"Las pruebas que nunca existieron" de César González Zamora. Novela del Coronavirus.
Esta novela corta, o más bien relato largo, es el primero que leo de un tipo de narración que ya durante el primer confinamiento, el que se inició el 14 de marzo y duró varios meses debido a la pandemia, vaticiné que existiría. Por entonces escribía yo una especie de diario semanal (como se ve nada original por mi parte pues este tipo de Diarios del Confinamiento y luego del [Des]Confinamiento crecieron como setas en los blogs) en el que echaba mi cuarto a espadas sobre lo que semana a semana iba aconteciendo. Pues bien, en alguna de esas entregas -publicadas todas ellas en el blog "Reflexiones, 'el otro blog de El blog de Juan Carlos'"- expuse mi opinión, a la vista de los relatos y de los diarios sobre la experiencia COVID19 que aparecían por doquier, de que seguramente y no tardando mucho habría una tendencia temática en la narrativa en éste y en futuros años que podría denominarse algo así como "Novela del Coronavirus". Tras leer esta novela publicada por César González Zamora me reafirmo en mi idea, pues efectivamente esta narración entra totalmente dentro de esta tendencia temática.
La novela
Nos enteramos a partir de esto de que España ha cambiado bastante, fundamentalmente se ha empobrecido pues el turismo, la gran esperanza y casi casi el monocultivo económico del país, no se ha recuperado como se pensaba con optimismo al inicio de la pandemia que ocurriría. Se ha impuesto la jornada laboral de 24 horas semanales en un intento de maquillar el enorme paro existente y los sueldos se han igualado mucho aunque fundamentalmente a la baja. En esta España, para nosotros del futuro cercano, el autor habla de una gran cantidad de asuntos muy interesantes por sí mismos pero que quedan sin desarrollar debidamente quizás, precisamente, por su gran número.
Aparece el asunto de la homosexualidad y la asunción normalizada de la misma no sólo por parte de la sociedad sino por los mismos homosexuales; a Luis Jarabo la idea de su marido de participar en el desfile del Día del Orgullo Gay le repele; junto a esto aparece el tema de la corrupción, quizás el más desarrollado de todos los que se tocan en el relato. Es una corrupción que viene del momento en que el Gobierno, bajo el estado de Alarma, asumió el control de todo el Estado y, debido a la serie de fiascos y errores de las primeras semanas, intentó maquillar los mismos a base de negar la realidad rebajando el número de contagios y de fallecimientos. No sólo fue una mentira continuada en los datos sino que también existió corrupción en los pedidos médicos realizados a China; algunas de las partidas pagadas a precio de oro llegaron mal y hubo que desecharlas, pero hubo pacientes que fueron tratados con las mismas a los que nada se dijo. En el propio ámbito sanitario se habla de la enorme falta de medios de protección que padecieron los trabajadores; de esto da fe David, celador en el Hospital donde fue ingresado Luis, siendo allí donde saltó la chispa del amor entre los dos.
La corrupción de naturaleza económica y política que se percibe en algún comportamiento anterior enfila hacia un nivel superior en el que la propia vida de una persona peligra como consecuencia de remover Luis Jarabo cuatro años después unas aguas que parecían tranquilas. La dignidad, la ética y moralidad personales por encima de cualquier otra cosa quedan de relieve y destacan en medio de una sociedad cuyos comportamientos son de dejadez, de postureo, de abandono de la propia identidad, de hipocresía, de mentira continuada. Y en esta hipocresía los poderes públicos y los políticos que detentan el poder salen muy mal parados en "Las pruebas que nunca existieron".
Podría concluirse que, en definitiva, toda la novela gira en torno a dos asuntos importantes, muy distintos entre sí, aunque coincidentes muchas veces en los procedimientos utilizados:
"El amor y la política son las dos artes que cambian la mentira en verdad; pero la primera lo hace por ceguera y la segunda por ambición"
En conclusión, estamos ante una novela bien escrita, ágil, de ritmo vertiginoso, que en mi opinión por la gran cantidad de temas que saca a relucir parece el esbozo de una obra de mayor enjundia. Los mimbres creo que están puestos, sólo queda darles un adecuado desarrollo para relacionarlos debidamente. Una buena novela larga podría nacer de este más que aceptable extenso relato.
