.header .widget { text-align:center;} .header img {margin:0 auto;}

30 mar 2022

Películas que me han gustado + ó - (A pares XXVII)

29 comentarios:
Inicio este resumen sobre el Cine que he visto durante los últimos dos meses con la película que vi el viernes pasado en una Sala. Hacía tiempo que no acudía a una pero los días fríos y lluviosos que últimamente nos acompañan invitan a refugiarse en ellas. Así que dicho y hecho. Como era viernes e íbamos con amigos la película ("Cámera Café") se eligió pensando en las risas que nos proporcionaría. Y en fin, risas, risas, alguna hubo, sin duda, pero de ahí a salir muy satisfechos con lo que acabábamos de ver pues... NO.

El resto de películas que incluyo en esta entrada las he visto en casa y responden a motivos diferentes: la pasada celebración de los Goya ("Madres paralelas"), la proximidad de la gala de los Oscar que se celebró el pasado finde ("Papicha" y "El limpiaparabrisas"), a raíz de lecturas realizadas por mí ("El Sr. Walkefield"), la situación política internacional ("Donbass" y "El niño 44") o, simplemente, por recomendaciones de buenos títulos leídas por aquí o por allí ("The nest" y "Despúes del amor")





CÁMERA CAFÉ. La película

Cámera Café, Ernesto Sevilla, Televisión

Es una película que quizás a quienes tenemos ya una edad puede hacer gracia dado que recordamos y reconocemos a los personajes (Cañizares, Jesús Quesada, la compañera buenorra, el sindicalista, Bernardo, etc., etc.) de cuando hace quince años veíamos los sketches de unos 6 minutos de duración cada uno que pasaban por TV, pero entiendo que los grupos de chicos muy jóvenes que había en la Sala no habrán captado el sentido pleno del que cada figura era portador y su relación entre el hoy y el ayer.

Lo anterior me parece ya de mano un primer elemento negativo. Pero sin duda lo más grave es que el guion es flojito: con muchas reiteraciones, sin ninguna profundidad y con unos gags que se repiten en exceso. Con todo hubo momentos en que me reí con ganas y es que el humor absurdo ('chanante' leo por ahí que se denomina) que practican Ernesto Sevilla (director de la cinta además de coguionista), Raúl Cimas y Joaquín Reyes a veces consigue sacar de mí la carcajada; pero en los más jóvenes, repito, no vi yo esta respuesta. Lo mejor de la  película sin duda es la ingeniosa sustitución que se hace de Bernardo, el personaje que hacía el actor César Sarachu que no pudo incorporarse a la filmación por compromisos previos. El resto del elenco es el de los programas televisivos que tanto éxito tuvieron en su momento (Arturo Valls, Ana Milán, Esperanza Pedreño, Carlos Chamarro, Carolina Cerezuela, Esperanza ElipemO'Dogherty, etc.) con la salvedad de Luis Varela que fue sustituido por Manuel Galiana por motivos de salud. Junto a éste se incorporan en esta ocasión Javier Botet, Ingrid García-Jonsson e Ibai Llanos.





Después del amor

Después del amor, Aleem Khan, Doble vida

Película inglesa que firma Aleem Khan en 2020 y que yo he visto a través de Filmin. En ella, una mujer, Mary Hussain, residente con su marido en la ciudad de Dover, enviuda repentinamente. Al ordenar las cosas de su marido topa con unos mensajes de una mujer de Calais que le dice que como siempre le esperan con amor ella y su hijo. A dilucidar esta cuestión se dispone Mary para lo que se traslada al otro lado del Canal y... 

Película interesante y muy entretenida. Me gustó bastante.





Donbass

Ucrania, Donbass, Sergei Loznitsa

Película ucraniana realizada en 2018 por Sergei Loznitsa, autor también del guion. A raíz de la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de este año 2022, el film, premiado en 2018 en Sevilla como la mejor película y en Cannes, Sergei Loznitsa como el mejor director, ha vuelto a las plataformas televisivas dada su tremenda actualidad. La he visto a través de Amazon. El film utiliza el armazón de la ficción con la simulación de una base documental muy bien lograda. Como es entendible y más dada la situación actual del país su finalidad es esencialmente propagandística. Muestra con acierto la contradicción que supone convertir la guerra en sinónimo de la paz. La zona de Donbass lleva en guerra con Ucrania desde 2014 y ha sido, al igual que Donetsk, reconocida como República independiente por Rusia, el país invasor y sostenedor del enfrentamiento mantenido desde el 2014. 





The Wakefield
El Sr. Wakefield, Robin Swicord, Nathaniel Hawthorne

Leyendo la muy buena novela de Juan Gabriel Vásquez "El ruido de las cosas al caer"  de la que tengo reseña hecha en mi blog, encontré que para describir a un personaje decía el narrador: «Era una especie de Wakefield al revés». ¡Vaya!, me dije, qué querrá decir esto. Investigué y tras conocer que Wakefield era el título de un relato de Nathaniel Hawthorne vi que existía película realizada por Robin Swicord, así que la busqué y tras encontrarla en Amazon la vi y... Bueno, pues no sé qué decir, quizás que lo mejor de la cinta sea la buena actuación del protagonista de Breaking Bad, Bryand Craston. Por lo demás la simulación de la desaparición de una persona que no es tal en mi opinión no parece, al menos en la adaptación fílmica, demasiado verosímil.





Madres paralelas
Pedro Almodóvar, Madres paralelas, Penélope Cruz, Netflix

Vi la última película de Pedro Almodóvar en Netflix. Mi relación con el director manchego a lo largo de su extensa producción ha sido intermitente. Quiero decir que tras una época en que asistía a todos sus estrenos con devoción, a raíz de algunos títulos como "La mala educación" o "Los amantes pasajeros" rompí con esta rutina; pese a esto que digo sus últimos títulos me han encantado, en especial "Julieta", que en su día reseñé en el blog, y esa especie de autobiografía que es "Dolor y Gloria". Estos dos títulos los disfruté en Sala que es donde, sigo sosteniendo, se ve mejor el Cine. Sin embargo "Madres paralelas" se me pasó cuando se exhibió en salas y la he visto hace bien poco desde casa.

Me ha gustado, en especial la actuación de Penélope Cruz quien por su papel en este film fue nominada para el Oscar a la mejor actriz protagonista, galardón que finalmente no ganó. La anécdota dramática que se plantea en esta cinta, la confusión en una maternidad de dos bebés entregados de modo cruzado a las madres equivocadas, no es asunto muy novedoso, en realidad; sin embargo el desarrollo de la trama que no voy a descubrir aquí sí que es interesante y creo que Almodóvar sabe llevar la cinta con el ritmo apropiado y con ese colorido y esa fotografía tan característicos en él. La música de Alberto Iglesias también nominado -y no ganado- al Oscar por ella es muy reseñable. Desde luego merece la pena verla y en Sala se debe de disfrutar mucho más que desde el sofá de casa.





Papicha


Me habían hablado muy bien de esta película realizada por la directora franco-argelina Mounia Maddour en 2019. La película fue muy bien recibida en Cannes ese año donde recibió el Premio a la mejor ópera prima; la misma Argelia, país donde se desarrolla la trama, la propuso para los Oscar de ese año pero Hollywood no la seleccionó para optar al premio entre las cinco nominadas; además, en varios festivales ese año 2019 obtuvo reconocimientos diversos.

La película, que he visto en Filmin, plantea la lucha de unas jóvenes argelinas por liberarse de la opresión que la tradición y las corrientes islámicas actuales en el país imponen a la mujer. Nedjma (Lyna Khoudri), una joven de 18 años que estudia en la ciudad universitaria de Argel, de noche sale a escondidas de la residencia de la Ciudad Universitaria donde se aloja y estudia para acudir a las discotecas de la capital y vender allí sus creaciones a las 'papichas', las jóvenes argelinas que gustan de vestir a la occidental. Ella misma es una de ellas y por ese motivo junto a sus tres o cuatro amigas más cercanas sufrirá el acoso que en los años 90 del siglo pasado realizaba (desconozco cómo está el tema en la actualidad) el Movimiento islamista en el país. 

Me ha recordado mucho a otros filmes que muestran esa lucha de las mujeres islámicas por escapar de las garras opresoras de la tradición. Especialmente, al ver a las cuatro o cinco chicas que se enfrentan con bravura y valentía a las normas estrictas y arcaicas de sometimiento femenino, ha venido a mi memoria el film "Mustang" que la turca Deniz Gamze Ergüven firmó en 2015.  Al igual que en "Mustang" [leer reseña aquí] en "Papicha" su final es algo ambiguo. Es mi opinión y, si la vierais, me encantaría conocer la vuestra.





