Mi primer contacto con esta gran escritora norteamericana lo tuve a través de su cuento largo o novela corta "La balada del café triste". Cuando hice su reseña en este mismo blog muchos me dijeron que si ese relato que la autora había escrito en 1943 me había gustado, esperase a leer "El corazón es un cazador solitario" o "Reflejos en un ojo dorado", porque ambos me encantarían. He empezado por "El corazón..." y desde luego los elogios no eran en balde.
Sobre la autora
No voy a entrar aquí en aspectos que ya señalé en mi anterior acercamiento a esta escritora [ver Carson McCullers: "La balada del café triste"]. Sí quiero redondear lo allí expuesto y añadir algún dato que ahora, tras esta lectura, me parece de sumo interés. El principal es el de que se casó dos veces con su marido Reeves McCullers: la primera en 1937, dos años después de haberle conocido; se divorcia de él en 1940, año en que desde Charlotte en Carolina del Norte donde vivían vuelven a Nueva York, ciudad donde conoce a los hermanos Mann (Klaus y Erika) y al poeta W. H. Auden, marido de Erika en un matrimonio de conveniencia dada su condición de homosexual. En Nueva York, una vez divorciada de Reeves, Carson marcha a Brooklyn a vivir con los Mann. En 1945, al regreso de Reeves de la Guerra herido en el desembarco de Normandía, vuelve a casarse con él. Durante este interregno matrimonial, 1940 - 1945, Carson tendrá relaciones sentimentales con varias mujeres: con la escritora suiza Annemarie Schwarzenbach, y con la novelista, ensayista y activista texana Katherine Anne Porter. Reeves, su marido, estará con ella en los momentos duros de la enfermedad que durante toda su vida la acosó con constantes recaídas. En 1953 Reeves se suicida tras haberle anunciado Carson una nueva separación y tras el fracaso del pacto de suicido que ambos habían acordado.
Muchos elementos biográficos de la escritora se pueden percibir y rastrear en sus obras. Así por ejemplo en "La balada del café triste" el pacto suicida es visible y en "El corazón es un cazador solitario" podría decirse que la vida entera de la autora en sus veinte primeros años está ahí, en especial en esa familia Kelly de la que Mick con su pasión por la música es claro remedo de la novelista.
Mi Comentario
Una pequeña localidad del sur de los Estados Unidos donde la vida discurre monótona bajo un calor abrasador y donde los alicientes vitales brillan por su ausencia es el lugar donde se desarrolla la historia. Una localidad sudista donde la segregación racial es más que evidente; donde una familia negra, la del doctor Copeland, pese a sus méritos y buen hacer a la comunidad sufre los embates del racismo; donde una numerosa familia blanca, los Kelly, se las ve y se las desea para alcanzar el final de mes pese a tener realquilados en casa a unas cinco personas; donde el centro de socialización como en tantos lugares es un Café, el Café Nueva York, en el que Biff Brannon desde la caja registradora vigila a los parroquianos y enjuicia su propia vida; un Café donde un borracho, Jake Blount, lanza constantes peroratas y diatribas contra la explotación del mundo por parte de los que detentan el Capital...
Son cuatro personajes principales los que deambulan por este escenario: Mick, una niña de trece-quince años que está abandonando la infancia y entrando en la pubertad, con la cabeza llena de ideas y propósitos de futuro: la música, el amor, matar a Hitler...; luego estaría el doctor Copeland, hombre bueno donde los haya que se esfuerza por sanar a cualquiera especialmente a los de su raza a quienes predica la paternidad eugenésica; el bueno de Jake Blount, un blanco concienciado de la explotación del hombre por el hombre y que desearía acabar con la misma. Ambos, Copeland y Blount, claman por lo mismo (justicia social, libertad, fin de la explotación...) si bien no coinciden en los medios: Copeland se basa en la instrucción cultural y Blount es más directo, más brutal. Y por último estaría Biff Brannon, un hombre lleno de humanidad pero también de zonas oscuras como cualquiera; Biff lucha porque lo primero prime sobre lo segundo, pero no siempre es fácil.
En medio de estos cuatro seres, cada uno con una trayectoria y vida propias, está Singer, el sordomudo. Singer, nombre judío, es como el Muro de las lamentaciones judío, o como el Dios cristiano: todos acuden a él a contarle sus cuitas y preocupaciones, todos se sienten bien con él, todos lo aman...; sin embargo él ni oye ni habla, sólo lee los labios de sus interlocutores, y lo que es peor nunca responde. Su función es necesaria para los cuatro pero improductiva porque nunca les resuelve nada. Singer se conforma con mover las piezas del juego de ajedrez que tanto le gusta. Todos aguardan sus respuestas, pero él es mudo.
