«Ella volvió a su estado normal. El momento pasó. Algunas frases desgastadas y la conversación acabó. Todavía distraído, se quedó con el auricular del teléfono pegado al oído hasta que la escuchó colgar. Un clic y un silencio vacío. Era como si ella se encontrara a miles de kilómetros. Hacía años que no hablaban.»
Gracias a los blogs literarios amigos que frecuento he conocido la existencia de esta pareja de suecos, Maj Sjöwall y Per Wahlöö, que en 1965 dieron a la imprenta esta entretenidísima novela. Roseanna fue -y lo sigue siendo, claro- la primera de una serie de diez conocida como Serie Martín Beck por el nombre del policía protagonista de la misma.
Los autores
Maj Sjöwall y Per Wahlöö fueron pareja desde 1962 hasta 1975, año en que, con sólo 48 años, murió Per de cáncer de pancreas. Maj le sobrevivió 45 años muriendo en 2020 a la edad de 85. Mientras estuvieron juntos tuvieron dos hijos y escribieron las diez novelas protagonizadas por el inspector de la Brigada Criminal Central Martin Beck. Con la muerte de Per la serie se interrumpió y Maj no la continuó, dedicándose ella desde ese momento fundamentalmente a la traducción al sueco de obras escritas en danés, inglés y noruego. También es autora de algunos relatos y de una exitosa novela negra que publicó en 1990 titulada La mujer que se parecía a Greta Garbo inédita aún en español.
Roseanna
Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)
Una tarde de julio aparece el cuerpo de una joven en el lago Vattern, en Suecia. Tres meses después, todo lo que sabe el inspector de policía Martin Beck es que el nombre de la chica es Roseanna, que vino de Lincoln, Nebraska, y que pudo ser estrangulada por cualquiera de las ochenta y cinco personas que viajaban con ella en una excursión en barco.
En la novela se trata de resolver un complicado asesinato sucedido en el lago Boren en un barco de pasajeros que pasea turistas por esa zona de lagos suecos gracias al amplio sistema de esclusas que permiten navegar pese a la distinta altitud existente entre unos y otros. La novela es claramente de corte psicológico e inaugura la que décadas más tarde será la exitosa novela criminal escandinava con autores tan conocidos y leídos hoy como Henning Mankell, Stieg Larsson, Jö Nesbo, Asa Larsson, Arnaldur Indridason, y otros tantos más.
Que el criminal y principal sospechoso posea una mente fuerte que ponga difícil a los policías que lo investigan hacerle confesar no es algo excesivamente novedoso respecto a la novela negra anterior encuadrada en el 'hard boiled' norteamericano fundamentalmente [sobre el hard boiled tengo escritas cosas en este blog: aquí, aquí y aquí]. Con Maj Sjöwall y Per Wahlöö la novela negra europea dio un salto cualitativo importante al incorporar a sus tramas, profundizando lo que se intuía ya en Chandler o en Hammett, el cuestionamiento de la sociedad -o al menos de algunos estamentos de la misma- en la que el crimen se ha `roducido. Este hecho es de grandísima importancia en el momento en que la serie Martin Beck aparece en Suecia, un país que en 1965 estaba considerado como un auténtico paraíso en la tierra en el que las diferencias sociales eran mínimas, la igualdad entre los sexos óptima y el socialismo sueco digno de ser imitado.
Martin Beck es un esforzado y magnífico policía cuya vida matrimonial transita por zonas pantanosas. Este policía de estómago delicado vive su matrimonio y paternidad de manera peculiar. A lo que parece no se le ve muy satisfecho con su vida privada aunque tampoco da la sensación de que quiera romper con ella. Son muchos los momentos en los que su mujer entra en sospecha por las muchas horas y noches que el policía dedica a su trabajo
«Su mujer no le dijo nada, pero el destello de duda de sus ojos era cada vez más patente cuando él la miraba. Hacía ya mucho tiempo que desconfiaba de esa extraña misión que nunca daba resultado, pero que mantenía alejado a su marido de casa noche tras noche.»
