Cuando conocí por las redes sociales que salía al mercado la segunda parte de la trilogía que Jorge Carrión inició en 2010 con Los muertos, decidí que en cuanto pudiera me haría con un ejemplar y daría buena cuenta de él, pues desde que leí la obra de la que Los huérfanos es secuela mi admiración por el autor no ha cedido un ápice. Como de Los muertos hice una reseña allá por el mes de febrero de este 2014 (se puede consultar aquí) era lógico que también reseñase la secuela.
"LOS HUÉRFANOS"
Sinopsis
Cuando estalló la Tercera Guerra Mundial y las potencias se lanzaron bombas nucleares de un potencial mortífero incalculable y con efectos de duración impredecible, un pequeño grupo de humanos logró refugiarse en un búnker de la ciudad de Pequín. Allí llevan trece años en el momento de iniciarse el relato. Marcelo salva el pesado discurrir de los días bajo la luz artificial consultando un diccionario que logró salvar y que intenta memorizar ante la fuga de la celda donde estaba confinado de Anthony, un miembro de esta pequeña sociedad que ha enloquecido y amenaza con acabar con todo; también siguiendo una costumbre derivada del trabajo de informador que tenía antes de la catástrofe, escribe informes que sabe que nadie leerá y que son los que nos sirven para conocer la evolución de la pequeña comunidad del búnker.
Distopía postapocalíptica
"Los huérfanos" la concibe su autor como una secuela de su novela "Los muertos", que publicó en 2010, y que aunque en principio nació como un relato independiente pronto -dice Jorge Carrión a su entrevistadora Anna María Iglesia [vid. aquí]- "supe que iba a tener una especie de secuela simbólica, Los huérfanos, y una especie de precuela simbólica, Los turistas". El novelista, llevado de su querencia a lo simbólico encuentra sentido incluso al hecho de que la editorial que haya publicado el relato sea Galaxia Gutenberg pues "la editorial tiene en su catálogo distintos títulos vinculados al género de la memoria y novelas preocupadas por los horrores del siglo XX, y Los huérfanos quiere precisamente instalarse, a partir de este legado literario y ensayístico, en ese archivo de memoria histórica y pensar hacia dónde puede dirigirse y cómo debe plantearse la representación del genocidio, de la dictadura e, incluso, de la distopía en el siglo XXI." (ibidem).
Las anteriores palabras del escritor español son muy claras y sirven para orientarnos sobre el género, el subgénero y la intención de la novela. Estamos, pues, ante un relato de ciencia ficción donde se presenta una sociedad distópica que sirve de escenario en el que se desarrolla la trama que en esta ocasión, al situarse tras el trauma de destrucción total ocasionado por las diversas explosiones nucleares de la Tercera Guerra Mundial, es claramente una trama postapocalíptica.
La intencionalidad del relato reside en el motivo que pudo haber provocado el estallido de la conflagración mundial que no ha sido otro que el fenómeno de la "reanimación histórica" que prendió en todas las sociedades y que alcanzó su extremo con el "facing", el cambio de la estética personal para ya no conocer lo ocurrido en el pasado (Memoria histórica) sino revivir, convertir en 'acto' y no sólo en 'relato', lo acaecido:
Las anteriores palabras del escritor español son muy claras y sirven para orientarnos sobre el género, el subgénero y la intención de la novela. Estamos, pues, ante un relato de ciencia ficción donde se presenta una sociedad distópica que sirve de escenario en el que se desarrolla la trama que en esta ocasión, al situarse tras el trauma de destrucción total ocasionado por las diversas explosiones nucleares de la Tercera Guerra Mundial, es claramente una trama postapocalíptica.
La intencionalidad del relato reside en el motivo que pudo haber provocado el estallido de la conflagración mundial que no ha sido otro que el fenómeno de la "reanimación histórica" que prendió en todas las sociedades y que alcanzó su extremo con el "facing", el cambio de la estética personal para ya no conocer lo ocurrido en el pasado (Memoria histórica) sino revivir, convertir en 'acto' y no sólo en 'relato', lo acaecido:
[Pensar que] "la reanimación histórica era un movimiento de ficcionalización de la historia, un movimiento eminentemente teatral, en que los sujetos interpretaban biografías ajenas, pretéritas, era erróneo. La reanimación histórica era una forma de la verdad. La reanimación histórica era una revolución. La reanimación histórica no conducía a relatos sino a actos, hechos, acciones, a la transformación social y política de lo real." (pág. 160-161).
