23 ene 2025

Pablo Gallego Boutou: "Bar Urgel"

«Mi madre y yo venimos a La Vera cada año por vacaciones. Un mes y poco con la tía, con sus gatas, Miel y Casiopea, detrás de nosotros yendo al pueblo a comprar pan, por senderos salpicados de brevas y moras frescas como en medio del vaivén de chinchorros a la orilla del río y sus cientos de gargantas donde patinan los zancudos. Un mes entero a salvo de mi padre»

"Bar Urgel", Pablo Gallego Boutou
Acabo de leer esta novela primera de Pablo Gallego Boutou a la que he llegado por puro azar. Hay que ver lo importante que es el azar en la vida. Vivo a una docena de kilómetros de Carabanchel Bajo, barrio donde se ubica el local que da título a esta narración; por agradables motivos familiares desde hace unos años visito la zona con muchísima frecuencia y precisamente es la terraza de este Bar Urgel donde durante el buen tiempo suelo sentarme para refrescarme y dejar pasar de la mejor manera posible las inclementes horas de solazo veraniego. Cuando mi hijo vio expuesta en el escaparate de la librería Derivas del barrio la novela, me dice que tuvo claro que había de regalármela. Así lo ha hecho y yo desde aquí se lo agradezco infinito. 

Con esta obra Pablo Gallego Boutou (Madrid, 1989) ganó el pasado mes de junio el I Premio de Narrativa Diana Zaforteza concedido por la Fundació Lluis Coromina, la familia Zaforteza-Rodés, Josep Massot y Mario Rotllant. Al conocer este dato he indagado sobre el porqué del establecimiento de este premio literario. Resulta que la tal Diana Zaforteza, fallecida prematuramente con sólo 44 años, fue fundadora de dos editoriales: Alpha Decay y Alfabia. En ellas esta mujer amante de la cultura trabajó con nombres como Lou Reed, Leonard Cohen, Andy Warhol, Paolo Sorrentino o David Vann. Diana Zaforteza heredó la pasión por la cultura de su padre, el aristócrata José 'Puco' Zaforteza, a quien, como a ella, un cáncer lo apartó de la vida. (toda la información aquí vertida sobre la persona que da nombre al premio la tomo del diario mallorquín Última hora). En cuanto a quiénes formaban el jurado en esta primera convocatoria del Premio leo que sus integrantes fueron: Edurne Portela (directora literaria del mismo) y Héctor Abad Faciolince, Isabel Coixet, Aixa de la Cruz, Ignacio Martínez de Pisón y Azahara Alonso. Como se ve un jurado de campanillas.


Bar Urgel
Se trata de una novela innovadora, fragmentaria, híbrida cabría decir por la presencia en ella de varios géneros literarios (narrativo, dramático, lírico...). y por la multiplicidad de registros lingüísticos (culto, coloquial, vulgar...). La innovación y el experimentalismo se constata en muchos aspectos, principalmente se visualiza en la distribución del texto por la página así como en la construcción de la historia a base de fragmentos que la hacen parecer dislocada cuando no hay tal.

En muchas de mis reseñas, para iniciarlas, echo mano de las sinopsis que las editoriales suelen colocar en la contraportada o en alguna de las solapas interiores del libro. Dudo si hacerlo en esta ocasión pues creo que más que una sinopsis lo que Galaxia Gutenberg ha hecho es una especie de breve reseña, seguramente inquieta por el posible desconocimiento que los lectores pudieran tener sobre el autor y la historia novelada. La verdad es que lo que la editorial escribe sobre el libro en esta primera edición aparecida en octubre de 2024 es perfecto y poco más, como primera información, se podría añadir que lo mejorase. Dice así:

Un joven madrileño pasa sus días cuidando de su madre enferma, callejeando con su amigo el Gordo y anotando frases inconexas en el Bar Urgel, impulsado por una vaga ambición de hallar una trascendencia a través de la escritura, un sentido a su aciaga existencia. Es en ese ambiente amistoso del bar, rodeado de hombres que encarnan lo que más odiaba y lo que más temía de su difunto padre, donde poco a poco cristaliza la búsqueda silenciosa del protagonista. Entre pinchos de tortilla y cervezas, sermones improvisados al hilo de la tertulia televisiva, peroratas etílicas de tinte machista, raíz xenófoba y homofobia desaforada, el protagonista se siente a veces acorralado por una masa coral que no hace sino corroborar la insufrible decadencia política y social que ve a su alrededor. Otras veces, sin embargo, encuentra una insospechada poesía en ese corro de personajes que lo acoge como a uno más.