The Nest

The Nest, James Suttle, Jude Law, problemas de pareja

Esta película dirigida por James Suttle el año 2020 la he visto en Amazon. ¿Por qué elegí verla? Pues simplemente porque a mi mujer le encantan las pelis de Jude Law. La verdad es que el actor británico de 49 años de edad suele participar en cintas más que aceptables, y ésta no desmiente tal afirmación. Se ve con agrado y es muy entretenida.





El limpiaparabrisas


Premio Oscar al mejor corto de animación, Alberto Mielgo,

Este "A pares" pensaba cerrarlo con un apunte dedicado a este cortometraje que en la edición de los Oscar de este año se ha alzado con el Oscar al mejor cortometraje de animación. Su director es el español Alberto Mielgo, responsable también del guion y de la música. La vi en Movistar.

Tiene una duración de sólo 15 minutos y me sorprendió sobre todo por su estética y su estructuración. Me pareció magnífico. La respuesta a la pregunta «¿Qué es el amor?» que se hace un abatido hombre sentado a la mesa en una taberna la iremos conociendo y comprendiendo a través de la visualización de una serie de viñetas y de situaciones interesantes, serias, irónicas, profundas... Ya digo, fantástico corto y merecidísimo Oscar.





El niño 44
"El niño 44, Tom Rob Smith, Daniel Espinosa, Ucrania, hambrunas de Stalin,

En esta ocasión dos motivos influyeron en mi elección. El primero, de raíz eminentemente literaria, fue que supe de esta interesante historia por boca de una amiga muy conocedora y disfrutadora de la buena literatura. A ella se sumaron otras voces que destacaban la adicción y el placer que suponía la lectura de "El niño 44", novela  del británico Tom Rob Smith. Fui avisado de la dureza de la historia.

Ya estaba yo predispuesto a realizar la lectura de la novela cuando buscando información sobre la historia me entero de que ésta transcurre en Ucrania y la zona rusa fronteriza con este país. Aquí vino a unirse, a mi ya existente deseo literario de leerla, el acicate de la actualidad política dado el choque bélico actual entre los dos países. Cuando al poco me enteré de que existía adaptación cinematográfica ya no pude resistir por más tiempo la tentación y ayer mismo a través de Movistar vi esta buena película. La lectura de la novela, esta vez será a posteriori.

La película la dirigió en 2015 Daniel Espinosa, director sueco de origen chileno. Es una historia que juega hábilmente con el inmenso número de huérfanos que provocaron las hambrunas causadas por Stalin en Ucrania durante los años 30, la participación de estos huérfanos en la Segunda Guerra Mundial dentro del ejército de la URSS, y culmina en 1953, año del fallecimiento del dictador, con estos en su día huérfanos que en esa fecha forman parte del Ministerio de Seguridad del Estado (MGB). El diferente comportamiento de unos y de otros a propósito de una cadena de asesinatos de niños en la zona de Rostov y aledaños  así como la realidad sociopolítica de la vida en la URSS en esa época constituye el eje de esta película. Un auténtico thriller policial y político lleno de tensión y de suspense. Desde luego la película capta la atención de quien la ve desde el primer momento. Quiero avisar de la dureza  de las imágenes en algunos momentos, si bien son siempre momentos puntuales y no hay regodeo en las mismas.

23 mar 2022

Sandro Veronesi. "El colibrí"

20 comentarios:

«Y al final llegó. Llegó la llamada de teléfono que todos los padres temen como temen el infierno, porque esa llamada es el infierno, es la puerta del infierno, que por suerte les llega a pocos, aterroriza a todos pero solo les llega a unos pocos padres desgraciados, predestinados, marcados, les llega sólo a unos pocos desventuradísimos padres abandonados de Dios, pero todos la temen, la temen sobre todo cuando llega en mitad de la noche» (Cap. “Shakul & Co.” [2021])

De Sandro Veronesi (Florencia, 1959), autor de "El colibrí", se dice en la propia edición de la novela cosas de interés como que hizo estudios de Arquitectura aunque nunca llegó a ejercer la profesión pues desde 1988 su dedicación exclusiva ha sido la escritura convirtiéndose en uno de los mejores novelistas italianos de su generación así como en un reconocido ensayista.

Con "El colibrí", aparecido en Italia el año 2019 y un año después publicado en España por Anagrama en traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona, ganó el más prestigioso premio literario italiano, el Premio Strega. Este galardón ya lo había alcanzado Veronesi catorce años antes con "Caos Calmo", novela suya también publicada por Anagrama en traducción de Xavier González Rovira. Como curiosidad, para nada menor sino en mi opinión muy significativa, decir que "El colibrí" ha sido distinguida en Francia con el Premio Fémina.


El colibrí

Sandro Veronesi, novela italiana de hoy, El colibrí
Sinopsis (proporcionada por la propia editorial Anagrama)

El colibrí es un pájaro menudo que tiene la capacidad de mantenerse en suspensión en el aire. Cuando era niño, a Marco Carrera su madre lo llamaba colibrí por su esca­sa estatura. El problema de crecimiento se solucionó con inyecciones de hormonas, pero Marco ha seguido siendo un colibrí por su habilidad para seguir en el aire a pesar de las adversidades. Un día lo visita en su con­sulta el psicoanalista de su mujer y, saltándose el secre­to profesional, le advierte de que esta ha descubierto que sigue carteándose con un amor de juventud. No será el único conflicto al que tendrá que enfrentarse Marco: deberá cuidar de sus padres enfermos; deberá tratar de reconciliarse con su hermano, porque sobre ellos planea la sombra del final trágico de la hermana muchos años atrás, y también deberá hacerse cargo de su nieta cuando su hija, madre soltera, deje de poder hacerlo...

Mi comentario
Toda la novela gira alrededor del oftalmólogo Marco Carrera a quien, tras enterarse por boca de Daniele Carradori, psicoanalista de su mujer Marina, de que ésta conoce desde hace tiempo la relación epistolar que él mantiene con Luisa Latte, el mundo le da un vuelco. De esta su vida y de las consecuencias del vuelco nos enteraremos leyendo el relato narrado por un narrador omnisciente que a veces interpela directamente a los lectores y se mimetiza con ellos. También en otros momentos hace uso de la segunda persona, aunque en esencia es la tercera persona externa a la narración y conocedora de todo cuanto va a suceder la que cual cámara de cine nos va informando de manera desordenada pero controlada de todos los extremos de esta historia.

Es una historia que desde el primer momento me ha parecido muy cinematográfica, escrita de manera muy propia de un relato de Cine. Ese narrador que en ocasiones habla en primera persona del plural abarcando en su significante junto a sí mismo a todos cuantos estamos atendiéndole es muy propia del comienzo de muchos filmes; especialmente me ha recordado muy mucho al neorrealismo italiano. Por otro lado y literariamente hablando esta manera de iniciar el relato de una historia es una muestra de la novela en construcción, algo así como si Sandro Veronesi nos estuviera diciendo: Señores lectores, tengo ante mí toda la historia y se la voy a contar así y así:
[El barrio de Trieste de Roma] «Es un barrio que siempre ha oscilado entre la elegancia y la decadencia, el lujo y la mediocridad, el privilegio y la vulgaridad, y de momento no digamos más: de nada sirve seguir describiéndolo, porque hacerlo al principio de la historia podría resultar aburrido, incluso contraproducente.»