En medio de estos cuatro seres, cada uno con una trayectoria y vida propias, está Singer, el sordomudo. Singer, nombre judío, es como el Muro de las lamentaciones judío, o como el Dios cristiano: todos acuden a él a contarle sus cuitas y preocupaciones, todos se sienten bien con él, todos lo aman...; sin embargo él ni oye ni habla, sólo lee los labios de sus interlocutores, y lo que es peor nunca responde. Su función es necesaria para los cuatro pero improductiva porque nunca les resuelve nada. Singer se conforma con mover las piezas del juego de ajedrez que tanto le gusta. Todos aguardan sus respuestas, pero él es mudo.
Como digo cada personaje vive en su propio micromundo: Mick ocupada en el cuidado de sus hermanos pequeños y asistiendo con sorpresa a su personal despertar sexual; Blount con su propósito de hacer saber a los demás la realidad del mundo y ganándose la vida como mecánico en el tiovivo de Clark Patterson; Biff Brannon vislumbrando la realidad del mundo compuesto de humanidad y amor ("De aquellos que trabajan y de aquellos que —tan sólo una palabra— aman. Su alma se expandió. Pero sólo por un momento. Porque en su interior sintió una advertencia, un rayo de terror. Se hallaba suspendido entre los dos mundos.", pos. 5656); Copeland con su trabajo, sus problemas de salud, el deseo de mejora para los de su raza y solventando como puede el injusto trato personal que recibe por parte de los blancos. Y luego, Singer, el centro del relato, que mantiene una sincera, hermosa y tierna amistad con Spiros Antonapoulos, el sordomudo compañero suyo desde hace diez años arrebatado de su lado por los problemas físicos y mentales que padece y también por la incomprensión de la sociedad representada en Charles Parker, primo de éste, que no atiende ni entiende el derecho que la larga relación de diez años de amistad le debiera de dar a Singer para opinar sobre ingresar o no a Antonapoulos en un centro psiquiátrico.
Si la acción sucede en el sur de Estados Unidos, el momento de la misma es el de su escritura. En especial estamos en 1939 pues las alusiones al problema de Hitler en Europa y la posibilidad de una guerra es evidente; concretamente se alude a la crisis de Danzig ("la radio estaba encendida y alguien hablaba de la crisis que Hitler había creado con la excusa de Danzig", pos. 5594), crisis diplomática ocurrida en abril de 1939 que abrió las puertas de la II Guerra Mundial. En este momento podría decirse que es cuando finaliza el relato que ha transcurrido durante un año o algo más.
Muchos asuntos son los que, más que abordarse, aparecen, a veces de modo tangencial, en este relato: segregación racial, desigualdades sociales (blancos pobres - negros - negros pobres), Muerte, Pubertad, Homosexualidad, nazismo y fascismo, judíos, Sexo, Amistad y Amor (suicidio: Singer, al haber muerto Antonapoulos se suicida), Alcoholismo, Vida corriente y sobre todo Ternura, mucha ternura, pese al descubrimiento de la Verdad de la vida: el final de la niñez y también más tarde el de la propia vida.
Una novela existencial
Para mí la novela se inscribe dentro de la corriente de literatura existencial que se da especialmente durante la primera mitad, sobre todo en las décadas treinta y cuarenta, del pasado siglo. Es un existencialismo desarraigado, sin creencia alguna en algo que sirva para dar una explicación a la Vida. Todos la buscan y creen hallarla en Singer, pero se dan cuenta de que no hay tal:
- "Murmuró algunas palabras en voz alta: «Señor, perdóname, porque no sé lo que hago.» ¿Por qué había pensado en eso? Todo el mundo en los últimos años sabía que no había ningún Dios. Cuando pensaba en Él solía imaginarse que Dios era el señor Singer con una larga y blanca sábana envolviéndole. Dios era el silencio...; quizá por eso, se lo había recordado. Dijo nuevamente las palabras, tal como se las diría al señor Singer: «Dios, perdóname, porque no sé lo que hago.»", (pos. 1913)
- "Cómo había sido Singer no era importante. Lo que sí contaba era la manera como Blount y Mick le habían convertido en una especie de dios casero. Debido al hecho de que era mudo, podían atribuirle todas las cualidades que querían que tuviera. Sí.", pos. 3673)
Dios no existe, sólo queda el Amor, lo único que nos puede salvar. Mick contesta a Harry con un escueto "Conforme" cuando él le dice que trabaja en una ciudad. Basta con eso, él ya entiende, la amistad y el amor no precisan grandes aspavientos verbales.
