« El campo del amor es de por sí el más falaz y el más tornadizo de los que existen. En él, uno sólo puede estar seguro de sí mismo, y eso a condición de no ser demasiado joven y tener experiencia. Porque en la juventud uno simplemente está enamorado del amor, no de la pareja; y la mayoría de las personas permanecen estancadas en ese estadio.»
Llego hasta La puerta secreta vía la magnífica reseña que en julio de este año Lorena, administradora del blog El pájaro verde, le dedicó. Es Lorena una excelente y muy fiable degustadora de la buena literatura. Le gustan los libros exigentes con el lector, que la remuevan por dentro, que incluso la incomoden y la revuelvan; en definitiva no le agrada la literatura de consumo, la fast food literaria tan abundante hoy en día. Cuando Lorena reseña sus lecturas lo hace con suma belleza, señalando con tal nitidez el cúmulo de evocaciones literarias que, mientras las realiza, le vienen a la mente, que es un enorme placer perderse en sus estupendas entradas. Así lo hago yo con frecuencia y confieso que leyéndolas disfruto lo indecible. Desde aquí, pues, a quienquiera que desee conocer buenos libros, buenas novelas, le recomiendo frecuentar El pájaro verde donde Lorena reseña libros de calidad. Pero pasemos ya a la novela de Marlen Haushofer.
La escritora es una austriaca nacida el año 1920 en Frauenstein (Austria) y desaparecida, víctima de cáncer de huesos, en Viena el año 1970. La puerta secreta vio la luz en 1957; antes de ella Marlen Haushofer ya había alcanzado cierta notoriedad literaria gracias a dos libros: la novela corta "El quinto año" (Das fünfte Jahr) que la dio a conocer y "Un puñado de vida" que, según dice Manuela Reichart en el epílogo que sigue al texto de La puerta secreta publicada por Siruela en 2003, «el libro sale en 1955, recibe críticas benévolas e incluso es traducido, pero no se convierte en un gran éxito». Con estos tres primeros títulos ganó premios en su país, aunque el verdadero éxito le llegaría con El muro novela aparecida en 1963 y distinguida con el Premio Arthur Schnitzler. Ya en 1968 obtendría el Premio Nacional de Literatura por su colección de relatos "Fidelidad terrible" (Schreckliche Treue).
Los datos bioliterarios anteriores los tomo del magnífico epílogo que he citado. En él Manuela Reichart muestra, tomando como referencia los tres principales títulos novelescos de Marlen Haushofer, la evolución que en ellos cree observar respecto al asunto mujer que la autora presenta. En Un puñado de vida una mujer regresa sola a su pueblo sin ser reconocida tras haber estado ausente 20 años; deseosa de una nueva vida abandonó a su marido e hijo por un amante tras una una muerte simulada. «Ahora, deprimida, pasa revista a los años y concluye: "La vida, simplemente, era demasiado fuerte para poder sobrellevarla"».
En La puerta secreta vemos cómo Annette, una mujer joven de unos 30 años, se enfrenta a la vida y a su realización como persona. Solitaria e independiente es consciente de que al otro lado, fuera de ella, está la vida normal y su posibilidad de realizarse como mujer. El amor se le aparece de manera un tanto sorpresiva en forma de embarazo no buscado. De resultas de ello se casará y se irá preparando para en el momento en que tenga al bebé abandonar su trabajo de bibliotecaria y centrarse en su función de madre. Manuela Reichardt dice, comparando la Annette de La puerta secreta con la Betty de Un puñado de vida que «Betty recuerda todavía la dicotomía de su vida: "Había elegido, en un momento, la libertad, el frío y la independencia, y había añorado, a lo largo de toda su existencia, el cariño, el calor y la compañía". En La puerta secreta, Annette ya no tiene alternativa».
