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7 mar 2012

Isaac Bashevis Singer: La casa de Jampol

2 comentarios:
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La información que sigue creo que puede ser de utilidad para la lectura de la novela La casa de Jampol de Isaac Bashevis Singer
Mapa de la zona de Asentamiento
Pese a que los judíos fueron poco a poco adquiriendo nuevos derechos, sobre todo tras la reforma de emancipación de 1861 [La base legal de la reforma fue el Manifiesto de Emancipación del zar del 3 de marzo de 1861. El Manifiesto otorgó derechos completos de ciudadanos libres a los siervos y prescribió que los campesinos serían capaces de comprar las tierras de los propietarios.], todavía se les recluía en la Zona de Asentamiento :
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-->y se les sometía a restricciones en lo que respecta a derechos a propiedad y en el acceso a ciertos empleos. Todos estos avances y el status quo de los judíos acabarían por desaparecer bruscamente tras el asesinato del Zar Alejandro II, del que se acusó falsamente a los judíos y que iba a producir unos niveles de violencia antijudía y de inmigración sin precedentes.  
Pogromos
El asesinato del Zar originó una oleada a gran escala de revueltas antijudías, denominadas pogromos entre 1881 y 1884. Durante el estallido de 1881, los pogromos se limitaron fundamentalmente a Rusia, aunque también hubo uno en Varsovia en el que fueron asesinados doce judíos, muchos otros fueron linchados quedando malheridos, numerosas mujeres fueron violadas y la comunidad sufrió pérdidas económicas por valor de más de dos millones de rublos. El nuevo zar Alejandro III culpó a los judíos de los disturbios e impuso una serie de duras restricciones a la libre circulación de los mismos. Los pogromos continuaron dándose de forma habitual hasta 1884 con el apoyo tácito del gobierno que miraba para otro lado. Todo esto provocó un cambio fundamental en la historia de los judíos polacos y del resto del mundo. La mejor consecuencia de estos hechos dramáticos fue que provocaron una grandísima oleada de inmigración judía hacia América, ante todo hacia Estados Unidos

Haskalá y Halajá

La Ilustración judía, llamada "Haskalá", empezó a extenderse por Polonia a principios del siglo XIX defendiendo ideas y valores seculares. Los defensores del movimiento (los Maskilim) abogaban por la integración de los judíos en la cultura predominante. Al mismo tiempo hubo otro grupo de judíos, seguidores de la Halajá, la ley rabínica, que hacían énfasis en los valores tradicionales y en el estudio del Talmud y de la Torá, dando una respuesta judía a los problemas éticos derivados del antisemitismo y las persecuciones (un ejemplo de esta corriente fue el Movimiento Mussar. La judería polaca se vio bastante menos menos influida por los valores que proponía la Haskalá que otras comunidades del oeste de Europa, que luchaban por integrarse (sobre todo tras la Revolución francesa) y por el contrario reaccionaron a la agresión laicista con una fuerte revalorización de la cultura judía y de su vida religiosa basándose en la Halajá (las leyes rabínicas), siendo incansables fieles ante todo del Judaísmo ortodoxo e incluso del Judaísmo Jasídico y más tarde, a mediados del siglo XIX, adaptándose al Sionismo Religioso.
FIESTAS JUDÍAS 
El ciclo de festividades judías comienza con Rosh Hashanah, el año nuevo judío, en el mes hebreo de Tishrei, que suele ser a finales de septiembre y principios de octubre. A Rosh Hashanah le sigue Yom Kippur (Día de la Expiación) y Succot (Fiesta de Tabernáculos). Durante cada una de estas festividades, hay determinados días festivos en los cuales empresas e instituciones gubernativas permanecen cerradas. Los israelíes suelen llamar al mes Tishrei "el mes de vacaciones" y suelen aprovechar estos días de descanso para salir de su residencia habitual. A menudo se posponen muchos asuntos importantes para "después de las vacaciones".
El segundo período vacacional del calendario judío es en primavera, cuando tienen lugar las festividades de Purim, Pascua (Pésaj) y el Día de la Independencia, durante los meses hebreos de Adar, Nissan e Iyar, que se corresponden con marzo, abril y mayo. Durante la Pascua muchas empresas cierran y los numerosos días libres posibilitan que los israelíes salgan de vacaciones.
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Lo dicho hasta aquí, creo que puede servir a cualquiera que quiera acercarse a la lectura de esta u otras novelas de Bashevis Singer (la continuación de ésta titulada Los herederos, o  La familia Moskat, El mago de Lublin..., e incluso Sombras sobre el Hudson pues todas ellas están cargadas de referencias judaicas muy fuertes.
Y lo que viene a continuación son unas brevísimas impresiones, positivas y negativas q ue la lectura de la novela me suscitó. Entre las positivas estarían las siguientes:
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  • El sabor a literatura decimonónica que desprende. Concretamente me ha recordado a Tolstoi en Guerra y Paz; también a los escritores naturalistas por sus alusiones a Darwin, Lamarc y otros
  • Abdul-Hamid (último sultán otomano que al acceder al trono en 1876 retrasó en varias décadas el acceso de Turquía a la época moderna). Es citado por Ezriel junto a la reina Victoria como ejemplo y contrapunto de la falta de interés por la vida de los seres humanos; al contrario de lo que desea Ezriel con su vocación y estudios de médico.
  • Me ha gustado por el conocimiento que me ha dado de las maneras de vivir de los judíos ortodoxos  (asideos), así como de la encrucijada en la que se vieron en esa Polonia ocupada por los rusos en 1863-1881. Esta encrucijada es el asunto del relato y está presente en las parejas: Clara vs Zelda; Clara vs Calman; Shaindel vs Ezriel. La evolución del antiguo rabí de Jampol, Menachem Mendel, padre de Ezriel y de Mirele –que ahora estudia peluquería [“trabajo y gano dinero. Soy independiente”]- en Varsovia marca el asunto del relato.

Y entre las no tan positivas:
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  • La manera de escribir, claramente superada. Así, esa agonía delirante del rabí de Marshinov no tiene nada que hacer con, por ejemplo, la agonía presentada en La muerte de Artemio Cruz por el mexicano Carlos Fuentes.
  • El exceso de tecnicismos semíticos que, a veces, al no estar en esa cultura, algunos se me escapaban: filacterias, mezuzav, El Talmud (tradición oral), la Torá [el Pentateuco] (tradición escrita). La halajá (‘ley judía’ en hebreo) subordina la autoridad del Talmud a la de la Torá.  

A resolver las anteriores dudas léxicas ha obedecido la primera parte de esta entrada.