O sea, pura metaliteratura. Sí, de esto hay mucho en esta novela que, aunque se presenta como un desordenado puzzle de 46 piezas al ir seguido el título de cada una con el año en que lo que vamos a leer se produjo, se lee muy bien sin correr el lector ningún riesgo de perderse en lo que a la vista del índice pareciera un laberinto imposible. Pues no, no es imposible y tampoco es un laberinto. Lo que sucede es que Veronesi ha ideado un sistema quebrado y discontinuo para darnos las informaciones precisas. A veces anuncia que, bueno, que sí, que esto ahora no lo cuento, pero ya lo veréis un poco más adelante, ahora me basta con anunciarlo como de pasada:

««hay que contar cómo se conocieron Marco y Marina, y se enamoraron, se juntaron y se casaron, solo que conviene no encariñarse con el relato, porque a partir de cierto momento dejará de serlo. [...]» (en pág. 81)

 Tras estos anuncios, estas incompletas anticipaciones, según vamos leyendo ansiamos alcanzar las páginas en que las tales notificaciones se expliciten Así nos atrapa Sandro Veronesi en la lectura de su novela. Tan es así esto que a veces -al menos a mí tal cosa me ha ocurrido- un hecho o un personaje se nos antoja perdido u olvidado por el autor dado que su deriva narrativa está incompleta para el lector. Así me ha sucedido con uno relevante, Duccio Chilleri, amigo de la infancia de Marco al que el resto de compañeros de colegio consideraban portador de la mala suerte («aquellos jóvenes de finales de los años setenta del siglo XX creían realmente que Duccio Chilleri era gafe») y por eso lo evitaban. Pasan las páginas y el personaje tras haber sido importante durante la adolescencia y primera juventud de Marco parece que no vuelve a aparecer. Pero no, Sandro Veronesi no lo ha olvidado y su recuperación a pocas páginas del final conformará un momento ciertamente importante en la evolución de Marco Carrera.

Quizás lo que acabo de decir se explique porque el novelista construye la novela lanzando una serie de cabos que afectan a unos u otros personajes que, aunque siempre en relación con Marco, al ir alternando los tiempos pareciera que quedan como suspendidos en éste sin concluir completamente su participación en la historia. Sin embargo según pasan las páginas se va comprobando que todo se va cerrando debidamente, aunque, claro, siempre habrá alguno que quedará para el final como sucede con la peripecia del gafe Duccio Chilleri.

En general la mayoría de los personajes -y son muchos- están bien caracterizados. Tenemos para todos los gustos: una madre y esposa de Marco peculiar y algo desequilibrada: Marina; una hermana, Irene, cuyo trágico final condiciona la vida de todo el grupo familiar y muy especialmente la del protagonista; Probo y Letizia, padres de Marco, cuyo matrimonio se tambaleará precisamente por discrepancias sobre cómo abordar el lento desarrollo de Marco; Luisa Latte, el amor imposible de Marco; Giacomo, el hermano enfadado con Marco desde que ambos se enamoraron de la misma chica durante su adolescencia; un psicoanalista que por ayudar a Marco se juega su carrera, Daniele Carradori; etc. De todos ellos es Giacomo el personaje que resulta más desvaído dada su voluntaria mudez, su falta de interacción a pesar de los múltiples requerimientos de que es objeto por parte de su hermano Marco.

Premio Strega italiano
¿Qué es en realidad "El colibrí"? Esta es una buena pregunta, sí señor. En primer lugar diré que el título si bien se dice provenir de la manera cariñosa como Letizia llamaba a su hijo por los problemas que en su crecimiento corporal  sufrió éste durante un tiempo, esconde otros dos sentidos en mi opinión importantes para la comprensión de la novela. Uno viene dado por la leyenda azteca que Luisa en una de las cartas que envía a Marco le cuenta a propósito de lo que para esta antigua cultura significaba ser un colibrí: «la mayor recompensa que recibían quienes morían en combate era convertirse en colibrí»;  Luisa, con la que en ese momento hace ya cuatro años que no habla se lo dice para animarle en la lucha que él está llevando atendiendo a sus progenitores gravemente enfermos de cáncer. El otro sentido escondido que veo en el título trasciende la propia anécdota del crecimiento y/o la lucha heroica contra las adversidades que Marco afronta y quedaría referido más a la estructura o composición decidida por el autor para presentarnos la historia. Igual que el colibrí pájaro es capaz de permanecer inmóvil en el espacio volando hacia atrás incluso, este relato se ha construido con idéntica técnica: Marco está inmóvil, se ha quedado parado en el mundo en un momento del tiempo y a su alrededor gira todo que él, inmóvil, observa y asume. La misma Luisa en una de sus cartas finales se lo dice para de paso también explicarse a sí misma:

«Y así he comprendido (por eso te escribo de pronto, aunque no sé si me responderás) que eres realmente un colibrí. [...] Pero no por las razones por las que te pusieron este apodo: eres un colibrí porque, como el colibrí, pones toda tu energía en quedarte quieto. Setenta aleteos por segundo para quedarte donde estás. En eso eres formidable. Consigues quedarte parado en el mundo y en el tiempo, consigues parar el mundo y el tiempo a tu alrededor, a veces incluso consigues remontar y recuperar el tiempo perdido, igual que el colibrí es capaz de volar hacia atrás. Por eso da tanto gusto estar a tu lado.»

En mi opinión esta novela es también un variado muestrario de distintas manifestaciones de amor y amistad. Tenemos desde el absoluto y recíproco amor paternofilial existente entre Marco y su hija Adele a otro más conflictivo sufrido por los tres hijos de Probo y Letizia; amor quebradizo es el establecido entre Adele y Marina, su madre. Por medio tenemos uno grande, magnífico, extraordinario más por extraño que por otra cosa: el que mantienen Luisa Latte y Marco Carrera. Es éste un amor platónico, ideal, que niega el mutuo contacto físico a pesar de anhelarlo; es un amor contradictorio cuyo final [cuando leáis la novela veréis en qué para el mismo. No quiero destripar nada, amigos] se irá intuyendo en el discurrir de las comunicaciones postales que se cruzan los dos amantes. Una comunicación que, claro, como es propio del género epistolar utiliza la primera persona en los relatos o exposiciones que cada uno de ellos, Marco y/o Luisa, intercambia con el otro.

Es "El colibrí" una narración que cubre un período temporal muy extenso, setenta años, el tiempo medio de la vida de un hombre, que va desde la década de los años 60 del siglo pasado hasta el futuro año 2030. Durante estos años el mundo -Europa al menos- ha conocido un sinfín de transformaciones que de una u otra forma se tocan en el relato: la liberación de la mujer, la liberalidad en las costumbres, el auge de los divorcios, el consumo cada vez mayor del psicoanálisis y de la psiquiatría en un mundo cada vez más incierto y menos sólido, las diversas formas de constituir familias, etc.  Dentro de estas transformaciones, de estos cambios, se hace hincapié en los aspectos culturales, en especial la música. En infinidad de ocasiones se producen referencias a temas musicales que Marco Carrera escuchaba en esos años que lo marcaron, esos años en los que como un colibrí ha quedado inmóvil, aleteando pero sin avanzar, sin moverse un ápice. Son temas que también sirven para observar el paso del tiempo. Como conocía muchos y son de mi gusto me he permitido confeccionar una playlist con ellos que espero que os agrade

Quizás lo que menos me ha gustado de esta entretenida y adictiva novela hayan sido las concesiones al pensamiento woke que parece hoy día generalizado y que por lo que veo en películas y leo en novelas actuales es "de obligado cumplimiento". Me refiero a las cuotas más o menos "obligatorias" de personajes diversos que actualmente las ficciones deben incorporar: cuota de negritud o de diversidad racial (Mariejin, la hija que Adele ha tenido por su propia cuenta, presenta rasgos que la acercan a la raza negra y también oriental), cuota de homosexualidad (el enfermero Rodrigo), cuota de feminismo (Adele y su hija Mariejin son muy distintas a por ejemplo Luisa Latte y a Marina), cuota de solidaridad y entrega desinteresada a los demás (Daniele Carradori infringe por pura amistad el secreto profesional. Carradori, además, viaja a Brasil en 2016 para colaborar con los habitantes de una pequeña localidad contaminada por un vertido tóxico),  y así. Junto a estos cupos, sorprendentemente, al final del relato me topo con el tópico más tópico de lo español cuando refiriéndose a Rodrigo, enfermero que cuida a Marco leemos «Rodrigo, que ha venido de Málaga a propósito. Su historia es de locos: un padre ciego, una madre gitana que fue cantante, bailaora, artista callejera y —parece ser— amante de Enrique Iglesias». Y por si esto no fuera suficiente pareciera que Sandro Veronesi cae en la cuenta de que la novela se le va acabando y no ha cumplido con una de las cuotas woke cuando añade que Rodrigo tiene «un novio que es campeón de pelota vasca». 

Para finalizar
La novela, podría decir que me ha agradado y me ha disgustado a partes iguales. Se lee con mucho agrado y es muy realista, aunque quizás el cúmulo de penas y desgracias que el personaje central debe afrontar en algún momento me haya parecido algo excesivo. Es cierto que el amor y la entrega amistosa desinteresada se muestra en los momentos duros, pero el pobre oftalmólogo Marco Carrera parece haberse hecho acreedor de todas las penalidades. 

