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7 dic 2017

"Konets" y "Khimera" de César Pérez Gellida.

“Sin inteligencia artificial, todo lo que nos rodea se va a convertir en armatrostes inservibles –detalla Vitali innecesariamente-. Las comunicaciones se caerán, la red de transporte quedará inutilizada por completo, las reservas energéticas se agotarán, las fábricas pararán y pronto escasearán los alimentos… Todo, absolutamente todo está administrado directa o indirectamente por la Lupa. Si ésta no existe, el resto tampoco.” (Konets, 4º Movimiento)




Resumen y sinópsis de Konets (dados por la propia editorial)
Olek Opiozcenek no es únicamente un nombre más en el extenso listado de víctimas que conformaron la «Obra» de uno de los más crueles asesinos en serie de la historia. Aquel niño nacido de la perversa simiente de Augusto Ledesma ha crecido bajo los cuidados de sus abuelos maternos y con el respaldo económico de una peculiar hada madrina: Rusalka. Sin embargo, Olek está empeñado en desenterrar esos secretos del pasado exprimiendo sus habilidades como hacker; pero, en ocasiones, descubrir el punto de partida condiciona el itinerario y, consecuentemente, el destino.
Konets («fin» en ruso) es un thriller frenético, un tratado sobre la maldad estructurado en cuatro movimientos y desarrollado en dos escenarios temporales: la adolescencia de Olek y su madurez, o, lo que es lo mismo, el antes y el después de los sucesos que se narran en Khimera. Ambas novelas conforman el engranaje conclusivo entre las dos aclamadas trilogías «Versos, canciones y trocitos de carne» y «Refranes, canciones y rastros de sangre» que han atrapado a miles de lectores en el inabarcable universo gellidista.
«La luz y la oscuridad son dos conceptos que conforman una única idea. Dos fuerzas complementarias, pero opuestas. Si el mar es el yang: la absorción, lo pasivo, lo oscuro, y el río es el ying: la penetración, lo activo y la luz, ¿de cuál de las dos fuerzas te gustaría ser partícipe si tuvieras el privilegio de elegir sabiendo que ninguna se impone a la otra?»
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Mi comentario sobre “Konets

La palabra rusa, konets, significa 'final'; y eso es lo que el novelista vallisoletano realiza con esta novela, octava de su carrera de escritor iniciada definitivamente en 2011. Durante estos años sus ocho novelas se han sucedido con rapidez desde que vio la luz "Memento Mori" en 2013  hasta ésta, "Konets", que el pasado mes de noviembre llegó a las librerías. Ocho extensos relatos en tan sólo cuatro años dicen mucho de la manera y dedicación escritora de este hombre licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid y máster en Dirección Comercial y Marketing por la Cámara de Comercio de Valladolid que trabajó hasta 2011 en empresas vinculadas con el mundo de las telecomunicaciones y la industria audiovisual.

"Konets", "Khimera", Pérez Gellida, Ramiro Sancho, Erika Lopategui
De la octología, "término no contemplado por la RAE, por cierto" -nos advierte el autor en la Nota que cierra el volumen que contiene esta última entrega- yo sólo había leído su segunda trilogía, "Refranes, Canciones y rastros de sangre" integrada por estos tres títulos: "Sarna con gusto", "Cuchillo de palo" y "A grandes males". De modo que cuando decidí leer "Konets" pensaba que iba a encontrarme con una historia situada en el momento actual del estilo de las tres anteriores. Pero cuál no sería mi sorpresa cuando de buenas a primeras topo con un Preludio situado en un tiempo futuro, año 2054, y con una referencia exacta a un suceso desconocido por completo por mí, "Treinta y ocho minutos antes de la destrucción de Lukomorie". Por si esto fuera poco observo que la novela se estructura en cuatro movimientos como una sinfonía orquestal clásica, que alternan temporalmente: los impares transcurren en 2054 y los pares 25 años antes, en 2029. Cierra la estructura compositiva de esta novela un Rondó Final situado en 2054 que en cierto modo viene a ser como un recopilatorio de los principales momentos vividos por los personajes protagonistas de la octología que en este último capítulo están recordando vicisitudes pasadas.