Annette al principio de la novela está contenta porque Alexander con quien vivía se marcha seis meses a París. Ella dice que ama la soledad, leer un libro al llegar a casa, recibir a lo más a sus vecinos y al tío Eugen con los que habla de arte, de cine, de literatura... Cuando Gregor aparece en su vida ella sufre un terremoto interior. Ve a Gregor, su marido, casi como a un desconocido pues, afirma, que en realidad apenas sabe nada de él, de su interior; sólo conoce su exterioridad, el presente en el que él siempre se mueve. Esto la desazona, aunque al tiempo, y paradójicamente, una mujer antes tan amante de la soledad y de su independencia, sólo se siente bien cuando él aparece y está con ella.
Esta lucha interior que Annette practica con ella misma la lleva a simular ante Gregor, a seguirle en sus actividades de exterior sabedora como es de que su marido no soporta para nada la reflexión y el conocimiento. Ella según progresa su embarazo entiende que Gregor la tenga menos en cuenta y que las reuniones de trabajo nocturnas sean ahora más frecuentes que antes. Los hombres son así, necesitan eso, aliviar sus tensiones, se dice a sí misma como justificándolo, y ella ahora a un mes de dar a luz no puede satisfacérselas.
El distanciamiento mujer-hombre es progresivo en estos tres títulos. En Un puñado de vida simplemente se produce la escapada de ella de la vida alienada en que se encontraba con él; en La puerta secreta la mujer intenta integrarse en el papel que todos estiman le corresponde por su género aun perdiendo la independencia que tanto le satisfacía; por último en El muro la mujer en un mundo futuro impreciso ha de defenderse del hombre quien con su violencia intenta anularla, despedazarla como ha hecho con la naturaleza. Y es que el asunto del retorno a la naturaleza, a un mundo en el que de niña, según confesión de la autora, fue feliz es recurrente en sus novelas.
La puerta secreta se presenta con partes escritas en forma de diario y otras narradas en tercera persona. En ambas es la perspectiva de Annette la que se muestra. En las entradas del diario es evidente, pues es ella misma quien las escribe; en las partes narradas en tercera persona se habla sobre Annette. El estilo indirecto libre sirve en estas partes para mostrar la voz del personaje
«Sacó el diario del último cajón del escritorio, que siempre cerraba con llave, y fijó la mirada en la última anotación. ¿De veras había sido ella la autora de esas líneas? Le parecían tan extrañas. Sin duda se debía a la imposibilidad de vivenciar y escribir al mismo tiempo, a que toda anotación sobre algo vivido se transformaba inmediatamente en reflexión. Esa dificultad aún no había sido superada por nadie que hubiera escrito un diario.»
Efectivamente, como ella misma -Annette, o sea, parece claro, Marlen Haushofer- dice, hay mucha reflexión en esta novela, tanto en las entradas de diario como en las partes narradas. Reflexiones que tocan muchos aspectos de la realidad en general y de la de la autora en particular. Entre las primeras destacan sobre otras la cuestión mujeres-hombres, la diferencia entre ambos géneros, la maternidad, el mundo interior versus el exterior, la funcionalidad del amor en este mundo, la naturaleza frente al mundo urbano... Entre las segundas son las de naturaleza literaria y metaliteraria como la que aparece en la cita anterior las que más han llamado mi atención.
Mujeres versus hombres. Sin duda es cuestión nuclear en la novela. Aparece por todas partes. Un ejemplo es cuando ella, ya embarazada, reflexiona sobre su futura condición de madre al ver a un joven entrar sigiloso en su casa para no despertar a la madre. Mientras lo observa Annette no puede por menos que reflexionar sobre la mujer siempre al servicio y cuidado del hombre, bien en su condición de hijo (la madre), como en la de marido (la esposa): «La madre se quedaba ante los restos de su desayuno (ha vuelto a embadurnar el mantel de mermelada..., claro, por leer el periódico mientras desayuna), ante sus pantalones arrugados, sus calcetines rotos y la pena lacerante motivada por las huellas de pintalabios en el cuello de su camisa. Y un buen día a la anciana se le vendría el mundo abajo: el día en que el querido hijo preferiría manchar de mermelada el mantel de otra mujer y dejarle a esa otra mujer su ropa sucia.»