La anterior formulación de lo que es la "reanimación histórica" se transmuta en acto a través del "facing" que en el caso de una asociación de reanimación histórica denominada Resistencia se puede ver cuando Pierre, uno de sus miembros
"alzó la mano derecha y se acarició el lóbulo de la oreja derecha con los dedos índice y pulgar. Su rostro vibró, se desencajó, tembló violentamente durante apenas tres o cuatro segundos: entonces la cara de Pierre, la cara de Pierre en el año 2025, fue reemplazada por la cara de otro Pierre, la cara de Pierre en el año 1938." (pág. 161)
Como puede observarse esta segunda entrega de la trilogía es una evolución de lo que ya se planteaba en "Los muertos" donde se abordaba la ficcionalización de la realidad ejemplificando a través de las series televisivas, si bien el tiempo en que se situaba la acción era prácticamente contemporánea (sólo en la 2ª parte se avanzaba levemente en el tiempo al situar la acción en el año 2012 cuando la novela ve la luz en el 2010. A este respecto es interesante, y pìenso que muy oportuno, leer la reseña que en este mismo blog hice de "Los muertos" en febrero de este mismo año 2014). Es evidente que "Los huérfanos" entra más decididamente en el proceso de revisitar la historia, reviviéndola y hasta reanimándola.
Estructura
La novela se organiza en cincuenta y tantas secuencias con una extensión de entre cinco o seis páginas por secuencia. Esta media se rompe absolutamente en la secuencia 42 que tiene una extensión de 27 páginas y que se configura casi como un relato autónomo en el que se muestra el núcleo esencial de la narración. En ocasiones las secuencias se adelgazan hasta las dos o tres páginas tan sólo: son secuencias que muestran hechos muy importantes para el desarrollo de la historia (la pistola de Chang [pp. 151-153] o cuando Thei descubre a Marcelo mirándola [pp.250-252] pueden servir de ejemplos).
En cuanto al puro desarrollo de la trama, la historia se presenta de manera lineal comenzando trece años después de la entrada en el búnker y teniendo esta línea argumental una duración de unos cinco o seis meses. Es impreciso el tiempo que pasa desde la primera frase que abre la novela ("He tardado trece años en acostumbrarme a la luz amarilla" (pág. 9) hasta que en la secuencia final Marcelo afirma que empieza ahora a reescribir el Diccionario que le ocupará varios años, aunque "el tiempo no es un problema cuando has dominado la palabra 'tiempo' [...] porque somos lenguaje, un texto interminable que como un mapa nos recorre el reverso de la piel" (pág. 255). Esta linealidad temporal que se desarrolla en el búnker y que conocemos por el informe que Marcelo está escribiendo y por las conexiones que a través de la Red tiene con Mario, -otro huérfano de la civilización aunque cobijado en otro búnker de otro lugar, la Isla-, se rompe con secuencias que retroceden en desorden a momentos y asuntos que interesan para entender el 'ahora' de los huérfanos del búnker. A través de estas secuencias conocemos hechos importantes como quién es Marcelo, cómo logró acceder al búnker, qué pasó con su familia...; lo mismo sucede con el resto de personajes, de cuyas vidas anteriores a la deflagración sabemos desordenadamente a través de los pensamientos que acuden a la mente de Marcelo y éste nos va mostrando; muy importante a este respecto es que todos los presupuestos teóricos ('facing', 'reanimación histórica', las 'impriformas', los 'conflictos de ficciones', las 'duplicaciones', la 'reescritura', etc.) que han llevado a este momento postapocalíptico en que el relato está situado se presentan y los conocemos mediante la lectura de estas secuencias, diríamos, transversales.