Mi sorpresa inicial, pues, ante esta novela, por lo dicho anteriormente, fue mayúscula; hasta el extremo de que, ante mi incomprensión por lo que allí se me ofrecía, a punto estuve de abandonar su lectura. Gracias a Dios en un hilo de Facebook al comentar una opinión de alguien sobre "Konets" expuse la desorientación que estaba sufriendo, y César Pérez Gellida, que es muy activo en las redes, tuvo la gentileza de recomendarme la lectura previa de "Khimera", la novela que publicó en 2015 inmediatamente antes de las tres que componen la trilogía de "Refranes, Canciones y rastros de sangre". Verdaderamente su consejo me salvó pues tras finalizar "Khimera" todos los referentes, fechas, relaciones entre personajes, y sucesos que aparecen en "Konets" ya no eran oscuros e imposibles de penetrar sino que se revelaban coherentes y verosímiles en esta historia futurista.

De las tres novelas aparecidas entre "Khimera" y "Konets" tengo hechas las respectivas reseñas en este blog ["Sarna con gusto", "Cuchillo de palo" y "A grandes males"]. Si se leen mis opiniones con atención se observará que, sin decaer en nada mi aprecio por el estilo Gellida, mi disfrute es mayor cuanto más imbricadas en la realidad están las historias; o sea, quiero decir que la aparición de elementos esotéricos, mágicos, iniciáticos y/o simbólicos en las dos últimas de la trilogía, pero sobre todo en la última, hizo que decayese algo mi atención en esos interesantes relatos. Con todo, como bien digo en esas entradas, 'Gellida es mucho Gellida y se da cuenta en un momento de la historia que la novela se le está yendo por esa gatera y busca remedio rápido que coloque las cosas en su sitio.'. La gatera a la que me refiero es la de lo mistérico-gótico en que envuelve la trama de la Congregación de los Hombres Puros en esas novelas. Pero el novelista es consciente del riesgo que está corriendo y suele salir airoso de estos momentos con giros sorprendentes que naturalmente no puedo desvelar aquí pero que, en mi opinión, son la auténtica marca Gellida.

El estilo Gellida
Sorprenden muchas cosas en esta última novela. La primera es la de ¿por qué ha incrustado entre "Khimera" y "Konets" tres relatos que nada tienen de futuristas? La razón como casi siempre la encontramos al final del volumen que acabamos de leer, en la 'Nota de autor'. Allí declara Pérez Gellida lo siguiente:
"Empecé a escribir "Konets" al día siguiente de terminar 'Khimera'. Lo he consultado y el primer borrador data de junio de 2014. El germen de esta novela, sin embargo, nació justo un año y medio antes, cuando escribí 'Consumatum est' [...] Lo he contado muchas veces, pero sigue siendo rigurosamente cierto: mi método de creación literaria no contempla el desarrollo argumental a largo plazo, hecho que, empiezo a sospechar, se compensa con buenas dosis de intuición. Intuición para dejar hilos sueltos de los que poder tirar más adelante; intuición para crear personajes que dilaten su protagonismo más allá de lo previsto; intuición para tejer historias que a priori podrían no ser del interés de la comunidad lectora" ("Konets": Nota del autor)
También en esta novela, como en general en las otras del novelista, especialmente cuando aborda la trama de la 'Congregación de los Hombres Puros', hay momentos en que el argumento se adensa y parece querer ahogar a quien lo lee. El escritor es muy consciente de este hecho y en "Khimera", también en la 'Nota del autor', se pone la venda sobre la herida cuando declara: "Intuyo que, por la densidad del argumento, no ha sido fácil para usted avanzar en algunas partes de esta novela y le pido disculpas por ello".

Verdaderamente resulta algo enrevesada toda la trama que en estos dos relatos futuristas, Khimera y Konets, compone sobre la figura del bogatyr tomada de la leyenda eslava sobre Koschéi Bessmertny (en castellano, 'Koschéi el Inmortal'). Es en el desarrollo y resolución de esta trama donde vemos al hacedor de series que es el novelista que en breve puede ver su primera trilogía convertida en serie televisiva por Movistar+. Esta unión entre el thriller futurista situado en esas avanzadísimas estaciones Khimera repartidas por diversos lugares del mundo y los caballeros bogatyri de la mitología eslava convertidos aquí en "expertos en guerra cibernética dotados de una serie de aptitudes extraordinarias para el combate" casa muy bien con los seriales que acostumbran a verse en diversas plataformas.

