USA: Cómo nace su estilo literario mezcla de realidad e imaginación desbordante colocados ambos en el mismo nivel, lo que provoca el descontrol en el lector que quiere deslindar siempre lo sucedido real de lo sucedido imaginado. Antonio Orejudo confiesa que así, con esta técnica de escritura, es con la que escribió sus tres obras anteriores, en especial la primera, Fabulosas narraciones por historias, gestada en USA, y también las dos siguientes. Tercera, 'La felicidad', momento en que la trama da un giro de 180º: los propósitos iniciales de Arturo Cifuentes van a difuminarse y las seguridades del propio Orejudo se tambalean al ver que las versiones sobre lo mismo de unos y de otros difieren mucho, radicalmente en ocasiones. Con todo y con ello al finalizar la novela encontramos que la ahora nonata novela, antes deseada,  sin embargo acabamos de tenerla en nuestras manos. 

Antonio Orejudo, que es profesor titular de Literatura española en la universidad de Almería y que pasó siete años en  distintas universidades estadounidenses, tira de su experiencia americana y española para confeccionar un relato en el que la realidad compite con la ficción rompiendo fronteras. Cuando la realidad no es suficiente la ficción acude para llenar ese vacío. En definitiva esto es la novela que tenemos en nuestras manos, una habilidosa y bien lograda mezcla realidad-ficción que alcanza una simbiosis tal, que se hace difícil si no imposible separar ambas dimensiones. Este es en definitiva y por lo que llevo leído de Antonio Orejudo la principal seña de identidad de su estilo, de su manera de escribir.
 
Leyendo Un momento de descanso observamos cómo la integridad de la persona como valor supremo de comportamiento se tambalea y se relativiza enfrentado con el día a día del mundo. Da la impresión de que todo se quiebra, se fragiliza y que aspectos aparentemente tan insustanciales como la denominada democratización del lenguaje están, o pueden estar, en la base de la demolición de los valores supremos. Y a todo esto, viene a preguntarse el autor convertido en personaje de su propia novela, ¿existen valores supremos? Vivimos en un mundo en el que no existe seguridad alguna ante nada. Antonio Orejudo presenta estas cuestiones tan profundas y serias envueltas en un atadillo de humor que hace de la lectura de su novela un más que agradable pasatiempo. Pasatiempo que desde luego no equivale a pérdida de tiempo dado que hay mucha sustancia en todo lo que aquí él escribe. El contexto -de la importancia del contexto se habla mucho y con acierto en la novela- es la vida universitaria, en especial la universidad española y también, aunque en menor medida, la americana.
«¿Nunca se ha parado a pensar por qué apenas se han escrito novelas de campus en español? Yo se lo voy a decir: [...] Una novela realista, cualquier libro sobre la universidad española, aunque sea un libro de investigación como el suyo, está condenado a convertirse en una astracanada. Los que no conocen el mundillo académico pensarán además que es inverosímil. Haga la prueba.»
En el fondo esto es lo que el propio Antonio Orejudo está realizando y poniendo en nuestras manos, una novela realista sobre la universidad española. Pese a la enorme seriedad del asunto que se trata, en esta narración, como ya he dicho, hay humor, mucho humor. Es un humor inteligente, irónico, paródico, que esconde una carga crítica de gran profundidad, pero que es muy deseable. Ejemplos los encontramos a mares en Un momento de descanso: la crítica a la alta cocina; crítica al victimismo (negros, mujeres, homosexuales...); al mundo universitario español: enchufismo (oposiciones dadas, etc.), envidias entre colegas...; al sistema escolar americano: el niño Edgar sin aptitudes para la danza es animado por su profesora para participar en un concurso televisivo enfrentándose al padre, Arturo Cifuentes...

