Disfruté mucho viendo en la sede de la RAE en Madrid la exposición
"Los Machado. Retrato de familia", que se cerró el pasado día 29 de junio. La exposición llegó a la capital tras su paso por Sevilla y Burgos, Concretamente la muestra se inauguró el 21 de octubre de 2024 en la antigua Fábrica de Artillería de Sevilla y siguió a comienzos ya de este año en la Sala de Exposiciones Pedro de Torrecilla en Burgos (Fundación Círculo Burgos). El motivo de estas dos primeras localizaciones es el que los dos poetas
Machado,
Manuel y
Antonio, nacieron en Sevilla en los años 1874, el primero, y 1875, el segundo. Se cumplen, pues, este año 2025 y el anterior 150 años del nacimiento de uno y otro. En cuanto a Burgos, la razón principal de que la muestra recalara allí antes de su llegada a Madrid no es otro que el que fue en esta ciudad donde definitivamente el destino hizo que los dos hermanos se separaran definitivamente dado que el estallido de la Guerra Civil de 1936 encontró a Manuel en la ciudad burgalesa y a Antonio en Madrid; estas dos ciudades quedaron adscritas respectivamente a uno y otro bando de los dos en liza siendo imposible la comunicación entre ambos hasta 1939, año en que Antonio moriría exiliado en Colliure (Francia).
La exposición comisariada por Alfonso Guerra me pareció interesante por el buen número de documentos, manuscritos, cartas, primeras ediciones bibliográficas, fotografías, material hemerográfico, obras plásticas y objetos personales que explicaban los orígenes literarios de los hermanos y su recorrido vital y creativo. Se parte del legado familiar: la pasión por lo científico y la naturaleza del abuelo Antonio Machado Núñez, la querencia por los cuentos y romances de la abuela Cipriana Álvarez Durán o el gusto por el folclore o el mundo popular del padre Antonio Machado y Álvarez "Demófilo". Y tras este legado se mostraba la trayectoria en paralelo, muchas veces coincidente, de ambos hermanos, organizada en ocho apartados:
- La infancia (1874-1883), centrada en la vida doméstica, las influencias de los abuelos y el padre en la futura obra de los Machado
- La adolescencia (1883-1893), que relata el traslado a Madrid, la formación en la Institución Libre de Enseñanza, y la muerte del padre y del abuelo
- La juventud (1893-1907), marcada por las tabernas y la cultura popular en la que se sumerge Manuel, y la estancia en París de ambos hermanos
- El viaje (1907-1912), que repasa la separación, el inicio de la vida profesional y el periodo en Soria de Antonio
- La madurez (1912-1919), en la que se analiza el duelo de Antonio por Leonor y el casamiento de Manuel
- El regreso (1919-1936), con el destino en Segovia, luego en Madrid, de Antonio y la Real Academia Española de fondo. Manuel como funcionario por oposición y periodista de diversos medios.
- La guerra (1936-1939), que relata el inicio de la contienda y las repercusiones en la familia, y
- Colliure (1939), fundamentada en la muerte y el exilio.
Como no podía ser de otro modo la figura preeminente de la muestra era la de Antonio. Pero a mí me resultó más interesante por menos sabido la luz que la misma lanzaba sobre Manuel, autor que al haber quedado por azar durante la GC en zona nacional suele ser adscrito a dicha ideología cuando como bien se destaca en la expo y puso de manifiesto el comisario de la misma en cuantas entrevistas le hicieron antes y mientras estuvo abierta no había tal ya que los hermanos eran uña y carne literaria, social y afectivamente. Como muestra, Alfonso Guerra destacaba la anécdota del argentino Jorge Luis Borges cuando, recabada su opinión sobre el poeta Antonio Machado, respondió: "¡Ah, no sabía yo que Manuel tenía un hermano!" con lo que quería destacar la altura e importancia literaria del hermano menos conocido popularmente, Manuel.