Metaverso, Congregación de los Hombres Puros, Gellida
Estamos ante una distopía pero muy enraizada -esa es al menos la intención confesa del escritor- en la realidad. Gellida ha querido construir un futuro real, creíble.  Su desplazamiento temporal es próximo al momento de escritura y/o de lectura (años 2029, 2030, 2037 y 2054); por ello son muy reconocibles muchos de los elementos que funcionan en ese mundo aún no vivido que está formado por cuatro alianzas: la Unión de Estados Libres, que ha sustituido a la antigua OTAN; la Alianza Islámica, "Mil doscientos millones de musulmanes agrupados bajo la misma bandera"; el Bloque Asiático formada por China, Rusia y Corea del Norte; y "Fuera de todo ese entramado tripartito quedaron otras dos agrupaciones menores: la Congregación de Pueblos del Sur, acuerdo firmado por Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba más los estados centroamericanos y caribeños, y la Confederación de Estados Africanos" ["Khimera", pos. 281-283]. Como se ve, es una organización territorial del mundo no existente hoy pero que bien podría darse en un futuro cercano.

También es más que verosímil, prácticamente tangible, el escenario de guerra cibernética que se presenta en esta confrontación -un tanto maniquea, sí, verdaderamente- entre el Bien, representado por el 'Khimera Proyekta', y el Mal, que alberga lo que resta de la Congregación de los Hombres Puros contra los que los personajes protagonistas llevan luchando desde el final de la tercera novela de la trilogía "Versos, canciones y trocitos de carne". Es un Mal que todo lo cifra en los beneficios económicos utilizando cualquier medio para lograrlos, incluyendo, naturalmente, el progreso tecnológico y científico. Al respecto hay que señalar que el mundo distópico presentado en "Konets" ha hecho de la Ciencia el instrumento utilizado para segmentar la población en grupos semejantes a las castas de la India. Hay en esa sociedad distópica cuatro clases jerárquicamente organizadas de mayor a menor relevancia: 'ciudadanos', 'pobladores', 'moradores' y 'duendes'. La manipulación sobre ellas, merced al empleo de la tecnología, es total. Contra este Mal con mayúsculas lucha 'Khimera Proyekta': "Sustituir la tecnofagia que devoraba la voluntad de las personas por cienciocracia era un imposible, pero era nuestra quimera." ('Khimera', pos. 5311).

Los personajes que intervienen en "Konets", última entrega de la serie, precuela y secuela a la vez de "Khimera" son muchos y variados. El principal es Erika Lopategui que tanta intervención ha tenido en todas las novelas anteriores. Luego estaría fundamentalmente Olek Opieczonek, que es el narrador en 1ª persona de los sucesos en los que él participa que son muchos, siendo el resto contado en 3º persona por un narrador extradiegético. Pues bien, en "Konets" Olek se erige en centro del relato: su origen familiar, su sabiduría como ingeniero de sistemas, y sus relaciones con el resto de personajes (Marlena Konsek, agente doble de la que se enamorará perdidamente; Kraken, hacker iraní, agente de la Alianza Islámica y competidor de Olek en el ciberespacio que en la novela recibe la denominación de 'metaverso'Ajax, un 'phreaker' que conoce Olek y que le inoculó el virus de su afición por la informática desde temprana edad; Roger Zimmerman, "El padre de todos los operadores de sistemas", su jefe en la estación Khimera; Fatima, la jefa de los duendes que tienen cautivo a Olek a cuya hija, Serina, Olek da clases; Kai Xi y Bao, hermanos chinos que por encargo de Erika Lopategui buscan a Olek Opieczonek cuando se encuentra en paradero desconocido; etc., etc.) marcan el discurrir, avance y vueltas atrás en esta historia. Es Olek el personaje sobre el que Gellida hace reposar en esta ocasión los sorpresivos giros argumentales que acostumbra hacer y que tanto le agradecemos sus lectores.

Fuera de los hasta aquí citados y de muchos otros nuevos que se cuelan en el relato (la densidad de la novela también lo es a este respecto) no se puede dejar de citar a Ramiro Sancho, convertido en "Konets" en director general de la Interpol. Sancho nos deparará varias de las sorpresas y giros argumentales a que Gellida nos tiene habituados; si bien, con todo y con eso, en esta novela el policía pucelano baja en protagonismo pues, no podemos olvidarlo, corre el año 2054 y Sancho va ya por sus 90 años.

