"Soledad"
"Soledad" es una sencilla novela desde el punto de vista de la trama: una niña de 14 años aparece muerta. Todo ha ocurrido la noche en que ella celebraba su cumpleaños que ha ido a celebrar con permiso de su madre a "La Bachata", una discoteca próxima a su casa. El inspector Romero con el subinspector Mendoza se hace cargo de la investigación del homicidio que parece tener un fuerte tirón mediático.
En el curso del desarrollo de la historia conocemos la vida de soledad de dos seres fundamentales en el relato: Soledad, la madre de Abigail, la niña muerta; y Romero, el inspector que arrastra una problemática vida privada y profesional por dejar en ambos ámbitos lugar importante a la ley de la venganza que rige muchas veces los comportamientos humanos; por su manera de enfrentar los asuntos, Romero es visto con recelo por sus superiores policiales y lleva una extraña vida con su mujer.
No cabe decir como ya hiciera en la reseña que dediqué a "Justo" mucho más pues en este tipo de novelas es muy importante el decurso de los acontecimientos. Me parece más interesante que la trama la manera como el escritor presenta la obra. Dos narradores son los que aparecen, cada uno de ellos centrado en los dos personajes principales.
Para Soledad, la madre de Abigail, el narrador es una 2° persona, ella misma con seguridad, que dialoga consigo misma en un soliloquio muy adecuado a una persona que se siente anulada y despreciada por todos los miembros de su familia (marido: un energúmeno machista donde los haya; su suegra: una despreciable mujer dedicada sólo a devorar culebrones y otras bazofias televisivas; e incluso por quien fuera la única razón de su vida: su hermosa hija Abigail, una dictadora que la chantajea emocionalmente). Para Romero el narrador toma la 3° persona, dando presencia así a un narrador externo que ve y cuenta sus acciones con objetividad, aunque con frecuencia abandona el plano puramente ficcional para invadir el que corresponde al autor.
"Romero echa un vistazo a las nubes. Como el día en el que comenzó a morir de esta enfermedad morosa [cuándo y de cuál, el lector lo sabrá más adelante], se sitúan sobre su cabeza y descargan de improviso."Pero además de la figura del narrador hay en este relato procedimientos narrativos que han llamado poderosamente mi atención. Uno es la mezcla de géneros literarios tal y como ya observé en la otra novela que de él he leído. Es muy interesante esta hibridacion entre géneros que realiza frecuentemente entre el propiamente novelístico y el teatral: "DUEÑO: «No soy el guardián de mi hermano.» ROMERO: «No me jodas, Elmer, que la Biblia te viene grande.»"
Tampoco puedo pasar por alto el peculiar uso que hace de los corchetes para dar informaciones escuetas, telegráficas, que sirven para sintetizar descripciones narrativas que si no serían más extensas; diríase en línea con la hibridación de géneros antes comentada que en estos espacios entre corchetes el autor realiza una especie de acotaciones teatrales procedimiento normalmente ajeno a la propia función de un narrador. Tan es así que hay momentos en que quien habla no es ninguna figura propia de la narración sino, en mi opinión, el propio autor: "El taxista [cincuenta, calvo, hace tiempo que no ama a su mujer, ella tampoco lo quiere, se aguantan, aunque eso no importa para esta historia]", o sea, Carlos Bassas. Véase este más extenso, curioso y más literario precisamente por la extrañeza que introduce en el lector:
"Ha comenzado entonces la rutina legal, una coreografía eficaz, un baile reglado de pasos, de gestos precisos, de piruetas medidas. Ha bailado la policía alrededor del cuerpo; han bailado la jueza y el secretario al llegar [a ella, treinta y dos, le gusta el 'Nightclub two step'; a él, cincuenta, el 'Lindy hop']; ha bailado el forense mientras varios curiosos observaban acodados en la barra."
