"Rinconete y Cortadillo" es una novela en cierta manera itinerante pues Diego Cortado y Pedro
Rincón, que así se llaman
sus dos pícaros protagonistas, se encuentran en los Campos de Alcudia, "según se va de
Castilla a la Andalucía". Su encuentro es casual y deciden hacer juntos el camino hacia Sevilla pues ambos creen que tal localidad será un buen lugar para sobrevivir dado el trajín
que el Nuevo Mundo ha impuesto en esa ciudad donde se contrata la marinería
para las galeras que se fletan para América y allí es a donde vuelven con
dineros sobrados algunos de los que primero hicieron la ruta.
En Sevilla serán invitados por otro chico que ha visto el arte que
tienen con las cartas a visitar la Casa de Monipodio,
auténtico jefe mafioso que controla toda la delincuencia sevillana y que tiene
comprados a más de uno y de dos corchetes (guardias); hasta un alguacil
(cargo importante de la policía de la época) pide ayuda a Monipodio para
recuperar una bolsa con dineros que a un familiar suyo le han robado ese día en
una plaza de la ciudad. Los ladrones fueron, naturalmente, nuestros dos
protagonistas que confiesan su hazaña y son así más que bien recibidos en la Cofradía de Monipodio.
El día de principios del siglo XVII en que transcurre la historia, por la tarde, hay reunión importante en el patio de la casa de Monipodio. A este Patio acuden delincuentes, avispones (vigilantes), prostitutas, ladronzuelos, chulos, falsos estudiantes..., a rendir la cuenta de sus acciones semanales y depositar lo que de valor hayan conseguido en unas esportillas colocadas al efecto. El funcionamiento de tan curiosa Cofradía es que una vez hecha caja común, el señor Monipodio reparte igualitariamente entre todos. En estas estamos cuando entran unas mozas de casa llana, -prostitutas-, una de las cuales viene protestando porque el rufián para el que trabaja la ha golpeado. Pide ayuda a Monipodio que se muestra receptivo a protegerla y a recriminar al chulo duramente su actitud. Pero, sin embargo, la Cariharta, que así se llama la moza perdonará a Repolido, bellaco que a buen seguro -aunque esto nosotros no lo veamos- no se reformará en lo sucesivo. Para salir del embrollo el tal Repolido se mete en un jardín lingüístico de los que tanto agradaban a nuestro Cervantes y que están en la base del humor que suele asociarse con algunas de sus novelas, ésta entre ellas:
Repolido, viéndose rogar de la Cariharta y de Monipodio, volvió diciendo:
-Nunca los amigos han de dar enojo a los amigos, ni hacer burla de los amigos, y más cuando veen que se enojan los amigos.
-No hay aquí amigo -respondió Maniferro- que quiera enojar ni hacer burla de otro amigo; y, pues todos somos amigos, dense las manos los amigos.
A esto dijo Monipodio:
-Todos voacedes han hablado como buenos amigos, y como tales amigos se den las manos de amigos.
Efectivamente, el humor es uno de los ingredientes principales de
este relato picaresco. Un humor que reside, como ya he dicho, en juegos de
palabras como el anterior, pero también, y muy principalmente, en la mostración
del mal uso de la lengua que por parecer cultos hacen estos seres de baja
estofa que se agrupan en esta susodicha Cofradía. Así Cervantes pone en sus
bocas palabras y frases de este tenor: Judas
Macarelo (por Judas Macabeo), tigre de Ocaña (por tigre de Ircania), per modo de naufragio (por per modum suffragii), estupendo (por estipendio), etc.
Pero el humor no sólo es lingüístico sino también de situaciones
como se desprende, -como tantas veces sucede en Cervantes-, al observar cómo
hay más juicio en los que en principio no deberían tenerlo (los dos chiquillos
de apenas 15 años) que en los adultos que les adoctrinan. Y en este grupo de
adultos hay momentos muy risibles como cuando ante la protesta de un caballero
porque Chiquiznaque, el
jayán que tenía el encargo de dar un navajazo de catorce puntos en la
cara a un mercader, no había cumplido el encargo; y éste se defiende
diciendo que el tal mercader era tan estrecho de cara que no era posible
hacerle un jaretón de 14 puntos, y que por eso se lo hizo al criado y lo
justifica con estas palabras:
-Pues, ¿a esto llama vuesa merced cumplimiento de palabra -respondió el caballero-: dar la cuchillada al mozo, habiéndose de dar al amo?-¿Pues en qué modo puede venir aquí a propósito ese refrán? -replicó el caballero.