A él estas sospechas lo tienen hastiado y las mismas vienen a sumarse a actitudes mantenidas por su mujer que nada le satisfacen
«Desde que los niños se habían hecho mayores y no la necesitaban tanto como antes, su esposa, con entusiasmo fervoroso e inoportunidad enfermiza, había asumido el papel de enfermera del hogar y los recurrentes períodos gripales de su marido constituían para ella eventos tan importantes como los cumpleaños y períodos festivos.»
Respecto a las mujeres, cuando se lee la novela, se percibe a veces, en palabras y gestos de algunos personajes masculinos, un cierto machismo presente en esa sociedad sueca que a los de por aquí, quiero decir, a los españolitos de esos y siguientes años, nos parecía tan avanzada en todo. Así se observa, por ejemplo, cuando el detective principal y su jefe hablan sobre quiénes investigarán el caso
«—¿A quien llevarás contigo?
—Sólo hay ocho hombres en comisaría. Contaba con los dedos.
—Bueno, de los cuales una es mujer. Y alguien debe de ocuparse del resto de las tareas.»
Al igual que con este machismo, existente en las mentes aunque negado habitualmente en las declaraciones, Maj Sjöwall y Per Wahlöö ponen el dedo en la llaga al citar la colaboración con Alemania de la oficialmente Suecia neutral durante la IIª Guerra Mundial. Así se cita con elogio, por parte de algunos personajes secundarios con los que Martin Beck habla en el curso de la investigación, el papel realizado por la División Azul española en esa contienda
«El comandante Jentsch vio bastante en la guerra. Bastante, bastante. Durante nueve meses, quizá llegaron a once, bueno, de todas maneras fue oficial de enlace en la División Azul, ¿conocen la División Azul? Las tropas españolas de élite que Franco mandó para luchar contra los bolcheviques. Y debo decir que aquí, a menudo, medimos a italianos, griegos, españoles y demás... Bueno, a ver si me entienden, los medimos a todos por el mismo rasero, pero tengo que decir que aquellos chavales, o sea, los de la División Azul, esos sí que sabían...»
Es, pues, una novela en la que vemos comportamientos y conversaciones normales de personajes muy normales. Seres que no se comportan con falsedad y que declaran sin remilgos lo que en verdad piensan; de ahí que no se corten un pelo al elogiar a la División Azul o al opinar sobre hombres y mujeres. Quizás, pienso desde el momento presente, aún en 1965 no se había impuesto el concepto de lo políticamente correcto y menos aún el del pensamiento único; nadie tenía miedo de que sus palabras u opiniones le condenasen al ostracismo de la cancelación en que son alojados aquellas personas que hablan de manera libérrima.
El prólogo a la edición de Roseanna que he leído lo firma Henning Mankell. Magnífico prólogo el que en 2010 escribió el escritor sueco desaparecido en 2017. En él destaca aspectos importantísimos como el de que Per Wahlöö, militante comunista, antes de estar con Maj Sjöwall hubiese escrito una novela situada en la España de Franco («Antes de 1965, había leído varias novelas de Per Wahlöö. Recuerdo especialmente El camión, que se desarrollaba en la España fascista.»). Pero lo esencial de las palabras de Mankell queda referido a aspectos literarios de la novela: así, señala que «En Roseanna, los investigadores de homicidios emergen como personas normales. No hay nada heroico en ellos» y algo más adelante dice que «es una de las primeras novelas policíacas en las que el tiempo juega claramente un papel principal.». Este uso del tiempo -la acción dura seis meses y medio, pero en los tres primeros la investigación policial apenas avanza- sirve para imprimir un ritmo idóneo de suspense y de tensión al relato.