El tercer procedimiento que me ha impactado y que creo contribuye muy mucho a mantener con adecuada altura la narración es la repetición de vocablos o sintagmas con una clara finalidad de sentido, es decir, contribuir así a una mejor transmisión del contenido que se quiere expresar. Dos o tres expresiones y/o frases recorren toda la novela contribuyendo a esto: "Yo tengo la culpa", "¡No!" y alguna más. Con algo de excesiva imaginación arábiga por mi parte me atrevería a decir que esta reiteración en columnas sucesivas o en series de líneas diríase casi infinitas es una especie de traslación a la prosa de la vanguardia del Creacionismo que tanto sorprendió a los europeos de los años 20 del siglo pasado cuando el poeta Guillaume Apollinaire o el chileno Vicente Huidobro los popularizaran entre los escritores de su época dándole a sus creaciones la denominación de caligramas. Ya digo que quizás sea excesiva esta analogía, pero en mi opinión creo que se justifica a fin de mejor transmitir aquello que quiero decir.
Por otro lado en la novela se tocan una serie de asuntos que tienen interés aunque ya no sorprenden por no ser novedosa su aparición en nuestra última literatura. Me refiero a la inmigración: la familia de Abigail es de procedencia sudamericana y los comportamientos machistas y abusivos de todo tipo sobre Soledad son tremendos. También, muy relacionado con esta procedencia cultural, estaría el asunto del desvalimiento religioso en el que se precipita Soledad pese a sus acendradas creencias iniciales. "Dios es sordo. Dios es mudo. A Dios le importas una mierda."
Luego estaría el tema de la culpa, quizás el asunto que vertebra y recorre la novela en los ámbitos de cada uno de los dos personajes principales, Soledad y el inspector Romero. Ambos se sienten o/y les hacen sentirse culpables de lo que les acontece e incluso en el caso de Soledad de lo que le ha sucedido a otros, concretamente a su hija:
"«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
«Es culpa tuya»
Eso te dice la lluvia"
Como se ve, otra manifestación más de la hibridación entre géneros que existe en la novela. En esta ocasión por disposición, ritmo y sonoridad, la narrativa invade el terreno de la lírica. Muy interesante, como todo lo que aparece en esta novela.
"La fórmula preferida del profesor"
Conocí esta novela de Yoko Ogawa por el blog de Lorena, amiga virtual que administra un blog enorme en todo: en calidad de lecturas de las que siempre me fío y en calidad de escritura porque cada vez disfruto más y más leyendo sus muy personales reseñas. Creía que había sido a través de Marian, otra buena amiga bloguera ("MarianLEEmásLIBROS"), que yo había sabido de la existencia de este relato y así se lo hice saber a ella misma. Lógicamente Marian se quedó sorprendida porque la reseña que hizo de esta narración de Yoko Ogawa tenía nada menos que diez años. Al decírmelo yo también me extrañé porque es verdad que suelo tardar en seguir las recomendaciones pero ¿diez años?; desde luego era mucho tiempo. Más tarde pude comprobar mi equivocación: Fue en el blog de Lorena, "El pájaro verde", donde había leído una reseña sobre "La piscina", novela de esta escritora japonesa; allí fue donde precisamente Marian le recomendaba en un comentario este título, "La fórmula preferida del profesor", recomendación que como muchas de Marian y también de Lorena no echo nunca en saco roto y suelo apuntar. No habían pasado, pues, diez años desde mi anotación, habían pasado sólo dos. ¡Ah, bueno, esto ya es otra cosa!