La novela alcanza cotas de emotividad muy elevadas en algunos momentos. Principalmente cuando se narra y se cuenta con morosidad el calvario que supone un protocolo anticancerígeno como el que deben afrontar los padres de Marco.

«un vía crucis, nunca mejor dicho, con sus estaciones correspondientes, que a menudo son muchas más de catorce: descubrimiento del mal, biopsia, resultado de la biopsia, consulta de especialistas, duda entre operar o tratar, decisión de operar o tratar, resultado alentador de la operación o de los primeros ciclos del tratamiento, descubrimiento de que, aunque se decidió operar, en cierto momento es necesario tratar, efectos secundarios del tratamiento, cambio del protocolo de tratamiento, descubrimiento de que, aunque se decidió tratar, en cierto momento es necesario operar, y así

Es tal el grado de melodramatismo que Sandro Veronesi insufla en "El colibrí" en esos momentos que he llegado a pensar que el escritor busca premeditadamente conmover lacrimosamente al lector y que por eso no rehúye para nada la crudeza con que presenta en el relato el dolor, el sufrimiento provocado por la enfermedad en el paciente oncológico y en quienes lo rodean. Es de un realismo -al principio hablé de neorrealismo italiano- que paraliza, que conmueve, que emociona, que traspasa al más pintado de manera quasi literal. Quizás, ya lo he dicho antes, algo excesivo en mi opinión. A su favor añadiré que estos momentos no son excesivos ni ocupan mucho espacio.

No quisiera que estas impresiones finales fuesen las que predominasen en mi valoración general. Por encima de ellas está la excelente estructura utilizada, el simbolismo del colibrí, el optimismo y buena disposición con que hay que afrontar las malas rachas de la vida, el levantarse cuando nos caemos, la elección libre en esta vida de nuestro destino siempre que nos sea posible, luchar por los demás, el amor y la amistad por encima de cualquier cosa... Y una cosa más que he dejado para el final que viene a enlazar con la cita que encabeza esta reseña y es la carencia en ciertos idiomas entre ellos el nuestro de un término para designar la orfandad de un padre o una madre cuando pierden a un hijo: 'Shakul & Co.' En fin, amigos, que merece la pena leer a Sandro Veronesi y su novela "El colibrí", os lo aseguro.


20 mar 2022

Día de la Poesía 21 de marzo de 2022

19 comentarios:


Este año 2022 el mes de marzo ha llegado envuelto en sangre y fuego. Habíamos olvidado el sonido de la Guerra, pensábamos que sólo existía en los libros de Historia y en las películas con que nos abandonamos en la pereza. Pero no, no, parece que no. Por eso creo que en esta ocasión esta celebración de la belleza que es el Día Mundial de la Poesía es más necesaria que nunca. Cuando la fealdad y el sufrimiento se ceban con el mundo, en particular con Europa, huyamos a través de la palabra de los poetas.

Como ya hice el año pasado elijo cinco composiciones para esta Celebración. En esta ocasión los cinco poemas se han hecho patentes en mí en el curso de alguna de las lecturas hechas. En algún caso he ido al poema al aparecer expresamente en el texto alguno de sus versos (el caso de "Versillos del Monte de Perfección" de SJC); en otras ocasiones ha sido la propia peripecia, anécdota o trama de la obra la que me ha hecho recordar la canción. 


Comenzamos:

Durante la lectura de “Arde este libro” de Fernando Marías era incapaz
 de sacarme de la cabeza este hermoso poema de Gil de Biedma,

NO VOLVERÉ A SER JOVEN


Jaime Gil de Viedma, Generación poética de los 50
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
—como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
—envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.


Jaime Gil de Biedma (Barcelona, 1929 - 1990. 
Generación poética de los 50) 

______________


Este poema es para mí uno de los más bellos de Juan Ramón. 
y se hace presencia en mí durante el transcurso de más 
de una lectura. Es bellísimo.

EL VIAJE DEFINITIVO

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
Novecentismo, Generación poética de 1914, Poesía pura
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
del domingo cerrado,
del coche de las cinco, de las siestas del baño,
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu de hoy errará, nostáljico...

Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.

Juan Ramón Jiménez (Moguer, 1881 - San Juan de Puerto Rico, 1958. 
Poeta de la Generación de 1914. Premio Nobel de Literatura en 1956) 

______________


el mes pasado me hizo recordar el amable consejo 
que Garcilaso de la Vega daba a las mujeres 
de su época para que aprovechasen su 
juventud y disfrutasen de su condición.


Soneto XXIII

Poesía renacentista española, poesía italianizante

En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.


Garcilaso de la Vega (Toledo, 1503 - Niza, 1536. 
Poeta del Primer Renacimiento. Introductor del Soneto en España)

______________

La novela “Casi nunca” del mexicano Daniel Sada me llevó mentalmente 
en más de una ocasión al tango del argentino 
Enrique Santos Discépolo

CAMBALACHE

Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseados.

Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
Tango argentino,tanguistas
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.

Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que ha nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...

Enrique Santos Discépolo (Buenos Aires, 1901 - 1951). Músico, dramaturgo y 
cineasta argentino. El tango "Cambalache" lo compuso en 1934. 

______________

En la novela “El colibrí” de Sandro Veronesi el protagonista Marco
Carrera utiliza dos versos de SJC para justificar su actuación: 
«Para venir a lo que no sabes, / has de ir por donde no sabes.»


«Versillos del Monte de Perfección»

Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo,

no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.

Poesía mística española, Juan de Yepes Álvarez
Para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees,
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres,

has de ir por donde no eres.
Cuando reparas en algo
dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo,
has de dejarte del todo en todo.

Y cuando lo vengas del todo a tener,
has de tenerlo sin nada querer.
Cuando ya no lo quería,
Téngolo todo sin querer.
Cuanto más tenerlo quise,

Con tanto menos me hallo.
Cuanto más buscarlo quise,
Con tanto menos me hallo.
Cuanto menos lo quería,
Téngolo todo sin querer.

Ya por aquí no hay camino,
Porque para el justo no hay ley;
Él para sí se es ley.

San Juan de la Cruz (Juan de Yepes y Álvarez: Fontiveros, 1542 - 
Úbeda, 1591). Poeta místico del Renacimiento español.


¡¡Feliz 21 de marzo, Día de la Poesía!!

16 mar 2022

Emmanuel Carrère en la hora de Rusia y de Ucrania

26 comentarios:

«AL ESCRITOR EMMANUEL CARRÈRE LA GUERRA LE PILLÓ EN MOSCÚ. Y ALLÍ YA NADA SERÁ IGUAL
Miedo a estar en manos de un loco, miedo a que te espíen, miedo a quedarse atrapado. Los encuentros del cronista francés con sus amigos moscovitas destilan miedo. Y vergüenza porque estén lanzando bombas sobre Ucrania en su nombre»
(EPS, domingo 12 de marzo)

El pasado domingo la revista El país semanal incluyó en sus páginas centrales un estupendo, profundo, sincero, real y emotivo reportaje del escritor francés Emmanuel Carrère sobre la vida en Rusia en el momento actual, cuando el ejército ruso por orden de Putin ha invadido Ucrania. Carrére es un periodista, escritor, guionista y realizador francés. Sus padres son Louis Carrère d'Encausse, negociante de seguros, y Hélène Carrère d'Encausse, de soltera Hélène Zourabichvili. 

Es precisamente por parte de la madre, nacida en París en 1929, sovietóloga y miembro de la Academia Francesa, que le viene su atracción como periodista y novelista por los asuntos de Rusia. Hélène Carrère d'Encausse es hija de aristócratas georgianos -Georges Zourabishvili y Nathalie von Pelken-, que hubieron de abandonar su país cuando Lenin decidió cambiar su doctrina de independencia para los pueblos que habían formado parte del imperio ruso. Durante sólo 3 años, de 1917 a 1920, Georgia fue soberana; a partir de 1921 el país perdió de nuevo su independencia siendo anexionado a la URSS.  Desde siempre Hélène se sintió atraída por la Historia del país de sus ancestros y transmitió esta afición a su propio hijo.

