«sepa usted que, para mí, los personajes de ficción pueden ser tan reales como sus propios creadores, o más; lo que quiero decir es que están más vivos, son más eternos. Don Quijote, por ejemplo, es más real que Cervantes; Hamlet, que Shakespeare; Sherlock Holmes, que Conan Doyle, y, por supuesto, don Avito Carrascal, que yo mismo —explicó don Miguel—.»
Cierro el mes de agosto con este último libro del escritor, zamorano de nacimiento y salmantino por residir en esa ciudad desde hace ya muchos años, Luis García Jambrina (Zamora, 1960). Se ve que su dedicación profesional -profesor titular de Literatura española en la Universidad de Salamanca y director de la revista 'Cuadernos de la cátedra Miguel de Unamuno', así como otros varios cargos y realizaciones literarias y cinematográficas que tienen que ver con el ilustre vasco que fue Rector de la Universidad salmantina- le han proporcionado material más que suficiente para esta nueva aventura narrativa que es convertir al pacífico estudioso escritor y profesor de Griego en arriesgado detective. Confiesa Jambrina al final de esta novela, El primer caso de Unamuno, aparecida este mismo año que se propone escribir más semejantes. De esta primera incursión creo que autor y personaje han salido indemnes si bien tampoco hablaría yo de sorprendente literatura ni nada parecido. Pero bien, sí, se lee bien.31 ago 2024
El primer caso de Unamuno. Novela de Luis García Jambrina.
26 ago 2024
Boileau-Narcejac. "Sudores fríos"
«Pensó en el dogma cristiano de la resurrección de los cuerpos. ¿Cómo era posible que, el día del juicio final, el cuerpo de Madeleine renaciera de aquellos átomos dispersos, reducidos a la simplicidad de los elementos?»
La editorial RBA en la promoción que hizo sobre Sudores fríos en su edición de 2013 escribe lo que viene a ser una especie de amplia sinopsis:
«La muerte de los demás siempre me ha conmocionado porque me anunciaba la mía... Y la mía... No, soy incapaz de resignarme a esa idea. Casi llegué a creer en el Dios de los cristianos... por la promesa de la resurrección. El cadáver sepultado al fondo de una caverna, la gran piedra empujada hasta la puerta del sepulcro, bajo la vigilancia de los legionarios. Y luego, al tercer día... No sabes cuánto pensaba en ese tercer día de niño.»
«Madeleine subió por la avenida hasta la Place du Trocadéro, para continuar por la explanada de blancura deslumbrante. Nunca París se había parecido tanto a un parque. La torre Eiffel, azul y rojiza, se alzaba sobre los céspedes como un tótem familiar. Los jardines se inclinaban hacia el Sena, rodeando tramos de escaleras que semejaban inmóviles cascadas bordeadas de flores.»
«Flavières oyó que lloraba. Caminaron abrazados hacia un bulevar iluminado. Iban a regresar al mundo de los vivos. Flavières sacó su pañuelo.»
20 ago 2024
Cine, cine, cine... Más cine, por favor. (A pares XLIV)
Collage creado con algunos de los carteles anunciadores de las películas citadas en esta entrada |
Bonita película que me trajo recuerdos de alguna otra semejante, en especial de la muy hermosa 'La lengua de las mariposas' que en 1999 dirigiera el desaparecido José Luis Cuerda a partir de tres relatos del narrador Manuel Rivas tomados de su colección de relatos "¿Qué me quieres, amor?".
Película muy francesa. Hay un algo, un no sé qué en en el último cine francés que me lo hace reconocible. Es un algo que me resulta agradable de ver, plácido, dulce, sin grandes profundidades. A veces me apetece meterme en esas atmósferas; en otras ocasiones huyo de ellas como de la peste (ja, ja).
En esta ocasión he disfrutado. Asistimos a la reflexión de Julia (80 años) quien a la altura de sus años repasa las decisiones que por azar tomó en su existencia y que la llevaron por los derroteros conocidos, pero ¿y si hubiera tomado otras?Entretenido film que me hizo recordar el conocido poema de Espronceda: «Hojas del árbol caídas / juguetes del viento son: / ¡Las ilusiones perdidas / ¡ay! son hojas desprendidas / del árbol del corazón!»
Hay películas (lo mismo sucede con los libros) que dejan huella y por mucho tiempo que pase desde su visionado se recuerdan como si hubiese sido ayer mismo cuando la vimos (o leímos, si fue negro sobre blanco). No es, en mi caso, lo de esta película del francés Clovis Cornillac. Me digo que debería volver a verla para recordarla mejor, para indagar sobre las razones que me impulsaron a verla. Ya sin revisarla diré que sí que recuerdo que fue mi afición por los libros del narrador francés Pierre Lemaitre lo que me hizo buscarla en Filmin en esa sección suya de Películas basadas en obras literarias. Gustándome como me gusta la literatura de Lemaitre, deduzco que ha sido la dirección de Cornillac lo que me ha hecho amnésico a esta historia.