Mi comentario
Una empleada de hogar que trabaja para una agencia de servicio doméstico es enviada a atender a un cliente en cuya casa no paran las asistentas. Sin embargo esta mujer casa bien con este hombre, un anciano de sesentaitantos años que en 1975 sufrió un accidente automovilístico a consecuencia del cual perdió la memoria de todo aquello anterior a 80 minutos, excepción hecha de lo acaecido y conocido por él hasta el año 1975. Dados su elevados conocimientos de matemáticas y su afición a las mismas ocupa sus días resolviendo problemas planteados por el Journal o Mathematics, que una vez resueltos envía regularmente a esta Revista especializada.A propuesta del Profesor al que atiende, la asistenta comienza a llevar a su hijo de 10 años a la casa del matemático al finalizar la jornada escolar pues el anciano opina que un hijo debe de estar siempre con su madre. La relación entre el matemático y Root (así llama al niño el profesor por su cabeza plana que le recuerda al signo de la raíz cuadrada) es fuerte y sobre todo se refiere al mundo del béisbol, si bien es el beisbol anterior a 1975 cuya figura principal era un tal Enatsu.
Es una novela que a mí me ha dejado sensaciones contrapuestas. Por un lado me ha agradado el que las matemáticas sea el asunto sobre el que gira el relato, concretamente sobre la Teoría de los números naturales. No es muy frecuente leer reflexiones y elucubraciones sobre el Teorema de Fermat, la Fórmula de Euler o la Conjetura de Arlir. Yo, que no poseo formación alguna en matemáticas, he leído con cierta atención -al menos al principio- los nombres de matemáticos ilustres desde Erastótenes hasta Andrew Wiles ("EL PERIÓDICO DEL 24 DE JUNIO DE 1993 publicó un artículo que decía que el Último Teorema de Fermat había sido demostrado por Andrew Wiles, nacido en Gran Bretaña, catedrático de la Universidad de Princeton."), e igualmente me han agradado los juegos que partiendo de cosas cotidianas como la fecha de nacimiento, la edad o el número de calzado el profesor utiliza para transmitir a su interlocutor (la asistenta o el hijo de ésta) qué es un número primo, un número amigo, uno perfecto, uno triangular, e incluso el número pi.
Confieso que al tiempo que me ha sorprendido esta inclusión del pensamiento matemático en la relación cotidiana entre un eminente matemático y su asistenta también me ha cansado un poco la continuada reiteración en lo mismo que hay en la narración, haciendo que en parte mi cabeza me llevara a pensar en la cierta inverosimilitud de aquello que estaba leyendo. Quizás haya que tener muy en cuenta que estamos ante una obra de literatura japonesa cultura que tiene muchas diferencias con la europea en general y más aún con la nuestra en particular. Tal y como afirma en el 'Postfacio' de la novelita el profesor de Ciencias de la Computación León González Sotos, Catedrático de la Universidad de Alcalá, "Japón tiene sus tradiciones, nosotros las nuestras. La desatención de lo mucho que sus letras importan, doblada con el desdén por la cultura matemática, están entre las más asentadas por estos pagos."
Junto al asunto de las matemáticas aparece el de la afición al beisbol por parte del niño y del Profesor, si bien dada la problemática mental del matemático ambos hablan y fabulan sobre 'ligas diferentes', Root sobre la correspondiente a su edad (Root es un niño de 1o años al inicio y tiene 22 cuando finaliza la novela) y el Profesor sobre la de Enatsu, la estrella del beisbol japonés durante los años 1968-1973, aunque su carrera profesional se alargó hasta 1985. La cabeza del Profesor recuerda al Enatsu de 1968 cuando fue el mejor jugador de la Liga japonesa batiendo cualquier récord existente hasta ese momento.
Junto al asunto de las matemáticas aparece el de la afición al beisbol por parte del niño y del Profesor, si bien dada la problemática mental del matemático ambos hablan y fabulan sobre 'ligas diferentes', Root sobre la correspondiente a su edad (Root es un niño de 1o años al inicio y tiene 22 cuando finaliza la novela) y el Profesor sobre la de Enatsu, la estrella del beisbol japonés durante los años 1968-1973, aunque su carrera profesional se alargó hasta 1985. La cabeza del Profesor recuerda al Enatsu de 1968 cuando fue el mejor jugador de la Liga japonesa batiendo cualquier récord existente hasta ese momento.
