28 mar 2025

Erri di Luca: Aquí no, ahora no

«Entenderemos las vidas, los niños que corretean jugando a crecer, las madres que alargan la ropa, compran zapatos y se quedan mirando el tiempo que corre por los hijos. Luego los hijos se detienen y son las madres las que corren hacia la brusca vejez y que, de tanto subir y bajar habitaciones, ni siquiera están peinadas. Luego hablan poco y comen pausadamente en Navidad. Por lo menos, así eran las madres.»

Novelas de Erri di Luca
Aunque había oído años atrás el nombre de este autor italiano nacido en Nápoles (Italia) hará en mayo 75 años, Aquí no, ahora no es el primer libro suyo que leo. Erri di Luca publicó ésta, su primera novela, cuando ya tenía casi 40 años. Cuenta en ella sus años de infancia en Nápoles. Usa como disculpa el hallazgo de unas fotografías antiguas en las que de niño aparece con su madre. En este tiempo congelado el adulto de casi cuarenta años dialoga con ella que ya es intemporal. Cuenta el proceso de adaptación de la familia, y particularmente el suyo, desde la pobreza y escasez de todo en que quedó sumida Nápoles tras la Segunda Guerra Mundial, a una vida mejor y más confortable según pasaban los años. Pese a la indudable mejora, sin embargo el pequeño Erri no se adapta bien a los nuevos edificios a los que su familia se ha trasladado a vivir; allí convive con otras familias, acomodadas como la suya, y con los nuevos habitantes venidos desde muy lejos que son los norteamericanos.

Tras los diez primeros de su vida años que tanto le marcaron velozmente vemos pasar su adolescencia y primera juventud hasta que a los 31 años se casa y permanece en ese estado hasta los 37. Según dice en la obra fue persona durante los primeros diez años y también durante los siete de su matrimonio. Y es que, afirma: «Ser en el mundo, por lo que he podido entender, es cuando se te confía una persona y tú eres responsable y al mismo tiempo tú eres confiado a esa persona y ella es responsable de ti.». De niño estuvo confiado a sus padres, en especial a su madre; de casado se responsabilizó de su esposa especialmente en los momentos más terribles de la enfermedad que ella sufrió.

En cuanto a la forma, el estilo  de Aquí no, ahora no es muy cuidado, con logradas y hermosas imágenes literarias; podría decirse que en muchas páginas de esta breve obra (a veces más un ensayo por sus reflexiones que una novela) la prosa poética es la tónica de su escritura. Los ejemplos son múltiples en este libro, yo diría que casi, casi, constantes:
  • «El sol se apagaba dentro del mar. A veces el violeta de las nubes lo partía y lo deshacía antes de que tocase el horizonte. Lo mirábamos desde la orilla mientras nos secábamos después del baño, y era nuestro, como la arena que quedaba en los pies, como el aliento.»
  • «Está el olor de la Torreta el domingo: mercado, gentío, frío. Desde el horno irradian aromas y enfrente el carro de los frutos secos tuesta el aire.»
Me ha resultado llamativa y muy significativa la reflexión que realiza Erri di Luca sobre el propio acto de escribir, sobre la literatura, y el nacimiento en él de su afición por la escritura. Sitúa la misma en los años de niñez cuando viviendo en una callejuela pobretona de la ciudad de Nápoles para evadirse miraba fijamente a través del cristal de la cocina el muro desconchado de la casa de enfrente. Al hacerlo descubría en su imaginación cómo el desconchón que veía se expandía en una enorme diversidad de  tonos azulados; al trasladarse la familia en Nápoles a la zona de casas nuevas la mirada  a través del cristal de la cocina ya no se fijaba en desconchón alguno sino que se difuminaba en el exterior en una infinidad de colores que le resultaban desconocidos y poco atractivos. Mientras que en la callejuela las dificultades que le suponían su tartamudez las superaba a través de la escritura («Hablar es recorrer un hilo. Escribir, en cambio, es poseerlo, devanarlo.»), en la casa nueva, ya adolescente, comenzó a descuidarse, a no esforzarse, a sentir que no servía para nada, que todo lo hacía mal. 
«Adopté en aquel tiempo la costumbre de no terminar los ejercicios, de dejar en blanco una parte. También en los exámenes me guardaba una parte de la respuesta que debía al docente. Custodiaba una porción de no plenitud, iba mal, comenzaba a crecer.»
Además, mientras que en la vida real no se podía mentir, la escritura, siempre que permaneciese en el secreto de su lectura en silencio, sí las permitía. Todo cambió cuando un día un maestro, prendado de una redacción de Erri decidió leerla en voz alta; en ese momento el adolescente entendió que también la escritura podía mentir:
«Me juré no escribir más mentiras. Contarlas, no las contaba, y tú en esto eras inflexible. Pero escribirlas no me parecía un pecado, era bonito inventar. Luego llegó ese tema y tuve la prueba de que también la escritura, despojada de su secreto, se convierte en mentira.»
Es una novela en la que el autor habla de la vida, de la suya. En ella el sentimiento más profundo es el del amor, especialmente hacia su madre y su mujer. También, como es propio de la vida, sentirá el descubrimiento terrible de la muerte: la de su amigo Massimo que tanto lo impactó; la de su padre, que no pudo soportar la presión vital; la de su mujer, que lo amó y a la que él tanto quiso; la de su propia madre, inmortalizada en las fotografías que está visualizando y a través de las que dialoga con ella. Amor y muerte, la esencia de la vida.

