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16 mar 2020

"Miedo", Stefan Zweig. "Pura pasión", Annie Ernaux (A pares VII)

"Miedo", es sin duda el término más repetido actualmente por culpa de la crisis sanitaria mundial en que estamos inmersos. Hay miedo, existe el miedo, miedo a la enfermedad en general, miedo a contraerla, miedo a morir por su culpa, miedo al 'otro' por desconfianza, miedo a ser infectado, miedo a infectar, ... El Miedo es el nuevo dueño de nuestras vidas. Siempre ha existido el miedo, aunque este sentimiento habitualmente se viva en silencio y soledad y no como ahora que es comunitario.

Stefan Zweig, "Miedo", "nouvelles", novelas cortas de Zweig
La reflexión anterior ha surgido en mí al recordar, en la situación actual, el título de una de las novelas cortas de Stefan Zweig, "Miedo", que, dado su título, he vuelto a leer. Se trata de una novelita de apenas 70 páginas -una de las 'nouvelles' del escritor austriaco- publicada en 1913, un año también en Europa muy tenso pues el continente se hallaba en puertas de una guerra como nunca hasta entonces había imaginado. Salvando las distancias y las causas algo parecido a ahora -el miedo irracional- estaba colándose en las vidas de las personas.

Zweig individualiza el miedo situándolo metafóricamente en forma de aventura emocional vivida por una mujer. Ella es Irene Wagner, joven vienesa satisfecha y aburrida de la vida cómoda que desde hace ocho años comparte con su esposo Fritz, un hombre joven y acaudalado que la ama y con el que tiene dos criaturas muy hermosas. Irracional e inconscientemente el tedio de su vida muelle la lleva a desear vivir una fuerte emoción, una novelesca aventura amorosa, con un joven pianista.

Durante una semana Irene Wagner verá tambalearse su existencia como si fuera un castillo de naipes. Su secreta relación con el artista libre y bohemio es conocida al menos por una mujer zafia y grosera que desde la primera página de la novela la acusa de haberle robado el novio. Esta sorprendente e inopinada revelación ella no sabe manejarla. Piensa que podrá aplacar a esa mujerzuela con dinero y que así la dejará en paz, pero ¿y si no sucede como imagina? En el interior de Irene se desata un torbellino de razonamientos confusos, de imposibles deseos de volver atrás para que nada de esto haya sucedido y se quede en un mal sueño... Pero no, no es así. La abominable mujer durante esos siete días se atreverá más y más persiguiéndola por la calle, esperándola a la puerta de su casa o de la de su amante, y hasta  acosándola en su propio domicilio conyugal a donde le envía mensajeros exigiéndole sumas de dinero cada vez más elevadas. El miedo de Irene es cerval. Es imposible no ser descubierta. Tendrá que sincerarse con Fritz. Pero el temor a perder el confort y la vida satisfactoria de la que al inicio pretendía escapar le impide dar el paso y sincerarse con él.

Poco más se puede contar, para no romper el encantamiento, de esta muy interesante novelita en la que la tensión psicológica es manejada a la perfección por este artista de la palabra que es Stefan Zweig. "Miedo" me ha recordado en muchos momentos a otra de sus novelitas cortas, "Ardiente secreto" [leer reseña aquí] pues en ambos relatos hay una aventura extramatrimonial de la madre y un fuerte desasosiego por la necesidad de mantener en secreto lo que se ha hecho o lo que se sabe que otro ha hecho. Es una tensión psicológica que el novelista sabe manejar y dosificar con maestría.

Para finalizar
He dicho antes que Zweig metaforiza el Miedo. En efecto pienso que el novelista a través de esta mujer, que irreflexivamente y por capricho pone en entredicho la felicidad y tranquilidad de su matrimonio -esposa dichosa y orgullosa madre de dos criaturas bien hermosas-, está refiriéndose a Europa que en esas fechas está a punto de tomar una senda que va a llevarla al caos, dolor y sufrimiento, dejando de lado la vida que hasta el momento se hacía en el continente y que en opinión del escritor austriaco no era para nada mala. 