Un pequeño 'Gran Hermano'
Para mí lo más interesante de la novela de Jorge Carrión es observar cómo una pequeña comunidad que llevaba años preparándose para este momento de desertización nuclear y salida del mundo hasta entonces conocido sigue moviéndose con los mismos presupuestos de dominación que la llevaron a la nada. Es más, diríase que la abyección crece mejor en núcleos humanos pequeños a pesar de dotarse de un gran número de normas y leyes. Al final la fuerza (la pistola de Chang) y la pulsión sexual ejercida como otra forma de dominación mantienen plena vigencia.
La vida de estos doce seres ( Marcelo, Chang, Thei, Carl, Anthony, Esther, Susan, Gustav, Ulrike, Xabier, Kaury y Mario) en el búnker subterráneo de Pequín y en el de la Isla es semejante a la de los participantes en los 'Big Brothers' televisivos, pues como éstos los personajes de la novela viven sus vidas, que piensan privadas, pero que como se lee en la secuencia más larga del relato constantemente están siendo grabadas; de manera que, cuando estas vivencias de tiempos pasados son revisitadas por los que las visionan se hace real en cierto sentido el concepto de 'reanimación histórica' que sobrevuela toda la obra y que encierra un innegable peligro. Así al ver imágenes de una violación acaecida hace dos años, Marcelo escribe:
Motivos presentes en el relato
La novela está llena de reflexiones sobre lo que mueve a los seres humanos. Es una obra densa, que no sólo admite sino que exige numerosas relecturas pues la primera no la agota en absoluto. De entre los muchos aspectos que se tocan quiero resaltar unos cuantos:
* El sexo: En el búnker todos tienen en torno a los 50 y hasta más años, pero su abyecto instinto les empuja hacia Thei, una adolescente de 13 años que apenas si se ha convertido en mujer y que como una diosa domina sin casi saberlo ella la pequeña comunidad de la que será la heredera próxima pues será la única superviviente que tendrá que abrir la compuerta y transmitir la cultura anterior (el Informe de Marcelo y su reescrito Diccionario) al mundo nuevo postapocalíptico.
* Triángulos amorosos: Una cosa es el sexo y otra distinta el amor, los afectos. En el mundo de la luz artificial los dos personajes que dialogan a distancia, Marcelo y Mario, sufrieron o estuvieron inmersos en la época anterior a la Tercera Guerra Mundial en triángulos amorosos que les han marcado la vida. Marcelo lo sufrió cuando su mujer Laura y su hija Gina vivían formalmente con él en familia aunque sus constantes viajes por el mundo hacían ficticia esta situación y ellas buscaron el lado del triángulo que Marcelo no cubría encontrándolo en Damián, el profesor de Gina que siempre que ellas lo necesitaban allí estaba. Por su parte Mario lo vivió personalmente con su mujer Vanessa a la que desplazó al descubrir la atracción amorosa que él sentía por George ("BUT NOTHING GAY, JODER" [pág. 150]) y el sexo que practicaba con Anita.
* El suicidio: La situación que viven estos supervivientes del desastre nuclear no es nada envidiable. Por ello no tiene nada de extraño que el suicidio sobrevuele constantemente la narración, pues ¿qué diferencia hay entre estar enterrado en vida y la no-vida? Varios personajes anteriores a la linealidad temporal mostrada en la novela no están en ella porque pusieron final a sus vidas, como se nos dice en alguna de las "vuelta atrás" que rememora Marcelo. Pero es Mario quien más reflexiona sobre el sentido de la existencia que quiso encontrar y la realidad alcanzada:
* La cultura: En la novela proliferan las referencias culturales. Abundan especialmente cuando se habla del personaje Mario quien para justificar sus movimientos siempre invoca algún hecho cultural (actor, escritor, personaje, película, novela, músico, pintor...):
Pero no sólo el culturalismo sirve para construir ciertos personajes, Jorge Carrión lo derrama a espuertas por todo el relato con lo que en mi opinión el autor se revela en cierto sentido como continuador de la literatura propia de los denominados 'novísimos' o 'venecianos' de los años 70 [hay que tener en cuenta que muchos de estos poetas -Vázquez Montalbán o Luis Antonio de Villena, por ejemplo- fueron también novelistas] y también de la llamada literatura pop aparecida en Alemania en los 90 (Christian Kracht, autor de "1979", o Dietmar Dath de "La abolición de las especies"). Con razón la tendencia narrativa en la que se suele adscribir a Carrión es la del after-pop.