Es el Amor en su gran abanico de manifestaciones lo que da sentido a la vida. Es aquí, en el amor, en donde radica el meollo de la obra:
- Un amor de raza, el que Copeland siente hacia su sufrido pueblo:
"Las caras de su sufrido pueblo se movían ante sus ojos formando una masa cada vez mayor. Y mientras conducía su automóvil, lentamente, calle abajo, en su corazón brotó nuevamente aquel irritado, inquieto amor.", (pos. 3128)
- De clase, aunque muchas veces los discursos y arengas no sirvan de nada como bien le había advertido Copeland a Jake Blount:
"Recordó lo que el negro, Copeland, le había dicho: «No intente estar solo»." (pos. 5396)
- De afecto entre personas:
- El afecto entre Mick y Harry tan enriquecedor para ambos que ya he señalado
- El de Biff hacia su esposa Alice ("Habían transcurrido cuatro meses desde la muerte de su mujer..., y cada uno de ellos le había parecido tan largo y vacío como un año entero" (pos. 3544)
- Y sobre todo el de Singer y Antonapoulos que daba sentido a sus vidas:
"Hoy hace ya cinco meses y veintiún días. Durante todo este tiempo he estado solo, sin ti." […]
"No sirvo para estar solo y sin alguien como tú, que comprende." (pos. 3430)
Tratamiento formal
➠ Si hay algo que me llama vivamente la atención en esta escritora es su modo de escribir. Presenta situaciones muy cotidianas y asequibles a través de un lenguaje sencillo y corriente. En principio estas situaciones poco tienen que ver las unas con las otras salvo que acaecen en el mismo lugar. Diríase que Carson McCullers construye una novela impresionista en el sentido de que no estamos ante una verdadera fábula en el sentido tradicional, sino que nos va dando una serie de elementos aparentemente con escasa conexión entre sí, salvo la que los lectores le demos tomando como base uno o varios elementos unitivos. En este caso el principal no es otro que el Amor como ya he dicho antes; luego podríamos encontrar otros engarces entre las historias diferentes como es el asunto de la Religión o de Dios más o menos explícito, el de la redención de los pueblos y de la raza negra, etc.
➠ Es una novela que se desarrolla de manera lineal y que emplea la 3ª persona narrativa aunque con esporádicas apariciones del monólogo interior lo que sirve para que como lectores 'entremos' mejor en la interioridad de alguno de los personajes: Entendemos mejor a Mick cuando el narrador que está hablando de ella se echa a un lado para que 'veamos' mejor al personaje: "Hazel y Etta no estaban mal como hermanas. Pero Etta parecía tener el cuerpo lleno de gusanos.", pos. 723.
También conocemos mejor a Biff cuando desde el observatorio de su Café analiza a su parroquia y el narrador 'nos permite' penetrar en su pensamiento:
"Biff entrecerró los ojos. Cómo había sido Singer no era importante. Lo que sí contaba era la manera como Blount y Mick le habían convertido en una especie de dios casero. Debido al hecho de que era mudo, podían atribuirle todas las cualidades que querían que tuviera. Sí." (pos. 3620)➠ Las frases cortas y sencillas crean descripciones cargadas de emoción y belleza
- "Había un retrete en la parte trasera y un grifo en la escalera. En su habitación, las paredes y el suelo despedían un rancio olor de humedad. De la ventana colgaban unas cortinas de encaje, baratas, negras como el hollín. Guardaba su traje bueno en la maleta, y colgaba el mono de un clavo. La habitación carecía de calefacción y electricidad. Sin embargo, una farola de calle situada frente a la ventana esparcía un pálido reflejo verdoso que iluminaba débilmente el interior. Nunca encendía el quinqué que había junto a su cama a menos que quisiera leer." (pos. 2426)
- "Los niños andaban vacilantes por el pasillo del vagón con goteantes vasos de papel llenos de agua. El viejo vestido con un mono que viajaba en el asiento de delante de Singer bebía de vez en cuando whisky de una botella de cocacola. Entre trago y trago tapaba cuidadosamente la botella con un tapón de papel. A la derecha, una niñita se pasaba por el cabello un pegajoso pirulí rojo. Cajas de zapatos con comida fueron abiertas, y del coche comedor trajeron bandejas con la cena. Singer no comió. Se recostó en el asiento y se dedicó a observar indiferentemente lo que ocurría a su alrededor." (pos. 5128)
Para finalizar