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"Pura pasión" de Annie Ernaux
“Naturalmente, no siento ninguna vergüenza por anotar este tipo de cosas, debido al lapso que media entre el momento en que se escriben, cuando soy la única que las ve, y el momento en que la gente las leerá y que, me da la impresión, no llegará jamás” (Annie Ernaux: Pura pasión)

Annie Ernaux, "Pura pasión", erotismo, novelas cortas
El adulterio de Irene Wagner de Stefan Zweig en la Viena de 1913 me ha llevado a recordar una lectura anterior sobre una relación amorosa bien distinta situada en un momento mucho más cercano a nuestro hoy. Se trata de una más que interesante confesión íntima de una mujer madura y con hijos víctima de una pasión irresistible por un hombre de un país del este también casado y al que lo que le une esencialmente es la relación erótica y sexual. El mundo interior de esta mujer cuando espera la llegada de A (así lo llama) a la habitación de hotel donde se han citado es de una sinceridad como pocas veces he visto por escrito. La mujer, posiblemente -mejor debiera decir, seguramente- la propia Annie Ernaux, madre de dos hijos que estudian ya en la Universidad y han dejado la casa familiar, escritora y profesora de literatura en la Universidad, se desnuda metafóricamente ante nosotros los lectores. Pocas veces he leído una confesión autobiográfica de tal calibre.

Annie Ernaux -leo en la nota biográfica que sigue a esta pequeña obrita de sólo 88 páginas- dejó la ficción para abordar la confesión autobiográfica tras dos o tres éxitos en el campo de la novela. El autobiografismo, el memorialismo, la autoconfesión, es un género de no ficción que comenzó a cultivarse por muchos autores a partir de los años 80 del siglo pasado. La novela que acabo de leer es del año 1992 y se une a otros títulos autobiográficos de la escritora: “El lugar” (1983) y “La vergüenza” (1997) en los que cuenta el ascenso social de sus padres; “Ce qu’íls disent ou rien” (1977) sobre su adolescencia; “La mujer helada” (1981) sobre su matrimonio; “El acontecimiento” (2000) en el que relata su aborto; “No he salido de mi noche” (1997) sobre la enfermedad de Alzheimer padecida por su madre; “Una mujer” (1987) en el que cuenta la muerte de su madre por cáncer de mama; y otros títulos [los años de publicación se refieren al momento de su aparición en Francia. En España se publicaron mucho más tarde]

En "Pura pasión" nos encontramos en 1989, momento en que ella se siente fuertemente atraída por un hombre. La atracción les llevará de inmediato a mantener relaciones sexuales. Para ella, una mujer sola pero madre de dos hijos ya con vida independiente, este hombre se convierte en una permanente obsesión. Comienza así ella a entender a cuantas mujeres del pasado o personajes literarios vivieron ávidamente inmersos en una pasión semejante. La obsesión por A (como lo designa en el escrito que finalmente ha decidido hacer sobre su experiencia) la ha tenido ausente del mundo real. Durante unos meses vivía pendiente del teléfono, de sus llamadas, se compraba vestidos y lencería para que él la viera guapa, cuando ella contemplaba en TV una película romántica pensaba si él estaría viendo la misma, durante sus encuentros clandestinos el tiempo para ella desaparecía y sólo existía el presente del placer que ambos se proporcionaban...

Van pasando los días, las semanas y aunque en la cabeza de ella la obsesión permanece intacta, A no ha vuelto a llamarla, ha desaparecido. Ella no quiere acudir en París a ciertos actos no vaya a ser que A junto a su esposa esté allí; aunque racionalmente no le preocupa, sin embargo emocionalmente no soporta imaginarlo haciéndole el amor a otra mujer, ni siquiera a su esposa; al tiempo que se va habituando a su desaparición, sin embargo desea irracionalmente rebobinar el tiempo vivido y para ello acude a lugares -Florencia o Venecia- donde estuvo justo antes de conocerlo o a donde ambos acudieron juntos... A veces el viaje sólo se lo justifica ante sí misma por el mero hecho de retornar y mostrarse engañosamente a sí misma que él no le importa tanto.

Es de gran interés ver cómo esta mujer culta, preparada, profesora universitaria, escritora, que disfruta de lecturas y películas como algunas que cita en el relato (“La mujer de al lado” de François Truffaut, “Loulou” de Pialat, “Demasiado bella para ti” de Blier, “El imperio de los sentidos” de Oshima, o “Lo que el viento se llevó” del director Víctor Fleming) ha podido quedar atrapada en una relación con un hombre hermoso pero que poco o nada lee y que más que ver películas eróticas o románticas como ella gusta de practicar sexo y poco más. Ella misma es consciente de ello y lo viene a justificar no por una diferencia de clase social sino de procedencia geográfica.