* Importancia de lo simbólico: Carrión utiliza muchísimos elementos con valor simbólico. Podría decirse que ya la misma ubicación temporal, año 2046; y local, en un lugar prácticamente inexistente porque ni el búnker de la Isla de Mario ni el de Pequín desde el que informa Marcelo existen verdaderamente:
También es importante señalar el simbolismo que se encierra en las referencias a "La montaña mágica" de Tomas Mann y los nombres que para sus respectivos perfiles en las cuentas sociales eligieron Mario y Marcelo. El primero eligió el nombre de Naphta, no porque Mann lo presentase como "un reaccionario radical" sino "que elegí a Naphta porque se suicida" [pág. 63]). Por su parte Marcelo le dice a Thei que él para su perfil de Mypain eligió el nombre de Hans Castorp porque
* El peligro de la indagación en el pasado: Este es uno de los (en cierto modo, 'el') temas estelares de la narración leída. Es una constante desde los años 90 el proceso de revisionismo histórico al que asistimos y que en cada país ha tenido o está teniendo su denominación (entre nosotros "Memoria histórica"). El hecho de que el protagonista de la novela sea argentino de ascendencia napolitana y con antecedentes judíos es símbolo de lo que en realidad los seres humanos somos:
Hay que reconocer en estos tiempos que corren valentía para hacer afirmaciones tajantes como ésta. Pero es cierto que no se puede vivir en el pasado y menos aún querer reanimarlo convirtiéndonos en réplicas de personajes que fueron (Napoleón, Julio César, Franco, Maciá o Companys) pero que hoy ya no son, ya no están. La vida no es un juego ni una foto fija. En la despedida de Mario leemos:
Estructura
La novela se organiza en cincuenta y tantas secuencias con una extensión de entre cinco o seis páginas por secuencia. Esta media se rompe absolutamente en la secuencia 42 que tiene una extensión de 27 páginas y que se configura casi como un relato autónomo en el que se muestra el núcleo esencial de la narración. En ocasiones las secuencias se adelgazan hasta las dos o tres páginas tan sólo: son secuencias que muestran hechos muy importantes para el desarrollo de la historia (la pistola de Chang [pp. 151-153] o cuando Thei descubre a Marcelo mirándola [pp.250-252] pueden servir de ejemplos).
Búnker antinuclear suizo reconvertido en hotel |
Un pequeño 'Gran Hermano'
Para mí lo más interesante de la novela de Jorge Carrión es observar cómo una pequeña comunidad que llevaba años preparándose para este momento de desertización nuclear y salida del mundo hasta entonces conocido sigue moviéndose con los mismos presupuestos de dominación que la llevaron a la nada. Es más, diríase que la abyección crece mejor en núcleos humanos pequeños a pesar de dotarse de un gran número de normas y leyes. Al final la fuerza (la pistola de Chang) y la pulsión sexual ejercida como otra forma de dominación mantienen plena vigencia.
La vida de estos doce seres ( Marcelo, Chang, Thei, Carl, Anthony, Esther, Susan, Gustav, Ulrike, Xabier, Kaury y Mario) en el búnker subterráneo de Pequín y en el de la Isla es semejante a la de los participantes en los 'Big Brothers' televisivos, pues como éstos los personajes de la novela viven sus vidas, que piensan privadas, pero que como se lee en la secuencia más larga del relato constantemente están siendo grabadas; de manera que, cuando estas vivencias de tiempos pasados son revisitadas por los que las visionan se hace real en cierto sentido el concepto de 'reanimación histórica' que sobrevuela toda la obra y que encierra un innegable peligro. Así al ver imágenes de una violación acaecida hace dos años, Marcelo escribe:
"El agresor se va corriendo; pero durante un segundo mira hacia la cámara y sonríe. Es ese segundo lo que primero he visto: el que congelo y me congela.Porque no es nadie.Porque no lo reconozco. Porque no existe: esa cara de hace dos años no se corresponde con ninguna de las nuestras, ni de entonces ni de ahora. Narrar es precisamente eso." (pág. 208)Quizás la única solución para evitar la disolución de la materia en el pasado que ya no es sea como reflexiona Marcelo la escritura, la narración, la reescritura de lo sucedido.
