«Corto ha descubierto que lo que lo ha mantenido verdaderamente en pie todo este tiempo ha sido sólo eso: el anhelo.
Corto también ha comprendido una última cosa: la venganza está plagada de daños colaterales; algunos son asumibles, otros, en cambio, se acaban revelando insoportables.»
Con esta novela de título extraño -Sinántropos- concluyo lo que se denomina en la novelística de Carlos Bassas del Rey 'trilogía de la venganza'. Efectivamente, la novela que acabo de leer es la historia de una venganza. El protagonista de la misma es Bruno Garza, conocido en la barriada donde vive como el Corto. Es un chico guapo, muy atractivo, que vuelve al barrio que abandonó hace diez años. La pandilla de amigos de la adolescencia se sorprende al verle regresar. Entre ellos hay sus más y sus menos. Silvia era la chica de Corto, ambos se querían, pero inopinadamente Bruno un día desapareció. ¿Por qué? En diez años pueden pasar muchas cosas, entre otras que tu chica te olvide y se case con tu mejor amigo.
[el Corto] «se cree mejor que todos ellos; que Dani, Fer, Javi y Pruden; que Silvia; que el Chino; que su madre. Mejor que todos los miserables que se hacinan en los edificios que le rodean. Siente asco de su pobreza y su miseria.»
«Candela se detiene. La brisa le agita el pelo, y, de repente, a Corto todo le parece un tópico: el paseo por la playa cogidos de la mano, el viento que agita su cabello, la chica rica, el niño pobre, la princesa y el vagabundo."Es la puta Pretty Woman al revés", piensa.»
El personaje de Candela y la relación del Corto con ella me ha recordado muchísimo la novela de Juan Marsé, "Últimas tardes con Teresa". La verdad es que Bassas del Rey deja traslucir en sus novelas sus admiraciones literarias. En las reseñas que en este blog tengo hechas de las otras dos novelas de la trilogía, Justo y Soledad, señalo en cada una de ellas esta característica. Enorme semejanza existe entre el Pijoaparte de Marsé y el Corto de Carlos Bassas. Ambos personajes se mueven por la misma geografía urbana -seguramente Barcelona, aunque en Sinántropos no se aclara con exactitud- y ambos seres, ingenuamente, pretenden desclasarse gracias a su atractivo sexual. Se lo explica Bruno a su amigo Dani en un momento del relato:
«Corto tuerce la boca, esboza una sonrisa cansada.—Alguien me dijo una vez que la gente como nosotros no somos más que sinántropos. Putos parásitos. Putas ratas, jodidas palomas, cucarachas de mierda que se alimentan de las sobras de otros.
—Pues jodámosles.
—No podemos ganar. Los tipos como tú y como yo, la gente de este maldito barrio, de tantos otros como este, nacemos condenados. Créeme. Lo intenté.»
Los seres como ellos están condenados, no pueden salir del hoyo. Cuando se han creído fuera, han sido aherrojados de nuevo en el mismo, pues las clases, especialmente las altas, defienden su identidad y no quieren mestizaje, sangre sucia en sus familias. Esto Corto lo ha entendido tarde, pero ahora sabe muy bien por qué su asunto con Candela naufragó: «el ultimátum del padre, la amenaza de la madre, el pánico al nieto mestizo, al bebé de sangre sucia.»
Entre los motivos de su huida ocupan lugar preferente los mafiosos del barrio, en especial el Chino que se sirvió de Corto para humillar al padre de éste. Sobre este asunto nada más debo decir, no quiero estropear el disfrute que supone la lectura de Sinántropos. Una novela en línea con lo que nos tiene habituados su autor. ¿Y a qué nos tiene habituados Carlos Bassas del Rey? Pues a una historia dura, para estómagos que digieran novelas negras que no se paran en barras. El barrio es duro; las relaciones entre quienes lo habitan son duras; el amor y la amistad, esquivos y engañosos; las jerarquías están claras y si no se respetan se imponen por la fuerza cruel y violenta.
A mí, aparte de la historia, lo que me gusta de ésta y de otras novelas del escritor barcelonés es la forma que da a sus escritos: ese ir descubriendo lo que viene de la mano del narrador; esas repeticiones rítmicas que hacen de la novela casi un poema en ocasiones
« El odio pesa.
El odio tiene masa.
El odio crece y consume cada vez más energía, se vuelve afanoso y acaba reclamando una consagración absoluta.
El odio de Corto es una orquídea.
El odio de Corto es una garza blanca [Habernaria radiata].»
Pero esta vez -también sucede en las otras novelas del autor- lo que más ha llamado mi atención es el amor que Carlos Bassas del Rey muestra por el vocabulario, por el léxico concreto, por las palabras adecuadas, muchas veces tecnicismos de profesiones como la medicina, la biología o el mundo del derecho:
‘lentigos’ (pequeñas manchas y pigmentaciones, en general asociadas a la edad, que aparecen en las zonas de la cara o en las manos), ‘nistagmo’ (o nistagmus es una oscilación rítmica e involuntaria de uno o ambos ojos que puede presentarse a cualquier edad), ‘ basuco’ (mezcla de cocaína y heroína, usada por drogadictos), ‘pareidolia’ (un juego muy común entre niños y adultos donde pasan el tiempo buscando figuras en las nubes o en algo tan común y cotidiano como unas simples sombras de una habitación), ‘acónito’ (Planta herbácea de tallos erguidos, hojas palmeadas, flores azules o blancas y raíz fusiforme.), ‘gálbulos’ (frutos de los cipreses redondeados, carnosos e indehiscentes (que no se abren cuando están maduros) que encierran varias semillas en su interior)…, y naturalmente, el propio título, ‘Sinántropos’:
«Sinantropía
Del griego syn (junto a) + antrhopos (ser humano). En biología, capacidad de algunas especies vegetales y animales de adaptarse a ecosistemas urbanos para sobrevivir.»