Cuando él se ausenta sin previo aviso durante casi un año ella se pone a escribir sobre esta vivencia sin romanticismos ñoños ni engaños personales: 
    • "Yo estaba segura de que jamás había habido en mi vida nada más importante ni tener hijos, ni aprobar oposiciones, ni viajar lejos que eso, estar en la cama con este hombre a media tarde."
    • "Yo tenía el privilegio de vivir desde el inicio, constantemente, con plena conciencia, lo que siempre acaba por descubrirse con asombro y perplejidad: el hombre al que se ama es un extraño."
Novela autobiográfica
Por otra parte en esta novelita Annie Ernaux, profesora de literatura, no lo olvidemos, realiza no pocas reflexiones metaliterarias sobre lo que está escribiendo y como lo está escribiendo. Así mientras A está ausente sin dar noticia alguna pero ella está en plena fase enfermiza de dependencia amatoria el tiempo verbal que utiliza es el pretérito imperfecto para marcar así lo inacabado de aquello que relata: "El pretérito imperfecto que he utilizado de manera espontánea desde las primeras líneas corresponde a un tiempo que yo no deseaba que acabara, el de 'en aquel entonces la vida era más hermosa', el de una repetición eterna.". Sin embargo cuando ya comienza a tomar conciencia del final cercano de esa relación, ciertamente tóxica para ella, el tiempo verbal se muda en presente de indicativo: "Paso del pretérito imperfecto, el era -¿pero desde cuándo?-, al presente -¿pero desde cuándo?- por falta de una solución mejor"

Por último también Annie Ernaux viene a confesar en un momento de esta novela de no ficción el motivo que la lleva a tomar la pluma. Me pregunto si no escribo para saber si los demás no han hecho o experimentado cosas idénticas, o al contrario, para que les parezca normal experimentarlas. O sea, escribir es para ella una manera de conocimiento tanto personal como para aquellos que la lean. Sería algo así como una mezcla de la literatura del conocimiento y de la literatura de la experiencia válido para los dos extremos de la comunicación literaria: el autor y el lector.

En definitiva, como también viene a decirnos en un momento dado, ella no está escribiendo un libro sobre A ni tampoco sobre sí misma, sino sobre lo que las vivencias tenidas con él le han supuesto.
El me había dicho: «No escribas un libro sobre mí». Pero no he escrito un libro sobre él, ni siquiera sobre mí. Me he limitado a expresar con palabras —que sin duda él no leerá, ni le están dirigidas— lo que su existencia, por sí sola, me ha dado.

23 comentarios:

  1. A Annie Ernaux me la descubres y me dejas claro que tengo que leerla. Buscaré esta novela. Miedo de Zweig aún no la he leído, pero es otra que terminará cayendo. Este autor es apuesta segura.
    Besotes!!!

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    1. Yo a Zweig lo incluyo en el apartado "No me equivoco con él" y además es un clásico que añado al Reto 'Nos gustan los clásicos 20200. Y Annie Ernaux sorprende por su desinhibición y la manera clara y directa con que presenta la psicología de la mujer protagonista -o sea ella misma- e indirectamente la del hombre del que está/ba literalmente colgada.
      Buenos días y un beso

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  2. Hola,
    de Zweig leí otra novela y me gustó mucho, esta no la conocía. A la otra autora tampoco la conocía y me picas la curiosidad, investigaré un poco más.
    Un beso

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    1. El otro día busqué en Filmin las películas que cito en la reseña (son las que nombra Annie Ernaux en la novela)y que salvo "El imperio de los sentidos" no conocía. Vi "La mujer de al lado" de Truffaut y me parece muy recomendable. Por si te apetece.
      Besos

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  3. ¡Juan Carlos!! Zweig es un maestro en todos los aspectos, de mantener la tensión psicológica, de construir personajes profundos, sabe transmitir. Creo que ya sabes que he leído otras dos de sus novelistas pequeñas "Fue él" (impactante final) y "Mendel el de los libros", ambas me gustaron mucho. La primera novela de tu par, Miedo, me hace reflexionar en estos tiempos que vivimos, en lo poco que apreciamos y valoramos la "normalidad", nuestra vida fácil, cómoda, sin miedos, nuestro día a día que ahora añoramos
    Respecto a la segunda, me atrae mucho lo que cuentas de ella, me llama mucho la atención el párrafo "Yo estaba segura de que jamás había habido en mi vida...", es impactante comprobar como un enamoramiento tan fuerte, una pasión tan fuerte supera a todo lo demás
    Besos!!