Motivos presentes en el relato
La novela está llena de reflexiones sobre lo que mueve a los seres humanos. Es una obra densa, que no sólo admite sino que exige numerosas relecturas pues la primera no la agota en absoluto. De entre los muchos aspectos que se tocan quiero resaltar unos cuantos:
* El sexo: En el búnker todos tienen en torno a los 50 y hasta más años, pero su abyecto instinto les empuja hacia Thei, una adolescente de 13 años que apenas si se ha convertido en mujer y que como una diosa domina sin casi saberlo ella la pequeña comunidad de la que será la heredera próxima pues será la única superviviente que tendrá que abrir la compuerta y transmitir la cultura anterior (el Informe de Marcelo y su reescrito Diccionario) al mundo nuevo postapocalíptico.
* Triángulos amorosos: Una cosa es el sexo y otra distinta el amor, los afectos. En el mundo de la luz artificial los dos personajes que dialogan a distancia, Marcelo y Mario, sufrieron o estuvieron inmersos en la época anterior a la Tercera Guerra Mundial en triángulos amorosos que les han marcado la vida. Marcelo lo sufrió cuando su mujer Laura y su hija Gina vivían formalmente con él en familia aunque sus constantes viajes por el mundo hacían ficticia esta situación y ellas buscaron el lado del triángulo que Marcelo no cubría encontrándolo en Damián, el profesor de Gina que siempre que ellas lo necesitaban allí estaba. Por su parte Mario lo vivió personalmente con su mujer Vanessa a la que desplazó al descubrir la atracción amorosa que él sentía por George ("BUT NOTHING GAY, JODER" [pág. 150]) y el sexo que practicaba con Anita.
* El suicidio: La situación que viven estos supervivientes del desastre nuclear no es nada envidiable. Por ello no tiene nada de extraño que el suicidio sobrevuele constantemente la narración, pues ¿qué diferencia hay entre estar enterrado en vida y la no-vida? Varios personajes anteriores a la linealidad temporal mostrada en la novela no están en ella porque pusieron final a sus vidas, como se nos dice en alguna de las "vuelta atrás" que rememora Marcelo. Pero es Mario quien más reflexiona sobre el sentido de la existencia que quiso encontrar y la realidad alcanzada:
"Magos, Marcelo, queríamos ser magos. Los Houdinis del siglo XXI. La magia tenía que ser nuestro camino hacia la utopía. Y así, por arte de magia, aparecimos en la isla, cargados de tablones, tornillos, clavos, [...]. Éramos los guardianes del fuego en la isla de Prometeo. [...] Siempre ethos, nunca pathos, repetía George. [...] Quisimos ser éticos y acabamos siendo patéticos" (secuencia págs. 214-218)* La impostura: Prácticamente es general en todos los habitantes del búnker. Marcelo, tras visionar las imágenes acumuladas por el vigilante Carl, es consciente de que no sólo él proyecta a los demás una imagen que no es la real, todos hacen lo mismo. Es algo consustancial al ser humano.
"Los videos de la celda registran, durante cerca de catorce años, nuestra caída.Caída libre: aberrante, abismal, absurda, corrosiva, degradante, deprimente, inmoral, irreversible, kamikaze, obscura y oscura, pútrida, radical, sucia, suicida, terrible, vulgar: ¿cuántos adjetivos serían necesarios para describirla?" (pág. 213)* El poder: Quien tiene la información tiene el poder. Carl conoce todo sobre todos. De ahí su comportamiento con Thei; Chang echa mano a su pistola, -arma que Marcelo no recordaba-, cuando ve peligrar su liderazgo; por su parte Marcelo recurre al lenguaje, al secreto escondido en la etimología de las palabras, para también alcanzar su parcela de poder; hasta el loco Anthony utilizará sus increíbles dotes y naturaleza sexual para afianzar su poder sobre un sector del búnker. En definitiva, el poder dirige en gran medida el actuar de los personajes.
