«Si estuviera despejado y con unos prismáticos podrías ver las tres sierras, a la derecha la de Cazorla, la más alta y escarpada, la de Segura en medio y cuyo paisaje oscila entre el valle y sus cumbres. Por último la de Las Villas a tu izquierda en la que abunda más la planicie y el olivar de aceite de calidad suprema como leíste.»
El autor
Juan Maíllo nació en Lucena, Córdoba, y reside en Huelva, donde imparte inglés en el IES José Caballero. Estudió Filología Inglesa, Cursos de Formación del Profesorado y Teología en las Universidades de Córdoba, Granada y Cambridge.
Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)
Un benévolo marido y acomodado funcionario, decide al fin acudir a la llamada de la montaña tras muchos años de haberla escuchado y después de superar sus miedos. Esta montaña se encuentra en la zona sur del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. The Cure musicalizará su viaje y el agridulce recuerdo de su mejor amigo Fran, con quien compartió allí muchas vivencias, reverberará en su espíritu.
Descubrirá de nuevo el poder de la naturaleza en la segunda zona forestal más extensa de Europa, con más de 200.000 hectáreas; prestará oídos a lo que tiene que decirle después de tanta insistencia y se planteará la continuidad de su matrimonio y una posible vida ya retirada a la mejor manera horaciana, aunque para ello deba abandonar a su desvalida compañera.
Es un texto narrado en segunda persona no como un mero recurso formal o estético, sino como una expresión de la voz del protagonista, que se habla a sí mismo porque nunca se atrevió a contarle ni a su compañera ni tampoco a nadie la invocación que ha venido experimentando hasta ahora.
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Mi Comentario
Antes de "La montaña sonora" únicamente había leído de Juan Maíllo, "Caronte", novela que publicó en 2017 que con muchísimo gusto leí hará cosa de dos años y de la que dejé constancia en este blog en la reseña que hice de la misma. Si comparo ambas narraciones la balanza se me inclina más por esta última que por la anterior aunque ambas mantienen, especialmente en el aspecto formal, muchas semejanzas.
De "La montaña sonora" casi todo me ha gustado: la historia que presenta, ese desasosiego interior del personaje masculino que a pesar de los años transcurridos aún sigue anclado en una no del todo clara aventura juvenil ocurrida en la Sierra de Cazorla junto a su amigo Fran; la relación matrimonial entre Natalia Fonseca y Juan de la Lastra quienes, quizás inmersos en el síndrome del nido vacío, no están pasando por su mejor momento; la llamada de la Naturaleza, inmensa y subyugante, que parece atraer a Juan a una irracional comunión con ella en la ingenua pretensión de volver a vivir esa relación juvenil de algo más que amigos mantenida en la falda de esa montaña que parece reclamarle; la envoltura musical de todo el relato -de ahí el título de la novela- en los temas de The Cure que sonaban en los años 80, y que sirven para ubicar temporalmente esa relación entre Fran y Juan, son, en cierto manera, especialmente Robert Smith, vocalista del grupo, un personaje más de la historia narrada; también el alcoholismo es un asunto importante en el comportamiento de algunos personajes
Junto a los aspectos anteriores, digamos de contenido, me ha encantado en la novela de Maíllo la forma. Creo que aquí es donde su acierto es pleno. Utiliza la segunda persona narrativa para mostrarnos de manera magnífica el soliloquio que el protagonista mantiene durante la mayor parte del relato. Juan Maíllo, que es andaluz, transmite con este desdoblamiento del personaje que narra, actúa y se contempla a sí mismo, la máxima machadiana de "converso con el hombre que siempre va conmigo / quien habla solo, espera habla a Dios un día". Y es que efectivamente Juan de la Lastra en esta novela se busca a sí mismo, pues si algo está claro en él es su desorientación vital.
Además de la figura del narrador me ha gustado muchísimo la manera de entreverar los momentos narrativos, el actual y el evocado. Es una mezcla que surge sin previo aviso, tal y como sucede habitualmente en la mente de las personas. Aquí es el monólogo interior y el flujo de conciencia los procedimientos empleados con sumo acierto por el novelista. Introduce el autor en esta novela, junto a estos recursos narrativos, fórmulas innovadoras algunas de naturaleza tipográfica como el abandono en dos o tres ocasiones y muy brevemente de la habitual presentación horizontal del discurso por una sorprendente verticalidad, y otras de tipo léxico como esos vocablos compuestos que pretenden traspasar el alcance semántico de cada uno para alcanzar una significación más absoluta o de mayor efecto:
Miras al frente y en el cielo unas nubes alargadas y finas pintadas de malva. ¿Malva? ¿Estás seguro? No. No es malva. ¿Naranja? No. Tampoco es naranja. ¿Amarillo-naranja? Qué va. Amarillonaranjamalvaazulcelestevioleta con azul marino al fondo. Más es esa mezcla.