Diferencia hombre y mujer. Fundamental en el relato es cómo Annette reflexiona sobre la distinta manera de amar de los hombres y de las mujeres: «Gregor se figura que debo sufrir enormemente por ciertas privaciones que me impone mi embarazo avanzado. No puede imaginarse que las mujeres amamos de forma diferente a como lo hacen los hombres. Cuando me acaricia la mano siento exactamente lo mismo que si estuviera entre sus brazos.»
La maternidad. Annette duda sobre si estará viviendo adecuadamente el estado de gravidez en el que se encuentra; se preocupa por si no estará sintiendo la felicidad que se supone debe embargar a cualquier mujer que se halle en este estado: «La consabida sensación de felicidad no quiere hacer acto de presencia en mí. Por el momento estoy siempre indispuesta. Me siento intoxicada como cuando se tiene hepatitis y hago esfuerzos desaforados por mantener la cabeza erguida.»
El amor en este mundo. Esencial es este asunto. Quizás sea el que más espacio ocupa en la novela. En la narración se reflexiona sobre él de manera bien profunda. Se percibe con claridad la filosofía existencial que domina en todo el relato. Annette comenta el absurdo que supone amar a alguien sabiendo lo efímero que es el cuerpo; otra cosa sería amar a un alma inmortal, lo que implicaría la seguridad, aunque quizás «la seguridad significaría el final del amor, cuya esencia radica en suspender durante unos minutos la presencia sempiterna de la muerte.». Esta consideración viene a poner sobre el tablero la contradicción interna que Annette vive dado que ella ama las almas inmortales (el arte, la literatura, la filosofía...) aunque sienta la imperiosa necesidad de, como le ocurría a la autora francesa Annie Ernaux en "Pura pasión", libro que tantas veces leyendo a la Haushofer he recordado, estar con Gregor, un ser poco profundo que sólo se mueve por lo inmediato, por lo vital, por lo externo y corporal.
En la novela la relación hombre-mujer viene marcada por el amor. Annette se pregunta, cuando una hermosísima camarera le sirve la comida y ella siente deseos de acariciarla, por qué tal acto sería improcedente; se da cuenta de que esta consideración marca otra diferencia hombre-mujer importante:
«Como mujer, en cambio, una no podía permitirse gestos de ternura hacia otra mujer sin dar lugar a un grave mal entendido. Era estúpido, fastidioso y propio de mentes masculinas pensar que las caricias tenían que significar indefectiblemente el preámbulo del acto erótico»
Otras muchas consideraciones sobre otros muchos aspectos vitales aparecen en La puerta secreta. Uno de ellos -no puedo dejar de señalarlo- parece escrito hoy mismo cuando sin embargo han pasado ya casi 70 años desde que lo escribiera; ahí se ve la tremenda actualidad de esta escritora. Me refiero a la reflexión que hace sobre la política en general y sobre los hombres y mujeres políticos
«No hay partido político que represente los intereses de las mujeres. Eso es fácil de comprobar a poco que se examinen algunas de nuestras leyes. La tan traída y llevada igualdad de géneros sólo existe sobre el papel. Los cargos que se adjudican a las mujeres, escasos y de nula influencia, no tienen otra razón de ser que la de enmascarar esta realidad y atraer votos. [...] Los hombres, por naturaleza, no son pacifistas, y menos los políticos, porque si lo fuesen no habrían triunfado nunca. Poco sentido tiene rasgarse las vestiduras. Quien ostenta el poder hace todo lo que está a su alcance para no perderlo, y es natural que sea así.»