* La cultura: En la novela proliferan las referencias culturales. Abundan especialmente cuando se habla del personaje Mario quien para justificar sus movimientos siempre invoca algún hecho cultural (actor, escritor, personaje, película, novela, músico, pintor...):
[Mario] "aterrizó en Londres y tomó un bus hacia Stratford-on-avon (Shakespeare: "THE KING AND THE KEY"), desde allí fue a Liverpool (The Beatles) y las Tierras Altas ('Highlander'); cruzó el Canal de la Mancha en un tren que lo dejó en París (Morrison, Rohmer, Celan, Godard) [...] Barcelona (Picasso, el grandísimo Picasso, Hemingway,), Florencia (Dante), Venecia (Byron, Mann, Visconti), Trieste (Joyce, Magris)Viena (Zweig), Cracovia (Kantor), Sarajevo (Sacco: 'I always dreamed con hacer en cine you know lo que he was doing en sus comicbooks') Tirana (Kadaré), Atenas (Sófocles, Ulysses's Gaze)" (pp. 149-150)En cuanto a Marcelo, su relación y distanciamiento con Laura también es presentado mediante referencias culturales, si bien en este caso a través de series televisivas, entre las que Carrión incluye a "Los muertos" serie ficticia que dio título a la novela de la que "Los huérfanos" es secuela:
"Si 'Los muertos', 'Juego de tronos' o 'Eternidad', de las que Laura era auténtica fanática, no consiguieron atraer mi atención (lo que me separó aún más de ella), como tampoco lo hizo la Gran Novela Americana (un relato audiovisual virtual,mente infinito, creado por miles de autores amateurs a partir de unas líneas maestras definidas por Jimbo Wales y su equipo de Wikipedia), en la dècada siguiente -en cambio- la New Chinese Fiction despertó en mí al fan que en la adolescencia había idolatrado las diversas partes de 'Matrix'. Ahotra me dou cuenta de que mi adicción, compartida con millones de televidentes globales, se debía justamente al miedo, porque ése era el sentimientos que 'Laberintos' y sus seis subseries trataba de conjurar, como un exorcismo en cada episodio" (pág. 108)En este mundo distópico la cultura podría revelarse como factor esencial para mantener la cordura y lograr sobrevivir en él. Así es en el caso de Marcelo quien aferrado a su Diccionario y a la escritura logra vivir y mantener, aunque con serias dificultades, la cordura. Pero a Mario, mucho más conocedor que Marcelo, ésta no lo salvará.
Pero no sólo el culturalismo sirve para construir ciertos personajes, Jorge Carrión lo derrama a espuertas por todo el relato con lo que en mi opinión el autor se revela en cierto sentido como continuador de la literatura propia de los denominados 'novísimos' o 'venecianos' de los años 70 [hay que tener en cuenta que muchos de estos poetas -Vázquez Montalbán o Luis Antonio de Villena, por ejemplo- fueron también novelistas] y también de la llamada literatura pop aparecida en Alemania en los 90 (Christian Kracht, autor de "1979", o Dietmar Dath de "La abolición de las especies"). Con razón la tendencia narrativa en la que se suele adscribir a Carrión es la del after-pop.
* Importancia de lo simbólico: Carrión utiliza muchísimos elementos con valor simbólico. Podría decirse que ya la misma ubicación temporal, año 2046; y local, en un lugar prácticamente inexistente porque ni el búnker de la Isla de Mario ni el de Pequín desde el que informa Marcelo existen verdaderamente:
"No existen realmente la isla del Pacífico donde vive Mario ni la ciudad de Pequín en cuyo subsuelo se ubica este búnker, porque para que algo exista no sólo tiene que ser percibido, sobre todo tiene que ser representado" (pág. 19)y es por esta razón que Marcelo, de sólida formación lingüística ("hace 35 años que estudié Filología Románica en la universidad de Salamanca"), decide salvar para la posteridad -o sea para la pequeña Thei- su civilización a través del lenguaje escrito.