En esta novela iniciática, ganadora del I Premio de Narrativa Diana Zaforteza, Pablo Gallego Boutou juega con diferentes estilos en los que combina lirismo y oralidad para iluminar la tragedia con belleza, ternura y sentido del humor. En una atmósfera de desencanto, la literatura y el arte despejan los miedos y alumbran un territorio narrativo propio, una vía que permite desgranar las propias contradicciones, resistir ante los grandes desengaños y revelar lo insondable que nos hace caer. Una novela sobre el alivio de la tristeza y del dolor, sobre el cuidado de los demás y la búsqueda del placer, sobre la amistad comprometida y la necesidad de un espacio común al que pertenecer.

Es una novela que desarrolla su trama fundamentalmente en un bar de Carabanchel Bajo, en Madrid, paradigma del discurrir diario de la la real vida española. Allí, un joven, el narrador en primera persona protagonista de la historia, acude para escribir (fundamentalmente su tesis, pero lo que observa y escucha a la fauna que acude al local luego lo recrea en relatos que forman parte de la novela que tenemos en nuestras manos). Al protagonista de Bar Urgel escribir es lo que en esta vida más le agrada. Este joven arrastra un trauma producido por la conflictiva y contradictoria relación que en vida llevó con su padre recientemente fallecido; ahora, más de un año después de la muerte de éste, se ocupa de su madre inmovilizada en la cama por una cruel enfermedad desde hace ya bastantes meses. Los tipos que acuden al bar (el gitano evangelista Ezequiel; el muy de derechas Julio; Antoñito, adicto a la máquina tragaperras; Carmen Puigpelat del Clos 'la Puigpi', que fue correctora de estilo en una editorial y que  da consejos literarios al protagonista para ese libro que se trae entre manos; el Comunista, así llamado por eso de que en su juventud militó en el PCE; el Risillas, tío de Paco, el cual temporalmente trabaja en la cocina del Urgel y es un maestro haciendo la tapa estrella del local: la tortilla de patatas; el propietario del bar, Paco, que lleva 29 años batiéndose el cobre en el negocio pese a sus problemas de salud; y hasta Susanna Griso que desde el televisor proporciona asuntos y temas de conversación a la parroquia que visita, cada uno con sus peculiaridades y soledades, el Bar Urgel de la carabanchelera calle Blasa Pérez.

La novela me ha gustado especialmente porque muestra de manera excelente los cambios emocionales que en el personaje protagonista se están produciendo. Es un chico que intenta encontrarse, que le gustaría ser como otros, sobre todo le gustaría que esa chica que lee La montaña mágica y con la que coincide algunos días en el parque le atrajese suficientemente, pero 
«No. No nos vemos porque yo no quiero, porque he dejado de pasar por ahí.. Me apena cada vez que conozco a una chica de la que me gustaría enamorarme; es un eco más de que sigo siendo lo que preferiría no ser. Arrastro conmigo deseos que no me pertenecen. Son piedras.»
Es un joven que vive en perpetua contradicción, que busca encontrarse a sí mismo. Sus contradicciones no vienen dadas sólo por la indefinición de su condición o inclinaciones sexuales; también las arrastra en la relación con sus padres: con su madre a la que el protagonista en ese momento cuida y, al tiempo que la ama y es sabedor de su próximo final, recuerda el mucho amor que de adolescente ella vertió sobre él, y que paradójicamente hizo que la odiase; no obstante ahora, pasado ya el tiempo de la paliza que recibió en el IES por su condición personal, reconoce lo valioso de sus consejos («Ella le amaba, lo amó desde siempre y él por ello ahora al recordar ese pasado y ver que la madre no es más que un cuerpo llegó hasta sentir que la odiaba porque recordaba que cuando a él lo golpearon en en el IES ella le dijo: "Es importante que no permitas al odio entrar por la rendija de tu puerta. No dejes que los demás te obliguen. No hay que odiar, hijo."»). En cuanto a la relación con su padre, al que admiraba y temía por partes iguales, su afecto hacia él se mueve en un amor-odio que aún ahora, transcurridos trece meses desde su muerte, le tiene completamente invadida la cabeza 
«perro amariconao  subnormal retrasado chaval estás más gordo más fondón deja de preguntarlo todo la cabeza alta [...] por qué no te habrás quedado así chiquito para poder llevarte sobre los hombros no sé a quién se habrá follado tu madre pero yo no diría que eres hijo mío no te mereces nada qué pasa que la quieres más a ella deja de escribir gilipolleces por qué no te enderezas de una vez así no vas a conseguir nada en tu vida campeón máquina mi niño si es que lo vas pidiendo a gritos mírate me recuerdas a mí». 
Todos los personajes, y no sólo el protagonista, están muy bien diseñados, tienen individualidad propia: Mateo, el chico que le descubre su propia inclinación sexual; Luis, el Gordo, auténtico amigo desde el colegio por quien, por defenderle, él perderá el trabajo y a quien 'traicionará' para conseguirle un bien mayor, alejarlo de las drogas; Mariana, la chica pelirroja de la que no sabe si sí o si no, pero de la que le apetecería enamorarse; la Puigpi, mujer de 69 años ya jubilada de su trabajo en una editorial, que le da buenos consejos literarios que él como joven acepta a regañadientes, pero a los que reconoce su valor y conveniencia 
«La Puigpelat me ha pedido que ahonde en ciertas cuestiones. Que escriba más sobre mi madre, sobre la familia, sobre la chica en la hierba. Que trate de dialogar con los otros fragmentos. Tengo tantas escenas en este bar. Debería dejar de venir, será una novela infinita»
Es en esos fragmentos que le surgen por sus estancias en el Urgel donde aparece el variopinto elenco de personajes secundarios que dan viveza, autenticidad y humor, bastante humor, a la novela. ¿Cómo no reconocer el humor en ese personaje que asomándose a la puerta del bar dice, elevando la voz, que si hay algún maricón dentro que él no entra? ¿Quién no podría identificar en este tipo a cientos de seres de parecido comportamiento? ¿Cómo no ver humor en los diálogos que los parroquianos establecen con la Susanna Griso que predica desde el televisor? ¿Cómo no percibir autenticidad en Paco, el dueño del local, atosigado por su condición de trabajador autónomo al que la enfermedad, suya o de miembros de su familia, le va a hacer plantearse cerrar el negocio?