Emmanuel Carrère en su faceta de novelista es fundamentalmente escritor de no ficción. El año 2000, según confesaba en el prólogo de su novela El Reino aparecida en 2015, abandonó la novela de ficción refugiándose desde ese mismo instante en la escritura de No-Ficción, ese género narrativo cuya invención algunos atribuyen a Truman Capote en 1966 con su novela A sangre fría. En septiembre del año 2015, precisamente el año en que con "El Reino" el escritor francés publiqué en este blog una entrada sobre esta tendencia narrativa también denominada Nuevo Periodismo en la que hago un breve recorrido por la misma desde USA hasta nuestro propio país. En esta hora de Rusia y de Ucrania, en que se dirime el futuro de Europa y de todo el mundo, cuando lo que creíamos ficción ha cruzado la línea que la separaba de la realidad creo que este post vuelve a tener interés.

Emmanuel Carrère Zourabichvili
 siempre se ha interesado por la historia de la antigua URSS, en especial de la Georgia de sus abuelos. Es por esto que sus visitas a Moscú, a Tiflis, a San Petersburgo y a otras localidades de la antigua URSS como Kiev u Odessa, han sido y son frecuentes. Precisamente fue la visita a una ciudad de la Rusia profunda, Kotilnech, para cubrir la noticia de la liberación tras 55 años de cautiverio de Andras Toma, un soldado húngaro detenido por los rusos al caer Budapest en 1944, dado por muerto en 1954 y que permaneció en un sanatorio psiquiátrico de esta localidad desde 1947 hasta 1999 lo que será un revulsivo para él que le llevará a indagar y a reflexionar sobre su biografía personal y familiar. Este proceso íntimo y parental lo presenta en Una novela rusa, obra de no ficción publicada en 2007 (en España la publicaría Anagrama en 2008). Fue precisamente este título la novela con la que yo entré en la literatura de Carrère y que en estos momentos tanto estoy recordando. Desde luego, -lo creo firmemente-, es una lectura más que pertinente para acercarse de otra manera al sentir de un país en guerra desde la caída del Telón de Acero consigo mismo.

Una novela rusa sirve para acercarse a la vida real en Rusia; el escritor en este libro realiza un recorrido en paralelo de la vida de su abuelo refugiado en Francia en 1921 y ese soldado húngaro, Andras Toma, detenido al caer Budapest bajo los tanques soviéticos en 1944, dado por muerto en 1954 a pesar de que permaneció en un sanatorio psiquiátrico de Kotilnech desde 1947 hasta 1999. [en mi blog tengo reseña hecha en septiembre de 2015 de esta interesante novela].

Pero ha sido la actuación del máximo dirigente de Rusia en la actualidad, Vladimir Putin, lo que me ha hecho recordar otra más que interesante novela del escritor francés. Me refiero a Limónov, novela aparecida en Francia en 2011 (en España, Anagrama la publicó el año siguiente) que Carrère escribió por la atracción que el personaje real de Eduard Limónov ejerció sobre él. Es Limónov un personaje atractivo por lo contradictorio que es en sí mismo y lo difícil que resulta encuadrarlo debidamente en un tipo de persona: «¿héroe o villano, seductor de bellas o seducido por ellas, fascista de nuevo cuño o demócrata sin fisuras, triunfador o derrotado en letras...?» -escribo yo en la reseña que hice tras leer esa estupenda novela-. 

Este ser poliédrico, con tantas aristas, tan difícil de definir con solvencia atrae a Emmanuel Carrère en cuanto cruza unas palabras con él. Será a su través que el novelista y periodista francés indagará y profundizará en la evolución de la realidad de Rusia desde la época de Stalin hasta la de Putin. A propósito de la actual crisis bélica desatada en Ucrania es interesantísimo leer hoy todo lo que aparece en esta novela de No-Ficción escrita hace once años. La biografía de este Eduard Limónov viene a decir Carrère sólo es entendible teniendo presente las hambrunas de Stalin que diezmaron Ucrania y otras zonas de la URSS y la desordenada evolución experimentada por el país tras la caída de la URSS. 

En la reseña que en abril de 2016 dediqué a esta excelente novela de Emmanuel Carrère escribí lo siquiente:
«Esta no-ficción se centra en esos años tumultuosos durante los que un sistema político y económico de 70 años de existencia se transmuta en el opuesto de una manera salvaje y sin control. Al respecto no diré más, pero sí mostraré una cita extraída de esta novela que considero muy significativa:
    • "De los sesenta y cinco años de esperanza de vida en 1987, el ruso varón pasó a cincuenta y ocho en 1993." (pág. 225)»
Creo por todo lo dicho hasta aquí, recordado gracias a, como digo al principio de esta entrada, el buenísimo reportaje publicado por El País Semanal el pasado domingo seis de marzo, que volver los ojos al escritor, novelista, periodista y realizador cinematográfico que es Emmanuel Carrère no sólo merece la pena, sino que, me atrevería a decir, es poco menos que obligado.

Guerra Rusia-Ucrania


Os dejo aquí los enlaces a las distintas entradas que sobre Carrère y Rusia tengo hechas en El blog de Juan Carlos:

13 mar 2022

Josep María Panadés López: Irreal como la vida misma 2: Relatos breves para despertar la imaginación

16 comentarios:

«Cuando una experiencia novedosa, a la que teníamos miedo a enfrentarnos, ha resultado finalmente satisfactoria, solemos querer repetirla, siempre, claro está, que ello sea posible, bien porque no dependa de terceros, bien porque estemos en condiciones para ello» (de la ‘Presentación’de la antología)


Irreal como la vida misma 2

Relatos, Cuentos, Narraciones breves
Lo primero que llama la atención de esta antología es que repite el título de la anterior aparecida en 2016. El propio Josep María en la 'Presentación' del libro dice el porqué. Resulta que igual que el libro anterior que contenía 55 relatos surgió de la selección realizada por el autor sobre los que había publicado hasta el año 2016 en su blog Retales de una vida, ahora, «después de más de cinco años y de unos doscientos nuevos relatos de ficción publicados» el escritor ha creído llegado el momento de repetir la experiencia que tanta satisfacción, prosigue diciendo, le proporcionó la primera recopilación.

Es, pues, una continuación de la labor que iniciara en 2016 y que, espero y deseo, repita dentro de unos años con una tercera entrega. Tan es una continuación de lo efectuado con los 55 cuentos de Irreal como la vida misma (2016) que la única variación en el título ha sido la del dígito 2. Y algo parecido sucede en el subtítulo: Relatos breves para evadirse de la realidad, en la antología de 2016, y Relatos breves para despertar la imaginación en la de este 2022. Como se ve la variación es mínima y el sentido en ambas, el mismo.

Irreal como la vida misma 2 es un libro que se lee con muchísimo gusto. Los 24 relatos que contiene son de asunto variado y predomina en la mayoría de ellos un tono de suspense que fuerza a leer más y más para saber en qué para lo planteado en cada uno. Los asuntos van de relaciones familiares difíciles (matrimonios en crisis, divorcios, maltrato doméstico, etc.), asuntos laborales que se complican de manera sorprendente (El visitador médico), noviazgos variados (el de aquella pareja que imagina cosas donde no las hay -El juego de las apariencias-, el de la pareja con necesidades especiales que se rebela contra la supuesta normalidad de los otros -Norwegian wood- o el del hombre que pretende rescatar de las garras de la prostitución a la mujer de la que se ha enamorado perdidamente -Nadia-),  etc.

Un tema que en muchos de ellos se da es el de los vaticinios, las predicciones de lo que le sucederá al protagonista o a alguien de su entorno (Traición o justicia, Cuarenta y ocho horas, etc.). Y el tono predominante en varios es el del humor. Josep María Panadés, por lo que lo conozco, destaca por un fino y sano sentido del humor. Un humor que está presente en buena parte de sus relatos: a veces en forma de humor algo negro como en Amnesia; otras, muy hilarante como el contenido en El fantasma de don Filiberto o en Cuarenta y ocho horas (aquí el juego de los personajes me ha evocado a Jardiel Poncela o a Miguel Mihura); un humor muy crítico en ocasiones como en Juicio justo; y así.

 Muchas cosas me gustan de estos relatos que he devorado en dos días. Una de ellas es la de los frecuentes giros finales con los que Panadés nos quiebra el espinazo y nos dibuja una sonrisa en los labios al constatar que de nuevo nos ha vuelto a sorprender. En pocas ocasiones he podido predecir los derroteros que seguiría la trama. A veces la sorpresa es de campeonato como la que experimenté en Custodia compartida leyendo la agria disputa mantenida por la pareja matrimonial durante los trámites de su divorcio por ver quién se queda con la custodia de Bertita y Blanquita; lo mismo me sucedió durante la lectura de El patio de vecinos.