Por último, y para ir ya cerrando esta reseña, quisiera señalar dos aspectos fundamentales en La puerta cerrada. El primero tiene que ver con ese sueño, ese deseo perdido en el subconsciente de Annette, en definitiva en el de Marlen Haushofer, de retornar a ese paraíso perdido, a esa naturaleza pura, feliz y prístina en la que todo era felicidad. Ese mundo imposible de recuperar es el que, por los datos biográficos que la propia autora dio en las entrevistas que en vida le hicieron y por las investigaciones de unos y de otros sobre ella, vivió durante su primera infancia. En la breve biografía que mi amiga Lorena publicó en Instagram al hilo de la lectura de El muro se pueden leer datos muy interesantes sobre la autora. De ellos rescato los siguientes: «Hija de un guardabosques, vive su primera infancia en contacto con la naturaleza, hecho palpable en alguna de sus narraciones, y estudia más tarde en un internado en Linz.». Annette encuentra el asidero con la naturaleza en su tío Eugen, hermano de la tía Johanna que la había acogido al quedar huérfana. Johanna la educó con rigidez en la simulación y en la ocultación de sentimientos; afortunadamente el tío Eugen acudía a rescatarla de esta severidad y la llevaba a funciones de teatro infantil y a pastelerías. Ahora, transcurridos 20 años de estos recuerdos, también el tío Eugen acude al rescate de Annette y la sitúa en un medio natural cual es una playa italiana a fin de que logre salir del impasse en que la vida y su embarazo la han situado.
Foto de 1935; © Sybille Haushofer |
Igualmente, Annette piensa durante su día de descanso semanal cuál sería su papel vital si ella no trabajase: ¿Esperar como un perro a que su marido volviese a casa por la noche? Ella sufre al tener que consumir las horas en acciones inanes, colocando ese adorno, pensando en hacer la cena a Gregor, deseando mostrarse feliz y contenta cuando llegue... Leyendo esta escena y las reflexiones del personaje no he podido por menos que recordar a La señora Dalloway de Virginia Wolf. Todos sabemos cómo acabó Sylvia Plath y cómo transcurre el día de Clarissa, la protagonista de la novela de Virginia Wolf.
«Decidió dar una última vuelta por la casa, abrigando la secreta esperanza de que algún objeto no estuviera en su lugar para hacer algo que la distrajera un poco. Pero no encontró nada. Pasó la mano por encima de la colcha alisada, movió algún cenicero unos centímetros de donde se encontraba, sopló un rastro de polvo, invisible pero quizá existente, en la lámpara de pie, y corrió el salero hacia el centro de la mesa.En el cuarto de baño se limpió el carmín que sobresalía de los labios, se empolvó la nariz y se peinó las cejas y las pestañas. Luego, con el corazón palpitante y las corvas desmayadas, se sentó en el borde de la bañera. No debía quedarse sentada, sentarse equivalía a empezar de nuevo a dar vueltas [en su cabeza] a las cosas y tenía que evitarlo.»
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Nota.- Con esta novela cumplimento la letra H del Reto "Autores de la A a la Z" y añado un título más a la relación de clásicos leídos en el Reto "Nos gustan los clásicos"
Muy bellas y sentidas palabras para la compañera, Lorena, que se pueden hacer extensibles a ese amor que tú pones al reseñar los libros leídos. El de hoy, y ya desde el título llama bastante la atención. En cierta manera es cierto que hay un mundo que fue y que ya es imposible de recuperar lo que nos lleva a un bucle de nostalgia. Esa parte central de Mujeres versus hombres es siempre fascinante.
ResponderEliminarUn abrazo, Juan Carlos!
Y sinceras, añadiría yo, estimado Miguel. Lorena es un referente para mí -y para muchas otras personas- de excelente lectora. Y luego escribe muy bien y tiene una capacidad para relacionar unos libros con otros que a mí me deja turulato (ja, ja...).
EliminarUna novela magnífica, pero no fácil. Vamos, un libro de los que le gustan a Lorena.
Un abrazo
Proteger al hijo de la vulgaridad del mundo. Ufff. Qué tecla más importante pulsas, Juan Carlos. Tu reseña, aparte de deliciosa, es enormemente sugestiva. Dan ganas de abalanzarse sobre la obra.