También, aunque no en exceso, hay humor en el relato. Un humor, todo hay que decirlo, a la sueca, o sea, nada estruendoso, sin carcajadas que rompan el hielo de esa sociedad nórdica: así en la narración del descubrimiento del cadáver leemos que «La mañana del cinco de julio la draga amarró en Borenshult ante la admiración de los niños del pueblo y de un turista vietnamita» ¿Un turista vietnamita en Suecia, en 1965, cuando la Guerra de Vietnam estaba en su apogeo? Evidentemente estamos ante un sarcasmo, humor irónico, una velada crítica por esa guerra inacabable contestada por la izquierda sueca en la que militaban los dos escritores. Más humorístico y literariamente más funcional me parece el uso que hace del mismo para caracterizar personajes: «—Atención a la elección del verbo enrolarse —puntualizó mirando con orgullo a Martin Beck.», le dice el inspector Kollberg a su inmediato superior que poco antes le había corregido una palabra. El mismo Kollberg y su compañero Melander hablando con Martin Beck quedan caracterizados por su vocabulario:
«—¿Y de dónde vas a sacar a una mujer?
—Tiene que haber alguna en el cuerpo.
—Mejor búscala antes.
Diez minutos más tarde, Kollberg preguntó: —¿Y dónde piensas encontrar a una tía?»
Otros momentos de tono humorístico en mi opinión dignos de ser destacados se ven en frases como las que siguen:
- «El tradicional asesinato de Nochevieja sucedió en Gotemburgo y se esclareció en menos de veinticuatro horas.»
- «Doce alemanes, cuatro daneses, cuatro ingleses, un escocés, dos franceses, dos sudafricanos —a éstos habrá que buscarlos con un tam-tam—, cinco holandeses y dos turcos.»
Quizás hoy, esa sarcástica alusión a los sudafricanos sometidos por entonces al cruel apartheid no superaría el listón de lo políticamente correcto. Y quizás hoy, si los vigilantes de la ortodoxia se empeñasen, veríamos desaparecer las novelas de esta pareja de suecos de los anaqueles de las librerías. Corregir el pasado es, como denunciara George Orwell, pretensión de todos los absolutistas. Afortunadamente la pareja formada por Maj Sjöwall y Per Wahlöö no tiene la fama universal alcanzada por la dama de la narrativa detectivesca, Agatha Christie, cuya novela Diez negritos en las últimas ediciones figura ya con el título de Eran diez a fin de evitar la palabra estigmatizada. No se sabe qué opinaría de este cambio la autora británica si estuviera viva.
Para finalizar
Los escenarios en los que se desarrolla la trama novelesca son totalmente reales: «Motala es una ciudad sueca de tamaño medio. Está situada en la provincia de Östergötland, en la parte norte del lago Vättern, y tiene unos 27.000 habitantes.». El lugar donde aparece el cadáver de la mujer asesinada es bien conocido por todos los suecos que hayan pasado por la escuela: «—El lago Boren —dijo—. Boren, Roxen y Glan. Que yo recuerde, eso es más o menos lo único que aprendimos en el colegio».
También, leída desde el siglo XXI, ha llamado mucho mi atención observar la enorme dificultad que habían de tener las pesquisas policiales durante los años del siglo XX en que aún no existían los ordenadores. Repasar la vida y localizar a los 85 pasajeros que viajaban en ese barco donde se cometió el crimen desde luego no debía de ser trabajo fácil de realizar.
Por último, sólo me resta decir que leeré alguna novela más de esta serie al haberme satisfecho mucho "Roseanna" de Maj Sjöwall y Per Wahlöö, un auténtico clásico de este género narrativo. Saber en qué parará la relación del personaje con su mujer es para mí ya un verdadero acicate para buscar el siguiente título de la serie, El hombre que se esfumó, de por sí ya más que intrigante, ¿no os parece?
