Es la primera novela que he leído
del premio Nobel 2012, el chino Mo Yan. De ella me ha sorprendido positivamente
la poesía que desprenden algunos fragmentos y el fortísimo contraste entre esta
poeticidad y la presentación cruda de una realidad vital, ciertamente
desconocida su crueldad por nuestros lares. Y también me ha sorprendido,
aunque en este caso negativamente, el esquematismo simplificador presente en el
relato sin dejar cabo suelto alguno, recurriendo con excesiva frecuencia –pero sobre
todo al final- al recurso narrativo del resumen.
Tema: Presentación de la vida cotidiana en la China profunda.
Asunto: Los campesinos de la región en que transcurre el relato han
cultivado ajo en sus campos siguiendo los consejos del Comité Central que en su
último plan quinquenal estimuló este cultivo bajo la promesa de comprarlo
íntegramente y a un precio que convenía a los campesinos.
Con estas gratas perspectivas los
habitantes del Condado Paraíso planifican su futuro y plantean matrimonios
concertados como el de la joven Jijun con uno de los hijos del Cuarto Tío Fang.
Sin embargo Jijun se enamora de Gao Ma quien la dejará preñada por lo que será
perseguido por los Fang.
También Gao Yang, padre de una
niña ciega Xinghua e hijo de terrateniente, pese a haber llevado una vida
penosa por culpa de sus orígenes familiares es optimista ante la buena cosecha
de ajo y los beneficios que obtendrá de su venta. Su esposa se encuentra
embarazada y ambos desean que sea un niño; sí lo será, pero tiene una cierta
deformidad: ha nacido con seis dedos.
Todo se trastocará cuando el
gobernador del Condado Paraíso decide cerrar los centros de compra de ajo al encontrase
éstos atestados de producto. Gao Ma, la Cuarta Tía y Gao Yang se verán
envueltos en el tumulto que esta contingencia provoca en la innumerable reata de
campesinos que al verse sin comprador protestan por la promesa incumplida. Gao
Ma será de los más levantiscos y la Cuarta Tía tan sólo pedirá explicaciones de
por qué en el tumulto fue atropellado su marido por un coche de la nomenclatura
local cuyo conductor no quiere admitir su culpa. Gao Yang no participa para
nada en los altercados habidos pero al acompañar al padre de Jinju se verá
enredado en él.
La cárcel y las inhumanas condiciones
de vida de los detenidos ocupan buena parte de los 20 capítulos que componen el
relato. Mientras Gao Ma está en prisión Jinju llega al término de su gestación
y al verse sin marido y además expulsada de casa por sus padres pondrá fin a
sus días ahorcándose. La Cuarta Tía enfermará gravemente durante su detención y
puesta en libertad también decidirá poner fin a su penosa existencia haciéndose
colgar. Gao Ma, el rompedor de normas absurdas, decidirá escapar del campo de
trabajo donde se había ganado la confianza de sus guardianes quienes no tendrán
más opción que abatirle por la espalda. Sólo Gao Yang, el hijo de
terratenientes y educado en la humillación constante, logrará sobrevivir.
El poeta ciego Zhang Kou recorre
todo el relato con sus baladas en las que denuncia los atropellos de la clase
dirigente y critica los excesos cometidos con los 93 detenidos por la revuelta
del ajo. Su afán crítico le ocasionará asimismo la muerte.
Tiempo: La novela comienza con la detención de Gao Yang en su
aldea. El motivo de la detención es haber participado en las revueltas de mayo
de 1987. La historia avanzará hasta el año nuevo; en total, pues, el tiempo
transcurrido es de unos 8 meses.
Sin embargo el novelista utiliza
constantemente la técnica del flash back retrotrayéndonos a la época de la
Revolución Cultural iniciada en 1966 llegando incluso, en ocasiones, hasta el
año 1960. Todos los personajes realizan estas rememoraciones desde el momento
presente con lo que sus acciones y comportamientos quedan perfectamente
dibujados y justificados.
Lugar: La China profunda de condiciones de vida miserables y que,
paradójicamente, se denomina Condado
Paraíso. En este lugar los funcionarios del Partido Comunista Chino se
exceden en sus prerrogativas comportándose como auténticos irresponsables señores
feudales. Así se observa en el adjunto Yang y sobre todo en el jefe local del
partido Wang Jiaxiu quienes abusan desde siempre de aquellos –como Gao Yang-
considerados sospechosos por sus orígenes anteriores a la revolución.
Personajes: Los principales ya han sido nombrados. Como se ve es un
número escaso y de caracteres muy estereotipados, si bien se percibe en ellos
un cierto –aunque escaso- desarrollo caracteriológico. Así, el nombre del personaje
principal Gao Yang, único capaz de
sobrevivir en esa sociedad anuladora, significa “Oveja” Gao, mientras que el
indómito Gao Ma significa “Caballo”
Gao; finalmente la bella Fang Jinju
significa “Crisantemo Dorado” Fang. El resto de personajes no se apartan un
ápice de su estereotipo: Zhang Kou,
el poeta denunciador de las injusticias; los hermanos Fang, machistas y tradicionalistas; adjunto Yang, arribista local siempre del lado de los poderosos; secretario
Wang, jefe local del partido
detentador de prerrogativas inconcebibles en la actualidad por lo que al final
del relato será desposeído de su cargo lo que demostrará que el Sistema no es
imperfecto pese a ciertos comportamientos desviados (juó, juó…); y algunos más
sin importancia.