Pero en esta novela no sólo hay trama, asunto, relato. También es muy importante el estilo que muestra su autor. Muchas son las características del mismo que han llamado mi atención, por ejemplo la  innovación en la introducción del diálogo en estilo directo eliminando los signos de puntuación, pero manteniendo los verbos que lo introducen «Dice» - «digo»; también la conversión, sin previo aviso, de la narración novelística en un musical cinematográfico o en un collage de géneros; igual que la mucha metaliteratura y también autobiografismo que como todo en esta novela lindan con la autoficción («Yo, un tema que me sabía de memoria y recitaba de corrido. Yo, un tema que cada vez me aburría más.»), tendencia con la que el autor ironiza hasta el extremo de que en la narración quienes más insisten en su expulsión de la institución americana en la que él disfrutaba de una beca de profesor asociado son precisamente 
«Los profesores más jóvenes y más sensibles a lo posmoderno digamos, los mismos que habían escrito ensayos sobre la autoficción o que estudiaban la mezcla de realidad e imaginación en la narrativa contemporánea fueron los más intransigentes conmigo. 
[...] Los seniors, en cambio, los profesores más veteranos, los que se habían formado en la vieja escuela, fueron más indulgentes. Especialmente Elias Rivers.»
Claramente circula, contenido en la cita anterior, muchísimo humor; un humor que incide en que no existe necesariamente mayor verdad o consistencia en los jóvenes que en los mayores y para ello  Antonio Orejudo lo que hace es parodiar, hacer uso, en una arriesgada vuelta de tuerca, del sentido carnavalesco tan propio del  posmodernismo. 

Es Antonio Orejudo, en sentido lato, un humanista. Y es él mismo quien en la figura de su personaje o en la de otros ficticios que lo acompañan en la narración (Arturo Cifuentes, Virgilio Desmoines, Francisco Almendra, Raquel Medina, etc.) hace una acerada crítica de las humanidades versus la ciencia. Es muy interesante y hasta divertido el choque dialéctico entre Arturo Cifuentes y su novia Lib -luego ya esposa- cuando, siendo Cifuentes y Orejudo profesores becados en USA, discuten sobre si mejor sería que los niños estudiasen Historia de las Ciencias y no Historia de la Literatura. Pero el novelista no se para en barras y su crítica irónica llega incluso hasta el sarcasmo, como cuando lanza esta afirmación sobre la Filología Hispánica:
«Filología Hispánica aún no se había convertido en una carrera de saldo, aún no era la licenciatura de los que no pueden estudiar algo más serio por falta de capacidad o de nota media. Cuando nosotros entramos en la universidad, Filología Hispánica era todavía una disciplina en la que se matriculaban no sólo quienes no servían para las ciencias, sino también jóvenes de cierta cultura, chicos a los que les interesaban de verdad las letras, y que habían leído bastantes libros para su edad.»
Penosamente coincido con la afirmación que, cuando se redacta esta novela aparecida en 2011, vierte Orejudo acerca de estos estudios; una afirmación que he oído a muchas otras personas (ahora mismo recuerdo al arquitecto y académico de Bellas Artes Luis Fernández-Galiano lamentándose de que las humanidades, los estudios filológicos, se hubiesen desprestigiado de tal guisa en los años finales del siglo XX e iniciales del XXI). ¡O tempora, o mores! 
 
Dejo para el final, pero no lo pienso desvelar, claro, el escondido sentido del título, de ese sintagma nominal, Un momento de descanso. Leyendo la novela queda claramente diáfano. Sólo diré, a modo de resumen, que la novela realiza un recorrido por los entresijos de la integridad humana. ¿Mejor acomodarse que exigirse? ¿Mejor la mediocridad que la excelencia? ¿Dónde y mejor se consigue la felicidad? Todos estos extremos son los que se cuestionan y se ponen en solfa en esta novela de Antonio Orejudo en la que él mismo, como he dicho, se metamorfosea en personaje.