En cuanto a otros aspectos que suelen distinguirse en las novelas del escritor vallisoletano hoy residente en Buenos Aires: Humor, Música, Referencias culturalistas especialmente al cine y/o a la literatura, cuidado vocabulario o léxico especializado..., todas ellas en mayor o menor grado se ven en la novela, si bien la música que sirve de marco a la estructura de la novela en cuatro movimientos, un preludio y un rondó final, sea, paradójicamente, la que menos aparezca en citación directa de temas y/o cantantes en el relato. Tan sólo he visto alusiones al tema popular infantil Estrellita dónde estás” y al tema del grupo Placebo: ‘Song to say goodbye’ que tan bien cuadra con el cierre o final de ciclo que quiere ser esta novela.



Momentos humorísticos hay bastantes. Pérez Gellida tiene un enorme sentido del humor y así lo demuestra en sus relatos. En éste en concreto hay humor en el diálogo entre Ihor y su padre Maksym (dos ucranianos que esperan poder secuestrar a Olek) cuando las preguntas y las respuestas de uno y otro se cruzan originando cierta confusión:
"-¿Cuánto crees que tardará? –preguntó Maksym.
-Es difícil de saber.
-Puede que se esté emborrachando por ahí.
-Me refería al plato de salchichas.
-Les queda un minuto
-Mejor así.
-Las saco.
-No, ahora me refería al muchacho.
-Así, ¿cómo?
-Borracho.”

El diálogo entre estos dos ucranianos y Marlena Konseck es digno de Quentin Tarantino:
"Agente, ¿le importaría desactivar esa opción en tanto en cuanto parece que tiene controlada la situación? Desconozco el funcionamiento exacto del artilugio, pero no me gustaría que su dedo índice terminara cediendo a la presión. Puede seguir apuntándome con el método tradicional de disparo, si así lo desea” (le dice el ucraniano Maksym a la  capitana Konsek cuando ésta le apunta con una pistola en modo de tiro automático)
También son humorísticas esas alusiones de Ramiro Sancho a aspectos muy populares y/o coloquiales como cuando alude a Georgi Dann a propósito de un escolta:
-“Gorki, o Gori, o Jordi, o como cojones se llame”
-´Se llama Georgi- apunté.
-¿En serio? Como Georgie Dann. De ahí su querencia donosa(VACÍO (Tercer Movimiento)
o cuando echa mano de una de sus sentenciosas frases:
Por muy alta que construyas la muralla, siempre tendrá una piedra mal pulida que la haga derrumbarse- citó Sancho
-¿De la Biblia? [le pregunta Erika]
-No, de mi puta cosecha” (AJENO (Tercer Movimiento)
Como se ve en ese humor hay también muchas referencias culturalistas. Así los intertextos en los que se percibe a Tarantino o las directas alusiones a Georgie Dann vistas antes son muestra del culturalismo, en este caso popular, que encierra esta novela de Gellida. Otros autores (Haruki Murakami, Fabergé...) aparecen citados de manera directa en el curso de la narración.

También hay juegos culturalistas como cuando Olek le dice a AjaxTendría que haberme dado cuenta, joder. Kraken solía utilizar seudónimos de reyes persas de la dinastía Aqueménida”. Igualmente se juega con los conceptos taoístas del ying y el yang en esa pareja de personajes formada por Kai Xi y su hermana Bao en torno a los que se organizan paralelismos y correspondencias. Al respecto -es una apreciación del todo personal que no sé si se corresponderá con lo pensado por el propio autor- estos dos seres, Kai Xi y Bao, me han hecho pensar continuamente en "Bélver Yin",  novela del zamorano Jesús Ferrero , y concretamente en su pareja de protagonistas, Belver Yin y Nitya Yang. Al igual que éstos los dos hermanos Kai Xi y Bao representan los dos principios vitales, las fuerzas masculinas y femeninas que nos fundamentan y seducen cada día, y que fluyen, como los ritmos de las danzas antiguas, hacia la unidad primigenia.
Culturalista es  también la relación intertextual que se realiza entre la historia que se relata y esa leyenda de la mitología eslava sobre Koschéi Bessmertny  de la que ya he hablado anteriormente.