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    1. Desde luego, en mi opinión, este 'cuelgue' total de un ser al que culturalmente no le une nada (por no hacer, el tal 'A' ni siquiera lee). Desde luego la atracción física, erótica y/o sexual dejan a esta mujer (muy atractiva de joven según se ve en la foto) sin argumentos racionales. Por esto y por la manera de exponerlo creo que la novela es muy interesante.
      De "Miedo", completamente de acuerdo contigo en todo lo que comentas. Así es, amiga, no valoramos lo que tenemos hasta que nos falta o ello se pone en peligro.
      Besazos

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  4. Tú reseñas a pares y yo apunto a pares. Bueno a Zweig lo tengo apuntado a perpetuidad, pero ahora me descubres a Annie Ernaux a quien no conocía de nada, pero cuyas propuestas autobiográficas me resultan muy apetecibles. Y encima con metaliteratura y cine.
    Yo apunto, a ver cuándo puedo con tanto como apunto que, por supuesto, es mucho más de lo que da tiempo a leer.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa:
      Ni con 500 confinaciones como la actual tendríamos para dar salida a tanto título como apuntamos. Dios quiera que vayamos logrando vencer al bicho pero la pelea va a ser larga. La esperanza está en la app que va a sacar Madrid.
      En cuanto a la francesa Annie Ernaux estoy convencido de que te va a gustar por todo: mujer que habla de sus vivencias, escritora que habla de su escritura y persona a la que el cine está claro que le gusta mucho.
      Un beso

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  5. Tengo un libro con todas las novelas de Zweig, supongo que ésta también estará. A ver si me pongo y las voy leyendo poco a poco que todos habláis maravillas
    Besos

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    1. Estas 'nouvelles' se leen en no llega a dos horas. Son lecturas muy gratificantes. En cuanto a Annie Ernaux te recomiendo leerla si es que no lo has hecho. Hay calidad en ella.
      Un beso

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  6. Me apunto las dos. La primera porque ya conozco la calidad que puede encontrar en 'una novelita' de Zweig. Ya quisieran muchos escritores consagrados tener el mismo nivel en sus tochazos de ochocientas páginas. Para mí, este autor, es el máximo exponente de que no hay que extenderse demasiado para contar una buena historia. Así que apuntada queda.
    La segunda novela también la apunto aunque no conozco a la autora pero me atrae, lo confieso, el morbo de saber su propia experiencia con un adulterio.
    Besos.

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    1. Creo que acertarás con ambas, Paloma. Ya me darás tu opinión cuando las leas.
      Un beso y a ver si esto va pasando que por ahora parece que se resiste.

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  7. Zweig es un autor qué removería nuestras entrañas, dejándonos tocados de muerte tan solo con una lista de la compra; no es en si lo que cuenta sino como lo transmite y los personajes que crea para hacerlo. Un genio.
    A Annie Ernaux solo la he leído en francés no siquiera sabía que tenía sus obras traducidas, está no la conozco pero "La Femme gelée" me cautivó.

    Besitos 💋💋💋

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    1. Pues ésta, Yolanda, seguro que también te gustará. Y estoy convencido de que leerla en su lengua debe de ser aún más placentero.
      Besazos