El autor tiene unos claros referentes literarios que no oculta. Son  "Un saco de huesos" de Stephen King y "El juego de Ripley" de Patricia Highsmith entre los consagrados, y entre los más próximos a nosotros estaría "La verdad sobre el caso de Harry Quebert" de Joël Dicker cuya temática y desarrollo se perciben con claridad en el relato La ventana. Pero además, como ya he señalado en la manera de manejar el humor que me ha recordado a veces a Jardiel Poncela o a Mihura, hay mucha literatura no citada en estos relatos. Así, por ejemplo, se percibe a Kafka -el tono kafkiano, más bien-  en la desasosegante historia relatada en La araña o en el cuento El donante. También en alguno de sus relatos he querido ver agazapado el thriller jurídico tipo John Grisham; es el caso del relato Juicio justo en el que un mexicano es injustamente acusado de unos delitos y condenado a una pena exorbitante sólo por su condición étnica.

Certamen de Cuentos y Relatos Breves “Junto al Fogaril”
El escritor entrevistado por Ana Pascual
(www,ganasdevivir.es [18/1/2017])
Josep María
gusta de la literatura, eso es obvio, pero también disfruta muchísimo con el Cine y de eso hay constancia clara en estos relatos. El ritmo por ejemplo del relato recién citado arriba recuerda con claridad esos filmes y telefilmes de juicios y abogados. Las misma serie televisiva Bones citada en La mirilla, el primero de los relatos, es claro ejemplo de lo que acabo de comentar. Y ni que decir tiene el clarísimo homenaje que hace el escritor al maestro del suspense Alfred Hitchkock en algunos de los cuentos, como en el titulado La ventana y especialmente en El patio de vecinos en el que se cita expresamente al actor James Steward que protagonizó el film de La ventana indiscreta. Así como James Steward vigilaba la actividad de sus vecinos mirando desde una ventana de su casa así en este relato el narrador ve lo que ve en una situación parecida a la que Hitchkock muestra en su magnífica película.

Pero si los temas y asuntos de suspense, de novela negra, los maneja con desparpajo y maestría el escritor, la manera como lo hace -el estilo- es lo que provoca que la lectura de sus cuentos sea tan agradable. La mayoría de los relatos los presenta en 1ª persona manejando a las mil maravillas el estilo directo, el indirecto y el indirecto libre. Este último provoca que muchas veces los lectores nos sintamos como formando parte del relato, como muy próximos al pensamiento y acciones de los personajes. Y esto me parece magnífico. 

Por otro lado la estructura que utiliza en algunos relatos -no muchos, en realidad- hace que los mismos sean redondos; ahora mismo recuerdo el titulado El visitador médico cuyo comienzo y final completan el círculo haciendo que el mismo se cierre completamente sin dejar ningún cabo suelto. Otro tanto podría decir de esos relatos que se presentan haciéndose, construyéndose, y que al final vienen a diluir la línea realidad-ficción fusionando ambos niveles (un ejemplo sería La araña, relato que cierra la recopilación y que sirve, además, de compendio de toda la antología). En general yo diría que la mayoría de los cuentos concluyen en un final abierto, dejando franca la puerta de lo incierto pero posible, lo que hace que el suspense o el desasosiego no concluya con el punto final sino que perdure en nuestras cabezas.

También desde la forma destacaría esos relatos en los que se utiliza la perspectiva múltiple, es decir, un mismo hecho visionado desde unos u otros personajes (así se ve, por ejemplo, en Nadia, El diario o El tatuaje). Y para cerrar este apartado formal asimismo diré que he visto que algunos relatos inciden en aspectos metaliterarios. Por ejemplo en El diario o en La mosca sus protagonistas son escritores que buscan materiales para sus relatos, se encuentran algo bloqueados y/o se plantean distintas posibilidades de afrontarlos o desarrollarlos.

Para finalizar
Reseñar libros de relatos no es para mí tarea sencilla. Cada relato es una narración y merecería cada uno de ellos atención particular. Hacer tal cosa no ha sido mi propósito si bien diré, como de pasada, que algún relato me parece contener una buena base para una narración más extensa, quizás para una novela más compleja. Es el caso del relato Malditos vecinos en el que me he quedado con ganas de conocer los antecedentes o saber de las peripecias posteriores corridas por la pareja de sus personajes Patricia y Fernando; también la crisis económica que se ceba con Carla y otros personajes de Cuestión de suerte  permitiría -es una idea mía, quizás equivocada- profundizar en estos seres desahuciados por la crisis económica de la década anterior.

En un grupo grande de estos 24 relatos predomina el suspense psicológico y sus personajes son perturbados mentales de variada especie (esquizofrénicos, psicópatas, amnésicos...); en otro grupo, mucho menor, es la crítica sociopolítica nacional la que encuentra su espacio; en un extenso número de narraciones son los asuntos médicos los que centran la trama; e igualmente hay narraciones en las que la justicia y su administración es el asunto central. 

Por último querría señalar la sorpresa sentida al leer los dos relatos finales, los cuales, siendo distintos como son, sin embargo tienen entre ellos una clara relación de continuidad. También no querría concluir esta reseña sin aludir a esa llamada a la música presente en el antepenúltimo  de los cuentos titulado con el nombre del tema de los Beatles Norwegian wood, un cuento y una canción que me han hecho recordar la grata lectura de la novela de Huraki Murakami Tokio blues en la que esa melodía igualmente es importante.


El escritor
Me considero amigo de Josep María Panadés López, autor de este libro, a pesar de no conocerlo personalmente. Es una de las buenas amistades que en los ya once años de existencia de "El blog de Juan Carlos" he hecho. Sólo por conocer a personas como Josep María merece la pena tener un blog. Y es que Josep es, además de persona afable y amigable, un gran degustador literario y escritor consumado. Habitualmente leo las entradas que publica en su blog Cuaderno de bitácora  donde da salida a sus inquietudes sociales, políticas e incluso particulares y de salud como hasta hace bien poco  hizo con un "problemilla" complejo que sufrió y del que afortunadamente -¡qué gran alegría nos diste a todos cuando nos lo comunicaste, Josep!- ya está repuesto completamente. 

Confeccionando esta reseña he pasado por sus otros blogs que, en verdad, visito mucho menos. El primero, "Retales de una vida", es donde publica los relatos que escribe en castellano. Ahí es donde recala para, como ya advertía en Irreal como la vida misma 1:  «Desde que viera la luz “Ahora que ha parado de llover”, mi primera publicación de relatos, otros nuevos han ido nutriendo el blog “Retales de una vida”», recopilar y seleccionar los cuentos que entrarán a formar parte de sus antologías, que como se ve por la cita anterior ya son tres. Los relatos que escribe en catalán los publica en su blog "Mira qui parla". De su amor a Cataluña, en especial a Barcelona, deja Josep María Panadés López constancia clara en varios relatos de Irreal como la vida misma 2  que el escritor sitúa en las Ramblas barcelonesas, el barrio del Born, el parque de atracciones del Tibidabo, etc.


Datos técnicos del libro

Formato: Versión Kindle
Idioma: CASTELLANO
ASIN: B09TJMVB4C
Año de edición: 2022
Tamaño del archivo: 726 KB
Longitud de impresión‏: ‎267 páginas
Precio: 3€
Comprar libro
Formato: Versión Papel
ASIN ‏ : ‎ B09TMT5R2R
Editorial: Autopublicado
Fecha:(26/2/22)
Idioma ‏ : ‎ Español
Tapa blanda ‏ : ‎ 194 páginas
ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8408868360
Precio: 13€
Comprar libro



8 mar 2022

Casi nunca. Daniel Sada. Premio Herralde de Novela 2008

20 comentarios:

«Yo no quisiera vivir con tu madre. ¡Vaya!, había que machacar que se trataba de una circunstancia tan eventual como ese viaje. De hecho, cuadremos la escena como si la viéramos a media altura y a través de una lente: vivaz profesor Demetrio (a fuerzas) ante una alumna a la que debía repetirle varias veces mesmedades tan simples como determinantes» (pág. 116)

Casi nunca, Premio Herralde de Novela
Demetrio Sordo
, hombre a punto de ingresar en la treintena, lleva en Oaxaca una vida gris de empleado en unas fincas agrícolas. Es un eficacísimo administrador y sus patronos están más que satisfechos de su laboreo, no así él que ve cómo la vida se le escapa sin casi darse cuenta. Decide dar un vuelco a la misma; necesita algo que la dinamice, que le dé sentido. Piensa que el sexo, quizás sea una buena solución. No todo puede ser felicidad por el trabajo. Ya ni siquiera el dominó, juego con el que disfruta y en el que demuestra maestría, le sirve de solaz suficiente. Su soledad podría bien paliarse mediante la práctica del sexo. Aunque bien pensado tampoco esto por muy abarcador que fuese truncaría la inercia en la que está inmerso. Es por ello que Demetrio se marca un reto: practicarlo cada veinticuatro horas.
«El sexo, como pretexto válido para romper con la monotonía: el sexo-motor; el sexo-ansiedad; la costumbre del sexo, como un hartazgo cualquiera que se volverá lastre; el sexo colosal, incontenible, frenético, ambiguo como un juego que confunde y luego aclara y vuelve a confundir; el sexo-simulacro, el sexo-obviedad. El placer, al fin, como un  encomio que vaya justo en sentido inverso a lo que se vive.»

