En verano, paradójicamente, se dispone de menos tiempo para realizar y leer reseñas en los blogs. En esta ocasión he optado por unir dos lecturas en una sola entrada. Son dos lecturas muy dispares, muy distintas. Por un lado un clásico de la literatura universal: el ruso Anton Chejov; por otro, la resucitación de un personaje creado por otro: "Carvalho. Problemas de identidad" de Carlos Zanón. Espero que os agraden.
Este cuento, sin duda alguna uno de los más conocidos del autor ruso, lo he leído en una edición de esas veraniegas que temporada tras temporada lanzan los periódicos de tirada nacional, en este caso el diario "El País". Lo compré en su día, allá por el verano del lejano 2007, y arrumbado estaba en la balda de la estantería que le hubiese correspondido ocupar al azar esperando el incierto día en que me diese por ponerme a leerlo. Pues bien, ese día llegó y lo he leído con muchísimo placer.
Como suele ocurrirme con obras clásicas de esta altura literaria, ha sido una llamada externa (los dos retos en los que durante este 2019 participo: "12 libros pendientes" de Ana Bolox, y la "IIIª edición de Nos gustan los Clásicos" del blog 'Un lector indiscreto' administrado con mano certera por Francisco) lo que me llevó a sacarlo de su largo letargo.
Al tomarlo en mis manos vi que se trataba de un breve volumen compuesto sólo por cuatro relatos: "La dama del perrito", "La Nueva dacha", "Una visita médica" y "Del amor"; pero en la edición presentada por el diario 'El País' su orden es exactamente el contrario al citado por mí, pues los editores decidieron colocarlos ordenados cronológicamente, es decir, primero los dos últimos publicados en 1898 y luego los dos primeros que aparecieron en 1899. Por esto en la edición que he manejado el título es "Del amor y otros relatos".
Como suele suceder con las obras de Antón Chéjov la acción reposa sobre los hombros de unos personajes de clase alta o clase media alta; concretamente estamos ante profesionales liberales (el médico Koroliov de 'Una visita médica', el ingeniero Kúcherov de 'La Nueva Dacha'), hacendados de consistente formación intelectual como Aliojin de 'Del amor' o el vividor trabajador cualificado de un banco moscovita Gúrov, protagonista masculino de 'La dama del perrito'. Son hombres de mediana edad, próximos a los cuarenta años que topan en las historias que protagonizan con hermosas mujeres que sobreviven en medio del tedio de su confortable vida. Hay dos Anna: Anna Alékseievna de 'Del amor' y Anna Serguéievna de 'La dama del perrito'; en ambas asistimos al desarrollo del proceso amoroso aunque por diferentes vías: en el caso de la Alékseievna es su bonhomía y sincera amistad con Aliojin la puerta de entrada, mientras que en la dama del perrito será sacudirse durante un verano en Yalta el tedio de su vida provinciana en la lejana localidad de S. junto a un marido que la dobla en años, lo que propiciará el echarse en brazos del diletante y atractivo Gúrov. En ambas historias el amor realizará un profundo cambio en los cuatro personajes que conforman las dos parejas de enamorados.
Las otras dos historias que forman el pequeño volumen que he manejado, 'Una visita médica' y 'La Nueva Dacha', son de contenido más social. En la protagonizada por el médico Koroliov es la riqueza que tiene la enferma que visita, la bella y joven Liza, la causante del mal que ésta padece y que la tiene en el lecho del dolor apenas con ganas de vivir; en opinión del doctor su mal desaparecería si ella supiese librarse de ese diablo, su enorme riqueza, que la tiene atada de pies y manos.
Es la segunda historia, la de 'La Nueva Dacha', la que más me ha recordado a Tolstoi. Aquí estamos ante el rechazo que recibe el matrimonio formado por el ingeniero Kúcherov y su caritativa mujer que, enamorados del paisaje donde el marido construye un puente que comunicará la zona con la civilización, se han hecho construir una hermosa Dacha con un gran terreno a su alrededor y suficiente servidumbre para mantenerla. Pronto se despiertan en algunos habitantes de la aldea próxima a la que acuden de visita y a comprar provisiones envidias y malediciencias que harán que la bondad del ingeniero evolucione hacia lo que se diría desean los campesinos: que se comporte como un ser autoritario y explotador; quizás así la indolencia, atraso e incultura en que viven rebozados estos aldeanos queden justificados. Diríase que estos seres a los que la mujer del ingeniero ayuda con lo que puede no desean salir de su mísero estado.