Yo, aunque conocía muchos de los poemas de Manuel que junto a otros de Antonio ilustraban los muros de las dependencias de la RAE donde estaba ubicada la exposición, llamaron mucho mi atención otros desconocidos para mí. Salí, pues, de la Real Academia con el decidido propósito de penetrar más a fondo en la poesía del primogénito de los Machado. Busqué en librerías títulos suyos y apenas si todo se reducía a las colaboraciones teatrales realizadas en comandita por ambos hermanos y a alguna antología que recogía poemas de uno y otro, con preeminencia siempre del autor de "Campos de Castilla"; sólo un voluminoso libro, las "Poesías Completas", editado por Renacimiento en 2019 aparecía en todas ellas. E igual sucedía en las bibliotecas públicas: apenas nada de Manuel y sí, todo, de Antonio. Yo buscaba una antología de su poesía, y aunque las hay (una publicada por Alianza editorial en 2016, otra por editorial Río Nuevo en 1982, otra más por Edaf en 2003, y quizás la que yo buscaba también publicada por editorial Renacimiento con el título de "Yo, poeta decadente" en 2013) es evidente que los bibliotecarios encargados de las compras no habían visto ninguna necesidad de adquirir ejemplares de
Manuel Machado. Sólo en una biblioteca municipal cercana a mi domicilio pude tomar en préstamo un ejemplar que contiene los tres primeros títulos dados a la imprenta por el poeta. Se trata de sus poemarios "
Alma" (1902), "
Caprichos" (1905) y "
El mal poema" (1909).
Mi gran primera sorpresa al ponerme con el libro fue observar que la nota biográfica realizada por Rafael Alarcón Sierra, encargado de la edición crítica de estas tres publicaciones que en el año 2000 publicó la editorial Castalia, difería muy poco, si es que difería en algo, de lo que el comisario de "Los Machado. Retrato de familia" decía en la página web dedicada a promocionar la muestra. Quizás, pensé, había yo arribado a las fuentes del Nilo que sirvieron al político, entusiasta machadiano, para organizar y dar contenido a esos ocho apartados en que la expo quedó definitivamente conformada. En cualquier caso he de decir que la introducción biográfica y crítica que hace Alarcón Sierra es magnífica.
He disfrutado mucho leyendo los poemas de cada uno de los poemarios. Los dos primeros, "
Alma" y "
Caprichos" están claramente alineados con el simbolismo y el modernismo. Los influjos del
maestro mágico, liróforo celeste y de quien así lo calificó en el hermoso responso que le dedicó a su muerte en 1896 son más que evidentes. Como le sucediera a Antonio la primera estancia de ambos en París en 1899 poéticamente fue muy fructífera para los dos hermanos y eso se nota en "Alma" (1902) y "Caprichos" (1905). A "
Alma" pertenecen esos dos poemas tan sabidos y conocidos de
Manuel Machado,
Adelfos (
Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron) y
Castilla (
El ciego sol se estrella / en las duras aristas de las armas), pero también destacan el que dedicara a Francisco Giner de los Ríos titulado
Felipe IV (
Nadie más cortesano y pulido / que nuestro rey Felipe, que Dios guarde / siempre de negro hasta los pies vestido) dentro de una sección poética llamada '
Museo' y especialmente para mí el titulado
Cantares que figura en tantos libros de texto como ejemplo de lo que en el 98 fue la fusión del simbolismo con la veta popularista al mostrar una Andalucía modernista íntima y melancólica. La copla, su ritmo y su expresión tan caros al cante hondo, está presente en este poema.
Son precisamente esas coplas y esos cantares los que en el poemario "Cante Hondo" publicado en 1912 dignificará reconociendo su importancia y su poeticidad intrínseca emanada del propio pueblo que los hace, los pule, los canta, los hace suyos aunque ellos no sean sus autores tal y como en hermoso poema contenido en ese poemario y titulado La copla expresa el propio poeta:
Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.
Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.
Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.
Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.
En el poemario "Caprichos" el poeta prosigue en su línea modernista y simbolista aunque comienzan a aparecer poemas más unidos a la propia experiencia vital del escritor. Era Manuel Machado hombre vividor, asiduo de los tablaos y cliente asiduo de alguna que otra casa de mancebía donde tenía sus preferencias y alguna que otra amante. A ellas, a la mujer en general (Mujeres) y a varias en particular (Mimí, la modelo, Rosa, Ruth...) dedica una buena parte de las coplas, madrigales y cantares que forman el poemario. Un poemario que no fue tan bien recibido como el anterior pues se le achacaba cierto continuismo con éste y un mucho de frivolidad debido a esos Pierrots, Arlequines y Colombinas tan artificiosos que invaden algunos de sus poemas. A mí personalmente el poema Vísperas (Era una tarde quieta / de paz. La plazoleta, / solitaria, / [...]) en el que el poeta introduce en su poesía la cotidianidad es con mucho el que más me ha gustado de este segundo libro, quizás -casi seguro que por ello- por su parecido con Recuerdo infantil de su hermano Antonio (

Una tarde parda y fría / de invierno. Los colegiales / estudian. Monotonía / de lluvia tras los cristales. [...]).