ResponderEliminarPues nada, Rubén, abalánzate, sé que si lo haces vas a disfrutar mucho. Un libro además de pocas páginas, sólo 170 o así.
EliminarSí que es fuerte ese deseo de 'proteger al hijo de la vulgaridad del mundo¡, ¿y cómo hacerlo? ¿Y si él no quisiera? En fin, cosa profunda desde luego.
Gracias mil por tu comentario, siempre tan amable, Rubén.
Un abrazo
Me llamó mucho la atención la novela y sus reflexiones sobre el amor por la reseña de Lorena. Apuntada la tengo y te agradezco que me la hayas recordado. A ver si voy sacando lecturas de mi eterna lista. Aunque leyendo esa cita de La señora Dalloway me ha apetecido releerlo. No sé si en vez de sacar La puerta secreta, no meteré ahora este también, ja, ja.
ResponderEliminarUn beso.
De La señora Dalloway recuerdo sobre todo el momento en que Clarissa está preparando la tarta de cumpleaños para su marido. Luego la he visto magníficamente presentada en la película "Las Horas" de Stephen Daldry donde Jeanne Moureau hace el papel de Clarissa. Un buen libro de Virginia Wolf, desde luego.
EliminarUn beso
¡Hola Juan Carlos!
ResponderEliminarlo primero decirte que estoy totalmente de acuerdo con lo que dices sobre el blog de Lorena, yo también la sigo de cerca y la verdad que sus reseñas son una maravilla y en cuanto a gustos lectores se parece en algunos aspectos bastante a mí, también me gustan los libros exigentes con el lector, que me remuevan y me encanta que me incomoden, son los que más disfruto. La literatura de consumo también me suele aburrir bastante, es carne de abandono y ya hace muchos años que la ignoro totalmente
A esta autora la he leído, leí "La pared" una obra que me gustó mucho y que por lo que cuentas es bastante distinta en cuanto a argumento a esta de la que nos hablas. La verdad es que de La puerta secreta me gusta todo lo que dices de ella, me gusta que la protagonista sea bibliotecaria aunque no me gusta que abandone el trabajo para dedicarse únicamente a la maternidad, ¡gran error desde mi punto de vista! y me atraen mucho todos esos temas que toca, respecto al amor de pareja, diferencias entre hombres y mujeres, maternidad etc
Igual propongo esta lectura para nuestro Debate a tres, creo que podría ser de las buenas para debatir
Besos
Hola, Marian:
EliminarLa pobre Annette no deja por gusto su trabajo de bibliotecaria que le daba independencia y que la realizaba personalmente, lo deja porque en los años 50 del siglo pasado a las mujeres no les quedaba otra si es que querían ser madres.
Creo que esta novela sí que os daría juego en ese grupo Debate a tres que tenéis. A propósito, ¿no era sólo un tándem formado por Mariana y tú?
Un beso
¡Hola Juan Carlos, de nuevo!!!
Eliminarya, entiendo que probablemente no fue por gusto, sino que eran las imposiciones de la época, pero sigue siendo un error que menos mal se fue subsanando con el avance de los tiempos. A veces pienso lo infeliz que yo habría sido naciendo en esas épocas, teniéndome que dedicar a mis labores de hijos y hogar únicamente..., uffff.
Te cuento que tenemos dos clubs de lectura conjunta, uno entre Mariana y yo, el club Mavamar que ya lleva su tiempo funcionando, años, y hace poco pues invitamos a Rosa a leer con nosotras para ver como se nos daba entre las tres y la experiencia fue genial, muy gratificante, así que ahora también tenemos nuestro "Debate a tres" para otras ocasiones, así como cada una lee sus cosas por separado.