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Carlos Zanon: "Carvalho.
Problemas de identidad"
Me gusta mucho la narrativa del barcelonés Carlos Zanon de quien en este blog tengo reseñados dos de sus títulos: "Tarde, mal y nunca" y "Taxi". Por esto cuando supe que había aceptado el encargo de escribir una aventura de Carvalho, el detective creado por el siempre recordado MVM (Manuel Vázquez Montalbán) tuve bien claro que antes o después leería esta novela. Me llevaba a ella no sólo el aprecio sentido por la escritura de Zanon sino también un escondido objeto del deseo, concretamente la comparación entre el saber hacer del escritor español y el propio de Benjamin Black, el otro yo adoptado por John Banville cuando toma los hábitos de autor de novela negra y, más concretamente, cuando en "La rubia de ojos negros" tuvo las agallas de revivir nada menos que a Marlowe, el detective creado por Raymond Chandler.
Ya de mano diré para empezar que de la comparativa con Banville, Carlos Zanon sale en mi opinión más que bien parado pues el novelista español no realiza una simple entrega detectivesca más a engrosar la serie Carvalho sino que realiza un muy interesante ejercicio de búsqueda de la identidad respecto al personaje y su primer creador, el novelista. ¿Hasta qué punto Vázquez Montalbán y Carvalho son uno? ¿Lo son, no lo son? Interesante asunto éste que Carlos Zanon conduce con mano diestra.
El resto de la novela se mueve dentro de los patrones propios del género utilizando como es lógico aquí el universo narrativo creado por MVM. Quiero decir que los vicios propios del detective (esa quema de libros tan característica en él), sus afectos (su novia Charo), sus empleados en la Oficina (Biscúter, sobre todo, pero también su secretaria), sus aficiones (la culinaria especialmente, si bien en este relato las pocas recetas que aparecen me han parecido metidas un poco 'a capón'), los escenarios de los bajos fondos barceloneses..., etc., aparecen como no podía ser de otra manera y el escritor los resuelve muy bien en general.
La novela de Zanon destaca especialmente por los temas que se tocan situados todos ellos dentro del contexto socio-político del momento en que se produce la redacción de la misma, coincidente en el tiempo con el de los asesinatos de diversas muertes que investiga el detective gallego. Estamos en 2017, momento álgido del denominado 'procès' catalán. Sobre este fondo social y político se mueve el personaje de "cincuenta y muchos" años con la salud bastante quebrantada y necesitado de pruebas médicas que, para preocupación de su leal “Biscúter”, seguramente no está dispuesto a hacerse. Como buena novela negra que es hay en ella crítica y/o análisis social: Catalunya, el procès, el referéndum en ciernes, la independencia, la identidad, el monarca emérito, la gentrificación de la Barceloneta con los pisos turísticos… Al transcurrir la novela no sólo en Barcelona sino también en Madrid, esta segunda ubicación permite al autor realizar referencias a políticos del momento. Llama mi atención que las citas nominales de políticos sólo lo sean de Madrid, dejando en el anonimato los de los catalanes con responsabilidades gubernamentales en la Autonomía. Zanon en este asunto quiere, en mi opinión, ser equidistante dejando en contrapeso alguna frase ( [Max] "encarnaba un poco la eclosión de una generación de ciudadanos catalanes desprejuiciados en su soberbia y en su sentimiento de superioridad", Cap 22) y algún hecho simbólico como el de la quema de un ejemplar de la Constitución de 1978 por parte del detective.
Otro asunto esencial en esta novela es el de la violencia machista presente en todos los ámbitos de la sociedad pero muy especialmente en el de los bajos fondos donde predomina ese proteccionismo del hombre posesivo hacia la mujer que muchísimas veces acaba propiciando su muerte a manos del supuesto protector.