Quizás sea esta justificación in
extremis de la bondad del Sistema lo que haya suscitado protestas en ciertos
sectores ante la concesión del Nobel a Mo Yan. Véase si no el siguiente ejemplo:
-¿De verdad
odias tanto el socialismo? –preguntó el policía.
-Lo que odio
no es el socialismo, sino a vosotros. Para vosotros el socialismo no es más que
una etiqueta, pero para mí es una formación social concreta, y no algo
abstracto. Está encarnada en la posesión pública de los medios de producción y
en un sistema de distribución. Desgraciadamente, también está encarnada en
oficiales corruptos como vosotros. ¿Acaso no es cierto? –preguntó Gao Ma. (pág. 411, cap. 17, I)
Estilo: Sin lugar a dudas lo que más me ha satisfecho de la novela
es la libertad con que el autor:
ü Transita
de un tiempo a otro (ruptura de la linealidad discursiva):
-Venga, vamos a ver
quién es capaz de beberse su propia orina -anunció Wang Tai, un estudiante de sexto curso de la escuela elemental de la aldea Gaotong, situada en el municipio Zanja del Árbol, mientras se encontraba en los
aseos. Era el verano de 1960 y Wang Tai, cuyo padre era el líder del Equipo de Producción Número 2 de Gaotong, pertenecía a una familia de pobres campesinos. (pág. 167, cap. 7, II,)
El prisionero anciano recogió el bollo del charco de orina
de Gao Yang y lo apretó con las dos manos, emitiendo un sonido burbujeante
mientras la pegajosa orina se derramaba a través de sus mugrientos y nudosos dedos. Después de haberlo escurrido para que se secara, se frotó
las manos en los pantalones, arrancó un pedazo y se lo introdujo en la
boca. (pág. 170, cap. 7, II)
ü Pasa
de un narrador a otro (perspectivismo):
Siguió dócilmente a Gao Ma mientras ascendía las escaleras
y se colocó detrás de él en el mugriento suelo de baldosas, lanzando al final
un suspiro de alivio. Los vendedores, que ahora guardaban silencio, empezaban a
dormirse. Probablemente no fuera más que mi imaginación, se reconfortó. No veían
nada que se saliera de lo ordinario. Pero entonces, una anciana agotada y desaliñada
salió del edificio y, con los ojos llenos de odio, miró hacia Jinju, cuyo
corazón se estremeció en la cavidad de su pecho. La anciana siguió avanzando, buscó
un rincón apartado, se bajó los pantalones
y orinó en el suelo. (pág. 190, cap. 8,
III)
ü Cambia
de un estilo colorista y sensual a otro apagado y escatológico:
Los trinos de los pájaros anunciaron la llegada del amanecer.
Las gotas de perla del rocío cuyas verdes hojas del yute que, una vez recuperada
toda su energía apuntaban directamente hacia el cielo. Los tallos -de color rojo
intenso que de vez en cuando se tornaba
amarillo claro- permanecían erguidos e imponentes. El sol de la mañana enviaba
sus rayos rojos hacia la tierra hasta iluminar el rostro de Gao Ma. Era un rostro
enjuto, aunque claro y despierto. Un brillo irrefrenable de felicidad centelleaba
en sus ojos. En ese momento, supo que Jinju ya no podría apartarse de él ni siquiera
un minuto. Su fuerza le atraía hacia él como si fuera un imán, hasta el punto
de que los ojos de Jinju seguían todos
sus movimientos. Los recuerdos de la noche que acababan de pasar hacían que su
corazón latiera con fuerza y que la sangre se precipitara sobre su rostro. Una
vez más, Jinju se arrojó a sus brazos, incapaz de controlar sus emociones, mordisqueándole
el cuello. Tragó con avidez su propia saliva, mezclada con la mugre salada y sudorosa
de su amado. Cuando le mordió en la arteria carótida sintió su poderoso palpitar, una sensación que
la transportaba a un mundo de encantamiento y de maravillas, donde perdía el
control sobre sí misma. Jinju le mordió, le chupó, acarició la piel con sus labios
y, mientras lo hacía, sintió cómo sus órganos internos se abrían como si fueran
flores nuevas. (págs. 143-144, cap. 6,
IV)
ü Pasa
del tradicionalismo cultural chino representado en ciertas frases proverbiales a
la brutalidad provocada por la transculturación a la que China está sometida en
la actualidad:
Nunca acabes un buen alimento de un solo bocado, ni
cuentes una buena historia de un tirón. (pág. 410, cap. 17, I)
-¿A dónde van las chicas? ¿A la ciudad? Los chicos de la ciudad
no están interesados en las chicas del campo. Es todo un dilema. Pensemos en un
buey o un caballo: cuando llega el momento de levantar la cola y parir a un joven,
si es una hembra todo el mundo salta de alegría; pero si es un macho, no se ven
más que caras largas. Sin embargo, con las personas sucede todo lo contrario. La
alegría se produce cuando nace un varón, pero el nacimiento de una mujer todo el
mundo lo recibe con el gesto torcido. Y luego, cuando el chico crece y no es capaz
de encontrar a una esposa, vuelven a aparecer las caras largas. (pág. 437, cap. 18, III).
Final: “Las baladas del
ajo” fue escrita por Mo Yan el año 1989, si bien en España apareció
publicada casi 20 años más tarde, en 2008. Y lo hizo en la editorial Kalias en
traducción de Carlos Osses.