También es importante señalar el simbolismo que se encierra en las referencias a "La montaña mágica" de Tomas Mann y los nombres que para sus respectivos perfiles en las cuentas sociales eligieron Mario y Marcelo. El primero eligió el nombre de Naphta, no porque Mann lo presentase como "un reaccionario radical" sino "que elegí a Naphta porque se suicida" [pág. 63]). Por su parte Marcelo le dice a Thei que él para su perfil de Mypain eligió el nombre de Hans Castorp porque
"no queda claro si muere o no, porque en las últimas páginas Mann escribe 'bajo la lluvia del crepúsculo', y se despide de él por nosotros, diciendo '¡Adiós, Hans Castorp, hijo mimado de la vida!', dejándolo en un limbo entre la vida y la muerte, pero yo asumí su muerte y lo reencarné" (pág. 182)En definitiva, cuando llegamos al final de la novela, Marcelo también queda en el limbo pues no sabemos si morirá o no. Estamos, pues, ante una referencia culturalista, ante un claro intertexto de valor simbólico, como tantos otros que abundan en el relato tan importantes o más que éstos (por ejemplo el simbolismo contenido en la 'celda').
* El peligro de la indagación en el pasado: Este es uno de los (en cierto modo, 'el') temas estelares de la narración leída. Es una constante desde los años 90 el proceso de revisionismo histórico al que asistimos y que en cada país ha tenido o está teniendo su denominación (entre nosotros "Memoria histórica"). El hecho de que el protagonista de la novela sea argentino de ascendencia napolitana y con antecedentes judíos es símbolo de lo que en realidad los seres humanos somos:
"'Antonio Marcelo Ibramovich de la Santa Croce', como si en esas sílabas confluyeran Europa y América, la herencia histórica que había en mi sangre judía y en mi educación argentina, Croacia, Italia, la España de mi idioma, el catolicismo de mi madre, pronunciadas con mi acento portño, menos acento en cada nuevo hotel" [...] (pág. 188)Indagar con exceso de celo en el pasado puede resultar muy peligroso o muy ridículo como sucede en Australia que se fustiga por sus orígenes presidiarios y su exterminio de la comunidad aborigen, -afirmaba Jorge Carrión respondiendo en una entrevista sobre esta cuestión de la Memoria Histórica-.
Hay que reconocer en estos tiempos que corren valentía para hacer afirmaciones tajantes como ésta. Pero es cierto que no se puede vivir en el pasado y menos aún querer reanimarlo convirtiéndonos en réplicas de personajes que fueron (Napoleón, Julio César, Franco, Maciá o Companys) pero que hoy ya no son, ya no están. La vida no es un juego ni una foto fija. En la despedida de Mario leemos:
"Jugar en red a la Tercera Guerra Mundial, liderando a cualquiera de las potencias implicadas se me antojaba un delirio peligroso, tan peligroso como hacer de la Memoria y no de la Historia un asunto de Estado, como convertir la política en una cuestión de pasado y no de futuro." (pág. 223)* Una nueva manera de narrar: Al igual que hiciera en "Los muertos", el autor presenta muchas referencias al arte de narrar
y a la imposibilidad de emplear los mismos mimbres de siempre para relatar un mundo nuevo y diferente para el que ya no sirve la narrativa anterior. Es evidente que haciendo esto al creador le puede ocurrir lo mismo que a Marcelo, "ser autor de informes que nadie leerá", porque innovar tiene estos riesgos. Pero hay que arriesgarse, y Jorge Carrión lo hace introduciendo innovaciones de todo tipo en esta novela como la manera novedosa de introducir el estilo directo que hace en la pág. 185 y que abre y cierra así:
- "Narrar, pese al utópico deseo de verdad, es ir acumulando mentiras" (p. 196)
- "Narrar, pese a la necesidad de la mentira, es la búsqueda de la verdad" (ibidem)
- "Lo recuerdo a la perfección, es decir, lo reconstruyo" (ibidem)
- "Narrar es ensayar voces que no te pertenecen en espacios que están siempre a punto de desaparecer" (p.198)
"Eso es todo. Eso es todo: le digo a Thei.[...]Este nuevo mundo que exige nuevos modos de narrar suprime las fronteras entre los géneros. Por ello este relato, al igual que el que le precedió, Los muertos, resiste con dificultad un encasillamiento literario puesto que siendo novela también pertenece por la profunda reflexión que encierra al género del ensayo e, incluso, por momentos la utilización del lenguaje toca cimas poéticas. Y esto sin atender a que en ocasiones parece que nos encontráramos ante un guión cinematográfico, pues no en balde el mundo de lo audiovisual (películas, series televisivas, las redes sociales, la Red por antonomasia...) es ya un elemento esencial del mundo que nos constituye.