Nota final
Es seguro que algunos elementos propios del estilo de Antonio Orejudo, presentes en Un momento de descanso, habré dejado sin señalar, sin consignar, sin destacar. Estoy convencido de ello porque la novela es, aunque breve, prolija y densa en detalles, en rasgos particulares, en signos definidores de las novelas de su autor. Por ello y para paliar en lo posible esta laguna, esta carencia, remito a la reseña que el pasado mes de marzo publiqué en este mismo blog de la primera novela del autor titulada Fabulosas narraciones por historias. Creo que en esa primera obra ya están presentes, si no todas, sí muchas de las características estilísticas que significan la novelística del escritor madrileño.

19 oct 2023

Algunas películas vistas en lo que va de 2023 (A pares XL, 1ª 1/2)

18 comentarios:
Me paro a pensar y reparo en que desde el lejano mes de diciembre de 2022, salvo por la breve referencia que hiciera en marzo a la versión fímica de Largo domingo de noviazgo, nada he dicho en el blog sobre películas vistas durante estos meses. La verdad es que han sido mayoría los títulos que desde el sofá he mirado y algunas las que he visto con suma atención. Sobre la sutil diferencia entre "mirar" y "ver" se ha escrito mucho. Frente a "ver", percibir por la vista, y "mirar", dirigir la vista a un objeto, hay una sustancial diferencia de ejercicio de la voluntad. 

Es seguro que en esta relación apresurada y memorística algunos títulos se me habrán olvidado. Pero también diré que la memoria es selectiva y suele dejar caer lo que para ella no ha suscitado mucho interés. Veintiséis son las películas que en este barrido recordatorio he consignado. Al ser tantas he dispuesto sus carteles anunciadores en dos collages. El primero contiene los títulos de filmes visionados durante los cinco primeros meses del año. De los trece que forman la composición fotográfica siguiente sólo uno vi en sala de cine, Harka de Lotfy Nathan.

Collage creado con los carteles anunciadores de las películas citadas en esta entrada 
Por orden, las películas que he visto son:

El comensal de Ángeles González Sinde (Movistar +), película que adapta la novela de Gabriela Ybarra que hace ya siete años reseñé en este blog [leer la reseña aquí]. Me interesaba mucho ver cómo la que fuera ministra de Cultura abordaba esta historia del reencuentro de una nieta, la mismísima novelista, con el espacio donde su abuelo fue abatido por ETA. Interesante film.  

A Todo a la vez en todas partes de Dan Kwan (M+) me acerqué sólo por la curiosidad que me produjo haberse alzado con el Oscar 2023 a la mejor película extranjera. La verdad es que su larga fantasía distópica me aburrió un poco. Yo ya estoy en un momento en que experimentos, los justos. 

Los jóvenes amantes de Carine Tardieu (M+) la vi con seguridad por recordarme su sinopsis a Annie Ernaux, flamante premio Princesa de Asturias de Literatura 2022. Para mi sorpresa no es ella la guionista sino la misma directora, pero la historia de una amor entre hombre de 45 y mujer entrada en la setentena es atractiva y está tratada con mucha elegancia.

La peor persona del mundo de Joachim Trier (M+) es una peli noruega que me gustó bastante. Una joven algo inmadura abandona una relación estable por una aventura. Luego las circunstancias y sucedidos harán que sus expectativas cambien. Historia romántica muy recomendable. Galardonada con el Goya 2023 a la mejor película extranjera.