Pero sin duda alguna en el terreno formal ha sido la poeticidad lo que más ha llamado mi atención. Hay poesía en la abundancia de versos interpolados, la mayoría de ellos amorosos, cuando el narrador evoca las lecturas de poemas que los dos amigos practicaron en esa escapada; otros verso hay de tono elegíaco, los cuales sirven para orientar al lector sobre el decurso de la historia de estos dos amigos durante los años posteriores a la experiencia vivida. Y también, claro, hay altura poética en el propio texto escrito lograda a través del lenguaje empleado; un lenguaje quizás algo barroco, exuberante, en esa tradición tan andaluza que Maíllo maneja con soltura, precisión y sobre todo gran elegancia. Es un canto a la Andalucía del escritor, a su belleza, a su perennidad:
«Cientos de bombillas se extienden por el campo. [...] Parecen familias enteras de libélulas. No, no son libélulas. Son un espejo del cielo. El campo refleja las estrellas, las poblaciones y ciudades por las que has pasado: Ifnatoraf, Torreperogil, Peal de Becerro. [...]ºEstás enfrente de Andalucía.Elevas la vista y a la izquierda está el castillo de la Iruela. El agreste peñón sobre el que se apoya y cuyo frontal es un enorme tajo, está más iluminado incluso que su torre. Una escalera que llega a ella está delimitada por múltiples bombillas. Si pudieras subir ahora te sentirías un conquistador con toda Andalucía en traje de noche. Muchas fortalezas fueron levantadas en época árabe. Durante la Reconquista formaron parte del patrimonio cristiano. Los Templarios lo tomaron. En torno a ellas, en torno a esta de la Iruela, estaba el pueblo, sus siervos y siervas, esclavos y esclavas.»
La novela está estructurada en dos partes. La primera, formada por quince capítulos, y la segunda exactamente por la mitad, ocho. Evidencia esta distribución una mayor morosidad en la primera acorde con la mostración del embrollo mental del personaje, la belleza de la naturaleza y de la amistad evocadas y la impronta que en esta evocación tiene la música, y especialmente las letras, de los temas de The Cure.
En la playlist anterior de Spotify he colocado los temas del grupo que Juan de la Lastra escucha durante el viaje que muchos años después del realizado en primavera con su amigo Fran hace al P.N. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Las letras en inglés de muchas de las canciones [no se puede olvidar que el autor es profesor de inglés y amante de la lengua de Shakespeare] sirven de acompañamiento poético y justificación filosófica a los sentimientos y al comportamiento un tanto regresivo del personaje. De todas ellas es especialmente llamativa la del tema 'A forest' que viene a explicitar el motivo que impulsa al personaje a realizar la búsqueda imposible de algo ocurrido 35 años atrás (el cálculo lo realizo por las dos fechas que en la novela aparecen: 1983 para la acampada que hicieron Fran y Juan, y 25 de mayo de 2018 para esa extemporánea salida de fin de semana al campo solo y usando la mentira de ir a ver a su madre al pueblo a fin de que Natalia no se mosquease excesivamente).
La novela es breve, apenas 200 páginas, y su lectura es de lo más agradable. Todo transcurre dentro de una cierta normalidad, la derivada de la rutinaria vida de un funcionario casado desde hace más de treinta años. El tedio de esta vida le lleva a recordar momentos más explosivos vividos durante su ya lejana juventud. ¿Es quizás, ahora que los hijos desde hace ya unos años han abandonado el hogar e incluso el país dado lo mal que aquí está todo, momento para liarse la manta a la cabeza e intentar dar un giro a la vida guiado por estos recuerdos? Esto es lo que nos mantiene atentos a la sucesión de los acontecimientos en espera de su resolución. Una resolución -único pequeño 'pero' que me atrevo a poner a esta hermosa y bien planteada narración- que me ha parecido algo precipitada. Creo que unas cuantas páginas más habrían servido para dejar todo perfectamente redondeado y justificado. Aunque tengo que reconocer una cosa y es que en los devaneos mentales e imaginativos como los realizados por el personaje narrador y que todos algunas veces practicamos, la vuelta al mundo real casi siempre no tiene otra explicación que la pura comodidad rutinaria. ¿O no?