Esta autenticidad queda reflejada así mismo en el marco urbano donde está radicado el Bar Urgel. Estamos en Madrid, Carabanchel Bajo, zona de Tercio Terol, calle de Blasa Pérez esquina Urgel de donde sale la calle Rascón; un poco más allá la calle General Ricardos que conduce hasta la glorieta Marqués de Vadillo:
«General Ricardos. Locales de kebabs. Clínicas dentales. De inmobiliarias y móviles de segunda mano. Se escucha el cerrojo automático del Mercadona. Las chicas del Pannus, una gitana, otra argentina, friegan el suelo. Se las ve fumar dentro. La luz ácida de las casas de apuestas se desparrama por las aceras, sobre los edificios de enfrente; se cuela por las ventanas donde hay cabezas delante de televisores»
Es de este paisaje urbano de donde salen los secundarios que entran en el Bar Urgel: el ludópata Antoñito, el Comunista, el gitano poliomielítico Ezequiel, el derechista Julio, la niña con síndrome de Down y su madre, Luis el Gordo, etc. 

Sobre la estructura de la novela diré que Pablo Gallego Boutou distribuye el contenido de la misma en seis apartados:
  1.  Presentación del paisaje y del paisanaje
  2.  Profundiza en tres aspectos: la afición a la escritura del protagonista con los consejos que la Puigpi le da; el descubrimiento del sexo con Mateo; y el maltrato que la madre recibió por parte del padre
  3.  El protagonista a través de Grindr contacta con otros hombres para tener sexo sin profundizar en la relación; la muerte golpea a algunos personajes.
  4.  La ruptura con el Urgel y el posible cierre de éste. 
  5.  Final abierto de la relación del narrador con Mariana. Final completamente cerrado de la madre.
  6.  Especie de epílogo. 

Y en estas seis partes en que se estructura la novela aparecen fragmentos literarios de distinta índole: distintos géneros (narración sobre todo, verso, teatro), distintos registros sociolingüísticos (culto, vulgar, coloquial...), distinta longitud y no siempre igual distribución en la página de estos fragmentos, juego con las tipografías y la puntuación, empleo de una buena remesa de imaginería literaria que confiere al lenguaje utilizado la categoría en muchos momentos de auténtica prosa poética, etc.
✔«Junio. Primer mes del verano. Para celebrar las 20 semanas que lleva a mi madre en la cama, los 13 meses que mi padre lleva con los huesos fríos.
Sin curro, sin pasta, hacia la pérdida. A ver qué queda; quién, cuando no quede ni el deseo.
»
✔«Y mamá, parada en la cama, con el pasado anudado a su pupila como un cordón umbilical. Una garrapata.
En medio de un silencio tan denso que parece de metacrilato
»
✔«Soñé que la gracia se posaba en nuestras clavículas. Nos cauterizaba la lengua, la volvía. Luego el salón se iluminaba y tú te ponías en pie y preguntabas
                                                             eres ya tú, amor mío.»