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  8. Hola, Juan Carlos.
    Siempre que mencionas a Stefan Zweig no puedo evitar entrar a leer tu reseña. No es que el resto de entradas no me interesen. Lo que me ocurre es que (y con esta confesión me expongo a ser considerado un ignorante literario) tus más que detalladas entradas sueran mis pobres y escasas cualidades críticas como si estuviera leyendo una "tesina" de un experto en un tema del que soy un profano, je,je. Como tampoco soy un buen lector (en el sentido de no saber pormenorizar mi opinion sobre lo leído con la suficiente eficiencia, como si intentara describir la belleza de una pintura y los motivos por los que simplemente me gusta sin conocimientos de arte), me cohibe dar mi opinión a tan trabajados artículos. No está hecha la miel para la boca del asno, ja,ja,ja.
    Pero, como digo, la mención al autor austríaco al que tú me introdujiste, me ha animado a leerte hoy de cabo a rabo. Ni que decir que no me pienso perder la lectura de Miedo.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Josep:
      Pues tampoco te pierdas la de Annie Ernaux. Si tú no te pones con ella propónselo a tu mujer. Te digo esto porque en mi opinión -y que quede entre tú y yo ahora que nadie nos oye/lee- creo que las confesiones de esta escritora francesa serán mejor entendidas por ellas que por nosotros que según dice Ernaux siempre para ellas "somos un extraño" (¡glups!). Ya me dirás lo que sucede si sigues mi idea.
      Y sobre eso de 'profano', bueno, por favor, de eso nada Josep Mª, todos somos profanos de tantííísimas cosas y es que no nos gusta todo a todos por igual, pero de ahí a no entender o ser profanos... nada de nada.
      Un fortísimo abrazo

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  9. No he leído Miedo pero seguro que estás acertado en tu apreciación respecto al uso metafórico del autor sobre la Europa de su época. Creo que es algo recurrente en gran parte de las obras de ficción de Zweig, al menos en las que yo he leído.
    Respecto a Annie Ernaux, es una autora de la que vengo oyendo hablar desde hace un tiempo y que me apetece leer pues pienso que me gustaría. Te agradezco pues tu reseña pues así conozco más en profundidad uno de sus títulos, a ver así si por fin me decido por uno de ellos y me estreno con ella.
    Besos

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    1. Hola, Lorena:
      Ahora ya estoy en mi ordenador habitual. Cuando lo hago en otros, como ayer en el de mi mujer, a veces se me olvida identificarme antes de darle a enviar y sucede entonces que aparezco con el nombre de ella, Mary Luz. Bueno, tampoco pasa nada, ¿no te parece?
      Me recomendó a Annie Ernaux una compañera de tertulia. Busqué un librito corto para estrenarme con ella y encontré éste que como habras visto me ha gustado bastante. Además he aprovechado para apuntar títulos de películas que cita. Hace unos días vimos en casa "La mujer de al lado" de François Truffaut y nos gustó. Si tienes oportunidad de verla, hazlo; está el asunto próximo al que se plantea en "Pura pasión".
      Deseo que tus problemas laborales se solucionen a plena satisfacción. ¡¡Esta época difícil que estamos viviendo me hace desear tantísimas cosas!!
      Un beso grande

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  10. Me encanta Zweig, no he leído nada suyo que no me haya gustado... este lo tengo pendiente de lectura aún.
    El otro no lo conocía, pero me lo llevo apuntado, me ha llamado la atención.

    Besotes

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    1. Pues estoy convencido que esta cortita novela de Annie Ernaux te gustará. Me gustaría mucho que la leyeras y luego me dijeras. Por tiempo no va a ser, ¿no? (ja, ja...)
      Un besazo (virtual, que el virus no se anda con bromas, je - je - je...)

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  11. Zweig es una apuesta segura, su narración es muy bella, y siempre me ha sorprendido como en tan pocas páginas que tienen algunas de sus novelas pudo decir tanto.
    Me llama la atención el título del libro "miedo" escrito en 1913. Porque he ha recordado otro titulado "EL miedo" de Gabriel Chevalier, un ensayo autobiográfico que describe los horrores de la Primera Guerra Mundial, lo publicaron por primera vez en 1930. Es un libro muy bueno.
    Un abrazo

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    1. Hola, amiga:
      Totalmente de acuerdo con todo lo que dices de Zweig.
      Muchas gracias por ese título que das de Gabriel Chevalier. Tomo nota. Por lo que dices parece durillo.
      El miedo es una sensación inherente a cualquier ser vivo. Los animales tienen miedo, huelen el miedo (decimos de los perros), saben atemorizar, o sea, dar miedo. Y los humanos, menos oler el miedo aunque sí verlo en la cara de alguien, igual que el resto de animales.

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