Nota:
La novela es un titulo más para incorporarlo al listado de novelas clásicas leídas dentro de la VIª edición del Reto Nos gustan los clásicos
Magnífica reseña. me alegro de que te haya gustado el libro. Afortunadamente, como dices, lo políticamente correcto no ha echado sus garras dogmáticas sobre estos autores, porque de ser así, a saber qué pasaría con sus novelas. Yo creo que es una riqueza ver lo que se pensaba y cómo se escribía en otras épocas. Aparte de que a veces lo incorrecto se muestra para criticarlo y creo que no siempre se entiende. Y es que los censores arrasan con todo por miedo a que se les escape algo. Aunque a veces, como pasaba con los franquistas, se olvidan de lo más importante y lo que más los deja en evidencia. No suelen pecar de falta de ignorancia. Solo la ignorancia se vuelve censora.
ResponderEliminarUn beso.
Grandes verdades son las que comentas, Rosa. "La ignorancia se vuelve censora"; pero menos mal, como ocurrió no pocas veces con la Censura franquista. que el funcionario de turno era un gran ignorante y dejaba pasar lo mayor quedándose en nimiedades tipo baje usted la longitud de la falda o suba el escote de la chica (ja, ja...)
EliminarLa novela me ha parecido entretenidísima. Seguro que leeré más de la pareja.
Un beso
Leí la serie completa, o al menos unas cinco novelas de esta pareja que reseñas, hace unos diez años. Mi pésima memoria no me ha dejado sino un aroma atractivo por el interés de estas narraciones que leí en poco tiempo con fruición. Te animo a leer la serie completa. Son muy buenas y uno tiene la impresión de que los dos autores crearon un mundo detectivesco y criminal que luego se ha manifestado en novelas y series nórdicas, varias de las cuales están en las plataformas. Ciertamente, es una puesta a punto de que no hay solo un problema a modo de crucigrama que resolver sino que implícita está la descripción de una sociedad y su entramado de corrupción. Curiosamente, los países nórdicos, los de la cruz en colores variables, son modelo por la satisfacción de sus ciudadanos hacia los sistema políticos que viven, pero a poco que rasques el mundo sueco, noruego, finlandés, etc, no es tan idílico como parece. Esto me sorprende: la descripción de sociedades muy problemáticas en todos los órdenes y un sentimiento de orgullo por parte de los ciudadanos que ya querríamos aquí hacia nuestras instituciones. Por una parte, me dan envidia pero por otra no sé si querría vivir como ellos. Maj Sjöwall y Per Wahlöö iniciaron este ahondamiento en las cloacas del paraíso. Un abrazo.
ResponderEliminarEs seguro que leeré más novelas suyas; no sé si la serie completa, pero si algunas más. Se leen muy bien y, como bien dices, ahonda en temas propios de la sociedad donde ha tenido lugar el crimen. También buscaré por las plataformas que frecuento alguna de las películas y/o series inspiradas en alguna de sus obras.
EliminarSobre la diferencia entre ellos (los nórdicos) y nosotros (españoles) pues qué te voy a decir. De siempre es que nos gusta protestar de todo y no mostrar apego a nuestras instituciones. Para crearnos leyendas negras -no es nuevo esto- somos únicos.
Un fuerte abrazo
Hola, excelente reseña. He leído la serie casi completa de las 10 novelas. Me gustaría sugerir para el reto de clásicos Bedelia, de Vera Caspary.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Anónimo. Leeré más novelas de esta pareja, eso sin duda. Y ya me pongo a buscar ese título que refieres.
EliminarNo soy muy aficionada al género, pero esta novela que nos traes se ve interesante por diversos motivos: por ese origen de lo que luego sería la novela negra nórdica tan exitosa en los últimos años, por recordar como eran las investigaciones criminales antes de la era de internet y de todo el avance tecnológico que esta supuso y, por supuesto, por todo ese contexto de denuncia. Ninguna sociedad, por idílica que se piense, lo es. También creo que agradecería esa falta de corrección política, de esa nueva censura imperante en estos tiempos en los que nos hacen creer que somos tan libres y al final parece que tenemos que acatar todos el mismo dogma para no salirnos del redil.