La afición al beisbol de los personajes introduce en el relato una infinidad de tecnicismos propios de este deporte: "Yagi, con dos outs, bateó un game ending home run hacia la izquierda. El árbitro de la tercera base levantó una vez el brazo indicando home run, y el marcador digital se encendió con 2x, y sin embargo, el home run fue anulado tras rectificarse como hit de 2.ª base, pues había entrado en las gradas tras chocar la pelota con la valla." (pág. 180). A mi incultura matemática se une además mi desconocimiento y nula afición al beisbol, deporte, por otra parte, que una y otra vez aparece en otras literaturas en especial la norteamericana y, por lo que aquí veo, también en la japonesa. Quizás también el deporte del que el tal Enatsu fue figura indiscutible haya influido en que mi entusiasmo por este relato no haya sido excesivo.
En el apartado de elementos a favor está sin duda alguna la delicadeza con la que Yoko Ogawa (Okayama, Japón, 1962) presenta esta relación humana, llena toda ella de afectos sinceros a pesar de que el Profesor apenas pueda expresarlos dados sus problemas de memoria. Este asunto el de los problemas de memoria (alzheimer, senilidad, deterioro cognitivo, etc.) propios de algunos mayores es también cuestión importante en la narración. De la americana del Profesor penden una infinidad de tarjetas y notas escritas a fin de poder salvar el injusto límite de 80 minutos de caducidad de su memoria; en esas notas apunta sus intereses y se perciben los afectos de este hombre que no sabe comunicar bien sus emociones:
- "En la nota se leía; 'Mi memoria sólo dura 80 minutos'"
- "'La nueva asistenta ... y su hijo de 10 años √'"
El éxito de Yoko Ogawa en su país es inmenso desde su primera incursión en la narrativa con "Desntegración de la mariposa" en 1988 y el best seller "El embarazo de mi hermana" en 1990. Si estos dos primeros títulos fueron distinguidos con sendos premios (el Premio Kayen y el Premio Akutagawa, respectivamente), la novela que acabo de leer publicada en 2004, tras varios títulos aparecidos entre medias, ha ganado un importante abanico de Premios según dice la Nota que sobre la autora aparece al final del relato leído: "el Yomiuri, el de las Librerías Japonesas y el de la Sociedad Nacional de Matemáticas, 'por haber mostrado la belleza de esta disciplina'".
La novela ha tenido tal éxito dentro y fuera de su país que a los dos años de su publicación, o sea, en 2006, la misma fue adaptada al cine, a la radio y al cómic. Buscaré la película e intentaré verla pues esa relación de cariño establecida entre estas dos clases de personas tan distintas por formación y clase social -el Profesor y la asistenta y su hijo- me gustará ver cómo el director del film, Takashi Koizumi, la ha vertido en imágenes.
Con el primero me tientas mucho. Por lo que cuentas, sé que es un libro que voy a disfrutar. Y el segundo, ya te lo comenté. Fue el primer libro que leí de la autora y me encantó. Luego he leído un par de libros más de la autora y me han gustado. Se aprecia ese estilo diferente que ya se refleja en esta novela. Pero no llegan a la altura de ésta.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola, Margari:
EliminarEn primer lugar perdón por la tardanza en responder, pero es que cuando no estoy en mi iudad habitual me es algo complicado hacerlo; con todo voy a intentarlo.
Me encanta haberte tentado on el de Carlos Bassas del Rey; te gustara con toda seguridad. En cuanto al segundo ya te digo lo he leido pero no me ha llegado a llenar tanto como a ti y a más personas que os encantó. Seguro que la culpa la tiene el béisbol del que no entiendo nada (ja, ja...) y puede -bastante seguro también por cierto- las matemáticas de las que entiendo lo justito.
Besazo
¡Hola Juan Carlos! Muchas gracias por tus palabras hacia mi blog y mis reseñas. Ya decía yo que diez años eran demasiados..., jaja, como pasa el tiempo. (0sea que al final fue a través del comentario que to dejé en la reseña de La piscina de Lorena). Yo también sigo muy de cerca el blog y las reseñas de Lorena, porque como tú bien dices escribe y analiza sus lecturas de una forma muy peculiar que engancha mucho.