Siempre me ha gustado en Gellida el cuidado que pone en el vocabulario y léxico utilizado. Por ser paisano castellano-leonés como él quiero creer que la semilla de Miguel Delibes ha cuajado en este vallisoletano tan de raza como lo era el autor de "El Hereje". El amor por el significado preciso de algunos términos que usa el novelista es una de las razones que me lleva a leerle y a recomendar su lectura. He aquí, como ejemplo, algunos términos: acmé de la dolencia” (VACÍO, Tercer Movimiento): ‘punto álgido de la dolencia’; “amusga los ojos”: este verbo con el  significado de ‘juntar la vista para ver mejor’ lo emplea con reiteración; “congruo”: ‘adecuado’; “pentácoron”: tecnicismo referido a la informática visual; “eones”: unidad geológica de tiempo equivalente a mil millones de años; y otros muchos más.

En este terreno de las palabras es característico de Pérez Gellida el aprecio que siente, como se ve en sus dos trilogías, por las frases proverbiales o sentenciosas muchas veces en forma de refranes. También aquí, en "Konets" topamos con expresiones y locuciones que semejan sentencias por todos admitidas; algunas son fruto del magín del autor: "En la quietud abisal la cobardía se confunde con la cautela" ("Raíces", último capítulo del Primer Movimiento) o "La creatividad es la antesala de la frustración" (PAC MAN, Segundo Movimiento); y a veces estamos ante una cita tomada de un autor conocido por el lector como la frase de Haruki Murakami: "Todo el mundo, en lo más profundo de su corazón, está esperando que llegue el final del mundo"(PAC MAN, Segundo Movimiento)
o la de Faberge: "En el juego de la mentira la cuestión no es ganar, es seguir jugando

Por último, en una novela en la que la Ciencia ocupa lugar central no abundan, pero sí aparecen en ocasiones, referencias a físicos como Thorne y/o Hawking al hablar del “tiempo curvo en los agujeros negros” (PESTAÑEO, Cuarto Movimiento). El primero, Kip S. Thorne fue precisamente distinguido este año 2017 con el Premio Princesa de Asturias en la categoría de Investigación Científica y Técnica junto a Rainer Weiss y Barry C. Barish por su descubrimiento de las ondas gravitacionales. Se ve, pues, que César Pérez Gellida, cuando hace en esta novela literatura de anticipación, no habla por boca de ganso al urdir la trama de ese mundo futuro que podría engullirse a sí mismo a poco que el ser humano se empeñe en ello.

Final
Si bien las novelas futuristas que hacen planteamientos cibernéticos no son de mi predilección; sin embargo he de decir que he leído con gusto estas dos novelas, "Khimera" y "Konets", en las que César Pérez Gellida da rienda suelta a sus extensos conocimientos del mundo de las telecomunicaciones, pues no en balde el novelista, antes de dedicarse plenamente al oficio de escribir, trabajó en Retecal, empresa de Radiotelevisión castellano-leonesa que luego fue vendida a Ono, que a su vez sería absorbida por Vodafone.

Khimera, Konets, Distopía, novela futurista cercana
Como constante que es en él -será la intuición, como dice; ¡bendita intuición, pues!-, Gellida mantiene siempre un sabio equilibrio, también en esta última novela de la serie, de manera que no se precipita ni por el lado abstruso e incomprensible del mundo intangible del metaverso (la Red, el ciberespacio y así) ni se queda sólo en el puro thriller desarrollado en el mundo de la realidad con unos investigadores que buscan encontrar la solución. No, lo bueno, lo fantástico, lo peculiar y distintivo del llamado "estilo Gellida" es que sabe nadar entre dos aguas creando un producto novedoso por su originalidad, aunque al tiempo corra el peligro de que algún lector no muy avisado de la cierta interdependencia de los relatos entre sí pudiera optar por abandonarle.