Mientras la leía constantemente venía a mi cabeza la novela "Nada" de Jane Taller [leer reseña aquí], especialmente en el personaje de Mick. Esta adolescente con la que se identifica la autora realiza en este año crucial de su vida un auténtico aprendizaje. Sin saber cómo, diríase que mágicamente, como sucede ocurrirles a los adolescentes, experimentará diversos descubrimientos
"Aquel verano se dio cuenta de algo sobre su padre que no había observado antes. […] Muchas veces él la llamaba. Mick acudía a la habitación delantera donde él trabajaba, y se quedaba con él unos minutos..., pero mientras le escuchaba su mente no pensaba en las cosas que él le decía. Entonces, una noche, de repente descubrió a su padre. No ocurrió nada extraordinario aquella noche, y ella no sabía qué era lo que la había hecho comprender. Después de eso se sintió mayor, y le pareció que conocía a su padre mejor que a cualquier otra persona en el mundo." (pos. 1580)
Pero sobre todo Mick, como prácticamente todos los personajes de la novela aprenderá a soportar el fracaso, a aceptarlo y no sucumbir ante él, a seguir adelante.
Al leerla he sido consciente de estar ante una novela típicamente norteamericana y más concretamente del Sur de USA. Cuando se lee a McCullers no se puede por menos que rememorar a Faulkner que es uno de los maestros de la autora. Concretamente la marcha del viejo y enfermo Copeland en una carreta desde la ciudad hasta el campo donde lo acogerán sus hijos me ha recordado muy mucho el viaje también en carreta de la madre de los hermanos Bundren en la novela "Mientras agonizo" de William Faulkner [leer reseña aquí]. También Tennessee Williams con sus personajes inadaptados y marginados, así como otros autores meridionales se perciben en esta novela de perdedores de Carson McCullers. Una novela típicamente sureña donde los personajes reducen su universo geográfico a los 13 estados confederados y donde todo (la pulsión sexual, la violencia soterrada, la muerte, la lucha de clases, el alcoholismo, Dios...) es achacable a la tierra donde habitan
"Mientras cruzaba el terreno, vio a un muchacho blanco y a un negro caminando uno alrededor del otro, ambos estaban ebrios. La mitad de la gente estaba ebria aquella tarde, porque era sábado y las hilanderías habían trabajado sin parar aquella semana. El calor y el sol eran opresivos y flotaba un pesado hedor en el aire." (pos. 5325)
Por último no puedo por menos que señalar la enorme actualidad que tienen los asuntos -variadísimos como se ha visto- que la McCullers vierte en esta novela. De ellos la injusta segregación racial y la violencia que de ella se desprende periódicamente afloran en muchos de los estados norteamericanos. Esta violencia, este injusto comportamiento de los blancos frente a los negros, este considerar que sólo por su color siempre el culpable de lo que sea son ellos es lamentablemente asunto no superado. Al respecto la novela ha traído también a mi memoria otra magnífica novela, "Violación" de Chester Himes [leer reseña aquí], en la que unos negros son injustamente acusados de haber violado a una mujer blanca y cuya lectura recomiendo siempre vivamente.
Acabo de echar un vistazo a la otra reseña, porque lo tengo en casa. Lo empecé un día en el tren unas pocas hojas pero con el griterío estaba incómoda y no le presté atención.
ResponderEliminarAsí que lo retomaré y caso de que me guste..... entonces me adentro también en esta aventura.
Besos.
Sí, mejor que vuelvas a reiniciar su lectura en un ambiente más propicio a la lectura. Carson McCullers exige un poquito de atención, pero compensa luego absolutamente.
EliminarUn beso
¡Hola Juan Carlos! De esta autora leí "Reflejos en un ojo dorado" y me gustó. Sobre todo el estilo con cierto tono poético e irónico y su forma de profundizar en los sentimientos de los personajes. Por cierto, ¿sabías que la autora en su época fue pionera en tratar temas como el adulterio, la homosexualidad y el racismo?
ResponderEliminarVeo que también la has disfrutado.
Besos
Sí, sí lo sabía. En esta que he leído se sugiere la homosexualidad y se toca directamente el racismo. Es una escritora genial
EliminarUn beso
Muy de acuerdo con tu reseña, Juan Carlos. Esta novela es una maravilla y McCullers una escritora de las grandes a la que siempre apetece volver.