El escritor
Maremeua Juan Carlos, qué cantidad de temas en una sola novela. Me recuerda la tienda de Anselmo, una tienda que había en mi pueblo cuando yo era pequeña: comestibles, zapatillas, batas, aperos de labranza...Chico, lo que es la memoria...😁
ResponderEliminarNo me importaría leerlo cuando mi cabeza "se despeje".
Besos.
Ja, ja... me gustaría haber conocido la tienda de Anselmo, pues de esas tiendas típicas cada vez quedan menos si es que queda alguna.
EliminarEsta novela es tan breve que te la leerás incluso con la cabeza no des`pejada del todo.
Un beso
💋💋💋
EliminarComo se suele decir, quien mucho abarca... Pues es una pena, porque pintaba bien esta novela.
ResponderEliminarBesotes!!!
Y no sabía de tu otro blog! Como soy pesada, voy para allá también.
EliminarMás besotes!!!
De pesada nada, Margari, sino todo lo contrario. Eres amabilísima y encantadora.
EliminarBesazo
Buenas tardes Juan Carlos. Como bien dices no es casual la tendencia creciente a escribir con este tipo de temática de fondo, no se si definirla como oportunista. Lo que tengo claro es que de momento no voy a leer nada referido al coronavirus, pues lo estoy viviendo en directo y estoy saturado al 100%.
ResponderEliminarAgradezco tu reseña como siempre que te leo.
Un fuerte abrazo.
Esta es la primera de lo que yo considero tendencia, pero estoy convencido de que el futuro nos deparará muchas más. Y es que el bicho ha dado, da y dará para mucho, ya verás. Es normal pues está suponiendo un cambio en a manera de entender la vida, las relaciones, e incluso la política.
EliminarUn abrazo, Javier.
Lamento que no te haya gustado, pero, si te digo la verdad, no me llamaba mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Mujer, yo no he dicho que no me haya gustado. Lo que he dicho es que introduce demasiados asuntos y eso exigiría una novela más extensa. Doy sólo una opinión. Fíjate que al final concluyo que es una novela ágil y bien escrita.
EliminarBesos, Lady
Mmmm con este no me animo, ni me llama por temática, al menos de entrada, ni por el hecho de ser relatos, que ya de normal me cuesta horrores acercarme a ellos.
ResponderEliminarLo dejo pasar =)
Besotes
Es una única narración, que por su extensión yo he calificado más como relato extenso que como novela breve. Se lee muy bien, eso desde luego.
EliminarUn beso para ti
¡Hola! No sabía de tus reflexiones en tu otro blog, luego voy a echar un vistazo. Me parece interesante este relato, pero sinceramente ahora no me apetece leer nada sobre este maldito virus, estoy sobresaturada de ese tema y cuando me pongo a leer prefiero evadirme
ResponderEliminarY luego teniendo en cuenta de que no es una novela, croe que de momento (nunca digas nunca jamás...) no la voy a leer
Un beso
No sabes, Marian, lo mucho que te entiendo. Al igual que tú yo estoy hasta la coronilla del coronavirus -y además mi segundo apellido es Corona, ja, ja-, o sea, que al bicho prefiero llamarlo COVID19 para que se aleje de mí y de mi familia lo máximo posible (jo, jo...).
EliminarBesazo
La verdad es que no me apetece nada leer novelas acerca de la pandemia. Ya ni me apetece oír las noticias del telediario, pero al menos eso sirve para mantenerse informado. Cuando cojo un libro para disfrutar de su lectura prefiero cosas menos agobiantes. No obstante, no le haría ascos a una novela queme viniera muy muy bien recomendada, cosa que no me parece que suceda con esta. Quizás habrá que esperar a esa novela larga que dices que podría nacer de esta.
ResponderEliminarUn beso.
Muy de acuerdo contigo en la última parte de tu comentario. Sobre que el Coronavirus y la sociedad que está generando o ya ha generado dará mucho asunto literario es más que evidente. Esperaremos a que vayan saliendo y cuando se nos vaya un poco de encima el hastío en que ahora nos encontramos, seguro seguro que las leeremos igual que leemos las de las guerras mundiales, el crack del 29,la crisis económica de 2008 y tantas y tantas otras.