A mí, ya lo he dicho varias veces, me gusta más el Gellida hacedor de thrillers realistas detectivescos que este otro Gellida que asciende a la Nube del metaverso y crea historias también de innegable tensión que se resuelven o se precipitan en los breves segundos que tarda un hacker en encontrar el código de una secuencia informática y neutralizar la orden contenida en ella mediante la conversión de la misma en un malware que en forma de gusano anide y se extienda con rapidez por cuantos terminales UAT contacten con él. Pero para mi sorpresa, como tantas veces me ha sucedido con este escritor, he quedado abducido por la historia que cuenta gracias a esa sabia dosificación en el ritmo narrativo que realiza.

10 comentarios:

  1. Para mí, Gellida es un acierto seguro, tiene la clave para engancharnos.

    Besitos 💋💋💋

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    1. Me gustaría que al final cuajara la versión televisiva de su primera trilogía. Creo que ver a Ramiro Sancho y compañía encarnados por actores tendrá mucho interés.
      Un beso

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  2. Ya has leído mi reseña de Konets por lo que sabes que soy Gellidista total
    Personalmente, me gustan más sus novelas negras, especialmente la primera trilogía con su gran protagonista oscuro (creo que no la has leído, ¿verdad?), pero más que nada porque van más acordes con mis gustos. No obstante, he de reconocer que Konets es genial, una novela redonda, muy difícil de escribir y hecha con impecable acierto
    Besos

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    1. Hola, Laky:
      Sí, sé que eres gellidista convencida y sé que al no haber leído su primera trilogía me estoy perdiendo aquello que digo más me gusta de Gellida. Este despropósito lo solucionaré en breve.
      En cuanto a Konets reconozco su extrema dificultad y el peligro que el autor corre durante toda ella de caer en la inverosimilitud. Pero como siempre -y ahí siempre alabo su maestría- este vallisoletano sabe salir airoso navegando en aguas procelosas a las que con facilidad podría caer. Pero no, como digo siempre, al estilo del "¡Hay que joderse!" de Ramiro Sancho, 'Gellida es mucho Gellida'.
      Un beso

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  3. En esta reseña? te has superado a ti mismo. Es tan completa y nos da tal idea de toda la estructura de la obra de Gellida que casi me reconcilias con él y me haces leer lo que me queda.
    Pero creo que persistiré, de momento, en mi resistencia. No me gustó la primera de su segunda trilogía. La primera trilogía me gustó, pero tendría casi que empezar de nuevo para pillar todo el contenido y encajar unas novelas con otras. Además, estas dos, futuristas y distópicas, no me apetecen nada.
    Creo que seguiré sin Gellida, pero no dejaré de leerte a ti cuando hables de él.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa:
      Entre lo que tú has leído (la primera trilogía) y lo que que yo he leído (las 5 novelas restantes) hemos completado toda la obra de Gellida. Yo quiero leer esa primera trilogía que creo -casi casi te diría que estoy seguro- me va a gustar más que el resto de su obra porque es más novela negra y thriller en estado puro, ¿no?
      Pero, igual que tú, por ahora me daré un descansito de tanto gellida.
      Un beso

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  4. Hola Juan Carlos, estoy con Rosa qué vaya reseña, mis aplausos más entusiastas.
    Ya sabes que me encanta esta combinación que tan bien usas en tus entradas de letra y música. Me ha parecido muy interesante la referencia que incorporas del autor que te orientó en la lectura. Me parece genial saber que Gellida es de estos autores que intercambian opiniones con los lectores, me parece muy enriquecedor y creo que las redes sociales en esto son fantásticas.
    Gracias por una gran entrada.
    Besos

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    1. Gracias a ti, Conxita, por tus palabras.
      Sí, Gellida es un autor muy activo en las redes y esté donde esté (ahora está promocionando esta novela por toda España) responde las referencias que se le hacen. Es un tío muy majo en ese aspecto.
      En cuanto a la música, Gellida es un entendido y me gusta tomar nota de aquellos temas que nombra. En sus novelas anteriores aparecen trece o catorce temas musicales en cada una; en ésta, sin embargo, ha reducido el ritmo, pero esa canción de Placebo es bonita para escuchar.
      Espero que tu finde montañero y esquiador te haya salido bien bien.
      Un beso

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  5. hola! muy interesante lo que cuentas y con nuestra curiosidad seguro la leeriamos, se vera si se consigue, gracias , saludosbuhos!!

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    1. Lo importante, amigas mías, es mantener siempre viva la curiosidad. Y vosotras, como bien decís, la tenéis.
      Un beso

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