Así comienza esta novela del mexicano Daniel Sada (Mexicali, 1953 – Ciudad de México, 2011) con la que ganó el XXVI Premio Herralde de Novela en 2008 por unanimidad del jurado. Un jurado ciertamente exigente, como lo es esta narración, que estaba integrado por Salvador Clotas, Juan Cueto, Luis Magrinyà, Enrique Vila-Matas y el editor Jorge Herralde. Ya sólo ver entre sus miembros a Vila-Mata e incluso a Magrinyà me avisaba de que la novela que comenzaba a leer no iba a ser precisamente facilona.

La historia que presenta Daniel Sada es una historia bastante frecuente: un hombre busca dar sentido a su existencia. El sexo puede ser una vía para ello. Es un sexo con profesionales; en este caso más bien habría que puntualizar que lo practica con una prostituta concreta de la que Demetrio se ha quedado colgado debido a la pericia que Mireya, nombre de guerra de esta mujer, demuestra en el oficio. Todo le va bien a Demetrio: por las mañanas trabaja en las fincas y por la tarde acude al burdel donde durante una o dos horas disfruta con Mireya que empieza a ver en él una posible solución a su arrastrada vida.

Demetrio oculta a Mireya su vida privada. No le dice que vive de pensión en la casa de huéspedes que tiene Rolanda, señora conservadora donde las haya; tampoco que su madre, Dª Telma, vive en Parras (Coahuila) al norte del país. Por eso cuando con su madre acude a la boda de un familiar en Sacramento, pequeña localidad de ese estado no se lo comunica a Mireya. Y tampoco que durante su breve estancia en ese pueblo del México profundo Demetrio ha quedado prendado por -y prendido en- la tremenda hermosura de Renata, bellísima mujer con la que todos sus familiares (su madre Telma y también su tía Zulema que vive en el mismo Sacramento), y hasta incluso él mismo, instan a que se case. 

Como se ve estamos ante un triángulo amoroso-sexual. Demetrio, fiel a sus costumbres y cumplidor de sus propósitos, demanda sexo. Pero Renata es una mujer tradicional, vigilante ella y muy vigilada por su madre Dª Luisa, que mantiene a raya al futurible. Sólo habrá sexo cuando se casen e incluso hasta entonces besos y toqueteos ninguno. Pobre Demetrio, él está que no puede aguantar. Sólo la profesionalidad y grandes habilidades de Mireya a la que vuelve a frecuentar cuando regresa a Oaxaca lo reintegran a su, para él, satisfactoria cotidianeidad. Pero Mireya es una mujer que piensa y ha decidido pedirle que la saque del prostíbulo pues -le miente- está embarazada de él. De nuevo, ¡pobre Demetrio

No diré más sobre el desarrollo de la trama para no chafar el disfrute de la novela que rompe más de una expectativa del lector, ¡vaya si las rompe! Hay que culminar la lectura de las cinco partes que componen el relato para conocer en qué para el embrollo en el que el pobre Demetrio se ha metido él solito. Como se ve hay humor en esta narración, si bien es un humor no chistoso sino tragicómico. Demetrio que vive en la gran ciudad de Oaxaca se va a ver constreñido en su desarrollo vital por culpa de la moral ñoña, estricta y sin duda arcaica de Renata y Dª Luisa, la madre de le beldad. La religiosidad castrante del villorrio se impondrá sobre la libertad gozosa de la gran ciudad. He aquí la tragicomedia que protagoniza este ser solitario, buen trabajador, regular hijo, mentiroso obligado para escapar de las trampas que las mujeres de su alrededor le tienden, a quien el sexo le tiene ocupada la cabeza. Él como tantos y tantos hombres, y más en el momento en que se sitúa el relato -de 1946 a finales de 1949-, la mejor y más cómoda manera de satisfacer el deseo sexual era el matrimonio. Casarse con una mujer preferiblemente decente como Renata que se entregará a él completamente una vez pasase por la iglesia, naturalmente:

«—¿Y cuándo nos casemos me prometes que me besarás mucho?
—Será hasta entonces, pero antes no... Quiero que todo esto sea de veras muy bonito.
—Entonces, ¿cuándo nos casemos me prometes que haremos cosas bien degeneradas?
»

A la cabeza de Demetrio acude reiteradamente el recuerdo de las increíbles sesiones de sexo habidas con Mireya; pero ocurre que Mireya no es una mujer decente. Esa es la moral burguesa, la hipocresía humana teñida de religiosidad. Demetrio sabe, o al menos espera, que cuando Renata pase por el altar se convierta para él en otra Mireya aunque, eso sí, legal y con todos los pronunciamientos eclesiásticos en su haber.

México,erotismo, machismo, novela mexicana
El anecdotario en la novela no se reduce a la trama  de este triángulo amoroso. Hay también otros asuntos menores que sirven para dar variabilidad y amenidad a lo que se cuenta. Tenemos el momento en que Demetrio se emplea en unas extensísimas fincas próximas a Sacramento y lo que le sucede durante los siete meses que pasa en ellas; también su establecimiento en Parras, el pueblo donde vive la madre y el próspero negocio que allí emprende; las traiciones que empleados suyos le realizan; etc. 

Hay un asunto menor pero destacable en el relato, referido a la corrupción de los poderes públicos, en el que me detendré brevemente. Resulta que el emprendedor de Demetrio, habida cuenta del conocimiento que tiene de los lupanares por la asiduidad con que los frecuenta, fantasea con abrir uno en Parras. Para ello busca la aquiescencia del alcalde a quien le propone ser socios y pide protección a cambio de los pingües beneficios que la explotación de mujeres les pudiera producir a ambos
«Quería juntarse lo más pronto posible con gente metida en la política, para poder robar (bien bonito) con todas las de la ley, y se dijo a sí mismo: Sí, quiero ser corrupto, pero adinerado, muy adinerado a la postre. Quiero que me respeten mis congéneres»
De todo esto y más va esta novela que a mí me ha sorprendido agradablemente. Pero la sorpresa principal no radica en los asuntos (amorosos, sociales, familiares, laborales...), los temas (eróticos, religiosos, corrupción política...) o su variado tratamiento (tragicómico, crítico, humorístico...) sino sobre todo y especialmente en el modo como Daniel Sada los plasma en el papel, en la manera literaria que emplea. Esto sin duda alguna es lo más sorprendente, diferente, meritorio y también dificultoso de esta novela. Intentaré señalar alguno de los modos utilizados para ello:

Lo primero que llama la atención es la manera de escribir, en especial la utilización de los signos de puntuación, con especial abundancia en estos de los dos puntos. («¿Muy de lujo el panorama lúgubre? Mirón, el recién llegado siguió mirando tras sentarse. La invitación: gran amabilidad: un hombre regordete le señalaba el asiento: dulzura de ademán reiterado.»). Diríase que con esta manera de puntuar se quiere marcar la variabilidad en el narrador de la pura presentación al enjuiciamiento de lo allí mostrado.  Pero no siempre es así, pues a veces lo que queda situado entre estos dos puntos es apenas una conjunción, una preposición, una mera palabra, etc.
    • «¿Cuál excitación? Sí el busto: aunque: ningún escote llamativo» 
    • «Un leve arrastre, ay; atisbo de peligro: sí: como se dijo quedando todavía el brete de polvareda: ¿amago o inminencia?, más bien lo segundo: lo que por desgracia sucedió: esa levantada del suelo por culpa de las ruedas: trasunto rústico el hecho de llegar como payasos al pueblo (polvo hasta en las axilas)»
Siguiendo con los signos de puntuación también es rasgo de estilo la utilización de los paréntesis que aparecen con frecuencia. De ellos se sirve el narrador para lanzar hipótesis, poner 'peros' o emitir opiniones sobre lo recién acabado de decir: «Luego se fue: primero sonrisuda y a la postre medio entristecida: carrillos hacia abajo: casi una punta de flecha su boca de labios finos: la poca elevación contra el descenso doble (amartelado): negrura abajo y arriba un resplandor vítreo (¿floreciente?)». También en ocasiones me he visto sorprendido por el uso, no tan reiterado pero sí para mí algo chocante, que hace del punto y coma en enumeraciones de periodos muy breves («Bueno, ya antes los padres habían sometido a su hija [Renata] a un interrogatorio básico. Que Demetrio trabajaba en Oaxaca, pero que era originario de Parras, Coahuila; hijo de; pariente de; que ra agrónomo; que estaba en vías de comprar una casita allá; a saber qué demonios sería Oaxaca, lo que sí que la bonanza de inicio a ojos vistas no debía ser errónea.»).