Muy interesantes en mi opinión son las recurrencias que el novelista hace a la literatura antigua, en especial al Antiguo Testamento y a la tragedia griega. Concretamente es con el Libro de Abraham y con la tragedia Las Euménides de Esquilo que Carlos Bassas del Rey realiza traslación analógica de la tragedia urbana que Bruno Garza soporta. El Libro de Abraham le sirve para aproximarse a la experiencia que vivió con su padre («el padre de Corto es consciente de que no hay nada que pueda hacer: su Dios le demanda un sacrificio, el Chino le exige un holocausto.») y las figuras de las tres euménides («ralentiza el paso y reza a las Erinias, "¡Oh, Alecto, oh, Megera, oh, Tisífone, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la vuestra!"») es la entidad a la que el vengador que es él se encomienda. Estos entes, más una VOZ que habita en su interior («Hazlo. / Ella también te ha mentido. / Te ha traicionado. / Todo el mundo te traiciona.») le dictan lo que debe de hacer, dirigen sus acciones
«Entonces la siente de nuevo: la mirada escrutadora de Tisífone, la determinación de Lilith, las ansias de venganza de Salomé, el odio de Medea.»
Concluyo
Hay que leer y leer esta novela que resulta adictiva. Una novela fuerte, para nada timorata, que exige estómago para aguantar lo que en ella sucede y ocurre a unos y otros personajes. La pregunta que nos hacemos cuando leemos historias así es el propio novelista quien, en la Nota del Autor, que precede a la narración propiamente dicha, viene a aclarárnosla, a contestárnosla, sin ni siquiera nosotros haberla formulado:
Los escritores usamos la ficción para contar la realidad. Nos inventamos una mentira para contar la verdad. Esta historia es solo eso: pura ficción. Una gran mentira. O quizás no. Quizás [precisamente por eso] todo lo que el lector encontrará a lo largo de sus páginas sea la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.Pura realidad.
Decidan por ustedes mismos al terminar
Carlos Bassas del Rey es uno de los mejores autores de novela negra que hay en este momento en España. Las tres novelas que aquí mencionas son magníficas, pero también lo es su trilogía sobre el policía Herodoto Corominas (otra muestra de su interés por la historia y el mundo clásico el nombre de este personaje) o su novela ambientada en el siglo XIX en Barcelona, Cielos de plomo. Me quedan por leer las novelas de su trilogía de Aki Monagatari ambientada en el Japón del siglo XVII. No sé si me animaré, pero todo lo demás que saque caerá entre mis manos.
ResponderEliminarUn beso.
Sí que es bueno, sí. Lo conocí gracias a ti, Rosa. La verdad es que gracias a tu voracidad lectora he leído libros de autores muy buenos.
EliminarSeguro que leeré más cosas suyas. De mano, me llama mucho la atención la trilogía Gerodoto Corominas.
Un beso
¡Hola! he leído Soledad del autor y me encantó, de hecho me propuse volver a él pronto, y te cuento que ya tengo Sinántropos esperándome. Lo que me ha descolocado un poco es lo que dices de que ¿forma parte de una trilogía, la de la vengaza,se pueden leer por separado? porque pensaba que era independiente
ResponderEliminarSé que este hombre escribe duro y que hay que tener estómago, yo lo tengo por eso sé que este autor es para mi
Por cierto, que buena aclaración a esa pregunta no formulada
Besos
Hola, Marian:
EliminarSí, se pueden leer perfectamente por separado. Lo de 'trilogía' se dice por el tema "venganza", nada más, porque luego cada novela desarrolla una historia diferente con protagonistas también distintos.
Sé de tu 'buen' estómago y sé que este autor es para ti. Vas a disfrutar.
Muchos besos
Del autor solo he leído Justo, que me gustó mucho pero admito que no sabía que formaba parte de una trilogía. Así que, ahora que lo sé, a ver si me animo pronto con Soledad, que lo tengo en el lector esperando y luego voy a por éste.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sobre lo de que forma parte de una trilogía te digo lo mismo que acabo de decile a Marián. O sea, vamos, que puedes leer cada novela de manera independiente, porque la relación entre las tres es a propósito del tema y nada más.
EliminarCon cualquier de los dos títulos -Justo o Sinántropos- vas a tener una lectura disfrutona.
Un beso grande
"Los seres como ellos están condenados, no pueden salir del hoyo. Cuando se han creído fuera, han sido aherrojados de nuevo en el mismo, pues las clases, especialmente las altas, defienden su identidad y no quieren mestizaje, sangre sucia en sus familias". Qué tres líneas imantadas, que te llevan a desear abrir de inmediato la novela. Gracias, siempre, por tus sugerencias. Abrazos.
ResponderEliminarUn abrazo, Rubén
EliminarSiempre encuentro Buenas propuestas lectoras en tu rinconcito y agradables e interesantes comentarios.
ResponderEliminarMe encanta que así te lo parezca y además que lo disfrutes, querida amiga.
EliminarBesos
Siempre leo muy buenas críticas sobre este autor. Supongo que debería de darle una oportunidad. De hecho, no me importaría hacerlo, es solo que luego encuentro otros libros o autores que me llaman más.
ResponderEliminarMe gusta que el autor deje entrever sus admiraciones literarias y también me llama la atención esas referencias a la literatura antigua que señalas.
Besos
Te gustará Carlos Bassas del Rey cuando te decidas a darle una oportunidad, Lorena. Es novela negra envuelta en un interesante conocimiento de la literatura presente y ausente de la actualidad.
EliminarUn beso