Para despejar el interrogante final no queda otro remedio que leer la novela. ¿O no?
No lo conocía y, desde luego, la ambientación es un punto fuerte en mi caso. Tomo nota. Un abrazo.
ResponderEliminarA mí lo que más me ha seducido de esta novela es precisamente la inmersión en un paisaje bellísimo. Una preciosa naturaleza.
EliminarUn beso, Rocío
Tu crítica me ha dejado un excelente sabor y ganas de leer la novela lo que no descarto en unos meses. Ahora estoy absorbido por ensayos de genética, medicina y vida artificial. A la vez que me sumerjo en la ciencia, algo que nunca había hecho, siento simultáneamente un hambre de literatura formidable. Veremos. En cuanto a la sierra de Cazorla, siempre he deseado conocerla. Paradójicamente, era más fácil, antes del covid, ir a Estocolmo o San Petersburgo que desplazarse allí. Y lo sigo viendo difícil pero tengo unos deseos enormes de conocerla, pero hace falta tiempo y circunstancias. Hace años me pasé casi tres meses recorriendo las Alpujarras, me atraen las sierras. Un abrazo, Juan Carlos.
ResponderEliminarYo anduve hace años por las ciudades de Úbeda y Baeza que no quedan muy lejos de Cazorla, pero a la sierra de Cazorla en concreto no he ido. Quiero ir. Esta novela me ha abierto el apetito.
EliminarUn abrazo, Joselu
Pues sí, Juan Carlos, no me va a quedar otra que leerla. Me llama mucho todo lo que cuentas sobre ella, la forma de escribir de este autor del que había oído hablar, y al que veo conoces. La llamada de la naturaleza, pues me llama mucho también, esa ambientación en el monte, aunque ese final..., pero bueno, no todo puede ser totalmente perfecto aunque se llegue a rozar la perfección.
ResponderEliminarMe ha encantado leerte, Juan Carlos
Un beso
Hola, Marian:
EliminarComo has leído todo en la novela me ha agradado. ¿El final? Pues creo que en una tertulia literaria daría mucho asunto para comentar y estoy convencido de que unos dirían que les parece lógico, otros que no, e incluso los habría indecisos. Eso es la magia de la literatura, dar ocasión al debate, la discrepancia, el diálogo. Y a mí cuando ocurre esto, me reconcilio conmigo mismo y me alegro de ser persona y por eso discutidor, amigo de la discrepancia y del debate, eso sí, siempre amable.
Muchas gracias por tu comentario, Marian
Un beso
Un viaje a la naturaleza en busca de vivencias anteriores que conlleva a su vez un viaje introspectivo al centro del personaje. Sus pensamientos y recuerdos. Creo sospechar que Juan atraviesa esa crisis de los cuarenta tan nombrada entre varones; que nos hace echar de menos otros derroteros no andados. Sintiendo como desperdiciado el tiempo vivido.
ResponderEliminarVislumbro una experiencia homosexual con su amigo, rodeados de agreste naturaleza vigorizante.
Un placer leerte, aunque ahora tengo algo desatendidos vuestros blogs, al igual que el mio.
Un fuerte abrazo Juan Carlos.
El placer es mío, Javier. Me alegra leer tu blog y también tus comentarios. Sé que tus ocupaciones no te permiten andar por estos lares (los blogs) todo lo que te gustaría y estás completamente disculpado.
EliminarDesde luego creo que has captado sin leerla lo sustancial de la novela. Y me alegra porque quiere decir que me he dejado entender por escrito.
Un abrazo, amigo
Una tentación irresistible la que me provocas con esta novela. He estado un par de veces en Cazorla, la primera con motivo de la berrea y es un lugar precioso con recuerdos felices de otra vida que, ya perdida, pueden causar dolor. No obstante, la novela, que también puede ser el dolor del narrador por el viaje hecho con el amigo años antes, me atrae mucho. De momento, la apunto. Ya veremos si finalmente me atrevo con ella.
ResponderEliminarUn beso.
Los lugares, las experiencias y el deseo o no de volver a revivirlas visitándolos de nuevo es algo común a la mayoría de las personas. Por experiencia sé que casi siempre el choque con la realidad hace que el recuerdo mitificado salte hecho añicos, pero siempre queda la sensación de que había que intentarlo aunque, quizás, ese recuerdo no sea para nada mejor que la vida auténtica que se está viviendo. Por ahí van los tiros en esta novela de Juan Maíllo.
EliminarBesos
Buen día, Juan Carlos.