Pero desde luego y sin lugar a dudas desde el punto de vista estilístico es la figura del narrador la principal novedad y sorpresa de esta novela. Un narrador que cuenta en una neutra tercera persona aunque con frecuencia pasa a la primera haciéndose visible en el mismo momento de la escritura: «enseguida el arranque y al cabo los movimientos aéreos: feas sacudidas entre nubes groseras, como para pensar lo peor. ¡Bah!, nosotros no hemos de pensarlo, porque nada horrendo ocurrió.»). Como se ve en el pronombre 'nosotros' el narrador se dirige al lector al que con libertad y familiaridad aquí hace conmilitón (ja, ja..., permítaseme el palabro que creo que viene al caso en  esta ocasión), si bien en otros momentos del relato y también dirigiéndose a él le informa del decurso narrativo, reflexiona sobre el hecho, inquiere o pregunta 
    • «dejemos jugando a los anómalos enamorados para trasladarnos deprisa a Sacramento». 
    • «Bueno, ¿y por qué no el viaje en la cabina? Fácil: porque no cabía tal armatoste o porque no tenía fuerzas para mantener cabeza y tórax derechos. La conjetura, por cuanto determinación de los sombrerudos, fue trasera, o es mía o de usted. En realidad la ventaja para Demetrio fue que no hubo, ni habría, plática
Es un narrador que no sabe más que nadie y por ello lanza suposiciones o hipótesis sobre los porqués de las actuaciones de los personajes. Un narrador que integra al lector en el propio relato, un narrador que quiere remover a sus lectores, sacarlos -en el ejemplo que viene a continuación, sacarlo- de la pasividad que suele acompañar al acto de leer: 
«Luego el acuerdo entre madre e hijo: no se irían en la camioneta, mejor como siempre en el tren. Orden, más que sugerencia de ella. Aquí también elija usted la razón que se le antoje para endilgársela a doña Telma. Una, que nosotros proponemos, es la seguridad del viaje. Total que ya podemos ver a estos sentados y desplazándose.»
Es un narrador que realiza elisiones, anticipaciones como cuando estando en el tren camino de Monterrey ya lo vemos hablando con su madre en Parras. ¿Verdad? ¿Mentira? ¿Pura ensoñación? Al leer momentos como este los lectores intuimos lo que pueda haber sucedido. La elisión, sí, es un rasgo estilístico importante en la novela.

Aunque para mí lo más llamativo de "Casi nunca", que por algo se alzó con el Premio Herralde Novela en 2008 con un jurado tan exigente citado al principio de esta reseña, sean las muy abundantes referencias metaliterarias presentes a lo largo y ancho de la narración. Así por ejemplo cuando Telma y su hijo Demetrio se separan el narrador elimina el relato de la despedida y entre paréntesis incluye la expresión «en elipsis». Más evidente es el discurso literario autorreferencial que en ese mismo lugar el narrador convertido casi en el propio escritor lanza: 
«Dos acciones que si se vieran aquí bien pudieran ser dos raptos de felicidad; dos apuros risueños, pero como no se ven, sino que nomás se leen, ¡que iluminación queda! Nerviosismo feliz ¿en blanco y negro? ¡Valga! Por ende pongamos a uno y otro a la mesa. Nosotros estaremos a 3 metros de distancia: ¿juega?: eso sería fantástico...»
Todas estas referencias metaliterarias contribuyen a que veamos, -casi casi que penetremos en-, el propio acto de escritura. La verdad es que en "Casi nunca" estamos ante una novela haciéndose. He aquí, entre muchos, unos cuantos ejemplos:
    • «De una vez veamos la escena que, de suyo, es merecedora de un párrafo aparte. [...] Bueno retomemos algo de la vociferación de doña Telma: [...]» (págs 165 y ss)
    • «Es más, adelantémonos de una vez a los augurios fantasmales de la prole de por acá para revelar -acaso vulnerando el decurso lógico de una trama- que para diciembre de 1946 de un día para otro el clima dio un vuelco tremendo.» (pág. 188)
    • «estamos valorando un salto en el tiempo [...] Para ello es oportuno buscar un contrapunto temporal» (pág. 199)
Novelistas mexicanos contemporáneos, novela erótica
Todos los elementos de orden estilístico comentados hasta aquí pueden hacer algo difícil la lectura de este relato singular. Esto es evidente. Pero a esto hay que añadir un grado de dificultad más y es el del propio vocabulario que aparece en ella. Daniel Sada es un escritor cuya  literatura entronca con la tradición más genuinamente mexicana: Agustín Yáñez, Juan Rulfo, Juan José Arreola y Jorge Ibargüengoitia. Como él en esta novela, estos escritores hicieron tema esencial de sus narraciones la provincia. Es lo que ocurre aquí, que la tensión antiprogreso de la provincia (las pequeñas localidades de Coahuila: Parras y Sacramento) juega en contra del avance presente en urbes más grandes como Oaxaca. 

Los mexicanismos pululan por todo el relato. Es característico de esta novela la utilización frecuente de términos propios de un léxico coloquial, vivo, directo, muy auténtico de la vida cotidiana de los mexicanos. Muchos de estos vocablos son desconocidos para un lector español y de los conocidos a veces el sentido que tienen en México no es para nada semejante al que le damos por aquí. Algunos ejemplos:

Jalarse: emborracharse; ínsito: congénito, natural; bolillos: barra de pan; retaque en la maleta: Apretar el contenido de un recipiente para que quepa más Fodongas: descuidadas; empiyamarse: ponerse el pijama; senos guangos: anchos, holgados; ¡Órale!: ¡venga!; Un mesero flaco, muy enano y con un copetito muy firulete": Un camarero, flaco, enano y con un tupé superfluo y de mal gusto; Vestido buchón.: pretencioso; Intrepidez muy de juro: muy segura; Súpito: Alelado, atolondrado, atontado.; sola (con cercén): Sola (con rotundidad); Melcocha de más: Muy melosa, excesiva en mostrarse dulce; amor zaino: traidor, falso ; "Hasta" con el sentido de "a" o de "en"; "enchamarrarse": colocarse la chamarrapara salir a la call; Papalote: volantín, cometa; Perimida por la duda: Caducada, agotada por la duda; bagazos: Residuos; redilas (camioneta de redilas): rejas de madera que se fijan alrededor o a los costados de la plataforma de carga de un vehículo, particularmente un camión; Chafirete: Chofer de un automóvil, en especial de un transporte público, que conduce de forma arbitraria y temeraria; y otras muchas más.

Final
Una novela no fácil, no sencilla, que hay que leer con atención y que si al inicio resulta algo dificultosa conviene no abandonar pues -lo puedo asegurar- al cabo de unas cuarenta páginas se asimila su ritmo y la cadenciosidad del idioma que utiliza con  lo que el disfrute comienza y es ya un no parar. Un disfrute que hace que la historia enganche y no podamos por menos que querer saber en qué parará el acontecer de los principales personajes de esta historia: Mireya, Demetrio y Renata.

Sorpresas y rupturas de las expectativas encontramos durante la lectura de esta novela que en parte podría reclamarse con derecho heredera del mejor realismo mágico que se dio durante el pasado siglo. Un autor digno sucesor de Juan Rulfo y de Jorge Ibargüengoitia.

Una novela que merece ser leída, sin duda alguna, y que desde aquí agradezco la recomendación que de ella hiciera mi muy buena amiga Ana, tertuliana de "más que palabras..." y lectora avisada donde las haya. Muchas gracias, amiga.