Goyas 2023, Pilar Palomero, Mujeres
Dentro de las películas que se presentaron a los Goya de este año en esta relación aparecen unas cuantas como Modelo 77 de Alberto Rodríguez (M+), Cerdita de Carlota Pereda (M+) o El agua de Elena López Riera (Amazon) y La maternal de Pilar Palomero. Otros filmes galardonados o nominados para estos Goya 2023 los vi a finales del año pasado (As bestas, Alcarrás, Cinco lobitos, etc.). Salvo La maternal de Pilar Palomero. que me pareció más de lo mismo. todas me agradaron bastante. Con 'más de lo mismo' quiero decir que no vi en este film avance alguno respecto a Las niñas que la directora rodara en 2020 y que se alzó con varios premios Goya ese año: mejor dirección novel, mejor película, mejor guion y mejor fotografía. Ningún avance respecto a esta. De las otras tres, Modelo 77 y Cerdita me parecieron muy buenos filmes. La primera por mostrar de manera ficcionalizada un  momento histórico importante: la Transición, vista desde las cárceles en 1977. La segunda, Cerdita, es una muestra costumbrista de hasta qué punto de terror puede llegar el bullying a una joven al fijarse los acosadores exclusivamente en su aspecto físico, en este caso, su sobrepeso. El papel de Laura Galán, Carmen Machi y el resto del elenco raya a gran altura.

De Compartimento nº 6 de Juho Kuosmanen (M+) ahora mismo no recuerdo mucho; es lo que tiene no tomar nota inmediata de las emociones que una peli suscita. Algo parecido me sucede con Vasil de Avelina Prat (Filmin). De ésta, y pese a lo dicho sí que recuerdo el papel de Karra Elejalde en su relación con Vasil, un búlgaro que vive en la calle y al, que acoge en su casa.

Dos películas de la relación de 13 títulos que aparecen en el collage he visto, además de Vasil, en Filmin. Son Living de Oliver Hermanus y El club del odio de Beth de Araújo. Estos dos títulos, así como muchos otros a los que acerco, se los debo a Miguel Pina del estupendo blog Cine y críticas marcianas que desde hace años sigo con atención, pues siempre hace estupendas recomendaciones. En esta ocasión, de estos dos títulos -que conste que él mismo ya lo advertía en las respectivas críticas- salí muy satisfecho de Living, una emotiva historia sobre la necesidad de enfocar la vida en lo importante y no en lo superfluo y accesorio; sin embargo el visionado de El club del odio no me satisfizo. La película de Beth de Araújo, a no ser que mi desconocimiento de la realidad en que vive la América profunda me suscite esta opinión, me pareció algo inverosímil y su puesta en imágenes tampoco me agradó demasiado.

Dos películas he dejado para el final de esta primera entrega de este A pares número XL: Harka de Lotfy Nathan (que vi en una sala de Salamanca, mi ciudad natal) y Close de Lukas Dhont (M+). La primera es una coproducción franco-tunecina que muestra las dificultades por las que después de 10 años de la revolución en Túnez pasa la juventud de dicho país. La sensación de haber sido engañados y la necesidad de salir de allí para mejorar de vida es lo único que tiene en su cabeza Ali, el protagonista de la cinta interpretado por Adam Bessa. Más documento de denuncia que obra artística, pero que me gustó mucho.
 
Por su parte Close de Lukas Dhont, es una película que me ha satisfecho muchísimo. Estuvo entre las cinco películas nominadas al Oscar a la mejor película internacional, premio que no se llevó como ya he dicho al nombrar Todo a la vez en todas partes de Dan Kwan. Presenta ese difícil momento de paso de la niñez a la adolescencia en que comienza a fraguarse un nuevo sentido de la amistad, en que la traición al amigo de cuando niños surge por la necesidad o el deseo de ser aceptado en un grupo. La pareja de actores (Eden Dambrine, Gustav De Waele) que dan vida a los dos niños, ahora ya adolescentes, cumplen sus roles de manera impecable. También los adultos, en especial Eden Dambrine, madre de uno de ellos, actúan de manera excelente. La confusión de sentimientos identitarios en una edad de búsqueda, el bullying, la homofobia, la soledad..., todo esto y más aparece en esta película que sin duda es una de las que más me han gustado de las vistas durante este año 2023.

Dejo para un próximo Películas vistas en lo que va de 2023, la segunda parte de este A pares número XL. No conviene abrumar ni abrumarse. Hasta entonces, un saludo de cine.