ResponderEliminarRespecto a La fórmula... veo que en general, aunque te hayan cansado un poco algunas cosas (lo entiendo aunque a mi no me pasó) te ha gustado. A mi me gustó mucho en su día, sobre todo la prosa de la autora tan peculiar y algunos datos de la trama: me pareció muy curioso lo de que la memoria del profe se reseteara cada 80 minutos y las notitas que se iba dejando para no olvidarse de ciertas cosas. También la primera pregunta que él le hace a las personas cuando las conoce (que en realidad son muchas veces porque se olvida de que las conoce) "¿qué número de pies calzas?" Me pareció supercurioso como este hombre obsesionado por las matemáticas veía toda su vida bajo su prisma y todo los aspectos los relacionaba con ellas. Y fíjate que curiosamente no me gustan ni las matemáticas ni el béisbol.
Bueno, pues lo dicho, me alegra que en cierta forma lo hayas disfrutado y gracias por la mención
Besos!!
Hola, Marian:
EliminarCreo que el dicho reza algo asi como "¡Nobleza obliga!", que viene a querer decir algo asi como por Dios, amiga mía, cómo no iba a mencionar que conocí el titulo por ti a través de Lorena si es la pura verdad.
En cuanto a la novela, que conste que la he leido de seguido y la acabé en nada y a mime ocurre como a tantos que cuando un libro se me tuerce lo dejo ahí y luego pasan los días sin tocarlo porque no me apetece. No, este no ha sido el caso del de Yoko Ogawa, pero no sé como que no me lo he acabado de creer del todo. Creo que debería probar con otro de la autora ("La piscina", por ejemplo) para hacerme una idea más cabal de ella.
Amiga, un beso grande
PD.- La tardanza en ontestar la explico en la respuesta al comentario de Margari
Gracias por la mención. Me gusta mucho Carlos Bassas del Rey. Además de "Justo" y "Soledad" estoy leyendo una serie policíaca que tiene con un inspector de nombre Herodoto Corominas que es muy buena también. Creo que tiene mucho trayecto por delante y nos dará muy buenas obras.
ResponderEliminarRespecto a Yoko Ogawa no he leído nada de ella, pero me atrae. Esta novela con tema matemático me atrae mucho, aunque bien es verdad que lo del beisbol me espanta un poco. Es un juego que creo que no entenderé aunque me lo expliquen. Ya me atrajo la reseña de Lorena sobre "La piscina", aunque fue de esas novelas que apunté y quedaron camufladas por lo que fue viniendo. La rescato.
Un beso.
De nada, Rosa. La verdad es que muchas veces más debiera de hacer mención en mis reseñas de tus recomendaciones y opiniones que, como bien sabes, tengo siempre muy en unta.
EliminarTomo nota de la serie de Bassas del Rey sobre el inspector Herodoto Corominas. Yo que he ejercido la docencia de la Lengua española el apellido Corominas por eso del "Diccionario etimológico"de Joan Corominas le tengo mucho afecto. El autor de "Soledad" es muy bueno y como bien dices 'nos dará muy buenas obras' ¡Y que nosotros las leamos, amiga!
Sobre la de Yoko Ogawa que conste que la mayoría de reseñas son más abiertamente favorables que la mía. A mi me ha gustado pero viendo la avalancha de alabanzas me quedo un poquito como rezagado respecto a ellas. Seguro que es problema mío que últimamente estoy como más picajoso con todo (ja, ja...).
Besos
PD.- Al haber pasado solo dos días este que dejaste tu comentario no emito disculpa de tardanza alguna (je, je...)
Veo que hay mucho fan de los premios D Hammett, por estos lares. Esta primera novela de tu reseña doble, me la apunto, aunque no es un género muy atractivo para mí, pero algo leo de vez en cuando. La pondré en lista de espera porque ahora mismo estoy con el segundo volumen de la trilogía de Carmen Mola y este tipo de novelas las tengo que dosificar porque si leo varias juntas, luego las confundo.