-¿Pues no es lo mismo -prosiguió Chiquiznaque- decir: «Quien mal quiere a Beltrán, mal quiere a su can»? Y así, Beltrán es el mercader, voacé le quiere mal, su lacayo es su can; y dando al can se da a Beltrán, y la deuda queda líquida y trae aparejada ejecución; por eso no hay más sino pagar luego sin apercebimiento de remate.
-¡Qué bien está en la cuenta el señor! -dijo Chiquiznaque-. Bien parece que no se acuerda de aquel refrán que dice: «Quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can».
Es tal la unión entre Sevilla y la novela que existe un llamado Via Crucis cervantino basado en el contenido de "Rinconete y Cortadillo" |
Por último diré que los asuntos que plantea esta novela ejemplar
de "Rinconete y Cortadillo" son muy trasladables a
nuestra realidad actual pues desgraciadamente la violencia machista, las
asociaciones de malhechores, la corrupción policial... son problemas muy vivos
en nuestra sociedad.. Con razón a "Rinconete
y Cortadillo" se la
clasifica dentro del grupo de novelas ejemplares de carácter realista, más del
gusto español estos relatos que los de tipo italiano idealizante como “La española inglesa”, “El coloquio de los perros” o “El amante liberal”.
Nada he dicho referido al gusto con que se lee esta novelita pues, -es el caso de mi persona-, lo doy por descontado. Pero como veo que algunos lectores hay que son un tanto reacios a meterse en harina con nuestro insigne escritor les recomendaría ver, si ocasión tuvieren, la magnífica puesta en escena del espectáculo teatral titulado "Cervantina" (leer reseña aquí) que el grupo teatral Ron Lalá está paseando por toda España en este año que conmemora el 400 aniversario de la desaparición del más grande literato en lengua castellana de todos los tiempos. A todos los que tengan oportunidad de verlo les aseguro diversión y saludable aprecio por la obra de Cervantes.
Excelente, Juan Carlos. Y además acabo de comprobar que el espectáculo que mencionas pasará por mi ciudad en el mes de mayo. Como paso previo volveré a leer estas novelas ejemplares, que traes muy oportunamente.
ResponderEliminarSaludos!
Pues Gerardo si puedes no te lo pierdas porque es un magnífico espectáculo.
EliminarUn abrazo
Como comentaba ayer, esta es una de mis preferidas de las doce novelas ejemplares de Cervantes. Muy buena reseña, comentando la novela en sí y también comparándola un poco con la sociedad actual. Un magnífico colofón a nuestra tertulia de ayer en el grupo de Carmen.
ResponderEliminarNo tengo yo muy claro si incluir "El coloquio de los perros" en ese estilo idealizante más del tipo italiano. Ya habrá tiempo de debatirlo.
Un abrazo
Gracias Lorena por tus palabras. Sobre si "El coloquio de los perros" es o no una novela idealizante de tipo italiano creo que tienes razón en dudar sobre ello. La no realidad de esa novela reside sólo en el planteamiento inicial de que dos perros, Cipión y Berganza, tengan la facultad del habla como los humanos; el resto del relato es más picaresco que otra cosa, y desde luego plantea asuntos muy realistas. Pero como tú bien dices, tiempo habrá de debatirlo.
EliminarUn beso
Yo no soy de los perezosos de leer a nuestro insigne de las letras españolas. Ya me leí todas sus novelas ejemplares más su Quijote.
ResponderEliminarNo obstante ya estoy a la caza de entradas para la "Cervantina" Pero chico, no se si leerá mucho en este país, pero el teatro se frecuenta y mucho. Me está resultando difícil.
Un abrazo
Es verdad, Francisco, que pese a la crisis, el coste de las entradas y todos los problemas económicos que se viven en España, el Teatro goza de buena salud. Pienso que aunque no se lee mucho, sí que gusta ir al teatro, el cual aprovecha el tirón que conllevan los espectáculos audiovisuales que requieren mucho menos esfuerzo del receptor. Si a esto se añade la función social de relación que tiene asistir al Teatro, se entiende que el público llene las salas; y si además son buenos montajes como el de "Cervantina" y otros que están en cartelera pues entiendo perfectamente que resulte complicado encontrar entradas. Pero no desfallezcas.
EliminarUn fuerte abrazo
¡Ultimas noticias!
EliminarConseguí la entrada para ver la obra.un poquito lejos pero lo conseguí.
¡¡¡ Estoy feliz como una lombriz!!!
Me alegro por ti. Espero que te guste. Ya me dirás.
EliminarSaludos