ResponderEliminarYo también he visto en Mick, uno de mis personajes favoritos de esta novela, un trasunto de la propia autora a esa edad. La verdad es que sus personajes adolescentes me fascinan. En mi opinión, los borda. Por eso su novela corta Frankie y la boda es, de entre sus obras, una de mis favoritas.
Estoy de acuerdo en que el amor es el tema principal de la historia, la necesidad de afecto, pues todos somos en algún momento un corazón solitario buscando alguien que palíe esa soledad. Pero es cierto que la autora toca muchos otros temas. El racismo, ese ambiente deprimido tan sureño en el que los blancos pobres tan solo tienen por debajo del escalafón a los negros pobres, la violencia contenida que origina la desigualdad, etc. Y también, al igual que a ti, Singer me ha parecido una especie de Mesías al que todos buscan.
Resumiendo, una lectura muy recomendable y una muy buena opción para que quien todavía no haya descubierto a Carson McCullers se anime a hacerlo.
Besos y enhorabuena por la reseña.
Tomo nota, Lorena, del título que das ("Frankie y la boda") pues si a ti te ha encantado es que, seguro, es muy buena.
EliminarCoincido con todo lo que dices sobre la novela y su autora. La verdad es que es literatura de la buena.
Besos
Es alucinante. Termino de escribir la reseña de un libro en el que salen los hermanos Mann (los dos que mencionas, más Thomas, el más famoso) además de Annemarie Schwarzenbach, y Carson McCullers. Bueno, sale mucha gente, en realidad. Ya la leerás.
ResponderEliminarTras esta reseña, tengo que leer los libros que me faltan de la asutoras, al menos, las novelas. Esta es una de ellas. En realidad, solo he leído "Reloj sin manecillas" y "Frankie y la boda" pero me pondré a la tarea enseguida porque eso de que pueda recordar "Mientras agonizo" y otras muchas cosas que cuentas, son un gran valor a tener en cuenta.
Un beso.
Todavía no he leído tu reseña sobre la obra que citas, pero sí que leí lo que dijiste sobre ella en Tarro-Libros y me gustó. Estos autores se relacionaban mucho entre ellos y no sólo en el aspecto literario. Por ejemplo, Annemarie Schwarzenbach y Carson McCullers fueron un tiempo amantes. Son vidas de lo más interesantes.
EliminarSobre lo de recordar a Faulkner es una impresión mía y concretamente de un momento de la novela. Yo creo que en el fondo es un pequeño homenaje que hace a quien en el fondo fue su maestro.
Un beso
Estamos hablando de una de mis autoras favoritas, con esa prosa sutil y recalcitrante, que lo cortés no quita lo valiente 😉 Maravillosa.
ResponderEliminarBesitos carinyet 💋💋💋
Es una autora magnífica.
EliminarBesos
Leeré la novela, de esta autora leí hace años "Reflejos de un ojo dorado" y me gustó mucho. Leeré también "La balada del café triste". Me gusta mucho como diseccionas las novelas y nos haces conocedor de los autores, te felicito.
ResponderEliminarSaludos.
Eres muy amable, Addison. Lo que me ocurre es que mis años de profe de literatura no han sido en balde y me han dado un método que me sale casi casi de manera natural e inconsciente.
EliminarSeguro que con las lecturas que dices que vas a hacer de esta escritora disfrutará muchísimo.
Un abrazo
Una de mis mejores lecturas del año pasado, me ha gustado leer tu reseña para refrescar algunas cuestiones y no me extraña la referencia a Tennesse, eran grandes amigos y se influyeron el uno al otro. Sin duda es una novela con multitud de temas y creo que es uno de esos libros que nunca se olvidan. Hay una adaptación al cine que está bastante bien, aunque Mick es una actriz veinteañera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Gerardo:
EliminarNo sabía que hubiese adaptación cinematográfica. La buscaré para ver qué tal queda McCullers en la gran pantalla.
Efectivamente esta novela es de las que se quedan grabadas. Sus personajes no hacen agua por parte alguna.
Un fuerte abrazo
hola! todo un placer y un aprendizaje aunado en una magnifica reseña, aprender asi es un gustazo enorme, tan grande como el abrazo que te dejamos las buhas.
ResponderEliminarLeedlo si es que no lo habéis leído. Os encantará. Uno de los grandes libros del siglo XX.
EliminarBesos