ResponderEliminarEl segundo libro que reseñas lo tengo en lista de espera desde hace meses, pero lo voy dejando porque a mí los escritores orientales no terminan de cuajarme, traten la temática que traten. No obstante, no descarto darle una oportunidad algún día, aunque a ti parece que no te ha hecho demasiado tilín, pero suele ocurrir cuando un libro lo ponen por las nubes, que el listón queda muy arriba y luego parece que no es para tanto.
Un besote.
Hola, Paloma:
EliminarYo he leído "La novia gitana" de Carmen Mola. Me gustó aunque tanto refinamiento en la tortura me cansó un poco; quizás haya sido por eso que pese a tener en mi poder "La red púrpura" (el que ahora tú estás leyendo) no lo haya ni siquiera iniciado. No sé, ya veré. ¿Qué te está pareciendo a ti? En mi opinión Carlos Bassas es mucho mejor que Carmen Mola pero para gustos están los colores.
No te asuste mucho el que Yoko Ogawa sea oriental. Su novela a ti que eres científica te gustará con seguridad. No obstante -yo con los años detecto que cada día me vuelvo más picajoso- a mí la relación entre una limpiadora y un sabio de las matemáticas se me hace como no del todo verosímil; pero merece leerse, venga, mujer, anímate.
Muchos besos
Está bien, me animaré a leer a Yoko Ogawa, te haré caso.
EliminarSi La novia gitana te pareció violento, prepárate con La red púrpura, porque no se ahorra detalles a la hora de describir torturas, así que tú verás si te animas.
Otro besote.
Carlos Bassas del Rey yo también creo que es mucho mejor que Carmen Mola. Por cierto, tras leer también "La Nena", he de decir que la peor de las tres es "La red púrpura". La Nena vuelve a recuperar la tensión y el interés de "La novia gitana", lo que pasa es que hay que leerlas seguidas para enterarse de lo que atañe a la vida privada de la protagonista.
EliminarBesos a los dos.
Bueno, no sé si me animaré a seguir la serie de Carmen Mola. Ya veré. Es lo malo de las series que tienes que leerlas todas para no perderte detalle. Entiendo perfectamente a quienes no les gusta leerlas por esa cuestión.
EliminarBesos a ambas, amigas
Me suena muchísimo Carlos Bassas del Rey y no consigo recordar de qué... Pero me apunto "Soledad", porque me gusta lo que cuentas de ella y además me llama eso de la mezcla de géneros literarios en una misma obra. "La fórmula preferida del profesor" creo que ya te puse en otro comentario que la había leído hace un montón de tiempo, y tengo que confesar que no la recuerdo demasiado así que no sé si es que no me terminó de convencer o qué...
ResponderEliminarMe encantará, Espe, leer tu opinión sobre "Soledad" cuando la leas si te decidieras a hacerlo. Carlos Bassas del Rey te puede sonar por muchas cosas entre otras porque es activo en las redes y porque sus novelas son muy comentadas en los blogs. Yo conocí al autor por haber leído reseñas sobre sus novelas; luego las he leído directamente y me han gustado mucho.
EliminarDe Yoko Ogawa tengo que leer otras novelas suyas que no versen sobre ciencias que no domino pues creo que me estoy perdiendo por mi incompetencia a una buena escritora.
Un beso
El primero lo anoto, no lo conocía y la premisa me parece súper interesante... además que es u género que me encanta.
ResponderEliminarEl segundo lo tengo apuntado en la lista desde que salió, me llama mucho la atención.
Besotes
Carlos Bassas es muy bueno. Se lee fácil, entretiene y resulta adictivo con calidad ¿Qué más se puede pedir?
EliminarEl de la japonesa Yoko Ogawa es interesante por el tema que propone.
Un beso