El título lo toma de la frase que tantas veces su padre, que jamás le pegó, le repetía para censurar un gesto, una palabra, una actitud del niño Erri. Afirma que las palabras con frecuencia son más castradoras, anulan más que una torta, que un cachete:
«Mejor los golpes, mejor el derecho arriesgado a meter un poco de ruido cuando un juego me cogía la mano. No las palabras: a ésas no se les podía llorar, no se les podía responder, y yo no era capaz de decir ni una sola cuando tú intervenías, entre la apnea y el tartamudeo. Se aprende tarde a defenderse de las palabras.»
La inseguridad que tales admoniciones paternas le produjeron hicieron que el niño, el adolescente e incluso el adulto joven que fue Erri di Luca constantemente se estuviese disculpando, temiendo equivocarse. También cuando sus padres criticaban su tartamudez él se disculpaba afirmando su involuntariedad. Paradójicamente, cuando conoció a la que sería su esposa esas mismas palabras le sirvieron para conquistarla:
«No he hecho nada.» «No lo he hecho adrede.»
Autores italianos de poesía, prosa y prosa poética
https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0
Para finalizar y aun a riesgo de equivocarme en mi reflexión diré algo acerca de la traducción que firma César Palma. Creo que hace un trabajo aceptable, incluso brillante; sin embargo no puedo dejar de señalar un momento en que su texto me ha sorprendido por demás. Ha sido cuando refiriéndose a Filomena, la sirvienta de origen siciliano que trabajaba en la casa nueva de la familia en Nápoles, dice que hablaba utilizando asonancias y en la traducción no quedan clara las mismas. Al actuar así, entiendo que la idea del traductor habrá sido marcar la impericia e incultura de la tal Filomena para conseguirlas más que descuido del propio Palma. De cualquier manera, creo que como poco falta una aclaración explicativa a pie de página.
«Asombraban sus despistes con las palabras, siempre basados en una asonancia. «Esta mañana he salido al balconcillo y hacía un frío de pegarse.» «Qué bonitos estos naranjos rojos sanguinarios.»

Una novela breve, pero profunda. Todas sus páginas esconden informaciones valiosas, que en esta corta reseña seguro que muchas se me habrán pasado. Lo que no quiero que se me pase, por último ultimísimo, es la impronta que la figura paterna  -ausente, pero al tiempo tan presente- tuvo sobre el autor. La prueba de ello es el título que decidió dar a su libro, un homenaje a su persona sin duda alguna.






8 comentarios:

  1. Las novelas ambientadas en Nápoles, sobre todo si suceden después de la Segunda Guerra Mundial, tienen un algo en común que las hace muy atractivas para mí. Quedé fascinada por la ciudad en 2019. En los años cuarenta y cincuenta tuvo que ser terriblemente hermosa. Anoto este título.
    Un beso.

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    1. Nápoles es una ciudad sorprendente desde luego. He estado en ella dos veces y en septiembre u octubre volveré. Tengo que reconocer que hay mucho vestigio español por allá y no sólo arquitectónico; también en carácter y manera de entender la vida.
      Besos

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  2. ¡Erri de Luca! Madre mía, cuantísimo tiempo sin acercarme a uno de sus libros. Tu fantástico comentario sobre esta novela "breve, pero profunda" me vuelve a despertar el apetito por volver. ¡Abrazos desde la esquinita sureste!

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    1. Erri de Luca escribe muy bien, aunque detecto en él un poso de tristeza o al menos de melancolía.
      ¿Desde Almería? Buen lugar, sí señor.
      Un abrazo

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  3. Lo he intentado, de verdad que lo he intentado. Había una bloguera maravillosa (Rusta/Laura) que lo recomendaba vivamente y leí uno de sus libros cuyo título no recuerdo: no me dijo nada. Cogí otro y... lo dejé a la mitad. Lo siento, ya sabes que no todo es para todos y eso no dice nada del libro, sino del lector. Como se suele decir, no eres tú, soy yo...

    Un abrazo.

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    1. No creas, Atticus, que es un escritor que se lea con suma facilidad. La ventaja de este libro es que tiene mucho de autobiográfico y eso ayuda a no perderse en farragosas descripciones o reflexiones sin un fuerte asentamiento en la realidad que los lectores solemos conocer y visitar. Quizás por ello "Aquí no, ahora no" resulta mucho más legible.
      En la tertulia que tuvimos sobre este título todos hablamos muy bien de él, pero sin embargo dos o tres tertulianos que habían leído además otros títulos suyos destacaron la fuerte diferencia entre estos y el que comentábamos por lo que antes te he dicho.
      Un fuerte abrazo

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  4. PUes es un autor con el que aún no me he atrevido. Me impone. No sé si llegaría a disfrutar de su obra. Tu buena reseña me anima un poco, pero no termina de quitarme el miedo.
    Besotes!!!

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    1. Yo creo, Margari, que las escasa páginas (no pasa de 70) y el carácter autobiográfico situado especialmente en su niñez harían que "Aquí no, ahora no" te resultara una lectura agradable para ti. Creo no equivocarme con mi pronóstico.
      Besos

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