ResponderEliminarSolo la mención del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas ya me ha llamado mucho la atención pues también hice un viaje muy emotivo cuando tenía unos 20 años. La ambientación, por tanto, ya es fabulosa y esa segunda persona muy atractiva para adentrarnos en el pensamiento del protagonista. Fabulosa historia más apetecible si cabe para leer en esta primavera.
Un abrazo y buena semana.
A mí se me ha abierto el apetito de visitar el Parque Natural. Ardo en deseos de que se levanten las restricciones y se pueda deambular más o menos libremente por lugares tan hermosos como, por lo leído, es esa naturaleza jienense.
EliminarUn fuerte abrazo, Miguel
Esa ambientación la hace ya irresistible. Y si parece que le acompaña una buenísima prosa, más razones para querer leerla.
ResponderEliminarBesotes!!!
Así es, Margari. Me encantará leer tu opinión sobre esta novela.
EliminarBesazo
Hola.
ResponderEliminarQué tentación, desde luego la obra tiene muchos ingredientes interesantes. No he estado en el Parque Natural, y siemprehequerido ir(desde que leí, de niña, la biografía de Machado) y es el típico viaje qu euno va posponiendo.
Mil gracias por la reseña y un libro más que va a mi lista.
Feliz noche.
Hola, Marigem:
EliminarPrecisamente por Machado visité en su día, hace ya algunos años, Úbeda y Baeza donde el catedrático de francés dio clases, pero no me acerqué a Cazorla, a su sierra, al nacimiento del río Guadalquivir. Tras leer este libro de Maíllo he buscado por aquí y por allí y he encontrado hermosas poesías de Machado y también alguna otra de los Álvarez Quintero dedicadas al río Guadalquivir en su nacimiento. Sí, es obligado acercarse a este Parque Natural y la época mejor según me ha transmitido el propio Juan Maíllo es durante la Primavera o la otoñada a fin de evitar los fuertes calores que en verano castigan la zona.
Un beso
Bueno, bueno, nos metes ahí la intriga con el final para lanzarnos a leerla sí o sí, jaja.
ResponderEliminarTiene buena pinta: ese hombre tomando conciencia de la insatisfacción de su vida, echando la mirada a esa relación de amistad pasada, esa omnipresencia de la naturaleza y esa banda musical, y el estilo narrativo que me ha llamado mucho la atención. La verdad es que es una novela en la que no habría reparado a priori, así que te agradezco la reseña, Juan Carlos.
Besos
La belleza de Andalucía, en especial de la sierra de Cazorla, es para mí lo más destacable. La manera de entrelazar los momentos del pasado y del presente creo que el autor lo logra hacer con soltura. El final... Para hablar sobre el final hay que leer la novela, claro... (ja, ja...)
EliminarUn beso, Lorena
¡¡Juan Carlos, he dado un salto en la silla! Leo la sinopsis. La ubicación me resulta cercana e interesante pero cuando he visto lo de The Cure.. guauuuuuuu. Es la banda sonora de mi casa. A ver, no es que yo sea muy fan del grupo pero mi marido es mega fan y está todo el día escuchando esas canciones y claro, alguna se me queda. Así que, por eso y por todo lo demás, me apunto el libro... Espero que le mando a mi marido tu reseña, ya verás como le apetece leerlo. Besos
ResponderEliminarQué bueno, Marisa. Espero que le guste a tu marido la reseña, las canciones de The Cure que el protagonista de la novela va escuchando constantemente, y se anime a leer la novela de Juan Maíllo. A mí The Cure se me hacen ya muy modernos; yo soy anterior a ellos y por lo tanto más de The Queen, Allan Parson Project y grupos así.
EliminarUn beso y buen finde
Hala, por tu culpa (con cariño lo digo, que conste) ya me ha dado el cargo de conciencia, que tengo aquí "Caronte" pendiente de leer desde que me lo hiciste llegar. Qué desastre... A ver si me animo con esta novela, que además me ha recordado a mi madre porque le encantaba The Cure, y eso que los descubrió a sus 50 y pico años...
ResponderEliminarQue conste, Espe, que yo no soy mucho de The Cure pero en la novela están por todas partes y, bueno, a raiz de haber hecho la playlist los escucho con frecuencia y como que me van gustando un poquito más.
EliminarLo que más me ha gustado de esta novela es el Parque Natural de la Sierra de Cazorla. Tengo muchas ganas de estar vacunado, de que se pueda uno mover con cierta confianza por España y así visitar esa zona. Pero, creo que esperaré a Septiembre cuando baje la calor porque la provincia de Jaén es muy muy calurosa en verano.
Un beso