EliminarBesos matutinos
Compruebo que estos temas tan desgraciadamente candentes, no solo ocupan los medios informativos, las tertulias, ruedas de prensa e intervenciones de expertos y politicos ante una audiencia sedienta de novedades, sino que también ha inspirado a un escritor a poner por escrito una recopilación de todas estas vicisitudes que hemos ido viviendo u obervando con el paso de los meses. No me parece nada mal, todo lo contrario, pero, al igual que a Rosa, no me seduce leer una obra como esta, por muy novelada que sea. Se me antoja más de lo mismo, pero con un toque literario.
ResponderEliminarUn abrazo, Juan Carlos.
Yo creo que es normal que la realidad entre a formar parte de la ficción o, al menos, para que sirva de punto de partida. Fíjate, Josep, el juego que ha dado la burbuja inmobiliaria o el ladrillazo de finales de los 90 y primeros años del 2000 que desembocó en la brutal crisis económica de 2007. Muchas novelas, y algunas muy buenas como ahora que yo recuerde "En la orilla" de Rafael Chirbes, por ejemplo. La diferencia del momento en que aún estamos inmersos y otras situaciones es que la actual nos concierne a todos y, además, con peligro de muerte. Y esto, claro, es natural, no se soporta con la misma distancia emocional que una crisis bancaria, por ejemplo. Estoy convencido de que cuando todo el asunto se arregle en términos sanitarios, el arte se servirá de él y realizará obras que nos satisfarán. Tiempo al tiempo, amigo.
EliminarUn fuerte abrazo
Pues si no te equivocaste vaticinando que surgirían obras o incluso todo un género literario sobre la pandemia, al leer tu reseña me ha dado a mí el pálpito de si el autor no habrá vaticinado también algo al escribirla, porque hay tantas cosas oscuras alrededor de esta pandemia que vete a saber si alguna vez sabremos la verdad sobre algo... Voy a cotillear en tu otro blog, mira por dónde, jajajaja.
ResponderEliminarMás que vaticinar pienso que el novelista está más que convencido de ello. Ya el título de la narración es bastante elocuente.
EliminarMi segundo blog la verdad es que lo tengo bastante abandonado; y es que no me da la vida para cubrir tantos frentes (ja, ja).
Muchas gracias por tu comentario, Espe.
Un beso
Pues me he llevado un chasco... Mira que empezaba bien la cosa. Me interesaba la trama. En fin, una penas. Gracias por la reseña, Juan Carlos. Besos
ResponderEliminarA lo mejor, Marisa, he sido un poco rígido en mi opinión, pero es lo que me ha parecido. El asunto es muy interesante, pero creo que hay que darle más espacio, más desarrollo.
EliminarUn beso
Me asombra la rapidez con la que escriben algunos y lo veloz que consiguen publicar pues el tema del coronavirus solo lleva con nosotros diez meses (aunque se nos han hecho muy largos, eso también es verdad). Quizás a esa rapidez se deba que la novela parezca, o eso he creído entender en tu reseña, poco perfilada. Tocar tantos temas y tan rápidamente puede que le reste algo de fuerza, ¿no?
ResponderEliminarDe todas formas, yo ya estoy saturada de tanto coronavirus, creo que ahora mismo prefiero temas diferentes.
Un besote.
Desde luego el Coronavirus nos tiene a todos hasta la coronilla (¡eeehhh!, je, je...) pero es evidente que el asunto es tan fuerte que dará mucho cultivo literario en el futuro. Por eso en mi reseña yo no critico el asunto que me parece de sumo interés, pero creo que hay que dar a cada tema el espacio que requiere. Creo que el escritor más que una novela (lo digo en la reseña) ha escrito un guión de una futura novela que no estaría nada mal que hiciera y yo la leería con gusto.
EliminarPero tampoco quiero yo leer en estos momentos más cosas sobre el maldito bicho. Fíjate que ya hasta los informativos de televisión me hastían por no salir del raca raca...
Un beso, Paloma