Tantas veces: "Tercera Guerra Mundial", como si eso, sin su tradición discursiva, sin su enciclopedia, sin sus versiones cinematográficas, significara realmente algo. Eso: algo: exactamente." (pág. 185)
JORGE CARRIÓN. Pequeña noticia
De su recorrido biográfico, que tomo de diversas fuentes consultadas a través de Internet así como de la solapa que acompaña al ejemplar que tengo a mi derecha destacaría que aparte de lo que se conoce de él habitualmente [Jorge Carrión nació en Tarragona en 1976. Es licenciado y doctor en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, da clases de literatura contemporánea y de escritura creativa en esa misma universidad.
Entre 2000 y 2005 fue miembro del consejo de redacción de la desaparecida revista Lateral. Entre los años 2006 y 2009 fue codirector de la revista literaria Quimera junto con Juan Trejo y Jaime Rodríguez Z. Ha publicado crítica cultural en los suplementos culturales de los diarios Avui, ABC, Perfil, Clarín y La Vanguardia. Sus artículos y reportajes han aparecido en Letras Libres, National Geographic Viajes, Otra Parte, Revista de Occidente, Eñe y Lonely Planet Magazine, entre otros medios hispanoamericanos. Ha sido incluido en antologías literarias de México, España, Alemania, Cuba y Argentina (tomado de www.escritores.org)] vivió en Argentina un tiempo, algo que en esta 2ª entrega de la trilogía que inició con "Los muertos" y que piensa concluir con la precuela de la misma, "Los turistas", tiene reflejo especialmente en los argentinismos que Marcelo introduce en los informes que escribe (políticos turros, remeras talla M, viajar en remís , y otras expresiones por el estilo).
Otras obras publicadas
Novela:
Ene (2001)
Los muertos (2010)
Literatura de viajes:
La brújula (2006)
GR-83 (2007)
Australia. Un viaje (2008)
La piel de La Boca (2008)
Crónica de viajes (2009)
Norte es Sur. Crónicas americanas (2009)
Ensayo:
Viaje contra Espacio. Juan Goytisolo y W.G. Sebald (2009)
Teleshakespeare (2011)
Librerias (2013)
PREMIOS
Finalista Premio Anagrama de Ensayo, 2013
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Ficha técnica
Título: "Los huérfanos"
Autor: Jorge Carrión
Editorial: Galaxia Gutenberg, Círc. de Lectores. También en e-book
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 255
PVP.: 19'50€
A raíz de lo que comentas de la memoria histórica recuerdo las declaraciones de Javier Cercas sobre el abuso y utilización de la misma... La novela de Carrión no la conocía. Ahora mismo estoy con otra distopía, la de 'Mecanoscrito del segundo origen' de Manuel de Pedrolo, que estamos leyendo, a propuesta mía, en el Club de lectura del instituto. Un éxito entre los adolescentes, y que tiene muchos elementos que tratar. Más allá de la ciencia ficción es una dura
ResponderEliminarcrítica social.
Saludos y mi más sincera enhorabuena por esta magnífica reseña!
También yo leí esas declaraciones de Javier Cercas (en "El País Semanal" creo que las hizo) y las críticas que recibió por quienes no admiten otra cosa que el pensamiento único. La novela de Pedrolo no la conozco, pero intentaré dar con ella.
EliminarMuchas gracias, Carmen, por tus palabras y por leerme.
Saludos
La verdad que no conocía este libro pero me ha gustado su trama, me encantan las distopías, así que probaré con una nacional. Me haré en cuanto pueda con Los muertos.
ResponderEliminarGracias por tu completa y fantástica reseña.
¡Saludos!
No te defraudará.
ResponderEliminarEn esta dirección que te adjunto puedes escuchar una interesante conferencia de Jorge Carrión sobre su manera de ver el mundo y cómo narrarlo (https://twitter.com/migueldixit/status/535458400013127680?s=09)
Saludos y gracias por tu amable comentario