La desarticulación del propio texto es acorde con la propia desarticulación del barrio donde está Bar Urgel y con la variedad de tipos humanos que se dan cita en ese lugar, cada uno de estos seres  con su desarticulación íntima. Quien más, quien menos busca dar un sentido a su vida dentro de la dureza en la que ésta se desarrolla. Yo diría que todos, pero especialmente el personaje-narrador-protagonista que sin mucho miedo a equivocarme vengo a identificar con el propio autor, o como poco a inspirarse mucho en él.


Pablo Gallego Boutou
"Bar Urgel", Premio de Narrativa Diana Zaforteza 2024
Como he hecho con la sinopsis de Bar Urgel, su primera novela galardonada con el I Premio de Narrativa Diana Zaforteza, echo mano de la información dada por Galaxia Gutenberg en la solapa de la portada. Creo que lo que se dice allí de este joven novelista es más que suficiente para entender mejor esta interesante novela. 

Pablo Gallego Boutou (Madrid, 1989) es actor, escritor y mediador cultural. Licenciado en Interpretación por la RESAD, cursa el Máster de Interpretación Cinematográfica por la Central de Cine y el Máster de Escritura Creativa por la Universidad Complutense de Madrid. Ha escrito los poemarios Oboedescere (XXVIII Premio de Poesía del Certamen Nacional de Jóvenes Creadores de la Comunidad de Madrid) y Nival (XXIV Premio Internacional de Poesía Luis Feria). Su formación continúa en el Nuevo Teatro Fronterizo y en la Fundación Centro de Poesía José Hierro, donde se forma en crítica, autocrítica y corrección de poemas. Como actor ha protagonizado, entre otros, Man Up, dirigido por Teatro en Vilo y producido por el CDN, La Comedia del Fantasma de Plauto, dirigida por Felix Estaire y estrenada en el Festival de Teatro Clásico de Mérida y El Alcalde de Zalamea, dirigida por José Luis Alonso de Santos para Teatros del Canal. A día de hoy, trabaja como pedagogo para la Fundación La Caixa. 

Nota final
A punto ya de cerrar la reseña me invade la necesidad de destacar el elevado número de referencias literarias a autores y obras que aparecen en la obra. Pablo Gallego Boutou las pone principalmente en boca de la Puigpi habida cuenta de que ella trabajó durante años en el mundo editorial:
«Hace muchos años, realicé labores de edición. Cortázar, Asturias, Neruda, Paz. Todos ellos buscando el barco que los hiciera arribar a España. Todos muy buenos y muy maricas, como diría Bolaño. Unos culiaos. La literatura hispanoamericana del siglo XX es impresionante y nauseabunda, no te repones después de eso. Verdadera utilidad práctica. ¿Sabías? En la vida, hay dos tipos de editores: los que creen que hay libros que deben ser leídos y los que editan los libros que la gente quiere leer. Yo fui muy competente, no olvides mencionarlo. Por estas manos pasaron infinidad de autores. Cuando te das cuenta de que, como editor, te va a ir mejor siendo del segundo tipo, terminas por darte al oficinismo o buscando ayuda psiquiátrica.»

 Es Carmen la Puigpi la que cuando le da consejos al narrador-autor-escritor-en-ciernes le dice que debe leer a los grandes: «No puedes llegar a ser un escritor si no has leído los cuentos de Mansfield, al Gabo, Cortázar. ¡Por Dios! ¿Conoces a Pedro Lemebel?» Y un poco más adelante, cuando ella ya ve próximo su final le regala varios libros de su propia biblioteca:

«Trató de eludirme, se puso a meter en una caja vacía todos los libros que pillaba. Tengo miedo torero, La hora de la estrella, Las bodas de Cadmo y Harmonía...
—Venga, y éste también. Léelos en el orden que quieras, pero léelos.
—Puigpi. Que no.
—Eres marica, ¿no? Pues venga La biblioteca de la piscina.
—Aquí te va
»

Los títulos que en la cita aparecen pertenecen respectivamente a los escritores Pedro Lemebel, Clarice Lispector, Roberto Calasso y Alan Hollinghurst. Son claramente autores no muy conocidos por el gran público. Pablo Gallego Boutou, a través de estos libros y sus autores, asimismo se muestra ante los lectores como un autor distinto, diferente, que no transita por las veredas acostumbradas y por todos conocidas. Y así lo es en efecto Bar Urgel, una novela distinta, fresca, innovadora, diferente, arriesgada... 
 

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