ResponderEliminarNo es una prioridad lectora para mí, con tanto pendiente como tengo, pero quién sabe si en un futuro.
Besos
Se ha borrado el comentario que acabo de publicar. Lo de blogger es de tralla.
ResponderEliminarTe decía que la novela me parece interesante por ser un poco precursora de esa novela negra nórdica tan exitosa en los último años, por recordar cómo eran las investigaciones criminales antes de los avances tecnológicos que trajo consigo la era de Internet, y por el trasfondo de denuncia social, pues ningún país, por idílico que se piense, lo es. También creo que agradecería esa falta de corrección política que señalas, de esa nueva censura imperante en estos tiempos en los que nos creemos tan libres cuando, sin embargo, parece que tenemos que acatar todos el mismo dogma para no salirnos del redil.
No soy muy aficionada al género y, siendo sincera, con tanta lectura pendiente esta novela no es una prioridad para mí, pero quién sabe en un futuro.
Besos
Es una novela y una serie que, cuando así lo decidas, te servirá para descansar de lecturas más exigentes.
EliminarUn beso, Lorena
Parece una novela muy entretenida aunque ese humor sueco a veces nos resulte de entender por estas latitudes. Saludos
ResponderEliminarLo del humor sueco ('hacerse el sueco', ja ja) cada vez lo vamos entendiendo mejor más y más. Fíjate que las novelas negras de Stieg Larsson fueron, y son, todo un éxito entre nosotros. Y también las de otros muchos autores nórdicos.
EliminarSaludos
¡Hola!!
ResponderEliminarpues muy apetecible esta novela escrita a cuatro manos (no deja de sorprenderme este tipo de autorías) e interesante por todo lo que nos cuentas, Juan Carlos, aunque eso de que sea un a serie..., pues no sé si al final le hincaré el diente. Curioso también comprobar como eran las investigaciones en esas épocas del siglo XX, sin ordenadores ni móviles (ahora nos parece de la prehistoria, jeje). Me gusta también que no se callen nada, que se diga lo que se piensa sobre cualquier tema y ese humor irónico que comentas (lo del turista vietnamita da muestra de ello)
Una reseña supercompleta, como siempre.
Un beso enorme
Muchas gracias, Marian. Te digo lo mismo que acabo de decirle a Lorena un poco más arriba.
EliminarUn beso grandote
Yo vengo de leer un libro a cuatro manos también y es algo superior curioso.
ResponderEliminarVeré de leer este así seguimportante en el camino de cuatro manos que parece da tan Buenos resultados
La curiosidad me puede: ¿Qué título a cuatro manos acabas de leer?, porfi. La curiosidad mató al gato, ya sabes (ja, ja...)
EliminarAbrazos
Hola Juan Carlos. Me han hablado muy muy bien de estos dos autores. Si la memoria no me falla, creo que incluso Lorenzo Silva, en una entrevista que le hice no hace mucho, los mencionó. Pero te hablo de memoria. En cualquier caso, me parece que es la primera vez que veo una reseña de unos de sus libros y, sinceramente, no pinta nada mal. No acostumbro a leer novela nórdica. Bueno, no acostumbro, no. Digamos que no se me han cruzado en mi camino y este podría ser un buen título para romper con esa costumbre. Besos
ResponderEliminarLos nòrdicos son un poco crudos y al principio sorprendieron por eso. Ahora parece que los autores compiten por ver quién es más bruto y, la verdad, ya nos hemos habituado a crudezas antes insoportables.
EliminarYo creo, Marisa, que te gustarán estos chicos del Norte.
Un beso
Soy la nota discordante. Leí esta novela hace bastantes años atraída por las buenas críticas y no me disgustó pero tampoco me dijiste nada. Eso hizo que decidiese no leer la serie
ResponderEliminarMe alegra que a ti te haya gustado más
N
Besos