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14 ago 2013

Manuel Chaves Nogales: "A sangre y fuego"

El periodista sevillano Manuel Chaves Nogales presenta en los nueve relatos que forman este volumen el ninguneo al que de siempre se ha sometido a la Tercera España que, atónita, observaba, observa y,-¡quiera Dios que no!-, observará cómo las otras dos ( vid. Antonio Machado: Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón) se las ingenian para pasar de ella y, sin embargo, vivir de ella  y justificar su existencia por ella.
Como quiera que la independencia de criterio nunca es del todo bien acogida en nuestro país, es evidente que el periodista-escritor molestó tanto a los dos sectores en liza que ninguno lo adoptó como propio y por ello sufrió temprano exilio (en 1936 se instalará en París) y también  madrugadora muerte (morirá en mayo de 1944, víctima de una septicemia ocasionada por una peritonitis).
 Las nueve narraciones transcurren en plena Guerra Civil, año de 1936. De la lectura de ellas se desprende una valiente denuncia de la barbarie que suponía la guerra española (¡y apenas acababa de comenzar!). Chaves Nogales no se inclina por ninguno de los bandos en conflicto. A pesar de ser republicano confeso como Ortega y Gasset, Lorca o Sender, tras no justificar el golpe franquista, arremete contra el desorden con que la República se enfrentó a los militares sublevados. Sirva de ejemplo el siguiente texto extraído del cuento titulado 'Los guerreros marroquíes' en el que ante la captura de un moro enemigo se entabla la siguiente discusión dentro del comité revolucionario local sobre qué hacer con el prisionero. No tiene desperdicio:
En el seno del comité se entabló entonces un largo debate sobre lo que debía hacerse en aquel caso insólito. Los delegados republicanos eran partidarios de que el prisionero fuera conducido hasta Madrid y entregado al gobierno; los anarquistas creían que lo lógico era dejarlo en completa libertad, para que se redimiera de su pasada servidumbre y se convirtiese en un libre y digno ciudadano de la libre Iberia; los comunistas estimaban que lo más razonable era curarle primero y luego inscribirle en las milicias y mandarle al campo para que luchase contra los rebeldes, debidamente vigilado, claro es. Y, finalmente, la voz del pueblo, expresada a gritos por el vecindario y los milicianos y responsables que se aglomeraban en la plaza, pedía unánimemente que se le entregase al prisionero para darse la satisfacción de matarlo. Era lo menos que se podía pedir.
Ejemplos similares aparecen situados en el campo de los fascistas. Véase si no la siguiente "gracia" realizada por los "novios de la muerte" en Valladolid y que aparece en el cuento '¡Viva la muerte!':
"[...] los legionarios entre otras pueriles demostraciones, habían sustituido el asta de su bandera por una hecha con tibias de seres humanos engarzadas y aquel airón macabro escalofriaba a los tenderos, los oficinistas, las muchachitas y los niños"
O también cuando en el cuento 'La tropa de los caballistas' se cuenta la manera de actuar que tenían las tropas franquistas cuando entraban en una localidad recién tomada:
"Las tropas victoriosas entraban razziando por las calles del pueblo. [...] La lucha había sido dura y el castigo tenía que ser ejemplar. Las patrullas de falangistas entraban en las casas y se llevaban a los hombres que encontraban en ellas. A los que se cogía con las armas en la mano se les fusilaba en el acto. Un sargento moro de estatura gigantesca que iba abrazado a un fusil ametrallador, a una simple señal de sus jefes regaba de plomo a los prisioneros que le llevaban, pespunteándolos de arriba abajo con el simple ademán de abatir el cañón del arma"
Chaves Nogales en Madrid en 1936
 En definitiva, al leer ahora estos relatos de Chaves Nogales "comprendemos" (?) por qué a este precursor de la corriente narrativa del Nuevo-Periodismo se le arrojó por unos y  otros al hueco del olvido. La verdad es siempre el primer damnificado de las guerras. Lástima que la memoria sea tan lábil.

NOTA: "A sangre y fuego" apareció publicado por vez primera en 1937 en Chile. No se volverá a hablar de él hasta que en 1994 Andrés Trapiello en su obra "Las armas y las letras" aluda elogiosamente al periodista Chaves Nogales; pero no será hasta 2011 que alguien -la editorial Libros del Asteroide- se decida a su publicación.

5 comentarios:

  1. Es una reseña muy acertada que refleja a esa inmensa parte del pueblo español, liberal, profesional, tolerante, europeista, demócrata, solidaria y un largo etc., que se queda atrapada entre los dos extremos y ese afán irrefrenable que tiene por pelearse sobre quien de ellos manda en todo (sin pararse a pensar en quien comete más desatinos).

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  2. Pienso lo mismo que tú. Ojalá que la Tercera España se haga un hueco entre las otras, lo necesitamos.

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  3. Comparto contigo admiracion por la figura de Chaves Nogales y por todos aquellos que ejemplificaron "la tercera via". Muy buen articulo. Te recomiendo si no lo has visto ya " el hombre que estaba alli" ( documental + libro de la vida de Chaves Nogales). Saludos

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  4. Muchas gracias, Violeta, por tu recomendación. No, no lo he visto, pero pienso que la Feria del Libro de Madrid puede ser un buen momento para buscarlo.
    No sé si ya te lo dije, pero tu blog me parece muy interesante. Lo visitaré con frecuencia.
    Un saludo cordial.

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  5. Lástima que la memoria sea tan débil y lástima que la memoria sea usada tantas veces como arma.
    Ciertamente la independencia de criterio no es bien valorada en este país y esa independencia suele pagarse con el destierro a una tierra de nadie. Se olvidan que somos bastantes los que reivindicamos esa tierra como propia.
    Muy buena entrada, Juan Carlos.
    Besos

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