Goyo de Marcos Carnevale (Netflix)
8 ago 2024
Antes de que llegue el olvido. Novela de Ana Rodríguez Fisher
«No, nada importaba que tú estuvieras en Moscú y yo en Petrogrado cuando el miedo y el dolor y la angustia y la muerte nos igualó a todos. Hasta entonces sabíamos que la miel silvestre huele a libertad; a violetas, los labios de una joven; y a manzanas, el amor. Pero entonces aprendimos para siempre que solo la sangre huele a sangre. Y que la historia puede empuñar la más terrible de las guadañas. En realidad, nuestra generación apenas saboreó la miel:fueron contadas nuestras horas, quedó truncada y rota nuestra obra, y dos guerras crueles abrasaron nuestro breve o largo camino. Fuimos dispersados por la tierra como naipes de una baraja, alejados unos de otros, recluidos en guaridas que se hundían en el subsuelo o desterrados a los más recónditos confines del mundo, […] Por eso, quienes hemos logrado llegar hasta el final debemos acopiar fuerzas y escribir nuestros recuerdos. Para devolver a la historia a quienes fuisteis devorados por ella.»»
«La novela es una larga carta que Anna Ajmátova escribe a Marina Tsvietáieva, tras conocer el suicidio de ésta, y que nos sitúa en una etapa crucial de la historia de Rusia y de Europa, cuando la despiadada represión estalinista truncó los destinos de ambas escritoras y de otros muchos personajes relevantes de la cultura rusa de aquel tiempo.El jurado quiere hacer notar que se trata de una apuesta apasionada e intimista que nos acerca a dos mujeres excepcionales.»
- «La Rotonde acogía a un variopinto grupo de jóvenes estrafalarios que maquinaban la manera de agenciarse cinco francos o discutían a voz en cuello de pintura y poesía, riñendo y peleando unos con otros, para después enseguida hacer las paces bajo la atenta mirada de su propietario, Libion. Este había comprado aquel pequeño café sin sospechar que acabaría convirtiéndose en el cuartel general de los Apollinaire, Cocteau, Picasso, Gris, Jacob, Léger, y de nuestros Soutine y Chagall, que ya se había llevado allí a su mágico Vitebsk, y a donde también acudían tu querida Natalia Goncharova y Max Voloshin, que siempre recalaba en La Rotonde cuando andaba por París.»
- «Entonces Modigliani desplegaba un paraguas negro, enorme y viejo: un paraguas de aldeano. Il pleure dans ma coeur comme il pleut dans la ville, il pleut doucement..., musitaba porque caía una lluvia tibia, casi estival, que dejaba París envuelto en un polvillo dorado. Allí, apretujados bajo el paraguas y sentados en un frío banco de piedra del jardín de Luxemburgo, porque no teníamos dinero para pagar una de las sillas de alquiler, recitábamos a Verlaine, Rimbaud, Mallarmé o Baudelaire. Hasta que moría la tarde en crepúsculos de ópalo, anaranjados.»
Tomado de https://es.buypopart.com/ BuyPopArt.nsf/A?Open&A=8XYKZV |
«Le consulté a Joseph Brodsky lo que me obsesionaba desde hacía tiempo, y le leí uno de los «Bocetos de Komarovo», el que va dedicado a ti. Y también otro poema más antiguo, escrito después de nuestro encuentro. Además, le recité los que tú me habías enviado. La respuesta del joven me dejó algo aturdida, y un tanto preocupada, pues dijo que debería haber compuesto mi elegía a Marina mucho antes, porque es importante decirlo todo cuando el otro aún no ha acabado de marchar, antes de que llegue el olvido. Es lo que tú misma habías hecho con Rainer Maria Rilke.»
- «Del amor entre hombre y mujer, nacen los hijos. Del calor que irradia la amistad, del coloquio y las confidencias compartidas a lo largo de una vida, nacen las obras: hijos espirituales.» A propósito de la amistad de Anna con Boris Pasternak.
- «No me gusta hablar de la infancia porque es demasiado fácil hacerlo. Mas, a la vez, reconozco que puede resultar muy difícil describir esos años. Es fácil porque la infancia es estática: es el lugar donde todo se quedó así y ahí. Cuando adquirimos conciencia, vemos que nos rodea un mundo acabado e inmóvil, y lo más natural es creer que antes de nosotros todo era igual. De esa ingenua creencia nacen los relatos felices, que a menudo resultan empalagosos. Y, sin embargo, también puede ocurrir que desconfiemos de toda esa felicidad porque en parte nos aburre. En tales ocasiones, es natural darse a imaginar que ese mundo había sido distinto, que antes no era así. Es entonces cuando algunos aprovechan para urdir relatos oscuros, llenos de desdichas y tormentos, que tampoco nos convencen.» Reflexión literaria de lo más interesante, más bien metaliteraria, que realiza la protagonista cuando disponiéndose a realizar el escrito que tiene en su cabeza duda sobre cómo enfocarlo.
A la izquierda de la imagen: Marina Tsvietáieva en 1925, fotografía de Pyotr Ivanovich Shumov en dominio público. A la derecha: Anna Ajmátova en 1921, fotografía de M. Nappelbaum bajo licencia CC BY-SA 4.0 DEED. (tomado del blog 'El pájaro verde') _______________________ Nota: Esta lectura me sirve para rellenar la letra F en el Reto "Autores de la A a la Z" y para añadir un título más al Reto 25 españoles. |