Naturalmente me parece fundamental el asunto de la identidad que he citado al inicio de esta reseña: ¿Hasta qué punto Carvalho es Manuel Vázquez Montalbán? ¿Qué hay de uno en el otro y viceversa? El personaje tiene ensoñaciones en las que su identidad se diluye
"ya está bien, Carvallo, ya está bien. / ¿Quién eres! / Eres de quién te escribe / Ahora me escribo yo / Estoy / Ven / por / mi." (cap. 27)También en un sentido muy unamuniano el personaje reivindica el derecho ante su creador de dirigir su propia existencia. Así cuando se encuentra con una de sus conquistas amorosas dice:
"Lo entiendo. La abrazo y se recoge contra mí. La vida podia limitarse a esto, pienso. Podríamos morirnos ahora. Que el libro se acabará ahora, Escritor... " (cap. 24)En el diálogo mantenido entre Carbonell y Carvalho el primero realiza la identificación MVM-Carvalho. Algo a lo que reacciona el mismo Carbonell:
"Conocimiento y decepción. Como en sus novelas. Sí, sé lo que va a decirme, que ese no era usted. A todos nos roban la sombra.Todos tratamos de escapar del espejo, pero no a todos nos escriben. Debe ser incómodo, ¿no? No saber quién copia a quien." (cap. 31)Y es que la confusión es a veces casi casi total. Carvalho comenta hablando de su relación con Vázquez Montalbán:
"Recupere el 'Larios' de mi madre, conocí a Poncela y Charo López con la que intimé y sufrí, y también sufrió la otra Charo" (cap. 7)
La manera de escribir
Aquí es donde radica el buen escritor que es Carlos Zanon. Su manejo de la lengua es magnífico. También lo es ese humor en que envuelve algunas de sus afirmaciones ("¡Qué tiempos confusos estos, Horacio, que hasta los abogados pueden ser hombres de bien!", Cap. 4) o algunas críticas como la descripción de lo que denomina hablar "en ese estilo podemita de lo voy a decir todo y ya, y si acaso me queda tiempo, respiro luego" (cap. 21)
No se puede obviar el universo culturalista (literario y musical). Juega constantemente con referentes de la cultura pop. Tal se observa en las citas modificadas irónicamente casi siempre de temas musicales como el de Albert Hammond "Never rain California's sud" que aquí se cita siguiendo la metáfora contextual :"Nunca hay jabalíes al sur de California". Otras veces es el Cine popular ('Supermán II'), pero también la literatura (Milady de Winter)
Zanon es un profundo conocedor de la literatura española y lo mismo encontramos en esta novela referencias como al descuido a la protagonista de "Nada" de Carmen Laforet que se despierta en nuestra cabeza el recuerdo de ese Manuel del Río que cadáver aparece en el poema "Réquiem" de José Hierro. Y lógicamente las alusiones a la obra y vida de MVM son inmensas quedando condensadas en ese aeropuerto de Bangkok donde el escritor cayó fulminado de un ataque al corazón y ese otro Bangkok que Carvalho visitó en la entrega de la serie "Los Pájaros de Bangkok". La mezcla vida-ficción alcanza aquí un nivel inconmensurable.
En Zanon todo fluye y unas características se funden en otras siendo complicado deslindarlas. Es el caso del humor que subyace en la frase "Ella ha puesto mirada ojiplática", precisamente el calificativo que odia Javier Marías. Podría haber usado el nombre propio del escritor amigo igual que en otro momento hace con Cesare Pavese ( "Me mira con ojos Pavese")
No me resisto a cerrar este apartado sin colocar una frase demostrativa de la belleza que el novelista imprime a la lengua en ocasiones:
"Entre los rosales, desnudos, sólo espinas ya, sin poeta inglés que los glose me detengo y hago las presentaciones" (cap. 21)
Hola!Brillante reseñas.Amo los clasicos y trato de ir conociendo los a todos.me sumo tus títulos! !
ResponderEliminarAnton Chéjov es uno de los imprescindibles, verdaderamente. Y sólo por recordarnos al buen escritor que fue Manuel Vázquez Montalbán ya vale esta novela de Carlos Zanón, también otro excelente novelista.
EliminarUn beso
Tengo pendiente hace mucho leer La dama del perrito porque me acuerdo que la primera vez que lo escuché fue en la película The reader. Pero a la hora de la hora, a Antón Chejov lo conocí por El jardín de los cerezos y La Gaviota. Esta última me gustó más, solo que son piezas teatrales y no novelas o cuentas.
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