Tanto Mariana como yo conocíamos a Rosa (yo desde hace bastante mas tiempo y Mariana más recientemente) y habíamos hablábamos varias veces vía whatsapp, nos cae muy bien y ademas ella tiene gustos de lectura muy similares a los nuestros, así que después de esa primera lectura de prueba, como la cosa fue muy gratificante y las tres nos sentimos muy cómodas, pues decidimos crear otro club de tres y así vamos intercalando lecturas.
Te cuento que poder leer juntas y después comentarlas vía cibernética, pues tiene que ser usando el formato electrónico y lamentablemente esta novela no vamos a poder leerla en nuestro Debate a tres, porque no existe forma de adquirirla, supongo que como es bastante antigua pues no existe digitalizada, solo en formato papel, de hecho en mi biblioteca la tenemos.
¡Un beso, amigo!!
¡Hola, Juan Carlos!
ResponderEliminarUna protagonista que me despierta gran curiosidad y que mucho tiene que ver con Marlen Haushofer. Una autora que no he leído, pero que conocía por "La pared", una obra que también llamó mi atención.
Creo que llegó el momento de acercarme a la prosa de Marlen Haushofer, muy buena tu reseña, me llevo apuntada "La puerta secreta", puede que llegue a convertirse en otra lectura conjunta, tal como sugiere Marian ;)
Abrazos.
Si finalmente hacéis Marian y tú la lectura completa de esta novela me gustará mucho leer vuestras reseñas. Y estoy seguro que vosotras disfrutaréis mucho con este libro.
EliminarUn abrazo
Felicidades, Juan Carlos. Has hecho una reseña super completa y un análisis riguroso de La puerta secreta. Y muchísimas gracias, ya no por la mención, sino por las palabras que me dedicas tanto a mí como a mi blog.
ResponderEliminarQué puedo decir. Marlen Haushofer es una escritora excelente. También me temo que un poco olvidada en la actualidad, excepto por una edición más reciente de El muro bajo el título La pared, por lo que me alegra que la hayas leído y también que la hayas traído al blog. La puerta secreta, además, fue (y sigue siendo) una lectura muy especial para mí. Y sí, es cierto que es una novela exigente y que no es para cualquier lector, pero estaba segura de que ibas a sacar muchísimo de ella, como finalmente ha sido por lo que se puede apreciar en tu reseña. Veo, además, que a ti también te ha evocado tus propias referencias literarias, como las maravillosas Sylvia Plath y Virginia Woolf, a las que también adoro, y la más contemporánea Annie Ernaux, con la que aún no me he estrenado. En fin, nuevamente, mi enhorabuena, Juan Carlos.
Besos
Las gracias te las doy yo a ti, Lorena, por descubrirme libros que de otro modo no conocería. Es verdad que a mí también las lecturas que hago me hacen recordar otras ya hechas, pero la manera que tienes tú de ir hilando y entreverando unas con otras es única. Por eso, de nuevo, recibe mi aplauso.
EliminarUn beso grande
Lorena no solo reseña novelas de calidad, sino que sus reseñas son de una calidad extraordinaria. Como las tuyas también. Conocí este libro por Lorena y me despertó curiosidad, pero entre tanto pendiente, no sé si le llegará su turno. Tu reseña me motiva a leerlo también. A ver qué decido al final. A lo mejor el libro me encuentra a mí.
ResponderEliminarBesotes!!!
Lorena es que escribe de miedo. Yo la he animado más de una vez a qué escriba algo y que lo publique. Muchas de sus reseñas merecen verse en formato libro.
EliminarSobe el libro "La puerta secreta" no puedo añadir otra cosa que te va a gustar, eso seguro.
Un beso grande, Margari
Maravillosa reseña, Juan Carlos, siempre es un placer leerte. No conocía a la autora pero le voy a dar una oportunidad, siempre reseñas libros diferentes y muy interesantes.
ResponderEliminarAdoración total por Sylvia y Virginia.
Un abrazo enorme.
Es que Sylvia, Virginia y a partir de ahora Marlen son increíbles autoras. Muchas gracias por tus palabras, Rita.
EliminarBesos