"
El mal poema" aparecido en 1909 representa ya definitivamente el inicio de la ruptura con el modernismo aunque no con el simbolismo de
Verlaine de quien, en el fondo, viene a tomar el título del propio libro.
Manuel Machado estaba seriamente dolido con las críticas que recibió
Caprichos cuyos poemas fueron tildados de malos por los asuntos y también, dijeron algunos comentaristas, por defectos en la medida y ritmo de algunos versos. Se revuelve, pues, el poeta contra sus detractores y se reivindica como creador de una obra original y distinta que nace de la propia vida, de la suya, de sus experiencias, de su verdad. Así lo muestra en varios poemas:
MI PHRINÉ
No es cinismo. Es la verdad:
yo quiero a una mujer mala,
fuera de la sociedad.
Una déclassée, lo sé;
pero... ¿la conoce usté?
¡No! Pues, bueno;
sea usted bueno y cállese,
que es el saber más profundo,
y nadie diga en el mundo
de este agua no beberé.
[...]
YO, POETA DECADENTE...
Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.
Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía...
Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía... No sabemos nada.
Todo es conforme y según.
La idea estoica y existencial de la vida como camino, como peregrinaje hacia su final, presente en poemas de Antonio Machado también se ve en "El mal poema". Así, en la poesía titulada El Camino, el estribillo que abre y cierra la canción dice así: Es el camino de la muerte. / Es el camino de la vida...) y el poema enigmáticamente encabezado con un signo de interrogación reza:
?
Peregrino, peregrino,
que no sabes el camino,
¿dónde vas?
Soy peregrino de hoy,
no me importa donde voy;
¿mañana?...¡Nunca, quizás!
Admirable peregrino,
todos siguen tu camino.
Por último, señalar que es en este poemario donde
Manuel Machado se abre más decididamente a un costumbrismo popularista más ciudadano, más cosmopolita, especialmente en la última sección del libro que titula 'Voces de la ciudad'. En ella aparecen poemas como el titulado
A la tarde en el que canta la vida dura y sencilla de las mujeres que se van incorporando al mundo de las fábricas y talleres bajo la, siempre concupiscente, mirada viril (
Las chicas son de los talleres / que han terminado la labor... / Dulces capullos de mujeres / a los golosos del amor / [...] Acaso es triste, pero es bello / el verlas siempre sonreír / sin más oro que el del cabello / ni más ventura que vivir / [...]).
En fin, para concluir declararé mi completa satisfacción con la lectura de estas tres primeras obras del hermano de Antonio, un poeta como la copa de un pino que merece más aprecio y mucho más renombre que el que tiene pues, como bien recordaba Alfonso Guerra en las entrevistas y en la propia muestra
"Los Machado. Retrato de familia" pude apreciar, él y su esposa sufrieron hostigamiento, incluso prisión durante unos días, en Burgos por parte de los facciosos que se habían levantado contra el orden constitucional. Fue liberado por los oficios de familiares de su esposa y tuvo que escribir algunos poemas de elogio al levantamiento. Sí, así fue, pero como dice el comisario de la exposición tanto
Manuel como
Antonio eran partidarios de la libertad y de la libre decisión del pueblo; o sea que si en 1931 los españoles habían elegido República pues bienvenida sea, y si no lo hubieran hecho también habrían respetado su decisión. Sí es verdad que Antonio expresó de viva voz y por escrito su adhesión al nuevo Régimen y Manuel no, si bien este último escribió una letra para el himno republicano y los dos hermanos una obra de teatro, '
La diosa Razón', en la que señalaban los peligros que estaba corriendo la misma. En ambos siempre primó la libertad por encima de cualquier consigna.

EL INTERCAMBIO. ANTONIO Y MANUEL
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